Las divas no van al infierno Capítulo 22: Fuerte

Conoce este capítulo al ritmo de: Stronger

Para Charlene, el programa del miércoles había pasado sin mucha trascendencia, ya que las votaciones más bajas fueron Darla, Karin y Carla, y la favorita del público fue Joanna, lo que dejaba a todas las otras en una zona intermedia, sin estar en la cima ni en el fondo.
Ese jueves iba llegando a clases con una gran disposición, pero de entrada Jaim las sorprendió a todas con una prueba por demás inesperada.

—Hoy van a poner a prueba su habilidad de una forma nueva, y estoy seguro de que les encantará; lo que están viendo es una pasarela suspendida por cables metálicos desde el techo, sobre la que tendrán que caminar por supuesto, ayudándose por las manillas que están a una altura apropiada. Como es lógico, tienen que hacerlo en tacones.
—Pero nos vamos a matar —exclamó Esmeralda, con cara de pánico.
—Cómo crees, es sólo cuestión de actitud —replicó él.

Valeria estaba pensando seriamente en decirle que si pensaba que era fácil hacerlo, que lo hiciera él, pero como si estuviera leyéndole la mente, el estilizado hombre se acercó a la pasarela de cinco metros de largo y que estaba suspendida a sesenta centímetros del suelo, y haciendo uso de gracia y estilo se subió en ella.
Se hizo el silencio en el lugar, mientras todas aguardaban aterradas lo que fuera a suceder; sin embargo, Jaim mostró su excepcional talento montado en tacones de doce centímetros, avanzando con una cadencia que hacía moverse la pasarela de forma similar a un puente colgante, mientras alternaba una mano y otra en las argollas. Lo que en alguien con menos talento habría parecido un avance simiesco, él lo convirtió en un desplazamiento elegante, que evocaba el movimiento de un avezado trapecista. Sobre el final, se sentó en el borde, enfrentando a todas con una amable sonrisa.

—Como pueden ver, esto es perfectamente posible. Quiero que salgan de su zona de comodidad y hagan esta prueba mostrando su talento, fuerza y determinación, porque cuando lo hagan van a comprender muchas cosas. Pero esto no es todo.

Nubia estaba feliz por volver, pero no pudo reprimir un ahogo por la prueba que estaba siendo planteada. Al escuchar que él decía que no era todo, no quiso seguir escuchando.

—Me han dicho que pronto habrá nuevos auspiciadores, y uno de ellos tiene un regalo —se bajó dando un elegante saltito—. la chica que lo haga mejor se llevará este hermoso par de zapatos de Christian Louboutin.

Enseñó una caja blanca que contenía un par de la exclusiva marca, que resplandecían con decenas de brillos en colores dorados y plateados.

—Oh por dios.

La increíble factura de los zapatos quedaba en evidencia; cada detalle había sido cuidado en su máximo, mostrando toda la elegancia y valor del cotizado modelo que remataba en una punta aguda con un pequeño listón cromado.

—Son un sueño.
—Así es, y será de la que mejor lo haga —observó el maestro, cerrando la caja—. Tienen media hora para practicar, ensayar y elongar, así que no pierdan tiempo.

2


Vicenta estaba en la reposadera, disfrutando de un descanso para ella muy merecido. Del otro lado de la piscina, Alberto subió al trampolín e hizo un perfecto clavado, para luego continuar nadando; el hombre sabía que su marcada y trabajada musculatura en bañador llamaban la atención, y enseñar sus aptitudes frente a todos siempre alimentaba su ego, haciéndolo sentir más poderoso y fuerte. Salió de la piscina impulsándose solo con los brazos y caminó hacia ella.

—El agua está fantástica, deberías venir.
—Ahora no, prefiero reposar —replicó ella mirándolo de arriba a abajo— ¿No crees que ese bañador es de una tela demasiado delgada? Se te marca todo.

El se miró a sí mismo con una fingida expresión de sorpresa.

—¿No te gusta lo que ves?
—Sí —contestó ella con gesto amable—, pero preferiría que no se rompa con alguna de tus flexiones y hagas un espectáculo.
—No te preocupes, sólo haré espectáculos para ti.

La mujer, que en ese momento llevaba un traje de baño negro que resaltaba su silueta, tomo el vaso largo con infusión Frutal bebió un poco; Alberto era un premio adicional a su trabajo y no iba a desperdiciarlo, pero tampoco podía desviarse de sus labores.

—Tengo que ir a dar clases en media hora. ¿Cómo van las cosas con los bailarines?
—Perfecto, de a poco las chicas están aceptando a varios como amigos o conquistes; la única difícil es Margara.
—Dile a uno disponible que tiene que ser servicial y sumiso hasta parecer idiota, y con eso lo conseguir: sin problemas.
—Vaya, tienes una imagen muy clara de ellas — observó él.
—De todas —replicó ella—, además no es naba difícil. Como sea, ya sabes qué decirle, ahora ponte algo encima y ve al gimnasio, seguro los otros estarán por ahí y necesitas recoger esos informes.

El se arrodilló junto a ella y la miró con expresión divertida.

—¿Qué?
—¿Nos vemos a la noche? —murmuró él, a un milímetro de tocarla—. Creo que tengo algunas buenas ideas.
—Pues habrá que ver si eres tan ingenioso como bueno para hacer ejercicio —replicó con tono cómplice—. Espero un buen rendimiento.
—Todo el que tú quieras.

El hombre se secó, y tras dejar la toalla en uno de los canastillos adecuados al costado de la piscina, fue a su casillero para tomar una remera de tirantes y cambiar el bañador por unos pantalones deportivos; estaba terminando de vestirse cuando una especie de sexto sentido le dijo que alguien estaba observando.

—Nigel —pronunció con voz sin emoción, mientras volteaba.
—Entonces te bronceas sin bañador, eso es muy europeo —observó el otro hombre, apoyado en el umbral.
—Sí, bueno, me gusta mi color de piel ¿Dónde están los demás?
—Repartidos entre el baño de vapor y las máquinas de pesas.

A Alberto no le molestaba en realidad la insistente presencia de Nigel; estaba seguro de sus gustos y de quién era, por lo que era absurdo sentirse presionado. Lo que le incomodaba era que eso pudiera perjudicar el trabajo de todos.

—¿Y no ejercitas?
—Tengo sueño, me acosté tarde anoche.

Bien, tendría que recurrir a otro método para asegurar que no hubiera problemas.

—Nigel, estás un poco desconcentrado en estos días, ¿No lo crees?

El otro hombre sabia que era así, y sabia que Charlene tenía que ver con eso. Más allá de sus objetivos reales, él disfrutaba de esa amistad y la forma honesta en que ella se comunicaba con él; después que simulara entregar datos sin darse cuenta para que ella pudiese copiar la idea de presentación de Lisandra, la rubia se comportaba como una amiga, y eso era algo que estaba afectando su concentración. Se estaba sintiendo culpable por haber descubierto que ella tenía una colaboración con un hogar de niños y filtrado esa información a la producción del programa.

—Sólo es un poco de sueño.
—Sabes que no hablo de eso —repuso Alberto, con seriedad—. Ayer llegaste al límite de la hora, en el último ensayo cometiste errores y lo sabes; que yo no esté bailando con ustedes no significa que no sepa lo que está pasando.
—Está bien, de acuerdo —hizo un gesto de paz con ambas manos, para detener las críticas—, es cierto que he estado un poco bajo, pero lo voy a solucionar.
—Recuerda que el acuerdo en todo esto es por una buena paga, pero hay que hacer todo bien o pueden descubrirnos. Tú mismo dijiste que tu primera prioridad era el dinero.

Nigel se dio un instante para ponerse sentimental; de nada servía y estaba consciente de ello, pero quería hacerlo.

—Me gustaría que esa preocupación por mí no fuera solo por el negocio en el que estamos.
—Nigel —Alberto se llevó las manos a la cara, pero se calmó—, escucha, tú eres el único que queda del grupo original. ¿Recuerdas cuando estábamos en la academia de danza? Nosotros somos los que quedamos, por supuesto que me importa lo que pase contigo; tal vez no sienta lo mismo que tú, pero podemos hacerlo, podemos ser amigos.

Nigel pensó en los débiles nexos entre los que se debatía, y asistió, sonriendo.

—Gracias.

3


Al principio pensó que él la estaba evitando, pero cuando fue el momento de almorzar, Nubia vio a Nick entrando al casino: estaba junto a los demás y llegaron en su dinámica habitual de tomar muchas cosas y salir rápido como era la instrucción que les habían dado.
Y bastó un microsegundo y una mirada para que se transmitiera el mensaje; momentos después recibió un mensaje con un texto breve pero muy poderoso.

«Qué bueno verte aquí.»

Eso bastó para que quedara claro; por supuesto, él tenía que actuar como siempre, como si cualquier eliminación diera igual, y de ningún modo se alegrara de que ella regresara.

—Nubia, hola.

Lisandra se aceró a ella con una botella de agua en las manos, la que movía con cierto nerviosismo en esos momentos.

—Hola.
—Hola —respondió con calma.
—Pues nada, solo quería decir que me alegra que estés de vuelta, hay que estar para grandes cosas.

No era solo un cambio de imagen; Nubia había supuesto que la Lisandra que conoció al principio había muerto, pero ahora que lo comprobaba se sentía muy decepcionada, porque ella era una de las pocas de quien esperaba algo dentro de las participantes. Al mirar hacia atrás, todo parecía un espectáculo bien montado.

—Yo voy a hacer mi mejor esfuerzo, se supone que de eso se trata.
—Sí, y es fabuloso como empiezan a llegar los premios —replicó Lisandra como si no percibiera el cambio en el tono de su interlocutora—, no veo la hora de que Jaim revise el video y diga quién ganó los zapatos, son un sueño hecho realidad.

¿Adonde quería llegar? Nubia casi sintió ganas de reírse, como si todo eso no fuera más que un teatro o algo armado por alguien más. Una puesta en escena preparada por alguien, que exhibía todo lo que pasaba ante espectadores anónimos.

—Espero que ganes tú, sinceramente.
—¿En serio? Gracias, eso es muy gentil de tu parte.
—Es un premio brillante —Nubia se encogió de hombros—, y estoy segura de que tenerlo te haría muy bien, porque eso es lo que quieres. Espero que consigas todo lo que quieres.


4


Valeria había estado aguardando el momento indicado para escabullirse entre los aparadores en donde se guardaban los elementos para las presentaciones; tenía muy poco tiempo, ya que debía volver a seguir preparando su presentación para ese viernes 23.
Había decidido desterrar de su mente los conceptos que tenía acerca de lo que estaba bien o mal; desde que optó por seguir en competencia, aceptó que debería seguir las instrucciones de Sandra sin protestar. Después de todo, si perjudicaba a las otras para que sufrieran accidentes ¿Acaso eso no la beneficiaba? A la larga, si esos tropiezos ajenos despejaban el camino, ella continuaría en competencia por más tiempo y tendría asegurado el triunfo que tanto ansiaba.
Encontró uno de los vestidos que Rebeca iba a utilizar en su presentación, y que sería perfecto para provocarle problemas ese día: estaba hecho de muchos trozos de tela que estaban adheridos con unos broches a presión; sacó de un bolsillo unas pequeñas pinzas y dañó el broche del torso, un poco por arriba de la cintura, y luego lo volvió a ajustar en su sitio.
A simple vista e incluso al moverlo, el broche permanecía en su lugar, pero Rebeca tenía la costumbre de moverse mucho y hacer contorsiones exageradas en sus presentaciones, de modo que cuando lo hiciera, el broche cedería, y con un poco de suerte, al intentar taparse arruinaría su presentación. Estaba guardando las pinzas cuando sintió voces y tuvo que ocultarse en un rincón.

—¿Supiste que se integra un auspiciador de lencería?
—No ¿Cómo te enteraste?

Eran Esmeralda y Mayre. Valeria se quedó en completo silencio para no ser descubierta.

—Escucha esto, no es oficial, pero me di cuenta que la cuenta del programa en Veeter sigue solo a los auspiciadores del programa; el punto es que ahora está siguiendo a Ectoria, y estoy segura que es porque la van a agregar ¿Te lo imaginas?
—Es divino, esos regalos serán maravillosos. Aquí está el pañuelo, vamos.

Así que un nuevo auspiciador. Se le ocurrió que como recompensa por su trabajo extra podría decirle a Sandra que le consiguiera uno o dos obsequios extra.

5


—Damas y caballeros, tengo que hablar con ustedes de un asunto muy importante.

Aaron Love estaba serio, aunque eufórico ante el público en esos momentos; por fin, después de meses al aire, el programa sufriría un cambio y la carnicería entre las participantes estaría garantizaba.

—Me han permitido este espacio antes de comenzar el programa de hoy para resolver una serie de dudas que todos ustedes han planteado en nuestras redes sociales a lo largo de estas emocionantes presentaciones en vivo.
Para comenzar, quiero reafirmar, a nombre del programa, el compromiso serio de todos los involucrados con la transparencia; planteamos ser pioneros en la televisión nacional en dejar que sea el público quien decida qué participante gana premios, quién es la favorita, y quién es la eliminada de la semana, funcionando este espacio como una vitrina para el talento y el carisma.
Lo primero que hicimos fue dejar en manos de las propias participantes su espectáculo: les decimos cuál es el desafío del día y ponemos a su disposición el vestuario, maquillaje, producción y personal para que sean ellas quienes elijan lo que funciona mejor. Pero esto siempre ha ido acompañado de clases continuas en donde nuestros maestros en distintas áreas les dan los mejores consejos para conseguir subir siempre el nivel.
Como segundo punto, mostramos a nuestro público una transmisión en línea del proceso creativo de las chicas antes de subir a escena; ustedes pueden verlas escoger su maquillaje y atuendo, decidir el fondo y preparación de escenario, conociendo su esfuerzo y sabiendo que todas están en igualdad de condiciones.
El tercer punto es no permitir que las chicas hagan publicidad o pidan votos en sus redes sociales. ¿Por qué? Porque la decisión acerca de quién sigue y quién no continúa debe ser por talento y no por peticiones de votos, y eso ustedes lo pueden ver.
El cuarto y último punto es el acceso total a las estadísticas de nuestro programa. Las votaciones en el estudio se hacen a través de un hashtag exclusivo, y las que ustedes hacen en sus casas a través de los que promocionamos en cada emisión; si bien todo eso es público, quisimos ir un paso más allá y disponer de un equipo de analistas de datos que actualizan las gráficas donde se reúnen estos datos, mostrando el número exacto de votos por cada participante y cargando todo esto en el sitio web oficial del programa. Cualquiera puede revisar estos datos y hacer las preguntas que quiera.

Kevin estaba en la sala de dirección, mirando el programa y la practicada declaración de principios del conductor, mientras en la tablet comprobaba que una vez más eran primera tendencia nacional en las redes sociales. En esos días el programa subía durante las tres horas previas al programa, y sin falla se mantenía primero cuando las luces se encendían. Todo seguía de acuerdo con el plan.

—Hemos sido los primeros en ser transparentes, y los primeros en dejar las decisiones en manos de quienes importan, que son ustedes.
Por supuesto, a veces hay contratiempos. A muy poco empezar descubrimos que comenzó a aparecer algo indeseable en los programas donde se utilizan las redes sociales: me refiero a los perfiles falsos; sería sencillo eliminar esos votos o reportar las cuentas para permitir que sean eliminadas, pero eso podría provocar que estos mismos usuarios denunciaran una supuesta manipulación de datos.

Aaron había ensayado esa parte, por lo que adoptó la expresión perfecta de molestia y consternación: lo que estaba diciendo representaba una afrenta para su programa tan querido, y no podía menos que mostrarse alterado.

—¿Cómo enfrentar algo como eso? No podíamos permitir que unos pocos con malas intenciones y demasiado tiempo libre decidieran por sobre la gente real, pero tampoco podíamos permitir que nuestro programa fuera acusado de eliminar votos o cuentas de usuario; así que la producción dispuso que el equipo de analistas de datos, que cada día filtran este tipo de información, tenga la tarea de estar quitándola del grueso de votos auténticos de ustedes, pero sin eliminarlas, para que todos puedan comprobar que esto sucede.
Renovamos día a día nuestro compromiso con la transparencia.

Hizo una nueva pausa, antes de ir con la parte final de su discurso: era el momento exacto en donde todo cambiaba para siempre.

—Ha pasado el tiempo; hemos visto a nuestras fabulosas chicas bailar, cantar, hacer piruetas, las hemos visto volar y brillar. Nos hemos emocionado con su esfuerzo y conmovido con su triunfo, así como hemos sufrido con cada una de las despedidos.
Pero hoy, tras semanas de ardua competencia, de de transmisión al aire y una cantidad muy superior de horas de transmisión a través de nuestras redes sociales. Estamos en la recta final de este programa, y quiero anunciar a las ocho finalistas de su programa siempre divas. Ellas han preparado una presentación especial en grupo, para deleitarlos con su talento y con todo lo que han aprendido durante este tiempo; esta presentación ha sido preparada en conjunto con la producción del programa, y tiene como objetivo demostrar el gran nivel de profesionalismo de estas ocho bellas chicas. Hoy viernes, es su viernes.

Después de esta presentación el público aplaudió, y el escenario se fue a negro de inmediato. Las ocho chicas aparecieron entonces, vestidas con pantalones negros, un top a juego y una peluca rubia con anteojos que impedían saber quién era quién. Cada una traía una silla, que dejó en la parte frontal del escenario, mientras daba una mirada en abanico hacia el público, con gesto desafiante.

—Calla, solo detente.

La que dijo estas palabras se sentó, dando la espalda al público y demostrando que la estrofa sería cantada a partes por todas.

—No hay nada que puedas decir —dijo la segunda.
—He tenido suficiente —agregó la tercera.
—No soy tu propiedad desde ahora —pronunció la cuarta.

Los movimientos eran secos y determinados, practicados con fuerza y estilo; el público aguardaba.

—Tú pensaste —agregó la quinta.
—Que yo no podría hacerlo sola —dijo la sexta.
—Pero ahora soy —anticipó la séptima.
—¡Fuerte! —gritó la octava.

Una vez que todas estuvieron sentadas, se pusieron de pie con determinación, y con la música de fondo silenciada, marcaron ocho pasos hacia el fondo, todas a un tiempo; tras voltear, hicieron algunos pasos de baile, y marcando una perfecta coordinación, avanzaron hasta el borde del escenario, en donde lanzaron la silla de un golpe con el tacón.

—Soy fuerte, y más que ayer. No me importa nada excepto mi propio camino; la soledad no va a matarme, nunca más, porque soy fuerte.

Sandra observaba el espectáculo desde un lugar apropiado al costado del escenario; había sido necesario que todos los maestros trabajaran en esa presentación y que Vicenta fuera especialmente dura con ellas para que todo saliera como estaba planeado.
Ninguna de las chicas se había dado cuenta de lo que importaba esa presentación para el programa: no era sobre mostrar un espectáculo, era sobre enviar un mensaje; ninguna de ellas era más valiosa que el programa, ninguna tenía una identidad por sobre el nombre del espacio, y ninguna habría llegado hasta ahí de no ser por ellos.
Eso era todo, el principio y el fin del asunto, por mucho que nadie lo notara; a fin de cuentas, durante estos meses habían sido moldeadas y entrenadas para obedecer a un estereotipo funcional a la industria: una para cada público, una para cada tipo de auspiciador.
Sin embargo, ella se sentía frustrada por no haber descubierto en todo ese tiempo quién era la elegida de Kevin; ella había usado sus artimañas para conseguir que su seleccionada avanzara hasta la final, pero seguía sin saber cuál de ellas era la escogida por él para llevarla al estrellato.
Pero cuando la canción terminó y todas se quitaron la peluca y los espejuelos, simplemente lo entendió. Nunca había sido acerca de triunfo y ascenso, era sobre otra cosa.
Ya sabía quién era ella.


Próximo capítulo: Mundo de mujeres

No hay comentarios:

Publicar un comentario