Las divas no van al infierno Capítulo 13: Nacida para morir


Conoce este capítulo con esta canción: Born to die

—¿Qué te ocurre Lisandra? te pusiste pálida.

La música seguía sonando alrededor; el escenario, a pocos metros de la zona de trabajo en donde ella se encontraba era su próxima parada, pero para Lisandra el mundo se había congelado.
Reacciona, se dijo; tienes que inventar algo, lo que sea, intentó decirse.
Pero no pudo; sin responder a la pregunta, sin mirar a las cámaras ni prestar atención a quienes estaban a su alrededor, la chica volteó y avanzó a paso rápido, casi corriendo, buscando una puerta, cualquiera que le permitiera salir de ahí.

—¡Lisandra!

No escuchó la voz, y solo corrió por el pasillo, intentando poner distancia y esconderse, desaparecer para que nadie la viera en ese estado; corrió por el pasillo hacia el departamento de vestuario, con la vista nublada, casi sin ver ni oír, solo tratando de evitar que los miles de ojos a su alrededor la vieran.
Encontró un pequeño cuarto de atuendos antiguos y entró en él, azotando la puerta y apagando la luz del lugar; se sintió abandonada, traicionada y sola, y aunque intentó evitarlo, no pudo contener un desgarrado grito de frustración.

—¡Perra!

Se desplomó en el suelo, sollozando de impotencia; había decidido doblar esa canción porque la temática del vestido de novia junto con la canción escogida iba al pie de la letra para su idea de transmitir un mensaje acerca de las relaciones de pareja, igual que en la presentación anterior.
La novia que arruina su traje una y otra vez, que lucha y cae, pero al final se levanta y es capaz de imponerse, surgir y vengarse. Era la temática de un videoclip con la canción de otra artista, y se le ocurrió que sería una idea entretenida y original mezclar a dos cantantes en un mismo concepto para esa ocasión.
Y Ch estaba doblando esa canción justo en ese momento.

—Lisandra.

Ignoró la voz masculina que pronunció su nombre del otro lado de la puerta; se quedó sentada en el suelo, sin ser capaz de hacer otra cosa que llorar.

—Lisandra.

La puerta del lugar se abrió y alguien entró, pero ella no miró en esa dirección.

—Déjenme sola —murmuró con voz sollozante.
—Falta muy poco para que tengas que presentarte —dijo la voz del hombre—, tienes que estar en diez minutos y seguramente todos estarán preguntándose en dónde estás.

Ella no respondió. Había logrado llegar al programa, entrar como las otras ¿Y ese iba a ser su final? Humillada por otra más lista que encontró la forma de arruinarla.

—Tienes que levantarte.
—¡Déjame sola!

Al gritar vio a quien le había estado hablando, y se sintió sorprendida de ver quién era: se trataba de Sam, el bailarín, pero en ese momento la expresión de complicidad y gentileza había sido reemplazada por una de fría determinación.

—Tienes que ponerte de pie, falta poco para que te presentes.
—¡No puedo presentarme! —exclamó ella, impotente— ¿No lo estás escuchando? Ella lo hizo, está haciendo su presentación sorpresa usando mi canción, la canción que yo iba a doblar.

Estaba tan furiosa y angustiada que no pensó en lo que estaba diciendo y simplemente lo dijo; él, sin embargo, se mantuvo imperturbable, hablando con un tono de voz medido, como si aquello que la aquejaba no fuera algo tan importante.

—Esa canción no es tuya.

Lo miró estupefacta, sin comprender del todo lo que le estaba diciendo; el chico le respondió con frialdad.

—Esa canción le pertenece a una cantante estadounidense de veintiséis años, y el video a otra que ha sido popular por más de quince. No es tu canción, no es tu letra ni tu disco, ella no te ha robado nada.

La declaración se le hizo cruel e inoportuna ¿Por qué le estaba hablando de ese modo?

—Yo iba a presentar esa canción —protestó tozudamente—, yo preparé todo, era mi presentación, no la de ella.
—¿Quieres ver cuántas mujeres han hecho una presentación con el tema de ese video clip, con la temática de la canción? —preguntó él, levantando las cejas—. Escucha, puede ser que tengas una buena idea, pero no eres la primera ni la única.

Lisandra se puso de pie y lo enfrentó, enfurecida.

—Eso no importa ¡Ella lo hizo a propósito! Lo mantuve en secreto para que nadie que no estuviera ensayando directamente conmigo lo supiera, pero ella lo supo; estuvo husmeando, se enteró de alguna forma ¿Qué mejor forma de asegurar que no la van a mandar de vuelta a casa que tomar la idea de otra? Aunque yo hiciera algo mejor, ella salió primero, será la primera.

La actitud imperturbable de él resultaba todavía más irritante; sintió ganas de gritarle todo tipo de cosas por no entender que era ella quién estaba sufriendo, ella quien estaba a minutos de perder su sueño.

—Este es un programa de competencias —aclaró, con tono determinado—, ¿Qué esperabas, que todas las otras colaboraran contigo y fueran muy buenas personas? El mundo del espectáculo siempre ha sido así, sólo mira los reportajes que hay en internet. Las van a estar eliminando cada semana, no puedes creer realmente que ellas no van a hacer todo lo posible por quedarse aquí, igual que en todos los programas de competencia o en los realitys. Despierta, esta es la vida real, y sólo tienes dos opciones: o eres lista y luchas por lo que quieres, o dejas que los demás se lo queden. Cuando te conocí pensé que eras de las primeras.

Había un dejo de decepción en la última frase, y ella no pudo dejar de notarlo; las palabras dichas con tanta tranquilidad planteaban un escenario real que no se había imaginado hasta ese momento: jugar sucio era una opción para muchas, y después del primer golpe, reaccionar tratando de desenmascararla sólo haría que la afectada quedara peor.

—De todos modos —dijo con voz quebrada—, no podría hacer nada en diez minutos, no tengo nada con qué competir.
—Y entonces te vas a dar por vencida —observó él—, creí que eras diferente.

En tanto, Charlene había terminado su presentación sorpresa, y mientras el escenario se oscurecía, se acercó al conductor del programa, quien aguardaba por ella con la emoción pintada en la cara.

—Charlene, acabas de hacer la presentación que te ha regalado el público aquí en el estudio ¿Cómo te sientes?
—Nerviosa —contestó esbozando una sonrisa—, no había hecho un desafío sorpresa y es mucha presión en muy poco tiempo, no sabía si lo iba a lograr.

Se tomó un instante para tomar aire, esperando que aquello que creía que iba a pasar sucediera; el conductor del programa le dedicó una mirada cargada de emoción.

—Al parecer el público en el estudio está bastante satisfecho con tu presentación sorpresa ¿Qué te parece si vemos lo que opina la gente en las redes sociales ahora mismo?

Mientras la pantalla se dividía en dos para el público en su casa, la imagen de las redes fue proyectada en la gran pantalla al lado del mesón de los maestros. Algunas felicitaciones, otros comentarios positivos, y entre ellos un post de un usuario haciendo una especie de acusación.

«¿Por qué no hablan de lo que le pasó hoy a Charlene? La vi cuando la intentaron asaltar y estaba muy mal, no debería estar en el programa hoy»

Aaron Love había leído el mensaje con su habitual entusiasmo, que mutó en una sorpresa total al terminar de transmitir la información.

—Charlene ¿Trataron de asaltarte?

La expresión de la rubia estaba tensa por la pregunta y había dejado de sonreír, pero luchaba por mantener la compostura.

—¿Podemos por favor no hablar de eso? —murmuró, nerviosa.

La seguidilla de comentarios en la pantalla no se había detenido, hasta que apareció un video subido por un usuario; estaba muy mal grabado y a distancia, pero se alcanzaba a ver cómo un sujeto intentaba quitarle el bolso a la chica; ella tiraba, caía al suelo, pero no soltaba, hasta que el hombre se rendía y escapaba corriendo a toda velocidad, entre gritos de otros transeúntes que se habían dado cuenta del intento de robo. El video duraba poco más, pero se alcanzaba a ver cómo se formaba una especie de tumulto alrededor de la chica, y se oían voces diciendo que había que llamar a la policía o ayudarla a ella de alguna manera. Love se volteó hacia ella después de ver el video, con el rostro desencajado.

—Charlene ¿Por qué no le dijiste a nadie que había pasado esto?

La rubia tragó con dificultad, mirando de forma errática antes de contestar.

—Porque no es nada —respondió con dificultad—, no pasó nada, sólo fue el susto.
—Pero es algo grave —repuso Love, con evidente contrariedad—, debiste decirle a la gente de la producción, quizás pedir que pospusieran tu presentación.
—No puedo hacer eso —replicó ella, dando un respingo—, si la gente me eligió no puedo decepcionarlos, además no fue nada grave, en serio…

No pudo seguir hablando; el conductor del programa la abrazó tiernamente, a todas luces afectado por el estado en que se encortaba la chica, e hizo un gesto que apuntaba fuera del límite de las cámaras.

—Charlene, hiciste un gran esfuerzo, pero no estuvo bien que ocultaras esta información —le dijo con tono paternal—, estoy seguro que todos entenderíamos si ocurre algo que no está bajo tu control, o de cualquiera de tus compañeras. Ahora por favor ve con uno de nuestros amigos de producción para que te calmes y puedas prepararte para tu siguiente presentación, si es que te sientes en condiciones.

Valeria había roto una parte de su atuendo y estaba muy concentrada reparándolo, pero no había perdido detalle de la escena que había tenido lugar; se dijo instantáneamente que Charlene estaba mintiendo, que todo eso no era más que un montaje muy bien planificado para dejarla como víctima asegurar su permanencia en el programa. Charlene, la que siempre estaba hablando de todo, intentando llamar la atención, ¿Y de pronto se volvía muy introvertida y no quería contarle a nadie lo que le había sucedido?
Y justo el día de la eliminación, preparado para que todos se enteraran, ya sea al aire o directamente por el boca a boca del que se formaban las redes sociales en la actualidad; incluso si no hubiese salido al aire el llamativo video, se sabría tarde o temprano, y como una de las reglas de participación en el programa era no interactuar en las redes sociales durante la jornada de emisión del programa, la opción de decir que era un plan de ella quedaba descartada.
Todo eso significaba que Charlene estaba dispuesta a todo con tal de llegar a la cima. Pues bien, ella también, y no iba a dejar que las artimañas de la rubia la superaran.

Más tarde, todas las presentaciones habían terminado, y tras una pausa comercial, Aaron Love retomó la conducción del programa, mientras las luces generales se atenuaban un poco.

—Muchas gracias a todas y todos por acompañarnos en esta jornada, ha sido un programa intenso, lleno de todo tipo de emociones para nuestras participantes. Por favor démosle un gran aplauso a todas estas fabulosas chicas que han dado lo mejor en este escenario.

El público en el estudio aplaudió con fuerza cuando las veinticuatro entraron en el rango de cámara y se quedaron en el escenario, sonriendo a la espera de lo que iba a pasar.

—Todas han hecho lo mejor, y las felicitamos por eso, pero ha llegado el momento de enfrentar una triste realidad: una de las chicas no seguirá en el programa, y son ustedes amigos y amigas en sus casas los que han decidido quién será. La eliminada del día de hoy es Nubia.

La aludida se quedó paralizada al escuchar su nombre. No, no podía ser, tenía que ser alguna clase de error ¡Pero si Lisandra no lo había hecho bien! Recordó cómo todos estuvieron preguntando por ella cuando salió corriendo del área de trabajo, y al parecer nadie sabía en dónde se encontraba; poco después regresó, con los ojos llorosos e hinchados, agitada pero muy callada, sin querer responder cuando le preguntaron qué era lo que le pasaba. Pasó bastante tiempo interviniendo el atuendo que había solicitado antes en el departamento de vestuario, sin querer hablar, y cuando salió a escenas le veía nerviosa. Hizo una presentación correcta por lo mínimo, pero un tanto extraña, una especie de ritual de baile con un traje blanco desgarrado, que incluso el entusiasta público del estudio aplaudió solo lo mínimo.
¿Y había tenido una mejor votación que ella?

—Nubia —dijo Aaron, acercándose a ella—, sé que es un momento muy difícil, porque ninguna de las chicas quiere abandonar el programa.

Sintió que le flaqueaban las piernas; solo en ese momento advirtió que todas las otras habían retrocedido, dejándola en primer lugar, sola y a merced del público ¿Qué iba a hacer?

—Amigos —dijo el conductor del programa—, nuestra querida Nubia está un poco nerviosa por la noticia ¿Qué tal si le damos un caluroso aplauso para que sienta lo mucho que apreciamos su esfuerzo y dedicación en esta noche?

Ella casi no escuchó el sonido de las palmas en su favor. Mis pies, se dijo, no me fallen ahora, llévenme hasta la línea de meta.

“No te quiebres. Por lo que más quieras, no te quiebres.”

Sus propios pensamientos se le hicieron ajenos, como ecos distantes; su corazón se rompía a cada paso que daba, mientras el conductor la llevaba hacia un costado para realizar la despedida.
Es por error o un designio divino sentirse tan sola esa noche de viernes, era algo que no sabía, y se pidió a sí misma no ponerse triste ni hacerse llorar, pero al mismo tiempo que intentaba convencerse de ese pensamiento percibió las lágrimas cayendo por sus mejillas, de seguro arruinando el maquillaje frente a las cámaras y a millones de espectadores en televisión y en las redes sociales.
Pero no le importó, o quizás le importó pero no fue capaz de reaccionar apropiadamente en una situación como esa; porque nunca se la había planteado, porque en su mente el paso por el programa era un camino de largo andar, no un paso o dos para luego terminar la carrera.

—Ese aplauso de auténtica emoción es algo que renueve el corazón —estaba diciendo Love—, yo lo siento y estoy seguro que tu emoción es porque también sientes el cariño del público, que te está premiando esta noche con la mayor muestra de cariño después de tu esfuerzo. ¿Quieres decir algunas palabras?

Nubia pronunció las siguientes palabras con un hilo de voz, sin poder luchar contra la emoción.

—Gracias a todos.

Love se dejó el micrófono un momento y aplaudió con entusiasmo, lo que detonó el aplauso de todo el público en el estudio. Sonó la música característica del programa, y las luces bajaron de intensidad como un gran telón.

2


Kevin y Sandra estaban en la sala de dirección mucho después de la finalización del programa, analizando el reporte final de los datos del programa; muchas personas, incluso varios entendidos en televisión, pensaban que un has en el top de los comentarios era más que suficiente para conocer la relevancia de un tema en las redes sociales, pero los analistas de datos podían hacer un trabajo mucho más detallado, filtrando por área demográfica, así como por alcance y repercusiones de las reacciones del público. Lo que la gente común desconocía era que, con solo dar un toque al corazón en un post, el usuario estaba entregando datos sobre su influencia en las redes y cuánto de su estadía en ellas podía ser útil a una determinada causa.

—El reporte final es claro —concluyó Sandra—. Logramos posicionarnos en el tercer lugar de influencia en redes sociales, por debajo del programa de reportajes Informe total y el capítulo larga duración de la novela “Señora del amor”

El productor no pudo evitar una sonrisa; el programa periodístico era casi imbatible los viernes, por lo que no era de sorprender que se mantuviera en la cima; lo que le satisfacía era que esa novela había programado un episodio larga duración justo para ese día, lo que significaba que la competencia empezaba a ponerse nerviosa.

—Hay tres topes de sintonía —continuó ella—, el primero el final de la presentación de Carla cuando se le quebró el tacón del zapato, el segundo durante el momento drama de Charlene y el tercero con la eliminación de Nubia. Ese último nos dejó segundos en sintonía.

Kevin omitió comentario, sobre lo sospechoso del intento de asalto a esa chica, porque había servido al fin de aumentar la sintonía.

—Ella lo hizo muy bien, de verdad estuve a punto de creerle todo su espectáculo de llanto, con el temblor de mentón y eso. Para ser la primera víctima, es muy apropiada.
—Pero tú dijiste que sabias que ella era una víctima desde el principio —objetó ella—, no debería sorprenderte que esté en malas condiciones.
—Es cierto —admitió él, meneando la cabeza—; supongo que me es difícil creer que su emoción sea real, porque nunca lo es.

Sandra sabía que esa era la opinión de él; en el mundo de la televisión, para ese hombre las personas solo eran simples engranajes en una maquinaria mucho mayor.

—Como sea, ese asunto nos dejó bien posicionados, pero me llama la atención que la gente esté tan poco interesada en la otra víctima.

El plan para quebrar a Lisandra había funcionado a la perfección en opinión de Sandra, por que empujaba a esa chica a una línea límite que no admitía vueltas. En uno o dos días eso explotaría.

—Ayuda con el misterio —apuntó, tras una pausa—, porque ya hay algunos usuarios que han pillado el cabo suelto. Deja que eso descanse el fin de semana y para el miércoles tendremos un lindo espectáculo entre esas dos.
—Está bien, pero si eso no pasa, tendrás que poner en práctica el plan de respaldo.
—Descuida —replicó ella—, sé que pasará.

3


Un grupo de chicas había decidido salir a tomar algo para celebrar la primera semana a salvo de la eliminación. Márgara estaba en las nubes esa jornada, como si seguir en el programa fuera un triunfo adicional a lo que era para las otras.

—Esto es sensacional ¿Ven las reacciones del público? La gente ya entendió la mecánica del programa, están participando; miren esto —señaló el móvil—, el programa terminó hace casi una hora y seguimos siendo tendencia.

Valeria no tenía la menor gana de estar después de medianoche en ese ambiente cuando al día siguiente debía estar en clase otra vez, pero decidió ir para tomar el pulso de lo que todas hacían fuera del fragor de la competencia y las luces.

—Ayer una chica me reconoció en la calle —comentó Estela—, fue emocionante, me saludó y dijo que votaría por mí.
—Qué ternura —dijo Márgara—, estoy segura de esto: eso se va a volver una tendencia, así que hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos a diario. Hoy en la mañana en la tienda una chica me quedó mirando cuando escogía unos productos, y por supuesto que escogió una leche sin lactosa como yo; me saludó, tímidamente por supuesto, pero era muy gentil. Podemos ser grandes ejemplos para la sociedad.

Estaba mintiendo; Valeria se dijo que Márgara estaba usando una táctica antigua, que era copiar el concepto de alguien más, pero agregar algo que la hacía lucir superior; en ese caso también decía toparse con un fan, pero para su historia construía la escena de modo de ser no sólo un objeto de admiración, sino también de enseñanza.

—Bueno, ha sido un placer, pero no nos podemos ir muy tarde, hay que estar preparadas; sólo me preocupa que alguna chica tome malas decisiones por seguir malos ejemplos.

La morena analizó la expresión preocupada de Márgara al pronunciar esas palabras, y supo lo que iba a decir.

—¿Por qué lo dices? —le preguntó una de las chicas.
—Por Charlene; entiendo que haya estado nerviosa, y juro que nadie quiere que le suceda algo así, pero no fue correcto que usara la misma canción que Lisandra iba a presentar ¿Vieron cómo estaba? Desde luego que se descompuso, por eso después estaba tan nerviosa. Pero —concluyó, respirando profundo y con expresión de alivio—, lo importante es que cada día podemos aprender y mejorar ¿No lo creen?

Valeria se llevó la copa a la boca, para disimular la mueca de desprecio hacia la otra chica.


Próximo capítulo: Problema

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