La traición de Adán Capítulo 09: Otro engaño



Después de la sorprendente petición, Adán salió lentamente de la habitación de Carmen, pensando a toda velocidad en qué era lo que debía hacer; agradeció que Pilar se comportara como la supuesta hija sufrida y angustiada por el estado de su madre, ya que según palabras de una asistente con la que se encontró fuera de la habitación, había dejado recado que iría al baño a mojarse la cara un momento, para recomponerse.

–Diablos.

Si antes creía que las cosas estaban complicadas, en esos instantes todo era una maraña; no podía seguir en esa situación, utilizando frases a medias, aparentando estar de parte de todo el mundo cuando no estaba otro de los involucrados. Como asistente de la artista, su obligación debía ser estar siempre dispuesto a apoyarla, pero la aparición de Pilar y las acciones del abogado lo ponían en un pie difícil; con la aparente recuperación de Carmen, pero sin saber a ciencia cierta lo que había hablado con su hija, parecía que estaba equilibrándose en un terreno demasiado delicado. Optó por llamar a lzurieta.

– ¿Qué?

Desde luego que se sorprendió al escuchar sobre la petición de Carmen, más que de saber que se estaba recuperando, pero como buen zorro viejo, reaccionó en segundos.

–No hagas nada hasta que yo esté allí.
–Aún no sabe que se lo dije.
–Yo me encargo de los ataques de histeria de Carmen –replicó el abogado–, estaré allí en cinco minutos.

Así fue. Cinco minutos más tarde, Izurieta estaba presente en la clínica con cara de pocos amigos; por suerte Pilar aun no aparecía.

– ¿Por qué no me llamaste de inmediato?

Obviamente Adán estaba perdiendo puntos, pero ya tenía pensado cómo recuperarlos; utilizó a su favor los mismos hechos que hasta ese momento se habían desarrollado, permitiéndose mostrar un lado más vulnerable.

–Porque estoy con Pilar a mi lado. ¿Qué cree que iba a decir ella si sabía que yo estaba en comunicación directa con usted, cuando según sus propias instrucciones debe parecer que estoy del lado de ella?

Izurieta lo miró fijamente. Adán suspiró, como tratando de calmarse.

–Estoy hecho un manojo de nervios con todo esto, Pilar me monta un espectáculo, Carmen y ella hablan como si nada de lo que usted me dijo hubiera pasado, tengo que hacer y deshacer los planes sobre la marcha, y además Carmen me pide que la saque de aquí.

El hombre mayor sopesó sus palabras unos momentos; lo de confundir la identidad de Pilar con alguien más no había resultado como se lo esperaba , y ahora el asistente de la artista estaba improvisando lo mejor que podía.

–Está bien, está bien, sé que estás bajo presión, todos estamos igual –se disculpó en su estilo–. Ahora déjame hablar con Carmen a solas, tú encárgate de entretener a Pilar con cualquier excusa mientras veo si logro hacerla razonar.

Ser sacado de escena otra vez no era lo que tenía en mente, pero no tenía argumentos válidos para forzar los acontecimientos sin llamar la atención, de modo que tuvo que resignarse nuevamente.
Unos minutos más tarde, Pilar y él se reunieron con el abogado en la cafetería de la clínica.

–Pilar, supe que habías tenido un inconveniente con la policía ¿Está todo bien?

La preocupación de ese hombre sonaba completamente falsa, pero la joven decidió ignorar ese asunto, al menos de momento.

-Sí, todo fue un malentendido, gracias por preguntar.
-Bien. Escucha, Te pedí que vinieras para comunicarte algo: tu madre quiere salir de aquí ahora mismo, y necesito que no te opongas.

La joven se mostró menos sorprendida de lo que Adán hubiera esperado.

–Me imaginaba eso ¿Y cuál es su argumento?
–Que se siente bien, y estoy casi seguro de que cuando la examinen, los especialistas no van a tener dudas de esto. Ella es muy fuerte.
– ¿Y qué se supone que va a pasar después?
–Por lo pronto, acompañarla con Adán a su departamento, yo voy a encargarme de los asuntos de la clínica.

Pilar asintió resignada, y eso llamó la atención de Adán. ¿Ese era entonces su nuevo plan, verse como la sufrida hija de Carmen y apoyarla mientras preparaba la siguiente puñalada? ¿O había algo allí, en esa historia madre–hija, que ni él ni el zorro de Izurieta sabían? No podía quitarse de la cabeza la sensación de que las cosas no eran como aparentaban, y que el trasfondo de esa extraña relación iba más allá de un distanciamiento, e incluso de una operación fraudulenta.

Casi a las seis de la tarde, los tres llegaron al departamento de Carmen, que estaba ubicado en el barrio más moderno y al mismo tiempo, sencillo de la ciudad; era un sitio de moda para artistas de todo tipo, y por las calles y paseos peatonales abundaban tiendas temáticas, cafés de conversación, y pequeñas muestras de arte de artistas emergentes. Por lo que él sabía, la constructora le había ofrecido el departamento a un precio especial, ya que el tenerla como cliente era una excelente publicidad.
El departamento, por supuesto, tenía la firma de arte de la propia Carmen, pero con un gusto que rozaba en lo minimalista. Claramente no había sido decorado por ella, porque más que una vitrina suya, parecía un elegante pero momentáneo asentamiento.

– ¿Qué piensas hacer ahora, mamá?
–Prepararme para mi inauguración, por supuesto –replicó la mujer, sentándose en el sofá-. A propósito ¿Por qué sigues aquí, Adán? Supongo que con todo lo que pasó debes estar retrasado, y falta muy poco.

Adán la observaba en silencio: se veía notablemente mejor, casi podía decirse que estaba como de costumbre, excepto por la ropa desarreglada y el hecho de verla sentada en vez de paseando de un lado a otro como lo haría en una situación así.

–Solo quería asegurarme de que estás bien.
–Claro que estoy bien Adán, no me he muerto, todavía.

Agregó un dejo sarcástico al final de la oración. Ni él ni Pilar acusaron el golpe.

–Entonces me retiro. Sabes que por cualquier cosa estoy en línea directa.
–Estaremos en contacto.

Una vez que el hombre salió del departamento, madre e hija quedaron a solas.
Pilar se sentó; qué curioso, se sentía como una extraña en la casa de su propia madre, y ella misma no ayudaba mucho con eso.

– ¿Por qué volviste?

Pilar volvió a sentir el cuerpo rígido ante la amenazadora voz de su madre. Entonces lo del hospital solo había sido un momento de debilidad de alguien que en comparación con ella era demasiado fuerte.

–Ya te lo dije, volví solo para estar un tiempo; además quería visitar tu inauguración, ver de qué se trataba tu obra, en vivo y en directo, nada más. Después las cosas se sucedieron muy rápido, solo hice lo que se me ocurrió que sería lo más adecuado.
–Quiero dejarte claro –intervino la artista, hablando despacio-, que nada de lo que has hecho ahora cambia nada de lo que pasó antes. Solo quería que supieras que valoro lo que hiciste por la galería.

La actitud de Carmen era por lo demás contradictoria, pero Pilar volvió a sujetarse de un clavo ardiendo, es decir a la pequeña porción de su madre que estaba cerca de ella.

–Lo que no entiendo es qué es lo que está sucediendo con la galería de arte, me refiero a por qué te alegra que yo detuviera la inauguración que estaba en manos de Adán, cuando fuiste tú misma quien lo autorizó a hacerlo.

Carmen se puso de pie resueltamente, pero eso no había ocultado del todo que fuera tomada por sorpresa por la pregunta de su hija; hasta ese momento, la aparición de ella en la ciudad era un elemento que no consideraba, pero al estar ahí, podía aprovechar su pantalla de hija dedicada para mantenerla ocupada, mientras retomaba el control de sus asuntos, y se hacía cargo del cuadro.

–Eso no es de tu incumbencia.
–Pero al menos dime qué es lo que pasó.

Carmen guio sus pasos a través de la sala. Por una parte seguía desconfiando de su hija y no creía ni una palabra de lo que le había dicho, pero por otro lado, le serviría mucho más tenerla cerca para poder vigilarla.

–Las cosas cambiaron en el último tiempo.
– ¿Es algo que tiene que ver con él?
–Adán no tiene nada que ver con esto, él es mi colaborador más importante, de hecho ha sido fundamental en el armado de la galería. Es un hombre inteligente, rápido, que se adapta a mi trabajo, y se preocupa de hacer que todo funcione de la forma más adecuada, decidiendo y actuando.

Pilar se sorprendió al encontrar en esas palabras más admiración y afecto del que jamás ella había recibido.

–Entonces hay algo que se interpone, o de lo contrario no estarías tan nerviosa.

Carmen dio con el punto. La forma de utilizar esa actuación de su hija como método de control.

–Es la verdad. Hay algo que se interpone, y por eso es que creí que se trataba de ti, como te darás cuenta las cosas confluyeron.
–Pero mamá, ya te dije que yo no...
–Eso no importa ahora –la interrumpió con tono más firme–, lo que importa es que la inauguración de mi galería es muy pronto y ya que estas aquí, me podrías ayudar.

Pilar esbozó una sonrisa nerviosa; no era ni de cerca lo que esperaba escuchar, pero se acercaba lo suficiente a un advenimiento; quizás, ahora que estaba en el país, podría lograr que las cosas comenzaran a arreglarse.

–Solo dilo.
–Necesito contactar a la directora de la revista Obra maestra, se ha negado a darme una cita y asumo que no va a ir a mi inauguración; necesito que ella también esté, no puedo tener ausencias.
–Hablaré con ella lo más pronto posible –dijo Pilar de inmediato.
–Muy bien, ahora déjame sola, necesito prepararme para todo lo que hace falta.
–Está bien.

Pilar salió del departamento de Carmen sin saber muy bien qué pensar; la actitud de su madre parecía ser la misma de siempre con respecto a ella: la trataba como si fuera una persona peligrosa, sin querer establecer ningún punto de acercamiento, pero al mismo tiempo, había permitido que la acompañara desde la clínica hasta su casa, y de algún modo, dejado que la ayudara en algo relacionado con la galería, que era tan importante para ella. Eso no había estado en sus planes en un principio, pero siempre había querido restablecer el contacto con su madre, por lo que, después del infierno de hace algunos meses atrás, las cosas tal vez comenzaran a mejorar.

2


Micaela estaba ordenando algunas cosas en su departamento, haciéndose a  la idea de que estaría en el país por al menos dos meses; lo que en un principio fue un plan práctico y rápido, se convirtió en un trabajo temporal, un departamento arrendado, y tener que adaptarse de nuevo a la forma de vida en esa ciudad. No tenía muchas cosas consigo del viaje, pero sacó algunas pertenencias que dejó en una bodega al momento de salir del país, y ahora le daba la impresión de que nunca terminaría de ordenar. Estaba en eso cuando tocaron el timbre.

–Qué puntual.
–Hola.

Esteban entró al departamento en una tenida tan informal, que casi parecía otra persona: él llevaba polo y jeans, el cabello revuelto y un aspecto de total descuido que lo hacía mucho más real que la cuidada tenida de oficina.

–Cielos, cuando dijiste que estabas ordenando un poco te quedaste corta.
–Te dije que estaba recién llegando al país -replicó ella, encogiéndose de hombros.
–Pues entonces empecemos de una vez.

Pasado un rato, ya se había roto el hielo y ambos movían cajas mientras bromeaban. Micaela se había dato cuenta de que él era mucho más agradable de lo que parecía en su versión formal, y eso era agradable al trato.

– ¿Así que rockeas? eso explica por qué parece que estás dentro de una cárcel cuando llevas traje y corbata; cuando te vi por primera vez, me pareció que no estabas cómodo vestido así.

Esteban rio.

–Lo mismo digo. Oye, y hablando de cosas que no son muy agradables pero que de todas maneras hay que hacer, una de estas noches tengo un evento del que no puedo escapar y no tengo quién me acompañe ¿Qué dices? Habrá mucha gente estirada que finge ser amistosa, medios de prensa social sacando las mismas fotos de siempre y una ceremonia aburrida donde todos pondrán cara de estar pasando el mejor momento de su vida -sonrió -. Pero la parte buena, es que es de los eventos donde hay aperitivos por todas partes y el trago es de buena calidad.

Micaela trataba de mover una gran caja, pero tuvo que dejarlo en manos de él.

– ¿Ahora estás invitándome a salir?
–No, es solo que el evento es de la empresa y no puedo decir que no, así que me aburriré solo, y una amiga me serviría muchísimo.
– ¿De qué se trata?
–La inauguración es la galería de arte de Carmen Basaure, es una artista conocida, supongo que te suena el nombre.

A Micaela se le cayó de las manos una caja, que por suerte solo contenía papeles.

– ¿Qué fue algo que dije o qué?

Micaela se demoró algunos segundos en recoger la caja, y aprovechó de recogerse el cabello para darse tiempo de recuperar la compostura. Eso daba para pensar que la suerte la estaba persiguiendo, o enviando mensajes muy evidentes, los que a fin de cuentas , parecían un acoso.

– ¿Estás bien?
– Claro –replicó ella, mecánicamente–, creo que la caja tenía un borde filoso o un corchete, por eso la solté. ¿Y tu empresa qué tiene que ver con la galería de arte?
–Casi nada, es solo que ya sabes, el negocio inmobiliario tiene muchas implicancias y creo que es porque el dueño de las instalaciones de la galería es amigo de nuestro jefe máximo. Así que ¿qué dices?

¿Qué podía decir? ¿Que no podía ir porque estaba peligrosamente relacionada con la gente de la galería y porque era el último lugar al que quería ir? Ya había decidido extirparse todo lo que tuviera que ver con Pilar, pero terminar en la inauguración de la galería de arte de su madre no estaba entre sus primeras opciones. Por otro lado, Esteban podía ser muy agradable y amable, pero apenas lo conocía, no podía simplemente hablar de cualquier asunto.

– ¿A qué hora es?
–Mañana en la tarde, a las ocho.
–No es exactamente lo que considero un gran evento, pero es que no tengo cómo decirte que no cuando estas siendo tan lindo en ayudarme.
–Mira, para terminar de convencerte te ofrezco unas cervezas luego del evento.

Micaela suspiró; era una locura, una acción kamikaze, pero al mismo tiempo, podía ser útil para su plan de librarse de tantos recuerdos que la presionaban.

–Hecho.

3


Esa tarde, Adán estaba llegando a la galería de arte para retomar sus labores. Estaba cansado, pero principalmente preocupado por el curso que habían tomado los acontecimientos; de momento, la situación parecía estar bajo control, pero la aparición de Pilar, sumada a el inesperado malestar de Carmen y su extraña reacción ante la aparición de su hija, hacían que el panorama fuera meros estable de lo que tenía en mente en un principio.
Faltaba un día y poco más de una hora para la inauguración, y todos los medios de prensa estaban preparados para asistir al evento artístico del mes, y probablemente, del semestre; en los páginas sociales, ya se había adelantado como un panorama imperdible, y al menos en tres medios electrónicos fueron publicatas notas acerca de la importancia de la madurez en un artista, en contraposición con la juventud, que si empre es puesta por delante. Muy probablemente, después de la inauguración de la galería, era seguro que esos medios retomaran el tema, para focalizarse en el significado de la nueva muestra de arte, y el peso de una artista con años de trabajo a su espalda.
Tenía en su poder nuevamente el control del trabajo en la galería, y sabía que tenía muy bien aleccionado al personal para que cumplieran sus órdenes; por lo que sólo quedaba esperar a que al día siguiente, todo funcionara de acuerdo al plan.
Los dos cuadros seguían ocultos en el taller, pero habiendo estado una cierta cantidad de tiempo fuera, decidió comprobar que todo estuviera en orden; comúnmente no se preocupaba más de lo necesario por asuntos de seguridad, y sabía que la galería había quedado cerrado y protegida por el sistema de alarma en su ausencia, pero de todos modos, se tomó unos instantes para verificar que la obra de arte mantenida en secreto por la artista y su misteriosa copia estuvieran en el mismo sitio; después de comprobarlo, iba a revisar algunas notas, pero se le ocurrió que tal vez Carmen no tuviera pensado desde un principio decirle cuáles eran los motivos de su ataque, o qué historia se tejía entre ella y su hija, y si era así ¿No estaba quedando fuera de la jugada? Después de lo de los cuadros, y su intervención rápida al respecto, sabía que contaba con el aprecio y la confianza de la artista, pero eso no quería decir que fuera suficiente como para confiar en él asuntos personales; sin embargo, estaba seguro de que todo ese misterio con respecto a la colección Cielo y la intervención de Pilar para venderla a espalda de su madre, no había terminado ahí, y que de alguna forma estaba relacionado con el presente.
Se trataba de un juego del que no podía quedar fuera, al menos no mientras no consiguiera más de lo que tenía en el momento; la galería debía inaugurarse con éxito, y él debía permanecer junto a Carmen el tiempo suficiente, para que su nombre fuese recordado en el mundo empresarial.
Paro pudor volver a sentirse en control de los acontecimientos, era vital que contara con mejores armas a su favor, y a partir de ese momento, no bastaba con ser un hombre eficiente y listo; no podía permitirse fallar, y como estaba siendo dejado a un costado de la artista, su única opción era tomar las armas y decidir con anticipación: la única forma, era espiarla, saber todo de ella, y usar esa información en su favor.


Próximo capítulo: Presentación


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