Las divas no van al infierno Capítulo 08: Cuatro minutos


Disfruta este episodio al ritmo de esta canción: Cuatro minutos


El martes pasó como una exhalación para todos, y las veinticuatro chicas estuvieron en las instalaciones del canal Vive, ubicado a veinte minutos de distancia de la productora en donde tendrían lugar las clases. Antes de los seis de la tarde, todas estaban en el lugar, con bolsos y maletas a cuestas y muy nerviosos. Marcos las recibió sonriente en la sala de espera donde todas aguardaban, y les entregó de inmediato tarjetas de identificación.

—Bienvenidas, niñas. Ahora escuchen muy bien porque esta es la única oportunidad que tendré de ayudarlas desde ahora hasta que termine el programa.

El silencio fue instantáneo en el grupo, y todas prestaron atención a lo que el hombre tenía para decirles.

—A las seis en punto saldrán de aquí, caminarán por el pasillo y entrarán en lo que se ha denominado “El área de trabajo”

Lisandra se sintió mucho más nerviosa a medida que escuchaba; desde que fue él quien les anunció que tendrían que producir su propio espectáculo, sentía que Marcos iba a ser el portador de las noticias más angustiantes.

—No es un nombre muy original, pero les va a encantar el lugar, estoy seguro; ahora, en toda esa zona y las relacionadas hay cámaras en el techo, y un equipo de camarógrafos que seguirán todos sus movimientos. Desde las seis, en las cuentas oficiales de Pictagram, Lifebook, Veeter y Mero se podrán seguir las actividades de todas ustedes, y el programa decidirá si hacer breves tomas en vivo, mostrar fotografías o grabar y subir después un resumen, así que les recomiendo que simplemente se olviden de las cámaras y hagan como que no existen.

¿Cómo iba a hacer como si no existiera un montón de gente siguiéndola a todas partes? Nubia se sintió apabullada, más aún al recordar que bajo las cámaras no sólo estarían ellas, sino toda la producción y equipo del canal.

— ¿Podemos enviar un saludo o recomendar que nos voten? —preguntó Margara.
—No cariño, ustedes no pueden y no deben hablar con las cámaras, es una norma del programa y quita puntos si lo hacen —replicó él con una amable sonrisa—, que no se les olvide. Ahora, les quedan cinco minutos, así que salgan ahí, sean las mejores y demuestren todo lo que han aprendido hasta ahora.

Dicho esto, se despidió y salió de la pequeña sala, dejando a todas con una inconfundible sensación de nerviosismo; los cinco minutos pasaron muy rápido, y la puerta volvió a abrirse, siendo Sandra quien apareció, haciendo un gesto a todas para que avanzaran.

—Llegó el momento chicas; el lugar es todo suyo.

Charlene no pudo dejar de ver en ella una sonrisa de maligna satisfacción; se dijo que definitivamente era una mala persona, que de seguro estaba esperando cualquier oportunidad para perjudicar a los demás. Salió de la sala con su mejor actitud, mirando al frente decidida, fuerte y dueña del mundo, pero no pudo evitar quedar algo abrumada al ver lo que la producción había dispuesto en ese lugar. El pasillo era alto y ancho, e intercaladas con las luces, decenas de cámaras como ojos estaban orientadas hacia abajo, activadas y captando cada uno de sus movimientos; tras un avance silencioso y tenso, llegaron a otra puerta, que fue abierta por un asistente.
La luz inundó la mirada de totas al entrar; el “área de trabajo” como había sido descrita por Marcos, era un enorme recinto cerrado, dentro del cual había por lo menos quince camarógrafos, además de asistentes de sonido y ayudantes, quienes al momento de percibir la entrada del grupo se volcaron a grabar desde todos los puntos de vista. Nubia sintió que se le subían los colores a la cara ¡Estaban grabándola en ese preciso momento! Por un instante no supo qué hacer, pero luego se ordenó conservar la calma “Esto es lo quiero hacer, puedo lograrlo” se dijo con fuerza mientras miraba alrededor: Vio que había módulos individuales similares a un tocador, con espejo y cajones, y estos estaban dispuestos en las paredes de izquierda y derecha; en la que correspondía a la puerta por la que entraron, había cuatro puertas , tres de las cuales lucían llamativos letreros que decían Vestuario, escenografía y extras y una última sin nombre. En la pared restante se podía ver una gran pizarra, que lucía cubierta con una tela negra que impedía ver lo que se escribió en ella.

—Gracias por venir, las estaba esperando —saludó Vicenta—, estoy muy emocionada, este es un gran día para ustedes.

Charlene estuvo a punto de preguntarse qué mosca le había picado, pero reaccionó en las cámaras; por supuesto, Vicenta podía ser malvada y disfrutar humillándolas, pero seguro que no era ninguna tonta. De seguro se mostraría como una maestra cercana y empática cuando estuvieran frente a las cámaras.

—Ahora chicas, como saben —indicó la mujer—, hoy tienen su primera presentación, y la palabra para hoy es desafío.

Márgara mantenía una actitud de atención completa; se dijo que ese era el momento indicado para intervenir.

— ¿Cuál va a ser ese desafío? Muero por empezar ahora mismo.
—Estoy segura de eso —replicó la maestra—, así que no las voy a hacer esperar porque el tiempo apremia.

Quitó la tela negra de la pizarra, dejando a la vista un total de sobres de colores equivalente al número de participantes, cada uno de ellos con un nombre escrito.

—Dentro de esos sobre, está escrito lo que deben hacer; no olviden que tienen tres horas para disponer de los elementos, armar una presentación y estar listas, porque a las nueve deberán entrar al estudio y ya no será posible hacer más.
Su participación en el programa se divide en tres etapas: imaginar, de acuerdo a la idea que les presentamos, construir junto al equipo y todo lo que les facilitamos, y desde las nueve de la noche, presentarlo en vivo ante todos. Por favor tomen cada una un sobre, y comiencen a trabajar, su público las espera.

Las chicas avanzaron hacia la pizarra con mucha más calma de la que se habría visto en ellas en una clase común, y ante los ojos y lentes de todos fueron tomando cada una el sobre que le corresponda. Lisandra abrió su sobre y se quedó un momento inmóvil, mirando el texto que definía su participación en esa jornada.

—Amo esto —estaba exclamando Sussy a un costado—, esto va a ser muy divertido, estoy segura.

No sabia qué le había tocado ni le importaba, porque en ese momento sólo le interesaba que tenía la mente en blanco y el tiempo descontando cada segundo; arrastró sus cosas hacia uno de los módulos y fingió estar ordenando todo con calma, mientras alrededor todas se movían o pedían indicaciones acerca del lugar.
Timbres.
En sus ratos libres había estado investigando y haciendo lo posible por instruirse, pero con ese desafío en mente, sentía que nada tenía utilidad, que todo lo que vio y estudió no tuvo sentido ¿Cómo iba a hacer una presentación artística basada en timbres y usando cintas blancas y color rojo? Pasó por unos segundos de auténtica desesperación, en los que quiso dejar de fingir que todo estaba bien, pararse y decirles a todos que eran unos entrometidos, y que sus pruebas eran estúpidas; pero ese instante de desesperación y angustia pasó, y aunque se sentía expuesta y observada, se dijo que tendría que hacer algo, que, si se trataba de una prueba, seguro había forma de resolverlo. Respiró lento y profundo, se miró en el espejo y se ató el cabello en una cola alta, despejando el rostro y preparándose para inventar cualquier cosa que fuese posible con tal de superar esa dificultad.
Los camarógrafos apuntaban alternadamente en una dirección u otra, buscando captar todo lo que estaba pasando, y aunque se sabía delatada en un estado de nerviosismo, rogó que pareciera lo suficientemente normal, como parte de lo esperable para un primer día. A través del reflejo de su espejo, entre los lentes de las cámaras y el movimiento, pudo ver que en un reloj de pared se indicaba que daban las seis y diez de la tarde, lo que significaba que ya había perdido más tiempo del que podía permitirse.

2


Aaron Love sabía que su aspecto era la carta de identificación más clara de quién era en el mundo del espectáculo; estaba lejano el tiempo en que fue un animador de festivales de localidades menores, así como también estaba lejos el rostro que tuvo en esos años. A los cuarenta, era un hombre alto y fornido, de excelente condición física y rasgos bien definidos; el cirujano lo había convertido muy de a poco en un hombre atractivo, de mentón cuadrado y firme, pómulos marcados, nariz recta y piel bronceada, siempre perfecta, que combinaba con su cabello negro siempre peinado a la última moda.
La asistente de maquillaje dio los últimos toques, que él dio por aprobados al mirarse en el espejo, se puso la chaqueta color gris brillante salió del cuarto de asistentes.

—Chicos, espero que todo esté listo.
—Estamos listos —replicó uno de los asistentes.

De forma oficial sería el primer integrante del programa en aparecer en pantalla, y eso le daba una satisfacción interna; mientras los otros grababan a las chicas para compartir sus primeros pasos en la competencia, él entró en el gran escenario donde iba a tener lugar la batalla por el protagonismo. De pie, erguido, imponente y orgulloso, dirigió una mirada al frente, y asintió en cuanto uno de los directores de piso le indicó que estaban listos para empezar.

—Llegó el momento.

Una ligera mirada hacia arriba, para confirmar que los micrófonos estaban en posición, la luz en la cámara central encendida, indicando que comenzaba a grabar, y realizó su gesto habitual de sacar el micrófono del bolsillo para empezar.

—Buenas tardes, damas y caballeros, es un placer estar aquí, frente a ustedes, para comenzar este hermoso camino al estrellato, el Siempre divas.

El hombre se movía con total soltura por el escenario; cuando estaba ahí, nadie más que él dominaba la escena.

—Hasta ahora han visto muchos anuncios —explicó, con voz seductora—, comerciales y afiches de todo tipo, pero, para que quede muy claro, voy a explicarles de qué se trata este programa: tenemos a veinticuatro maravillosas chicas, veinticuatro joyas esperando ser descubiertas por ustedes, y por primera vez el destino de su talento estará en las manos de cada uno de ustedes ¡Sí! —recalcó con alegría—. Hemos visto tantos programas de televisión en donde la votación del publico no es relevante, que nos cansamos de eso.

Se desplazaba frente a la cámara, recorriendo el escenario de punta a punta, y luego fue hacia el mesón del jurado consejero a un costado, sentándose sobre él con soltura.

—La dirección del programa decidió que era momento de hacer algo diferente, dejar esas votaciones del jurado que cambian a última hora el resultado, o esos votos por mensaje que llegan a una casilla misteriosa ¡No más! En este programa, para votar por tu favorita, sólo tienes que hacer un post en tu cuenta de Pictagram, Lifebook, Mero o Veeter con el hashtag de tu elegida durante el tiempo de presentación de ella en ese escenario —señaló hacia donde había estado momentos antes—, y listo, la chica que tenga más votos será la ganadora del día.

Se levantó y fue hacia el espacio dedicado al público, cuyas butacas aún estaban vacías.

—Sin embargo, un programa de talento como éste, en donde las chicas tienen que enfrentar desafíos de baile, actuación y creación sería un poco aburrido si cada día sólo fuera sobre verlas a todas y decidir una ganadora, así que nuestros creadores han decidido crear mini concursos; uno de ellos es responsabilidad del público en este estudio, que decidirá una ganadora por la presentación más divertida, y esa chica recibirá un bonus de cuatro minutos para presentar algo nuevo, totalmente improvisado, y tener una mejor opción de salvar de la eliminación semanal. Además, desde sus casas ustedes también podrán elegir a la más bella, la más creativa y la más elegante, y cada una de ellas se llevará a casa un set de productos de nuestros anunciantes.

Esperó, sabiendo que en esa pausa la pantalla que veía el publico quedaría dividida, y la gente podría ver los logos de las marcas de maquillaje, ropa, zapatos y alimentos saludables que auspiciaban el programa. Él mismo ya había recibido en su casa una adornada caja con multitud de regalos sin tener que pedirla.

—En este momento las chicas ya están en el área de trabajo, pero antes de ir a dar una mirada a lo que están haciendo, déjenme explicarles cómo es que funciona este programa: cada miércoles y viernes, a las seis de la tarde, nuestras queridas competidoras estarán aquí con su mejor energía, y conocerán un desafío sorpresa, pensado por nuestro equipo. Cada chica deberá tomar este desafío, y dispondrá de tres horas para coordinar a los estilistas, tramoyas, vestuaristas, bailarines y asistentes de piso, para preparar íntegramente su espectáculo ¿Pueden creerlo? Las participantes crearán todo el espectáculo que presentarán más tarde, así que no hay trampa, ellas serán las responsables de todo.

Aunque Kevin no se lo había dicho de forma concreta, él sabía que todo eso no era más que un intrincado plan para enmascarar la verdad; nada estaba medido por el azar; cada paso que dieran las participantes había sido programado sin que ellas lo supieran. Pero a él que era un presentador, eso no le importaba; mantendría la seguridad acerca de esa mentira todo el tiempo que fuera necesario.

—Así que no se lo pierdan, amigas y amigos, porque dos veces a la semana podrán seguir el trabajo de las participantes en vivo, en directo, a través de nuestros ojos dispuestos en todo este maravilloso estudio ¡Denles consejos en las redes sociales! Si tú le aconsejas algo a tu favorita —prosiguió, indicando a la cámara como si hablara en persona con quien estaba del otro lado—, y ella lo pone en práctica, tú vas a ganar un entretenido premio, que será anunciado durante la emisión del programa.
No lo olviden, apoyen a su favorita usando el hashtag de ella en las redes sociales desde ahora mismo. Ustedes pueden ganar, y serán ustedes quienes decidan quién será la ganadora el día miércoles, y la eliminada el viernes.

Hizo una pausa dramática, en la que las luces se oscurecieron y una música de tensión se escuchó por el lugar.

—Esta semana no habrá eliminación, porque queremos que se acostumbren a nuestras participantes, pero todos sus votos en las redes sociales se acumularán hasta la próxima semana. Hoy ustedes potarán escoger a una ganadora, que se llevará a casa un fabuloso premio; no olviden que también pueden escoger a la más bella, la más creativa y la más elegante, y entre quienes voten por las que resulten ganadoras sortearemos divertidos premios.

Hizo una nueva pausa, mientras se acercaba a la puerta que, escondida tras el escenario, guiaba hacia una zona generalmente vetada para el público. Había llegado el momento de decir qué sería del destino de las chicas a partir de ese momento.

—Les conté de la mecánica del concurso, de los desafíos de nuestras participantes y los premios que ellas y ustedes pueden ganar en cada programa, pero falta algo —agregó con tono solemne—: en este programa buscamos a una nueva estrella del espectáculo nacional, y con una competencia tan estricta como esta, no todo es color de rosa. A partir de la siguiente semana, la ganadora escogida por ustedes disfrutará de la tranquilidad de ser inmune en la votación por eliminación del viernes, asegurando una semana más en competencia; las restantes chicas tendrán que presentarse nuevamente el viernes, y la menos votada por ustedes se irá a casa.
No olviden seguir a nuestras cuentas oficiales desde ahora mismo, sigan a sus favoritas y no pierdan detalle, porque en Siempre divas, a la ganadora la eliges tú. Acompáñenme ahora a dar un vistazo a las chicas, que están comenzando su carrera por ser la mejor.

Finalmente, hombre y cámara entraron en el área de trabajo; en el interior el movimiento era intenso, ya que todas las chicas estaban trabajando a toda máquina en sus proyectos.

— ¿Saben? Realmente no debería estar aquí con ustedes, pero no puedo esperar a que vean lo que estas joyas están haciendo; ahora mismo ellas no pueden hablar con nosotros porque deben estar muy concentradas, así que vamos a jugar a ser sombra, en éste santuario de la fama.

Actuaba como si hubiera una complicidad total con los espectadores, y a la vez ignorando por completo las miradas furtivas de las chicas, que reaccionaban con evidente nerviosismo ante su presencia.

—Por aquí hay pruebas previas de cabello —explicó con tono de familiaridad—, muy importante si quieren tener éxito, porque un cabello fabuloso puede cambiar toda una presentación. Escuchen esto, en este programa, si lo quieres, ya lo tienes, espero que sea lo que querías, porque debe ser en serio, solo di la palabra. ¿A qué me refiero con esto? A que aquí estamos para servirlas y ayudarlas en todo lo que necesiten para que ellas puedan brillar. Y cuando una de ellas gane el premio del público en el estudio ¿Qué es lo que le diré a esa afortunada? No esperes, solo tienes cuatro minutos para salvar el mundo, el reloj está sonando tic toc, tic toc, tic toc.

Hizo una pausa mientras la cámara recorría el lugar, como un ojo vigilante y de momento invisible; pocos segundos después salió del lugar y regresó al escenario, en donde dedicó una flamante sonrisa al público.

—El día es hoy, y pueden comenzar a ver el material disponible en nuestras redes oficiales ¡Miren! La gente ya está comentando con el hashtag Siempre divas ¿Te lo vas a perder? Esta noche somos tendencia, y no te pierdas todo lo que los chicos están preparando: descubre todo en nuestras redes sociales iNos vemos a las nueve de la noche!

Mientras se despedía con elegancia, Kevin observaba todo desde el cuarto de dirección. Sandra llegó en ese momento y le paso una hoja en donde figuraba un gráfico multicolor.

—Diez por ciento de impacto en redes, es lo que esperábamos.

En realidad él esperaba un doce, pero no lo dijo; miró con cierto desinterés el gráfico mientras la suave voz de Sarki se escuchaba en el altavoz de su móvil.

— ¿Ya es el momento?
—Sí, Sarki —respondió con voz amable—, te lo agradezco mucho.
—Hecho —replicó la mujer del otro lado de la conexión—, después me cuentas cómo resultó.

Cortó sin despedirse; incapaz de momento de esperar, el esbelto hombre entró a la aplicación de Pictagram y localizó el perfil de la artista: una foto con encuadre y luz perfectos mostraba a la mujer ante un espejo, con una brocha de maquillaje rozando su mejilla derecha. El texto de la foto contenía un mensaje muy breve, pero poderoso por su significado “Nos vemos esta noche en siempre divas” y agregando el hashtag correspondiente. Esperó un minuto, actualizó, y la foto ya tenía diez comentarios y un par de docenas de corazones; perfecto para el despegue del programa, pero aunque era bueno contar con el gancho de las redes sociales de alguien influyente como ella, necesitaba que las chicas tomaran el protagonismo de esa historia, y eso tenía que ser cuanto antes.
Al mismo tiempo, Sandra revisaba el video del presentador del programa, específicamente la parte en donde estaba dentro del área de trabajo; ahí estaban las chicas, las que serían utilizadas, las pocas que triunfarían, y las que serían descartadas.
No por talento ni carisma.
Sólo por no servir a la pantalla. Y entre ellas, su apuesta secreta, a la que iba a convertir en una estrella, costase lo que costase, incluso en contra de los deseos de Kevin.


Próximo capítulo: Mujer peligrosa

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