Por ti eternamente Capítulo 17: Ojo de cazador



Claudio esperaba sentado ante el escritorio de Fernando de la Torre, juguetando con un abrecartas con forma de espada; durante años su trabajo había estado tras una oficina y su traje de diseñador, pero en esos momentos llevaba ropa para trabajo de campo.

-¿Que pasa Claudio?
-Hay dos cosas de las que tengo que hablarle - dijo saltándose los saludos y dejando el abrecartas - por eso lo estoy molestando en la mañana.

De la Torre no era especialmente efusivo, pero claramente para él una visita de su asistente antes de mediodía era algo llamativo.

-¿Lo encontraron?
-Hay algo de eso, pero creo que antes es importante hablar de otro tema, señor. Contraté a un hacker.
-¿Para rastrear información de Segovia?
-No, para investigarlo a usted.

El rostro del hombrón pasó de la incógnita a la sorpresa, de ahí a la indignación y luego a la ofensa, todo solo en un paso, el que lo acercaba mucho más a su asistente.

-Dime porqué hiciste eso.
-Porque desde que comenzó todo ésto hay algo que no me ha dejado en paz. La señorita Magdalena tenía una serie de conflictos con usted y la familia, y ahora que ya no está y su hijo está en manos de un desconocido, hay un riesgo mucho más latente de que alguna información comprometedora esté en malas manos.
-No te des tantas vueltas.

Claudio se mantenía inmóvil, impertérrito ante la creciente molestia de su jefe. Esa misma tranquilidad la necesitaría después.

-Decidí investigar los ordenadores antiguos que están guardados en las bodegas, los mismos que estaban operativos en el tiempo que la señorita Magdalena aún estaba aquí, y con ayuda del hacker descubrí algo preocupante: hay una carpeta que contenía información comprometedora, la que fué borrada por alguien que claramente no sabía que los datos permanecen en el equipo.

De la Torre frunció el ceño, hablando en voz muy baja.

-¿Que clase de información?
-Datos de libros contables, respaldos de otros negocios, apoyo de fórmulas para encubrir ciertos movimientos, en resumen, un cóctel muy peligroso.

De la Torre se sentó ante su escritorio, una actitud que tomaba regularmente cuando quería demostrar prácticamente que él era quien mandaba, y en una situación así no quería mostrarse débil.

-Eso no tiene sentido, si Magdalena hubiera tenido datos o algo que hubiera sacado de aquí, lo habría usado en mi contra, o ese tipo lo habría hecho.
-A menos que él no supiera que esa información está en su poder.

De la Torre regresó a su escritorio y se sentó lentamente ante él, una costumbre que tenía cuando quería demostrar autoridad, y en ese momento la estaba perdiendo; pero no lo permitiría con facilidad.

-Cuando encontraron a mi hija me dijiste que te estabas haciendo cargo de sus cosas.

Claudio seguía mostrándose totalmente frío; esa tranquilidad era lo que iba a necesitar en muy poco tiempo esa mañana.

-Recuerde señor que hay algo que estaba en poder de la señorita Magdalena que aún no recuperamos.

Fernando de la Torre inspiró lentamente; algo le decía que era mejor para los planes que las cosas quedaran hasta ahí. Sin preguntas.

-La policía no puede encontrar a ese hombre ni a mi nieto antes que nosotros. ¿Porqué estás vestido de esa forma?
-Tengo que hacer una salida importante.
-¿Y que no tienes confianza en tu gente?
-Por supuesto que no señor - respondió con  una risita forzada - es suya esa frase de "No confíes en nada que no haya sido hecho por ti mismo"

El patrón asintió, severo.

-No falles.
-No lo haré señor.


2



En esos momentos Víctor estaba corriendo a toda la posibilidad que le daba el cuerpo, manteniendo a Ariel   firmemente sujeto contra su pecho. Cuando se alejó de la camioneta de los periodistas, se sintió muy desanimado, parecía que todo lo que había hecho no sirviera de nada,  excepto para alejarse un poco del asedio de la policía que estaba otra vez muy cerca, pero cuando llevaba algún trecho caminado todo cambió nuevamente. El sonido del choque, los metales friccionando a su espalda y todo ese ruido se sintió como si de verdad hubiese estado mucho más cerca de lo que estaba. Al voltear vio como la camioneta volcaba fuera de la pista, y estuvo a un paso de devolverse para ver en que podría ayudar. Pero si ese accidente llegaba en un mal momento, lo que pasó después solo podría empeorar las cosas; un automóvil apareció e  el lugar del choque, pero en vez de quedarse como cualquiera lo esperaría, el vehículo salió también de la carretera y se dirigió prácticamente en su dirección. A partir de ahí no tenía tiempo de preocuparse por si se trataba de la policía de  civil o de quien fuera, tenía que alejarse de ese sitio lo más pronto posible, y si quería eso, solo tenía como opción internarse en el bosque que empezaba por ahí y poner la mayor distancia posible.

-Tranquilo bebé, tranquilo...

Pero él mismo no podía tranquilizarse; sentía en corazón azotando su pecho, no tanto por el accidente o lo que podría haber pasado de  estar aún en el asiento del copiloto, sino que directamente por lo que podía suceder, porque, Cúanto podría escapar a pie en contra de un automóvil?

-Todo está bien bebé, todo está  bien, vamos a irnos de aquí ahora mismo.

3

Armendáriz iba en el automóvil rumbo a la siguiente zona poblada, siguiendo las pistas que habían tomado recientemente, pero algo hacía que se sintiera angustiado y confundido, antecediendo lo que fuera a pasar; fuera como fuera, resultaba inadmisible haber dejado ir  a Segovia, y aunque sabía que estaba cerca, no podía dejar que eso se repitiera.
Pero cuando iba conduciendo a alta velocidad esperando resolver lo más pronto posible un caso que se estaba convirtiendo en algo inesperado, se encontró con una nueva sorpresa, un accidente en el camino.

-Diablos, no puede ser...

Descendió a la carrera tan pronto dejó el vehículo a un costado de la vía; mientras lo hacía marcó en el auricular que llevaba en la oreja el marcado automático, que era Marianne.

-Hay un accidente en la ruta, aproximadamente a trescientos metros de la zona donde me dirigía, tres personas heridas, uno probablemente de gravedad, envía un grupo a ayudar ahora mismo.

El furgón tenía solo un ocupante, un hombre de más de cuarenta, que permanecía inconsciente aunque con pulso, seguramente porque se había golpeado la  cabeza con el parabrisas. De inmediato se acercó a la camioneta que estaba volteada de costado, donde se encontró con dos personas; la posición en que estaba resultaba muy difícil para  acceder, de modo que subió ágilmente por el costado de la puerta que quedaba expuesta.

-¿Pueden oírme  se encuentran bien?

No obtuvo respuesta. En ese momento reconoció al hombre, era un periodista que lo había estado acechando cuando tomó el caso, lo que implicaba que probablemente lo habían estado siguiendo sin que lo supiera; encontró en el asiento del volcado  vehículo una libreta, que tomó para revisar.

-Maldición, es imposible...

En la libreta habían muchas cosas garrapateadas, pero lo principal que le llamó la atención fue encontrarse con el nombre de Víctor Segovia. ¿Desde cuando tenía contacto con ellos.

-¿Dónde está Segovia, me oyes?

No obtuvo respuesta; no podía arriesgarse a mover los cuerpos sin saber si tenían algún daño severo, pero el hombre tenía pulso, lo que momentáneamente lo tranquilizaba. Esforzándose un poco más logró acercarse a la mujer, y tras comprobar que aún tenía pulso, intentó hacerla reaccionar, necesitaba la información que tuvieran en su poder.

-¿Puedes oírme? Dime donde está Segovia, que fue lo que pasó con él.

Ella pareció reaccionar, pero solo murmuró algo ininteligible; mientras tanto estaba perdiendo no solo tiempo y espacio valiosos, también perdía posibilidades de terminar ese caso con éxito.

-Escucha,  necesito la respuesta, dime dónde está Segovia.

La mujer se removió un poco más, y abrió los ojos, aunque su mirada estaba perdida y sin enfoque.

-Dime donde está. Segovia estuvo aquí, dime que pasó con él.
-Está en peligro - balbuceó sin poder enfocar aún la mirada - está en peligro, tienen que ayudarlo...

No dijo nada más porque volvió a quedar inconsciente; Armendáriz se incorporó fuera de la camioneta, mirando en todas direcciones.

4

-No puede ser, no puede ser...

Víctor continuaba corriendo, pero a esas alturas el cuerpo ya no estaba resistiendo más el escape; no quería mirar atrás, solo sabía que tenía que poner distancia, en esa ocasión más que en cualquier otra.

-Tranquilo bebé, tranquilo...

Jadeando mientras corría, el joven esperaba poder aumentar la distancia de alguna manera, pero momentáneamente solo podía confiar en esconderse en el incipiente bosque para el que faltaba muy poco para llegar. Sin embargo sintió el sonido de un motor muy cerca, y tuvo que voltear para mirar, comprobando con espanto que un automóvil blanco se acercaba a toda velocidad en su dirección.

-¡Oh no!

El auto pasó a muy poca distancia de él, se le adelantó e hizo un arriesgado giro, quedando a tan solo unos cuantos metros de él. Inmediatamente descendieron tres hombres del vehículo.

-¿Sabías que eres muy difícil de atrapar chico?
-¡Aléjense  de mi!
-Como si eso fuera a funcionar.

El que parecía ser el líder, un hombre atlético y de mirada muy agresiva caminaba hacia él con absoluta calma, sonriendo divertido por lo que estaba pasando; Víctor sabía que no tenía ninguna oportunidad de escapar de esos desconocidos, pero no podía quedarse simplemente mirando, así que aunque estaba con el  corazón oprimido en el pecho y entrando en pánico nuevamente, no se quedó quieto y comenzó a correr hacia la izquierda, pero otro de los tres hombres del auto, uno grande y de aspecto imponente comenzó a perseguirlo; el hombre era sorprendentemente rápido para el cuerpo que tenía, y en solo algunos pasos logró darle alcance, tomándolo por la espalda, atrapándolo entre sus brazos por la cintura como una gran tenaza.

-¡Suéltame!

El líder se acercó sonriente.

-Mira, hagamos esto simple, dame al  niño y todo terminará mucho más fácil.

Ariel. Querían a Ariel, pero no eran policías, parecían cualquier cosa menos eso. Víctor trató inútilmente de soltarse, pero nada de lo que hacía parecía funcionar; el tercero de los hombres se acercó y le asestó un potente puñetazo en el costado, haciendo que el aire escapara de su cuerpo.

-¡Aaggg!

El golpe le quitó más movilidad de la poca que le quedaba, y permitió que le arrebataran al pequeño de sus manos.

-¡Ariel!

El bebé había empezado a llorar con el movimiento y los gritos, pero Víctor estaba absolutamente inútil ante el  hombre que lo apresaba. El líder soltó una risita.

-Dame las gracias y vámonos de aquí antes que vuelva a aparecer la policía.

El grandote soltó violentamente a Víctor, el que cayó de bruces contra el suelo, pero no lo dejó reaccionar y se arrojó sobre él, golpeandolo con los puños en el torso. Víctor no podía hacer nada para defenderse, excepto tratar de cubrirse la cara, pero un golpe más dió justo en la frente, haciendo azotar la cabeza contra el suelo. El golpe se sintió como un sonido ahogado en los oídos, trastornando todo en una especie de sensación de ahogo, de la misma manera que cuando estás bajo el agua durante mucho tiempo.

-Ariel...

Su propia voz se escuchó extraña, como si no pudieras escucharla nadie más que él mismo, pero aunque estaba en el suelo, todavía podía ver, como esos hombres se llevaban al pequeño, ignorando sus llantos.

-Ya cállate.

El líder miró de frente al bebé que lloraba en las manos de el tipo más grande, y sin pensarlo dos veces, le dió una bofetada. En ese momento todo cambió por completo, fué como si ver esa agresión contra el niño activara en Víctor un sentimiento que jamás antes había sentido, una conjunción de furia salvaje y odio que lo arrebató por completo; de pronto no podía ver nada más que a Ariel, alejándose en brazos de sus captores, llorando desesperadamente, y todo el miedo y el dolor de los golpes desapareció de manera absoluta.

-¡Ariel!

Lo siguiente fué como si no hubiera estado pasando realmente  a través de él. Poseído de una fuerza inusitada, Víctor corrió hacia los tres hombres, lanzándose sin pensar hacia el más grande de los tres. El hombre reaccionó al escucharlo gritar, pero no lo suficientemente rápido como para evitar su ataque. El joven se arrojó al cuello y apretó con todas sus fuerzas, recuperando al niño sin causarle ningún daño y apartándose del hombrer en un par de pasos.

-Sujétalo!

El grandote retrocedió unos pasos con las manos llevadas al cuello, tosiendo ahogadamente. El hombre de rasgos orientales se acercó rápidamente a Víctor, pero éste seguía dominado por una fuerza tremenda, por lo que se apartó, dejando un instante para colocar a Ariel junto a la raíz de un árbol; no podía evitar su llanto por el momento, pero tenía claro, aún dentro de su furia, que lo primero era detener a esos hombres. Con un movimiento brusco se lanzó contra el oriental, dejando que éste lo golpeara, solo lo suficiente para acercarse poder darle un cabezazo, el que golpeó directamente en la frente del otro; por un momento pareció que no le había causado daños, pero después el tipo cayó de rodillas, aturdido. Mientras, el líder del grupo había optado por ir a tomar al niño, pero Víctor volteó en su dirección, y gritando nuevamente se lanzó conttra él.

-¡Déjalo!

Ambos cayeron al suelo, forcejeando violentamente; pero unos momentos después Víctor tomó la oportunidad y logró tomar en sus manos la cabeza de su adversario, azotándola contra el suelo. Iba a darle otro golpe, pero nuevamente los llantos de Ariel lo hicieron reaccionar, y se volvió hacia el bebé, tomándolo en sus brazos; su corazón latía quizás con la misma desesperación con la que lloraba el bebé, pero tenía que controlarse, estaba obligado a salir de ahí, y mientras esos hombres estuvieran en el suelo, tenía que aprovechar cada segundo.
Mientras Víctor se alejaba con Ariel en sus brazos, corriendo lo más rápido que podía, los tres hombres intentaban reaccionar.

-¿Que fué todo eso? - protestó el oriental - ¿No se suponía que ese tipo era común y corriente, de donde sacó esa fuerza?
-Cállate - replicó el líder sentándose lentamente en el suelo - eso no importa ahora.
-No puedo creer que haya hecho todo eso - intervino el más grande entre toses - creí que me iba a ahorcar.

El líder se puso torpemente de rodillas; no quería reconocerlo frente a los otros dos, pero a él también le había sorprendido la fuerza y furia de ese hombre.

-Tenemos que movernos - dijo ignorando los otros comentarios - ahora estamos cerca de él, solo hay que encontrarlo y terminar con ésto de una vez por todas.


Próximo episodio: Fin del camino

Adelanto exclusivo

Hace un tiempo, Víctor recibió una llamada que cambió toda su vida; Magdalena, una chica que había conocido tiempo antes, pidió con urgencia su ayuda, y él fué en su busca entre dudas y recuerdos. Pero volver a ver a Magdalena fué solo el inicio, porque al mismo tiempo, Víctor descubrió que era padre de un bebé y que éste corría un grave peligro. Con el tiempo en contra y una familia amenazando a su hijo y a él mismo, un hombre joven tuvo que dejar todo lo que conocía para poner a salvo a un pequeño bebé y preservar su futuro.
Pero la aventura que comenzó con Víctor abandonando todo lo que tenía con solo un bebé en sus brazos se iría convirtiendo en algo mucho más complejo, porque la familia De la Torre creó una serie de intrigas en su contra, y además denunció un posible secuestro, por lo que el experimentado oficial Armendáriz se hizo cargo del caso con el objetivo de recuperar al niño y hacer pagar a Víctor por los crímenes de los que se le acusaba. En el camino de una inesperada huida, Víctor contó con una serie de sorpresivos apoyos, pero también de dolorosas traiciones, lo que lo dejó con heridas físicas y emocionales, pero su desaparición no solo se volvió el objetivo de la policía, sino que también de un grupo de hombres enviados por Fernando de la Torre, y de una pareja de periodistas que querían conseguir la noticia exclusiva a toda costa.
Ahora el camino de Víctor está a punto de llegar a su fin, y todas las historias que existen, y las que se han tejido a su alrededor, están a punto de chocar.
¿Cual es la verdad?

Por ti eternamente Capítulo 16: La noticia principal



Tan pronto como salió de la pensión, Víctor se apresuró hacia el extremo contrario del pueblo en el que había pasado la noche; nuevamente sentía que todos estaban observándolo, aunque el hecho de haber salido temprano en la mañana de la pension hacía que hubiera menos gente por las callecitas de un lugar que ya no le parecía tan acogedor y calmo como antes. Encontró un pequeño grupo de buses de transporte por zona y subió al primero que encontró, afortunadamente con un poco de tranquilidad por no resultar demasiado llamativo, seguramente porque por esos lado había mucha más gente rara o que viviera en las calles. Al subir al bus y acomodarse lo mejor posible en el pequeño asiento con la mochila, los dos bolsos y el bebé en sus brazos, se sintió un poco más tranquilo, aunque entonces comenzó la molestia del bebé, que, cubierto por la cobija que lo disimulaba, estaba incómodo y evidentemente acalorado.

-¿Que pasa bebé? - murmuró disimuladamente - no puedo descubrirte ahora...

El pequeño se removía incómodo, sofocado por el calor, pero aunque había solo un par de personas en el vehículo y no estaban en asientos contiguos, sentía que cualquier cosa que hiciera llamaría la atención. Pero Ariel seguía moviéndose, y la perspectiva de algún llanto en un bus en movimiento con la amenaza de la policía en camino a la pensión que dejara solo momentos antes era muy preocupante.

-Espera, por favor espera...

Ya estaba muy nervioso y esa escena no estaba ayudando en nada, así que, sentado hacia la ventana, abrió la de corredera y se volteó hacia el exterior, descubriendo al bebé para que su torso quedara expuesto; la reacción del pequeño fué instantánea.

-¿Ves? - susurró sonriendole - solo estamos desplazándonos un poco. Sé que hace calor y que estás sofocado, pero en un rato más vamos a bajar, espera un poco por favor.

                   2

Romina detuvo la camioneta mientras Álvaro corría a subir al asiento del copiloto.

-Apresúrate, el bus acaba de irse.

Álvaro se subió mientras ella reiniciaba la marcha;  llevaban muy poca distancia del bus, y estaban obligados a guardar distancia para evitar delatarse, pero justo cuando estaban tomando la misma ruta del bus, un obstáculo apareció en el camino.

-Diablos, es el gorila, desviate ahora.

Romina hizo un giro y se ocultó en una esquina al borde del pueblo, muy cerca de donde iniciaba una nueva vía; lo que pasó fué la camioneta institucional con Armendáriz en el asiento del copiloto hablando enérgicamente por teléfono.

-Maldición, no sé en qué momento se adelantó.
-¿Habrá descubierto que Segovia va en el bus?

Romina le quitó de las manos la cámara fotográfica.

-No lo creo, probablemente solo es una coincidencia, pero si va en esa dirección es posible que se le ocurra investigar en los medios de transporte, así que no podemos quedar fuera.

Estaba revisando distraídamente las fotos mientras hablaba; no las veía en realidad, sabía muy bien que en un trabajo como ese solo veinte de cada cien fotos servía de algo, pero era lo necesario y además muchas veces las fotos sacadas al azar revelaban cosas que las sacadas a propósito no podían. Mientras la camioneta comenzaba lentamente la marcha, la mujer se quedó mirando una imagen que le llamó la atención y decidió acercarla con el zoom.

-Que raro...
-¿Que pasa?

En la foto se veía el lateral del bus en donde iba Segovia, pero la foto, si bien era perfecta porque a pesar del ángulo lo mostraba, enseñaba también algo que no se esperaba.

-No lo sé, es solo que...
-¿Que?
-Ésta foto - dijo sin poder quitarle los ojos de encima a la imagen - es tan extraña. Lo que veo aquí Alvaro...
-¿Que? Dilo de una vez.
-Es que en la foto...se ve un padre con su hijo en brazos.

Álvaro no respondió por unos momentos, pero cuando lo hizo, parecía tan enfocado en el caso como antes.

-Se supone que eso es lo que esos tipos pretenden, ¿O no?
-Si, lo sé, también estaba en los cursos de sicología del delito, recuerda que estudiamos juntos - replicó ella más livianamente - es solo que verlo así me hace pensar que definitivamente no podemos perderle la pista, porque si lo hacemos es probable que después empiece a mezclarse con la multitud.

Él se lo pensó un momento.

-Si, creo que tienes razón, lo que puede ocurrir es que el niño se acostumbre, al final es pequeño y es más sencillo; espero que todo resulte bien.

                        3

Dos oficiales de policía estaban dentro de la cabaña de Gladys, y aunque el lugar resultaba a todas luces acogedor, la actitud de ella no lo era.

-Señora, necesitamos su cooperación, se trata de un caso muy serio.

Pero ella estaba más alterada de lo que cualquiera de los dos podía esperar; y no solo estaba alterada, la preocupación la invadía también, y no era por ella misma por quien temía.

-No sé que es lo que ustedes pretenden ahora mismo.
-Señora - le explicó la mujer policía - escuche, el hombre que estuvo aquí cometió al menos un delito, usted lo vió con ese niño en sus brazos.
-Es su hijo.
-No, no lo es, se lo llevó de los brazos de su madre.
-Si, si es su hijo - replicó obstinadamente la mujer - ustedes no lo vieron, no tienen idea de lo que están hablando, ni ustedes ni ese policia bruto que estuvo aquí.

El hombre intervino para tratar de convencerla.

-Escuche señora Gladys, ese hombre.
-Se llama Víctor.
-Víctor - concedió él para no desviar la atención - obviamente le dijo que el niño era su hijo, no es la primera persona a quien se lo dice, él está convencido de que lo es.

Pero esas palabras solo consiguieron alterarla más; la mujer se puso de pie orgullosamente y fulminó a ambos con la mirada.

-¿Y quien les dijo que él me había dicho alguna cosa?
-Escuche señora...
-No, escuchen ustedes. Pueden ir a decirle a todo el mundo lo que quieran, pero ustedes no han visto a Víctor, ustedes no han hablado con él. Víctor es un buen hombre, y nadie tuvo que decirme que ese niño es su hijo, porque eso es algo que se ve, no se dice.

La policía parecía dar por perdida la situacion.

-¿Le dijo ese hombre adonde pensaba ir?
-No, y lo mejor es que no me lo haya dicho, porque está claro que ustedes no lo quieren ayudar. Pero quiero que le digan a ese bruto que estuvo aquí antes que está totalmente ciego, y que si no reacciona va a cometer un grave error. Víctor es el padre de ese niño y solo quiere mantenerlo a salvo, pero todos ustedes lo están empujando justo en la dirección contraria.
                            4

Víctor vió como el bus, después de un  viaje relativamente corto, llegaba a una zona industrial, pero como vió la terminal muy cerca, decidió bajar antes de llamar la atención más de lo que lo había hecho hasta el momento. Desconocía totalmente el lugar en donde estaba, pero sabía con bastante seguridad que seguía alejándose hacia el xxxxx así que lo mejor que podía hacer era seguir en esa dirección; por suerte el pequeño se había calmado durante el corto viaje, pero él mismo no estaba tranquilo, necesitaba poner distancia entre el sitio de donde venía.

-Espero encontrar algo por aquí.

Las zonas industriales como esa muchas veces tenían servicios de buses que iban hacia diferentes destinos, así que solo tenía que armarse de paciencia y encontrar uno, por lo que comenzó a caminar a un costado del camino rural, lo más cerca de los árboles y matorrales que serían lo único que podría protegerlo si alguien se acercaba, aunque afortunadamente todavía podía contar con que era temprano.

Mientras Víctor hacía ésto, Romina estacionó la camioneta a varias decenas de metros de distancia, en un recodo que los mantenía protegidos de la vista de Segovia.

-Excelente Álvaro, estamos a la delantera del gorilote, y pensar que estuvo tan cerca igual que esos tipos.

Pero en esos momentos él no se mostraba tan optimista.

-Pero estamos tan cerca, ésto me preocupa.
-¿Que quieres decir?

Álvaro no la miraba a ella, miraba con el lente de la cámara en dirección a Segovia y el camino por donde seguía.

-¿Que pasaría si esos tipos que te amenazaron fueran amigos de Segovia? Tal vez escaparían con él. ¿Y si lo agarra la policía así sorpresivamente como la vez anterior pero ésta  vez si lo atrapan?
-Es parte de la crónica.

Pero él sonrió, un poco divertido; generalmente era ella quien hacía las conjeturas más allá de lo normal.

-¿No te das cuenta? Nuestra crónica termina si Armendáriz lo atrapa, y si esos tipos lo ayudan, será empezar de nuevo las persecusiones.

En ese momento ella comprendió el punto.

-Nos va a faltar el contrapunto.
-Exacto. ¿Y si lo hacemos nosotros?
-No lo sé, no estoy segura de que sea buena idea, sabes que lo de intervenir en el objeto del reportaje es siempre muy complicado.
-Lo sé - replicó él volteando a mirarla - pero no me digas que no te prende la idea de tener las declaraciones exclusivas del secuestrador.
-Por supuesto que si. Además - fantaseó con la vista perdida en el techo de la camioneta - esa declaración nos servirá en cualquier caso, esa exclusiva será oro puro.

Álvaro abrió la puerta del copiloto para bajar.

-Sabía que entenderías; ahora vamos antes que alguien aparezca.


                 5  

Víctor iba caminando por el costado de la ruta de cemento estropeado hacia la zona industrial; no era un lugar especialmente bonito, pero eso reducía la cantidad de gente que podía verlo, de modo que era una buena opción por el momento.

-Ya vamos a llegar bebé, vamos a buscar un nuevo lugar para nosotros.

Ariel se mostraba nuevamente tranquilo en sus brazos, un poco menos sofocado que antes. De pronto sintió el sonido de un motor a su espalda y se le volvió a oprimir el corazón.

-Oh, no puede ser...

No contaba con que alguien se acercara faltando tan pocos metros para llegar a las calles iniciales de la zona industrial; aún no se veía ningún vehículo, pero el motor estaba cerca y tenía muy claro que no había puesto aún demasiada distancia. Preocupado porque pudiera estar expuesto, decidió internarse entre los matorrales, al menos hasta saber claramente de que se trataba, o por lo menos ver al vehículo pasar, sabía que no era mucho pero al menos lo tranquilizaría un poco.

-Vamos a quedarnos un momento por aquí - dijo en voz baja - no te muevas por favor.

El bebé seguía tranquilo en sus brazos; de cuclillas  tras unos matorrales de más de un metro de alto, el hombre esperó a que el sonido se hiciera más intenso y apareciera algo a su vista, pero después de varios segundos seguía sin pasar nada.

-¿Habrá sido un bus en sentido contrario?

No alcanzó a preguntarse nada más. Una voz a su espalda lo hizo dar prácticamente un salto.

-Víctor Segovia.
-Oh!

Se puso de pie y volteó asustado; a poca distancia de él había dos personas, una mujer de cabello largo, de mirada aguda y rasgos bastante agraciados, y un hombre de cabello muy corto, de piel llena de pecas y el mismo tipo de mirada fulminante que ella.

-¿Que quieren?
-No te asustes, sólo queremos hablar contigo.

Estaba atrapado, y esos dos habían aparecido de la nada. ¡Claro! Ese era el sonido de motor, y estaban tan cerca que no tenía por donde huir. Pero no podía pasar eso, no podía ser tan sencillo después de lo que había pasado.

-No se acerquen.

Eso resultaría absurdo si es que ellos eran policías de civil, aunque no tenían facha de serlo. Además se mostraban muy tranquilos.

-Tranquilízate - dijo el hombre en voz baja - no queremos hacerte ningún daño, solo queremos hablar.
-Déjenme en paz por favor.
-Escucha, no somos policías si es eso en lo que estás pensando - intervino la mujer - somos periodistas.

¿Periodistas? El hombre le enseñó la cámara profesional colgando de su cuello y una tarjeta de identificación, la que a tres metros de distancia claramente no podía ver con todo detalle pero que parecía ser de algún sindicato o algo parecido; pero sea como fuere, eso no cambiaba su situación, necesitaba alejarse y no veía como.

-¿Qué es lo que quieren?
-Hemos estado siguiendo tu pista - le dijo ella en voz baja - y queremos hacer un reportaje sobre lo que está pasando ahora mismo contigo.
-¿Un reportaje? - repitió tontamente - ¿Porqué estarían haciendo un reportaje de mi, no lo entiendo.

Álvaro iba a acercarse un paso más, pero Romina lo detuvo; lo mejor era tomarse todo con demasiada calma, tenían que ser precavidos.

-Solo queremos hablar contigo.

La reacción de Víctor fué bastante sorprendente, se rió nerviosamente de ellos, sin acercarse y manteniéndose inmóvil, con ese extraño atuendo con el que lo habían visto, que claramente ocultaba la carga en la espalda y el bebé en sus brazos.

-¿Hablar conmigo? ¿Quien podría querer hablar conmigo, la policía está persiguiéndome, tuve que escapar pero al parecer todos creen que soy una especie de monstruo.

Tenía una idea bastante clara de lo que pasaba a su alrededor, eso haría más interesante el reportaje.

-Precisamente por eso - replicó ella rápidamente - creemos que es justo que tú entregues tu versión de los hechos, para que la gente sepa.

Víctor se quedó un momento sin palabras; no había pensado, ya a esas alturas, que alguien pudiera ir a decirle algo así, o que alguien quisiera escucharlo, sobretodo asumiendo que la noticia de su enfrentamiento con el policía ya era pública como su desaparición.

-¿Porqué ...? Es decir, no lo entiendo, dime porqué tendría que confiar en ustedes, podrían estar tratando de detenerme.
-La policía está muy cerca sin que nosotros hayamos hecho nada.
-¿Que?
-Álvaro - lo reprendió ella tratando de sonar más empática - no digas eso. Escucha Víctor, nosotros somos periodistas, nuestro trabajo no es entregarte a las autoridades, es contar las cosas que pasan. Sabemos lo que pasó con Armendáriz, es decir porqué tienes esas heridas en la cara, pero aunque ya hay bastante información en los medios e hicieron una denuncia, nadie sabe nada, nadie sabe porqué hiciste ésto.

Todo eso tenía sentido, y mucho más si pensaba en su propio plan de alejarse un poco mientras conseguía un abogado que lo ayudara a explicar todo sin exponerse a la Familia De la Torre.

-Sé que dicen que tengo horribles intenciones, pero es mentira.
-Entonces dinos la verdad - lo instó Romina mirándolo con ojos brillantes de emoción contenida - cuéntanos tu verdad, y te aseguramos que cuando salga el reportaje no cambiaremos nada.

Álvaro intervino para no quedar mal.

-Mira, creemos que tienes mucho que decir, pero no es un buen lugar para hablar, la policía anda cerca. ¿Hacia adonde vas?

Víctor aún no estaba seguro de lo que estaba pasando, había tomado muchas malas decisiones, pero realmente no parecía tener muchas mejores opciones de seguir a pie y sabiendo que la dueña de la pensión lo había delatado.

-Necesito alejarme de aquí - respondió con evasivas - pero no conozco el lugar y perdí el mapa.
-Tenemos un mapa - replicó Álvaro - y un vehículo. Mira, si no quieres decirnos adonde vas está bien, podemos llevarte un trecho mientras nos cuentas todo, y luego seguirás tu camino.
-Te prometemos que no vamos a decirle a nadie donde estás - complementó Romina sonriendo - será como si nunca hubieras estado en nuestra camioneta.

Subir a un vehículo con otras dos personas desconocidas no era la mejor idea, pero ella pareció adelantarse a los hechos y le enseñó las.llaves del vehículo.

-Si quieres te dejo las llaves. Así tú decides cuando quieres detenerte.

Varios minutos después, la camioneta, conducida por Álvaro, había sobrepasado la zona industrial donde Víctor había bajado del bus y se desplazaba a velocidad media por la carretera; dentro del vehículo, ninguno de los dos periodistas podía evitar posar los ojos, aunque fuera un momento, en el hombre que permanecía sentado en el asiento del copiloto con el bebé en sus brazos.

-Creo que con lo que nos dijiste es suficiente - comentó Romina revisando sus notas - tengo una idea bastante clara.
-Soy inocente.
-Entiendo a lo que te refieres - dijo la mujer sin comprometerse a nada - pero debes entender que tu versión de los hechos es bastante inverosímil.

Víctor miró por la ventana; los prados que se extendían a los lados y el inicio de esos bosques podía ser un lugar paradisíaco, pero al estar en la situación en que estaba, todo resultaba muy desesperanzador.

-Sé que no es fácil, supongo que yo mismo no me creería, pero es la verdad.
-Es difícil cuando piensas que si ese niño es tu hijo, deberías haber ido a la policía en primer lugar; con un simple examen de Adn todo se resolvería.
-No es tan sencillo, no después de que me llamó ese hombre del que te hablé amenazándome; me asusté, no sabía que hacer, y Magdalena me pidió que lo mantuviera alejado de su familia, porque tienen negocios sucios, ella me lo dijo. Si me atrapan, no sé lo que me pueda pasar, pero no creo que sea nada bueno y además me quitarán a Ariel.

Ariel. Lo decía con tanta confianza que nadie creería que era un demente; Álvaro pensaba que sería tan sencillo, solo una llamada y todo terminaría, pero por otra parte eso los comprometería, y necesitaban la mayor independencia posible para poder armar el reportaje. Luego de eso su carrera daría un vuelco.

-Por lo pronto lo importante es que tenemos la información - intervino Álvaro - estamos en conversaciones con varios medios para publicar un reportaje, y la idea es que tu declaración sea lo más importante, nos comprometemos a decir todo  lo que nos has dicho ahora.
-Gracias.
-Ahora - siguió Romina - creo que ya estamos cerca...si, mira, luego de ese giro hay una zona poblada, desde ahí podrás decidir adonde ir.
-Por favor no me delaten.
-No lo haremos, puedes confiar en nosotros. Oh, espera, a la entrada de ésta zona hay un puesto de vigilancia de la policía zonal, creo que lo mejor es que hagas un rodeo.

Le enseñó la referencia en el mapa; Víctor agradeció internamente esa advertencia, al menos parecía buena decisión haber subido al vehículo con ellos para poner un poco de distancia, pero sea como fuere, ellos estaban tras una noticia y no para ayudarlo, así que lo mejor que podía hacer era bajar pronto y alejarse; mientras les relataba todo lo que había sucecido, pensaba que no solo tenía que separarse de los periodistas, sino que además poner toda la distancia posible, porque si ellos lo habían estado siguiendo, era una suerte increíble que la policía no lo hubiera atrapado de nuevo, y después de esa espantosa pelea no quería volver a encontrarse con Armendáriz.

-Toma - dijo pasándole las llaves del vehículo a Álvaro - lo mejor es que baje ahora, tengo que seguir. Por favor no me delaten.
-No lo haremos.

La camioneta se detuvo y Víctor bajó rápidamente con el bebé nuevamente cubierto en sus brazos; Álvaro dejó estacionada la camioneta a un costado de la vía mientras Romina miraba al hombre caminar hacia la maleza y los árboles.

-Me pregunto si ésto es correcto.
-¿Estás loca? Tenemos algo que ningún medio tiene.
-No me refiero a eso - replicó ella - me refiero a dejarlo ir así...solo es una llamada, tenemos tarjetas de prepago, nadie sabrá que fuimos nosotros.

Álvaro suspiró; a él también le hacía sentido algo así, pero mantenía sus dudas al respecto.

-Pero es que sabes que si avisamos lo van a agarrar, ésta zona es menos compleja que la anterior, se nos va a acabar el reportaje.

Romina lo miró fijamente.

-¿Podrías tú con el cargo de conciencia? Hasta ahora en niño está bien, pero no sabemos hasta cuando.
-Tienes razón, entonces los llamamos como anónimo. De todos modos sabemos que contamos con un material de primera para publicar, será perfecto.

No pudo decir nada más. En ese momento una van que avanzaba por la carretera en sentido contrario aceleró al máximo, se desvió y chocó a la camioneta; el sonido de los metales se mezcló con el chirrido de los neumáticos, mientras la fuerza del golpe impulsaba a la camioneta de los periodistas fuera de la vía, dejándola volteada de costado.


Próximo episodio: Ojo de cazador

Por ti eternamente Capítulo 15: Asuntos personales



Víctor despertó mucho más descansado de lo que esperaba; ya era Domingo por la mañana, bastante temprano y se sentía más despejado después de dormir seguro y en una cama, luego de una relajante ducha y además de haber compartido con el bebé momentos diferentes de estar corriendo y escapando de peligros. Pero sabía que no era conveniente quedarse ahí por más tiempo, aún tenía que poner más distancia para poder estar a salvo y preparar lo que había pensado.
Después de levantar y mudar a Ariel, le dió desayuno y él mismo comió algo de entre las provisiones que le quedaban; por desgracia había perdido casi toda su comida junto con los bolsos que quedaron en el furgón, pero podía mantenerse tranquilo con respecto a las pertenencias y alimentación del bebé, al menos si no tenía que comprar esas cosas llamaría menos la atención.

-Creo que ya es momento de irnos, todavía no dan las ocho y media así que creo que es lo mejor, antes que Eva nos descubra o venga para acá.

Comenzó a ordenar nuevamente las cosas; le gustaría quedarse más tiempo allí, pero haber pasado toda la noche bajo techo y descansando era lo más que podía permitirse en esos momentos.

En ese momento tocaron a la puerta.

-Oye, ¿Me escuchas?

Víctor vió con espanto como el pomo de la puerta giraba, y automáticamente miró en dirección a la cama, donde el pequeño permanecía quieto e ignorante de todo. El pestillo cedió ¡Tenía llave por supuesto! Contar con que el seguro interno le daría privacidad había sido una insensatez, pero ahora que ella había tratado de abrir ya sabía que la puerta estaba trancada.

-¡Oye! ¿Porqué está trancada la puerta?
-Ahora salgo.
-No quiero que tranques la puerta, abre ahora mismo.

Víctor se abalanzó sobre la cama y se puso al pecho el artesanal arnés que había hecho; necesitaba cubrir al bebé, lo demás no tenía mayor relevancia.

-Ven acá - susurró mientras cargaba al pequeño - por favor no hagas ruido.

Los golpes en la puerta se escucharon otra vez. Cuando ya estuvo cubierto con el bebé oculto, trató de mostrarse sereno y quitó el bloqueo de la puerta. Eva entró en el cuarto con el ceño fruncido.

-¿Porqué tenías así la puerta?
-Quería dormir en paz, solo eso - se excusó en voz baja - no quiero molestarla.

Ella pareció conforme con el comentario, pero aún quería demostrar su autoridad, al parecer; por un momento quitó de él la mirada para mirar en derredor.

-¿Tienes hambre?
-Tengo comida.

La mujer tenía la vista desenfocada de él a pesar de estar justo enfrente y a poca distancia; se tardó unos momentos en decir algo más.

-Entonces comiste.
-Si.
-Y claro - siguió lúgubremente - seguramente tomaste leche en ese biberón.

Víctor giró la cabeza lentamente hacia la cama; con la prisa por ocultar al bebé en las cobijas que cubrían su cuerpo había pasado por alto algo tan llamativo. En ese momento ella lo descubrió y ahogó una exclamación.

-Oh por Dios...tienes un bebé...eso quiere decir que tú...

Lo había descubierto; Víctor volvió a cubrirse con la cobija y tomó rápidamente de la cama el biberón, que era lo único que le faltaba por guardar.

-Es mejor que me vaya.

Pero Eva le tapó la salida.

-Voy a llamar a la policía.
-No tienes que hacerlo - dijo él enfrentándola - mira, no quiero problemas y no quiero darte problemas, así que solo dejame salir.

Eva sin embargo no parecía estarlo escuchando.

-No se trata de eso, no lo entiendes...todo el mundo debe estar buscándote, saliste en las noticias, pero escogiste el peor lugar para esconderte.

Aunque aún no sabía de qué se trataba, la mirada y la actitud de ella lo asustaron; dió un paso atrás, con el corazón oprimido. ¿Porqué lo angustiaba esa mirada preocupada?

-¿Quien eres tú?

                                         2

Romina y Álvaro estaban cerca de la entrada del pueblo, con ella al volante y él mirando a través de los binoculares.

-Estoy cansado - comentó él por decir algo - ha sido una noche larga.
-Al parecer Segovia tiene una capacidad natural para perderse - dijo ella con voz neutra - ayer pasamos de estar a un paso de él a perderlo, y luego de estar tras su pista a no saber si está en éste pueblito o no.
-Al menos no somos los únicos, solo imagina la cara de Armendáriz, debe estar hecho una bestia por lo que pasó ayer.

Romina se sacudió el cabello mientras abría otra botella de agua mineral con sabor a frutas.

-Tengo la sensación de que estamos en la ruta correcta, además se me hace lógico que se haya quedado, tendría que reorganizarse después de la sorpresa del gorilote.

Pero él ignoró esos comentarios al ver algo con los binoculares.

-Diablos.
-¿Que pasa?
-El vehículo del que me hablaste, está entrando al pueblo.

Romina no dió muestras de angustia, al parecer ya tenía superado ese tema, pero fuera de eso seguía siendo una mala noticia.

-Eso significa que no pudimos distraerlos.
-Tenemos que localizar a Segovia lo más pronto posible, a ver que es lo que se esconde en todo ésto.

A distancia se veía que el vehículo iba lento, seguramente los tipos tenían alguna idea o habían sacado conjeturas, pero no llegaban a destino. No aún.

-¿Alguna noticia de Armendáriz?
-Hasta ahora su equipo sigue peinando la zona; seguro que está reorganizando las ideas, no puede arriesgarse otra vez a fallar.

Mientras los periodistas hablaban de eso, Adrián y sus dos colegas estaban recorriendo al lugar a no mucha distancia.

-Ustedes dos pregunten por ahí si hay alguna pensión o algo parecido, el tipo tiene que haber pasado por aquí.

Mientras los otros bajaban del automóvil, Adrián contestaba una llamada.

-Señor Claudio.
-Te has tardado en encontrarlo.

Sabía que iba a decirle eso, pero aún no sabía lo demás.

-Es verdad, el policía complicó las cosas.
-¿Porqué?
-Porque al parecer tuvieron una pelea o algo y el tipo escapó, así que ahora está prevenido y se está ocultando; de todos modos estamos más adelantados ahora que la policía, así que ya por la tarde lo tendremos.

Claudio hizo una pausa lo suficientemente clara, sin necesitar decir más.

-No me asegures nada, a éstas alturas yo esperaría que ya lo tuvieras resuelto, sabes que la noticia está en todas partes.
-Tiene razón, pero lo haremos bien.
-Eso espero.

Cortó.

                               3

Víctor retrocedió un paso ante las palabras que había escuchado de Eva. ¿En donde se había ido a meter en esa ocasión?

-¿Quien eres tú?
-No importa quien soy, sino lo que hice - dijo ella sin quitarse aún del umbral de la puerta del cuarto - hace cuatro años maté a mi esposo.

Se quedó un momento sin palabras. Eso no se lo esperaba de ninguna manera, pero claramente ella trataba de decirle algo más ¿Porqué se veía tan angustiada?

-¿Porqué lo hiciste?
-Porque me tenía encerrada en el sótano, tenía dos cuchillos y quería matarme. Así que decidí que no iba a matarme, al menos no tan fácilmente.

Escuchar eso lo hizo recordar su enfrentamiento con el policía, y se le tensaron todos los músculos del cuerpo; él mismo había estado, unas cuantas horas antes, en una situación muy fuerte, quizás no de peligro mortal, pero si lo suficientemente peligrosa como para actuar por instinto, porque en una situación común no se arriesgaría a hacerle frente a un hombre como ese policía. Pero antes que pudiera preguntar lo que se estaba formulando en su mente, ella siguió hablando.

-Si te éstas preguntando porqué es que te digo ésto, es por lo que pasó después. Aunque tendría que haber salido libre sin cargos porque fue defensa propia, tenía antecedentes, así que me creyeron a medias; no fui a la cárcel, pero me obligaron a ser contacto de la policía, por eso es que tengo una pensión, porque así siempre estoy enterada de todo.
-Oh por Dios...
-Y si descubro algo tengo que llamarlos de inmediato, o me meteré en problemas.

Tenía que salir de ahí, era imperativo alejarse lo más rápidamente posible de esa casa; todo el descanso del baño, la comida y el sueño parecían estar muy lejos ya.

-Eva - murmuró él lentamente - escucha, solo quiero irme, te dije que no quiero problemas. No tienes porqué interponerte, no tienes porqué decir que estuve aquí.

Pero ella sonrió tristemente.

-No lo entiendes. No tengo alternativa, en la sala y en los pasillos de ésta casa hay cámaras grabando, sabrán que les mentí en algún momento.

De pronto se sintió nuevamente expuesto, como si decenas de ojos estuvieran mirándolo fijamente. Eva se movió sólo un poco, lo suficiente para quedar por fuera del umbral de la puerta, y marcó el número de la policía; Víctor no podía perder tiempo, así que armandose de valor salió del cuarto.

-¿Hola? Si, soy yo, tengo algo que decirles. El hombre que andan buscando, el que se robó al niño, está en mi casa.

Se le oprimió el corazón al escuchar esas palabras, pero decidió no mirar atrás, y cubriéndose nuevamente con la misma cobija que había usado la jornada anterior salió a toda prisa de la pensión; toda la distancia que podría haber puesto entre él y ese policía no había servido de nada, ahora nuevamente tenían una pista de su paradero, así que tenía que salir de ese pueblito lo más rápido que pudiera, antes que lo encontraran de nuevo.
                               4        

Armendáriz llegó al pueblo de San Andrés junto con su equipo de trabajo mientras respondía una llamada telefónica.

-Gracias Martínez, déjalo en el corral, por ahora ese auto no me sirve de nada.

Cortó y bajó del vehículo junto con Marianne. Había algo extraño en el aire, y sus temores se empezaban a hacer realidad.

-Está aquí.
-¿Cómo dice señor?
-Segovia está o estuvo en éste lugar Marianne, en éste pueblo pasó algo.
-¿Cómo lo sabe?

El policía señaló la calle principal del pueblo.

-Es temprano, pero hay gente en las calles y en las puertas, se ve que ocurre algo. Seguramente lo vieron, o alguien preguntó por él, y por eso están nerviosos, recuerda que en éstos pueblos nunca pasa nada.

-Pero nosotros no hemos hecho nada, usted dijo que había que actuar de otra forma.

Armendáriz pensó en ese periodista que lo había molestado antes; alguien más estaba por esos lados, y la perspectiva de algún periodista muy aventajado no era alentadora.

-Por ahora quiero que se ocupen de hacer todas las preguntas, vayan a los sitios que ya saben.
-De acuerdo.

Marianne se alejó para dirigir a los demás, mientras un hombre descendía de un automóvil y caminaba hacia Armendáriz.

-Buenos días oficial.
-Buenos días.

Era policía. Se saludaron formalmente; el otro hombre era mayor de cuarenta años, corpulento, de figura fuerte y actitud un poco tosca, lo que te da una vida alejado de la ciudad.

-Armendáriz.
-Un gusto señor, soy Vidal. ¿Que lo trae por aquí?
-Estamos haciendo un barrido de la zona, se trata de la búsqueda de una persona, concretamente el hombre que se llevó a un lactante.

El otro se cruzó de brazos.

-Lo vi en las noticias, fuerte el asunto.
-Es verdad. ¿Ha visto algo extraño, algo fuera de lo común?
-Pasó un auto blanco hace poco, se nota que no es de por aquí; no hablé directamente con ellos, pero una persona me dijo que consultaron por lugares para alojar, pero no se quedaron en la pensión. Ahora que si me pregunta por alguna persona sospechosa, no he visto nada.

Periodistas.

-¿Hace cuánto fué eso?
-Hace más o menos diez minutos.
-Gracias.
-Espere, creo que puedo ayudarlo en algo más; tenemos una persona que puede darnos más información, si me acompaña le diré.
-Está bien - replicó Armendáriz - ¿De quien se trata?
-De la dueña de la pensión.

                   5

Álvaro se había subido al techo más alto que había encontrado en la entrada del pueblo, tratando de tener la mejor visual; era cierto que habían perdido mucho, pero seguía teniendo la sensación de que estaban en la línea correcta. En ese momento, mientras permanecia acostado boca abajo, recibió una llamada de Romina.

-¿Ya estás arriba?
-Si - respondió enérgicamente - tengo una muy buena vista, pero no he visto a Segovia.
-¿Y los del auto blanco?
-Irónicamente a un par de cuadras del gorilote; quédate ahí, trata de no llamar la atención, en seguida te aviso hacia adonde hay que ir.

No cortó, pero se mantuvo en silencio mientras miraba por las calles de cemento y tierra del lugar, donde resaltaban tanto el auto blanco de esos matones como los oficiales de polici repartiéndose por puertas y ventanas haciendo preguntas. Y en ese momento vió.

-Romina, lo encontré.
-¿Donde?
-Por la calle principal, va directo a donde pasan los buses, quiere salir de aquí.
-Voy a dar la vuelta para tener buen punto de vista desde el otro extremo - dijo ella mientras se sentía el motor de la camioneta arrancar - ¿Quien crees que lo va a atrapar primero?
-A éste paso los del auto blanco, lo que quiere decir que podríamos tener la exclusiva de su captura, si es que Armendáriz se aviva y se mueve más rápido. Además sabremos si es que esos tipos son aliados suyos o no.

Tenían la mejor oportunidad, por fin estaban sobre una noticia que hasta el momento nadie más tenía, y si las cosas funcionaban como lo esperaba, al día siguiente estarían cocinando la noticia perfecta.


Próximo episodio: La noticia principal