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La otra matrix Capítulo 14: Tres luces, un origen
Heavythread llegó el primero al promontorio, pero se quedó inmóvil a cierta distancia. Aldren, en tanto, caminó a paso decidido, asumiendo la situación con entereza.
—Soulbreaker.
—Es extraño —reflexionó él—. La percepción que a veces tenemos de las cosas. Los días que he pasado en la corte de los despreciados no han sido muchos, pero para mí, han sido toda una vida.
Aldren supo que los distintos hechos inconexos que había estado viendo hasta entonces tenían un punto en común; siempre tuvo presente que tenía que ver con él, pero de alguna manera el silencio al respecto le había proporcionado una suerte de calma. O negación.
—Tenías razón cuando dijiste que este es el mejor lugar del universo, amigo mío.
—Soulbreaker, lo que sea que estés pensando, no lo hagas.
Al lado del robot, sobre la superficie metálica del promontorio, estaba el rifle que había usado en la batalla contra en clon de Shockwave, y la espada con la que Underslow había intentado infructuosamente destruirlo. Soulbreaker se puso de pie y los miró, su actitud no era de rabia ni temor, ni tan siquiera angustia; sólo una serena determinación.
—Toda la raza se enfrenta a un gran peligro, y las piezas en este tablero ya han empezado a moverse; pronto, no va a importar el bando al que cada uno pertenezca, o el sitio en el que habite, todos estarán en peligro.
—Soulbreaker...
—Yo sí morí en la batalla de ciudad autobot —afirmó con tranquilidad—, hasta ahora, he estado en una vida prestada.
Por fin todo tuvo sentido para él; después de todo lo que había vivido, Soulbreaker comprendió cuál era su destino.
—Escuchen, en una de las primeras clases que tuve en la academia, en mi especialización en tecnología y cableado, se me explicó algo que sería muy útil en el futuro: la energía es posible de manejar en el universo, pero aunque nos alimentemos de ella o la utilizaremos según nuestro beneficio, se trata de un tipo de forma de vida básica, pura, cuyo funcionamiento, aunque comprendamos, no podemos controlar al cien por ciento, aunque creamos que es así; si tienes una fuente de energía madre y quieres alimentar con ella tres tomas distintas de determinado nivel de carga, la fuente de origen va a proporcionarla, pero aunque la acción sea controlada y los medidores indiquen niveles milimétricamente correctos, siempre hay algo, una partícula que escapa a nuestro control y hace que la suma de las tres fuentes alimentadas sume el total de la fuente de origen, excepto por una diferencia infinitesimal, por lo tanto, si quieres devolver el total de la energía a la fuente de origen desde las tres tomas alimentadas, antes estarás obligado a agregar esa millonésima parte que en algún momento perdiste. Al final, sé que soy lo que siempre he sido, un técnico de cables que sólo quiere terminar de realizar todas las conexiones. Lo que vi en algo que interpreté como un sueño, no es más que la realidad: Runflight ha encontrado la forma de mimetizarse con Sentinel Tau, y ahora que lo ha hecho, no sólo se ha apropiado de su chispa y de su apariencia, sino que además, ha encontrado la forma perfecta de llegar hasta su objetivo primario. Pero eso tú, ya lo sabes.
Aldren no quitó la vista de él.
—No he visto algo en especial, jamás ocurre de esa manera, todo son imágenes inconexas, muchas veces sin sentido, pero...
—Pero nunca tanto como ahora —concedió el—, lo entendí cuando no pudiste anticipar la llegada del clon, pero sí los heridos o daños. Por eso volabas, porque no sabías si se iba a tratar de un accidente o un ataque; conmigo sucedió lo mismo, no puedes ver lo que va a pasar en mi ruta, porque esta vida no es la misma que antes de aquella batalla en el sistema solar. Nunca lo fue.
—Lo siento.
—No hay nada que lamentar.
Heavythread no podía aceptar aún lo que estaba sucediendo; sentía hacia Soulbreaker una conexión de amistad casi desde el momento en que lo había descubierto dentro de Helios 4, de alguna manera se había sentido identificado con su soledad y extravío, y con el tiempo había comprobado que se trataba de un ser íntegro, alguien que no tenía que entregarse a un sacrificio.
—No puedes hacerlo —exclamó suplicante—. Los Autobots tienen grandes guerreros, ellos podrían, es decir, ellos tienen que hacerse cargo.
—No se trata de eso, los autobots están pasando por un gran periodo de oscuridad, donde el panorama para ellos es confuso, y les es difícil entender lo que está sucediendo, o vislumbrar más allá de lo que los rodea, lo comprendo muy bien porque a mí también me sucedió.
—Pero eso no significa que…
—Heavythread, tú eres mi amigo, lo sé y tú debes comprender mis palabras; he visto lo que va a suceder, Runflight siempre ha ansiado el poder. Cuando nos interceptó a Ultramagnus y a mí, me atacó con un objeto cortante que de seguro era una creación suya de gran poder, y con el que consiguió absorber una porción de la energía de la copia de la Matrix. Luego utilizó esa energía para evitar la muerte de Sentinel Tau, con lo que consiguió granjearse un acceso a las filas del bando Autobots; sin embargo, lo que en un principio parecía un plan de infiltración se convirtió más tarde en un objetivo mucho mayor para él, porque a través de su amistad con el centinela conoció de la ubicación de la copia de la Matrix, y llegó a conclusiones mucho más acertadas que cualquiera de los Autobots.
— ¿A qué te refieres?
—Wheeljack diseñó la copia de la matrix como parte de un proyecto visionario; de alguna manera él suponía que en un futuro cercano, el líder de los Autobots podría enfrentar algún tipo de peligro mortal, y quiso evitar que la matrix cayera en manos equivocadas. Si en determinado caso el líder de los Autobots fallecía, algún oficial de confianza debería tener la copia de la matrix en su poder, y activar determinado protocolo con el que la energía se transmitiría a su sucesor, evitando que algún enemigo se apropiara de un objeto de tan elevado poder; cuando se sobrevino la batalla de ciudad autobot y la posterior muerte de nuestro líder y el creador, el proyecto de la otra matrix quedó inconcluso, sólo que ocurrió un accidente que nadie habría podido prever. Por una coincidencia infinitesimal, al momento de morir Optimus, la matrix original quedó sin dueño durante una fracción de segundo, por lo que el objeto activó de manera refractaria el protocolo de salvataje de la energía, y ésta se dispuso a viajar a la velocidad de la luz hacia la copia. Cuando al final Rodimus tomó la matrix en su poder y se convirtió en el nuevo líder, el protocolo debió haberse cancelado, excepto por un detalle, y este es que en la trayectoria de la energía entre un punto y otro, se encontraba otro dispositivo capaz de almacenar un tipo de energía muy similar. Me refiero a mi propia chispa, en el momento en que morí. Desde ese momento la porción de energía que debería haber estado en la copia de la matriz quedó dividida en dos partes y tras el ataque de Runflight, en tres. Esa es la explicación de lo que ha sucedido, ese es el motivo por el cual Rodimus no se encuentra bien y el mando autobot se encuentra en peligro, así como toda la raza.
—No puede ser.
—Runflight interpretó cuál es la función de la copia de la matrix y una vez que consiguió hacerse de la total confianza de Sentinel Tau, comprendió que tendría una oportunidad única de quedarse con un poder tan grande como jamás había imaginado. El motivo de sus acciones es sencillo aunque no por eso menos aterrador: Sentinel Tau es un guerrero tan importante y posee tantas cualidades, entre ellas la fuerza, el valor y la seguridad en sí mismo, que es un candidato a ser un Prime de manera natural, lo que significa que la energía de la matrix y la matrix misma no rechazaría su cuerpo, en caso de que éste la recibiera. Ahora que Runflight se apropió del cuerpo del centinela, podría confundir incluso a ese dispositivo, es imposible que alguien descubra que se trata de otro ser; esta jornada, cuando Rodimus regrese de la misión en la que se encuentra, Runflight con su nueva apariencia solicitará una reunión privada con él, y será un momento único para sus objetivos, una situación que ni siquiera Megatron pudo lograr, asesinará a Rodimus y activará en la matrix el protocolo de transferencia de energía con lo que las otras fracciones de energía van a dirigirse hacia el dispositivo original que estará en su poder. Cuando haga eso se convertirá por defecto en un Prime genuino, y a partir de ese momento nadie podrá detenerlo. Mi destino está claro, Sentinel Tau es decir Runflight, debe morir, y tengo que ser yo quien cumpla esa misión.
—No, no tienes que hacerlo, es una locura.
—Sabes que no es así.
— ¡Por favor! De lo que estás hablando es de una misión suicida.
—Debo hacerlo.
—No, no es así —exclamó alterado—. Escucha, hiciste lo que pudiste por ellos, arriesgaste tu vida, sacrificaste lo que tenías por ellos y te trataron como si fueras un loco, te despreciaron y te internaron en una institución para enfermos mentales. No les debes nada.
—Esto no se trata de deudas, sino de hacer lo correcto.
Al fin Aldren reaccionó, e intervino con voz quebrada, apenas siendo capaz de hablar.
—Iré contigo.
—No —respondió Soulbreaker—, tu destino está aquí en la corte. Este es el camino que te eligió y es también la vida que tú elegiste, además, todos aquí te necesitan; esta vez mi camino se encuentra en Cybertron, más allá de las lunas y de la muralla, cada minuto que pasa el riesgo aumenta.
Heavythread gesticulaba ansioso por hacerlo entrar en razón de alguna manera.
—Piensa por favor, ellos nunca te creerán ¿acaso crees que puedes enfrentar a sus fuerzas de defensa o traspasar la muralla sólo con una espada o un rifle?
—La energía que me ha mantenido funcionando en el universo hasta ahora me proporcionará los medios.
Heavythread se resignó entonces a que su amigo había tomado una decisión acerca de la cual no había vuelta atrás; extrajo de uno de sus brazos un dispositivo triangular que lucía una gema color azul traslúcido en su centro: al interior de la gema parecía haber una sustancia que se movía de manera incesante.
—Llévatela —dijo con resignación—, es el escudo invisible de Alchemist prime, con él podrás llegar hasta tu destino.
Sin embargo Soulbreaker la rechazó gentilmente.
—No debes desperdiciar un regalo tan valioso en esta ocasión.
—Pero tú lo necesitas.
—No —respondió el robot—, para conseguir mi objetivo utilizaré la energía que reside en mi interior, por primera vez entiendo que hay algo en mí que puede hacer que las cosas cambien, y lo haré enfrentando lo que sea.
Heavythread consideró que, por un momento, Soulbreaker podría estar culpándose, pero desechó esa idea de inmediato; aunque le resultara difícil de aceptar, su amigo había alcanzado un nivel de madurez y dignidad muy superior a lo que jamás hubiese creído, y el respeto que estos valores le hicieron sentir fue suficiente para convencerlo de que se estaba haciendo lo correcto.
—No me pidas que lo acepte. No me pidas que acepte esta misión que te has autoimpuesto, porque de todas formas significa que vamos a perderte.
Soulbreaker miró un instante a cada uno de los dos.
—Nunca me perderán, siempre estaré con ustedes, porque este es mi hogar.
Aldren alzó nuevamente la voz, sabiendo cuánto de lo que dijera causaría un impacto inevitable en el futuro; pero, de hecho, su misión en ese momento era aconsejar, o al menos, ser capaz de ayudar en todo lo que le fuera posible.
—Muy pronto, un cometa de pequeñas dimensiones pasará en órbita, cerca del planeta Cybertron. Demasiado desgastado para ser tomado en cuenta o destruido, Istal 76 será dejado pasar para que se desintegre en la barrera natural de energía que rodea al planeta, por lo que será un punto de acceso que no estará controlado.
—Te lo agradezco mucho, ya sé qué voy a hacer.
Aldren avanzó y se quedó de pie a mínima distancia de él, queriendo decirle que, en sus visiones caóticas del futuro había visto su regreso a La corte, pero la crueldad de la situación que vivían la eximía de esa posibilidad, convirtiendo a Souolbreaker como el único al que sólo podía ver con sus sensores ópticos, pero nada más.
Todos estaremos aquí, sabes que siempre en el espacio habrá un sitio en donde te esperaremos, no importa lo que suceda. La corte de los despreciados siempre te tendrá entre los tuyos.
—El sentimiento es mutuo, y será esa visión la que me dará la paz en mi viaje.
2
Cybertron. Tarn. Laboratorio de Shockwave.
Shockwave recibió la notificación de la visita que se acercaba, y dispuso que todos los decepticons que trabajaban en las cercanías se retiraran durante la entrevista; unos momentos después, Spektre y Arciagan fueron conducidos ante él por un asistente que se retiró a toda prisa. El cíclope los miraba desde detrás de su consola de control, atento, calculador, frío como siempre.
—Es interesante, a fin de realizar un análisis, que la decisión que hayan tomado sea la que, según las estadísticas, es la menos probable de tomar de acuerdo a los riesgos; pero considerando que ambos son decepticons de alto rango, inteligencia y capacidad, puedo asumir que en esta ecuación hay un factor que manejan y que yo, aún no, por lo que han llegado al convencimiento de que usarlo en un instante crítico como este es la opción menos perjudicial de todas.
Tal como Arciagan lo anticipara, todo el trayecto desde los laboratorios subterráneos de Spektre estaba vigilado por francotiradores, por lo que, si bien resultaba complejo caminar hacia la muerte, el sentimiento se había asentado en el trayecto, y eso le había devuelto algo de su frialdad al actuar.
—Estás en lo cierto; hay un factor que no sólo te afecta a ti, sino que a los planes de Galvatron, y a nuestra raza en general. Estamos aquí porque entendimos que el asunto que nos reúne es mucho más importante que lo que hayamos hecho con anterioridad.
Como era su costumbre, Shockwave no hizo apreciación alguna que demostrara si estaba o no disfrutando ese momento, pero lo que sí hacía, era calcular.
—Es difícil que un solo hecho pueda afectar a tantos factores a la vez; pero estoy dispuesto a escuchar tu planteamiento.
Arciagan decidió dar la versión resumida para poder causar más efecto.
—Existe un objeto que posee la misma frecuencia de energía que la matrix de liderazgo, y ese objeto, que puede ser un arma de enorme poder, está a punto de caer en manos del mercenario Runflight, que ha urdido un siniestro plan que permitirá que en cualquier momento se una al bando autobot con la ayuda de SEntinel Tau, el famoso y galardonado autobot salvado de la muerte. Si esa fuente de energía cae en manos de ese mercenario, la utilizará para conseguir aproximadamente lo mismo que ha ansiado Galvatron, sólo que en su visión del universo, sólo es necesario un transformer que gobierne, el resto pueden ser esclavos.
Spektre observó, no sin agrado, que Shovkwave llevó la mano a la consola y digitó en ella una serie de datos mientras escuchaba a Arciagan. Viniendo de él, eso podía considerarse preocupación.
—Runflight fue mercenario a sus órdenes, por eso es que saben tanto acerca de sus pasos; eso significa que ustedes supieron de la existencia de esa fuente de energía desde antes que él, y lo enviaron para conseguirla para su propio beneficio.
—Descubrí la frecuencia en un sondeo —concedió Spektre sin titubear—, y así fue como decidó que era prudente hacerme de ella, no tanto para usarla como para obtener beneficio de ella; Runflight es un mercenario bien reputado, sabía que era ambicioso, pero no sospeché que tuviera bajo la manga un as como la amistad con Sentinel Tau. De no existir este vínculo, él jamás podría haber llegado hasta el bando autobot, no ahora que La muralla mantiene a sus altos mandos tan bien resguardados.
Shockwave aguardó, anticipando que ellos podían tener algo más que decir. Por supuesto, para que la ifra fuera positiva en el escaso crédito que tenían, estaban obligados a ofrecer algo más que información y un alarmante número de hechos interrelacionados que los ponían en riesgo.
—Los autobots tienen en su poder esta fuente de energía, pero por algún motivo no han hecho uso de ella, y suponemos que se encuentra a resguardo en un sitio donde, eventualmente, Runflight podrá dar con ella cuando el centinela se lo permita sin sospechar de sus intenciones; es de vital importancia que se produzca un ataque que obligue al mando autobot a movilizar a sus miembros de mayor importancia e iniciar los protocolos.
—Pero tu espía en el bando autobot no puede tener tanta influencia o capacidad como para proporcionarte la información sobre el momento indicado.
La interrupción hizo efecto en ambos, tanto por lo calmada como por la deducción del espía. Sin embargo, Spektre se animó a seguir.
—No, pero sí puede proporcionarnos, al menos por una única vez, el momento preciso en que sea realice un cambio de guardia inesperado y con eso, dejarnos entrar en sus sistemas de comunicación primarios.
—Y eso te permitiría…
—Confundir a los guardianes y decirles que están bajo ataque; en circunstancias normales, un aviso como este quedaría descubierto con suma facilidad, pero si estamos presentes, podremos extender la falsa información y llevar drones con nosotros que confirmen la supuesta situación de riesgo.
—Sé que no pondrán en riesgo sus vidas en esa misión, por lo que la única opción que tendrán serán unos cuantos segundos para transmitir un mensaje falso que confirme por los intercomunicadores que se presenta un ataque, soltar drones, y bloquear las comunicaciones un momento más. Luego tendrás que escapar.
—No es ese mi objetivo primario, sino una distracción. Lo que pretendo en realidad es, dejar entre su información un archivo que revela las verdaderas intenciones de ese mercenario.
— ¿Una confesión?
—Más o menos —replicó Spektre—. La grabación del momento en que le encargué la misión de obtener esa fuente de energía, donde hay un dato valioso, respecto de la fecha.
Shockwave asintió levemente. Parecía estar complacido.
3
Espacio exterior. La muralla autobot. Al día siguiente.
La nave se acercaba a baja velocidad. Uno de los guardianes, un robot corpulento armado con un gran mazo se acercó al visitante.
—Sentinel Tau, qué alegría verte de regreso.
El otro se convirtió a robot y asintió en señal de saludo.
—Sólo fue un breve paseo, a veces me cuesta acostumbrarme a mi regreso y debo hacer algunas rondas de reconocimiento.
—Lo entiendo, señor.
— ¿Alguna novedad?
—Ninguna señor —repuso el otro—. Todo está en orden.
—Rodimus prime ya debe haber regresado de su misión más reciente.
El guardián se mostró un tanto incómodo con la pregunta; se notaba que prefería mantenerse al margen de asuntos de mucha relevancia.
—Según lo que nos informaron, sí, aunque no usó este acceso para llegar, sino otro. Había estado en una de las lunas, como sabe.
—Claro, claro. Gracias por el recibimiento, ahora debo seguir, me esperan muchas responsabilidades.
—Sí, por supuesto señor.
—Uno de estos días podemos practicar con ese mazo, estoy seguro que puedes realizar golpes sorprendentes.
El guardián se mostró sorprendido por el halago.
—Yo… hago lo mejor que puedo señor.Gracias.
—Ni lo menciones —replicó Sentinel Tau—, soy yo quien te agradece. De verdad.
Mientras hablaban, sobre ellos, a lo lejos, se dibujaba una estela, apenas visible, de un cometa que se desintegraba a poco de llegar cerca del campo energético que rodeaba el planeta. Su luz se disolvió con rapidez.
Próximo capítulo: La última batalla de Soulbreaker
La traición de Adán capítulo 30: Deseo en ausencia
–Está muerto.
–Lo sé, acaban de informarme.
– ¿Entonces es todo? Ayer murió Cisternas, esta tarde murió Samuel, quiere decir que todo terminó.
–Siempre tendremos que ser precavidos, pero el peligro más inmediato está eliminado. Salimos librados de esto.
–Es insólito. Pero está bien.
–Sí.
Eva y Adán estaban en uno de los restaurantes del Boulevard, ante una larga mesa, esperando a que comenzaran a llegar los invitados. La noticia había llegado en ese momento a oídos de ambos, así que rompiendo el trato, habían tenido que hablar, en voz baja y asegurándose de que no los oían. Los detalles los hablarían luego, pero de momento, tenían al menos la tranquilidad de que la amenaza inmediata de ser delatados o acusados se había extinguido. Precisamente en esos momentos Bernarda apareció vestida de rojo oscuro y completamente dichosa.
–Sabía que ustedes serían los primeros en llegar. Esta reunión con el equipo de trabajo es muy importante para dar energías a todos, ya tenemos una semana de trabajo y además tengo una noticia. Estamos cerca de la hora, seguro empiezan a llegar los ejecutivos.
Adán sabía que ese almuerzo era importante para estrechar puntos de vista y ganar tiempo, ya que llevaban avance en los tiempos y él personalmente creía que era lo más recomendable terminar cuanto antes el Hotel.
–Supongo que Luna también vendrá.
–No, ella está de viaje, le encargué algunas cosas –comentó Bernarda sonriendo enigmáticamente– y la extrañan, todos lo hacen, pero es entendible, yo también la echo de menos. Ahí llegan mis ejecutivos.
En pocos minutos llegaron a la mesa los gerentes y encargados de las distintas áreas, completando una treintena de personas, en una mesa encabezada por Bernarda y flanqueada por Eva y Adán. Durante el aperitivo, uno de los ingenieros dio una importante noticia.
–Debido al éxito de Boulevard y a las grandes expectativas que se están generando con Hotel, la constructora Del Mar está invitada al salón de la innovación y construcción que será inaugurado dentro de un mes, el 17 de Marzo en Espacio Infinito. En ese salón expondrán sus proyectos las compañías más importantes del continente.
Bernarda estaba muy complacida.
–Esta será una oportunidad de oro, tanto para la constructora como para nosotros, ya que por un lado podremos hacer tratos o acuerdos con marcas de diferentes países sin tener que ir por ellos, y además a ustedes les lloverán ofertas si muestran que son realmente los mejores, como espero que lo sean. Ahora que ya tenemos ese anuncio quiero que alguien me diga que es lo que vamos a exponer.
Intervino un ejecutivo.
–En materia de construcción pesada, contamos con la tecnología anti incendios y las innovaciones en aleaciones perdurables; en materia de estructuras y acabados, podemos contar con las más modernas estructuras y los terminados artesanales exclusivos. También hemos pensado en un apartado a la difusión del éxito de Boulevard, más que como negocio, como una nueva forma de acercar a la población a los placeres de la vida y de fomentar la amistad y la familia.
–Es perfecto, me encanta –Bernarda alzó su copa– este evento es lo que estaba esperando para mostrarle al mundo el grandioso equipo que tengo; ahora brindemos.
Poco después Bernarda, Eva y Adán estaban en la oficina de la primera.
–Se estarán preguntando porque no les informé de todo el asunto del Salón de la innovación.
–En realidad es un poco extraño.
–Tiene todo el sentido si lo miran desde mi óptica. Esto es sencillo, me interesa que mi Constructora sea exhibida, me conviene que mis ejecutivos sean reconocidos, pero no necesito que ustedes dos se vayan por el momento, así que por eso no están incluidos; de hecho no estarán presentes en ese Salón.
Los dos guardaron silencio un instante; cada uno sabía lo que estaba pensando el otro sin necesidad de mirarse.
–Creo que es halagador –comentó Eva livianamente– pero entiendo tu punto; ahora que si vamos a lo del Salón en particular, no vi ninguna idea especial.
–Eso me da lo mismo, me basta con que estemos ahí y tengamos la publicidad necesaria, para algo espectacular tenemos el hotel, además que de todos modos tengo pensado algo que sea bien notorio.
–Bernarda, hasta ahora solo sacamos cuentas alegres, supongo que estás contenta.
–Contenta si, satisfecha no, quiero ver terminado ese hotel lo más pronto posible, no veo la hora de que pasen esos ocho meses.
Adán sonrió.
–Tranquila. De pronto notarás que ya pasó el tiempo sin haberlo sentido.
–Eso espero.
Esa noche Adán estaba duchándose en su departamento cuando recibió una llamada. Un número desconocido.
–Hola.
–Hola Adán.
Era Luna.
–Que sorpresa, Bernarda me dijo que estabas de viaje.
–Si –replicó la sensual voz del otro lado de la línea– pero volveré pronto. Llamaba para preguntarte por el Salón de la innovación, supongo que Bernarda ya les habló de eso.
Adán sintió que se le subía la temperatura del cuerpo a pesar de haber estado bajo el agua fría.
–Sí, nos lo dijo hoy.
–Es tan raro. Me envió la información, pero al parecer no estoy incluida; acabo de llamarla pero tiene el teléfono apagado.
–Eso es porque no quiere que estés presente –se aventuró a decir– lo mismo pasó conmigo, dijo que no quiere exponer a los mejores a que alguna multinacional quiera llevárselos.
–Al menos eso habla bien de nosotros.
Se había creado una formula cómplice entre ambos aún con solo unos momentos de charla; Adán había omitido a Eva sin cuestionárselo, y Luna sonaba tan natural y melódica como siempre.
–Es verdad, nos tiene bien considerados.
–Así que tendremos que olvidarnos de los viajes por los continentes, aunque de todos modos podríamos hacerlo, en otro momento.
–Por supuesto siempre hay posibilidades.
Luna hizo una breve pausa, un suave suspiro que bien podía ser solo su respiración.
–Entonces eso es todo. Perdona por llamarte a esta hora.
–No te preocupes, no estaba durmiendo aún.
–Que bien. Nos vemos a mi regreso Adán.
–Nos vemos.
Luna cortó, y el hombre se quedó un momento inmóvil, mirando en la semi oscuridad su reflejo en el espejo que lo mostraba tal cual era, y por un instante la vio, a esa mujer misteriosa y atrayente, de pie junto a él, a un milímetro de tocarlo, mirándolo fijo con esos ojos negros que bien transmitían sus sentimientos, o simplemente no decían nada; unos segundos después la imagen en su mente se esfumó. Desde luego que había considerado el atractivo de Luna, pero una llamada como esa, y escuchar su voz, lo habían hecho imaginar todo tipo de cosas placenteras. Era tarde, así que no le dio más vueltas al asunto y decidió irse a dormir.
– ¿Lo llamaste?
–Sí, y todo funcionó como esperaba.
Luna y Bernarda estaban en el departamento de esta última esa noche, pero la jornada estaba aún lejos de finalizar para ellas.
–Luna, es muy importante que no cometas errores.
–Tranquilízate, no es primera vez que seduzco a un hombre.
Las dos rieron.
–Lo sé, pero este no es un hombre común; es demasiado bello, capaz e inteligente para ser común, además es intuitivo, no quiero que te descubra.
– ¿Por qué tanta urgencia de la noche a la mañana?
–Porque descubrí que él y Eva son amantes en secreto.
Luna meditó un momento las palabras antes de hablar. Pero qué gran papel habían representado los dos, actuando como si solo fueran ejecutivos en el mismo proyecto. Bernarda nunca lo había sospechado, lograron engañarla.
–Reconozco que me sorprendes, pero tampoco es tan importante.
Bernarda negó con la cabeza.
–Tanto Adán como Eva son personas poco comunes y eso lo sabes tan bien como yo; ya desde un principio tomé la precaución de darles poder pero no demasiado, pero si están juntos, ten por seguro que traman algo, seguro que quieren más de lo que les ofrezco.
La joven se revolvió el cabello. Por un lado tenía sentido, por otro sonaba improbable que ella lograra hacer demasiado al respecto; incluso con todo su dinero y astucia, Bernarda desconocía algo muy importante en las personas, y eso era la capacidad de llegar a hacer lo impensable guiándose por todo tipo de instintos más allá de la razón.
–No lo sé, supongo que tienes razón; de cualquier manera asumo que seguimos con lo mismo, aún no voy a dar un paso definitivo.
–Aún no. Pero quiero que cuando sea necesario, incluso nuestro precioso Adán esté en nuestras manos.
Eva estaba en su habitación sin poder dormir aún; en un momento había pensado en alquilar un departamento, pero los últimos hechos la habían convencido de permanecer allí, le otorgaba más seguridad y anonimato.
¿Por qué le molestaba la imagen de Adán preguntando por Luna? Resultaba increíble que en su relación pudieran haber celos ya que lo que sentían el uno por el otro era mucho más que simple amor, entonces, ¿qué sucedía? No era la belleza de Luna, tampoco que como mujer notara claramente que la morena deseaba a Adán, eso no era difícil de entender, era algo más. Le resultaba un poco difícil reconocerlo, pero en el fondo, sabía que la razón de inquietud no estaba en esa mujer, ni en ella misma. La razón de su preocupación era el mismo Adán, y lo tenía muy claro aunque fuera doloroso reconocerlo. Sabía que él la había mirado con otros ojos, que Luna tenía en su mente un lugar más grande que el que tienen las fantasías, lo que significaba que en ella había algo que encontrar, algo más allá del sexo.
Nada.
Eso era, en cierta forma, lo que Adán había visto en esa exótica mujer. Donde todos los hombres buscarían pasión salvaje, el buscaría un espacio vacío, un cuerpo, un juego de sensaciones que no significaran nada, ni para ella ni para él, lo opuesto a lo que tenía ahora, que era todo significados absolutos y respuestas concretas. En cierto modo la propia Eva también necesitaba algo así, una válvula de escape, algo que fuese intrascendente para recordar que no todo es de vital importancia, y para olvidar quizás, en lo que ambos se estaban convirtiendo.
Al mediodía del día 20 de Febrero, Pilar estaba en el restaurante junto a unos trabajadores; últimamente se sentía a ratos incómoda ahí, desde que por su mente había pasado la imagen de algún peligro oculto. Los expertos no habían detectado anomalías, lo que quería decir que todo estaba en regla con la construcción de su restaurante, pero con ese resultado no había conseguido un ápice de calma, como si la amenaza de Bernarda Solar siguiera ahí, incluso más presente que antes. En esos momentos estaban cambiando unas lámparas muy altas, de hierro forjado, de más de dos metros y medio de altura, de un lugar a otro de la instalación, aprovechando que el local estaba vacío por esos momentos.
Y en ese momento a los trabajadores se les soltó la pesada estructura.
– ¡Ciudado!
El grito de Pilar fue inútil, y finalmente ahogado por el estruendo; la alta estructura fue a estrellarse directo contra la muralla, y su parte más alta dio de lleno en el techo que ahí era más bajo; el techo en esa zona estaba cubierto por un decorado artístico, el que se destrozó en mil pedazos. Los trabajadores corrieron a ponerse a salvo, mientras los trozos de acrílico del recubrimiento caían en todas direcciones. Uno de los hombres se acercó a ella.
– ¿Está bien señorita Pilar?
–Si Gabriel, ¿ustedes están bien, hay heridos?
–No, alcanzamos a protegernos. Perdone, se nos fue de las manos.
Pilar negó con la cabeza.
–Fue un accidente, lo importante es que estamos todos bien.
El trabajador tomó un trozo de acrílico en sus manos.
–Mire, yo no soy experto, pero este acrílico debe ser bastante malo si se rompió con el golpe.
–Déjame verlo.
Tomó el afilado trozo en sus manos y lo miró de cerca; ese brillo, ese perfil tan agudo...y sintió que se le cortaba la respiración, por fin todo tenía sentido.
–No puede ser...
Dejó caer el trozo, tomó una copa de una de las mesas y la golpeó suavemente contra un pedazo más grande que también había caído.
–Dios Santo. Esto no es acrílico de alta resistencia. Es vidrio común.
–Pero no puede ser señorita, no podrían poner vidrio en un revestimiento en altura porque sería peligroso, a lo menos tendrían que instalar algo más resistente.
Pilar dejó la copa. Ahora lo entendía todo.
–Dejen todo tal como está y cierren. Pongan un letrero de cierre por hoy por remodelación. Vuelvo en seguida.
Corrió a su oficina dejando a sus trabajadores sin entender lo que había ocurrido, y de inmediato tomó el teléfono.
–Hola Pilar.
–Margarita, necesito que vengas ahora.
– ¿Qué pasó?
–No tengo tiempo para explicarte, te lo diré aquí. Llámame cuando estés llegando.
–Está bien.
Cortó y marcó otro número. La voz de Micaela se escuchaba sorprendida.
–Qué sorpresa Pilar.
–Tenías razón –dijo la joven saltándose los saludos– acabo de descubrirlo.
–Descubrir qué, no te entiendo.
–La empresa de estructuras –replicó con algo de urgencia– aquella de la que me advertiste; parte de los recubrimientos en altura que instalaron están defectuosos, no son de acrílico de alta densidad, son de vidrio común.
Micaela entendía del tema y se quedó helada al escuchar la descripción.
–No puedo creerlo, pero ¿tú estás bien?
–Estoy bien, lo importante es lo que descubrí. Seguramente tu madre planeó esto.
–Lamento decir que me parece muy posible, aunque por desgracia, legalmente esa empresa no tiene relación con ella, así que no puedo culparla. Pilar, has que quiten cada uno de esos revestimientos, o podría ocurrir un accidente grave, imagina lo que pasaría si hay un terremoto.
–Lo sé. Tengo que irme, gracias por la advertencia.
Cortó. Micaela se quedó pensando en lo que acababa de escuchar, ese era el tipo de trabajo que hacía o mandaba a hacer Bernarda Solar, encubierto, sin dejar sospechas previas, delatando la verdad solo en el momento preciso, cuando no hay más que hacer; pero era cierto, no podía hacer nada en su contra por mucho que supiera a quien pertenecía esa empresa de estructuras, e ir a encararla de nuevo era absurdo, incluso peligroso. El principal problema es que, más allá de los riesgos a los que estuvo expuesta Pilar, no veía cual era el beneficio que podía sacar Bernarda de todo eso. Tendría que analizarlo con más calma. Lo bueno que podía sacar de todo eso, además que Pilar saliera ilesa, es que al menos la había llamado, eso significaba que tenía su reconocimiento y era bastante más de lo que había esperado después de que se supiera toda la verdad.
Próximo episodio: Venganza de cristal
Por ti, eternamente Capítulo 15: Asuntos personales
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Víctor despertó mucho más descansado de lo que esperaba; ya era Domingo por la mañana, bastante temprano y se sentía más despejado después de dormir seguro y en una cama, luego de una relajante ducha y además de haber compartido con el bebé momentos diferentes de estar corriendo y escapando de peligros. Pero sabía que no era conveniente quedarse ahí por más tiempo, aún tenía que poner más distancia para poder estar a salvo y preparar lo que había pensado.
Después de levantar y mudar a Ariel, le dio desayuno y él mismo comió algo de entre las provisiones que le quedaban; por desgracia había perdido casi toda su comida junto con los bolsos que quedaron en el furgón, pero podía mantenerse tranquilo con respecto a las pertenencias y alimentación del bebé, al menos si no tenía que comprar esas cosas llamaría menos la atención.
—Creo que ya es momento de irnos, todavía no dan las ocho y media así que creo que es lo mejor, antes que Eva nos descubra o venga para acá.
Comenzó a ordenar nuevamente las cosas; le gustaría quedarse más tiempo allí, pero haber pasado toda la noche bajo techo y descansando era lo más que podía permitirse en esos momentos.
En ese momento tocaron a la puerta.
—Oye, ¿Me escuchas?
Víctor vio con espanto como el pomo de la puerta giraba, y de manera automática miró en dirección a la cama, donde el pequeño permanecía quieto e ignorante de todo. El pestillo cedió ¡Tenía llave por supuesto! Contar con que el seguro interno le daría privacidad había sido una insensatez, pero ahora que ella había tratado de abrir ya sabía que la puerta estaba trancada.
— ¡Oye! ¿Por qué está trancada la puerta?
—Ahora salgo.
—No quiero que tranques la puerta, abre ahora mismo.
Víctor se abalanzó sobre la cama y se puso al pecho el artesanal arnés que había hecho; necesitaba cubrir al bebé, lo demás no tenía mayor relevancia.
—Ven acá —susurró mientras cargaba al pequeño—, por favor no hagas ruido.
Los golpes en la puerta se escucharon otra vez. Cuando ya estuvo cubierto, con el bebé oculto, trató de mostrarse sereno y quitó el bloqueo de la puerta. Eva entró en el cuarto con el ceño fruncido.
— ¿Por qué tenías así la puerta?
—Quería dormir en paz, solo eso —se excusó en voz baja—, no quiero molestarla.
Ella pareció conforme con el comentario, pero aún quería demostrar su autoridad, al parecer; por un momento quitó de él la mirada para mirar en derredor.
— ¿Tienes hambre?
—Tengo comida.
La mujer tenía la vista desenfocada de él a pesar de estar justo enfrente y a poca distancia; se tardó unos momentos en decir algo más.
—Entonces comiste.
—Sí.
—Y claro —siguió lúgubremente—, seguramo tomaste leche en ese biberón.
Víctor giró la cabeza lentamente hacia la cama; con la prisa por ocultar al bebé en las cobijas que cubrían su cuerpo había pasado por alto algo tan llamativo. En ese momento ella lo descubrió y ahogó una exclamación.
—Oh por Dios...tienes un bebé...eso quiere decir que tú...
Lo había descubierto; Víctor volvió a cubrirse con la cobija y tomó, a toda prisa de la cama el biberón, que era lo único que le faltaba por guardar.
—Es mejor que me vaya.
Pero Eva le tapó la salida.
—Voy a llamar a la policía.
—No tienes que hacerlo —dijo él enfrentándola— mira, no quiero problemas y no quiero darte problemas, así que solo déjame salir.
Eva sin embargo no parecía estarlo escuchando.
—No se trata de eso, no lo entiendes...todo el mundo debe estar buscándote, saliste en las noticias, pero escogiste el peor lugar para esconderte.
Aunque aún no sabía de qué se trataba, la mirada y la actitud de ella lo asustaron; dio un paso atrás, con el corazón oprimido. ¿Por qué lo angustiaba esa mirada preocupada?
— ¿Quién eres tú?
2
Romina y Álvaro estaban cerca de la entrada del pueblo, con ella al volante y él mirando a través de los binoculares.
—Estoy cansado —comentó él por decir algo—, ha sido una noche larga.
—Al parecer Segovia tiene una capacidad natural para perderse —dijo ella con voz neutra—, ayer pasamos de estar a un paso de él a perderlo, y luego de estar tras su pista a no saber si está en éste pueblito o no.
—Al menos no somos los únicos, solo imagina la cara de Armendáriz, debe estar hecho una bestia por lo que pasó ayer.
Romina se sacudió el cabello mientras abría otra botella de agua mineral con sabor a frutas.
—Tengo la sensación de que estamos en la ruta correcta, además se me hace lógico que se haya quedado, tendría que reorganizarse después de la sorpresa del gorilote.
Pero él ignoró esos comentarios al ver algo con los binoculares.
—Diablos.
— ¿Qué pasa?
—El vehículo del que me hablaste, está entrando al pueblo.
Romina no dio muestras de angustia, al parecer ya tenía superado ese tema, pero fuera de eso seguía siendo una mala noticia.
—Eso significa que no pudimos distraerlos.
—Tenemos que localizar a Segovia lo más pronto posible, a ver qué es lo que se esconde en todo esto.
A distancia se veía que el vehículo iba lento, seguramente los tipos tenían alguna idea o habían sacado conjeturas, pero no llegaban a destino. No aún.
— ¿Alguna noticia de Armendáriz?
—Hasta ahora su equipo sigue peinando la zona; seguro que está reorganizando las ideas, no puede arriesgarse otra vez a fallar.
Mientras los periodistas hablaban de eso, Adrián y sus dos colegas estaban recorriendo al lugar a no mucha distancia.
—Ustedes dos pregunten por ahí si hay alguna pensión o algo parecido, el tipo tiene que haber pasado por aquí.
Mientras los otros bajaban del automóvil, Adrián contestaba una llamada.
—Señor Claudio.
—Te has tardado en encontrarlo.
Sabía que iba a decirle eso, pero aún no sabía lo demás.
—Es verdad, el policía complicó las cosas.
— ¿Por qué?
—Porque al parecer tuvieron una pelea o algo y el tipo escapó, así que ahora está prevenido y se está ocultando; de todos modos estamos más adelantados ahora que la policía, así que ya por la tarde lo tendremos.
Claudio hizo una pausa lo suficientemente clara, sin necesitar decir más.
—No me asegures nada, a estas alturas yo esperaría que ya lo tuvieras resuelto, sabes que la noticia está en todas partes.
—Tiene razón, pero lo haremos bien.
—Eso espero.
Cortó.
3
Víctor retrocedió un paso ante las palabras que había escuchado de Eva. ¿En dónde se había ido a meter en esa ocasión?
— ¿Quién eres tú?
—No importa quién soy, sino lo que hice —dijo ella sin quitarse aún del umbral de la puerta del cuarto—, hace cuatro años maté a mi esposo.
Se quedó un momento sin palabras. Eso no se lo esperaba de ninguna manera, pero claramente ella trataba de decirle algo más ¿Por qué se veía tan angustiada?
— ¿Por qué lo hiciste?
—Porque me tenía encerrada en el sótano, tenía dos cuchillos y quería matarme. Así que decidí que no iba a matarme, al menos no tan fácilmente.
Escuchar eso lo hizo recordar su enfrentamiento con el policía, y se le tensaron todos los músculos del cuerpo; él mismo había estado, unas cuantas horas antes, en una situación muy fuerte, quizás no de peligro mortal, pero si lo tan peligrosa como para actuar por instinto, porque en una situación común no se arriesgaría a hacerle frente a un hombre como ese policía. Pero antes que pudiera preguntar lo que se estaba formulando en su mente, ella siguió hablando.
—Si te éstas preguntando porqué es que te digo esto, es por lo que pasó después. Aunque tendría que haber salido libre sin cargos porque fue defensa propia, tenía antecedentes, así que me creyeron a medias; no fui a la cárcel, pero me obligaron a ser contacto de la policía, por eso es que tengo una pensión, porque así siempre estoy enterada de todo.
—Oh por Dios...
—Y si descubro algo tengo que llamarlos de inmediato, o me meteré en problemas.
Tenía que salir de ahí, era imperativo alejarse lo más rápido posible de esa casa; todo el descanso del baño, la comida y el sueño parecían estar muy lejos ya.
—Eva —murmuró él, muy lento—, escucha, solo quiero irme, te dije que no quiero problemas. No tienes porqué interponerte, no tienes por qué decir que estuve aquí.
Pero ella sonrió con tristeza.
—No lo entiendes. No tengo alternativa, en la sala y en los pasillos de ésta casa hay cámaras grabando, sabrán que les mentí en algún momento.
De pronto se sintió otra vez expuesto, como si decenas de ojos estuvieran mirándolo fijamente. Eva se movió sólo un poco, lo suficiente para quedar por fuera del umbral de la puerta, y marcó el número de la policía; Víctor no podía perder tiempo, así que armándose de valor salió del cuarto.
— ¿Hola? Sí, soy yo, tengo algo que decirles. El hombre que andan buscando, el que se robó al niño, está en mi casa.
Se le oprimió el corazón al escuchar esas palabras, pero decidió no mirar atrás, y cubriéndose de nuevo con la misma cobija que había usado la jornada anterior salió a toda prisa de la pensión; toda la distancia que podría haber puesto entre él y ese policía no había servido de nada, ahora otra vez tenían una pista de su paradero, así que tenía que salir de ese pueblito lo más rápido que pudiera, antes que lo encontraran.
4
Armendáriz llegó al pueblo de San Andrés junto con su equipo de trabajo mientras respondía una llamada telefónica.
—Gracias Martínez, déjalo en el corral, por ahora ese auto no me sirve de nada.
Cortó y bajó del vehículo junto con Marianne. Había algo extraño en el aire, y sus temores se empezaban a hacer realidad.
—Está aquí.
— ¿Cómo dice señor?
—Segovia está o estuvo en éste lugar Marianne, en éste pueblo pasó algo.
— ¿Cómo lo sabe?
El policía señaló la calle principal del pueblo.
—Es temprano, pero hay gente en las calles y en las puertas, se ve que ocurre algo. Seguramente lo vieron, o alguien preguntó por él, y por eso están nerviosos, recuerda que en éstos pueblos nunca pasa nada.
—Pero nosotros no hemos hecho nada, usted dijo que había que actuar de otra forma.
Armendáriz pensó en ese periodista que lo había molestado antes; alguien más estaba por esos lados, y la perspectiva de algún periodista muy aventajado no era alentadora.
—Por ahora quiero que se ocupen de hacer todas las preguntas, vayan a los sitios que ya saben.
—De acuerdo.
Marianne se alejó para dirigir a los demás, mientras un hombre descendía de un automóvil y caminaba hacia Armendáriz.
—Buenos días oficial.
—Buenos días.
Era policía. Se saludaron formalmente; el otro hombre era mayor de cuarenta años, corpulento, de figura fuerte y actitud un poco tosca, lo que te da una vida alejado de la ciudad.
—Armendáriz.
—Un gusto señor, soy Vidal. ¿Que lo trae por aquí?
—Estamos haciendo un barrido de la zona, se trata de la búsqueda de una persona, concretamente el hombre que se llevó a un lactante.
El otro se cruzó de brazos.
—Lo vi en las noticias, fuerte el asunto.
—Es verdad. ¿Ha visto algo extraño, algo fuera de lo común?
—Pasó un auto blanco hace poco, se nota que no es de por aquí; no hablé con ellos, pero una persona me dijo que consultaron por lugares para alojar, pero no se quedaron en la pensión. Ahora que si me pregunta por alguna persona sospechosa, no he visto nada.
Periodistas.
— ¿Hace cuánto fue eso?
—Hace más o menos diez minutos.
—Gracias.
—Espere, creo que puedo ayudarlo en algo más; tenemos una persona que puede darnos más información, si me acompaña le diré.
—Está bien —replicó Armendáriz— ¿De quién se trata?
—De la dueña de la pensión.
5
Álvaro se había subido al techo más alto que había encontrado en la entrada del pueblo, tratando de tener la mejor visual; era cierto que habían perdido mucho, pero seguía teniendo la sensación de que estaban en la línea correcta. En ese momento, mientras permanecía acostado boca abajo, recibió una llamada de Romina.
— ¿Ya estás arriba?
—Si —respondió enérgicamente—, tengo una muy buena vista, pero no he visto a Segovia.
— ¿Y los del auto blanco?
—Por irónico que suene, a un par de cuadras del gorilote; quédate ahí, trata de no llamar la atención, en seguida te aviso hacia donde hay que ir.
No cortó, pero se mantuvo en silencio mientras miraba por las calles de cemento y tierra del lugar, donde resaltaban tanto el auto blanco de esos matones como los oficiales de policía repartiéndose por puertas y ventanas haciendo preguntas. Y en ese momento vio.
—Romina, lo encontré.
— ¿Donde?
—Por la calle principal, va directo a donde pasan los buses, quiere salir de aquí.
—Voy a dar la vuelta para tener buen punto de vista desde el otro extremo —dijo ella mientras se sentía el motor de la camioneta arrancar— ¿Quién crees que lo va a atrapar primero?
—A éste paso los del auto blanco, lo que quiere decir que podríamos tener la exclusiva de su captura, si es que Armendáriz se aviva y se mueve más rápido. Además sabremos si es que esos tipos son aliados suyos o no.
Tenían la mejor oportunidad, por fin estaban sobre una noticia que hasta el momento nadie más tenía, y si las cosas funcionaban como lo esperaba, al día siguiente estarían cocinando la noticia perfecta.
Próximo capítulo: La noticia principal
Víctor despertó mucho más descansado de lo que esperaba; ya era Domingo por la mañana, bastante temprano y se sentía más despejado después de dormir seguro y en una cama, luego de una relajante ducha y además de haber compartido con el bebé momentos diferentes de estar corriendo y escapando de peligros. Pero sabía que no era conveniente quedarse ahí por más tiempo, aún tenía que poner más distancia para poder estar a salvo y preparar lo que había pensado.
Después de levantar y mudar a Ariel, le dio desayuno y él mismo comió algo de entre las provisiones que le quedaban; por desgracia había perdido casi toda su comida junto con los bolsos que quedaron en el furgón, pero podía mantenerse tranquilo con respecto a las pertenencias y alimentación del bebé, al menos si no tenía que comprar esas cosas llamaría menos la atención.
—Creo que ya es momento de irnos, todavía no dan las ocho y media así que creo que es lo mejor, antes que Eva nos descubra o venga para acá.
Comenzó a ordenar nuevamente las cosas; le gustaría quedarse más tiempo allí, pero haber pasado toda la noche bajo techo y descansando era lo más que podía permitirse en esos momentos.
En ese momento tocaron a la puerta.
—Oye, ¿Me escuchas?
Víctor vio con espanto como el pomo de la puerta giraba, y de manera automática miró en dirección a la cama, donde el pequeño permanecía quieto e ignorante de todo. El pestillo cedió ¡Tenía llave por supuesto! Contar con que el seguro interno le daría privacidad había sido una insensatez, pero ahora que ella había tratado de abrir ya sabía que la puerta estaba trancada.
— ¡Oye! ¿Por qué está trancada la puerta?
—Ahora salgo.
—No quiero que tranques la puerta, abre ahora mismo.
Víctor se abalanzó sobre la cama y se puso al pecho el artesanal arnés que había hecho; necesitaba cubrir al bebé, lo demás no tenía mayor relevancia.
—Ven acá —susurró mientras cargaba al pequeño—, por favor no hagas ruido.
Los golpes en la puerta se escucharon otra vez. Cuando ya estuvo cubierto, con el bebé oculto, trató de mostrarse sereno y quitó el bloqueo de la puerta. Eva entró en el cuarto con el ceño fruncido.
— ¿Por qué tenías así la puerta?
—Quería dormir en paz, solo eso —se excusó en voz baja—, no quiero molestarla.
Ella pareció conforme con el comentario, pero aún quería demostrar su autoridad, al parecer; por un momento quitó de él la mirada para mirar en derredor.
— ¿Tienes hambre?
—Tengo comida.
La mujer tenía la vista desenfocada de él a pesar de estar justo enfrente y a poca distancia; se tardó unos momentos en decir algo más.
—Entonces comiste.
—Sí.
—Y claro —siguió lúgubremente—, seguramo tomaste leche en ese biberón.
Víctor giró la cabeza lentamente hacia la cama; con la prisa por ocultar al bebé en las cobijas que cubrían su cuerpo había pasado por alto algo tan llamativo. En ese momento ella lo descubrió y ahogó una exclamación.
—Oh por Dios...tienes un bebé...eso quiere decir que tú...
Lo había descubierto; Víctor volvió a cubrirse con la cobija y tomó, a toda prisa de la cama el biberón, que era lo único que le faltaba por guardar.
—Es mejor que me vaya.
Pero Eva le tapó la salida.
—Voy a llamar a la policía.
—No tienes que hacerlo —dijo él enfrentándola— mira, no quiero problemas y no quiero darte problemas, así que solo déjame salir.
Eva sin embargo no parecía estarlo escuchando.
—No se trata de eso, no lo entiendes...todo el mundo debe estar buscándote, saliste en las noticias, pero escogiste el peor lugar para esconderte.
Aunque aún no sabía de qué se trataba, la mirada y la actitud de ella lo asustaron; dio un paso atrás, con el corazón oprimido. ¿Por qué lo angustiaba esa mirada preocupada?
— ¿Quién eres tú?
2
Romina y Álvaro estaban cerca de la entrada del pueblo, con ella al volante y él mirando a través de los binoculares.
—Estoy cansado —comentó él por decir algo—, ha sido una noche larga.
—Al parecer Segovia tiene una capacidad natural para perderse —dijo ella con voz neutra—, ayer pasamos de estar a un paso de él a perderlo, y luego de estar tras su pista a no saber si está en éste pueblito o no.
—Al menos no somos los únicos, solo imagina la cara de Armendáriz, debe estar hecho una bestia por lo que pasó ayer.
Romina se sacudió el cabello mientras abría otra botella de agua mineral con sabor a frutas.
—Tengo la sensación de que estamos en la ruta correcta, además se me hace lógico que se haya quedado, tendría que reorganizarse después de la sorpresa del gorilote.
Pero él ignoró esos comentarios al ver algo con los binoculares.
—Diablos.
— ¿Qué pasa?
—El vehículo del que me hablaste, está entrando al pueblo.
Romina no dio muestras de angustia, al parecer ya tenía superado ese tema, pero fuera de eso seguía siendo una mala noticia.
—Eso significa que no pudimos distraerlos.
—Tenemos que localizar a Segovia lo más pronto posible, a ver qué es lo que se esconde en todo esto.
A distancia se veía que el vehículo iba lento, seguramente los tipos tenían alguna idea o habían sacado conjeturas, pero no llegaban a destino. No aún.
— ¿Alguna noticia de Armendáriz?
—Hasta ahora su equipo sigue peinando la zona; seguro que está reorganizando las ideas, no puede arriesgarse otra vez a fallar.
Mientras los periodistas hablaban de eso, Adrián y sus dos colegas estaban recorriendo al lugar a no mucha distancia.
—Ustedes dos pregunten por ahí si hay alguna pensión o algo parecido, el tipo tiene que haber pasado por aquí.
Mientras los otros bajaban del automóvil, Adrián contestaba una llamada.
—Señor Claudio.
—Te has tardado en encontrarlo.
Sabía que iba a decirle eso, pero aún no sabía lo demás.
—Es verdad, el policía complicó las cosas.
— ¿Por qué?
—Porque al parecer tuvieron una pelea o algo y el tipo escapó, así que ahora está prevenido y se está ocultando; de todos modos estamos más adelantados ahora que la policía, así que ya por la tarde lo tendremos.
Claudio hizo una pausa lo suficientemente clara, sin necesitar decir más.
—No me asegures nada, a estas alturas yo esperaría que ya lo tuvieras resuelto, sabes que la noticia está en todas partes.
—Tiene razón, pero lo haremos bien.
—Eso espero.
Cortó.
3
Víctor retrocedió un paso ante las palabras que había escuchado de Eva. ¿En dónde se había ido a meter en esa ocasión?
— ¿Quién eres tú?
—No importa quién soy, sino lo que hice —dijo ella sin quitarse aún del umbral de la puerta del cuarto—, hace cuatro años maté a mi esposo.
Se quedó un momento sin palabras. Eso no se lo esperaba de ninguna manera, pero claramente ella trataba de decirle algo más ¿Por qué se veía tan angustiada?
— ¿Por qué lo hiciste?
—Porque me tenía encerrada en el sótano, tenía dos cuchillos y quería matarme. Así que decidí que no iba a matarme, al menos no tan fácilmente.
Escuchar eso lo hizo recordar su enfrentamiento con el policía, y se le tensaron todos los músculos del cuerpo; él mismo había estado, unas cuantas horas antes, en una situación muy fuerte, quizás no de peligro mortal, pero si lo tan peligrosa como para actuar por instinto, porque en una situación común no se arriesgaría a hacerle frente a un hombre como ese policía. Pero antes que pudiera preguntar lo que se estaba formulando en su mente, ella siguió hablando.
—Si te éstas preguntando porqué es que te digo esto, es por lo que pasó después. Aunque tendría que haber salido libre sin cargos porque fue defensa propia, tenía antecedentes, así que me creyeron a medias; no fui a la cárcel, pero me obligaron a ser contacto de la policía, por eso es que tengo una pensión, porque así siempre estoy enterada de todo.
—Oh por Dios...
—Y si descubro algo tengo que llamarlos de inmediato, o me meteré en problemas.
Tenía que salir de ahí, era imperativo alejarse lo más rápido posible de esa casa; todo el descanso del baño, la comida y el sueño parecían estar muy lejos ya.
—Eva —murmuró él, muy lento—, escucha, solo quiero irme, te dije que no quiero problemas. No tienes porqué interponerte, no tienes por qué decir que estuve aquí.
Pero ella sonrió con tristeza.
—No lo entiendes. No tengo alternativa, en la sala y en los pasillos de ésta casa hay cámaras grabando, sabrán que les mentí en algún momento.
De pronto se sintió otra vez expuesto, como si decenas de ojos estuvieran mirándolo fijamente. Eva se movió sólo un poco, lo suficiente para quedar por fuera del umbral de la puerta, y marcó el número de la policía; Víctor no podía perder tiempo, así que armándose de valor salió del cuarto.
— ¿Hola? Sí, soy yo, tengo algo que decirles. El hombre que andan buscando, el que se robó al niño, está en mi casa.
Se le oprimió el corazón al escuchar esas palabras, pero decidió no mirar atrás, y cubriéndose de nuevo con la misma cobija que había usado la jornada anterior salió a toda prisa de la pensión; toda la distancia que podría haber puesto entre él y ese policía no había servido de nada, ahora otra vez tenían una pista de su paradero, así que tenía que salir de ese pueblito lo más rápido que pudiera, antes que lo encontraran.
4
Armendáriz llegó al pueblo de San Andrés junto con su equipo de trabajo mientras respondía una llamada telefónica.
—Gracias Martínez, déjalo en el corral, por ahora ese auto no me sirve de nada.
Cortó y bajó del vehículo junto con Marianne. Había algo extraño en el aire, y sus temores se empezaban a hacer realidad.
—Está aquí.
— ¿Cómo dice señor?
—Segovia está o estuvo en éste lugar Marianne, en éste pueblo pasó algo.
— ¿Cómo lo sabe?
El policía señaló la calle principal del pueblo.
—Es temprano, pero hay gente en las calles y en las puertas, se ve que ocurre algo. Seguramente lo vieron, o alguien preguntó por él, y por eso están nerviosos, recuerda que en éstos pueblos nunca pasa nada.
—Pero nosotros no hemos hecho nada, usted dijo que había que actuar de otra forma.
Armendáriz pensó en ese periodista que lo había molestado antes; alguien más estaba por esos lados, y la perspectiva de algún periodista muy aventajado no era alentadora.
—Por ahora quiero que se ocupen de hacer todas las preguntas, vayan a los sitios que ya saben.
—De acuerdo.
Marianne se alejó para dirigir a los demás, mientras un hombre descendía de un automóvil y caminaba hacia Armendáriz.
—Buenos días oficial.
—Buenos días.
Era policía. Se saludaron formalmente; el otro hombre era mayor de cuarenta años, corpulento, de figura fuerte y actitud un poco tosca, lo que te da una vida alejado de la ciudad.
—Armendáriz.
—Un gusto señor, soy Vidal. ¿Que lo trae por aquí?
—Estamos haciendo un barrido de la zona, se trata de la búsqueda de una persona, concretamente el hombre que se llevó a un lactante.
El otro se cruzó de brazos.
—Lo vi en las noticias, fuerte el asunto.
—Es verdad. ¿Ha visto algo extraño, algo fuera de lo común?
—Pasó un auto blanco hace poco, se nota que no es de por aquí; no hablé con ellos, pero una persona me dijo que consultaron por lugares para alojar, pero no se quedaron en la pensión. Ahora que si me pregunta por alguna persona sospechosa, no he visto nada.
Periodistas.
— ¿Hace cuánto fue eso?
—Hace más o menos diez minutos.
—Gracias.
—Espere, creo que puedo ayudarlo en algo más; tenemos una persona que puede darnos más información, si me acompaña le diré.
—Está bien —replicó Armendáriz— ¿De quién se trata?
—De la dueña de la pensión.
5
Álvaro se había subido al techo más alto que había encontrado en la entrada del pueblo, tratando de tener la mejor visual; era cierto que habían perdido mucho, pero seguía teniendo la sensación de que estaban en la línea correcta. En ese momento, mientras permanecía acostado boca abajo, recibió una llamada de Romina.
— ¿Ya estás arriba?
—Si —respondió enérgicamente—, tengo una muy buena vista, pero no he visto a Segovia.
— ¿Y los del auto blanco?
—Por irónico que suene, a un par de cuadras del gorilote; quédate ahí, trata de no llamar la atención, en seguida te aviso hacia donde hay que ir.
No cortó, pero se mantuvo en silencio mientras miraba por las calles de cemento y tierra del lugar, donde resaltaban tanto el auto blanco de esos matones como los oficiales de policía repartiéndose por puertas y ventanas haciendo preguntas. Y en ese momento vio.
—Romina, lo encontré.
— ¿Donde?
—Por la calle principal, va directo a donde pasan los buses, quiere salir de aquí.
—Voy a dar la vuelta para tener buen punto de vista desde el otro extremo —dijo ella mientras se sentía el motor de la camioneta arrancar— ¿Quién crees que lo va a atrapar primero?
—A éste paso los del auto blanco, lo que quiere decir que podríamos tener la exclusiva de su captura, si es que Armendáriz se aviva y se mueve más rápido. Además sabremos si es que esos tipos son aliados suyos o no.
Tenían la mejor oportunidad, por fin estaban sobre una noticia que hasta el momento nadie más tenía, y si las cosas funcionaban como lo esperaba, al día siguiente estarían cocinando la noticia perfecta.
Próximo capítulo: La noticia principal
La otra matrix Capítulo 13: Palabras clave
Heavythread y otros dos fueron los que resultaron más dañados durante el ataque del clon de Shockwave, y aunque la intervención de Filence fue clave para evitar más daños, entre los que resultaron afectados por los disparos de manera directa, los que cayeron de la corte y los que recibieron daño, hubo un total de 15 heridos; sin embargo, ante la muerte de Undertow, nadie se preocupó de esos detalles, e incluso el propio Heavythread exigió que lo ayudaran a asistir a la ceremonia póstuma.
Entre los restos de la plataforma de aterrizaje, que había sido reducida casi a un tercio después del ataque, se instaló la pira funeraria, que consistía en una sencilla base triangular con postes en los extremos, los cuales generaban gravedad de bajo poder y sostenían el cuerpo levitando, mientras desde sus extremos se esparcía una solución química que junto con el fuego de la plataforma base permitiría incinerar los restos del caído robot. Aldren dijo unas breves palabras de despedida, pero viéndose superada por la emoción, guardó un respetuoso silencio, que se extendió a los demás en la corte, mientras con el viento de esa aciaga jornada se dispersaba el polvo de estrellas en el que se había convertido Undertow; después, durante ese mismo día, nada se hizo en la corte de los despreciados, y aunque muchas de las heridas eran de gravedad, nadie quiso interrumpir la ruta de partida del guerrero más valeroso del grupo, y defensor del asteroide.
—Empiecen las reparaciones más urgentes y reparen a los heridos para que podamos partir —dijo Aldren al despuntar el día siguiente—, aún estamos en riesgo en este planeta y debemos alejarnos.
Las labores en la corte se retomaron con una aparente normalidad, pero la líder notaba el temor, cansancio y por sobre todo la tristeza que inundaba a todos: hacía muchísimo tiempo que no perdían a uno de ellos y la experiencia era muy dura de enfrentar, sin embargo en su interior sabía que estaba obligada a animar al resto y empujarlos a seguir adelante, o de lo contrario el sacrificio de Undertow sería en vano.
2
Cybertron. Laboratorios subterráneos en Tarn. Mientras tanto.
Al comenzar la siguiente jornada, Spektre salió de sus aposentos y entró precipitadamente en los de Arciagan.
— ¿Qué sucede? —dijo ella sorprendida de verlo actuar de esa manera— ¿Hay noticias sobre Runflight?
Spektre, por primera vez en mucho tiempo, estaba angustiado por algo; es más, incluso podía reconocerse a sí mismo estar asustado.
—Nuestros planes de ayudar a los Autobots para detener a Runflight van a tener que quedar en el olvido —replicó ásperamente—, hemos cometido un grave error.
Arciagan hizo a un lado el escáner que registrada de manera diaria el funcionamiento de su cuerpo y enfrentó a su compañero.
—El Clon de Shockwave.
Spektre le enseñó una tableta en donde figuraba un mensaje codificado: el remitente era el mismísimo cíclope, y luego de ingresar unos códigos, la información quedó legible para ambos. El texto era breve, sencillo en contenido, pero poderoso por su significado.
“Acabo de recibir la señal remota de la desactivación que ordené tiempo atrás del clon”
Arciagan volvió a leer el mensaje; recordaba a la perfección que cuando sustrajeron el clon, realizaron la desmantelación de este y un escaneo profundo de las partes, con el fin de evitar cualquier tipo de dispositivo de rastreo que delatara su nueva ubicación, y aquella revisión había terminado con éxito.
— ¿Cómo? —dudó un instante antes de continuar hablando— ¿Cómo puede haberlo sabido?
—Lo revisamos antes de realizar todas las mejoras —replicó él—, y siempre estuvimos tan seguros de haberlo hecho bien que no realizamos una revisión posterior, es decir antes de enviarlo a esa misión de prueba.
Es decir, pensó Arciagan, que las noticias eran malas por partida doble. El Clon no sólo había fallado en su misión de destruir a Aldren, sino que ese fracaso los había delatado antes del cíclope; sin embargo la gran pregunta era por qué les enviaba un aviso en vez de llamarlos ante su presencia o enviar a alguien a destruirlos.
—Entonces él siempre supo que el clon no fue destruido —concluyó ella—, sólo dejó que pasara el tiempo hasta descubrir quién se encontraba detrás de todo esto, y cuáles eran sus objetivos.
—Sus cálculos son brillantes como siempre —replicó Spektre en voz baja—, y nos deja a nosotros en una situación difícil y comprometida, ahora él sabe que estamos entre la espada y la pared ¿qué es lo que vamos a hacer? ¿iremos ante él a entregarnos, le diremos que el clon fue usado para una causa que era conveniente para él, jugándonos la vida en que nos crea, quizás nos quedaremos aquí haciendo como que no ocurre nada, quizás intentaremos escapar?
Mientras hablamos, pensó ella, puede haber una escuadra de elite esperando a que salgamos de este sector, las comunicaciones pueden estar intervenidas o simplemente puede haber ordenado que se corte el suministro de energía a esta zona y se bloqueen de manera permanente todos los accesos; siempre nos sentimos seguros en los subterráneos, y ahora es como si hubiéramos cavado en ellos una tumba.
—No podemos quedarnos sin reaccionar, es imperativo que tomemos una decisión.
— ¿Qué sugieres?
—Jugarnos el todo por el todo por el plan original. Si saber qué es lo que pretende Runflight no nos ayuda, entonces nada lo hará.
3
Los siguientes dos días en la corte de los despreciados fueron de bastante trabajo para todos; alejados del ambiente festivo y cómodo que había conocido antes, las acciones de todos estuvieron principalmente definidas por Aldren, quien manejó todo presencialmente y consiguió que, al segundo día, ya estuvieran fuera de la órbita del planeta que tan malos momentos les había traído.
— ¿Dónde está Soulbreaker?
—En el promontorio.
Heavythread había estado muy silencioso durante esos dos días, procurando ayudar en todo lo posible tan pronto estuvo recuperado de las heridas de batalla. Esa jornada, Aldren se había quedado sola en el puente por decisión propia y el tanque entró sin pedir permiso.
— ¿Aún piensas ir por la amatista estelar?
Aldren giró en su asiento y lo miró.
— ¿Por qué me estás preguntando eso?
—Para que alguien hable de algo —replicó él con simpleza—. Me estoy volviendo loco con este silencio; Usleazy aún no se recupera del trauma del ataque, y aunque estuviera bien, el bar seguiría vacío, nadie habla con nadie, parecemos esclavos dentro de este lugar y no porque tú nos des órdenes, sino porque todos están muy afectados.
Aldren sabía que los ánimos estaban mal, pero su propio estado le impedía salir del ensimismamiento.
—No es primera vez que pasamos por esto, cuando murieron Starheil y Mirr también estuvimos bastante mal.
—Lo sé, es sólo que a veces me pregunto si estas cosas no pueden terminar por quebrarnos.
No hablaban muy a menudo de las cosas que tenían relación con las aptitudes especiales de los dos, pero ella supo que se trataba justo de eso, en ese momento.
—No habrías podido hacer nada.
—Mi escudo pudo haber hecho la diferencia.
—O podrías haber muerto junto con él —replicó ella con firmeza—. Escucha, me siento tan mal como tú por la muerte de Undertow, pero a él es a quien le debemos volver a animarnos, ayudar a los más débiles de la corte y recuperar nuestro humor.
Se hizo un largo silencio entre ambos. Al final, Heavythread tomó la decisión de preguntar algo que había estado en su mente desde la jornada del ataque.
— ¿También te sientes frustrada por no haber podido hacer más?
Aldren no respondió de inmediato; se quedó mirando cómo Filence entraba en el puente de mando a paso lento.
—Filence ¿ocurre algo?
El robot asintió, pero en vez de mantenerse en silencio como era su costumbre, alzó la voz, un sonido calmo y medido que contrarrestaba la ansiedad de él y la angustia de ella.
—Todos te necesitan. También él.
—Lo sé.
Heavythread se interpuso entre ambos.
— ¿De qué están hablando, qué no me has dicho?
Desde que descubriera la forma de utilizar su capacidad de ver algo del inmenso mar del futuro, Aldren jamás se había sentido, a la vez, tan segura y tan atemorizada por algo de lo que no tenía certeza ninguna. Pero Filence, el silencioso y al tiempo sabio robot tenía razón.
—Esta falta de certeza es lo que me está matando.
—Pero en este asteroide, tú eres la luz que nos ilumina. Aconseja a tu propia voz interior, de la misma manera que lo has hecho con nosotros durante todo este tiempo.
Heavythread sintió que se quedaba sin soporte; Aldren no podía ver, estaba ciega con respecto a algo, a alguien en particular. No se trataba de lo que no querían decirle, sino de lo que no podían.
—Dime que no es cierto. Dime que no es por el mismo motivo que él…
4
Espacio. Asteroide mecánico. Mientras tanto.
Sentinel Tau siguió la misma ruta que la vez anterior, volando a baja velocidad mientras ubicaba en el asteroide la misma zona donde descendiera la vez anterior, aunque en esta ocasión lo hizo de manera independiente y sin seguir instrucciones. Unos instantes después, cambió a modo robot y se internó en el mismo sitio que antecedía a la construcción en donde alojaba quél al que iba a buscar.
—Runflight.
No escuchó voces ni sonidos, y ante eso, tomó la decisión de entrar en el lugar; estaba desocupado.
—Qué extraño.
Sólo faltaban dos días para que la reunión con Rodimus tuviera lugar, de modo que ya era momento de reunirse con el mercenario retirado y viajar hacia Cybertron, traspasar junto a él LA muralla autobot y entrevistarse con el líder; estaba seguro que, bajo su supervisión y el beneplácito del comandante supremo de los autobots, Runflight se convertiría en un estandarte de la redención, y en un futuro no muy lejano, incluso luchar junto a él en contra del asedio de los decepticons.
—Sentinel Tau.
La voz lo sorprendió, y giró hacia el umbral de la puerta de entrada; Runflight aparecía allí en forma de un lobo, mirándolo con destellantes ojos escarlata.
—Qué tal.
El otro no dijo nada, sólo cambió a robot y se le acercó.
—Me extrañó no verte al llegar.
—Perdí un poco la noción del tiempo —explicó el mercenario saludando—. Me dediqué a recorrer por última vez el asteroide; mal que mal, ha sido mi hogar hasta ahora, y no volveré otra vez.
Dio unos cuantos pasos y regresó hacia la puerta, haciendo un gesto a su interlocutor de que lo acompañara.
—No tienes que ser tan drástico —dijo Sentinel Tau con tacto—, no es necesario que te despidas de todo para siempre.
Juntos caminaron hacia un costado de la construcción, donde una serie de artefactos de fabricación propia lucían amontonados, aparentemente sin uso.
—Sí, es necesario, por completo —explicó Runflight—. A partir de hoy, ya no seré más el que se conoció, comenzaré una nueva etapa y quiero dejar todo atrás, necesito que todo esto —señaló de manera amplia el entorno—, sea parte del pasado.
Sentinel Tau lo observaba en silencio mientras se explayaba, y se convencía cada vez más de que sus decisiones al respecto habían sido las correctas.
—Reconozco que pensé, durante estos días, que podías arrepentirte de ir de cuerpo presente ante el líder autobot.
El otro se detuvo ante el montón de artefactos.
— ¿Arrepentirme? Esa idea jamás pasó por mi mente.
Eso hizo que se sintiera confundido. No era lo mismo que le dijera la vez anterior.
—No entiendo, me dijiste que tenías dudas acerca de revelar tu paradero o enfrentarte a los autobots.
—Desde luego, no sería sensato de mi parte hacer algo como eso, pero dijiste que tenías concertada una cita con el líder. Dijiste que contigo harían una excepción.
—Sí.
—Dijiste que podrías entrevistarte con él, que eras casi su mayor oficial, el más confiable.
Las palabras de Runflight denotaban cierta ansiedad, pero Tau no podía identificar a qué se debía.
—No puedo pasar por la burocracia —contestó sin saber hacia qué punto se dirigía en esa parte de la conversación, que a la vez parecía repetirse, y ser una nueva, con otro sentido—. Por eso es que te ofrecí mi compañía.
—Por eso es que nunca dudé —reflexionó el otro— De alguna manera, siempre supe que salvarte la vida sería útil, pero tengo que reconocer…
— ¿Qué quieres decir con…?
—…que nunca pensé…que tanto…
Mientras hablaban, y Tau trataba de descifrar las confusas palabras de su interlocutor, este se había ubicado, de manera estratégica, entre él y el armatoste. Con un movimiento rápido y muy fuerte, empujó al autobot hacia el amasijo de metales, que tan sólo al contacto con su cuerpo, demostró su verdadera naturaleza.
— ¿Qué significa esto?
Por instinto, Sentinel Tau intentó activar los cañones, pero lo que en apariencia era un montón de chatarra, era un sistema de tentáculos roba energía, que con una tecnología inspirada en la principal característica de los insecticons, funcionaban como sanguijuelas que se adherían y chupaban la energía de cualquier ser robótico, usando ese mismo flujo para hacerse más fuertes.
—Libérame, ¡Runflight!
El mercenario contempló a cierta distancia la macabra escena, donde el amasijo de metales envolvía el cuerpo del centinela, mientras este luchaba infructuosamente por liberarse; de haber reaccionado al momento de recibir el empujón, habría tenido una oportunidad de liberarse, pero la había perdido, por creer.
—No te alarmes, esa cosa no va a matarte.
Sin esperar más, disparó un láser al punto central de la sanguijuela energética, con lo que la desactivó; Sentinel Tau se liberó con un esfuerzo tremendo, pero sólo alcanzó a dar dos pasos antes de caer de espalda, exhausto.
— ¿Qué…qué sucede?
—Sucede —explicó el otro inclinándose sobre él—, que dejar de trabajar me dio mucho tiempo para fabricar esa cosa que consiguió inmovilizarte; debe sentirse terrible volver a caer en un estado como este.
— ¿Por qué…?
—Porque en el bando autobot hay algo que tú, Ultramagnus y un sucio loco encontraron, trasladaron y protegieron sin apreciar su inestimable poder.
— ¿De qué estás hablando?
Runflight soltó el arma; no la necesitaba en ese momento.
De la copia de la matrix de liderazgo autobot. Y ahora que tú has caído ante mí, al fin podré traspasar la Muralla sin interrupciones.
Sentinel Tau comprendió con horror que los planes de Runflight jamás habían contemplado dejar de ser quien era. Pero sí pretendía llegar hasta Rodimus. Tenía que detenerlo.
—Aunque me mates, no podrás llegar sin mí.
—No seré yo quien vaya hasta ese lugar —replicó el mercenario, con voz alegre—. ¿Por qué me pondría en riesgo a mí mismo, cuando puedo ir, disfrazado de ti?
Sentinel Tau levantó un brazo, tratando de llegar al otro que aún lo miraba con atención, inclinado sobre él.
—No los engañarás.
Runflight soltó una risa malévola.
—Claro que van a caer ante el engaño, porque no usaré un simple holograma o un disfraz. Iré hasta el centro mismo del bando autobot, convertido en ti.
El centinela sintió una punzada de terror.
—No…
—Sí —corrigió el mercenario—. Sí, y mil veces sí. Mi objetivo siempre fue el mismo, pasar al siguiente nivel, fusionando tu coraza con la mía, y ahora que he depurado la técnica, solo necesito un ingrediente más: tu chispa.
Sentinel Tau se aferró al otro, intentando extraer de sí mismo una energía que lo había abandonado por causa de la sanguijuela.
—Yo… yo confié en ti…
—Y eso —dijo el mercenario, exultante—, es algo que jamás dejaré de agradecer.
— ¡¡Noooo!!
Con un movimiento certero, Runflight clavó su mano, como una garra, en el pecho del autobot, activando a la vez el comando de conversión múltiple que había modificado durante el último tiempo; la chispa del centinela estalló en mil colores, entre un desgarrador grito de horror del caído, y la risa eufórica del mercenario, que mientras su enemigo caía, adoptaba su apariencia por completo, hasta convertirse en él.
Próximo capítulo: Tres luces, un origen
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