La traición de Adán Capitulo 25: Asesino de identidad



Eva estaba en su oficina saboreando el amargo gusto de la llamada que había recibido momentos antes.

–Suspenda mis reuniones y no me pase llamadas por favor.

La secretaria entendió su tono glacial y decidió no hacer ninguna pregunta; pensó en Adán, pero al instante desechó la idea, porque era imposible hablar con él de asuntos como ese. Su relación era perfecta, no podía simplemente decirle que había un demente persiguiéndola, no si existía detrás todo el resto de la historia. No, ese era un problema que tenía que resolver sola, y tan  rápido como fuera posible, porque si ese hombre estaba tras sus pasos y había conseguido localizarla después de tanto tiempo, cualquier paso en falso sería fatal para sus planes; eso explicaba que hubieran estado espiándola y su enviado no pudiera dar con el origen de esos hechos; tenía que cortar el problema de raíz.  Marcó un número en la extensión del teléfono de su oficina.

–Buenas tardes.
–Necesito hablar con usted. Esta tarde.
–Dígame la hora y el lugar señorita.
–En el estacionamiento del centro comercial Altamira, a las siete, lo volveré a llamar cuando este allí.
–Comprendido.

Cortó y salió rápidamente de su oficina. Alrededor de media hora  después ya estaba de regreso y llamando a Adán desde su nuevo número.

–Hola.
–Soy yo.
– ¿Qué ocurre? –preguntó la voz de Adán– tu teléfono está fuera de servicio.
–Bórralo, ahora tengo esta nueva línea.

Adán comprendió de inmediato el tono de su voz y supo que no era momento de hacer preguntas.

–De acuerdo. Hablamos después.
–Muy bien. Nos vemos.

Cortó y se comunicó con su secretaria para retomar sus funciones momentáneamente.

En tanto, Adán  estaba viajando a toda velocidad por la carretera; aun no podía quitarse las imágenes de la cabeza, y se sentía vulnerable, un estado que además de desagradarle era poco usual en él. No quería contacto con nadie por el momento, necesitaba hacer algo antes, y sobre todo recuperar la serenidad y el aplomo que le eran característicos, o de lo contrario se encontraría en una encrucijada más. Sabía que el asunto de Samuel no era una molestia solamente, y como tal, tenía que encargarse seriamente, más aún si con solo hablarle le había causado esa tormenta de sensaciones. Después de algunos minutos de viaje a toda velocidad, Adán llegó hasta una zona de bosque denso, y tomó un desvío rural que lo internó entre caminos invisibles circundados de árboles, solo mirando al frente, recorriendo una vez más un territorio que esperaba nunca tener que volver a visitar; el sol de la tarde hacía cálido el ambiente, a veces sofocante igual que dos décadas atrás.
Detuvo el automóvil en la parte en donde sabía que ya no podía continuar sobre ruedas, y siguió caminando con la misma seguridad que cuando tenía seis años, sabiendo que ahí estaba la pared de árboles centenarios que lo había cobijado en su huida tantas veces, como testigo presencial del secreto que era su fantasma, y en ocasiones como esa, su tortura. Sabía bien por dónde ir, no se dejó engañar por la tupida vista que había y siguió avanzando, recordando las piedras y las raíces que no eran suyas pero a la vez seguían persiguiéndolo. Después de unos minutos de caminata superó la pared de árboles y quedó enfrentado a un acantilado, desde el que se podía ver, alrededor de cincuenta metros más abajo, el cauce de un río; entonces se quedó inmóvil, recordándose a sí mismo, casi en ese mismo sitio, mirando a lo lejos a esa familia a la que quería pertenecer, a esos padres y su hijo, sabiendo quizás inconscientemente que podía conseguir ser parte de la familia, que ya había comenzado el proceso haciéndose amigo secreto de él, pensando cada cosa, tomando nota mental de cada hecho y cada juego, a cada momento. Y así fue como ese día presenció la subida repentina del rio, confirmando una especie de mito popular que decía que el río era traicionero, y volvió a ver a las tormentosas aguas salir de la nada, sorprendiendo a la familia que reposaba sin preocupaciones, y vio como el agua arrastró al niño a toda velocidad, y en seguida a los padres a su cauce, sin compasión por la felicidad de ninguno de ellos. Se recordó corriendo por el borde del acantilado, viendo impotente como el agua se llevaba al pequeño, y como el padre luchaba con todas sus fuerzas para salvar aunque fuera a la madre; ella parecía aturdida, pero el hombre era grande y fuerte, no se dio por vencido, y en un momento estuvo cerca de conseguirlo, se sujetó de una rama con una mano y contuvo a su esposa con la otra, luchando con toda su fuerza por evitar el arrastre, pero sin poder evitar una nueva traición del rio que soltó algunos pedruscos del borde. Trató de evitarlo, pero le fue imposible, al final se soltó y  también fue arrastrado a su suerte, directo a una muerte segura. Y él los había estado viendo, era el único testigo de la tragedia, pero no se tardaría en saber, en algún momento el rio se tranquilizaría y arrojaría los cuerpos en alguna parte. No supo muy bien por qué, pero corrió de  regreso, rehízo el camino a toda velocidad rumbo a la finca del matrimonio, y por primera vez entró en la casa, descubriendo la realidad de la que solo sabía hasta entonces por palabras de su amigo; ahí habían cosas hermosas y costosas, había dinero, comodidad, algo que hasta ese momento se le había negado por completo en ese sitio inmundo del que procedía. Recorrió frenéticamente las habitaciones, cada una de ellas, y con pasión tomó las fotos que encontró de la familia, pero eran muy pocas, tal vez una decena, posiblemente porque en un sitio alejado como ese no se conseguía fotógrafos con facilidad y algunos beneficios de la tecnología como las cámaras fotográficas eran prescindibles. Esas fotos eran la única prueba, así que las tomó todas y las destruyó, reduciéndolas a trozos diminutos de papel imposibles de identificar, los que después quemó con un encendedor. Había perdido la oportunidad de conseguir todo eso y a esa familia, pero no quería perder esa casa ni esa vida, y solo entonces su mente infantil creó la idea; no habían testigos, así que volvió a correr rumbo al río, encontró la zona que había sido asolada por el caudal y se quedó ahí, aguantando el hambre y las ansias, esperando. Esa jornada pasó, y por primera vez no volvió al orfanato, se quedó a la intemperie, soportando el frio y la oscuridad, hasta que llegó el momento tan esperado, cuando un grupo de policías llegó al  lugar y lo encontraron; lo llevaron a una unidad, le dieron comida y abrigo, y fueron muy  ciudadosos con el trato, pero al principio no sabía que era lo que estaba sucediendo, hasta que confirmó lo que de vista tenía supuesto: el cadáver del hijo del matrimonio nunca apareció, de modo que fue muy sencillo dejar que creyeran que él era el hijo, sobretodo porque ya conocía la casa y sabía todas las historias de memoria. Nunca lo había tenido tan claro, pero ahora que era un adulto lo sabía bien; físicamente había muerto una persona, pero en realidad, a quien había asesinado era a sí mismo, arrojando por el río su pasado y su identidad, dejando que las aguas destruyeran todo lo que había sido antes. Una vez  más, de frente al acantilado, Adán volvió a ser él mismo, y decidió cerrar el ciclo que secretamente había dejado abierto sin medir las consecuencias; él era Adán Valdovinos, habían pasado demasiados años como para volver atrás, ese río traicionero se llevó el cuerpo como si se lo llevara a él  en una vida anterior y así era, esa era la única verdad, así que no permitiría que nadie interviniera en su camino, no dejaría que los fantasmas revivieran, mucho menos que una persona amenazara su futuro y sus planes. La vida que tuvo antes de ser quien era estaba sepultada, y se quedaría ahí a costa de cualquier cosa. Tenía que deshacerse de Samuel.

Eva llegó al estacionamiento en donde tenía la cita, puntualmente  a las siete de la tarde en un taxi privado sin identificación, y llamó de inmediato al hombre, que la estaba esperando en un rincón discreto. Era un hombre común y corriente, ideal para el trabajo.

–Buenas tardes señorita.
–Buenas tardes. En este sobre está la información que necesita, este es el hombre que me está causando problemas.

El otro recibió el sobre, reviso rápidamente el contenido y lo cerró.

–Este hombre tiene características psicopáticas, eso se ve de inmediato, podría hablar con la policía.

Siempre usaba ese argumento, le permitía saber que tan desesperado estaba el cliente. Pero esta hermosa mujer no era un cliente habitual, ni siquiera era una persona habitual.

–La policía no puede intervenir en este caso, cuando  vea el detalle entenderá por qué. Lo primero que necesito es que sepa exactamente donde está, lo siguiente es bloquearlo.
–Comprendo, y asumo que cualquier otra acción dependerá del curso de los acontecimientos.
–Así es. En el sobre más pequeño está el primer pago, en efectivo y billetes comunes como lo pidió.
–Se lo agradezco.

El detective le entregó un celular de la gama más baja, que solo podía hacer o recibir llamadas.

–Si necesita información de mi trabajo o está  preocupada o tiene una emergencia, llame, estaré permanentemente disponible.
–De acuerdo.
–No le quito más tiempo. Le tendré buenas noticias muy pronto.
–Eso espero.

El hombre se retiró caminando con normalidad, mientras que Eva se devolvió al taxi y reinició su marcha, guardando el celular barato en su bolso. Le dio algunas instrucciones al conductor y se sumió en el silencio, sintiendo como los malos recuerdos volvían a ella; sabía que tenía una gran parte de la responsabilidad en lo que estaba desarrollándose, y eso aumentaba la sensación de vulnerabilidad. Era responsable de haber detonado la bomba, aunque a veces creía que también lo era de no haber podido identificar la clase de hombre al que había provocado. ¿Que acaso nunca vio las señales? No, no las vio, o era demasiado joven y arrogante como para poder reaccionar, y ahora que creía que todo había quedado en el pasado, ahora que tenía el éxito en sus manos, aquello volvía a hacerse presente y complicarle la existencia. Ahora sabía con claridad que estaba en problemas que no podía resolver escapando. Estaría atenta a los resultados de la investigación, pero también a todo lo que sucediera a su alrededor, a la visita que no quería tener, pero que permanecía como una amenaza constante.

Micaela estaba llegando a su departamento; había conseguido un empleo administrando una sociedad inmobiliaria nueva y enfocada a pequeñas propiedades, por lo que su gestión era a menor escala, aunque igualmente era interesante; seguía sin sentirse cómoda con el trabajo de oficina, pero necesitaba un empleo mientras estuviera en el país tratando de ajustar cuentas con su madre, y esa era la mejor opción para mantenerse invisible. Pocos minutos después llegó Esteban en tenida deportiva.

– ¿Cómo te fue?
–Normal, ya sabes que llevar inventarios es un trabajo sin sorpresas, excepto por el sueldo que casi es demasiado como para aceptarlo. Micaela, tengo buenas noticias, estuve hablando con F y me entregó algunos datos.
–Ya era hora. ¿Qué es?

Se sentaron ante la mesa con refrescos para ambos.

–Pidamos una pizza.
–Luego, ahora dime de qué se trata.

El hombre tomó su computador portátil y accedió a unos archivos.

–Esto es sobre dos personas que nos interesan bastante; el primero es Adán Valdovinos, el modelito del que te hablé. Resulta que él es artífice del éxito mediático de la galería de Carmen Basaure, y ahora mismo ejerce como administrador de la galería mientras es nada menos que Gerente en el Boulevard de Bernarda Solar y está involucrado en un nuevo  proyecto de la constructora Del Mar, que por lo que se  sabe  en el registro nacional de construcción, es algo de grandes dimensiones alrededor del Aeropuerto.
–Es  decir que juega a dos bandos.
–Yo diría que solo juega a su bando. Mira ésto: tiene inversiones en algunas obras de Carmen Basaure, y ha invertido en la constructora.

Micaela frunció el ceño. Era la clase de persona que Bernarda quería junto a ella.

–Es decir que está cubierto por todos lados.
–Sí, pero eso no es lo más llamativo. El tipo es un aparecido, sin mirar en menos, ya que solo tiene algunos estudios técnicos, por lo que veo todo lo ha conseguido con esfuerzo o acostándose con las personas indicadas.
–O ambos –comentó ella– aunque  no hay que pensar que es solo eso, si trabaja con Bernarda quiere decir que además de bonito es inteligente y zorro.
–Sí que lo es. La razón por la que esto es importante es que Bernarda podría estar usando los conocimientos de Adán para otros fines además de los que te digo, pero eso claramente no lo podemos comprobar de momento.
–Por ahora da igual, porque si están juntos en Boulevard y además en ese nuevo proyecto, quiere decir que tenemos que investigar justo esa parte, porque de seguro que dejaran víctimas en su trabajo.
–Como nosotros –comentó Esteban– también F estuvo investigando sobre Luna Arriaga, y claro, trabajó con Bernarda hace poco más de dos años, pero las cosas son un poco diferentes de lo que crees.

Micaela se encogió de hombros.

–Comprenderás que no soy seguidora de esa mujer, lo que supe en esa época es que Bernarda estaba a punto de perder un contrato millonario, y que de pronto apareció la morena y todo se solucionó.
–Pues ahí está lo divertido; según lo que investigó F, la razón por la que ella iba a perder el negocio es que en los trabajos iniciales tenía a una compañía fabricante de estructuras que fue denunciada por políticas deficientes y riesgos, y ante algunas fallas menores los representantes de los mandamases del edificio quisieron terminar el contrato, hasta que apareció Luna como representante y ofreciendo un cambio estructural en la constructora a cambio de conservar el contrato y rebajar algo los honorarios, a lo que la otra parte accedió.

Micaela se puso de pie, y comenzó a pasear sin estar aún muy convencida de todo.

–Eso me suena incongruente; mira, Bernarda puede ser cualquier cosa, pero tiene un ego tan grande que dudo que haga peligrar su reputación contratando una empresa que hace trabajos deficientes.
–No lo hizo, voy para allá.
–No te entiendo.
–Entonces escúchame –sonrió él– la cosa es que la empresa de estructuras se fue a la quiebra poco después gracias a la mala fama, y en sustitución llego una nueva en donde la propia Bernarda tiene invertidas acciones. Sé que me vas  a decir que es sospechoso o ilegal, pero solo un genio como F pudo descubrirlo, oficialmente ella y esa empresa no tienen relación.
–Y esa empresa está en el país –interrumpió Micaela– y puedo jurar que va a ser contratada para ese nuevo proyecto.
–Por lo que mi querido F investigó, es aún más interesante, porque aunque está muy  bien cubierto, parece que hay sabotaje de por medio.

Micaela rió con falsa alegría.

–Pues claro, esa es la forma en que trabaja Bernarda; puede ser que no tenga sentido, pero si lo ves desde cierto punto de vista... mira, la empresa cobra muy caro, o critica a Bernarda por alguna mala gestión de ella, y no puede separarse porque hay un contrato, así que hace sabotaje para deshacerse de ellos y paralelamente crea una empresa de lo mismo y la pone a nombre de alguien más; como siempre ella sale ganando.
– ¿Se te ocurre algo?
–Sí, hay que investigar si es que de verdad esa empresa de estructuras está en el país; tengo la sensación de que ahí la ambición de Bernarda podría estar jugándole una mala pasada.

Esteban guardó silencio unos momentos. Estar tratando de encontrar el modo de hacerle frente a una persona como Bernarda Solar parecía una locura, pero al mismo tiempo era sensato intentarlo; de cualquier forma él había perdido un excelente trabajo solo por mostrarse en desacuerdo con una persona así, y sonaba justo hacer lo posible por, al menos, devolverle la mano.



Próximo episodio: Destino decidido



La traición de Adán Capitulo 24: Huellas




Mientras el éxito del Boulevard  continuaba llenando las arcas de Bernarda Solar, Adán estaba finalizando el balance de Diciembre y fin de año de la galería de Carmen Basaure, y con excelentes cifras. No había vuelto a tener noticias ni tiempo de conseguir información sobre la artista, pero en lo que a él respectaba, era mucho mejor no tenerla en el país mientras estaba colmado de trabajo con Boulevard y los proyectos relacionados con el hotel; parecía muy poco tiempo, pero en realidad habían pasado muchas cosas desde la inauguración de la galería y ahora sus ojos se encontraban en cosas mucho más grandes; había  cerrado la galería por ese día 19 de Diciembre para poder disponer de ella y las obras, y sabía que estaba solo, por lo que le llamó mucho la atención que alguien llamara a la puerta.

– ¿Quién puede ser?

Dejó el trabajo en la oficina que  había improvisado en el taller de Carmen, y se acercó a la recepción; en la captura de la cámara de seguridad no había nadie. Retrocedió  un poco el registro, pero aun así no encontró a la persona que hubiese tocado; alguien que sabía bastante bien cómo moverse.

–Un momento...

De pronto recordó que aún no había tenido respuesta de sus investigaciones con respecto a la persona que dejó los mensajes en su departamento, y pensó que en realidad todo eso podía estar relacionado y por lo tanto ser más importante de lo que había supuesto en un principio. Salió de la recepción caminando lentamente, solo para encontrarse con una visita en el taller.

–Buenos días Adán.

Era Samuel, el genio informático que lo había ayudado en el pasado y al que no había podido localizar últimamente. Contuvo la sorpresa y las preguntas, deduciendo que había entrado allí usando  sus conocimientos de tecnología, y solo entonces comenzó a comprender.

–Al fin apareces, estuve tratando de encontrarte todo este tiempo Samuel.

El otro frunció el ceño. Esta vez algo había cambiado en ese hombre, porque el tono amistoso y cercano de Adán no había hecho ningún efecto.

–Me ausenté durante estos días. Estaba haciendo investigaciones y descubriendo muchas cosas; hice un viaje al pasado.

Adán se quedó inmóvil mirando al otro hombre. ¨Dejaste un cabo suelto¨  ahora tenía todo el sentido. Por eso Samuel desapareció repentinamente, por eso no habían rastros del origen de los mensajes en su departamento, por eso es que se veía tan distinto.

–Así que hiciste un viaje. ¿Y cómo estuvo?
–Interesante. Educativo. Y a la vez intrigante.

Lo fulminó con la mirada. Samuel ya no era el mismo, ahora todo era completamente distinto.

– ¿Por qué, que descubriste?
–Te descubrí a ti Adán. Y a la vez no. Por eso me parece buen momento para hacer una pregunta. ¿Quién eres Adán Valdovinos?

Mientras tanto, Eva estaba en su oficina en la Constructora Del Mar y Alzarrieta ordenando unos asuntos cuando sonó su teléfono celular, indicando en él un número desconocido. Contestó mientras se acercaba a la cafetera.

–Hola.
–Hola preciosa.

Se le soltaron de las manos los papeles que tenía en ellas al oír esa voz; y de pronto todo volvió al pasado, de pronto estaba otra vez en ese horrendo sitio escuchando la misma voz que había atravesado casi veinte años sin cambiar, demostrando que en realidad nada de lo que había hecho para alejarse había sido suficiente. No dijo nada, pero el hombre al otro lado de la conexión sabía que estaba allí, y continuó hablando con esa maldita voz melodiosa y cantarina que bien podría servirle para hipnotizar a sus víctimas.

–Me costó encontrarte preciosa, pero al final las cosas siempre terminan por suceder. Nos veremos pronto preciosa, te lo prometo.

Cortó, dejando en lugar de su voz el frío tono de la línea, repiqueteando sin detenerse. Ahí estaba, a solo  una llamada de ella, destruyendo todo aquello que Eva había hecho para tratar de apartarse; de nada había valido la distancia, los cambios ni los años, ahora estaba otra vez en la encrucijada, atrapada por un demonio que la perseguía a través del tiempo, implacable como un verdugo, sencillo como un humano, demente tanto como su ambición. Apagó su teléfono y sacó la tarjeta de él, destruyéndola en un gesto inútil que quizás solo le daría algo más de tiempo, pero que no le entregaba nada más. Tenía que hacer algo, era imperativo descubrir la forma de separarse definitivamente de su pasado y alejarse para siempre de ese demonio. Ya no podía quedarse solo en intentos, no cuando estaba consiguiendo todo lo que quería y estaba a punto de llegar a un nuevo nivel, ahora tenía que tomar la situación en sus manos y hacer algo definitivo.

En la galería de arte, Samuel había tomado lugar con autoridad junto al escritorio, enfrentando a Adán que permanecía en el umbral de la puerta, manteniendo la mirada del otro, y pensando a toda velocidad.

–En determinado momento quise investigar sobre ti Adán –explicó recordando– podrías pensar que se trataba de algún interés amoroso, pero en realidad es una especie de deformación profesional, porque mi trabajo y mi pasión es hacer investigaciones, así que creí que era entretenido conocer un poco más de ti. Y seguí tus estudios, fui un poco más atrás en el tiempo, y me encontré con una verdad  a medias, un bosquejo de ti  que estaba incompleto y que pasaría inadvertido para la mayoría.
– ¿A qué te refieres?
–Me refiero a ti, a tu esencia. No eres nadie Adán, no eres nada de lo que dices sobre ti mismo, tú eres solo una gran mentira.

Adán sintió que se  tensaban todos los músculos del cuerpo. No podía ser, tenía que haber algo fuera de lo común, algo que hubiera dejado pasar sin darse cuenta.

–Dime a que te refieres.
–Eres un gran actor Adán –comentó Samuel– estás enfrente a alguien que ha descubierto tu verdad y aún sigues representando el mismo papel de siempre; tan perfecto como siempre, sin errores, sin complejos. Pero resulta que cometiste un error, porque tu historia no está completa. Ni siquiera eres quien dices ser, porque robaste la identidad de otro hombre; el verdadero Adán Valdovinos está muerto.

Adán seguía mirándolo atentamente; las cosas estaban llegando demasiado lejos.

–No estoy muerto Samuel, me tienes aquí, frente a ti.
–Y lo mejor es que te aprovechaste de una situación tan antigua que pasó inadvertida para todo el mundo –siguió el otro sin alterarse– si cualquier persona hace una investigación sobre ti, no hay nada raro, hasta que vayas directamente a tu infancia que pasaste con tus padres en el sur del país; murieron en un trágico accidente en un paseo de invierno, excepto por ti que sobreviviste milagrosamente a la edad de siete años, tras lo cual fuiste a vivir con una familia adoptiva en la ciudad. Ese matrimonio te cuidó y te crió, pero ambos murieron por causas naturales cuando tú tenías diecisiete, así que quedaste solo, pero bastante preparado para el futuro y para convertirte en el hombre exitoso que eres hoy en día. Pero ese niño, ese Adán murió junto a sus padres en ese accidente, así que quien está frente a mí no es él. Tu solo eres una hermosa mentira.

Estaba cerca, estaba horriblemente cerca de la verdad, pero aún era necesario saber qué tanto, y hasta qué punto había podido descubrir. Y lo más importante, tenía que saber también qué otras personas estaban enteradas de todo eso.

– ¿De dónde sacaste todo esto?
–La información siempre está para quien quiere encontrarla y descubre la forma de llegar a ella, tú puedes haber escondido cosas, pero eso no quiere decir que las puedas hacer desaparecer. No, tú no puedes. Tenías solo siete años, y ya estabas planeando  tu futuro con lujo de detalles. ¿Qué mejor opción que tomar el lugar de una persona fallecida? Ese matrimonio vivía en una zona alejada de la civilización, la esposa tenía algunos problemas de salud así que no salían a menudo, pero su hijo era inquieto, y tenía algunos amigos a los que veía ocasionalmente, específicamente uno del que sus padres no tenían conocimiento; un amigo que lo quiso tanto como para acompañarlo más allá de la muerte, tan cercano como para convertirse en él. Y ese eres tú.

Las cosas estaban llegando demasiado lejos. De la noche a la mañana estaba frente a la verdad que creyó haber dejado atrás, sepultada para siempre entre las mentiras y el paso del tiempo, pero aun no sabía que era lo que había hecho tan mal como para que alguien pudiera dar con esa historia antigua.

–Has estado trabajando bastante –comentó manteniendo la calma– pero aún tengo mis dudas.
–No te preocupes, porque aún tengo algunas cosas más que decirte. En un principio fue difícil, porque todo eran especulaciones y teorías, hasta que decidí ir a la fuente y explorar en terreno; ahí fue cuando surgió la verdad, ahí fue que descubrí como es que lograste usurpar su identidad sin que nadie pudiera demostrar que se trataba de una mentira. En primer lugar elegiste a la familia perfecta, gente principalmente aislada por costumbres y por circunstancias, sin familia directa, el resto solo fue esperar. Debe haber sido terrible ver como pasaba el tiempo sin resultados, esperando a que llegara el momento preciso. Y claro, estaba también el otro factor fundamental, aquello que te hacía perfecto para tomar el lugar del hijo de ese matrimonio, me refiero a tu verdadero origen. Tú eras tan solo uno más entre varios niños que vivían en un orfanato, solo uno más dentro de un grupo de infantes custodiados por algunos adultos que seguramente no estaban ni capacitados ni interesados realmente en lo que pasara con ellos.

Adán contuvo la respiración un momento; eso era lo que aún después de tanto tiempo no había podido superar, el recuerdo vivo de ese lugar, esas paredes grises en medio de la nada. Pasos de adulto custodiando las noches a través de los pasillos, el repiqueteo constante de las manecillas del reloj en medio de habitaciones inmundas, marcando segundo a segundo el paso de un tiempo absurdo; ahí el tiempo nunca pasaba, ahí solo eras un mueble más, una puerta  crujiendo al moverse, un vidrio roto reemplazado por un trozo de cartón, no eras una persona, no eras un ser vivo, eras un número que significaba dinero en una cuenta, que fácil resultaba mantener a las víctimas ahí, sin poder, sin ver, resignadas a recibir lo que se les daba como una limosna o sin siquiera saber cuál era la realidad a la que se enfrentaban o si había otra diferente. Los adultos ahí tampoco eran personas, eran sombras durante el día, carceleros durante la noche, y se limitaban a existir de la misma manera en que los infantes. Historia sin fin, repitiéndose constantemente en una desquiciante secuencia sin futuro, adornada por sollozos ahogados, o por inútiles e infantiles lamentaciones durante el día. Adán no iba a permitir eso, era solo un niño en una cárcel, pero sabía muy bien que eso no era todo, y que no iba a quedarse así nada más, detrás de las rejas mientras el tiempo  pasaba y pasaba. Y había salido de las rejas, pero aun persistía el recuerdo, aun podía sentir el olor de ese sitio delatando la eterna quietud, aun podía oír los relojes en las habitaciones y los llantos jamás escuchados.

–Ese orfanato fue cerrado con el tiempo por las condiciones inhumanas en que mantenían allí a los pequeños, por agresiones y por la mala atención del lugar que estaba prácticamente derrumbándose. Pobre, debes haber estado desesperado por salir de allí, y viste en esa familia tu vía de escape, quizás no pensando en eliminar a su hijo, pero si creyendo que podrías integrarte, lentamente, usando tu  encanto para hacerte amigo al comienzo, y un hijo adoptivo después; el destino quiso que las cosas se torcieran, porque no tenías considerado el accidente, pero si era así, tampoco te ibas a quedar con las manos vacías.

No, por supuesto que no se iba a quedar con las manos vacías. Adán sentía como el tiempo retrocedía, y volvía a verse harapiento, sucio y con hambre, escapar cada día de ese sitio, para limpiarse y escabullirse entre las hojas, hasta llegar a los enormes jardines de aquel niño al que se refería  Samuel. Él quería eso, él tenía que conseguir para si todo eso, y por ese motivo es que tenía todo claro en su mente y sabía que había un mundo afuera, esperando por él, y nada iba a quitarle la oportunidad; y tal como si estuviera relatando la historia, Samuel contaba los hechos, el trágico accidente, la noticia que supo él, y la forma en que ideó la solución. Lo siguiente fue solo actuar.

–Así que hiciste lo más inteligente: escapaste del orfanato y te hiciste pasar por el hijo de ese matrimonio. ¿Por qué? Porque luego del accidente en el río el hijo no apareció, seguramente porque su cuerpo fue arrastrado con rapidez, así que solo tuviste que mentir y hacerte pasar por él. ¿Quién iba a echarte de menos en el sitio de dónde venías? Además contabas con tu inteligencia, tu belleza y esa capacidad natural de atraer a las personas, y como las víctimas tienden a llamar la atención de todos, el panorama estaba preparado para ti. Por eso es que fue tan sencillo, porque ya sabías todo desde antes, tu amigo te lo había contado entre juegos cada día, tú lo único que tenías que hacer era trasladar esa historia del hacia ti, al fin que nadie podía refutar lo que dijeras. Con el tiempo la historia pasó  a ser tuya, te quedaste con el nombre y con el pasado, excepto porque no podías volver al orfanato a borrar de allí las pruebas, ese fue tu error.

Solo entonces lo recordó. Esa fotografía que le habían tomado a él y los otros en el orfanato, la prueba de la que no se había deshecho, el cabo suelto del que jamás se encargó.

–Eras realmente encantador en esa época, una proyección de aquello en lo que te convertiste con el paso del tiempo, y por lo mismo es que es imposible confundirte.

Adán supo que Samuel iba a decir su nombre original, y solo podía llegar hasta ahí, solo podía revivir la historia hasta ese punto, pero no se permitiría más, no llegaría tan lejos, porque hacerlo sería sobrepasar un límite impensado.

–Dime que quieres –lo interrumpió decidido– si estás aquí es por un motivo. ¿Hay algo que quieras de mí?

Era una invitación implícita, una sugestión para desviar su atención, o inclusive para algo más, porque en ese estado podía hacer cualquier cosa, lo que fuera para conseguir sus objetivos. Samuel sonrió.

–En una época creí que podía conseguir algo de eso –comentó con los ojos brillantes– y con eso te di un arma que podías usar, y vaya que si  la usaste. Pero jamás iba a conseguir nada. ¿Creíste que estaría permanentemente pendiente de ti y de tus absurdas ilusiones? Te permití utilizarme hasta cierto momento, pero estoy cansado de eso, ya no me basta con tu cara bonita y con tus palabras, ahora quiero ganar algo a cambio.
–Y si quieres algo, entonces me tienes a mí.

Pero el otro rió.

–Habría pagado por escuchar eso, y me lo dices por voluntad propia. Parece interesante, pero es demasiado tarde para eso, lástima que alguien como tú deje pasar por alto detalles como este,  creo que estabas ocupado con cosas demasiado importantes. Sé que estás ganando grandes cantidades de dinero gracias a la galería y el Boulevard, y yo quiero parte de esos ingresos. Vas a hacerme  partícipe de esas ganancias a partir de ahora, o destruiré todo lo que tienes; y antes que se te ocurra decirme que aquella historia sobre tu origen no puede afectarte en el presente, te quiero recordar que gran parte de los ingresos con los que viviste no te pertenecen, que se los quitaste a los verdaderos herederos que eran los dos hijos anteriores de tu supuesto padre, y que ahora son bastante mayores y pobres gracias a ti, pero no solo eso, porque hay algo mucho más importante en esto, y es que en el mundo en que te desenvuelves la imagen y la historia importan mucho más de lo que crees, si yo hago que tu secreto se sepa, perderás mucho trabajo del que has hecho. Podría quitarte lo que tienes sin que lo evitaras, pero no lo haré por ahora, primero quiero que tú hagas esa parte por ti mismo, y ya sabes que soy muy bueno en la tecnología, así que no te tardes. Aquí te dejé los datos, no me falles de nuevo.

Samuel salió en silencio, sin permitir más palabras de parte del otro. Siempre podía aducir que esa historia era falsa, pero tal como lo había dicho Carmen en una ocasión, una vez que manchan tu honra, recuperarte es muy difícil, y además de eso, sabía que si se lo proponía, Samuel podía hacerle la vida imposible. Estaba atrapado, completamente en sus manos, y en tal punto que ni siquiera usando su encanto había logrado distraerlo, porque de hecho, había subestimado su carácter. Era un gravísimo error, y además un golpe fuerte saber que alguien en este mundo sabía quién había sido antes de ser él mismo; en ocasiones toda esa historia parecía tan lejana y ajena que casi podía creerla una fantasía infantil, pero en ese nefasto día, le había quedado claro más que nunca que había una segunda verdad, una historia lejana que no por distante había desaparecido, y sabía que era culpable  de eso, sabía que tendría que hacer todo lo que Samuel le estaba ordenando, pero asimismo sabía que esa era una nueva historia sin final, porque a partir de ese momento estaría atado de por vida a los deseos de quien una vez subestimó, cumpliendo sus caprichos que perfectamente podían cambiar de un momento a otro; una situación como esa podría destruirlo.

–No –dijo para si– esto no va a pasar. Antes que me destruyas, voy a sacarte de mi camino Samuel, me cueste lo que me cueste.



Próximo episodio: Asesino de identidad



La traición de Adán Capítulo 23: Vida perfecta




A la agotadora semana de inauguración es en el Boulevard del centro comercial Plaza Centenario siguió una serie de elogios por parte de los expertos y millonarias entradas por el éxito que tuvo en el público la oferta. Muchas personas describían la experiencia como la mejor opción de tomarse vacaciones en la ciudad, mientras que otras lo explicaban como la manera perfecta de hacer una pausa que te cambiaba la vida; los beneficios parecían no terminar, ya que los regalos iniciales de Luna fueron sucedidos por descuentos en dos o más servicios y premios sorpresa cada día, lo que alimentaba la curiosidad y el interés de la gente que en algunos casos llenaba los cupos del spa o las locaciones del teatro en las jornadas previas;  la prensa describía la oferta comercial como el mayor conjunto vacacional en lugar atípico, y también como un festival para los sentidos. Bernarda celebraba el éxito de Boulevard, pero su mente estaba enfocada en el proyecto siguiente, aquel en el que Adán y Eva estaban trabajando arduamente. Los dos estaban en una de las oficinas de la Constructora del Mar y Alzarrieta, junto a algunos de los expertos que analizaban las nuevas ideas.

–Lo principal de este proyecto es la innovación. En primer lugar, será el primer hotel del continente construido en solo dos plantas superiores, ya que las demás, es decir las restantes cuatro, serán plataformas subterráneas pensadas en la comodidad, pero sobretodo en la accesibilidad; queremos que nuestros futuros clientes puedan entrar y salir con total comodidad de las instalaciones, ya que la ubicación al lado del aeropuerto así lo exige.

Adán miraba el boceto principal del hotel, un edificio plano sin apariencia definida. No le gustaba. Eva intervino.

– ¿Sabes lo que me pasa Fernando? Que todo lo que hemos visto está basado en una idea interesante, pero no tiene algo de interesante en el aspecto visual, y eso es un gran punto en contra si consideramos que el aeropuerto ya tiene un pequeño hotel en sus instalaciones.

Sabía que Adán estaba pensando lo mismo, y no era necesario verbalizarlo, porque ambos estaban tratando de encontrar el punto exacto, la diferencia entre ese boceto y lo que sería la realidad en poco tiempo. El ingeniero se mostraba algo nervioso.

–Este proyecto es innovador, por ese motivo es que...
–Sé que es innovador, esa idea central es nuestra, pero no es lo que tenemos pensado convertir en un éxito, tiene que haber algo más.
–Tengo una idea –comentó Adán– hay una forma de que el hotel funcione como lo tenemos pensado.
– ¿Cuál es?
–El hotel no debe estar en superficie, debe ser completamente subterráneo.

Eva ya había entrado en sintonía con la idea, tenía todo el sentido del mundo.

–Subterráneo –comentó reflexionando– es una buena idea, creo que podemos hacerlo funcionar, porque desde el punto de vista de la seguridad será infranqueable, y aleja completamente a los pasajeros del temor de un desperfecto en un avión o una falla de ese tipo.
–Exacto –siguió Adán ante la mirada atónita de los demás– reducimos el número de plantas de seis a tres, quitamos el estacionamiento y creamos una serie de túneles de acceso que conecten con la carretera, con las vías locales y por supuesto con las dependencias del aeropuerto, así tenemos  controlada toda la zona con una intervención visual nula y que además nos evita los conflictos por seguridad.

Uno de los ingenieros estaba visiblemente alarmado.

–Lo que usted propone es extremadamente difícil, ya que estamos hablando de una intervención mucho menos segura y por supuesto más riesgosa en diferentes términos.
–Solo si lo ven en términos tradicionales –comentó Eva tranquilamente– en primer lugar un edificio completamente subterráneo nos evita los peligros latentes de un aeropuerto por razones obvias, y además nos permite la tranquilidad de manejar el flujo de personas con mucha más calma; simplemente trasladamos el costo de construcción y permisos en superficie al concepto creado para reforzar la seguridad subterránea, al fin que siempre quisimos que fuera con plantas bajo tierra.
–Ahorrarnos esas plantas también nos permite extender lo que comentaba antes con respecto a los túneles –expuso Adán a su vez– porque el estacionamiento subterráneo se elimina y con eso completamos las tres plantas en total dedicadas al hotel, y hacemos algo más innovador y amigable con el público, una red de aparcaderos en el trayecto al hotel, que  permiten por un lado disminuir los tiempos de traslado y por otro sectorizar a la gente, así quien vaya al aeropuerto desde la zona rural llegara por una vía en particular, estacionará y volverá por la misma ahorrándose esperas y desplazamientos innecesarios. Sé que puede sonar a que el hotel estará dentro de una red de calles, pero es eso lo que pretendemos, algo nuevo y no simplemente un edificio con una playa cuadrada a su lado.
–Es una buena propuesta, solo deben comenzar a trabajar –sentenció Eva con serenidad– así que las directrices están claras, tres plantas, conexiones centralizadas con cada vía exterior y túneles de máxima tecnología apoyados por estacionamientos de tipo semi modular.

El equipo de trabajo estaba en parte sorprendido, en parte molesto por el atropello a sus conceptos por parte de ambos, pero todos sabían muy bien que Eva tenía atribuciones totales en el proyecto, y que por su parte Adán tenía voz y voto al ser el gerente del proyecto;  había solicitado participar en las reuniones, por lo que nadie opuso más resistencia ni argumentos; más tarde el equipo ya se había marchado y solo quedaban los dos en la oficina.

–Estaban muy sorprendidos con nuestras ideas Adán.
–Es verdad, muchas veces la gente tiende a confiarse en si misma; incluso los creativos como ellos pueden quedarse estancados en conceptos básicos, pero este no es el primer hotel subterráneo del mundo.
–Puede ser que no, pero estoy casi segura de que este en particular si lo es, con todas las características especiales que hemos incluido. A todo esto, tenemos que idear algunos detalles.
–Lo sé –comentó él sentándose– pero de momento el éxito de Boulevard y este proyecto nos tienen copados. Lo que tiene que ver con Hotel va a ser una marca; viste el reporte de la inversión en la galería de Carmen Basaure?
–Sí, solo lamento no haber invertido más, pero es un muy buen capital, aunque voy a venderlo para otro proyecto.

Adán sirvió sodas para ambos; aunque estaban solos en esa oficina, como de costumbre mantenían el tono y la actitud profesional, que a esas alturas era imprescindible en todo caso.

– ¿Que tienes en mente?
–Voy  a trasladar toda esa inversión al hotel.
– ¿Todos los huevos en la misma canasta?
–No, solo trasladaré esa parte, mientras que el resto quedará en acciones como hasta ahora; además tengo acciones en la constructora y desde ahí siempre tendré cuentas en mi favor.
–Por cierto Eva, ¿Qué fue lo que pasó con los Céspedes? Aún no los veo de nuevo.

Eva lo miró fijo; necesitaban hacer el amor y sabía que él estaba pensando lo mismo.

–Se fueron de vacaciones tanto el padre como el hijo; por lo visto no estaban tan preocupados  por la inversión que hizo Bernarda, o están muy confiados en ella.
–Que interesante, entonces hay billetes de más en medio de todo esto, tengo la sensación de que la constructora muy pronto va a cambiar de nombre.

Mientras tanto, Bernarda Solar estaba en su oficina  hablando con Luna.

–Todo está saliendo a pedir de boca, realmente no puedo quejarme.
–El Boulevard ha sido un éxito, no puedo decir nada menos.
–Y en gran parte te lo debo a ti, has sido fundamental, eres un imán para las personas. Pero también te llamé por eso Luna, creo que llegó el momento de poner en marcha el plan del que estuvimos hablando el otro día.

Luna se puso de pie y fue hasta el mini bar para servir un trago liviano para ambas; la idea le parecía sugestiva, pero también era un riesgo, quizás el primero que correría en ese ámbito, porque por primera vez en su vida no estaba completamente segura de tener éxito.

– ¿Tú crees? Pero eso significa que algo cambió en los últimos días.
–Aún no Luna, no me expliqué bien. A lo que me refiero es a que quiero que prepares el camino, que vayas dejando sembradas pistas elegantes y discretas pero entendibles, porque así, si llega a ser necesario, podrás dar el golpe de gracia en cualquier momento sin que resulte notorio.
–Comprendo, es una buena idea. Bernarda, esta vez no quiero estar de paso, quiero hacer cosas mucho más grandes.

Bernarda sonrió; ahora que los tenía a todos bajo su control, sabía muy bien que las cosas estaban a su merced, y el factor Luna era  sumamente beneficioso en esos momentos; sin embargo no veía con buenos ojos adelantarse a los hechos si no era necesario.

–Por ahora tienes más trabajo  que antes, porque por un lado está la publicidad del hotel y por otra lo que te acabo de informar. No quiero adelantarme, porque es más importante que esto resulte, solo así quedará fundado mi proyecto.

Luna le pasó una copa a Bernarda y bebió un poco; estaban llegando al punto que ella esperaba.

–Tienes tantas cosas, además el Boulevard es un éxito, ¿acaso tienes planeado algo aún más grande que el hotel?

Bernarda bebió. Si, era buen momento para amarrar a Luna con esa idea sin decirle claramente si estaría o no en el proyecto.

–Luna, esta información es privada, no la comentes ni siquiera con Eva o con Adán. El Boulevard es la parte familiar, el entretenimiento, la diversión. La constructora es la base, la creación de cualquier estructura, el hotel será una combinación entre necesidad y placer, y en seguida de eso está la parte que me viene faltando, es decir las  necesidades básicas; las cosas que la gente no puede dejar de tener.
– ¿Comida, ropa?
–Algo por el estilo. Lo que tengo en mente es re–fundar el estilo de las tiendas del pasado, es decir con productos de muy bajo precio y en formato viral, haciendo que haya uno en cada sitio adonde puedas mirar; quiero que en cada calle y cada barrio haya  una tienda con artículos de salud, ropa y alimentos con mi marca, a precios sin igual, con los que no pueda competir con un centro comercial, pero llegando a sitios donde estos no pueden, creados para que la gente esté obligada a pasar y comprar porque sea la mejor alternativa.
–Algo así como el negocio del barrio.
–Sí, pero en cadena, y eso me permitirá estar en todas partes y no tener competencia.

Luna había visto un formato similar en un viaje y sabía que se movía muchísimo dinero.

–Pero no puedes evitar la fidelidad de las familias hacia sus negocios de siempre, y que seguirán ahí.
–La fidelidad llega hasta que te tocan el bolsillo querida –explicó Bernarda con calma– cuando ves que el negocio nuevo vende más barato lo tomas como una sorpresa o un insulto, pero después piensas en todo lo que ahorras, y ves que el nuevo tiene productos adicionales; primero pruebas con un producto, y después abandonas el original porque el mío es más conveniente. Y cuando eso pase, hablaré con el dueño de ese local y le ofreceré unirse a mi franquicia.

Y puede hacerlo o morir en la lucha, pensó Luna. Interesante.

–Me parece una excelente idea Bernarda; desde ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
–Gracias. Pero de todos modos eso aún no voy ni a mencionarlo fuera de estas paredes, porque lo que nos tiene que ocupar es el hotel y cómo vamos a conseguir que su éxito sea mayor que el del Boulevard. Cuento contigo como siempre.
–Por supuesto.

Brindaron por sus proyectos juntas, y Bernarda en particular, secretamente por sus planes alternativos.



Próximo episodio: Huellas




La traición de Adán Capítulo 22: Pequeños triunfos




Pilar estaba en su habitación de hotel: eran las diez de la mañana y recién estaba tomando desayuno, pero era comprensible porque había estado hasta las once treinta en el restaurante Morlacos; la semana había sido sumamente agotadora, prácticamente se trasladó a vivir durante esos días, pero las cosas habían funcionado mucho mejor de lo que se esperaba, de modo que tenía cuentas alegres para una inauguración y ya estaba contando con la primera clientela estable. El restaurante abría sus puertas a las doce del día para tener preparada la hora de almuerzo, y desde ahí no paraban hasta casi  la media noche, por lo que siendo un sector con mucha población de estudiantes ya se estaba corriendo la voz tanto para el almuerzo como para la hora del trago. Si bien era verdad que no había sido un éxito arrasador, las ventas eran constantes y eso era un excelente inicio de trabajo. Estaba cansada, pero satisfecha con su trabajo hasta el momento, además que la gente le estaba respondiendo muy bien y Margarita realmente se había vuelto fundamental en todo eso. Emocionalmente no tenía muy claro cómo se sentía, pero por el momento prefería seguir ocupada con el trabajo  y los nuevos proyectos. Sonó su teléfono celular.

–Pilar, espero que estés despierta.
–Sirviéndome el desayuno en el casino, ¿ocurrió algo amiga?

La voz del otro lado de la conexión se escuchaba emocionada.

–Tengo una solicitud para una reserva de sesenta personas para mañana.
–Estupendo, no hay reservas así que podemos hacernos cargo.
–Es un desayuno.

Se quedó con la taza de café en el aire mientras hablaba; eso sí que estaba fuera de sus planes.

–Margarita, abrimos a las doce.
–Lo sé, por eso te estoy llamando. Podemos decir que no, o podemos arreglarlo.
–Pero para eso tendríamos que llamar a todos y... espera... son sesenta personas, es muy bueno para dejarlo pasar. A ver, dame unos minutos para llamar a los que pueda y te confirmo.

Margarita seguía sonando alegre, pero también con un dejo de urgencia.

–Esperan la respuesta en diez minutos, necesito que te des prisa.

Pilar dejó el desayuno y se arrojó al ascensor mientras sacaba cuentas mentales.

–Amiga, supongo que podrás.
–Por supuesto, de eso no te preocupes. Ahora te dejo, llámame lo más pronto que puedas para coordinar; mira, es una reunión de un equipo de consultoras de belleza, si resulta las podemos amarrar para otras reuniones.
–Excelente, te llamo en cinco minutos.

Cortó y entró a su habitación; de inmediato tomó la agenda y ubicó el número de Manuel, el chef más antiguo y que ejercía un liderazgo sobre los otros. Si lo convencía a él seguro también lo lograría con los demás.

Micaela estaba en el departamento de Esteban para su desayuno de día Sábado. Tocó a la puerta, y casi al instante abrió una chica que no podía tener más de veintitrés o veinticuatro, con el cabello mojado y en tenida deportiva.

–Hola.
–Hola –saludó Micaela tratando de no poner caras– ¿podrías decirle a Esteban que llegué?

La chica la miró como si la conociera.

–Claro. Esteban, tu hermana ya llegó.
–Dile que pase linda, ahora salgo de la ducha.

La joven la dejó entrar.

–Ustedes dos son parecidos, tienen el mismo tipo de ojos.
–Si –respondió automáticamente– es de lo poco que tenemos en común.
–Hola –saludó Esteban desde su habitación– ya estoy. Ahora si –apareció sonriente– las voy a presentar oficialmente. Paula, mi hermana Micaela, hermanita, Paula, mi amiga.

La aludida sonrió coqueta, parecía que el termino de amiga le resultaba divertido. Micaela optó por seguir la corriente.

–Disculpa por interrumpir, pero el bruto éste no me avisó que iba a estar acompañado, pude haber venido para el almuerzo.

Lo miró reprochándolo, pero la mujer no se complicó.

–Ah, pero no te preocupes, Esteban me dijo que tenían la costumbre del desayuno los Sábados, y de todas formas yo me tengo que ir porque en media hora tengo que estar con mi grupo de la universidad haciendo un trabajo. Estudio diseño ¿sabes?
–Que bien, yo trabajo en el rubro de la construcción, y los expertos en ese campo  siempre faltan, así que si eres ingeniosa te van a llamar muchísimo.
–Eso espero.

La joven se despidió de ambos y salió. Cuando quedaron solos Micaela encaró a su amigo.

– ¿Hermana?
– ¿Que esperabas que dijera? No hay mujer en el mundo que no ponga cara rara si un hombre le dice que tiene una amiga.
–Yo no pondría ninguna cara.
–Está bien, ninguna excepto tú. Además no quería arruinarlo con desconfianzas.
–Así que lo mejor es mentirle –comentó ella sentándose– eres divertido, pero lo que no entiendo es por qué no hiciste un simple cambio de planes.

Esteban sirvió refrescos para ambos.

–Porque se te quedó ese arete que está encima, tuve que improvisar; además es lindo y de cualquier manera me deja espacio para divertirme, no puedo estar llorando eternamente por ti.
–No empieces con esas bromas.
–Está bien, está bien. Oye, mientras veo lo del desayuno, te quería contar que para esta tarde tendremos algunas novedades. Mi amigo me dijo que fuéramos a buscar la información, ya sabes que por seguridad es mejor no hablarlo por teléfono.

Ya era hora. Micaela estaba sintiéndose cada vez más irritada al ver como el Boulevard en el que trabajaban su madre y Eva San Román tenía cada vez más éxito; tenía que hacer algo pronto.

–Espero que sea algo bueno para que podamos comenzar a tramar algo, ya me tiene de los nervios la espera.
–Tranquila, solo  tendrás que esperar a esta tarde y tendremos al menos la primera pista. Había pensado en contactar a los trabajadores despedidos de la obra.

Micaela pensó en el obrero comprado por Eva para extraer la información. Ni a Esteban le había dicho, y prefería mantenerlo así, como información solo de último recurso.

–Mejor no, es más seguro mientras menos gente lo sepa. Ahora tomemos desayuno por amor de Dios, muero de hambre.

Pilar y Margarita se reunieron con la mayoría del personal del restaurante poco antes de las doce. La joven ya había hablado con quien debía.

–Gracias por llegar antes. Chicos, la cosa es simple, tenemos el desayuno para mañana temprano, lo pago en mano como horas extra, y si empieza a funcionar, extendemos el horario del Morlacos desde las ocho. Quiero saber si están dispuestos a hacer más horas extra.
–Lo estuvimos conversando –repuso el líder del grupo– si es por un día a la semana puede ser que hagamos horas extra, pero si va a abrir más temprano ahí va a tener que contratar más gente.

Pilar ya lo había considerado.

–Lo sé, pero al principio no me quiero arriesgar tanto, llevamos muy poco tiempo funcionando. De partida este grupo del desayuno es dos veces al mes, y sería solo eso, pero como es constante necesito saber si puedo contar con ustedes.

Todos parecieron de acuerdo.

–Genial, entonces nos veremos mañana a las siete treinta y como les dije, el trabajo extra lo pago en el momento y si alguien sabe rezar, que lo haga para que este grupo se quede aquí y nos vaya mejor. Gracias por venir un poco antes, ahora esperemos que todo salga bien.

Llegó la tarde y Micaela y Esteban se reunieron con F, el amigo que no dió ningún otro detalle suyo.

–Me diste un trabajo interesante Esteban.
– ¿Por qué, descubriste algo?
–No.

Micaela sintió que sus esperanzas se diluían.

– ¿Pero entonces qué tiene de interesante?
–Eso amiga, que esto no es natural, alguien metió las manos para que el historial de Eva San Román sea limpio y transparente, y si te digo que metieron las manos es que lo hicieron hondo; pero no lo suficiente, hay una fisura, y es que he podido rastrear su existencia solo hasta los quince años porque fue ahí cuando se supone que llegó al país.

Esteban frunció el ceño.

– ¿Se supone?
–Es nacional, ella nació aquí según sus registros, pero no sé dónde, ni cuando se fue o hacia donde, tampoco sé cuándo volvió, lo saqué por conclusión al descubrir sus registros, lo que significa que no solo hay algo raro en ella, sino que también en lo que la rodea.
–Es un fantasma.
–Exacto –replicó poéticamente– es un fantasma de sí misma, Eva San Román no es nadie y a la vez es alguien, es algo parecido a una representación teatral de sí misma, donde puedes ver como sólida la estructura, pero tras el parlamento no hay nada más que hojas escritas, ni pasado, ni hechos, solamente lo que puedes ver.

Micaela se quedó pensando en la explicación que les había dado F. Que Eva fuera una farsa era algo que se esperaba, pero no de manera tan literal, porque al ser así, tomaba un cariz completamente distinto; eso podría explicar esa confianza, esa actitud implacable, ese trato superior, porque si no tienes nada que esconder, simplemente no hay temores. Por eso los sacó del proyecto, porque en su vida todo estaba preparado y dispuesto y ellos no solo eran prescindibles, sino que además no eran parte de sus planes.

– ¿Qué piensas?
–F, hazme un favor, ten muchísimo ciudado, no dejes que te descubran mientras estés investigando, es primordial que llegues a la verdad sin que te atrapen.
–Soy indetectable.
–Entonces hazlo aún mejor, creo que esta mujer puede ser un peligro y no quiero que te arriesgues; por favor redobla tus medidas.

F se lo pensó un momento y  al final habló.

–Sí, tienes razón, la verdad es que de primera me había parecido que esto era divertido como desafío, pero también tiene otra cara, es mejor que no nos arriesguemos; pero les prometo algo: voy a descubrir quién es esta mujer, parece que no va a ser fácil, pero lo voy a hacer.
–Gracias F –intervino Esteban– yo confío en ti, estaremos esperando los resultados.

El otro los despidió, y los amigos salieron rápido del edificio en donde vivía; Esteban se mostraba un poco decepcionado.

–Y al final todavía no tenemos nada.
–Al contrario, tenemos mucho.
– ¿A qué te refieres?
–Mira –replicó ella decidida– saber que esta mujer es falsa ya es un triunfo, porque  quiere decir que no estaba equivocada en desconfiar de ella; es el tipo de colaborador especial para mi madre.
–Pero ella llegó antes que tu madre.
–Por lo que sabemos, podría ser algo diferente, pero aunque fuera así, Bernarda tiene un rastreador de personas así, de hecho ya tiene consigo a Luna, esa morena que apareció en todas partes haciendo publicidad del Boulevard. Se conocieron hace tiempo, y esa Luna le debe algún tipo de favor a Bernarda porque la idolatra, y  aparece cuando la llama, de hecho la última vez que supe de ella fue hace como dos temporadas, en Londres. Bernarda estaba perdiendo una  negociación y Luna apareció a seducir a los ejecutivos. Al final ganaron.

Esteban ya no se sorprendía de escuchar a su amiga hablar así de su madre, pero si le llamó la atención otra cosa.

–Sí, creo que tienes razón, pero ahora que lo dices, acabo de notar algo raro.
– ¿Qué es?
–Vi en las noticias las imágenes de la inauguración de algo de Boulevard, y ahí estaba Adán Valdovinos, ¿lo recuerdas?
–Para nada.
–El modelo de revistas que estaba encargándose de todo en la inauguración de la galería de arte de Carmen Basaure cuando ocurrió el disparo.
– ¿Estás seguro?
–Claro, un hombre así de atractivo no pasa por alto ni para los otros hombres, eso te lo aseguro. Si estaba ahí quiere decir que está trabajando para la competencia, ¿o no?

En ese momento a la joven le pareció que su amigo estaba dando con el punto. No hablaban de cualquier competencia, hablaban de que un colaborador de Carmen Basaure se iba a trabajar con Bernarda Solar, quien había tramado la forma de quedarse con una colección de la pintora tiempo atrás; ¿lo sabría Carmen mientras estaba de viaje, o se toparía con la sorpresa a su regreso?

No era un secreto que las dos eran algo así como rivales, una exponiendo sus obras magnificas, la otra haciendo negocios impresionantes con otras obras, y siempre parecía que el mundo no era lo suficientemente grande para las dos. Era una información importante. ¿Estaba ese hombre traicionando  a una mujer por otra, o estaba en medio de un juego más importante? Tenía que investigar.



Próximo episodio: Vida perfecta