La traición de Adán capítulo 23: Vida perfecta



A la agotadora semana de inauguración es en el Boulevard del centro comercial Plaza Centenario siguió una serie de elogios por parte de los expertos y millonarias entradas por el éxito que tuvo en el público la oferta. Muchas personas describían la experiencia como la mejor opción de tomarse vacaciones en la ciudad, mientras que otras lo explicaban como la manera perfecta de hacer una pausa que te cambiaba la vida; los beneficios parecían no terminar, ya que los regalos iniciales de Luna fueron sucedidos por descuentos en dos o más servicios y premios sorpresa cada día, lo que alimentaba la curiosidad y el interés de la gente que en algunos casos llenaba los cupos del spa o las locaciones del teatro en las jornadas previas;  la prensa describía la oferta comercial como el mayor conjunto vacacional en lugar atípico, y también como un festival para los sentidos. Bernarda celebraba el éxito de Boulevard, pero su mente estaba enfocada en el proyecto siguiente, aquel en el que Adán y Eva estaban trabajando arduamente. Los dos estaban en una de las oficinas de la Constructora del Mar y Alzarrieta, junto a algunos de los expertos que analizaban las nuevas ideas.

–Lo principal de este proyecto es la innovación. En primer lugar, será el primer hotel del continente construido en solo dos plantas superiores, ya que las demás, es decir las restantes cuatro, serán plataformas subterráneas pensadas en la comodidad, pero sobretodo en la accesibilidad; queremos que nuestros futuros clientes puedan entrar y salir con total comodidad de las instalaciones, ya que la ubicación al lado del aeropuerto así lo exige.

Adán miraba el boceto principal del hotel, un edificio plano sin apariencia definida. No le gustaba. Eva intervino.

– ¿Sabes lo que me pasa Fernando? Que todo lo que hemos visto está basado en una idea interesante, pero no tiene algo de interesante en el aspecto visual, y eso es un gran punto en contra si consideramos que el aeropuerto ya tiene un pequeño hotel en sus instalaciones.

Sabía que Adán estaba pensando lo mismo, y no era necesario verbalizarlo, porque ambos estaban tratando de encontrar el punto exacto, la diferencia entre ese boceto y lo que sería la realidad en poco tiempo. El ingeniero se mostraba algo nervioso.

–Este proyecto es innovador, por ese motivo es que...
–Sé que es innovador, esa idea central es nuestra, pero no es lo que tenemos pensado convertir en un éxito, tiene que haber algo más.
–Tengo una idea –comentó Adán– hay una forma de que el hotel funcione como lo tenemos pensado.
– ¿Cuál es?
–El hotel no debe estar en superficie, debe ser completamente subterráneo.

Eva ya había entrado en sintonía con la idea, tenía todo el sentido del mundo.

–Subterráneo –comentó reflexionando– es una buena idea, creo que podemos hacerlo funcionar, porque desde el punto de vista de la seguridad será infranqueable, y aleja completamente a los pasajeros del temor de un desperfecto en un avión o una falla de ese tipo.
–Exacto –siguió Adán ante la mirada atónita de los demás– reducimos el número de plantas de seis a tres, quitamos el estacionamiento y creamos una serie de túneles de acceso que conecten con la carretera, con las vías locales y por supuesto con las dependencias del aeropuerto, así tenemos  controlada toda la zona con una intervención visual nula y que además nos evita los conflictos por seguridad.

Uno de los ingenieros estaba visiblemente alarmado.

–Lo que usted propone es extremadamente difícil, ya que estamos hablando de una intervención mucho menos segura y por supuesto más riesgosa en diferentes términos.
–Solo si lo ven en términos tradicionales –comentó Eva tranquilamente– en primer lugar un edificio completamente subterráneo nos evita los peligros latentes de un aeropuerto por razones obvias, y además nos permite la tranquilidad de manejar el flujo de personas con mucha más calma; simplemente trasladamos el costo de construcción y permisos en superficie al concepto creado para reforzar la seguridad subterránea, al fin que siempre quisimos que fuera con plantas bajo tierra.
–Ahorrarnos esas plantas también nos permite extender lo que comentaba antes con respecto a los túneles –expuso Adán a su vez– porque el estacionamiento subterráneo se elimina y con eso completamos las tres plantas en total dedicadas al hotel, y hacemos algo más innovador y amigable con el público, una red de aparcaderos en el trayecto al hotel, que  permiten por un lado disminuir los tiempos de traslado y por otro sectorizar a la gente, así quien vaya al aeropuerto desde la zona rural llegara por una vía en particular, estacionará y volverá por la misma ahorrándose esperas y desplazamientos innecesarios. Sé que puede sonar a que el hotel estará dentro de una red de calles, pero es eso lo que pretendemos, algo nuevo y no simplemente un edificio con una playa cuadrada a su lado.
–Es una buena propuesta, solo deben comenzar a trabajar –sentenció Eva con serenidad– así que las directrices están claras, tres plantas, conexiones centralizadas con cada vía exterior y túneles de máxima tecnología apoyados por estacionamientos de tipo semi modular.

El equipo de trabajo estaba en parte sorprendido, en parte molesto por el atropello a sus conceptos por parte de ambos, pero todos sabían muy bien que Eva tenía atribuciones totales en el proyecto, y que por su parte Adán tenía voz y voto al ser el gerente del proyecto;  había solicitado participar en las reuniones, por lo que nadie opuso más resistencia ni argumentos; más tarde el equipo ya se había marchado y solo quedaban los dos en la oficina.

–Estaban muy sorprendidos con nuestras ideas Adán.
–Es verdad, muchas veces la gente tiende a confiarse en si misma; incluso los creativos como ellos pueden quedarse estancados en conceptos básicos, pero este no es el primer hotel subterráneo del mundo.
–Puede ser que no, pero estoy casi segura de que este en particular si lo es, con todas las características especiales que hemos incluido. A todo esto, tenemos que idear algunos detalles.
–Lo sé –comentó él sentándose– pero de momento el éxito de Boulevard y este proyecto nos tienen copados. Lo que tiene que ver con Hotel va a ser una marca; viste el reporte de la inversión en la galería de Carmen Basaure?
–Sí, solo lamento no haber invertido más, pero es un muy buen capital, aunque voy a venderlo para otro proyecto.

Adán sirvió sodas para ambos; aunque estaban solos en esa oficina, como de costumbre mantenían el tono y la actitud profesional, que a esas alturas era imprescindible en todo caso.

– ¿Que tienes en mente?
–Voy  a trasladar toda esa inversión al hotel.
– ¿Todos los huevos en la misma canasta?
–No, solo trasladaré esa parte, mientras que el resto quedará en acciones como hasta ahora; además tengo acciones en la constructora y desde ahí siempre tendré cuentas en mi favor.
–Por cierto Eva, ¿Qué fue lo que pasó con los Céspedes? Aún no los veo de nuevo.

Eva lo miró fijo; necesitaban hacer el amor y sabía que él estaba pensando lo mismo.

–Se fueron de vacaciones tanto el padre como el hijo; por lo visto no estaban tan preocupados  por la inversión que hizo Bernarda, o están muy confiados en ella.
–Que interesante, entonces hay billetes de más en medio de todo esto, tengo la sensación de que la constructora muy pronto va a cambiar de nombre.

Mientras tanto, Bernarda Solar estaba en su oficina  hablando con Luna.

–Todo está saliendo a pedir de boca, realmente no puedo quejarme.
–El Boulevard ha sido un éxito, no puedo decir nada menos.
–Y en gran parte te lo debo a ti, has sido fundamental, eres un imán para las personas. Pero también te llamé por eso Luna, creo que llegó el momento de poner en marcha el plan del que estuvimos hablando el otro día.

Luna se puso de pie y fue hasta el mini bar para servir un trago liviano para ambas; la idea le parecía sugestiva, pero también era un riesgo, quizás el primero que correría en ese ámbito, porque por primera vez en su vida no estaba completamente segura de tener éxito.

– ¿Tú crees? Pero eso significa que algo cambió en los últimos días.
–Aún no Luna, no me expliqué bien. A lo que me refiero es a que quiero que prepares el camino, que vayas dejando sembradas pistas elegantes y discretas pero entendibles, porque así, si llega a ser necesario, podrás dar el golpe de gracia en cualquier momento sin que resulte notorio.
–Comprendo, es una buena idea. Bernarda, esta vez no quiero estar de paso, quiero hacer cosas mucho más grandes.

Bernarda sonrió; ahora que los tenía a todos bajo su control, sabía muy bien que las cosas estaban a su merced, y el factor Luna era  sumamente beneficioso en esos momentos; sin embargo no veía con buenos ojos adelantarse a los hechos si no era necesario.

–Por ahora tienes más trabajo  que antes, porque por un lado está la publicidad del hotel y por otra lo que te acabo de informar. No quiero adelantarme, porque es más importante que esto resulte, solo así quedará fundado mi proyecto.

Luna le pasó una copa a Bernarda y bebió un poco; estaban llegando al punto que ella esperaba.

–Tienes tantas cosas, además el Boulevard es un éxito, ¿acaso tienes planeado algo aún más grande que el hotel?

Bernarda bebió. Si, era buen momento para amarrar a Luna con esa idea sin decirle claramente si estaría o no en el proyecto.

–Luna, esta información es privada, no la comentes ni siquiera con Eva o con Adán. El Boulevard es la parte familiar, el entretenimiento, la diversión. La constructora es la base, la creación de cualquier estructura, el hotel será una combinación entre necesidad y placer, y en seguida de eso está la parte que me viene faltando, es decir las  necesidades básicas; las cosas que la gente no puede dejar de tener.
– ¿Comida, ropa?
–Algo por el estilo. Lo que tengo en mente es re–fundar el estilo de las tiendas del pasado, es decir con productos de muy bajo precio y en formato viral, haciendo que haya uno en cada sitio adonde puedas mirar; quiero que en cada calle y cada barrio haya  una tienda con artículos de salud, ropa y alimentos con mi marca, a precios sin igual, con los que no pueda competir con un centro comercial, pero llegando a sitios donde estos no pueden, creados para que la gente esté obligada a pasar y comprar porque sea la mejor alternativa.
–Algo así como el negocio del barrio.
–Sí, pero en cadena, y eso me permitirá estar en todas partes y no tener competencia.

Luna había visto un formato similar en un viaje y sabía que se movía muchísimo dinero.

–Pero no puedes evitar la fidelidad de las familias hacia sus negocios de siempre, y que seguirán ahí.
–La fidelidad llega hasta que te tocan el bolsillo querida –explicó Bernarda con calma– cuando ves que el negocio nuevo vende más barato lo tomas como una sorpresa o un insulto, pero después piensas en todo lo que ahorras, y ves que el nuevo tiene productos adicionales; primero pruebas con un producto, y después abandonas el original porque el mío es más conveniente. Y cuando eso pase, hablaré con el dueño de ese local y le ofreceré unirse a mi franquicia.

Y puede hacerlo o morir en la lucha, pensó Luna. Interesante.

–Me parece una excelente idea Bernarda; desde ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites.
–Gracias. Pero de todos modos eso aún no voy ni a mencionarlo fuera de estas paredes, porque lo que nos tiene que ocupar es el hotel y cómo vamos a conseguir que su éxito sea mayor que el del Boulevard. Cuento contigo como siempre.
–Por supuesto.

Brindaron por sus proyectos juntas, y Bernarda en particular, secretamente por sus planes alternativos.





Próximo episodio: Huellas

La otra matrix Capítulo 8: Antigua enemistad


“Fue un hecho fortuito.
Desde el primer momento sentí que algo no estaba bien en esa situación, pero me obligué a pensar que se trataba de un sentimiento de culpa a modo de reflejo por mi implicancia en ese asunto.
Sin embargo en ningún momento dejé de pensar en lo que había sucedido; de manera constante me obligué a realizar mis labores y me aboqué a ellas con entereza y precisión, procurando dar siempre lo máximo de mí para ayudar al resto.
Pero seguía sintiéndome culpable.
Al final tuve que reconocer que no podía estar tranquilo en mis jornadas, por causa de ese sentimiento, de modo que hice un espacio en mi apretada agenda y fui hasta ese lugar. Debido al cargo que ostentaba podría haber accionado la alarma con un mando a distancia, y sin que quedara prueba de ello, por lo tanto nadie nunca habría sabido que yo habría dado el aviso. No accioné la alarma. Me quedé mirando a prudente distancia, oculto tras un recodo del pasillo mientras sucedía, y más tarde, cuando se dio el aviso, me mostré tan sorprendido como el resto; no actúe, mentí y oculté, y sin embargo en mucho tiempo no me había sentido tan tranquilo conmigo mismo.”

Asteroide Helios 4

— ¿Vienes muy seguido a este asteroide?

Soulbreaker y Heavythread habían salido de la sala donde el primero se desempeñaba hasta ese momento y en esos momentos avanzaban con sigilo través de una ruta que el intruso había propuesto.

— He venido un par de veces para conseguir algunos suministros —explicó en voz baja.
—Poder volverte invisible es muy útil para ti.

Heavythread estaba consciente de ello, pero no podía extender el escudo hacia Soulbreaker, por lo que era imperativo salir del asteroide lo más pronto posible, de lo contrario los guardias o médicos del lugar terminarían por descubrir que sus estrictas reglas habían sido vulneradas.

—En este momento no estoy seguro de si es útil o no; démonos prisa.

Se escabulleron por unos ductos y dentro de pocos minutos ya se encontraban en el borde exterior del asteroide; Soulbreaker, que ya estaba más liberado de los efectos de los tranquilizantes a los que había estado sometido se hizo una pregunta básica.

—Espera un momento ¿cómo vamos a salir de aquí?
—Nos vamos a acercar a uno de esos canales de desechos de desperdicios, y nos dejaremos arrastrar por uno del tamaño suficiente para ocultarte; luego, cuando estemos lo suficientemente lejos vas a usar uno de mis propulsores portátiles para impulsarte en el espacio.

Soulbreaker miró hacia el espacio infinito que se extendía ante sus sensores ópticos: por primera vez estaba a punto de hacer un viaje para alejarse sin querer volver.

— ¿A dónde vamos?

La imagen de Aldren regañándolo por sus actos aún flotaba en la mente de Heavythread.

—Prefiero no decirte adónde vamos mientras no salgamos con éxito de aquí.

Tuvieron que esperar cerca de cincuenta minutos, pero una vez que los desechos del asteroide fueron lanzados al espacio fue muy sencillo tomarse de un trozo grande de metal y dejarse llevar por el movimiento del espacio; los desechos de ese asteroide eran arrojados para que luego un equipo de limpieza espacial los recogiera y procesara, a fin de reciclarlos. Sin embargo los dos viajeros se desprendieron, y utilizando los propulsores portátiles de Heavythread emprendieron viaje, alejándose del cinturón de asteroides. Viajaron mucho más allá de lo que Soulbreaker había conocido alguna vez, alejándose de lo que vagamente recordaba en los mapas.

—Gracias al cielo que tuvimos un viaje tranquilo —dijo Heavythread—, por suerte no nos topamos con nadie que pudiera causarnos problemas.

De pronto en el espacio, Soulbreaker pudo vislumbrar cuál era su punto de destino: era un asteroide bastante más pequeño que el médico de donde provenía, de manufactura artesanal, de modo que en su constitución se veían contornos irregulares y salientes metálicos de distinto tipo; a ojos de cualquier viajante se trataría de un montón de chatarra espacial, y según le indicó Heavythread mientras disminuían la velocidad para acercarse, esa era una de las mejores características que tenía.

—Este es mi hogar —le dijo—, seguro que nunca habías visto algo parecido.

El espectáculo que presentaba el extraño asteroide era a lo menos pintoresco, pero el shock que le produjo a Soulbreaker ver una construcción así después de meses encerrado en ese centro tan perfecto y bien ordenado fue positivo en vez de confuso.
Los viajeros descendieron en una pequeña plataforma de aterrizaje iluminada por los contornos de manera un tanto difusa e irregular, y Soulbreaker comprobó que el lugar tenía gravedad propia.

—No sabía que existiera este lugar.
—Muy pocos lo saben —replicó Heavythread—, y es lo mejor que nos puede pasar
—Estás hablando en plural.
—Claro que estoy hablando en plural —dijo el otro—, no vivo solo aquí, somos muchos, al menos más de los que puedes contar con los dedos de tu mano.

Una vez sobre la plataforma, Soulbreaker pudo ver que lo que desde lejos parecía un montón de chatarra dispuesta al azar, era en realidad un complejo mecánico artesanal, pero totalmente funcional; reconoció distintas aleaciones de metal y a cierta distancia, pudo ver restos del fuselaje de una nave que había sido adaptado a la superficie.

— ¿Qué lugar es éste?
—Este lugar —respondió el otro sin disimular su orgullo—, es La corte de los despreciados.

Soulbreaker jamás había escuchado ese nombre, pero se le antojó muy llamativo.
Iba a preguntar algo al respecto, cuando apareció frente a ellos un transformer de muy pequeña estatura, con cañones a la espalda; el color verde traslucente de parte de su cuerpo reflejaba las luces del espacio con tanta viveza como se expresaba al hablar.

—Heavythread ¿qué es lo que está haciendo él aquí, quién es?

El aludido levantó las manos en gesto defensivo.

—Escucha Underslow, estoy preparado para una avalancha de preguntas, será más rápido si las contesto todas de manera directa a Aldren.

El otro reflexionó a la velocidad de la luz antes de hablar.

—Es una mala idea que lo hayas traído sin preguntarle a ella, ya sabes cómo se pone cuando alguien no obedece a sus órdenes más estrictas.
—Sé que es una mala idea, pero es una situación que no puede esperar. Ahora dime dónde está.
—No está en la corte —respondió el otro con total seguridad—, salió hace unas horas diciendo que tenía que encontrar unos cristales de amatista estelar.

Heavythread se quedó perplejo durante unos momentos, mientras Soulbreaker observaba la escena sin intervenir; al parecer Aldren era alguien de reglas muy estrictas, aunque eso no concordaba con el aspecto del ambiente en el que estaba.

—Rayos —dijo Heavythread es un muy mal momento para que el Aldren se ausente— ¿no dejó dicho en qué dirección iba?
—Nunca lo dice y lo sabes, pero apuesto a que si fue tras la amatista estelar no se trata de un simple juego.

La amatista estelar era un mineral de alta estima, ya que tenía varios usos en la industria; sus cristales podían fundirse para generar energía de alta calidad y las rocas nativas podían moldearse en filos de armas o refuerzos de fuselaje, además de ser un excelente conductor de energía láser. Sin embargo este mineral era escaso, y los yacimientos en distintas zonas del universo eran buscados con asiduidad por ambos bandos.

—Tendremos que esperarla —dijo Heavythread— de momento no podemos hacer más.
— ¿Qué tratas de decir? —exclamó Underslow muy sorprendido—. Sin la autorización del Aldren no podemos dejar que él se quede aquí, es peligroso.

Soulbreaker iba a decir algo, pero Heavythread lo interrumpió, vehemente.

—Él no puede hacerle daño a nadie, ni siquiera está armado, me lo traje de Helios 4 y estoy seguro que el Aldren prefiere que esté aquí a que lo dejé vagando en el espacio.
— ¿Y eso por qué?

El tanque iba a responder, pero un estridente sonido interrumpió la conversación. Era una especie de alarma, aunque el timbre utilizado resultaba casi cómico en vez de demostrar urgencia.

— ¿Qué es eso?

Alguien apareció a toda carrera en la plataforma de aterrizaje, se trataba de un robot de Underslow, de un vibrante color amarillo y que gesticulaba desesperado.

— ¡Llamen a Aldren, hay que evacuar la corte!
— ¿Por qué gritas así Chainrack? —gritó Heavythread por sobre sus gritos— ¿Fuiste tú quine activó la alarma?

El otro llegó hasta ellos presa de la desesperación.

—El reactor de energía central está fallando de nuevo. ¡Es una falla total! Hay que evacuar ahora mismo La corte o todos moriremos sin poderlo evitar.

Los otros dos se miraron, claramente alarmados.

—Espera, se supone que estaba funcionando bien.
—Te digo que está fallando ¡Todos lo vieron! Está echando más chispas que la última vez.
—Demonios, si está pasando eso, volará en pedazos en cualquier momento —reflexionó Heavythread a la rápida—. ¿Dónde están todos?
—Por todas partes, tienen que ayudarme a reunirlos o morirán.

Estaba claro que las cosas se estaban poniendo graves, pero Soulbreaker intervino sin poderlo evitar.

— ¿Qué le pasa al reactor?
—Funciona mal hace tiempo —explicó el tanque mientras avanzaba hacia el interior— el cableado es antiguo y defectuoso, tendremos que abandonar la corte o será una tragedia.

Cableado. Soulbreaker sintió, por primera vez en mucho tiempo, que se emocionaba por algo.

— ¿Hay que reparar el cableado que transmite la energía del reactor?
—Sí.
—Puedo repararlo —dijo exultante—. Llévame al lugar, puedo repararlo.

Por un momento, Los otros tres lo miraron entre confundidos y sorprendidos.

—Soulbreaker, no tenemos tiempo que perder.
—Entonces no lo pierdas, llévame al lugar, te aseguro que puedo arreglarlo.

Durante un eterno segundo, el otro no respondió.

—Si te equivocas, no sólo moriremos nosotros, sino que todos en este asteroide.

Como si hubiera despertado al fin del letargo en el que había estado sumido, Soulbreaker supo que eso era exactamente lo que debía hacer.

—No te defraudaré.

Corrieron a toda velocidad, integrándose en los pasillos del interior del asteroide sin fijarse en nada más; un par de minutos después entraron en la cámara donde se alojaba el reactor de energía que hacía funcionar todo el lugar. Se quedó mirando el artefacto, que, en efecto, expulsaba chispas y temblaba por el exceso de carga energética mal distribuida.

—Es un reactor A-336 de segunda generación, con un sistema de inyección Sui-hol 21 y con cableado sacado de un sistema de transmisión V-9, de tercera generación. Esta tecnología es de la época de las tuercas.

Heavythread soltó un bufido, ofendido a pesar de lo tenso que estaba por la situación.

—Disculpa por no tener lo más avanzado.
—No, no es eso.

Claro que no; sintió un chispazo de dolor por recordar que había estudiado eso en la academia, pero fue compensado por la satisfacción de saber que tenía un mapa instantáneo en su mente.

— ¿Y entonces qué?
—Lo conozco —explicó con alegría—. Lo conozco como el filamento de una bombilla.

Sin poder controlar la emoción, pero a la vez concentrado al máximo en desarrollar en pocos minutos una tarea que normalmente le llevaría bastante más, el robot fue solicitando herramientas una tras otra, y entrando en el campo de peligro del reactor sin demostrar temor. Sin prestar atención a las microcorrientes que saltaban en todas direcciones, a la alza de energía y presión circundante y las incesantes alarmas del propio reactor, el robot se abocó a liberar la presión extra, redirigir la energía a cableado secundario, disminuir la fricción y recalibrar los medidores de niveles, una acción tras otra, sin tan siquiera detenerse a comprobar los resultados de cada acción, tan seguro estaba de hacer lo correcto. En medio de los reiterados sonidos y retumbos dentro del gran aparato, y que se extendían por toda la cámara, Heavythread no dijo una sola palabra, y se dedicó a ayudar en todo lo que pudiera a su improvisado técnico, aunque sin poder dejar de sorprenderse de la prestancia que demostraba, manejando cada herramienta como si las conociera desde siempre; en La corte no había un técnico especializado, pero él reconocía a un experto en algo cuando lo veía, y ese autobot sacado de Helios 4 era capaz de rebobinar un carrete secundario con la mano a res milímetros de la corriente viva del reactor, sin que eso lo hiciera dudar o tan siquiera desviar la vista en esa dirección, de manera preventiva. Lo que en un principio parecía una tarea arrojada y sumamente peligrosa, con el pasar de los minutos se volvió una tarea dedicada y precisa, que no admitía errores porque quien realizaba los actos no dudaba ni demostraba propensión a cometerlos. Chainrack y Underslow habían llegado a la cámara poco después, junto con otros habitantes del lugar, con lo que se formó un pequeño público del prodigio técnico que Soulbreaker estaba realizando, todos en silencio, sin atreverse a formular palabra, con tal de no intervenir. Tras una agonía de espera de casi diez minutos, la señal luminosa de alarma por sobrecarga de la cámara del reactor se apagó.

— ¡Lo hiciste! —gritó Heavythread lleno de alegría— ¡Salvaste a La corte, nos salvaste a todos!

Todos los demás estallaron en gritos de alivio y alegría, pero el propio autor de esto no se mostró conmocionado, sino aliviado; nunca había dudado en poder hacerlo.

— ¡Eres maravilloso, salvaste este armatoste y a todos nosotros ¡Es sensacional!
—No hice nada especial —replicó Soulbreaker sencillamente—. Esto es lo que hago, soy bueno en esto.

Chainrack también estaba lleno de alegría.

— ¿Bueno? ¿Bueno? Eres un prodigio, nos salvaste la vida y la de nuestro hogar. ¡Aldren va a estar tan contenta!

Soulbreaker contempló el reactor y 0escuchó, entre los gritos de alegría de todos, como el aparato ronroneaba con suavidad ahora que funcionaba de manera correcta. Jamás en toda su existencia se había sentido tan completo al hacer su trabajo; recordaba cómo le gustaba ser meticuloso y preciso, pero en esos momentos no se trataba sólo de eso, se trataba de hacer una diferencia, que más allá de salvar a alguien, era la forma en que entendía el mundo a su alrededor. Se sentía satisfecho, ahí en su ambiente.

2

Aldren volaba a toda velocidad por el espacio; la fembot lucía su modo alterno como un jet alargado de refulgente color azul metálico y negro, que como un bólido atravesaba las estrellas. El descubrimiento de un yacimiento de esmeraldas espaciales era importante, y les permitiría funcionar durante un tiempo con más autonomía, y poner a descansar ese dichoso reactor que fallaba cada vez más, acaso dejando incluso la opción de desmontarlo y conseguir nuevas partes. Desde hacía meses que ese reactor consumía más energía de la necesaria, y con el peligro constante del reinicio de la guerra entre autobots y decepticons, resultaba fundamental hacerse de ese yacimiento para poder funcionar mejor.
Sus pensamientos en el vuelo, sin embargo, se vieron interrumpidos por un rayo rojo que, a cierta distancia, describía una curva hacia el mismo punto al que se dirigía ella.

—No es posible, no ahora…

Lo que anticipó en su mente se hizo realidad con abrumadora fuerza unos instantes después; Arciagan, convertida también en un jet, apareció disparando lásers de precisión, dispuesta a destruirla.

— ¡Maldita!
—Hola querida amiga

Ambas cruzaron sin conseguir hacerse daño, pero preparando una curva cerrada con el objetivo de enfrentarse de nuevo; la distancia entre ambos era mínima cuando se enfrentaron otra vez.

—Nos volvemos a encontrar ¿Quieres que te destruya otra vez?
—No voy a permitir que te salgas con la tuya.

Los disparos de ambas fueron hábilmente bloqueados por la otra, con precisión milimétrica. Envueltas en un haz de luz por la velocidad a la que se desplazaban, como bólidos de poder, las féminas describieron arcos imposibles en el espacio, surcando la negrura en espirales, ángulos y vértices que sólo los guerreros más experimentados podrían realizar, sin dar un centímetro de ventaja a la otra. Luego, como si ambas presintieran la siguiente jugada de la otra, pasaron a modo robot, trenzándose en un intercambio de golpes de todo tipo, y bloqueos expertos. Las cuchillas en los brazos de Arciagan chocaron con los afilados alerones de Aldren, y los golpes se sucedieron con aún más violencia, las rivales luchaban a muerte por derrotar a su contrincante.
Aldren había deducido en un segundo que la malvada ladycon tenía la misma información que ella acerca del yacimiento de amatista estelar en un cordón de asteroides a muy poca distancia, y no estaba dispuesta a cederlo; por su parte, Arciagan se había sorprendido de encontrar a una antigua rival, pero no pretendía rendirse ante una batalla, y menos si se trataba de alguien a quien quería eliminar desde hace tiempo.

—Ríndete, no puedes ganar.
—Ya estás oxidada, no creas que no se te nota.

Otra vez las enemigas se enzarzaron en una ardua batalla, que no daba tregua; utilizando toda su velocidad y pericia en combate, los siguientes segundos fueron intensos, pero el enfrentamiento no se decantaba por ninguna de las dos, por lo que el más mínimo error sería lo que determinaría quién tendría la victoria.


3

Poco después de salvar el reactor central del asteroide, Soulbreaker y los demás salieron de la cámara y se trasladaron a un salón a no muchos pasillos de distancia. El lugar era algo parecido a un casino en donde reinaba un agradable desorden.

—Estamos salvados gracias a este sujeto —exclamó Heavythread llamando la atención de la decena de otros robots—. Y sé que Aldren va a enfadarse porque lo traje sin su conocimiento, pero las noticias son demasiado buenas, así que me preocuparé por eso después.
— ¿Dónde aprendiste esas cosas? —preguntó uno.
—Es mi especialidad, soy técnico en cableado y conexiones —explicó el aludido en voz baja, algo incómodo por el exceso de atención sobre él—. ¿No tienen a alguien encargado de esto?
—Todo indica que ya lo tenemos —replicó Heavythread con alegría—. Escucha, tienes que quedarte aquí, te aseguro que en La corte vas a sentirte como en tu casa.

Recién en ese momento, Soulbreaker tuvo la oportunidad de preguntar lo que tenía en mente desde su llegada.

—Todavía no me has dicho qué es La corte.
—La corte de los despreciados —rectificó el tanque con orgullo—. Este lugar que ves a tu alrededor, es el sitio donde vamos a parar los que no tenemos lugar entre las filas de los “oficiales”.
— ¿Quieres decir que son desertores de los autobots?
—No. Son los despreciados tanto de autobots como de decepticons.



Próximo capítulo: Nuevo hogar

La traición de Adán capítulo 22: Pequeños triunfos



Pilar estaba en su habitación de hotel: eran las diez de la mañana y recién estaba tomando desayuno, pero era comprensible porque había estado hasta las once treinta en el restaurante Morlacos; la semana había sido sumamente agotadora, prácticamente se trasladó a vivir durante esos días, pero las cosas habían funcionado mucho mejor de lo que se esperaba, de modo que tenía cuentas alegres para una inauguración y ya estaba contando con la primera clientela estable. El restaurante abría sus puertas a las doce del día para tener preparada la hora de almuerzo, y desde ahí no paraban hasta casi  la media noche, por lo que siendo un sector con mucha población de estudiantes ya se estaba corriendo la voz tanto para el almuerzo como para la hora del trago. Si bien era verdad que no había sido un éxito arrasador, las ventas eran constantes y eso era un excelente inicio de trabajo. Estaba cansada, pero satisfecha con su trabajo hasta el momento, además que la gente le estaba respondiendo muy bien y Margarita realmente se había vuelto fundamental en todo eso. Emocionalmente no tenía muy claro cómo se sentía, pero por el momento prefería seguir ocupada con el trabajo  y los nuevos proyectos. Sonó su teléfono celular.

–Pilar, espero que estés despierta.
–Sirviéndome el desayuno en el casino, ¿ocurrió algo amiga?

La voz del otro lado de la conexión se escuchaba emocionada.

–Tengo una solicitud para una reserva de sesenta personas para mañana.
–Estupendo, no hay reservas así que podemos hacernos cargo.
–Es un desayuno.

Se quedó con la taza de café en el aire mientras hablaba; eso sí que estaba fuera de sus planes.

–Margarita, abrimos a las doce.
–Lo sé, por eso te estoy llamando. Podemos decir que no, o podemos arreglarlo.
–Pero para eso tendríamos que llamar a todos y... espera... son sesenta personas, es muy bueno para dejarlo pasar. A ver, dame unos minutos para llamar a los que pueda y te confirmo.

Margarita seguía sonando alegre, pero también con un dejo de urgencia.

–Esperan la respuesta en diez minutos, necesito que te des prisa.

Pilar dejó el desayuno y se arrojó al ascensor mientras sacaba cuentas mentales.

–Amiga, supongo que podrás.
–Por supuesto, de eso no te preocupes. Ahora te dejo, llámame lo más pronto que puedas para coordinar; mira, es una reunión de un equipo de consultoras de belleza, si resulta las podemos amarrar para otras reuniones.
–Excelente, te llamo en cinco minutos.

Cortó y entró a su habitación; de inmediato tomó la agenda y ubicó el número de Manuel, el chef más antiguo y que ejercía un liderazgo sobre los otros. Si lo convencía a él seguro también lo lograría con los demás.

Micaela estaba en el departamento de Esteban para su desayuno de día Sábado. Tocó a la puerta, y casi al instante abrió una chica que no podía tener más de veintitrés o veinticuatro, con el cabello mojado y en tenida deportiva.

–Hola.
–Hola –saludó Micaela tratando de no poner caras– ¿podrías decirle a Esteban que llegué?

La chica la miró como si la conociera.

–Claro. Esteban, tu hermana ya llegó.
–Dile que pase linda, ahora salgo de la ducha.

La joven la dejó entrar.

–Ustedes dos son parecidos, tienen el mismo tipo de ojos.
–Si –respondió automáticamente– es de lo poco que tenemos en común.
–Hola –saludó Esteban desde su habitación– ya estoy. Ahora si –apareció sonriente– las voy a presentar oficialmente. Paula, mi hermana Micaela, hermanita, Paula, mi amiga.

La aludida sonrió coqueta, parecía que el termino de amiga le resultaba divertido. Micaela optó por seguir la corriente.

–Disculpa por interrumpir, pero el bruto éste no me avisó que iba a estar acompañado, pude haber venido para el almuerzo.

Lo miró reprochándolo, pero la mujer no se complicó.

–Ah, pero no te preocupes, Esteban me dijo que tenían la costumbre del desayuno los Sábados, y de todas formas yo me tengo que ir porque en media hora tengo que estar con mi grupo de la universidad haciendo un trabajo. Estudio diseño ¿sabes?
–Que bien, yo trabajo en el rubro de la construcción, y los expertos en ese campo  siempre faltan, así que si eres ingeniosa te van a llamar muchísimo.
–Eso espero.

La joven se despidió de ambos y salió. Cuando quedaron solos Micaela encaró a su amigo.

– ¿Hermana?
– ¿Que esperabas que dijera? No hay mujer en el mundo que no ponga cara rara si un hombre le dice que tiene una amiga.
–Yo no pondría ninguna cara.
–Está bien, ninguna excepto tú. Además no quería arruinarlo con desconfianzas.
–Así que lo mejor es mentirle –comentó ella sentándose– eres divertido, pero lo que no entiendo es por qué no hiciste un simple cambio de planes.

Esteban sirvió refrescos para ambos.

–Porque se te quedó ese arete que está encima, tuve que improvisar; además es lindo y de cualquier manera me deja espacio para divertirme, no puedo estar llorando eternamente por ti.
–No empieces con esas bromas.
–Está bien, está bien. Oye, mientras veo lo del desayuno, te quería contar que para esta tarde tendremos algunas novedades. Mi amigo me dijo que fuéramos a buscar la información, ya sabes que por seguridad es mejor no hablarlo por teléfono.

Ya era hora. Micaela estaba sintiéndose cada vez más irritada al ver como el Boulevard en el que trabajaban su madre y Eva San Román tenía cada vez más éxito; tenía que hacer algo pronto.

–Espero que sea algo bueno para que podamos comenzar a tramar algo, ya me tiene de los nervios la espera.
–Tranquila, solo  tendrás que esperar a esta tarde y tendremos al menos la primera pista. Había pensado en contactar a los trabajadores despedidos de la obra.

Micaela pensó en el obrero comprado por Eva para extraer la información. Ni a Esteban le había dicho, y prefería mantenerlo así, como información solo de último recurso.

–Mejor no, es más seguro mientras menos gente lo sepa. Ahora tomemos desayuno por amor de Dios, muero de hambre.

Pilar y Margarita se reunieron con la mayoría del personal del restaurante poco antes de las doce. La joven ya había hablado con quien debía.

–Gracias por llegar antes. Chicos, la cosa es simple, tenemos el desayuno para mañana temprano, lo pago en mano como horas extra, y si empieza a funcionar, extendemos el horario del Morlacos desde las ocho. Quiero saber si están dispuestos a hacer más horas extra.
–Lo estuvimos conversando –repuso el líder del grupo– si es por un día a la semana puede ser que hagamos horas extra, pero si va a abrir más temprano ahí va a tener que contratar más gente.

Pilar ya lo había considerado.

–Lo sé, pero al principio no me quiero arriesgar tanto, llevamos muy poco tiempo funcionando. De partida este grupo del desayuno es dos veces al mes, y sería solo eso, pero como es constante necesito saber si puedo contar con ustedes.

Todos parecieron de acuerdo.

–Genial, entonces nos veremos mañana a las siete treinta y como les dije, el trabajo extra lo pago en el momento y si alguien sabe rezar, que lo haga para que este grupo se quede aquí y nos vaya mejor. Gracias por venir un poco antes, ahora esperemos que todo salga bien.

Llegó la tarde y Micaela y Esteban se reunieron con F, el amigo que no dió ningún otro detalle suyo.

–Me diste un trabajo interesante Esteban.
– ¿Por qué, descubriste algo?
–No.

Micaela sintió que sus esperanzas se diluían.

– ¿Pero entonces qué tiene de interesante?
–Eso amiga, que esto no es natural, alguien metió las manos para que el historial de Eva San Román sea limpio y transparente, y si te digo que metieron las manos es que lo hicieron hondo; pero no lo suficiente, hay una fisura, y es que he podido rastrear su existencia solo hasta los quince años porque fue ahí cuando se supone que llegó al país.

Esteban frunció el ceño.

– ¿Se supone?
–Es nacional, ella nació aquí según sus registros, pero no sé dónde, ni cuando se fue o hacia donde, tampoco sé cuándo volvió, lo saqué por conclusión al descubrir sus registros, lo que significa que no solo hay algo raro en ella, sino que también en lo que la rodea.
–Es un fantasma.
–Exacto –replicó poéticamente– es un fantasma de sí misma, Eva San Román no es nadie y a la vez es alguien, es algo parecido a una representación teatral de sí misma, donde puedes ver como sólida la estructura, pero tras el parlamento no hay nada más que hojas escritas, ni pasado, ni hechos, solamente lo que puedes ver.

Micaela se quedó pensando en la explicación que les había dado F. Que Eva fuera una farsa era algo que se esperaba, pero no de manera tan literal, porque al ser así, tomaba un cariz completamente distinto; eso podría explicar esa confianza, esa actitud implacable, ese trato superior, porque si no tienes nada que esconder, simplemente no hay temores. Por eso los sacó del proyecto, porque en su vida todo estaba preparado y dispuesto y ellos no solo eran prescindibles, sino que además no eran parte de sus planes.

– ¿Qué piensas?
–F, hazme un favor, ten muchísimo ciudado, no dejes que te descubran mientras estés investigando, es primordial que llegues a la verdad sin que te atrapen.
–Soy indetectable.
–Entonces hazlo aún mejor, creo que esta mujer puede ser un peligro y no quiero que te arriesgues; por favor redobla tus medidas.

F se lo pensó un momento y  al final habló.

–Sí, tienes razón, la verdad es que de primera me había parecido que esto era divertido como desafío, pero también tiene otra cara, es mejor que no nos arriesguemos; pero les prometo algo: voy a descubrir quién es esta mujer, parece que no va a ser fácil, pero lo voy a hacer.
–Gracias F –intervino Esteban– yo confío en ti, estaremos esperando los resultados.

El otro los despidió, y los amigos salieron rápido del edificio en donde vivía; Esteban se mostraba un poco decepcionado.

–Y al final todavía no tenemos nada.
–Al contrario, tenemos mucho.
– ¿A qué te refieres?
–Mira –replicó ella decidida– saber que esta mujer es falsa ya es un triunfo, porque  quiere decir que no estaba equivocada en desconfiar de ella; es el tipo de colaborador especial para mi madre.
–Pero ella llegó antes que tu madre.
–Por lo que sabemos, podría ser algo diferente, pero aunque fuera así, Bernarda tiene un rastreador de personas así, de hecho ya tiene consigo a Luna, esa morena que apareció en todas partes haciendo publicidad del Boulevard. Se conocieron hace tiempo, y esa Luna le debe algún tipo de favor a Bernarda porque la idolatra, y  aparece cuando la llama, de hecho la última vez que supe de ella fue hace como dos temporadas, en Londres. Bernarda estaba perdiendo una  negociación y Luna apareció a seducir a los ejecutivos. Al final ganaron.

Esteban ya no se sorprendía de escuchar a su amiga hablar así de su madre, pero si le llamó la atención otra cosa.

–Sí, creo que tienes razón, pero ahora que lo dices, acabo de notar algo raro.
– ¿Qué es?
–Vi en las noticias las imágenes de la inauguración de algo de Boulevard, y ahí estaba Adán Valdovinos, ¿lo recuerdas?
–Para nada.
–El modelo de revistas que estaba encargándose de todo en la inauguración de la galería de arte de Carmen Basaure cuando ocurrió el disparo.
– ¿Estás seguro?
–Claro, un hombre así de atractivo no pasa por alto ni para los otros hombres, eso te lo aseguro. Si estaba ahí quiere decir que está trabajando para la competencia, ¿o no?

En ese momento a la joven le pareció que su amigo estaba dando con el punto. No hablaban de cualquier competencia, hablaban de que un colaborador de Carmen Basaure se iba a trabajar con Bernarda Solar, quien había tramado la forma de quedarse con una colección de la pintora tiempo atrás; ¿lo sabría Carmen mientras estaba de viaje, o se toparía con la sorpresa a su regreso?

No era un secreto que las dos eran algo así como rivales, una exponiendo sus obras magnificas, la otra haciendo negocios impresionantes con otras obras, y siempre parecía que el mundo no era lo suficientemente grande para las dos. Era una información importante. ¿Estaba ese hombre traicionando  a una mujer por otra, o estaba en medio de un juego más importante? Tenía que investigar.





Próximo episodio: Vida perfecta

La otra matrix Capítulo 7: Un ladrón con suerte



Helios 4. Seis meses después

Los pasillos del asteroide mecanizado en donde se mantenía interno a los autobots que presentaban fallas mentales eran todos iguales, altos, sin ventanas, con luces ocultas, interruptores y de un color gris blanco inmaculado; todo el asteroide estaba construido en forma de capas concéntricas de modo que la recepción de los pacientes y el alta de éstos se realizaba en el borde exterior, y la segmentación de los internados aumentaba su complejidad conforme se avanzaba hacia el centro. Las armas estaban prohibidas en el lugar tanto para los internos como para los guardias como una medida de protección, los medicamentos a base de infusiones de energon y los aparatos de control de impulso se encontraban resguardados a fin de evitar conflictos; en todas partes se respiraba tranquilidad y control, y según las instrucciones del autobot en jefe en el asteroide debía haber un clima de sana convivencia a fin de permitir que los internados pudieran, en determinado momento, recuperar el control de sí mismos y volver a ser útiles a la sociedad. Asimismo a los internos que se encontraban en etapas avanzadas de tratamiento se les asignaba un puesto en la línea de ensamblaje de componentes electrónicos que luego eran enviados las distintas bases autobot.
Los turnos de seis horas continuas por jornada dejaban tiempo suficiente para que los internos pudieran asistir a las terapias que les correspondían e ir a reposar e interactuar con los otros, aunque esto último era tema constante de debate, ya que los internos no se comunicaban unos con otros en las zonas destinadas a esparcimiento; algunos terapeutas opinaban que era porque se sentían presionados a hacerlo y otros porque las condiciones no eran las mismas que en cybertron o alguna de las colonias de donde ellos provenían. De todos modos la forma en que se determinaba si un autobot se encontraba en condiciones de volver a la vida civil y militar que le correspondía era a través de una serie de exámenes que confirmaban sus niveles de ecualización sensorial y la reacción a distintos tipos de estímulos tanto visuales como físicos.
Heartfire llevaba seis meses internado en el Helios 4 y se había convertido en un paciente modelo; después de la primera semana de adaptación no opuso resistencia a los tratamientos, procuró aprender los horarios y protocolos correspondientes a su terapia y redactó constantemente una línea de los avances y procedimientos en él realizados, con lo que dio una importante ayuda a sus terapeutas; antes de un mes, Heartfire ya estaba trabajando en la línea de ensamblaje, cumplía con prolijidad cada uno de los horarios y turnos que le asignaban sin jamás poner algún tipo de queja, y lo único que podían destacar de él como punto negativo era que fuera de lo estrictamente necesario no hablaba con otros internos o con los terapeutas, por lo cual se estimaba que la parte social de su carácter sería la que tardaría más tiempo en recuperarse por completo. No había sido posible encontrar registros de su memoria anterior, pero al consultarle cuál sería, según su juicio, la ocupación en la que le gustaría desempeñarse a futuro, indicó que le gustaría quedarse en la línea de producción, ya que en ese lugar se sentía parte de un todo y podía aportar y sentirse apoyado al mismo tiempo.
Su terapeuta confiaba en que dos años después, si no experimentaba ninguna diferencia estaría en condiciones de ser dado de alta y postular a un puesto de trabajo en una línea de producción en un asteroide dedicado a ello.

Faltando minutos para terminar su turno en la línea de producción, Heartfire se encontraba solo en la sala de ensamblaje ya que tenía a su cargo la revisión correcta del inventario de partes ensambladas y los pendientes; una vez terminó de confirmar los datos de manera correcta salió de la sala, pero volvió unos momentos después recordando que debía dejar un apunte de realización del sistema.
Cuando cruzó el umbral de regreso se quedó inmóvil mirando hacia una esquina.

—Disculpa, pero creo que no tienes permiso para estar en este lugar.

Ninguna voz respondió a sus palabras, sin embargo el autobot caminó en dirección al punto al que miraba sin un asomo de duda en la voz.


—No quiero ser descortés, pero aunque te quedes inmóvil, de todos modos te encuentras en un lugar sin autorización, y si alguno de los guardias te ve, vas a meterte en problemas.

Sucedió un nuevo instante de silencio. Heartfire aparentemente sólo en la sala de suministros.

—Además al verte da la sensación de que estás armado, y los protocolos de Helios 4 indican que no se pueden portar armas.

De manera repentina se materializó ante él un autobot de más baja estatura, acorazado y que llevaba un cañón en la espalda. Su rostro parecía inexpresivo con las facciones cubiertas por una máscara plana y un visor, pero aún así se notaba sorprendido por la situación en la que estaba.

—Podías verme —dijo en un susurro— no estabas hablando solo como los locos de aquí.
—Mis sensores ópticos se encuentran en buenas condiciones ¿por qué no iba a poder verte? —respondió Heartfire perplejo.

El otro no respondió durante largos momentos; que alguien pudiera verlo cuando estaba usando el escudo invisible era algo en extremo extraño, más aún considerando quién era el fabricante de ese escudo.

—Es difícil de explicar, pero lo cierto es que tú no deberías poder verme.
—No eres un producto de mi imaginación —respondió Heartfire resueltamente— los terapeutas analizaron mi caso y no sufro de trastornos de percepción de imagen.

“Este tipo no está loco” Se dijo Heavythread. “No está desvariando como los otros, lo que hicieron fue lavarle el cerebro.”

—Estoy convencido de que tu salud está en perfectas condiciones —replicó Heavythread con tranquilidad— aunque sólo debo hacerte una pregunta de rigor ¿Vas a activar la alarma?

En esta ocasión fue Heartfire quien se quedó unos momentos en silencio, sin saber qué responder; en el fondo sabía que con quien estaba hablando era un intruso en esa sala de la línea de producción, y que debería dar aviso a la guardia del lugar, pero algo inexplicable se lo impedía: dar una alarma por intrusión no estaba en ninguno de los protocolos que le habían sido inculcados a lo largo de los últimos meses.

“Esto es extraño” Se dijo Heavythread “Hay dos cosas que me parecen extrañas y alarmantes, la primera de ellas es que este tipo no está loco como los otros que están encerrados en este lugar, y la segunda y la más peligrosa es que puede verme.”

Percibió que alguien se acercaba y volvió a concentrarse en el autobot que tenía frente a sus ojos.

—Escucha, alguien se acerca, así que trata de aparentar que estás solo en este lugar, porque quien sea que venga no podrá verme, y si te ven hablando solo pensarán que perdiste todos los tornillos.

En efecto, unos momentos después entró en la estancia un centinela que lo quedó mirando extrañado.

—Heartfire, estás aquí, pensé que se había quedado encendida la luz.

Durante unos segundos que a Heavythread le parecieron una eternidad, Heartfire no respondió. Después lo hizo con un tono de voz plano, desprovisto de emoción.

—Me retrasé en registrar mi salida y el reporte de provisiones.
— ¿Todo está bien?
—Sí, terminaré lo pendiente e iré a reposar.
—Entiendo, te dejo entonces, tengo que terminar mi ronda.
— ¿No descansas?
—Aún no —replicó el otro— me faltan varias horas, nos vemos,

La puerta se cerró, y Heartfire quedó nuevamente sólo, hasta que Heavythread se materializó ante él de nuevo.

—No puedo seguir mucho más tiempo aquí, y es demasiado peligroso que te deje así nada más. Cielos, Aldren va a matarme por hacer esto.
—Disculpa, no entiendo a qué te refieres.

El tanque lo contempló, pensativo.

—Lo entenderás muy pronto, amigo.

2

Cybertron. Tarn. Laboratorios subterráneos de Spektre.

—Te traicionó.
—Aún no lo hace.

Arciagan y Spektre habían procurado no tocar el tema durante los últimos meses, amén de la presión que Galvatron había realizado sobre toda la población decepticon a fin de poner en marcha el inicio de los preparativos para una guerra que, en teoría, terminaría con la tregua dentro de un tiempo indeterminado. Pero luego de la primera y tensa etapa, todo había regresado a la normalidad, al menos en apariencia.

—Estos últimos seis meses no has vuelto a tener noticias de Runflight, es obvio que ya no está en carrera por conseguir lo que le encargaste.

Spektre sabía que las cosas no habían salido como esperaba en un principio, pero aún tenía cosas sobre las que decidir.

—Reconozco que Runflight me decepcionó en ese sentido, pero si lo hizo, es porque está tras algo que le interesa más que el paquete de créditos que le ofrecí por encontrar el objeto que detectamos en el radar tiempo atrás; le ofrecí mucho dinero porque esperaba que se quedara con la riqueza, y me trajera el objeto que tenía un rango de energía idéntico a la Matrix de liderazgo que estaba en otro sitio.
—No lo hizo —apuntó ella sin emoción en la voz— pero sí siguió su ruta.
—Exacto. Tus drones espías verificaron que Ultramagnus y ese sujeto que según Runflight cargaban el objeto llegaron hasta las cercanías de Kyryon, lo que significa que fracasó en su misión de recuperarlo y traerlo; en condiciones normales pensaría que no quiere venir a rendirme cuentas y que da por perdida la paga, pero…

Arciagan continuó el hilo de sus palabras.

—Pero está desaparecido. Por eso insisto en que te traicionó, no está pensando en abandonar todo, descubrió que puede obtener un beneficio mayor y está tras de eso.
—No puede llegar hasta el objeto si éste ya está en poder de los autobots, no será tan ingenuo como para tratar de entrar en Kyryon.
—Pero igual sabes que trama algo.

Spektre sabía que una oportunidad como esa no se repetiría, quizás, en toda la eternidad. Lo que sea que fuera el objeto con esa frecuencia de energía, estaba separado de la matrix por algún motivo ¿Seguridad? ¿Duplicar la matrix? No importa de lo que se tratara, si existía, la posibilidad de que quedara en manos de Runflight era una ruina en potencia, tanto o peor que si se enteraba de ello el propio Galvatron.

— ¿Aún tienes ese contacto secreto entre los autobots?
—Sí, pero sabes que es un simple soplón de poca monta, dudo que pueda siquiera llegar a Kyryon.
—No importa, me basta con que averigue cuáles son las murmuraciones entre los pasillos; dile que necesitamos saber hasta los más ínfimos cotilleos.

Arciagan disfrutaba más la actividad que la quietud, de modo que se puso de buen humor; casi al mismo tiempo recibió un mensaje codificado.

—Tenemos noticias buenas dentro de todo.
— ¿Qué pasa?
—Hay un potencial yacimiento de cristales de amatista estelar a cierta distancia de aquí; podré continuar con mis proyectos.
—Felicidades querida.
—Gracias. Nos veremos más tarde, seré la dama de la amatista.

3

Heavythread utilizó un dispositivo de luz, el que apuntó directo a los ojos de Heartfire; un segundo después del cegador destello, el autobot pareció despertar de un sueño.

— ¿Qué es lo que pasa, que…?

Se interrumpió a sí mismo; de pronto se agolparon en su mente las imágenes y voces de los últimos seis meses, como si hubiera sido una cinta reproducida, pero en la que él participaba de manera constante.

—Estoy en Helios 4, me internaron aquí.
—Parece que estás volviendo en ti —comentó el otro con cautela—. Dicen que es confuso volver de los efectos de los tranquilizantes.
—Un poco. Espera ¿Quién eres tú?

Heavythread estaba pensando en que si estaba equivocado, muy bien ese sujeto podía matarlo sin vacilar, o a lo menos activar una alarma y con ello, causar muchos problemas. Pero como la perspectiva de los regaños de Aldren más tarde no lo hacía alegrar el día, no había diferencia significativa.

—Eso no importa ahora; escucha, yo no debería estar aquí, y tú no deberías estar aquí: te sedaron y no sabías ni quién eras, supongo que hiciste algo grave para que te medicaran de esa manera.

Escuchar eso revivió de golpe todo lo que había pasado antes de su arribo a ese asteroide; claro que había hecho algo terrible, confiar en que estaba haciendo lo correcto.

—Creo que sí, pero no viene al caso, supongo.

El otro estaba dudando de qué era conveniente decirle, pero si algo tenía claro era que no podía correr el riesgo de dejarlo ahí.

—No es bueno que estés aquí; soy del exterior, y quiero ayudarte, al menos a salir. Si aquí eres un criminal o hiciste alguna locura, entonces te entiendo y quiero ayudarte.

Aún no entendía lo que pasaba por su mente, o cuál era su posición en el espacio luego de todo lo que pasaba; aún había bruma frente a sus visores, pero tenía muy claro lo que pensaba al respecto.

—No eres de aquí ¿Verdad?
—Soy un extranjero de visita —respondió con evasivas—. No me digas que eres un nativo cybertroniano fiel a tu raza.

Siempre había sabido que existían desafiliados a las filas, cybertronianos que, hartos de la guerra, ignorantes de las razas o simplemente desinteresados de seguir órdenes, tomaban su propio rumbo, ya sea de manera independiente o formando colonias. La sensación de tristeza que a él lo embargaba en esos momentos era indescriptible.

— ¿Puedes salir de aquí?
—Sí.
—Entonces iré contigo —repuso en voz muy baja, casi hablando consigo mismo—. No dejo nada atrás, nada hay aquí para mí.

4

Asteroide Kyryon. Puente de mando. Mientras tanto.

La ceremonia iba a ser sencilla, no se trataba de hacer pompa en las circunstancias como las que actualmente pasaban a los autobots, pero Rodimus insistió en realizarla. Ultramagnus, los miembros de La muralla autobot y los principales centinelas estaban presentes.

—Viejo amigo, hago oficial tu reintegración a tu cargo de comandante de tropas, mi mano derecha, el cargo que nunca debiste dejar de ostentar y que te quité en un alarde de inseguridad.
—Rodimus…
—No —lo atajó con una sonrisa—. Es la verdad, soy yo el primero que debe reconocer y superar sus errores a fin de ayudar a otros a mejorar. Nos encontramos en tiempos difíciles, en medio de una tregua que no puede durar mucho, y que, en riesgo de ser rota por los decepticons en cualquier momento, nos exige unión, y el máximo de trabajo para estar prevenidos.

Se detuvo un momento, incapaz de hablar, pero disimulando su malestar adoptando una actitud reflexiva; unos momentos después pudo continuar.

—Este también es un momento de alegría para nosotros, ya que tenemos junto a nosotros a un amigo y poderoso guerrero que ha aceptado un cargo que le es merecido por su fuerza y capacidad. Acércate por favor.

Tau se acercó a él de entre las filas al líder autobot.

—Sé que no te gusta mucho la ceremonia, así que seré breve. Ante ustedes, mis generales a cargo de la pesada tarea de ser La muralla autobot, los comandantes de grupo y los centinelas, quiero nombrarte uno de ellos, y confío en ti para que hagas tu mejor esfuerzo en pos de la paz y la seguridad de toda la población autobot, y de toda aquélla que esté en riesgo o necesite de nuestra ayuda. Bienvenido, Sentinel Tau.

Se hizo un respetuoso silencio en el grupo; los hechos en torno a la suplantación de la identidad del guerrero estaban limitados a muy pocos autobots, y se consideraba un asunto confidencial, sin embargo de lo cual, era sabido por todos que su poder era requerido por el alto mando.

—Gracias por confiar en mí, es muy importante.
—Sé que harás lo mejor para aportar a la paz y la seguridad de todos.
—Lo haré.

Pero no sólo ese asunto ocupaba la mente de Sentinel Tau en esos momentos, también una promesa que permanecía pendiente: ahora que tenía el cargo de centinela, podría dejar de dilatar la investigación sobre la intervención de Runflight en su recuperación, y llamarlo a Kyryon para que se le reconociera el desinteresado acto que hiciera en su favor. Hasta el momento, el mercenario había cumplido su promesa de no cometer crímenes, lo que era un antecedente enorme a su favor, y si bien Sentinel Tau no esperaba que se uniera a los autobots, al menos confiaba en alejarlo de la senda del delito de manera definitiva; él había visto en aquél la bondad y la capacidad de sentir compasión cuando el peligro era insuperable, y eso no podía desperdiciarse. Haría lo posible por concertar una cita con el alto mando lo más pronto posible.



Próximo capítulo: Antigua enemistad