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La otra matrix Capítulo 10: Una jornada normal



La corte de los despreciados
En el aposento de Aldren , el pequeño  dron de cuidado personal se acercó nuevamente a ella, pero la líder lo descartó otra vez con un movimiento de la mano; a todas vistas ofendido, el diminuto androide se elevó con lentitud y se ocultó en un resquicio en el techo.

—Aldren ¿Por qué hay que cambiar la órbita de la corte, qué fue lo qué te sucedió, qué significan esas heridas?
—El banco de rocas espaciales donde se ubicaba la amatista estelar no era objetivo sólo mío, también lo era de alguien más. Me encontré con Arciagan.
— ¡Qué! —exclamó Heavythread—. Después de todo este tiempo… Ahora entiendo por qué decidiste eso, el banco de rocas espaciales está aproximadamente en curso de la órbita de la corte.
—Sin embargo no es el único problema que tenemos —replicó ella acercándose a la puerta—, ven acá, no voy a rogarte.

Los tres se quedaron detenidos en el umbral mientras el pequeño dron recapacitaba; descendió con lentitud y se posó en el hombro derecho de ella; después de eso salieron al pasillo, donde otro transformer los estaba esperando. Se trataba de un robot de un vivo color azul y con placas protectoras en los hombros y piernas que esperaba inmóvil la salida de Aldren y los demás.

—Filence, qué bueno que estás aquí, este es el muchacho del que vas a hacerte cargo, quiero que seas su guardia personal hasta que pueda ocuparme de él.

El otro hizo un asentimiento imperceptible y se quedó al lado de SoulBreaker.
Después de dejarlo junto a su nuevo guardia en uno de los salones centrales, Aldren y Heavythread continuaron caminando por un pasillo.

—Dime qué fue lo que sucedió con la amatista estelar. ¿Acaso Arciagan se quedó con ella?
—Sucedió algo más preocupante —dijo Aldren—, un accidente provocó la creación de un arrecife estelar. Y cómo sabes, hay varios días de maduración hasta que podamos intervenir y sacar los trozos desde el interior; sin embargo la cercanía de ella me hace temer que alguien pueda amenazar la seguridad de la corte, lo mejor que podemos hacer es cambiar el curso y ponernos a salvo.
—Sabes que es peligroso cambiar el curso de la corte sin consultar los planos numéricos de Alfan, no sabemos lo que podemos encontrar en el camino.
—Tendré que asumir el riesgo respondió ella.

Soulbreaker No sabía muy bien qué hacer, de modo que trató de entablar conversación con Filence.

—Así que… tú vas a ser mi guardaespaldas ¿Cierto?

El otro no respondió, aunque algo en su inexpresivo rostro lo hizo sentir incómodo, como si fuera incorrecto hablar en un momento como ese. Se preguntó cuál sería la capacidad especial de su acompañante.

2

El ojo púrpura del cíclope se mantenía posado impertérrito sobre ella, pero Arciagan se recuperó rápido de la impresión inicial.

—Debiste decirme que lo tenías aquí, por un momento pensé que se trataba de Shockwave.

Spektre continuaba preocupado por ella; sin embargo verla hacer una conclusión tan rápida como siempre lo tranquilizó un poco.

—Estoy haciéndole una revisión de rutina.

Los ojos de la ladycon brillaron; Arciagan sabía que el clon de Shockwave había sido desechado por este tiempo atrás; sin embargo Spektre lo había sustraído de la planta de ensamblaje adonde se le envió para su desmantelamiento, para utilizarlo como un arma futura. Posteriormente, utilizando los conocimientos numéricos de él y la experticia en batalla de ella, comenzaron a producir mejoras en el clon hasta llegar a convertirlo en una auténtica máquina de batalla. De momento no habían necesitado usar lo.

— ¿Sabés una cosa? —comentó con un tono de voz melodioso—, creo que es una excelente idea que se encuentre a punto de funcionamiento, tengo la oportunidad perfecta para probar su verdadero poder.

Se hizo una pausa, en la que él comprendió que su compañera tenía una idea que, de seguro, tenía que ver con sus planes anteriores y de los que aún no sabía nada.

— ¿Y entonces vas a decirme qué fue lo que sucedió?
—Por supuesto cariño —replicó ella mirándolo directamente—, estoy segura de que te va a encantar esta historia.

3

El curso de desplazamiento de la corte de los despreciados fue cambiado con facilidad tras las órdenes de Aldren, y todo pareció volver a la tranquilidad con bastante rapidez. Un par de horas más tarde, Filence acompañó a Soulbreaker hacia el puente de mando de la corte: se trataba de una gran sala ubicada en el extremo opuesto a la plataforma de aterrizaje donde había llegado en primer lugar.
A pesar de lo que había supuesto al momento de aterrizar allí, la corte no era un asteroide perfectamente redondo, se asemejaba más a un óvalo inexacto, del cual el puente de mando era una especie de cabina. Por lo que le explicó Heavythread cuando llegaron al puente y mientras esperaban a la líder, desde el punto de vista del puente de mando, a continuación se encontraban los salones técnicos, y de armas en los extremos superior e inferior, bajo los cuales se encontraban los aposentos de los distintos habitantes, el cuarto de máquinas, el reactor central que había reparado, y hacia el final, la plataforma de despegue, el bar, la zona de esparcimiento y entrenamiento. En el lugar al que llegaron había una veintena de transformers, entre ellos a los que Soulbreaker ya conocía. Aldren apareció por un costado y enfrentó al grupo.

—Gracias por reunirse aquí conmigo —dijo con un tono afable—. Cómo sabrán, he decidido cambiar el curso de desplazamiento de la corte; esto lo hice por nuestra seguridad. De todas maneras espero que podamos retomar el curso que teníamos planificado desde antes; además de esto, hay un nuevo integrante entre nosotros, o eso es lo que me parece.

Soulbreaker ya se había estado temiendo algo como eso; sin querer llamar la atención asintió con un gesto mínimo y trató de ignorar que todas las miradas estaban sobre él.

—Soulbreaker —dijo ella con un tono autoritario, aunque no duro—, fuiste traído aquí por uno de nuestros amigos, porque él cree que este es el lugar correcto para ti. Ahora me gustaría saber qué es lo que piensas tú.

Después que Heavythread lo presentara con ella, lo que él esperaba era algún tipo de entrevista privada y no algo parecido a un espectáculo de circo, pero no quiso quejarse después de la buena acogida que había tenido por parte de todos.

—La verdad no sé qué es lo que quieres…
—Lo que quiero —dijo ella adelantándose a sus palabras—, es que nos cuentes lo que te pasó, es decir cuál es el motivo por el que terminaste encerrado en dónde estabas.

Se dio a sí mismo un momento para asimilar la realidad de su pasado y comenzó a hablar.

—Entiendo… yo les contaré mi historia…
—No —dijo ella con energía—, no queremos que nos cuentes una historia. Escucha, lo primero que deben haber hecho contigo en ese lugar es convencerte de que tenías una historia que contar, pero yo sé que en el fondo de tu ser, sabes que esa historia en realidad es lo que te ocurrió.
—Disculpa, pero no entiendo a lo que te refieres.
— ¿Sabes por qué la mayoría de nosotros estamos aquí? Es porque hemos sido rechazados, porque no encajamos con lo que la sociedad espera de nosotros. ¿Acaso crees que alguien entre los Autobots le creyó a Undertow cuando les dijo que él fue un escudero de los Caballeros de Cybertron? Por supuesto que no. Consideraron que eso era una historia, algo que él se había inventado dentro de su cabeza hasta convencerse de que eso era real, y lo mismo ocurrió con muchos de nosotros. Hay algo que debes entender: en este universo no importa lo que suceda, no importa lo que otros te digan, o cuántos puedan estar en tu contra, la verdad siempre es la verdad y tienes que luchar con todas tus fuerzas para defenderla y mantenerla a salvo en ti.

Escuchar que alguien que apenas lo conocía una confianza de ese tipo hizo que Soulbreaker se sintiera conmovido, mucho más que cuando lo celebraron por reparar el reactor, y entendió que no necesitaba alabanzas, sólo necesitaba que creyeran en él, es decir tener algo sólido sobre lo que sustentar sus pensamientos.

Más tarde, cuando terminó de relatar los hechos en los que se había visto envuelto hasta la aparición de Hevaythread, descubrió que todos a su alrededor lo observaban en un silencio absoluto, y hasta la líder se mantenía respetuosamente inmóvil y atenta a sus palabras.

—Tu vida no ha sido fácil —dijo Aldren una vez que él terminó de hablar—, para mí este es un lugar apropiado para que puedas comenzar una nueva vida, y las puertas de la corte están abiertas para que te quedes, pero la decisión final es tuya. ¿Qué vas hacer?

Soulbreaker miró alrededor, y a pesar de que apenas había intercambiado pocas palabras con Heavythread, Aldren, Chainrack, Underslow y Undertow, se sentía en confianza, como si todos ellos estuvieran dispuestos a conocerlo.

—Sí —dijo al fin—, quiero quedarme.

4

Cybertron. Mientras tanto.

El espacio parecía convertirse en un torbellino negro que succionaba todo alrededor; no podía realizar sus labores como tenía que realizarlas, estaba atrapado en algo que no podía explicar y sabía que eso estaba poniendo en riesgo a todos los Autobots.

—Rodimus ¿me estás escuchando?
—Tú estabas allí en ese momento.

Ultramagnus no respondió, sin embargo mantuvo la mirada del líder de los autobots.

—Desde ayer te he visto muy extraño ¿acaso se trata de eso?

Estaban hablando sobre los acontecimientos del asteroide de tratamiento médico, sin embargo los pensamientos de Rodimus se encontraban bastante lejos de allí.

—Ciertamente —dijo tratando de retomar el hilo de sus propias palabras— la desaparición de Heartfire desde el Helios-4 es preocupante, demuestra que nuestros estándares de seguridad no son tan altos como creíamos. Es preocupante —puntualizó.

Ultra magnus se había dado cuenta de que el líder no era el mismo de siempre, o tal vez debería decir que no actuaba con la seguridad que su cargo y el objeto que llevaba en su pecho harían suponer; sin embargo y de manera coincidente con la aparición de la copia de la Matrix en poder de Heartfire, a quien él mismo había llevado ante su presencia, su actuar se había vuelto más cambiante e inestable: parecía abstraído, en muchas ocasiones perdía el hilo de sus pensamientos o lucía extraño y perdido. A ojos de los demás no parecía estar sucediendo nada, pero eso era gracias a que sus apariciones en público se habían reducido al máximo; sólo los miembros de la Muralla Autobot y los comandantes intercambiaban opiniones o alternaban con él.

—En tu informe dijiste que no viste nada especial.

Ultramagnus sabía que ese momento iba a llegar, y estaba preparado para ello. Cuando vio a HeartFire salir de esa habitación, estaba por casualidad en un punto estratégico tras un recodo, y en una milésima de segundo comprendió que se encontraba en una especie de punto ciego, donde las cámaras nunca captarían el ángulo exacto de su punto de vista, ya que avanzaba caminando muy despacio y cabizbajo. ¿Cómo podía imaginar que justo el día en que, corroído por la culpa había tomado la decisión de visitar al muchacho, éste iba a encontrar una manera de escapar del asteroide médico? No pudo explicárselo en ese momento y tampoco después cuando le dio mil vueltas al asunto, pero en su interior supo dos cosas: la primera de ellas es que el muchacho estaba escapando, y la segunda, que su lugar estaba fuera de allí y no encerrado bajo vigilancia y tratamiento. Se prometió a sí mismo conservar ese secreto inexplicable, asegurar que en realidad no lo había visto, hecho que se vio confirmado por los reportes de las cámaras de seguridad que mostraban cómo, por arte de milagro, el sujeto evadido salía de la zona de trabajo que le había sido asignada, y esquivaba con precisión milimétrica a cualquier otro autobot hasta conseguir salir por uno de los compartimientos a través de los cuales se arrojaban ciertos desperdicios. Ultramagnus sabía que de acuerdo al protocolo había hecho algo incorrecto, pero lo cierto es que jamás se había sentido más satisfecho haciendo algo que no era lo que debía hacer.

— ¿Qué es lo que te molesta Rodimus? —preguntó sin inflexión en la voz— ¿te molesta que ese muchacho haya podido escapar, o que yo no haya podido detenerlo?

No era una acusación, pero el comandante necesitaba saber cuál era la opinión del líder: si le decía que desconfiaba de él por lo que había sucedido anteriormente, presentaría su dimisión al cargo de manera inmediata. Aunque en su interior se prometió nunca revelar lo que de verdad había sucedido, sentía que se lo debía a ese muchacho, después de entregarlo a las autoridades por el motivo que fuese. Sin embargo sus palabras parecieron devolver a Rodimus al presente.

—No. De ninguna manera —afirmó con vehemencia—, es imposible que piense que tienes algo que ver en esto, sé a la perfección que si hubiera estado en tus manos, habrías impedido que se escapara, pero no estaba bajo tu control.
—Entonces dime de qué se trata, confía en mí.

Rodimus se pregunto qué haría Optimus en su lugar. ¿Se habría sentido también él confundido y absorbido por esa extraña e indefinible sensación? a veces sentía como si la Matrix fuera a disolverse en su pecho, para nunca volver a aparecer.

—Me preocupa que sucedan cosas como ésta porque demuestran que no estamos seguros ante un potencial ataque, y es un hecho que Galvatron planea algo, sus tropas han estado demasiado tranquilas y Unicron demasiado inmóvil en el espacio.
—Pondremos más énfasis en mejorar las políticas de seguridad.

Rodimus no contestó.

5

A pesar de la multitud que presenció los hechos, Soulbreaker pasó a convertirse en noticia vieja con gran rapidez, y a los pocos minutos ya era como si llevara bastante tiempo en La corte. Después de la reunión, varios se trasladaron al bar, que era atendido por la alegre Usleazy, una minicon que dominaba el lugar con su voz y sus amplios conocimientos de todo.

—Aldren, hay algo que quiero preguntarte.
—Dime.
— ¿Cuáles son mis ocupaciones? Me refiero a qué es lo que debo hacer en este lugar.

Aldren se mostraba muy relajada y tranquila en el bar, comportándose como cualquiera de ellos en vez de mostrarse como la líder de gran carácter que era unos minutos antes.

—Esto no es Cybertron Soulbreaker.
—No entiendo.

Ella dio un trago de energon.

—Aquí muchos de nosotros podemos hacer algo útil, aunque no todos. Mira, si sirves para algo, bienvenido seas, pero esto no funciona como una milicia o todas esas cosas que conoces; me interesa que este lugar funcione porque no hay hogar que se mantenga solo, pero creemos que cada uno puede organizar su rutina como mejor le parezca y hacer lo que quiera por ayudar al resto y a La corte.
—Lo que ella está tratando de decir —intervino Usleazy—, es que no hay obligaciones impuestas. Yo estoy en el bar porque me hace sentir bien, este es mi medioambiente. ¿para qué sirves tú?

Soulbreaker asintió, animado.

—Soy bueno con los cables —explicó—. Y parece que no tienen un técnico aquí, así que puedo ayudar.
— ¿Pero es eso lo que te gusta hacer?
—Como dijiste, me siento en mi ambiente cuando estoy reparando cables y haciendo conexiones.

Usleazy hizo aparecer de un estante un vaso de energon y lo deslizó por una canaleta, hasta que llegó a las manos de un sujeto a varios metros de distancia.

—Entonces creo que está decidido cariño. Y ya que estás en eso ¿por qué no revisas las luces de esa tarima? Hace días que está parpadeando y mi bar no puede lucir mal.
—También podrías ayudarme con las luces de mi cuarto —intervino Chainrack apareciendo por un costado—, sé que brillo con este color de fuselaje, pero no me gusta estar a oscuras.
—Está bien, está bien, sólo no me presionen.

Se sentía tan bien en ese lugar que le parecía imposible que todo lo ocurrido antes estuviera tan sólo a unos meses de distancia; sin embargo, aún faltaba algo más.

—Escuchen, parece que vamos a tener un atardecer.

Alguien dio ese inexplicable aviso, el que hizo que varios en el bar se dirigieran a una de las salidas. Aldren le hizo un gesto para que la acompañara.

—Estoy segura de que Heavythread te dijo que este es el mejor lugar del universo. Ahora vas a saber por qué; vas a conocer nuestro Promontorio.

Soulbreaker la siguió en silencio mientras se desplazaban al exterior. Caminando por un pasillo corto y algo oscuro, llegaron a un costado del asteroide, casi al lado de la plataforma de aterrizaje que ya conocía; en el lugar no había nada, excepto un promontorio hecho de metal con una vista de 180° que permitía ver el universo como si se tratara del horizonte en un planeta.

— ¿Qué es lo que vamos a ver aquí?

De inmediato entendió que la pregunta estaba de más, alguien dijo que se trataba de un atardecer. En Cybertron, se podían ver dependiendo de la ubicación y la cantidad de luz, y una vez en La tierra, los pudo apreciar un poco mejor gracias a que la estrela que brillaba en ese sistema solar era muy brillante. Sin embargo, nunca le habían parecido especialmente interesantes, de modo que no comprendió cuál era el motivo del alboroto.

—Cállate y observa.
— ¿Crees que lo veremos Aldren? —dijo alguien a un lado.
—Hay una estrella en ángulo correcto —replicó ella con tono de reflexión—, así que sólo hay que esperar.

Durante un rato no sucedió nada; cuando ya se estaba preguntando si todo eso no sería tal vez un ritual extraño, sucedió.
Y se quedó sin palabras.
La luz de la estrella a cientos de kilómetros en el espacio, con determinada inclinación respecto del asteroide, hizo que su luz atravesara el espacio, hasta iluminar la superficie despejada en la que se encontraban. Los haces de luz reflejaron  en el metal del promontorio, y en ese instante, Soulbreaker comprendió que no se trataba de simple metal, sino de una aleación especial con cristales espejo; por una reacción química básica, la luz se disparó en una dirección y otra, rebotando en cada uno de los espejos infinitas veces, provocando cientos de miles de diminutas auroras luminiscentes que parecían danzar al compás del suave movimiento del asteroide. Al ver aquel espectáculo de luces, al mismo tiempo tan sencillo y magnífico, Soulbreaker se sintió despejado y tranquilo, igual que si hubiera tenido una larga recarga de energía, como si todos los problemas que había dejado atrás estuvieran realmente atrás. No olvidados, pero sí pasando a ser parte de una vida anterior, una donde la copia de la matrix, las intrigas y la internación en el centro de tratamiento mental formaban una historia que ya no le pertenecía. Había encontrado un hogar en La corte.

—Heavythread tenía razón —dijo emocionado—, este es el mejor lugar del universo.



Próximo capítulo: Navegando hacia el hielo

La otra matrix Capítulo 9: Nuevo hogar



1

La corte de los despreciados
Soulbreaker se quedó literalmente de una pieza cuando escucho lo que Chainrack le dijo.

—En este lugar hay autobots y decepticons.

Underslow intervino en la conversación restándole importancia al asunto.

—No, en este lugar no hay autobots y decepticons; los bandos no existen aquí.
—  ¿A qué te refieres?
—Lo de los bandos es un asunto inventado hace centurias, y es, probablemente, origen de muchas de Las Guerras que han habido entre los Transformers; todos los que nos encontramos aquí hemos llegado en busca de un horizonte distinto, de un sitio en donde no importe cuál es nuestra procedencia.

A Soulbreaker le costaba comprender lo que estaba escuchando, pero al mismo tiempo le hacía sentido el nombre del lugar con lo que estaban diciéndole.

—Pero la guerra entre autobots y decepticons existe hace mucho tiempo, no pueden ser indiferentes a lo que sucede, aunque vivan separados.
—La guerra —respondió Underslow— es algo que nos perjudica a todos. Es una catástrofe. Y eso no discrimina si perteneces a un lado a otro.
— Eso quiere decir que ustedes están aquí escapando de la guerra.
—No, estamos aquí porque en la corte encontramos un lugar en donde podemos vivir a nuestra manera, sin tener que servir a los intereses de otros.

 Soulbreaker no contestó durante unos momentos; las palabras de Underslow parecían fuertes y rudas aunque las dijera con un tono desapasionado, y tras una pausa, el otro pareció interpretar su silencio y se adelantó a las preguntas que pudiera realizar.

— ¿Nunca te lo habías preguntado verdad? Puedo ver que eres un autobot por tu forma de expresarte, y seguro que te sorprende tan sólo la idea de comparar a los autobots con los decepticons; tal vez puedas decirme que los decepticons son un grupo de mercenarios, forajidos y delincuentes al servicio de su líder, y puede ser que tengas razón. A ellos sólo les sirves si es que eres un guerrero fuerte y obediente que esté dispuesto a seguir instrucciones, y a dar su vida si es necesario por una causa que no sabes si vas a vivir para disfrutar. ¿Y qué ocurre con los autobots? Ellos te permiten desarrollar tus habilidades, luchar por la paz y la justicia, pero eso sólo es otra forma de ejercer control. Si es que eres como ellos te necesitan. ¿O acaso entre ellos hay dementes o desadaptados? Claro que no, a los que son diferentes a ellos, los que no puedan colaborar con los intereses, los apartan o los encierran para evitar que sean un peligro para su facción.
—No seas tan duro en tus palabras, hermano.

La intervención fue dicha por una voz profunda y serena, proveniente de un robot que estaba entrando en esos momentos en el salón.

—Undertow, eres tú.
—Por lo que entiendo, la situación que aquejaba a esta corte fue subsanada, es un momento muy alegre para todos.

Heavythread se acercó a Soulbreaker.

—Él es Undertow, es nuestro caballero de brillante fuselaje.
—Escudero de los Caballeros de Cybertron —corrigió el otro con calma— es un placer conocerte, visitante.

Heavythread le había dicho poco después de llegar a la corte que en ese lugar vivían seres que habían sido dejados de lado o no eran aptos mental o físicamente, dejando en claro que alguien como él, que había escapado de una institución de tratamiento mental se encontraría como en su casa; sí era así, eso significaba que el a sí mismo se llamaba escudero podía haberse convencido de este hecho y su forma de expresarse lo confirmaba.

—El placer es todo mío —respondió con toda educación—. Mi nombre es Soulbreaker.
—No estaba enterado de que La dama azul había admitido a alguien más en la corte.
—Eso todavía no sucede —respondió Heavythread con evasivas— pero después de que este muchacho nos salvara la vida, ten por seguro que se va a quedar un largo tiempo con nosotros.
—Mientras venía hacia acá escuché por los pasillos que el problema mecánico del centro del asteroide había sido resuelto por un genio. ¿Eres tú el artífice de esta hazaña?

Al escuchar hablar a Undertow, Soulbreaker se sintió leyendo los textos que hacían referencia a los tiempos antiguos de Cybertron, pero no quería que la atención otra vez se centrara sólo en él.

—No es ninguna hazaña —respondió con sencillez— se trata de un trabajo rutinario y si puedo hacerlo, estaré encantado de ayudar.
—Es muy noble de tu parte —replicó el otro con solemnidad—. Ahora,con respecto a las palabras de mi hermano, debo corregir la forma en que se ha expresado y también, en cierta forma, el fondo de su exposición.
— ¿A qué te refieres?

2

La batalla que se estaba desarrollando entre Aldren y Arciagan continuaba sin que ninguna de las dos estuviera dispuesta a rendirse; ambas habían comprendido en una fracción de segundo que la otra se encontraba en ese lugar porque quería apropiarse del control del yacimiento de amatista estelar, y con semejante poder a la vista, era imposible abandonar el intento. Utilizando el láser de precisión, las poderosas guerreras se trenzaron una vez más en un enfrentamiento violento y a toda velocidad, ignorando las lesiones que en sus cuerpos provocaban los ataques de su adversaria; ubicadas en el espacio a cierta distancia del cúmulo de rocas espaciales entre las que estaba el yacimiento, ambas estaban dispuestas a todo con tal de vencer, pero de manera repentina, Aldren retrocedió asombrada, mirando a un punto más atrás de donde se encontraba su enemiga mortal. Sin pensar que podía tratarse de una treta, Arciagan miró hacia atrás en dirección a donde lo había hecho su rival y comprendió de inmediato cuál era el motivo de su sorpresa.

—Rayos.

Hacia ellas se acercaba un grupo de rocas de hielo espacial, antecedida por una de gigantescas dimensiones; Arciagan sabía que el hielo se desplazaba por el espacio a gran velocidad, absorbiendo en su paso por las galaxias todo tipo de partículas microscópicas, que si bien lo hacían inservible para usos industriales resultaba peligroso, al volverse básicamente un escombro muy resistente que podía aplastar objetos de menor envergadura.
Con apenas unos segundos disponibles, ambas guerreras se apartaron de la trayectoria de las rocas, observando impotentes cómo estas describían una curva que hizo estrellarse a la roca de hielo más grande contra el yacimiento de amatista estelar. En medio de un atronador silencio, se produjo una reacción en cadena, que en cuestión de unos momentos generó un arrecife de amatista y hielo imposible de penetrar sin armas de alto calibre. Sin pensarlo dos veces, las guerreras abandonaron el campo de batalla y emprendieron un vuelo a toda velocidad en direcciones opuestas.


3


—A lo que me refiero, mi querido amigo, es a que no podemos generalizar con respecto al resto de los Transformers, porque eso es pagarles con la misma moneda que ellos a nosotros mismos; si bien puedo estar de acuerdo en muchas de las cosas que dice mi hermano, lo cierto es que hay guerreros poderosos, valerosos y honorables en el bando de los decepticons al igual que en el de los autobots, y por cierto, este hecho es el que hace que la guerra se vuelva aún más trágica de lo que ya es. Todo enfrentamiento entre congéneres, toda lucha entre razas, y todas segmentación mal habida, es una pérdida para la buena convivencia, y un daño en muchos casos irreparable.

Las palabras de Undertow habían provocado en el grupo un respetuoso silencio. Más allá de que su forma de expresarse fuese ajena a la época en la que vivían, el contenido de su exposición no sólo era correcto, sino que además hacía referencia a una de las bases del conflicto que perduraba en la raza por tantas centurias.

—Cómo podrás darte cuenta —comentó Heavythread— en la corte hay todo tipo de personalidades: Undertow es un antiguo escudero de los Caballeros de Cybertron y nuestro Guerrero más renombrado, su hermano Underslow es nuestro propio historiador, Chainrack es un mapeador, y te voy a presentar también a nuestro herrero, la encargada del depósito de armas, nuestros exploradores y médicos.
— ¿Y tú qué eres?
—Explorador como otros, así fue como te encontré.
—Mis queridos compañeros —dijo Undertow—. Lamento tener que interrumpir su conversación, pero alguien se acerca a la corte.

Heavythread hizo un abogado elogio a la capacidad auditiva de Undertow y se acercó a una de las pantallas de monitoreo, donde confirmó que Aldren estaba muy cerca de la corte; algunos minutos después, ella descendía en la plataforma de aterrizaje, pasaba a modo robot y avanzaba a paso rápido hacia el interior.

—Heavythread —dijo al pasar—, reúne en la sala de mando a los que estén aptos para defender la corte, y déjalos a cargo de Undertow, y tú y el nuevo diríjanse ahora mismo a mi aposento.

Tras estas palabras desapareció por un pasillo lateral, dejando a todos los otros sumidos en un silencio absoluto.

—Ya sabe que estoy aquí —comentó Soulbreaker—. Dijiste que se lo ibas a comentar cuando llegara.

Mientras tanto los otros se habían dispersado ante las órdenes de Aldren, y aparentemente sabiendo de antemano de otras instrucciones que no había verbalizado, murmurando con nerviosismo acerca de las evidentes lesiones que ella tenía en el cuerpo.
Heavythread hizo un gesto vago con las manos.

—Tengo que comentárselo de todas maneras pero, es complicado. No importa, vamos al aposento.

Unos momentos después ambos entraron en una habitación cerrada en donde Aldren los esperaba sentada ante un mesón; un diminuto drone de atención personal se acercó flotando hacia ella para atender las lesiones que tenía en diversas partes del cuerpo, pero ella lo descartó con un movimiento de su mano.

— ¿Por qué lo trajiste sin consultarme?

Heavythread respondió con tranquilidad e indicando hacia el techo.

— ¿Puedes escuchar eso? Es decir ¿puedes escuchar ese suave ronroneo de electricidad y engranajes a nuestro alrededor?

Ella pareció desconcertada durante una milésima de segundo, pero no respondió, su vista clavada en un punto intermedio entre ambos.

—Él lo hizo —respondió con sencillez—. Se había activado otra vez la alarma el reactor y esta vez era algo muy grave; todos habríamos volado en pedazos, pero este muchacho utilizó nuestras mismas herramientas con sus conocimientos y lo reparó sin siquiera apagarlo.

Aldren esperó en silencio, sin inmutarse.

—Pero no lo traje por eso, no sabía que podía hacer esas cosas —admitió—. La verdadera razón por la que lo traje es que él puede verme.

La líder hizo un imperceptible movimiento.

—Sabes que no puede estar presentando un desperfecto.

Ella se puso de pie resueltamente.

—No puedo ocuparme de él ahora. Llama a Filence y dile que se ocupe de él —y directo a Soulbreaker—. Voy asignarte un guardaespaldas y cuidador, va a quedarse contigo cada segundo mientras estés en este lugar.
— ¿Qué sucede preguntó Heavythread— ¿Está sucediendo algo que no nos hayas dicho?
—Aún no, pero puede suceder; es imperativo que cambiemos el curso de la órbita de la Corte ahora mismo.

4

Spektre recibió el aviso de llegada de Arciagan un poco sorprendido por su retorno tan pronto, pero se mostró alarmado al ver las lesiones que ya exhibía en distintas partes de su cuerpo.

— ¿Qué sucedió querida?
—Las cosas se complicaron —dijo ella escuetamente.

Spektre sabía que ella era una guerrera hábil y sumamente poderosa, por lo que verla lesionada significaba que se había enfrentado a un enemigo poderoso, no a una misión rutinaria de conseguir energía en el espacio.

— ¿Se trata de algo que quieras contarme ahora mismo?

Arciagan estaba frustrada y al mismo tiempo enfadada por lo que había sucedido; sintió desde un principio que tenía la situación bajo control, y sin embargo una eventualidad la había alejado de su objetivo principal. Además la presencia de su mortal enemiga en las inmediaciones de este banco de amatista estelar significaba que podía volver a aparecer.

—En este momento tengo que…

No continuó hablando, se quedó inmóvil y sin poder reaccionar, al notar que tras Spektre, un cíclope observaba a ambos, su ojo púrpura muy fijo en los suyos, casi como si pudiera ver a través de sus sensores ópticos el interior de su chispa.



Próximo capítulo: Una jornada normal

La otra matrix Capítulo 8: Antigua enemistad


“Fue un hecho fortuito.
Desde el primer momento sentí que algo no estaba bien en esa situación, pero me obligué a pensar que se trataba de un sentimiento de culpa a modo de reflejo por mi implicancia en ese asunto.
Sin embargo en ningún momento dejé de pensar en lo que había sucedido; de manera constante me obligué a realizar mis labores y me aboqué a ellas con entereza y precisión, procurando dar siempre lo máximo de mí para ayudar al resto.
Pero seguía sintiéndome culpable.
Al final tuve que reconocer que no podía estar tranquilo en mis jornadas, por causa de ese sentimiento, de modo que hice un espacio en mi apretada agenda y fui hasta ese lugar. Debido al cargo que ostentaba podría haber accionado la alarma con un mando a distancia, y sin que quedara prueba de ello, por lo tanto nadie nunca habría sabido que yo habría dado el aviso. No accioné la alarma. Me quedé mirando a prudente distancia, oculto tras un recodo del pasillo mientras sucedía, y más tarde, cuando se dio el aviso, me mostré tan sorprendido como el resto; no actúe, mentí y oculté, y sin embargo en mucho tiempo no me había sentido tan tranquilo conmigo mismo.”

Asteroide Helios 4

— ¿Vienes muy seguido a este asteroide?

Soulbreaker y Heavythread habían salido de la sala donde el primero se desempeñaba hasta ese momento y en esos momentos avanzaban con sigilo través de una ruta que el intruso había propuesto.

— He venido un par de veces para conseguir algunos suministros —explicó en voz baja.
—Poder volverte invisible es muy útil para ti.

Heavythread estaba consciente de ello, pero no podía extender el escudo hacia Soulbreaker, por lo que era imperativo salir del asteroide lo más pronto posible, de lo contrario los guardias o médicos del lugar terminarían por descubrir que sus estrictas reglas habían sido vulneradas.

—En este momento no estoy seguro de si es útil o no; démonos prisa.

Se escabulleron por unos ductos y dentro de pocos minutos ya se encontraban en el borde exterior del asteroide; Soulbreaker, que ya estaba más liberado de los efectos de los tranquilizantes a los que había estado sometido se hizo una pregunta básica.

—Espera un momento ¿cómo vamos a salir de aquí?
—Nos vamos a acercar a uno de esos canales de desechos de desperdicios, y nos dejaremos arrastrar por uno del tamaño suficiente para ocultarte; luego, cuando estemos lo suficientemente lejos vas a usar uno de mis propulsores portátiles para impulsarte en el espacio.

Soulbreaker miró hacia el espacio infinito que se extendía ante sus sensores ópticos: por primera vez estaba a punto de hacer un viaje para alejarse sin querer volver.

— ¿A dónde vamos?

La imagen de Aldren regañándolo por sus actos aún flotaba en la mente de Heavythread.

—Prefiero no decirte adónde vamos mientras no salgamos con éxito de aquí.

Tuvieron que esperar cerca de cincuenta minutos, pero una vez que los desechos del asteroide fueron lanzados al espacio fue muy sencillo tomarse de un trozo grande de metal y dejarse llevar por el movimiento del espacio; los desechos de ese asteroide eran arrojados para que luego un equipo de limpieza espacial los recogiera y procesara, a fin de reciclarlos. Sin embargo los dos viajeros se desprendieron, y utilizando los propulsores portátiles de Heavythread emprendieron viaje, alejándose del cinturón de asteroides. Viajaron mucho más allá de lo que Soulbreaker había conocido alguna vez, alejándose de lo que vagamente recordaba en los mapas.

—Gracias al cielo que tuvimos un viaje tranquilo —dijo Heavythread—, por suerte no nos topamos con nadie que pudiera causarnos problemas.

De pronto en el espacio, Soulbreaker pudo vislumbrar cuál era su punto de destino: era un asteroide bastante más pequeño que el médico de donde provenía, de manufactura artesanal, de modo que en su constitución se veían contornos irregulares y salientes metálicos de distinto tipo; a ojos de cualquier viajante se trataría de un montón de chatarra espacial, y según le indicó Heavythread mientras disminuían la velocidad para acercarse, esa era una de las mejores características que tenía.

—Este es mi hogar —le dijo—, seguro que nunca habías visto algo parecido.

El espectáculo que presentaba el extraño asteroide era a lo menos pintoresco, pero el shock que le produjo a Soulbreaker ver una construcción así después de meses encerrado en ese centro tan perfecto y bien ordenado fue positivo en vez de confuso.
Los viajeros descendieron en una pequeña plataforma de aterrizaje iluminada por los contornos de manera un tanto difusa e irregular, y Soulbreaker comprobó que el lugar tenía gravedad propia.

—No sabía que existiera este lugar.
—Muy pocos lo saben —replicó Heavythread—, y es lo mejor que nos puede pasar
—Estás hablando en plural.
—Claro que estoy hablando en plural —dijo el otro—, no vivo solo aquí, somos muchos, al menos más de los que puedes contar con los dedos de tu mano.

Una vez sobre la plataforma, Soulbreaker pudo ver que lo que desde lejos parecía un montón de chatarra dispuesta al azar, era en realidad un complejo mecánico artesanal, pero totalmente funcional; reconoció distintas aleaciones de metal y a cierta distancia, pudo ver restos del fuselaje de una nave que había sido adaptado a la superficie.

— ¿Qué lugar es éste?
—Este lugar —respondió el otro sin disimular su orgullo—, es La corte de los despreciados.

Soulbreaker jamás había escuchado ese nombre, pero se le antojó muy llamativo.
Iba a preguntar algo al respecto, cuando apareció frente a ellos un transformer de muy pequeña estatura, con cañones a la espalda; el color verde traslucente de parte de su cuerpo reflejaba las luces del espacio con tanta viveza como se expresaba al hablar.

—Heavythread ¿qué es lo que está haciendo él aquí, quién es?

El aludido levantó las manos en gesto defensivo.

—Escucha Underslow, estoy preparado para una avalancha de preguntas, será más rápido si las contesto todas de manera directa a Aldren.

El otro reflexionó a la velocidad de la luz antes de hablar.

—Es una mala idea que lo hayas traído sin preguntarle a ella, ya sabes cómo se pone cuando alguien no obedece a sus órdenes más estrictas.
—Sé que es una mala idea, pero es una situación que no puede esperar. Ahora dime dónde está.
—No está en la corte —respondió el otro con total seguridad—, salió hace unas horas diciendo que tenía que encontrar unos cristales de amatista estelar.

Heavythread se quedó perplejo durante unos momentos, mientras Soulbreaker observaba la escena sin intervenir; al parecer Aldren era alguien de reglas muy estrictas, aunque eso no concordaba con el aspecto del ambiente en el que estaba.

—Rayos —dijo Heavythread es un muy mal momento para que el Aldren se ausente— ¿no dejó dicho en qué dirección iba?
—Nunca lo dice y lo sabes, pero apuesto a que si fue tras la amatista estelar no se trata de un simple juego.

La amatista estelar era un mineral de alta estima, ya que tenía varios usos en la industria; sus cristales podían fundirse para generar energía de alta calidad y las rocas nativas podían moldearse en filos de armas o refuerzos de fuselaje, además de ser un excelente conductor de energía láser. Sin embargo este mineral era escaso, y los yacimientos en distintas zonas del universo eran buscados con asiduidad por ambos bandos.

—Tendremos que esperarla —dijo Heavythread— de momento no podemos hacer más.
— ¿Qué tratas de decir? —exclamó Underslow muy sorprendido—. Sin la autorización del Aldren no podemos dejar que él se quede aquí, es peligroso.

Soulbreaker iba a decir algo, pero Heavythread lo interrumpió, vehemente.

—Él no puede hacerle daño a nadie, ni siquiera está armado, me lo traje de Helios 4 y estoy seguro que el Aldren prefiere que esté aquí a que lo dejé vagando en el espacio.
— ¿Y eso por qué?

El tanque iba a responder, pero un estridente sonido interrumpió la conversación. Era una especie de alarma, aunque el timbre utilizado resultaba casi cómico en vez de demostrar urgencia.

— ¿Qué es eso?

Alguien apareció a toda carrera en la plataforma de aterrizaje, se trataba de un robot de Underslow, de un vibrante color amarillo y que gesticulaba desesperado.

— ¡Llamen a Aldren, hay que evacuar la corte!
— ¿Por qué gritas así Chainrack? —gritó Heavythread por sobre sus gritos— ¿Fuiste tú quine activó la alarma?

El otro llegó hasta ellos presa de la desesperación.

—El reactor de energía central está fallando de nuevo. ¡Es una falla total! Hay que evacuar ahora mismo La corte o todos moriremos sin poderlo evitar.

Los otros dos se miraron, claramente alarmados.

—Espera, se supone que estaba funcionando bien.
—Te digo que está fallando ¡Todos lo vieron! Está echando más chispas que la última vez.
—Demonios, si está pasando eso, volará en pedazos en cualquier momento —reflexionó Heavythread a la rápida—. ¿Dónde están todos?
—Por todas partes, tienen que ayudarme a reunirlos o morirán.

Estaba claro que las cosas se estaban poniendo graves, pero Soulbreaker intervino sin poderlo evitar.

— ¿Qué le pasa al reactor?
—Funciona mal hace tiempo —explicó el tanque mientras avanzaba hacia el interior— el cableado es antiguo y defectuoso, tendremos que abandonar la corte o será una tragedia.

Cableado. Soulbreaker sintió, por primera vez en mucho tiempo, que se emocionaba por algo.

— ¿Hay que reparar el cableado que transmite la energía del reactor?
—Sí.
—Puedo repararlo —dijo exultante—. Llévame al lugar, puedo repararlo.

Por un momento, Los otros tres lo miraron entre confundidos y sorprendidos.

—Soulbreaker, no tenemos tiempo que perder.
—Entonces no lo pierdas, llévame al lugar, te aseguro que puedo arreglarlo.

Durante un eterno segundo, el otro no respondió.

—Si te equivocas, no sólo moriremos nosotros, sino que todos en este asteroide.

Como si hubiera despertado al fin del letargo en el que había estado sumido, Soulbreaker supo que eso era exactamente lo que debía hacer.

—No te defraudaré.

Corrieron a toda velocidad, integrándose en los pasillos del interior del asteroide sin fijarse en nada más; un par de minutos después entraron en la cámara donde se alojaba el reactor de energía que hacía funcionar todo el lugar. Se quedó mirando el artefacto, que, en efecto, expulsaba chispas y temblaba por el exceso de carga energética mal distribuida.

—Es un reactor A-336 de segunda generación, con un sistema de inyección Sui-hol 21 y con cableado sacado de un sistema de transmisión V-9, de tercera generación. Esta tecnología es de la época de las tuercas.

Heavythread soltó un bufido, ofendido a pesar de lo tenso que estaba por la situación.

—Disculpa por no tener lo más avanzado.
—No, no es eso.

Claro que no; sintió un chispazo de dolor por recordar que había estudiado eso en la academia, pero fue compensado por la satisfacción de saber que tenía un mapa instantáneo en su mente.

— ¿Y entonces qué?
—Lo conozco —explicó con alegría—. Lo conozco como el filamento de una bombilla.

Sin poder controlar la emoción, pero a la vez concentrado al máximo en desarrollar en pocos minutos una tarea que normalmente le llevaría bastante más, el robot fue solicitando herramientas una tras otra, y entrando en el campo de peligro del reactor sin demostrar temor. Sin prestar atención a las microcorrientes que saltaban en todas direcciones, a la alza de energía y presión circundante y las incesantes alarmas del propio reactor, el robot se abocó a liberar la presión extra, redirigir la energía a cableado secundario, disminuir la fricción y recalibrar los medidores de niveles, una acción tras otra, sin tan siquiera detenerse a comprobar los resultados de cada acción, tan seguro estaba de hacer lo correcto. En medio de los reiterados sonidos y retumbos dentro del gran aparato, y que se extendían por toda la cámara, Heavythread no dijo una sola palabra, y se dedicó a ayudar en todo lo que pudiera a su improvisado técnico, aunque sin poder dejar de sorprenderse de la prestancia que demostraba, manejando cada herramienta como si las conociera desde siempre; en La corte no había un técnico especializado, pero él reconocía a un experto en algo cuando lo veía, y ese autobot sacado de Helios 4 era capaz de rebobinar un carrete secundario con la mano a res milímetros de la corriente viva del reactor, sin que eso lo hiciera dudar o tan siquiera desviar la vista en esa dirección, de manera preventiva. Lo que en un principio parecía una tarea arrojada y sumamente peligrosa, con el pasar de los minutos se volvió una tarea dedicada y precisa, que no admitía errores porque quien realizaba los actos no dudaba ni demostraba propensión a cometerlos. Chainrack y Underslow habían llegado a la cámara poco después, junto con otros habitantes del lugar, con lo que se formó un pequeño público del prodigio técnico que Soulbreaker estaba realizando, todos en silencio, sin atreverse a formular palabra, con tal de no intervenir. Tras una agonía de espera de casi diez minutos, la señal luminosa de alarma por sobrecarga de la cámara del reactor se apagó.

— ¡Lo hiciste! —gritó Heavythread lleno de alegría— ¡Salvaste a La corte, nos salvaste a todos!

Todos los demás estallaron en gritos de alivio y alegría, pero el propio autor de esto no se mostró conmocionado, sino aliviado; nunca había dudado en poder hacerlo.

— ¡Eres maravilloso, salvaste este armatoste y a todos nosotros ¡Es sensacional!
—No hice nada especial —replicó Soulbreaker sencillamente—. Esto es lo que hago, soy bueno en esto.

Chainrack también estaba lleno de alegría.

— ¿Bueno? ¿Bueno? Eres un prodigio, nos salvaste la vida y la de nuestro hogar. ¡Aldren va a estar tan contenta!

Soulbreaker contempló el reactor y 0escuchó, entre los gritos de alegría de todos, como el aparato ronroneaba con suavidad ahora que funcionaba de manera correcta. Jamás en toda su existencia se había sentido tan completo al hacer su trabajo; recordaba cómo le gustaba ser meticuloso y preciso, pero en esos momentos no se trataba sólo de eso, se trataba de hacer una diferencia, que más allá de salvar a alguien, era la forma en que entendía el mundo a su alrededor. Se sentía satisfecho, ahí en su ambiente.

2

Aldren volaba a toda velocidad por el espacio; la fembot lucía su modo alterno como un jet alargado de refulgente color azul metálico y negro, que como un bólido atravesaba las estrellas. El descubrimiento de un yacimiento de esmeraldas espaciales era importante, y les permitiría funcionar durante un tiempo con más autonomía, y poner a descansar ese dichoso reactor que fallaba cada vez más, acaso dejando incluso la opción de desmontarlo y conseguir nuevas partes. Desde hacía meses que ese reactor consumía más energía de la necesaria, y con el peligro constante del reinicio de la guerra entre autobots y decepticons, resultaba fundamental hacerse de ese yacimiento para poder funcionar mejor.
Sus pensamientos en el vuelo, sin embargo, se vieron interrumpidos por un rayo rojo que, a cierta distancia, describía una curva hacia el mismo punto al que se dirigía ella.

—No es posible, no ahora…

Lo que anticipó en su mente se hizo realidad con abrumadora fuerza unos instantes después; Arciagan, convertida también en un jet, apareció disparando lásers de precisión, dispuesta a destruirla.

— ¡Maldita!
—Hola querida amiga

Ambas cruzaron sin conseguir hacerse daño, pero preparando una curva cerrada con el objetivo de enfrentarse de nuevo; la distancia entre ambos era mínima cuando se enfrentaron otra vez.

—Nos volvemos a encontrar ¿Quieres que te destruya otra vez?
—No voy a permitir que te salgas con la tuya.

Los disparos de ambas fueron hábilmente bloqueados por la otra, con precisión milimétrica. Envueltas en un haz de luz por la velocidad a la que se desplazaban, como bólidos de poder, las féminas describieron arcos imposibles en el espacio, surcando la negrura en espirales, ángulos y vértices que sólo los guerreros más experimentados podrían realizar, sin dar un centímetro de ventaja a la otra. Luego, como si ambas presintieran la siguiente jugada de la otra, pasaron a modo robot, trenzándose en un intercambio de golpes de todo tipo, y bloqueos expertos. Las cuchillas en los brazos de Arciagan chocaron con los afilados alerones de Aldren, y los golpes se sucedieron con aún más violencia, las rivales luchaban a muerte por derrotar a su contrincante.
Aldren había deducido en un segundo que la malvada ladycon tenía la misma información que ella acerca del yacimiento de amatista estelar en un cordón de asteroides a muy poca distancia, y no estaba dispuesta a cederlo; por su parte, Arciagan se había sorprendido de encontrar a una antigua rival, pero no pretendía rendirse ante una batalla, y menos si se trataba de alguien a quien quería eliminar desde hace tiempo.

—Ríndete, no puedes ganar.
—Ya estás oxidada, no creas que no se te nota.

Otra vez las enemigas se enzarzaron en una ardua batalla, que no daba tregua; utilizando toda su velocidad y pericia en combate, los siguientes segundos fueron intensos, pero el enfrentamiento no se decantaba por ninguna de las dos, por lo que el más mínimo error sería lo que determinaría quién tendría la victoria.


3

Poco después de salvar el reactor central del asteroide, Soulbreaker y los demás salieron de la cámara y se trasladaron a un salón a no muchos pasillos de distancia. El lugar era algo parecido a un casino en donde reinaba un agradable desorden.

—Estamos salvados gracias a este sujeto —exclamó Heavythread llamando la atención de la decena de otros robots—. Y sé que Aldren va a enfadarse porque lo traje sin su conocimiento, pero las noticias son demasiado buenas, así que me preocuparé por eso después.
— ¿Dónde aprendiste esas cosas? —preguntó uno.
—Es mi especialidad, soy técnico en cableado y conexiones —explicó el aludido en voz baja, algo incómodo por el exceso de atención sobre él—. ¿No tienen a alguien encargado de esto?
—Todo indica que ya lo tenemos —replicó Heavythread con alegría—. Escucha, tienes que quedarte aquí, te aseguro que en La corte vas a sentirte como en tu casa.

Recién en ese momento, Soulbreaker tuvo la oportunidad de preguntar lo que tenía en mente desde su llegada.

—Todavía no me has dicho qué es La corte.
—La corte de los despreciados —rectificó el tanque con orgullo—. Este lugar que ves a tu alrededor, es el sitio donde vamos a parar los que no tenemos lugar entre las filas de los “oficiales”.
— ¿Quieres decir que son desertores de los autobots?
—No. Son los despreciados tanto de autobots como de decepticons.



Próximo capítulo: Nuevo hogar

La otra matrix Capítulo 7: Un ladrón con suerte



Helios 4. Seis meses después

Los pasillos del asteroide mecanizado en donde se mantenía interno a los autobots que presentaban fallas mentales eran todos iguales, altos, sin ventanas, con luces ocultas, interruptores y de un color gris blanco inmaculado; todo el asteroide estaba construido en forma de capas concéntricas de modo que la recepción de los pacientes y el alta de éstos se realizaba en el borde exterior, y la segmentación de los internados aumentaba su complejidad conforme se avanzaba hacia el centro. Las armas estaban prohibidas en el lugar tanto para los internos como para los guardias como una medida de protección, los medicamentos a base de infusiones de energon y los aparatos de control de impulso se encontraban resguardados a fin de evitar conflictos; en todas partes se respiraba tranquilidad y control, y según las instrucciones del autobot en jefe en el asteroide debía haber un clima de sana convivencia a fin de permitir que los internados pudieran, en determinado momento, recuperar el control de sí mismos y volver a ser útiles a la sociedad. Asimismo a los internos que se encontraban en etapas avanzadas de tratamiento se les asignaba un puesto en la línea de ensamblaje de componentes electrónicos que luego eran enviados las distintas bases autobot.
Los turnos de seis horas continuas por jornada dejaban tiempo suficiente para que los internos pudieran asistir a las terapias que les correspondían e ir a reposar e interactuar con los otros, aunque esto último era tema constante de debate, ya que los internos no se comunicaban unos con otros en las zonas destinadas a esparcimiento; algunos terapeutas opinaban que era porque se sentían presionados a hacerlo y otros porque las condiciones no eran las mismas que en cybertron o alguna de las colonias de donde ellos provenían. De todos modos la forma en que se determinaba si un autobot se encontraba en condiciones de volver a la vida civil y militar que le correspondía era a través de una serie de exámenes que confirmaban sus niveles de ecualización sensorial y la reacción a distintos tipos de estímulos tanto visuales como físicos.
Heartfire llevaba seis meses internado en el Helios 4 y se había convertido en un paciente modelo; después de la primera semana de adaptación no opuso resistencia a los tratamientos, procuró aprender los horarios y protocolos correspondientes a su terapia y redactó constantemente una línea de los avances y procedimientos en él realizados, con lo que dio una importante ayuda a sus terapeutas; antes de un mes, Heartfire ya estaba trabajando en la línea de ensamblaje, cumplía con prolijidad cada uno de los horarios y turnos que le asignaban sin jamás poner algún tipo de queja, y lo único que podían destacar de él como punto negativo era que fuera de lo estrictamente necesario no hablaba con otros internos o con los terapeutas, por lo cual se estimaba que la parte social de su carácter sería la que tardaría más tiempo en recuperarse por completo. No había sido posible encontrar registros de su memoria anterior, pero al consultarle cuál sería, según su juicio, la ocupación en la que le gustaría desempeñarse a futuro, indicó que le gustaría quedarse en la línea de producción, ya que en ese lugar se sentía parte de un todo y podía aportar y sentirse apoyado al mismo tiempo.
Su terapeuta confiaba en que dos años después, si no experimentaba ninguna diferencia estaría en condiciones de ser dado de alta y postular a un puesto de trabajo en una línea de producción en un asteroide dedicado a ello.

Faltando minutos para terminar su turno en la línea de producción, Heartfire se encontraba solo en la sala de ensamblaje ya que tenía a su cargo la revisión correcta del inventario de partes ensambladas y los pendientes; una vez terminó de confirmar los datos de manera correcta salió de la sala, pero volvió unos momentos después recordando que debía dejar un apunte de realización del sistema.
Cuando cruzó el umbral de regreso se quedó inmóvil mirando hacia una esquina.

—Disculpa, pero creo que no tienes permiso para estar en este lugar.

Ninguna voz respondió a sus palabras, sin embargo el autobot caminó en dirección al punto al que miraba sin un asomo de duda en la voz.


—No quiero ser descortés, pero aunque te quedes inmóvil, de todos modos te encuentras en un lugar sin autorización, y si alguno de los guardias te ve, vas a meterte en problemas.

Sucedió un nuevo instante de silencio. Heartfire aparentemente sólo en la sala de suministros.

—Además al verte da la sensación de que estás armado, y los protocolos de Helios 4 indican que no se pueden portar armas.

De manera repentina se materializó ante él un autobot de más baja estatura, acorazado y que llevaba un cañón en la espalda. Su rostro parecía inexpresivo con las facciones cubiertas por una máscara plana y un visor, pero aún así se notaba sorprendido por la situación en la que estaba.

—Podías verme —dijo en un susurro— no estabas hablando solo como los locos de aquí.
—Mis sensores ópticos se encuentran en buenas condiciones ¿por qué no iba a poder verte? —respondió Heartfire perplejo.

El otro no respondió durante largos momentos; que alguien pudiera verlo cuando estaba usando el escudo invisible era algo en extremo extraño, más aún considerando quién era el fabricante de ese escudo.

—Es difícil de explicar, pero lo cierto es que tú no deberías poder verme.
—No eres un producto de mi imaginación —respondió Heartfire resueltamente— los terapeutas analizaron mi caso y no sufro de trastornos de percepción de imagen.

“Este tipo no está loco” Se dijo Heavythread. “No está desvariando como los otros, lo que hicieron fue lavarle el cerebro.”

—Estoy convencido de que tu salud está en perfectas condiciones —replicó Heavythread con tranquilidad— aunque sólo debo hacerte una pregunta de rigor ¿Vas a activar la alarma?

En esta ocasión fue Heartfire quien se quedó unos momentos en silencio, sin saber qué responder; en el fondo sabía que con quien estaba hablando era un intruso en esa sala de la línea de producción, y que debería dar aviso a la guardia del lugar, pero algo inexplicable se lo impedía: dar una alarma por intrusión no estaba en ninguno de los protocolos que le habían sido inculcados a lo largo de los últimos meses.

“Esto es extraño” Se dijo Heavythread “Hay dos cosas que me parecen extrañas y alarmantes, la primera de ellas es que este tipo no está loco como los otros que están encerrados en este lugar, y la segunda y la más peligrosa es que puede verme.”

Percibió que alguien se acercaba y volvió a concentrarse en el autobot que tenía frente a sus ojos.

—Escucha, alguien se acerca, así que trata de aparentar que estás solo en este lugar, porque quien sea que venga no podrá verme, y si te ven hablando solo pensarán que perdiste todos los tornillos.

En efecto, unos momentos después entró en la estancia un centinela que lo quedó mirando extrañado.

—Heartfire, estás aquí, pensé que se había quedado encendida la luz.

Durante unos segundos que a Heavythread le parecieron una eternidad, Heartfire no respondió. Después lo hizo con un tono de voz plano, desprovisto de emoción.

—Me retrasé en registrar mi salida y el reporte de provisiones.
— ¿Todo está bien?
—Sí, terminaré lo pendiente e iré a reposar.
—Entiendo, te dejo entonces, tengo que terminar mi ronda.
— ¿No descansas?
—Aún no —replicó el otro— me faltan varias horas, nos vemos,

La puerta se cerró, y Heartfire quedó nuevamente sólo, hasta que Heavythread se materializó ante él de nuevo.

—No puedo seguir mucho más tiempo aquí, y es demasiado peligroso que te deje así nada más. Cielos, Aldren va a matarme por hacer esto.
—Disculpa, no entiendo a qué te refieres.

El tanque lo contempló, pensativo.

—Lo entenderás muy pronto, amigo.

2

Cybertron. Tarn. Laboratorios subterráneos de Spektre.

—Te traicionó.
—Aún no lo hace.

Arciagan y Spektre habían procurado no tocar el tema durante los últimos meses, amén de la presión que Galvatron había realizado sobre toda la población decepticon a fin de poner en marcha el inicio de los preparativos para una guerra que, en teoría, terminaría con la tregua dentro de un tiempo indeterminado. Pero luego de la primera y tensa etapa, todo había regresado a la normalidad, al menos en apariencia.

—Estos últimos seis meses no has vuelto a tener noticias de Runflight, es obvio que ya no está en carrera por conseguir lo que le encargaste.

Spektre sabía que las cosas no habían salido como esperaba en un principio, pero aún tenía cosas sobre las que decidir.

—Reconozco que Runflight me decepcionó en ese sentido, pero si lo hizo, es porque está tras algo que le interesa más que el paquete de créditos que le ofrecí por encontrar el objeto que detectamos en el radar tiempo atrás; le ofrecí mucho dinero porque esperaba que se quedara con la riqueza, y me trajera el objeto que tenía un rango de energía idéntico a la Matrix de liderazgo que estaba en otro sitio.
—No lo hizo —apuntó ella sin emoción en la voz— pero sí siguió su ruta.
—Exacto. Tus drones espías verificaron que Ultramagnus y ese sujeto que según Runflight cargaban el objeto llegaron hasta las cercanías de Kyryon, lo que significa que fracasó en su misión de recuperarlo y traerlo; en condiciones normales pensaría que no quiere venir a rendirme cuentas y que da por perdida la paga, pero…

Arciagan continuó el hilo de sus palabras.

—Pero está desaparecido. Por eso insisto en que te traicionó, no está pensando en abandonar todo, descubrió que puede obtener un beneficio mayor y está tras de eso.
—No puede llegar hasta el objeto si éste ya está en poder de los autobots, no será tan ingenuo como para tratar de entrar en Kyryon.
—Pero igual sabes que trama algo.

Spektre sabía que una oportunidad como esa no se repetiría, quizás, en toda la eternidad. Lo que sea que fuera el objeto con esa frecuencia de energía, estaba separado de la matrix por algún motivo ¿Seguridad? ¿Duplicar la matrix? No importa de lo que se tratara, si existía, la posibilidad de que quedara en manos de Runflight era una ruina en potencia, tanto o peor que si se enteraba de ello el propio Galvatron.

— ¿Aún tienes ese contacto secreto entre los autobots?
—Sí, pero sabes que es un simple soplón de poca monta, dudo que pueda siquiera llegar a Kyryon.
—No importa, me basta con que averigue cuáles son las murmuraciones entre los pasillos; dile que necesitamos saber hasta los más ínfimos cotilleos.

Arciagan disfrutaba más la actividad que la quietud, de modo que se puso de buen humor; casi al mismo tiempo recibió un mensaje codificado.

—Tenemos noticias buenas dentro de todo.
— ¿Qué pasa?
—Hay un potencial yacimiento de cristales de amatista estelar a cierta distancia de aquí; podré continuar con mis proyectos.
—Felicidades querida.
—Gracias. Nos veremos más tarde, seré la dama de la amatista.

3

Heavythread utilizó un dispositivo de luz, el que apuntó directo a los ojos de Heartfire; un segundo después del cegador destello, el autobot pareció despertar de un sueño.

— ¿Qué es lo que pasa, que…?

Se interrumpió a sí mismo; de pronto se agolparon en su mente las imágenes y voces de los últimos seis meses, como si hubiera sido una cinta reproducida, pero en la que él participaba de manera constante.

—Estoy en Helios 4, me internaron aquí.
—Parece que estás volviendo en ti —comentó el otro con cautela—. Dicen que es confuso volver de los efectos de los tranquilizantes.
—Un poco. Espera ¿Quién eres tú?

Heavythread estaba pensando en que si estaba equivocado, muy bien ese sujeto podía matarlo sin vacilar, o a lo menos activar una alarma y con ello, causar muchos problemas. Pero como la perspectiva de los regaños de Aldren más tarde no lo hacía alegrar el día, no había diferencia significativa.

—Eso no importa ahora; escucha, yo no debería estar aquí, y tú no deberías estar aquí: te sedaron y no sabías ni quién eras, supongo que hiciste algo grave para que te medicaran de esa manera.

Escuchar eso revivió de golpe todo lo que había pasado antes de su arribo a ese asteroide; claro que había hecho algo terrible, confiar en que estaba haciendo lo correcto.

—Creo que sí, pero no viene al caso, supongo.

El otro estaba dudando de qué era conveniente decirle, pero si algo tenía claro era que no podía correr el riesgo de dejarlo ahí.

—No es bueno que estés aquí; soy del exterior, y quiero ayudarte, al menos a salir. Si aquí eres un criminal o hiciste alguna locura, entonces te entiendo y quiero ayudarte.

Aún no entendía lo que pasaba por su mente, o cuál era su posición en el espacio luego de todo lo que pasaba; aún había bruma frente a sus visores, pero tenía muy claro lo que pensaba al respecto.

—No eres de aquí ¿Verdad?
—Soy un extranjero de visita —respondió con evasivas—. No me digas que eres un nativo cybertroniano fiel a tu raza.

Siempre había sabido que existían desafiliados a las filas, cybertronianos que, hartos de la guerra, ignorantes de las razas o simplemente desinteresados de seguir órdenes, tomaban su propio rumbo, ya sea de manera independiente o formando colonias. La sensación de tristeza que a él lo embargaba en esos momentos era indescriptible.

— ¿Puedes salir de aquí?
—Sí.
—Entonces iré contigo —repuso en voz muy baja, casi hablando consigo mismo—. No dejo nada atrás, nada hay aquí para mí.

4

Asteroide Kyryon. Puente de mando. Mientras tanto.

La ceremonia iba a ser sencilla, no se trataba de hacer pompa en las circunstancias como las que actualmente pasaban a los autobots, pero Rodimus insistió en realizarla. Ultramagnus, los miembros de La muralla autobot y los principales centinelas estaban presentes.

—Viejo amigo, hago oficial tu reintegración a tu cargo de comandante de tropas, mi mano derecha, el cargo que nunca debiste dejar de ostentar y que te quité en un alarde de inseguridad.
—Rodimus…
—No —lo atajó con una sonrisa—. Es la verdad, soy yo el primero que debe reconocer y superar sus errores a fin de ayudar a otros a mejorar. Nos encontramos en tiempos difíciles, en medio de una tregua que no puede durar mucho, y que, en riesgo de ser rota por los decepticons en cualquier momento, nos exige unión, y el máximo de trabajo para estar prevenidos.

Se detuvo un momento, incapaz de hablar, pero disimulando su malestar adoptando una actitud reflexiva; unos momentos después pudo continuar.

—Este también es un momento de alegría para nosotros, ya que tenemos junto a nosotros a un amigo y poderoso guerrero que ha aceptado un cargo que le es merecido por su fuerza y capacidad. Acércate por favor.

Tau se acercó a él de entre las filas al líder autobot.

—Sé que no te gusta mucho la ceremonia, así que seré breve. Ante ustedes, mis generales a cargo de la pesada tarea de ser La muralla autobot, los comandantes de grupo y los centinelas, quiero nombrarte uno de ellos, y confío en ti para que hagas tu mejor esfuerzo en pos de la paz y la seguridad de toda la población autobot, y de toda aquélla que esté en riesgo o necesite de nuestra ayuda. Bienvenido, Sentinel Tau.

Se hizo un respetuoso silencio en el grupo; los hechos en torno a la suplantación de la identidad del guerrero estaban limitados a muy pocos autobots, y se consideraba un asunto confidencial, sin embargo de lo cual, era sabido por todos que su poder era requerido por el alto mando.

—Gracias por confiar en mí, es muy importante.
—Sé que harás lo mejor para aportar a la paz y la seguridad de todos.
—Lo haré.

Pero no sólo ese asunto ocupaba la mente de Sentinel Tau en esos momentos, también una promesa que permanecía pendiente: ahora que tenía el cargo de centinela, podría dejar de dilatar la investigación sobre la intervención de Runflight en su recuperación, y llamarlo a Kyryon para que se le reconociera el desinteresado acto que hiciera en su favor. Hasta el momento, el mercenario había cumplido su promesa de no cometer crímenes, lo que era un antecedente enorme a su favor, y si bien Sentinel Tau no esperaba que se uniera a los autobots, al menos confiaba en alejarlo de la senda del delito de manera definitiva; él había visto en aquél la bondad y la capacidad de sentir compasión cuando el peligro era insuperable, y eso no podía desperdiciarse. Haría lo posible por concertar una cita con el alto mando lo más pronto posible.



Próximo capítulo: Antigua enemistad

La otra matrix Capítulo 6: Nunca digas la verdad



Espacio exterior fuera de la órbita de Cybertron.

Heartfire y Ultramagnus fueron dirigidos por un silencioso y malhumorado guardián autobot a una nave transporte, y dejados a cargo de un piloto igual de malhumorado que se limitó a hacer un asentimiento con la cabeza antes de ocupar su puesto y comenzar el vuelo, que tardaría poco más de una hora. Ultramagnus le explicó a su acompañante que, luego de establecerse la tregua entre Galvatron y Rodimus, los autobots dictaron una serie de medidas nuevas de seguridad, entre las que se decidió instaurar La muralla autobot, un servicio de protección que evitaba la intrusión de enemigos que pudieran provocar desastres como la batalla en Ciudad autobot en la Tierra; de manera paralela, Rodimus se rodeó de varios generales que controlaban todos los movimientos de las filas del grupo, además de los oficiales encargados de reagrupar  los perdidos o desafiliados y restaurar el orden perdido antes, durante la guerra.

— ¿Y por qué no estuviste incluido en esos cambios?
—Eso no importa ahora —dijo Ultramagnus seriamente— nuestra misión es más importante que eso.

Otra vez aparecía el mismo tema; el legendario guerrero autobot sabía todo lo que pasaba, pero evitaba mencionar lo que había producido su caída; ese punto era una espina que Soulbraker no podía evitar tener siempre en mente. De cierta manera, esperaba que, al momento de entregar la copia de la matrix, su historia y la importantísima participación de su acompañante pudieran devolverle lo que le correspondía por derecho.

«Llegaremos en diez minutos. Tendrán que esperar en la plataforma de aterrizaje a que los trasladen porque me indican que Rodimus prime está en una reunión importante.»

La voz fría del piloto fue todo lo que escucharon en el resto del viaje, y ambos pasajeros se sumieron en un extraño silencio; Soulbraker estaba nervioso por la perspectiva de entrar en contacto con los altos mandos, pero al mismo tiempo se abría un nuevo espectro de futuro antes sus sensores ópticos. Una vez que entregara la copia de la matrix, podría buscar una forma de comenzar de nuevo, ya fuera recuperar su ocupación anterior, o hacer algo más; se sacaría de encima ese tremendo peso, y su misión estaría cumplida, tal como Slimdeam se lo encomendara antes de morir; quería honrar su memoria, pidiendo que se destacara su nombre en alguno de los memoriales autobot.

Minutos después, ambos esperaban en una sala blanca de paredes desnudas y muy iluminada. Tras una espera que pareció eterna, un nuevo guardián grande y armado les indicó que lo siguieran. Pasillos sin puertas y con luz blanca en el techo, silencio y un eco sordo de los pasos que daba cada uno de ellos; finalmente llegaron a un gran salón de color metal también sin salidas y con sólo una luz central, que apuntaba al mesón donde Rodimus prime esperaba sentado a la cabecera.

—Bienvenidos.

El saludo del líder autobot fue frío y distante, pero Ultramagnus no se inmutó. El guardián se quedó de pie junto a la única puerta mientras los dos visitantes permanecían de pie frente al mesón. Rodimus terminó de ingresar una serie de datos en la pantalla que tenía frente a él, y luego se puso de pie, tras lo cual enfrentó a ambos, sin hacer ningún acercamiento.

—Ultramagnus, asumo que sabes la gravedad de la invocación de El espíritu de Primus, el peso sobre tus hombros es muy grande. Estamos en medio de una situación muy delicada.
—Entiendo a la perfección cuáles son las potenciales consecuencias de mis actos y estoy seguro que tú también lo entenderás en la medida que atiendas a la urgencia de mi solicitud.

La tensión entre ambos autobots era evidente; Soulbraker se mantuvo en silencio mientras tanto.

— ¿Quién es él?
—Su nombre es Heartfire; mientras me encontraba realizando mis labores de reagrupación de autobots perdidos luego de la guerra, este autobot pidió mi ayuda para poder entregarte un objeto perdido en las ruinas de ciudad autobot, y por la importancia del objeto y el potencial peligro de que cayera en manos incorrectas, tomé la decisión de venir directamente a rendir cuenta.
— ¿Un objeto importante? —exclamó Rodimus a todas luces sorprendido—, Es extraño, en este tiempo no hemos recibido ninguna información de algo parecido. —y dirigiéndose al otro— ¿Tú tienes un objeto importante para nosotros?

La actitud de Rodimus era contenida ante él, a pesar de lo cual no se mostraba agresivo; Soulbraker se esforzó por mostrarse tranquilo ante el nuevo líder autobot.

—Rodimus, primero quiero decir que no sé muy bien cómo es que sucedió todo esto, pero si recurrí a Ultramagnus y a ti, es porque esto es realmente importante.

Le mostró la caja que hasta entonces había mantenido en su poder, aunque aún cerrada.

— ¿Qué es esto?
—Es una copia de la matrix de liderazgo —explicó tratando de sonar tranquilo—, la encontré en las ruinas de Ciudad autobot, creo que Wheeljack estaba trabajando en ella y no tuvo tiempo de entregársela a Optimus por todo lo que pasó después.

Si a Rodimus esa información le pareció sorprendente o ridícula, no lo demostró. Con un movimiento cuidado, oprimió el interruptor y abrió la caja. Por un momento, ninguno de los tres dijo nada, en tanto el dispositivo emitía un fugaz pero potente brillo desde el centro; desde el cuerpo de Rodimus se emitió un haz de luz de las mismas características, prueba innegable de que se trataba de un objeto que funcionaba en la misma frecuencia.

—Esto es…

Una vez recuperado de la sorpresa, Rodimus volvió a cerrar la caja y centró su atención en sus dos interlocutores.

—Dijiste que este dispositivo estaba en las ruinas de Ciudad autobot.
—Sí.

Antes que Rodimus pudiera decir algo al respecto, la puerta de la habitación se abrió y entró otro guardián con una severa actitud de preocupación.

—Rodimus…
—Howbrow, dije que no me interrumpieran.
—Lo siento, pero es importante.
—Debe esperar, estoy en una reunión de máxima importancia.
—Esto también lo es, me temo que no puede esperar —insistió el otro sin moverse del umbral—, es de suma urgencia.
—No podemos estar bajo ataque.

El autobot abrió completamente la puerta y entró, señalando al exterior.

—Creo que debe verlo por sí mismo, señor.

Sin esperar a que el líder dijera algo, el autobot encendió el mando del monitor holográfico, donde se vio de inmediato una imagen tomada desde el techo de uno de los salones de trabajo; Tau y otros conversaban animados.

—No lo entiendo, dime de qué se trata Howbrow.
—Se trata de un engaño, mi señor.

Una tercera voz se dejó oír en el lugar, mientras en el salón entraba quien lo decía a voz fuerte: era un robot idéntico al que se veía al interior de la sala enfocada por cámaras.

—Debes estar sorprendido de verme Rodimus prime —dijo el recién llegado—, pero puedo aclarar todo.
—No conversaré de nada con nadie en estas circunstancias; Howbrow, acompaña a este sujeto al puente de trabajo de batalla y custodien su estadía mientras resuelvo otro asunto.
—Sí señor.
—Espera, si quieres analizar este asunto tendrás que citar también a este sujeto —acusó el otro indicando a Heartfire—, porque está involucrado, es un traidor.

2

La presencia del doble de Tau y su acusación contra los recién llegados convulsionó al máximo el ambiente. Unos minutos después, en la sala central del puente se reunieron todos.
La sala se encontraba en el centro del asteroide mecánico Kyryon, provisional centro de operaciones del mando autobot mientras la tregua con los decepticons continuara siendo un asunto delicado en términos armamentísticos y diplomáticos. A diferencia de la sala anterior, el puente de batalla era amplio, con una gran pantalla en una de sus paredes y numerosos puestos de comunicación y control repartidos por las dos laterales, además de una serie de salidas por los costados y sensores de todo tipo, preparados para mantener la seguridad al máximo para sus ocupantes; también estaba custodiada por guardianes armados que vigilaban tanto el exterior como el interior.

—Entren.

Rodimus ocupó su puesto de espalda a la gran pantalla, mientras Ultramagnus fue dejado a un costado, junto a un guardián. Heartfire y Tau permanecieron al centro y, poco después, el otro robot con la misma apariencia fue conducido al interior del lugar. Soulbraker no podía articular palabra por la sorpresa que le provocaba ver dos autobots iguales, y que además uno de ellos estuviera acusándolo de estar involucrado en todo eso ¿Qué estaba sucediendo?

— ¿Qué es esto, quién es este sujeto?
—Eso es lo que quiero saber —exclamó el líder con fuerza—. Algo muy grave está sucediendo aquí y no puedo permitirlo.
—Este sujeto me ha suplantado tiempo atrás —explicó el gran robot—, es un impostor.
— ¡Es una locura! —gritó el primero escandalizado— ¡Es claro que es una trampa!
—Puedo probar lo que digo; usen un lector de sistema nervioso.

Ante esa declaración, el autobot hizo un movimiento para tratar de salir del lugar, pero fue inmediatamente sujeto de ambos brazos por dos de los guardias. El recién llegado indicó de forma acusadora a Heartifre.

—Esa es una prueba, y la otra la tienes ahí: ese sujeto al que llamaste Heartfire es su aliado y la copia de la matrix que tienes en tu poder son la respuesta a tus inquietudes.

¿La copia de la matrix? Soulbraker sintió que la habitación le daba vueltas ¿Cómo ese doble podía saber de aquello?

—Dime cómo es que sabes de ese objeto.
—Es un experimento antiguo en el que Wheeljack estaba trabajando desde antes de mi suplantación —explicó el otro—. Cuando el conflicto con los decepticons se intensificó, meses antes de la batalla en Ciudad autobot, fui a una misión en el cordón de asteroides de Saturno en la vía Láctea, y en esa misión se desató la desgracia.

Rodimus asintió, dando a entender que la misión en cuestión había existido; en tanto Ultramagnus sólo miraba al frente, absorto en la historia, o temiendo por su seguridad tras la invocación del espíritu de Primus, Soulbraker no podía identificar sus sentimientos.

—Sufrí un ataque por parte de un enemigo desconocido, y perdí el conocimiento; cuando desperté me encontré atrapado entre enormes bloques de roca espacial de alta densidad, sin armas y con los niveles de energía al mínimo. Tras una espera que me pareció eterna, el conjunto de rocas en el que estaba atrapado se estrelló contra el cinturón energético del planeta, lo cual debió haber provocado mi muerte.

En el puente no se escuchaba un sonido excepto la voz del recién llegado; Rodimus asintió indicando a su interlocutor que prosiguiera.

—Sin embargo, un misterioso transformer me rescató en mi agonía, y llevó mi cuerpo a un asteroide mecánico donde, a pesar de mis graves heridas, consiguió mantenerme con vida; debo decir que el sufrimiento que viví es tremendo, ya que estar al borde de la muerte, con el cuerpo destrozado y la chispa expuesta, superó el límite de lo que un cuerpo común puede resolver. La maquinaria que me mantuvo con vida es conocida por ser usada para torturar prisioneros y sin embargo, me salvó.

El visitante hizo una pausa en su narración, la que por cierto se volvía más aterradora a cada palabra; Soulbraker podría decir que no daba crédito a lo que escuchaba, pero su umbral de sorpresa estaba cada vez más difuso.

— ¿Quién es el que te rescató y te mantuvo con vida?
—En su momento te lo diré, pero ahora es importante que prestes atención a mi historia; de haber seguido conectado a las máquinas que menciono, mi muerte habría sido cuestión de tiempo, pero mi salvador utilizó algo que jamás esperé: la energía de la matrix de liderazgo.

Soulbraker dio un respingo al escuchar esas palabras.

— ¿Qué?
—Mi salvador siguió a aquel sujeto por el espacio, en tanto descubrió que llevaba consigo la copia de la matrix de liderazgo. Logró tomar una fracción de esa energía vital, y con ella me devolvió a la vida.

¿Runflight?

— ¡Runflight! —gritó Soulbraker sin poder contener su asombro— ¡Ese maniático nos atacó en el espacio, es un mercenario!
—Ser un mercenario no evitó que fuera compasivo con un moribundo —dijo fríamente el otro, mirándolo a los ojos con altivez—, mientras que tú estás aquí con maléficas intenciones.
— ¡Esto es una completa locura! —gritó Soulbraker sin dar crédito a lo que oía—. Rodimus, no sé quién es él, pero me está acusando sin tener fundamentos.

Rodimus se puso de pie resuelto y firme, haciendo callar a todos con un gesto de la mano. Mientras la discusión tenía lugar, el robot que hasta ese entonces había mantenido la identidad de Tau fue desenmascarado y su máscara retirada.

—Exijo que me digas tu nombre.
—No te diré nada —exclamó el impostor desafiante—, excepto que no puedes acusarme de intentar dañar a alguien, porque en este tiempo sólo he contribuido a la causa autobot.
—Eso puedo verlo con claridad, pero la pregunta es ¿por qué?
—Hagan lo que quieran, no diré nada más.

El verdadero Tau intervino con una respuesta.

—Creo que tengo una explicación para esto: implante sensorial.
— ¿Qué?
—Sabemos que hay Transformers más débiles mentalmente que otros, y ahí es donde los traficantes de implantes sensoriales tienen su mejor negocio; de ahí a que un robot use más cantidad de códigos de lo que es sensato, hay solo un paso, y sabemos que cuando eso sucede, los afectados comienzan a sufrir alucinaciones de todo tipo, lo que los vuelve peligrosos.

Se hizo un tenso silencio, que fue interrumpido por Ultramagnus; el autobot hablaba con voz endurecida por las experiencias recientes.

—Rodimus, no alcanzo a comprender lo que está sucediendo, pero Heartfire tiene razón al decir que Runflight, el mercenario que creímos muerto, nos atacó en el espacio.
—Lo que me trae a la mente una pregunta —replicó Rodimus en voz baja— ¿Cuáles eran tus intenciones al venir a buscarme, al utilizar a Ultramagnus?

Soulbraker no lograba comprender cuál podía ser siquiera el motivo por el que estaba siendo acusado, pero la intervención de ese temerario mercenario sólo empeoraba las cosas.

—La encontré en Ciudad autobot, es obvio que se trata de un objeto valioso, por eso tenía que traerlo contigo.
—Tú no estabas en ciudad autobot, y no hay ninguna información acerca de ti previo a todo este conflicto que te trajo ante nosotros.

El autobot empezó a entrar en pánico; recién lo comprendía, lo que el verdadero Tau estaba tratando de hacer era desacreditarlo, y él había sido tan ingenuo como para ir directo al mando autobot sin tener pruebas de quién era más que su presencia y la copia de la matrix.

—Mi verdadero nombre es Soulbraker. Rodimus, no sé por qué este autobot me está acusando de tener malas intenciones, pero no es así; resulté herido durante la batalla de Ciudad autobot, y me recuperé de un modo muy extraño, pero al hacerlo descubrí también la caja con la matrix, y comencé a tratar de encontrarte. No he hecho nada malo.

Desvió la mirada hacia Ultramagnus, que lo miraba como si estuviera demente; estaba perdido, después del golpe de efecto de las palabras de Tau, su versión sólo parecía un ridículo invento.

— ¿Qué has hecho?

La voz del gran guerrero autobot destilaba una sorpresa y decepción que traspasó a Soulbraker; de alguna manera, lo que él mismo había interpretado como una misión improvisada de llevar con Rodimus prime un objeto en extremo valioso se había convertido en una pesadilla.

—Ultramagnus, lo que estoy diciendo es verdad; estaba en ciudad autobot, soy un técnico de conexiones y cableado, lo juro.

Sintió el sonido de un detector de ondas sensoriales, un sencillo aparato que a él mismo jamás se le habría pasado por la mente usar; dio vuelta y vio a uno de los guardias leyendo los resultados arrojados sobre su cuerpo y enseñándolos al líder autobot, que meneó la cabeza con preocupación.

—El escáner sensorial  muestra niveles altísimos —dijo el líder quitando fuerza a sus palabras—. Muchacho, has estado consumiendo implantes sensoriales.
—No, no es así, te digo que volví a recuperarme después que supuestamente perdí la vida en la batalla de Ciudad autobot, Slimdeam estaba ahí y…

Se quedó sin palabras al escuchar sus propias palabras; Slimdeam había muerto tratando de salvarlo, y aunque desde luego lo había visto con vida, no había tenido tiempo de registrar ese dato por causa de los barredores y la amenaza del que, casi seguro, era Runflight. Por eso su aspecto no era el mismo de antes, porque estaba muerto, y le resultaba imposible demostrar que el fallecido Soulbraker y Heartfire eran el mismo autobot. El terror se apoderó de él.

—Rodimus, escúchame, no estoy mintiendo.

Tau le dedicó una mirada despectiva, pero el líder autobot no tuvo palabras tan duras.

—Si este autobot está bajo los efectos, o las consecuencias de un implante sensorial, no creo que tenga malas intenciones como dijiste Tau.
—Lo siento si fui demasiado duro, pero las cosas no han sido sencillas.
—Para nadie lo son —reflexionó el líder con voz pausada—, y es por eso mismo que debemos actuar con cautela.

Tenía que salir de ahí, o todo terminaría mal; pero, como si hubiera estado leyendo su mente,  el mismo guardia que pasó el escáner por su cuerpo lo sujetó por los hombros.

— ¡Espera! Rodimus, no tengo malas intenciones, sólo hice lo que era correcto.

La mirada de Rodimus hacia él era en extremo compasiva, y dadas las circunstancias, resultaba aterradora por lo que podía significar.

—Muchacho, necesitas ayuda.
— ¿Qué es lo que pretenden hacer?
—Necesitas recibir ayuda profesional, debes desintoxicarte y recuperar tu conciencia, o podrías terminar haciéndote daño, o a alguien más.
— ¿Van a encerrarme, por querer ayudar? Rodimus, no pueden hacerme esto, no le he hecho daño a nadie y sólo hice lo que tenía que hacer, no estoy loco ni soy un adicto, tienes que creerme.

La voz de Ultramagnus intervino en la agitada conversación.

—Lo siento tanto, creí estar haciendo lo correcto y sólo he puesto en riesgo la seguridad del alto mando.

Rodimus dejó por un momento al alterado Heartfire y volteó hacia Ultramagnus; su voz perdió la intensidad fría de antes y se volvió amigable y sincera.

—Hiciste lo correcto viejo amigo, y estoy seguro que nunca tuviste malas intenciones; soy yo el que debe disculparse contigo. Cuando quisiste insistir en tomar las armas y luchar en contra de los decepticons, no estabas haciendo más que lo que cada uno de nosotros quería, y dadas las circunstancias actuales incluso puede que hubiese sido lo mejor. Lo que interpreté antojadizamente como un ataque contra mi reciente autoridad era una acción honesta y sincera, y te debo una disculpa por eso.
—No tienes que pedirme disculpas, yo desafié tu autoridad.
—No, no lo hiciste, ahora lo comprendo. Tu interés por mí y los autobots y llegar a poner en riesgo tu vida al traer este misterioso objeto a mis manos confirma lo que digo, y quiero enmendar en algo mi error y devolver tu rango. En cuanto a ti —dijo hacia el impostor del guardián—, serás juzgado por suplantación de identidad y se decidirá tu situación. Llévenselo.

Los guardianes se llevaron al cautivo sin que este se opusiera, pero Soulbraker seguía sujeto por otro, imposibilitado de hacer algo.

—Heartfire, te pido que me escuches.
—No, es una trampa, ese autobot está tramando algo ¡Está aliado con Runflight!
—La participación de ese mercenario en la supervivencia de Tau será revisada al igual que su situación, pero es la tuya la que me preocupa; como dije, necesitas ayuda de manera urgente. Serás enviado a Helios-4 donde recibirás el tratamiento adecuado.

Helios-4 era uno de los centros de tratamiento mental que aún subsistían en el espacio; según lo que sabía, quien entraba en ese sitio tenía pocas oportunidades de salir.

—Eso no es justo, no he hecho nada malo.
—Sé que no, y por eso es que no serás juzgado en ninguna manera, pero tengo la obligación de velar por la estabilidad de todos los autobots. Los oficiales de Helios-4 te ayudarán en todo lo que necesites.

Soulbraker miró desesperadamente a Ultramagnus, pero este se había sentado a un costado, derrotado en su ánimo por los hechos ocurridos, sintiéndose traicionado y utilizado como un novato; Tau, en tanto, había tomado distancia y observaba la escena en silencio parado a pocos metros de los guardias de la puerta. No tenía salida.

—Él está mintiendo, no soy un adicto, no puedes creerle a alguien que sólo aparece en este instante.
—Tampoco tú tienes antecedentes previos —replicó Rodimus compasivo— y por eso es que ninguno de los dos será juzgado y los casos de ambos, revisados. Tú exhibes niveles sensoriales alterados y él no, sin embargo de lo cual ambos serán sometidos a exámenes para descartar fluctuaciones que a primera vista pasen desapercibidos, pero es necesario que entiendas que necesitas ayuda y que no vamos a hacerte daño, Heartfire.
—Lo estás haciendo ahora ¿No ves que pude haber abandonado la matrix o quedarme con ella en vez de traerla aquí? Fui honesto con ustedes, me arriesgué a transportar la copia y ahora están acusándome y quieren encerrarme.
—Nadie va a encerrarte.
—Entonces déjame ir —exclamó desafiante—. Si de verdad no quieren lastimarme ni encerrarme, entonces déjenme ir; prometo que jamás me volverán a ver.

El líder autobot hizo una pausa de algunos segundos que se hizo eterna. Al final habló con un tono amistoso y suave, digno de un auténtico líder.

—Dejarte ir sería lastimarte, Heartfire. Entiendo que no lo comprendas ahora, pero eso sucederá pronto, te prometo que no olvidaré tu caso, y te visitaré de manera frecuente para ver tus avances. Hablaremos.

El guardia que lo tenía sujeto se dispuso a llevarlo fuera de la sala; todo había sido en vano, sus ideas previas y lo que podía esperar de sus acciones se disolvía entre las manos como energon fuera de un recipiente. La desesperación se apoderó de él en un nivel más alto que antes, pero nadie parecía escuchar sus gritos y la mirada derrotada de Magnus no servía para nada.

— ¡No me encierren! ¡Rodimus por favor! ¡No hagan esto por favor, es una trampa, no me lleven! ¡Noo!

3

—Los análisis sensoriales completos indican que sus niveles de alteración de personalidad son 10 sobre 15, uno de los niveles más altos que hemos visto en mucho tiempo; el afectado duda de su personalidad y asegura ser un individuo que ha asumido esta identidad tras la muerte de otro, lo que indica que puede ser amigo o cercano del segundo sujeto, sin embargo su historial es inexistente, por lo que suponemos que el nombre clave que ha entregado no es el real. De momento estamos analizando los bancos de datos para dar con su verdadero nombre, por lo que el apelativo Heartfire será correcto hasta nuevo aviso. No parece ser peligroso, aunque su capacidad de abstraerse de la realidad y mezclar eventos comprobables con situaciones ajenas es alto, por lo que resulta convincente al trato aún sin demostrar notarlo; se recomienda aislamiento inicial y un tratamiento con cargas de baja frecuencia. El detalle está en el informe.

Redrain siempre recibía personalmente a cada uno de los nuevos integrantes del centro de tratamiento de afecciones sensoriales en Helios-4, o como él le llamaba: “La gran nube”.
Sentía muchas cosas acerca de los internados, menos desprecio. En su  opinión, incluso los que recaían una y otra vez en algo que sabían que les hacía mal, terminaban en eso por alguna carencia, ya fuera amistad, créditos, dolores, batallas perdidas o fragilidad mental, pero no conseguía pensar en ellos como Transformers malvados que pretendían dañar a la sociedad; su misión podía ser difícil, lenta, invisible e incomprendida por muchos, pero él sabía que estaba haciendo  algo bueno, y si en su trabajo conseguía que al menos uno lograra mejorías, la recompensa estaba en sus manos. Recibió la tarjeta con la información del recién llegado y contempló en silencio la camilla que lo transportaba. Le pareció extraño que en su mirada y actitud no había signos de demencia o extravío, tal como indicaba el informe, sino sólo un sentimiento: Miedo.

—Hola Heartfire, soy Redrain, voy a ocuparme de ti y tu tratamiento ahora que estás en Helios-4.

El autobot no respondió, presa del temor que lo dominaba en esos momentos; tampoco lo miró a los ojos, ya que su mirada vagaba de un punto a otro, como si temiera que desde cualquier punto pudiera aparecer un enemigo invisible y mortal.

—Sé que estás asustado y que todo esto es nuevo para ti, pero te vamos a ayudar a estar bien. Esto no es una cárcel, es un centro de tratamiento, y te garantizo libertad y tranquilidad en la medida que colabores con nuestro proceso; te darás cuenta que en el interior de este lugar hay muchas actividades, y autobots dedicados a ayudar a cada uno en lo que necesiten.

Hizo una nueva pausa, en la que el único cambio fue que lo miró fijo, desprovisto de emoción.

—Te equivocas.
— ¿En qué?
—Esto sí es una cárcel —dijo con voz sombría— Y ustedes son los responsables de mi encierro.



Próximo capítulo: Un ladrón con suerte

La otra matrix Capítulo 5: En manos equivocadas



Tan pronto como sintió la hoja afilada amenazando con cortar la placa exterior de su brazo y llegar hasta la Matrix oculta en la caja, Soulbreaker intentó moverse o defender su posición en medio de la espesa bruma que de la nada había surgido, pero la luz se lo impidió. Fue una situación muy extraña, en donde la luz parecía tener cuerpo físico igual como si estuviera en un sitio inundándose de algún tipo de sustancia acusa muy pesada; de inmediato sus sensores oculares y auditivos quedaron bloqueados y se vio incapaz de moverse, atenazado por esa sustancia que no podía tocar pero que al mismo tiempo lo inmovilizaba por completo. Ante una amenaza como ésta, lo lógico es que su sistema hubiese activado de inmediato los protocolos de defensa, pero esto no sucedió.
Dentro de su mente, Soulbraker sentía que estaba ahogándose en un mar de energon puro con la desesperación bullendo por todas partes.

“Ultramagnus —pensó desesperado— ¿Dónde estás, qué sucedió contigo?”

Después de varios minutos de un silencio y quietud insoportables, la luz se disipó como si hubiese sido una explosión silenciosa y sin ruido, tras lo cual Soulbraker se dio cuenta que había estado flotando en el exterior de la cámara sellada, y cayó como peso muerto al suelo.

—Levántate, estamos bajo ataque.

La voz de Ultramagnus, dura como el acero, lo obligó a ponerse de pie de inmediato; sólo en ese momento recordó que no traía armamento consigo, ya que las pistolas combinables habían sido destruidas en su muerte. Corrió a toda prisa tras Ultramagnus que ya estaba llegando a la superficie del asteroide mecánico con las pistolas preparadas para disparar, y recordó que lo único que tenía él era el disco magnético.
Una nave negra con unas vistosas líneas doradas estaba circundando el asteroide mecánico, y desde los disparadores ubicados en los extremos de las alas arrojaba pulsos eléctricos esféricos a gran velocidad. Soulbraker reguló la intensidad de las dos mitades del disco magnético para generar pulsos de igual frecuencia y comenzó a disparar en contra del misterioso atacante; Ultra magnus por su parte anulaba cada pulso esférico con una precisión envidiable.

— ¿Quién es ese decepticon?
—No es un decepticon, es Runflight, no te distraigas, es extremadamente poderoso.

Continuaron repeliendo el ataque mientras a su alrededor comenzaban a arder distintos focos de fuego, los que en su mayoría eran ocasionados por las esferas que Soulbraker no había podido evitar o detener antes de llegar a la superficie; el vuelo de su enemigo se desplazaba en distintos puntos de una manera inexacta, por lo que resultaba difícil saber cuál sería el siguiente punto de ataque, además que él contaba con la superioridad que le otorgaba el vuelo en esos momentos. De manera repentina y sin haber perdido la ventaja que tenía sobre ellos, el enemigo lanzó unos cuantos pulsos eléctricos más y se alejó a toda velocidad del asteroide.

— ¿Te encuentras bien? —le preguntó Ultramagnus acercándose.

El asteroide donde se encontraban estaba en ruinas, había fuego en distintas partes y varias Torres de comunicaciones se habían desmoronado ante el ataque; Soulbraker se sorprendió al revisar su brazo derecho y ver quién no tenía cortes como había sentido al momento en que la bruma envolvió a ambos.

—Si, estoy bien, pero es extraño, cuando nos envolvió esa niebla sentí que alguien estaba tratando de cortarme el brazo.
—Yo también lo sentí —dijo Ultramagnus— pero eso no era una simple neblina. Era espuma corrosiva.

En ese momento Soulbraker vio que Ultramagnus tenía una serie de heridas en distintas partes del cuerpo donde la cubierta exterior de metal había sido carcomida; él mismo tenía algunas de estas heridas, aunque eran sólo algunas y parecían de menor intensidad.

—Runflight es un mercenario muy poderoso, lo conocí tiempo atrás en una misión de rescate y lo dimos por muerto en Asblenios 6 hace más de cinco décadas cuando cayó a un pozo de lava, pero al parecer nos equivocamos y él sigue haciendo de las suyas por el universo.

Soulbraker sabía de mercenarios autobots y decepticons desde siempre, incluso sabía que a pesar de ser un mal para la sociedad, en muchos casos eran un mal aceptado ya que ellos realizaban misiones que otros no podían o no querían realizar; eran algo así como la versión no oficial y aún más salvaje de los Wreckers y La patrulla X.

—No lo entiendo, no tiene sentido que un mercenario esté atacándonos en este asteroide. ¿Cómo podría? Oh por Primus…
—Debe haber estado siguiéndonos, andaba cerca y nos vio descender en el asteroide.

En este instante lo entendió, la relación entre los hechos ocurridos inmediatamente después de despertar, y lo sucedido después. No tenía como probarlo y tampoco podía decírselo a Ultramagnus sin decir quién era y generar con ello una serie de nuevos conflictos, pero tenía la seguridad que ese mercenario que los había atacado unos minutos antes era el mismo que había asesinado a Slimdeam en las ruinas de ciudad autobot y que estaba al mando de los barredores.

—Él lo sabe.
— ¿De qué hablas?
—Él sabe que tengo la copia —dijo Soulbraker sin poder ocultar el nerviosismo— por eso nos atacó. ——Pero dijiste que nadie había visto la copia antes, además estaba en superioridad con respecto a nosotros, si quería la copia era el mejor momento para obtenerla en vez de irse.
—Pero nos arrojó esa espuma corrosiva, tiene que haberlo hecho por algo.
— ¿Comprobaste que la caja estuviera cerrada?
—Sí, sí lo está.

Ambos guardaron silencio, sabiendo que la luz que se había aparecido en el lugar luego de la niebla no tenía una explicación lógica.

—Estamos perdiendo tiempo y seguimos expuestos en el espacio. Tenemos que ir con Rodimus, así que vamos a subir a esta nave y dejaremos lo más rápido que sea posible este basurero.


2


Laboratorios subterráneos en Tarn
Spektre era un decepticon muy antiguo, pese a lo cual nunca había tenido una participación destacada en los ejércitos al servicio de Megatron; cuando Shockwave dominó Tarn y le asignó los laboratorios subterráneos, Spektre se sintió muy complacido, la tarea no era desafiante aunque sí rutinaria y muy específica, por lo que estaba obligado a estar permanentemente pendiente de los radares de superficie y las fluctuaciones de energía en los distintos túneles la ciudad. Él y su equipo estaban obligados a super vigilar y permitir que todo funcionara de manera correcta a las órdenes y al Servicio del gran Lord Megatron.
Algún tiempo después el líder de la sección subterránea descubrió que había mucho de lo cual sacar provecho en ese trabajo sin descuidar su misión como sirviente de los decepticons; estar en un lugar como ese, trabajando de manera constante lo volvía invisible para la mayoría de sus congéneres, y si se trataba de despistar el ojo vigilante de Shockwave, bastaba con ser riguroso hasta el extremo, en el envío de informes de resultado y también en los preventivos, de esta manera el matemático estaría concentrado y satisfecho con lo que recibía y él tendría tiempo disponible para sus propios planes. Algunos se dedicaban a la guerra, otros a los números, gobernar, construir o esclavizar, mientras que en sus tiempos libres él se dedicaba a escanear. Al final construyó un Scanner tan poderoso y detallado que era capaz de identificar casi cualquier fuente y frecuencia de energía en miles de kilómetros a la redonda, utilizando para ello millones de drones microscópicos que actuaban como sensores espejo; entre las muchas frecuencias que había podido identificar se encontraba por supuesto la Matrix de liderazgo, aquel poderoso objeto en poder del líder de los Autobots y que era un objeto ambicionado por Megatron y temido por el gigante come planetas Unicron, pero inalcanzable para cualquier otro Transformer que no fuera el líder de los Autobots.
Lo que nunca se imaginó fue detectar ese tipo de frecuencia energética tan única en dos sitios diferentes.

—Cariño, veo que volviste.

Arciagan llegaba justo en ese momento; la hermosa y misteriosa ladycon se sentó junto a él ante los tableros en donde se encontraba realizando su trabajo.

—Todo sigue igual en el exterior —dijo ella con un tono de voz sedoso y susurrante— ¿Qué hay de ti, hay alguna noticia de Runflight o de la señal?
—Parece que las cosas no están resultando tan sencillas como él mismo había dicho en un principio —repuso Spektre lentamente—, al parecer la señal se encuentra bastante bien cuidada, ya que no he vuelto registrarla. De todos modos Runflight insiste en que su trabajo está a punto de concluir.
— ¿Y tú le crees?
—Runflight funciona en base a créditos y los que le ofrecí son una enorme cantidad, así que puedo contar con que haga el trabajo que me prometió.
—Pero ese Mercenario también es codicioso —dijo ella—, ¿ qué tal si quiere quedarse con el objeto para sí mismo
—Puede —respondió Spektre sin alterarse—, pero no me importa que lo haga porque el poder de ese objeto será demasiado para alguien como él. Y no olvides que si logra apropiarse de ese objeto quiere decir que ya no estará en manos de los Autobots y por lo tanto un paso más cerca de nosotros.

3

Runflight volaba a toda velocidad en modo jet hacia el asteroide mecánico donde se ubicaba una de sus bases de operación; en realidad en ese lugar sólo había lo necesario para recargar energía y armas y el depósito completamente equipado en donde permanecía el robot agonizante conectado a una serie de aparatos. Después de ingresar los códigos necesarios en los paneles de seguridad, Runflight entró nuevamente en la habitación donde la compleja maquinaria que tiempo atrás había sido utilizado para torturas evitaba la casi inevitable muerte de un transformer; el recinto estaba aislado del exterior y poseía un regulador de temperatura además de un purificador de partículas, lo que permitía que el sistema nervioso y mecánico que quedaba del transformer y su expuesta chispa no fueran afectados por agentes exteriores. La gran camilla conectada a numeroso cableado, todo ello concentrando los esfuerzos de todas las máquinas en preservar la chispa.
Runflight se acercó lo suficiente para que el otro pudiera verlo directo a los ojos.

—Es un gusto volverte a ver viejo amigo —dijo con una voz desprovista de emoción como era casi habitual en sus visitas a este sitio—. Seguramente debes estar preguntándote por qué es que vuelvo a visitarte tan pronto siendo que antes me he tardado mucho más. Has sufrido tanto, y lo cierto es que eso ya no va a seguir sucediendo. No puedo seguir manteniéndote en este estado en el que tanto sufres, ni vivo ni muerto pero dándote cuenta del estado en el que te encuentras.Eesto termina ahora.

La mirada en los ojos del transformer vibró con nerviosismo por las palabras de Runflight. Este se sentía orgulloso de haber comprobado una vez más su excelente olfato para los trabajos que realizaba, y también la eficiencia de los inventos que había estado adaptando en el último tiempo; la espuma corrosiva que había arrojado sobre Ultramagnus y Heartfire contenía una molécula especial modificada por sus manos, que era capaz de atravesar virtualmente cualquier tipo de metal no vivo, por lo que no afectaba a los Transformers. Una vez que la espuma cubrió a sus víctimas, la molécula se dirigió al primer objeto metálico que encontró y que Runflight suponía era donde estaba guardado el objeto que Heartfire y Ultramagnus estaban transportando tan secretamente; sabía que Spektre de alguna manera estaba vigilándolo y agradeció que la espuma corrosiva bloqueara de manera momentánea cualquier tipo de señal o frecuencia, ya que eso y le dio tiempo para absorber una parte muy pequeña de la energía desplegada sin ser descubierto en el acto. De todos modos y aunque se hubiese apropiado de una minúscula fracción de la energía del objeto, sabía que no podía disponer de mucho tiempo y que tenía la obligación de continuar con el trabajo por el que le estaban pagando.
Utilizando el dispositivo con el que había absorbido una parte de la energía desplegada como una jeringa, introdujo el contenido en la chispa del robot que permanecía moribundo.

4

Asteroide de vigilancia fuera de la órbita de Cybertron
El viaje había sido corto y silencioso para ambos después del ataque que habían sufrido, pero tal como había indicado Ultramagnus aún tenían que traspasar La muralla autobot. El asteroide al que se dirigían no era de gran tamaño pero estaba dotado de muy buena tecnología y cuatro anillos de asteroides de carga magnética que impedían las comunicaciones a distancia y bloqueaban casi cualquier tipo de arma energética; Ultramagnus tuvo que detener la nave en el espacio. Un autobot grande armado con una cadena y una porra flotó hacia ellos y los enfrentó con cara de pocos amigos.

—Justo lo que necesitaba para hacer más entretenido mi día, Ultramagnus qué sorpresa verte por aquí.
—Sentinel Kharx —respondió éste a modo de saludo—, estoy aquí porque necesito hablar con Rodimus de manera urgente, se trata de una amenaza de nivel Gamma.

El otro no pareció sorprenderse ante esas palabras.

—El chico desobediente quiere hablar con el líder; déjame decirte que es improbable que el líder quiera hablar contigo después de lo que hiciste.
— Esto no se trata de mí.
—Imagino que no, entonces dime de qué se trata. ¿Quién es él y por qué está aquí?
—Este autobot tiene información importante que sólo puede ser escuchada por el líder, ya que se trata de algo confidencial.

El otro lo miró con desdén.

—Lo siento Ultramagnus pero eso no es suficiente.

 Soulbraker no se atrevía a decir una sola palabra, temeroso de causar un problema mayor al que ya estaban viviendo.

—Lo siento pero no puedo seguir perdiendo tiempo en este lugar —sentenció el gran guerrero—, invoco al Espíritu de Primus.

El otro quedó en silencio durante unos momentos, a todas luces impresionado por la declaración de Ultramagnus; el propio Soulbraker no podía creerlo.

— ¿Ttienes alguna idea de lo que estás diciendo?
—Claro que la tengo, conozco los estatutos y las leyes de Cybertron.

El espíritu de Primus era un antiguo juramento autobot, mediante el cual, quien lo invocara adquiría derecho a audiencia con el líder máximo sin importar las condiciones, ya que lo que lo apremiaba era un hecho o noticia de tal importancia que hasta el mismo Primus atendería sus razones; el lado malo del juramento es que generaba un código único en la memoria del robot que lo realizaba, por lo que si se hacía en vano, la ley indicaba que el culpable debía ser juzgado por alta traición. Después de un nuevo y tenso silencio el centinela le indicó a otro que estaba cerca que acompañar a los dos hacia el transporte que los acercaría  a la posición de Rodimus.

5

Runflight permaneció inmóvil a una prudente distancia mientras se producía el impresionante efecto. Frente a sus ojos el cuerpo del moribundo robot, comenzando por el núcleo y siguiendo por las conexiones nerviosas y terminales eléctricos, inició un proceso regenerativo que avanzaba a una velocidad sorprendente; poco a poco las articulaciones recobraron su estado original, los sensores y cableado interno se restituyeron y por una milésima de segundo, Runflight pudo ver los finos conductos de energía por donde el energon volvería a correr. Todo el sistema de cableado y sensores conectado a las máquinas que él mismo había conectado salieron despedidos cuando el cuerpo continuó con su reparación, y tan sólo unos minutos más tarde, el cuerpo había recuperado la estética original, la salud y la vida que tiempo atrás perdiera producto de desafortunados hechos.

—Maravilloso.

El mercenario no pudo menos que reconocer el inmenso poder de la fracción de energía de la matrix, y cómo esta logró restaurar el cuerpo y la esencia de un robot que debería haber muerto mucho antes, de no ser por su intervención; se trataba de un tanque cibertroniano del tipo guerrero, que casi doblaba su estatura en modo robot, y que ahora de pie, exhibía nuevamente las múltiples ruedas en las extremidades, los cañones direccionales en la espalda y los lanzamisiles en las piernas, además de muchos otros detalles que hacían de él una máquina de guerra.
El símbolo autobot también había sido restaurado.

—No puedo creerlo —dijo con voz quebrada por la sorpresa y emoción—. Esto es algo que no creí que pudiera suceder…
—Prometí que intentaría salvarte, viejo amigo —replicó Runflight en voz baja—, y estoy contento de haberlo logrado.

El gran robot movió los brazos y articuló las extremidades, aún sin poder creer lo que estaba pasando.

—Es increíble estar completo de nuevo Runflight. Estoy vivo, como si nada hubiera sucedido.
—Pero sí han sucedido muchas cosas amigo. El líder de los autobots ha resultado muerto, un nuevo líder y nuevas reglas se han establecido, y alguien amenaza con destruir tu recuerdo, suplantándote.

El otro lo miró, asombrado.

— ¿Por qué alguien querría suplantarme?
—Porque por tus logros en galaxias lejanas, serías ascendido al rango de defensor que mereces; sin embargo, mientras hablamos, el impostor está a un paso de recibir ese cargo y con ello, el poder que conlleva.
—No puedo creerlo.
—Las intenciones de ese ser, y de otros, pueden ser extrañas, y por eso mismo y la amenaza a la raza, es que tienes que hacer algo.
—Ven conmigo.
—Sabes que no puedo, por mis crímenes sería encarcelado, si es que no algo peor.

El gran robot apretó los puños, tomando la decisión.

—Mi restauración debió haber sido prodigada por los autobots, pero me abandonaron, y ahora tú me dices que alguien usurpa mi puesto y quiere obtener poder a costa de ello. ¿para eso resistí tanto sufrimiento por años?

Runflight ingresó en el tablero de la pared los datos correspondientes para apagar todos los sistemas y borrar los archivos, excepto una copia de seguridad; ninguno de los dos volvería a ese sitio.

—Lamento traer malas noticias.
—Nada de lo que venga de ti es malo, amigo mío; siempre estaré en deuda contigo y, cuando aclare todas estas cuestiones en Cybertyron y el mando autobot, exigiré que se te exculpe de los crímenes que cometiste en el pasado; tienes derecho a rehacer tu vida.
—Dudo que eso suceda, pero te agradezco la preocupación. Ahora lo que es importante es que salgas de este lugar, y llegues a tu destino lo más pronto posible. Enfrenta a los traidores, desenmascara al usurpador y recupera tu puesto, tu vida y tu poder.
—Gracias por cuidarme, Runflight.
—Gracias a ti por tener fe en mí, Tau.



Próximo capítulo: Nunca digas la verdad