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Broken spark Capítulo 10: Energon metálico




Optimus supo desde el primer momento que no iba a resultar, que sus esfuerzos por detener los locos afanes de Megatron no surtirían efecto, pero no existía forma de detenerse, algo en su interior lo forzaba a continuar a costa de lo que fuera; se trataba de algo parecido a un instinto primitivo, que nació en su ser desde el momento en que se desataron los conflictos en ese extraño planeta. Sin embargo, su carrera fue inútil, la distancia era insalvable y la acción de su enemigo se concretó sin poderlo evitar: el disco dorado fue arrojado y giró con suavidad, traspasando el perímetro definido por las piedras que rodeaban el lago. Durante un instante no sucedió nada, el disco giró y perdió altura hasta que chocó con el agua, desplegando una serie de ondas, las que siguieron su curso hacia el exterior; ambos se quedaron inmóviles, Megatron mirando triunfante, Optimus temiendo lo peor.
Y en ese momento sucedió.
Una vez que el disco se sumergió en el agua y desapareció de vista, todo el lugar pareció reaccionar a la acción realizada; la luz negra, que hasta ese momento se desplazaba en una danza de luces indefinibles, se convirtió en un remolino, al mismo tiempo que el cauce del río y el lago alteraban su comportamiento. Optimus vio con horror que el disco emergía nuevamente, pero el contenido del fondo del lago lo había afectado, cambiando su superficie lisa y de tonos brillantes dorados por un aspecto dañado, oxidado y oscuro.

—No sabes lo que has hecho Megatron.
—Lo que hay en este sitio es energía en estado puro —replicó el otro con satisfacción— ¿Crees que no he estudiado las viejas referencias cybertronianas? El disco será el catalizador que hará que esta energía encerrada aquí durante milenios se libere, y a mí, que la he dirigido, el poseedor de todo.
—Has enloquecido —exclamó Optimus—, no puedes creer que vas a controlar un poder semejante.

Ninguno de los dos pudo seguir hablando en ese momento; el disco, que había llegado al punto más alto dentro de la caverna, emitió un destello dorado de gran intensidad, antes de apagarse por completo. La luz negra de todo el sitio confluyó en él, siendo absorbida por el objeto como si este se alimentara de la energía que momentos antes rechazaba y contra la que trataba de luchar; todo rastro de luz al interior de la cueva desapareció en el curso de sólo algunos instantes, obligando a ambos rivales a activar la iluminación a través de los ópticos. Como un espectáculo espectral en el aire, el decadente disco giró de forma incesante sobre un imaginario centro, emitiendo una serie de chispas que eran aleatoriamente oscuras  y brillantes; mientras esto sucedía, el agua en el centro de la estructura formada por piedras formó un remolino, desde cuyo dentro y de forma increíble, surgió un haz de luz negro, que voló directo hacia el disco, generando un enlace energético de enorme potencia.

—El poder ilimitado es mío —gritó Megatron enfervorizado por la situación—. Seré el dominador de la galaxia, ¡el gran controlador de todo y de todos!

Por un momento, Optimus tuvo que dejar de mirar el enlace energético que amenazaba con hipnotizarlo, y ocuparse de Cheetor, que volvía con suma lentitud desde el trance en el que estaba sumido.

—Cheetah, aléjate de ahí.

El felino volteó en la dirección de la voz, y su rostro mutó en una mueca de horror; demasiado tarde, Optimus comprendió que el último recuerdo que debía tener era el de él mismo intentando asesinarlo, por lo que verlo junto a Megatron en medio de esa situación resultaba, de forma lógica, atemorizante.

— ¡No te acerques!
— ¡Cheetah, espera! —exclamó el líder maximal levantando las manos en gesto pacificador— No quiero hacerte daño.

Pero el felino no lo escuchaba; mirando con expresión aterrorizada en todas direcciones, retrocedió intentando poner distancia con los que creía sus enemigos, y desde luego, confundido al no identificar el lugar en donde estaba, ahora mutado en una fantasmagórica cueva casi sin luz. Un momento después fue demasiado tarde, sobrepasó el límite del diámetro de las piedras, y el remolino lo atrapó entre su energía, arrastrándolo junto con él.

— ¡Cheetah noooo!



Cheetah desapareció de vista, absorbido por el remolino de agua que ascendía hacia la fuente de energía reunida en torno al disco dorado; Optimus vio con desesperación cómo el poder de la luz blanca convertía todo lo que tocaba en materia destrozada y sin vida.

—No vas a salirte con la tuya Megatron.

Volvió a accionar los cañones de los antebrazos, que en esta ocasión sí dispararon la carga; Megatron no se alteró por el ataque a tan corta distancia, sólo se dignó a mirar de perfil hacia su oponente.

—Tú aún no lo entiendes.

Megatron estaba a muy poca distancia del círculo de piedras, y en apariencia esa cercanía lo protegía al mismo tiempo que evitaba que fuese absorvido: de esta forma, el disparo de Optimus se disolvió antes de poder tocarlo, como si se tratara de un escudo deflector de gran poder, invisible e intraspasable. Casi al mismo tiempo, el enlace de poder entre el disco suspendido y la luz negra se cortó, provocando un apagón total en el interior del sitio donde este sorprendente hecho se había producido. Un instante después la luz de los ópticos de Optimus iluminó débilmente el interior de la caverna, pero además de la quietud de las aguas y las piedras inmóviles rodeando el lago, que lucía tan quieto que se asemejaba a una visión, en el interior del lugar no había nada. Durante un instante no supo qué pensar, pero todas las respuestas quedaron relegadas a un segundo plano, cuando el techo del lugar comenzó a abrirse, resquebrajado por la acción de un poder inmenso e imprevisible.


2


Tigreton estaba explorando una escarpada zona en lo alto de las montañas. Las últimas horas habían sido intensas, entre el desplazamiento que realizaba para conocer cada detalle del sitio en el que se movía, y el descubrimiento sorprendente realizado hacía muy poco; sin embargo, al descubrir aquello, supo también que existía una forma de localizar otros de la misma especie, y estaba poniendo sus esfuerzos en el empeño de lograr localizar la mayor cantidad posible. De pronto, algo a su espalda llamó su atención, aunque en primer lugar no supo decir de qué se trataba. Luego, tras escudriñar el horizonte, vio cómo un rayo de luz salía de la tierra, de forma similar a un géiser, pero formado por una extraña mezcla de luz muy brillante y luz negra; como un espiral ascendente, las dos luces parecían confrontarse en combate, subiendo por sobre las nubes, y opacando con sus destellos imposibles el celeste cielo de esa jornada.

—Por los dioses ¿Qué es eso que está sucediendo?

Definitivamente no se trataba de algo natural; en el poco tiempo pasado, casi le parecía imposible que los de su raza hubiesen podido provocar algún desastre de ese tipo, pero considerando las implicancias de sus actos, estaba en la obligación de reconocer que era muy probable que se trataba de ellos.

— ¡Oh no, Airazor!

El terreno que ella estaba explorando en esos momentos se encontraba a cierta distancia del extraño géiser ¡Podía estar en peligro mortal! Por primera vez desde que la conoció, Tigreton sintió un temor irrefrenable de perderla, de que aquella fuerza misteriosa y extraña pudiera hacerla desaparecer de la faz de ese planeta. Comenzó una carrera a toda velocidad en dirección a donde se encontraba ella.

3

Optimus usó todo el poder de sus propulsores para seguir el camino que el rayo de energía seguía hacia la superficie. Tras el efecto de aquel rayo, la caverna cayó destrozada en mil pedazos, y la tierra comenzó a abrirse de la misma manera que lo haría tras un terremoto de grandes proporciones; el líder maximal no pensó en nada más, y comenzó a volar, sin importarle que los efectos de los rayos comenzaban a quemar la coraza metálica de su cuerpo. Megatron estaba ahí afuera, poseyendo un poder indescriptible, y tenía que hacer lo que fuera por detenerlo.
Cuando llegó al exterior, se encontró con una nueva sorpresa, que dejaba muy atrás a todas las que presenció poco antes: Megatron se había convertido en un gigante de energía, un coloso con forma de robot de color púrpura y negro, que con sus ojos llameantes de fuego observaba con deleite le mundo extendido a su alrededor.

—Este mundo es mío ¡Mio!

Durante un instante, Optimus sintió un enorme pánico por lo que estaba a punto de hacer; desaparecería de la faz del universo, pero si se trataba de proteger las formas de vida de ese astro, y de las generaciones que estaban por venir, no existía otro camino. Al elegir el nombre que llevaba, sabía a la perfección qué le deparaba el futuro. Sería uno con la matrix.

—El inocente Optimus —exclamó Megatron viéndolo subir en vuelo—, has venido hasta aquí, para morir.

Optimus comenzó un vuelo rápido y zigzagueante, disparando los cañones de los brazos y los de la espalda; no importaba qué tan fuerte fuera, existía un punto débil, y tenía que localizarlo fuese como fuese. Megatron intentó apartarlo de su camino como espantando a un mosquito, pero la diferencia de tamaños jugaba a favor del maximal, que seguía volando con valor en diferentes direcciones, atacando y analizando a la vez los efectos de los ataques.

— ¡Basta! No vas a detenerme, te exterminaré como debí hacer desde hace mucho.

El gigante de energía era una coraza. Optimus lo supo al mirar con detención; el verdadero Megatron estaba en el centro de la cabeza de aquel ser de energía, controlándolo como si se tratara de un enorme dispositivo de ataque. Elevó el vuelo, la única forma de llegar a él sería lanzarse en picada con todo su poder, y convertirse en modo bestia en el último momento, de esa forma, cuando la coraza alterna fuera consumida por la energía, aún tendría los cañones del modo robot, y habría traspasado la barrera de poder, para terminar con eso.

4

Dinobot había ganado bastante distancia luego de recuperarse y se sentía más seguro entre unos montes escarpados, pero un movimiento telúrico le indicó que la calma había terminado, y de forma brusca. Llegando a una zona despejada, escaló hasta estar en la cima de un monte de piedra, desde donde pudo ver con aterradora claridad cómo la imagen de Megatron se materializaba en el cielo, rodeándose de energía oscura hasta convertirse en un gigante robot igual a él; entonces supo que ese era el real sentido de la existencia del disco dorado, ser una especie de catalizador de poder, el que seguramente el líder predacon había logrado obtener de alguna parte. Luego de unos instantes vio salir a Optimus primal, herido pero combatiente, atacando al gigante de energía con el mismo nivel de resultado que una mosca podría atacar a un árbol. Pero estaba luchando.

—Optimus…

Durante un tiempo no supo qué pensar. Ese arrojo, esa capacidad de enfrentarse a la muerte, ahora personificada en Megatron, sin importarle nada, decidido a sacrificar su chispa con tal de vencer ¿Qué podía llevarlo a ese comportamiento? ¿Ansias de triunfo, defensa de su orgullo? Había en él un tipo de fuerza que Dinobot desconocía, un poder más grande que la energía que envolvía a Megatron, y aunque a todas luces eso no sirviera para derrotarlo de forma física, sí le daba el triunfo en otros niveles. Se quedó inmóvil, esperando ver el inevitable resultado.

5

Megatron intentaba sin éxito deshacerse de si rival, pero este se escapaba entre sus manos; en tanto, Optimus seguía ganando altura sin dejar de atacar, de modo que cuando estuvo listo, se dispuso a atacar con todas sus fuerzas.
Sin embargo, algo lo detuvo.
De pronto, una nueva forma de energía comenzó a materializarse, a muy poca distancia de Megatron; el gigante retrocedió unos pasos, sorprendido por lo que estaba viendo, pero a todas luces preparando sus acciones para realizarlas de inmediato. No sabía si ese cuerpo informe era resultado de su propio poder, pero estaba seguro de poder adivinarlo en cuanto adquiriera su forma definitiva. Por causa del despliegue de poder, el cielo se oscureció, eclipsada su luz por el enorme desempeño de la luz brillante y negra que conformaba a Megatron, y de otra más brillante y dorada, que se extendía hasta tener la misma altura y dimensiones, pero con otra forma.

— ¿Qué es eso, en nombre de los primes?

El cuerpo energético al fin adquirió su forma definitiva, que para sorpresa de Optimus, tenía la misma apariencia de Cheetah.

— ¡No es posible! ¡Cheetah!

Su grito se perdió en el estruendo del atronador gemido del felino. La forma energética colosal que tenía la misma forma del modo robot del felino se retorció en un gesto corporal de dolor, mientras su grito demostraba la agonía a la que estaba siendo sometido. Optimus se olvidó por un momento de la amenaza predacon, y se acercó en vuelo a la figura de Cheetah, intentando establecer contacto visual.

—Cheetah, escúchame, soy Optimus ¡Quiero ayudarte!

Cheetah dirigió su mirada hacia Optimus que permanecía suspendido en el aire: su expresión de tristeza lo conmovió incluso antes de saber a qué se debía.

—Es el fin Optimus.
—Encontraré la forma de ayudarte, te lo prometo…

El propio Optimus se quedó un momento sin palabras. No podía ser, no así.

—Ya no puedes hacer nada por mí —exclamó la forma energética—. He trascendido la forma que tenía, no puedes ayudarme.

En ese momento el líder maximal vio con horror que en el interior de la forma energética, a diferencia de Megatron, no había nada más que poder puro ¿Por qué estaba sucediendo?

—Cheetah por favor, ¡no te perderé a ti también!
—Existe un segundo disco dorado —dijo la voz sin cuerpo del felino—, gracias a ellos es que él está con vida, pero no es mi caso; adiós Optimus, fue un honor haber luchado a tu lado, prométeme que salvarás a este mundo y al futuro.
— ¡Cheetah nooo!

El enorme felino de energía lo apartó con una onda que lo lanzó a metros de distancia. De inmediato fue hacia el coloso Megatron, quien ya había entendido de quién se trataba y se enfrentó a él, ambos iguales en poder, tan distintos en lo que eran en realidad. Durante unos momentos el choque de poderes remeció la tierra, pero al final, el felino consiguió rasgar la corteza de luz negra que envolvía el cuerpo del rival.

— ¡No, no puede ser!

La forma del gran ser se desintegró, emitiendo una serie de rayos de energía, que cayeron en distintos puntos; uno de ellos traspasó a Megatron mientras se precipitaba al vacío, mientras otro fulminó a Optimus a la distancia, derribándolo envuelto en una nube de fuego y humo. Decenas de otros rayos cayeron en diversos sitios, generando incendios y destrucción de cuerpos montañosos, como si de simples piedras apiladas se tratase. Después de este esfuerzo supremo, los ojos del titánico Cheetah destellaron una luz blanca muy potente, mientras su grito se extinguía, sólo dejando el eco en el horizonte.



Próximo capítulo: Dinastía bestia

Broken spark Capítulo 9: El fin de la guerra




El vapor estaba terminando de disiparse en el aire para cuando Optimus y Rattrap recuperaron la conciencia de lo que estaba sucediendo allí.

—Por todas las estrellas —murmuró Rattrap levándose las manos a la cabeza—, siento como si una manada de predacons elefantes me hubieran pasado por encima ¿qué diablos es lo que está sucediendo?

Sus pensamientos eran algo confuso y nebuloso en esos momentos; a primer juicio, no podía decir con seguridad en dónde estaba ni lo que había sucedido con su existencia, sólo sabía con seguridad que estaba mal, que todo estaba mal.

—Rattrap ¿puedes oírme?
—Sí, pero no estoy seguro de que eso sea algo bueno.
—Quítate las manos de la cara, tienes que ver esto.

Pero no lo hizo. De pronto sintió un terror irracional de comprobar que las retorcidas imágenes que estaban pasando por su cabeza se comprobaran nada más al mirar alrededor.

—Rattrap…
—No, espera, yo…

Optimus no esperó más, y lo obligó a mirar alrededor. Tal como él mismo lo estaba experimentando, la verdad que se formaba al unir lo que veían sus ojos con lo que recordaba su mente resultaba escalofriante.

—No puede ser, no puede ser, no puede ser….

Optimus estaba tranquilo en apariencia, pero horrorizado por dentro. Pero demostrarlo mientras Rattrap estaba teniendo un shock no iba a servir de nada, de modo que se armó de valor y habló con determinación.

—Tienes que calmarte ahora.
— ¿Calrmarme? —exclamó mucho más alto de lo necesario— ¿Acaso no has visto en dónde estamos, no recuerdas lo que hemos hecho? Soy un asesino, soy un maldito asesino!

Optimus le dio una bofetada que lo arrojó contra la pared humeante del interior de la nave predacon, pero que sirvió para el objetivo de cortar el ataque del que estaba siendo víctima.

—Es suficiente. Sé lo que pasó, estaba ahí igual que tú. Pero ahora eso no es importante, hay muchas dudas que aclarar.

Rattrap se sentó en el suelo, destrozado.

—No, no hay nada que aclarar. Nos volvimos en contra de nuestros propios amigos, intentamos matar a Rhinox y a Cheetah, vinimos a ofrecer pleitesía a Megatron y nos encontramos con una nave destruida, que de seguro fue obra de ellos dos.
—Eso no lo sabemos.
—Por favor ¿crees que Megatron iba a destruir su propia nave? En este planeta somos la única forma de vida avanzada que puede manipular explosivos, es obvio que eso fue lo que sucedió.
—Rattrap…

Pero el roedor seguía hablando sin parar, sin escuchar o atender a sus palabras; quizás por primera vez en su vida, estaba viendo frente a sus ópticos la real magnitud de una guerra como esa, y su intensidad lo abrumaba al punto de la desesperación.

—Rhinox hizo lo que tú habrías hecho en una situación extrema ¿no es así? Tú resististe la acción de ese veneno que Dinobot te arrojó por más tiempo que yo, por eso no activaste tu jetpack para ir tras ellos es la misma que te habría llevado a inmolarte si fuese necesario, con tal de evitar la destrucción de nuestros objetivos. Y Rhinox es el único de nosotros que conoce la tecnología y tiene las agallas para hacerlo: vio que todo estaba perdido, que no habían más que predacons alrededor, y decidió pasar a la historia junto con ellos, volándolos junto consigo mismo por los aires. Casi puedo verlo, con su mirada serena y sabia, enfrentando la muerte, el fuego alrededor. No es la clase de vida que él quería.

Calló por un momento. Optimus estaba abrumado por la certeza de sus palabras, tan alejado de su charlatanería habitual, pero más de lo cerca que estaba de la realidad más posible. Sí, Rhinox se habría sacrificado al estar expuesto a una presión insostenible, usando su ingenio para burlar la mente retorcida de Megatron hasta que fuera demasiado tarde, y la bomba le explotara en las manos.

—Escucha, sé que resulta difícil de asumir, pero estuvimos bajo una especie de control mental; el mismo que se disipó cuando Dinobot nos arrojó hace unos momentos ese líquido tan extraño. Pero debes entender que no es tu culpa.
— ¡Sí que lo es! —gritó fuera de sí—. Es mi culpa, y la tuya también. Cuando sucedió, hubo un momento en que el sistema interno avisaba de una amenaza intracorporal peligrosa ¡pude haber activado un mecanismo de autodestrucción! Pero no lo hice, me quedé, y ahora todos están muertos, sólo queda ese maniático de Dinobot dando vueltas por ahí.

Rattrap no era ni de lejos la mejor alternativa de compañía, pero Optimus necesitaba de quien fuese a su lado; no podía seguir perdiendo oficiales.

—Tienes que levantarte. Necesitamos seguir en movimiento, salir de aquí y averiguar qué es exactamente lo que ocurrió. Que sea probable que Rhinox y Cheetah estén muertos no significa que lo estén, tenemos que continuar.

La respuesta de Rattrap, sin embargo, fue desprovista de toda la fuerza efusiva de antes.

—No. Ya no hay nada por qué continuar —declaró quedándose sentado en el suelo—. No puedo hacer más esto; antes estaba seguro de que íbamos a morir, ahora sólo quisiera estar muerto. Adiós Optimus, ve a buscar tu muerte heroica como tu nombre lo vaticina, cuando te des cuenta de que no tiene sentido, de que no queda nada, quizás regreses a esperar el final.

No dijo nada más, inmóvil en el suelo, como si su energía se hubiera extinguido de pronto.
Optimus lo observó un rato en silencio, intentando encontrar un argumento que a él mismo no le pareciera absurdo o sin fundamento. No lo encontró.

2

Megatron abrió los ópticos lentamente y los puso a funcionar en modo nocturno; lo primero que detectó es que estaba en un sitio que no era la nave predacon, pero tampoco el exterior. Recordaba a la perfección cómo Rhinox había entrado a la nave junto con Tarantula, y cuando él mismo estaba en los pasillos interiores, la explosión se sobrevino. Resultaba frustrante haber sido engañado por ese científico, pero en su rapidez de movimientos, Megatron pudo alcanzar una de las escotillas inferiores para ponerse a salvo.
Sin embargo la explosión había causado una serie de reacciones en cadena y detonaciones posteriores, una de las cuales lo arrojó a través del suelo, por una grieta grande que conducía a una serie de conductos subterráneos.

—Un interesante lugar, si…

Lo que sucedió en la superficie era sencillo de identificar: Rhinox había aprovechado la distracción que generó Tigreton con su aparición y, haciendo uso de un valor y descaro poco usual en los maximales, consiguió convencerlo provisionalmente de que se había convertido a los predacons; a pesar de esto lo envió junto a Tarantula para averiguar de una vez por todas lo que sucedía, pero el grandulón se apresuró y voló el interior de la nave con un explosivo de gran potencia.
En ese momento no importaba, porque lo que de verdad era valioso de entre las cosas de la nave, es decir, el disco dorado, seguía en su poder. Su plan de aumentar su ejército a costa de sus enemigos podían verse retrasados, pero aún quedaban vainas stasis con futuros seguidores, y en cuanto a Dinobot y los demás…tenía la impresión de que el saurio falló en su misión, lo que de por sí no era tan sorprendente como interesante. Si el grandulón se presentó ante él, las opciones eran dos: Optimus había muerto, o el veneno surtió efecto y lo volvió su seguidor ciego, en cualquiera de los dos casos contaba con el principal problema erradicado de raíz.
Continuó descendiendo a través de los túneles y pasadizos subterráneos, hasta que algo llamó su atención, a lo lejos: sonido de agua ¿un manantial escondido? Tal vez fuera cuna de mucho más, inclusive de alguna forma de energon primitiva o en abundancia, y de forma clara, un medio para salir a la superficie y terminar con todo eso de una vez por todas.

3


El tiempo que corría era valioso en cada segundo; Dinobot aprovechó la providencial circunstancia y lanzó contra los maximales el antídoto del veneno, y corrió con todas sus fuerzas, confiando en que, de la misma manera que con el veneno, su contraparte los mantendría unos instantes aturdidos antes de saber lo que había sucedido. Aún quedaba lo suficiente para él, pero todavía se encontraba muy cerca y era primordial esquivar el peligro.

—Vamos, vamos…

Salió de los restos de la nave en modo alterno, corriendo sin mirar atrás; en esos momentos los objetivos estaban muy claros, y el primero de ellos era mantenerse con vida a toda costa: el segundo, volver a tener el control total de sí mismo, cosa que en esos instantes le estaba costando muchísimo hacer. Sentía que todo su organismo le decía que lo que estaba haciendo era incorrecto, que debía volver y buscar los restos del líder predacon, en vez de seguir su propio instinto.

—Ya cállate.

Sentía como si una voz en su interior le gritara una y otra vez, con la estridencia del metal rasguñando acero, que tenía que volver, que la causa predacon era lo más importante. Pero no existía tal causa predacon, todo se trataba de los planes megalómanos de Megatron, para los que no sólo tenía la ventaja táctica, sino tiempo y conocimiento.
Y el disco dorado.
El mismo disco que él robó al caer en ese planeta, y que dejó atrás sin saber muy bien por qué. Megatron lo tenía, y si, tenía las intenciones que mencionó, de lo cual no le quedaba ninguna duda, su objetivo era seguir aquellas antiguas instrucciones, para apoderarse del universo. Una vez que estuvo internado en el bosque y desvió la ruta que siguió con los otros dos, se aplicó el antídoto; por largos instantes estuvo desprotegido, consciente de lo que pasaba pero en un estado que era similar a  estasis, sólo que con conocimiento real de que lo que estaba pasando no era un sueño. Por eternos segundos pasaron por su mente las ideas anteriores, la forma en que sus planes mutaban hasta ser los de Megatron, y la forma en que comenzaba a olvidar quién era en realidad. Al final, se vio enfrentado a una especie de vacío, como si llegase al final de un túnel muy oscuro y se encontrara sólo con luz, pero nada físico a lo que asirse, y sintió pánico de que el antídoto de Tarantula fuera en realidad una trampa, una nueva jugarreta de Megatron para castigar a quien quisiese apoderarse de esa fórmula, una manera de destruirlo en vida, dejándolo como una cáscara vacía. Pero pasaron los segundos, y amaneció para él; se encontró a sí mismo en su interior, siendo el mismo Dinobot por dentro y por fuera, en esencia y espíritu, sólo él y nadie más. Nada más.


4

Airazor planeaba con gracia sobre los terrenos que custodiaba; resultaba muy interesante observar a las formas de vida de ese planeta y cómo, en concordancia con lo que dictaba su espíritu, vivían y construían su destino día a día, segundo a segundo. Estaba aprendiendo a un ritmo feroz, devorando en su mente cada movimiento, cada gesto y también los ruidos que invadían sus sentidos, sabiendo que aquello era lo que la hacía cada segundo más fuerte y decidida que el anterior. Mientras volaba, su mirada captó algo que llamó su atención.

— ¿Qué es eso?

Creía estar familiarizada con todo lo que vivía en las planicies, pero determinado objeto hacia unos roqueríos la alertó ¿De qué podría tratarse? Apresuró el vuelo dando unos poderosos aleteos, y, grácil, avanzó dejando tras de sí una estela de aire revolucionado por su poder. Unos segundos después descendía con cautelosa lentitud, sorprendida de que su mirada aguda no pudiese identificar el objeto aún a corta distancia.

—Pero he visto esto antes.

Se trataba de un objeto metálico, como una cápsula cromada con varios paneles y luces a los costados; lo reconocía de un modo lejano, como si se tratara de algo muy antiguo, que conociera pero que al mismo tiempo hubiese olvidado. El objeto no emitía ningún sonido, ni hacía movimientos ¿tendría que hacerlos? No tenía claro si se trataba de un objeto animado o no, pero le intrigaba al mismo tiempo que le causaba una cierta desconfianza, un tipo de alerta como la que provoca el fuego, y el mismo tipo de fascinación.
Sintió un tipo de temor básico, que no tenía que ver con un peligro en sí, sino con la forma en que vivía, y en cómo todo lo que la rodeaba funcionaba y podía estar en peligro ¿Qué objeto o suceso tenía tal poder, que a la vez la admiraba y la dejaba en un estado de total indefensión? Se trataba de algo más fuerte que el viento, o el fuego y las marejadas, porque hasta el incendio más devastador deja algo sin destruir, y eso que veía, esta cosa no viva, pero que al mismo tiempo parecía latir, significaba el origen de los peligros, más allá del cielo y de la tierra. Lo que pasaba por su mente en esos momentos, era que aquello, debía ser destruido, antes que la crisálida se abriera y el ser que anidaba en su interior, se convirtiera en la desolación de toda la faz que dominaba, y con respecto a la cual se sentía impotente y débil. Por primera vez lamentó que su vista fuera tan aguda y precisa, como para captar incluso las moléculas de agua en suspensión, provenientes de un arroyo cercano.

5

Optimus había entendido que, en esos momentos, no podía contar con Rattrap para nada; estaba solo, y así es como debería intentar poner fin a los malvados planes de Megatron.
Ya no importaban los motivos de Dinobot para infiltrarlos y luego envenenarlos, ni siquiera por qué había cambiado de actitud devolviéndolos a su estado original, porque, de todo, lo que de verdad importaba era que Megatron estaba vivo y, con toda seguridad, en posesión del disco dorado; resultaba evidente que su plan principal era utilizarlo para conseguir revivir la guerra que tanto tiempo atrás amenazó de forma clara con extinguir su raza para siempre.
Pero ese planeta era tan grande ¿dónde podría estar?

—Por supuesto…

Recién estaba saliendo de los restos aún humeantes de la nave predacon, cuando comprendió cuál fue el método de escape del saurio: hacia abajo. Lo más seguro era que, ante la explosión que destruyó las instalaciones, el líder predacon se viera rodeado por las llamas, y optó por ir hasta lo más bajo, sólo con el disco en su poder. A primera vista parecía una medida arriesgada, pero sin poder volar, se trataba de la estratagema más viable. Regresó al interior de la nave y comenzó a explorar, buscando una salida subterránea o los rastros de que alguien hubiese cavado; no lo encontró, pero sí halló un túnel natural, cuyos bordes resquebrajados y manchados de ceniza indicaban que se había generado a propósito de las ondas expansivas en la nave. Activando los propulsores, descendió por el túnel, sumergiéndose en la oscuridad.

6

Megatron continuó por un túnel horizontal, en espera de encontrar el origen del susurrante sonido que había llamado su atención poco antes. Con sus ópticos como única luz a su alrededor, el saurio continuó avanzando a paso firme aunque silencioso, esperando dar con algún manantial subterráneo que condujera a las zonas oceánicas y, desde ahí, hacia el punto en donde se encontraba con anterioridad y al que no podía acceder por la misma ruta de descenso por causa de lo liso y resistente de los muros natrales de piedra. Pero se encontró con algo que le llamó mucho más la atención.

—Eso sí que es interesante… si…

Convirtió su caminar en un lento desplazamiento, primero apagando la luz de los ópticos, luego avanzando sin necesidad de ellos a causa de la extraña luz natural que existía en aquella bóveda natural. Se trataba de una gran bóveda, muy alta, de paredes lisas al igual que los túneles que conducían allí, se imaginó por el paso constante de agua, ya fuera por la ruta evidente o por cavidades ocasionales formadas por causa de la presión del agua. Lo más probable es que en un sitio como ese el agua surgiera de vez en cuando en torrentes desde la superficie, abriendo su camino hasta que llegaba a ese punto, desde donde era dirigida a aquel cauce. El centro de la alta bóveda era traspasado por un túnel de agua que corría como un aparente riachuelo; en medio de un silencio sobrecogedor, y junto con la extraña luz negra que iluminaba de forma las paredes, parecía que el sitio tuviese un tipo único, intocable e incontenible de energía, aunque esta fluía en paz según algún tipo de reloj natural que controlaba cualquier tipo de impulso más fuerte que lo necesario. Megatron se quedó a prudente distancia durante unos segundos, apreciando el interior del sitio, y la forma en que, aparentemente, la luz negra surgía de la nada y al mismo tiempo se mezclaba con todo, dando al agua y las paredes unas tonalidades específicas que de seguro jamás podrían reproducirse o captarse en otro sitio. En el centro de la cueva con forma de cúpula, una serie de piedras con forma de bloques rectangulares estaban dispuestas en crómlech, rodeando el seno del lago; por lo visto, el terreno estaba mucho más hundido en esa zona, de modo que el río que cruzaba la cueva formaba un lago, desde donde el agua seguía su curso en lentitud, casi como si el líquido no se desplazara, como si fuera una masa compacta que  en vez de fluir, se transporta sin sufrir modificaciones.
Se acercó desde un ángulo provechoso al felino que estaba inmóvil frente al círculo de piedras, pero al instante descubrió que estaba en una especie de trance, y por ende no significaba ningún peligro para nadie. Quizás ni para sí mismo, pero ¿por qué estaba en ese estado?
Megatron supuso que el felino habría eliminado al inútil de terrorsaur poco después de ser enviado a la misión, pero eso no resolvía el misterio de su extraño estado; entonces notó que el felino estaba ahí, inmóvil, con la cabeza asomada al interior del perímetro de piedras que formaban el crómlech, y desvió la vista hacia arria, enfocando el centro del techo con sus ópticos, luchando por encontrar algo que tuviera significado en la aparente naturalidad del flujo de la luz negra.
Y lo encontró.
La luz se movía en círculos concéntricos y excéntricos, tomando como punto central el lago, que estaba rodeado por las piedras de gran tamaño, dispuestas en esa formación, desde luego, no de forma natural ni accidental; tomando distancia, Megatron miró hacia el conjunto de piedras y se dedicó a observar, pero se encontró con la sorpresa de que no podía ver el otro extremo de la cueva a través de las piedras, porque los haces de luz, más arriba tenues y transparentes, abajo eran barras de luz dura y negra, sin embargo de lo cual el centro del lago parecía iluminado de la misma forma que el resto del lugar. Resultaba evidente entonces que en el centro del agua había un tipo de energía con el poder suficiente como para suspender la actividad de un transformer, y para moldear el interior del lugar, quizás con el paso de los siglos. Pasando a modo robot, Megatron tomó el disco dorado y lo expuso a la luz del lugar, descubriendo un nuevo hecho sorprendente: la luz era atraída por el disco, que parecía absorverla y convertirla en haces más brillantes, los que se unían a la extraña danza que circulaba por todo el sitio.

—Excelente, he encontrado el sitio que esperaba, sin más búsqueda que unos pocos pasos…

Mientras esto sucedía, Optimus llegó al lugar a través de un túnel lateral, desde donde tenía vista del líder predacon y sus acciones; Cheetah estaba detenido en una especie de trance ¿le habría hecho algo el saurio? No resultaba imposible pero sí improbable, dado que Megatron estaba a tan sólo unos metros y no lucía interesado en su compañero de batalla. Optimus observó en silencio cómo Megatron observaba el techo, y pocos instantes después, en modo robot, extraía el disco dorado, que para su sorpresa iniciaba un extraño incordio con los haces de luz que circulaban por todo el sitio; le recordó la forma en que las plantas absorben el aire contaminado y lo transforman en aire puro, pero en un ambiente en donde el elemento contaminado era muy superior.

—No comprendo que…

Pero sí lo comprendió. El disco dorado contenía información muy valiosa, pero al mismo tiempo se trataba de un dispositivo que permaneció por siglos oculto y expuesto a diversas variaciones de energía, lo que significaba que, con el tiempo, había adquirido alguna clase de poder, mientras que el sitio en el que se encontraba estaba cargado de una poderosa energía que circulaba en todas direcciones, impregnando el agua y los muros, a los que no sólo otorgaba un tipo de color único, sino que al parecer los manipulaba de cierto modo. El sitio era una cueva con la forma de una bóveda, con un lago al centro ¡Había algo en el fondo del lago! La única explicación posible era que en el centro del lago, punto opuesto al alto techo, se encontrara alguna forma de energía o fuente tan poderosa pero primitiva, que al mismo tiempo estuviera moldeando el sitio a su alrededor, y no pudiera conducirse con facilidad al exterior; y sin embargo lo hacía, porque de alguna manera eso explicaba las grandes cantidades de energon puro que existía en la superficie y que los obligó a adquirir formas alternas. Era como si el planeta estuviera siendo infiltrado, desde dentro, por esa energía misteriosa que era capaz de absorber la luz y transformarla en otra forma menos transparente, igualmente poco controlable, pero con un nivel de poder insondable. Vio cómo Megatron se acercaba al borde del lago que se encontraba cercado por unas piedras rectangulares altas y de bordes tallados, pero no miraba adelante, sino que avanzaba inclinado, la vista fija al suelo, como si avanzara a tientas.

— ¿Qué está haciendo?

¡Megatron había descubierto que la fuente de origen de esa energía había inmovilizado a Cheetah! ¿Por qué entonces se acercaba con tanta determinación a esa fuente de peligro?
El disco.
Optimus supuso que el líder predacon había descubierto algo que él no, al estar en posesión de ese preciado instrumento que estaba en pugna con la luz negra del lugar, incapaz de contrarrestar la energía, pero emitiendo su brillo dorado de todas maneras.
El lago.
Optimus pasó a modo robot, y salió del lugar en donde estaba escondido, accionando los disparadores de los brazos.

— ¡No sigas avanzando Megatron!

El otro se volteó y quedó mirando en dirección de la voz, su mirada distante, su voz fría y decidida.

—No hay nada que puedas hacer.
—No des un paso más.

Pero Megatron sonrió, satisfecho.

— ¿Y qué vas a hacer para detenerme? ¿Disparar? ¿Acaso no has notado que la luz negra absorbe todo tipo de energía?

Optimus hizo un disparo, pero la energía producida se evaporó al instante.

—No sabes lo que puedes desencadenar.
—El disco dorado es un catalizador de energía, claro que lo sé. Lo siento Optimus, la guerra de las bestias ha terminado, yo gano.

Arrojó el disco hacia el centro del lago riendo de forma desquiciada mientras Optimus corría intentando detenerlo, tratando de salvar una distancia desde todo punto de vista imposible.

— ¡Noo! ¡Megatron!


Termina la serie Broken spark, y la próxima semana comienza la nueva era: Broken spark Transmetals.



Próximo capítulo: Energon metálico

Broken spark Capítulo 8: En las profundidades



Terrorsaur se asomó al agujero en la tierra por donde había caído Cheetah, y supo que ese era el único momento que tendría en su favor. A través de decenas de metros de túnel, más abajo, no se veía nada.

“Está bien, creo que es el momento preciso de hacer mi jugada.”

Sabía que Megatron le pediría informe de lo sucedido, luego de su súbito y absurdo interés por los nuevos aliados, de modo que se convirtió a robot y descendió flotando por el túnel por el que cayera momentos antes el maximal. No se escuchaba nada.

—Oye ¿estás bien?

Su voz retumbó en las paredes de piedra sólida del lugar. Bajó otros cincuenta metros, pero llegado a cierto punto, el túnel natural en la tierra se hacía muy estrecho y lleno de protuberancias de algún tipo de mineral muy resistente. No podría bajar por ahí sin hacerse graves heridas, que era lo que seguramente le estaría pasando a ese felino tras caer.

—Si puedes escucharme —gritó hacia abajo—, quédate tranquilo, traeré ayuda de Tarantulas apenas pueda, para que te saque de este foso. Rayos —gritó alarmado tras chocar con un saliente—, no puedo descender por aquí sin herirme, espera ahí y no te muevas.

Dicho eso salió del lugar, teniendo precaución de dejar caer el grabador que Megatron le había entregado; así podría volver por él más tarde y argumentar que había caído por accidente, tal como su propia voz evidenciaba de forma indirecta en la grabación. De vuelta en modo alterno, voló a toda velocidad hacia el punto en donde tenía escondido el energon rojo, y se quedó contemplando su belleza y gran poder con admiración por unos segundos. Era mucha la tentación de utilizarlo, podría derrocar a Megatron con unos cuantos golpes y apropiarse del mando predacon, pero si se confiaba, tendría problemas, sobre todo con el grupo de nuevos que andaban rondando por las instalaciones. De pronto se miró a sí mismo y descubrió con asombro que las lesiones que le habían sido inflingidas por Tigreton habían desaparecido ¿Qué misterioso arte lo había logrado?

—Claro, el energon…

No sabía que ese tipo de energon tuviera propiedades regenerativas, pero el hecho de que las tuviera significaba que tenía aún más en su poder para cumplir con sus objetivos.
Pero la vaina en la que pretendía guardar en energon para su protección estaba desaparecida, y con la amenaza de ese loco del tigre por ahí, no le convenía ir de un lado a otro con esa carga tan valiosa; al fin decidió usar un poco de esa misma fuente de energía para trasladarla a un sitio seguro

—Ya sé en qué lugar estará seguro…

2

El tiempo necesario para que la temperatura descendiera ya estaba llegando a su fin, y con ello la espera a la que los tres habían estado condenados. Hasta entonces se desplazaban de un lado a otro, tanto Optimus como Rattrap, mientras que Dinobot permanecía en un sorprendente silencio y quietud, de pie mirando sin ver el casco humeante de la nave que los tarjera hasta esa superficie.

—Creo que ya podemos entrar —dijo Rattrap—, pero no sé si quiero ver lo que nos vamos a encontrar más allá de la entrada.
—De nada vale preocuparse de más —replicó Optimus—, entremos de una vez.

Tan pronto como empezaron a caminar hacia la nave, Dinobot se puso en movimiento otra vez. En esos momentos resultaba más propicio entrar en los restos de la nave, ya que aunque la temperatura aún era elevada, sus corazas alternas les permitían aislar la temperatura de un modo similar a que lo hacían con el energon en ese planeta.
El interior de la nave era un auténtico desastre; entraron por un pasillo que antes era el que conducía al puente de mando, y que ahora estaba derruido en varias partes, dejando ver a través del techo los niveles superiores; el silencio que llenaba el lugar después del ataque era interrumpido cada tanto por algún circuito que echaba chispas en la pared, intentando sin éxito transportar la energía en un ambiente que se encontraba en penumbras y sin las habituales acciones automáticas a las que estaban acostumbrados. Cuando llegaron al puente vieron que este estaba por completo destrozado, la bóveda estaba aturada de partes metálicas provenientes del techo, que no había soportado la presión de los objetos en la planta superior.

—Qué extraño ¿qué hay arriba que pudo caer de esta manera?
—Arriba nada importante, pero en un nivel superior había una plataforma para respuestos. Lo más probable —observó Dinobot con tono distraído—, es que las vigas que soportan esa parte hayan cedido.

Rattrap no estaba tan seguro.

—Escucha, sé que no he estado antes en esta nave, pero el fuego se propaga hacia arriba cuando hay una explosión.
— ¿A qué te refieres?
—Sólo mira lo que hemos presenciado desde que entramos: se nota que algo explotó adentro, en el primer nivel ¿por qué se cae una planta que está dos niveles más arriba pero no lo que está sobre nuestras cabezas?

El laboratorio de Tarantula.

—Admito que tu razonamiento tiene lógica, pero no conoces la nave como yo; si esa sección se vino abajo, es por un motivo importante. Dinobot ¡Aterroriozar!

Cambió a modo robot sin dar más comentarios, y comenzó a caminar hacia un pasillo lateral. Optimus y Rattrap lo siguieron de inmediato.

— ¿Qué es lo que pasa?
—En esta dirección está una zona muy importante de la nave, si se vino abajo, es porque hay algo detrás de todo esto, y no se trata sólo de un ataque.

Los otros no estaban entendiendo, pero lo cierto es que Dinobot aún no tenía un plan para decir en esos momentos; no podía librarse de ellos, era imperativo llegar primero al laboratorio y diseñar una excusa plausible para que no sospecharan.

—Oye lagartija, vas demasiado rápido ¿no me vas a decir que crees que hay otra bomba en este lugar?

Eso le dio la idea. Tendría la posibilidad de buscar con calma en ese maldito laboratorio aún a ojos vistas de los demás.

—No es una bomba —exclamó mientras se mantenía más delante de los otros dos—, pero puede ser muy peligroso. Adónde vamos es parte importante, es una bodega de armas que está conectada con la zona de repuestos pesados que cayó por el techo de la bóveda central; si mis sospechas son ciertas, los maximales se nos adelantaron luego de escapar, y consiguieron infiltrarse de alguna manera, no para atacar, sino para conseguir armamento de alto poder.
— ¿Algo como qué?
—Como un arma de rayos de energon puro, diseñada por Tarantula. Este planeta, con su sobrecarga de energon, sería el lugar perfecto para probarla.

Durante un momento Optimus no dijo nada; Dinobot les llevaba distancia, era evidente que su alarma era genuina.

—Entonces crees que el agujero en el techo lo pudieron hacer con esa arma.

Estaba tratando de desbaratar su teoría; eso significaba que el simio estaba sospechando de su lealtad a la causa predacon. Era una ironía que el líder del bando enemigo pretendiera convertirse en el principal protector de los deseos de Megatron en su ausencia.

—Eso es ridículo —contestó sin disminuir el avance—, dentro de la nave jamás hubo tal cantidad de energon. Lo que creo que pasó es que utilizaron la bomba para hacer el mayor daño posible, y desviar la atención de Megatron, Terrorsaur y Tarantula a algo más urgente que el robo de tecnología. Pero algo salió mal, o quizás sólo trataron de aprovechar la oportunidad para hacer dos cosas a la vez.

Esa teoría se sostenía por la mínima, pero mientras no encontraran en el laboratorio alguna prueba de lo contrario, soportaría.

—Si usaron el explosivo para distraer, entonces nuestro líder puede estar vivo.
—Debe estarlo —aseguró Optimus a Rattrap—. Tiene que estarlo.

Pasaron algunos momentos de veloz caminata de ambos, siguiendo los pasos, casi carrera, de Dinobot; este, durante un momento pensó en derribar un muro, pero la distancia era demasiado corta y podría fallar por mucho. Pensando de forma ciega en conseguir lo único a lo que podía aferrarse en ese momento, el robot llegó hasta la puerta del laboratorio de Tarantula, y se abalanzó al interior, contando en su mente cada uno de los pasos que separaban a los otros dos de la puerta. Estarían ahí en tan sólo un instante. Utilizó sus sentidos al máximo, miró en todas direcciones, y cuando encontró lo que buscaba, se apresuró a abrir un gabinete en la pared de las dimensiones apropiadas, y depositó el arma que estaba en su interior en el contiguo, alcanzando a cerrarlo en silencio una milésima de segundo antes que los dos entraran.

—Mis sospechas eran ciertas —aseguró con el rostro fijo en los dos—, se llevaron un arma.

Optimus contempló el gabinete vacío durante un instante.

—Lo que había aquí era un arma grande ¿cómo sabes que se trata de eso que mencionaste?
—Porque la probé por órdenes de Megatron.
—Dijiste que no había energon suficiente en esta nave para usarla.

Dinobot hizo un ademán de desechar el comentario del gorila.

—Lo que dices es una tontería ¿acaso crees que probaríamos un arma así con su carga completa? Escucha, según e diseño de Tarantula, bastaba un poco de energon líquido, tan sólo algunas gotas, para poder hacer agujeros en las paredes.
—Esperen un momento —intervino Rattrap—, todo esto suena alarmante, pero aún no encotramos a Megatron.
—Está vivo, eso es seguro —comentó Dinobot—. Lo que creo que pasó es que se anticipó a la bomba y se puso a salvo.
— ¿Cómo?
—Yendo hacia abajo.

Arriesgando todo, caminó con decisión hacia la salida de ese laboratorio; para su tranquilidad, los otros dos lo siguieron. Ahora tenía un nuevo problema, y este era evitar encontrar a Megatron o escapar antes que apareciera, porque tan sólo al verlo, Optimus querría confirmar toda la información, y desde ese momento su vida se contaría en clics, no en ciclos.

3

Cheetah recuperó el movimiento unos momentos después de estrellarse contra el suelo; sin más opciones, había tomado la decisión de hacerse el herido dejándose caer en un socavón, pero subestimó la profundidad del sitio, y un instantes después estaba cayendo de forma inexorable, chocando con los salientes de los muros del estrecho túnel. Por un momento pensó que estaría cayendo de forma indefinida, impotente ante el descenso, luchando sin éxito por sujetarse de algo; de pronto la oscuridad total en la que estaba sumido dio paso al impacto contra el suelo, y la demostración empírica de que los felinos no siempre caen de pie.

 —Rayos.

Pasó a modo robot e iluminó sus ojos para tener alguna noción de en dónde estaba, pero sólo se encontró con que sobre su cabeza había un túnel lo suficientemente largo como para no ver la luz a nivel de suelo. En el fondo en el que se encontraba, de forma paradójica, no había salientes de ningún tipo y esa parte se ensanchaba en exceso, lo que hacía el ascenso muy difícil. A todos lados sólo pared, ni un túnel o acceso lateral. Clavó los dedos en la piedra y comenzó a subir en escalada, encajando pies y garras con todas sus fuerzas, pero conforme subía, la piedra se hacía más y más lisa, hasta que se encontró a alrededor de veinte metros de distancia de los primeros salientes, pero sin poder continuar por causa de la roca, que se había vuelto más dura y lisa, casi impenetrable. Volvió a bajar y evaluó por unos momentos hacer algunos disparos a baja potencia; era eso o morir ahí.
Sin embargo comprobó al instante que era muy mala idea. El disparo que hizo rebotó en la piedra, y comenzó una alarmante ruta de rebotes en las paredes cónicas del túnel, y la piedra lisa hacía efecto de espejo, por lo que el rayo silbaba con fuerza cada vez mayor, en un sentido y otro, por momentos ascendente, al siguiente en ángulo opuesto. Y en un instante, el disparo al fin se incrustó en la roca, dejando un débil rastro humeante que apenas era visible desde su posición.

—Demonios, eso no sirvió de nada.

No funcionaba, y aumentar la intensidad podía ser muy peligroso. ¿Qué iba a hacer? Estaba perdiendo un tiempo demasiado valioso, mientras Terrorsaur estaba afuera con carta libre para hacer lo que quisiera, incluso ir a decirle a Megatron cualquier cosa respecto de él, desbaratando su débil argucia de ser un predacon.

— ¿Qué es eso?

Un sonido ahogado lo hizo volver otra vez la vista arriba; aumentando el espectro lumínico de sus ojos, se esforzó por ver con más claridad, y lo que vio y escuchó lo dejó sin palabras. La piedra, en el punto donde finalmente había terminado el disparo, se estaba resquebrajando a muy alta velocidad, pero eso no concordaba con el nivel de fuerza desplegada, y la roca era en efecto muy resistente ¿Qué podía ejercer tan rápida acción? La respuesta vino un momento después, cuando los trozos de muro comenzaron a saltar en distintas direcciones, siendo empujados por la fuerza incontenible de un chorro de agua.

3

Dinobot continuaba avanzando a paso firme, algunos metros por delante de los otros dos, pero ya sin caminar con tanta vehemencia; necesitaba pensar en algo, pero en esos momentos su mente estaba poblada de muchas ideas que, según o que sabía, no eran necesariamente suyas.

— ¿Ya falta poco?

Sí, de hecho faltaba poco para llegar a las puertas inferiores de la nave, donde según él Megatron podría haberse ocultado del poder devastador de la bomba;  se acercó a una puerta esperando tener que accionarla de forma manual como las otras, pero para su sorpresa, y la de los otros, esta se deslizó de manera automática. Dio un paso al frente y la puerta se cerró, dejándolo apartado del resto.

—Oye maldito saurio, abre la puerta.
—El control está de tu lado, no del mío —exclamó con severidad—, seguramente está estropeado, deben abrir ahora.

Sin embargo esperaba que se tardaran un poco al menos. Extrajo el objeto que había tenido oculto hasta entonces, un dispositivo que escondía dos tipos de fusiones energéticas líquidas, una de color ámbar y la otra amarillo encendido. La primera de ellas estaba rotulada con un símbolo de peligro extremo, y bajo el apelativo de “veneno esclavo”

—Entonces se trataba de eso…

Megatron no había ordenado a Tarantula formular un método para convertir maximales en predacons, sino a cualquier robot en sirvientes ciegos a sus órdenes. Y de seguro que la codificación de aquella fórmula incluía algo más específico, como ideas preconcebidas sobre qué y de qué manera hacerlo. Por eso es que él había tomado esas decisiones, por eso es que a su llegada a la base maximal, después de ofrecerse en sacrificio, logró estar cerca de ellos lo suficiente como para aplicar el veneno dispuesto en un pequeño dardo.
—Todo este tiempo he estado bajo tus órdenes Megatron —murmuró en voz baja, tomando conciencia de lo que estaba sucediendo en realidad—, me has manipulado para que yo sea un sirviente más de ti, y de tus macabros juegos de poder y de codicia. Pero ya no más. Jamás volveré a servir a ningún amo.

Al fin la puerta se abrió, y las miradas de los dos sirvientes del líder predacon se encontraron con la de Dinobot.

4

Cheetah pensó que el torrente de agua iba a impulsarlo hacia la superficie, pero las cosas sucedieron justo de la forma contraria ¡Estaba en las puertas de un río subterráneo!
Sin poderlo evitar, fue arrastrado entre el oleaje, que lo llevaba dando tumbos contra las estrechas paredes de la desgarrada roca, repitiendo la acción anterior, pero con mucha más fuerza y sin darle oportunidad a contenerse de ninguna manera. Se aseguró de sujetar con todas sus fuerzas el arma, pero sin nada de qué agarrarse y el techo cayendo a pedazos a medida que la fuerza del agua lo destrozaba, sólo le quedó rogar a los ancestros no encontrarse con un muro de piedra lo bastante resistente como para aplastarlo de forma definitiva.
El agua era una fuerza imparable; al provenir de un río subterráneo, estaba sometida a mucha más presión que en la superficie, pero por desgracia no podía precisar si estaba ascendiendo o bajando más, el movimiento y los continuos golpes de un lado a otro le impedían tomar algún tipo de cálculo al respecto. Después de un tiempo que le pareció eterno, al fin desembocó en una especie de cueva subterránea, en donde el  cauce de agua tuvo espacio para perder fuerza y tomar ruta por un río que tenía paso por ese sitio. Cheetah salió despedido, pero tuvo tiempo de recuperar el control de sus movimientos, y se quedó a un lado para no ser arrastrado otra vez.

— ¿Qué rayos es esto?

La cueva era como una gran bóveda, muy alta, traspasada por un túnel de agua en donde la tercera abertura había conducido el agua. El silencio era sobrecogedor, y junto con la extraña luz negra que iluminaba de forma fantasmagórica las paredes, parecía dar vida propia al sitio. En el centro de la cueva con forma de cúpula, una serie de piedras con forma de bloques rectangulares estaban dispuestas en crómlech, rodeando el seno de lo que parecía un lago. Se acercó a mirar el centro en donde el agua formaba una laguna temporal antes de proseguir con su recorrido, y se quedó embobado con el sorprendente juego de colores que surgían de la nada.



Próximo capítulo: El fin de la guerra

Broken spark Capítulo 7: Una santísima trinidad



Mientras Optimus y Rattrap avanzaban a paso rápido en dirección de la nave de Megatron, Dinobot ralentó un poco sus pasos, aunque sin dejar de seguir el mismo camino.

— ¿Qué te pasa lagartija?
—No me pasa nada —replicó con sequedad—. Sigan avanzando y no se distraigan, Megatron nos espera.

El viaje estaba siendo silencioso, por suerte. Dinobot no había dejado de observar la actitud de los otros dos mientras avanzaban de regreso a la nave ¿qué era lo que en realidad estaba sucediendo?

—Esto no está bien —murmuró para sí—. Las cosas no son como deberían.

En ese momento recordó su plan, y la forma en que lo había puesto en práctica tan pronto la nave se estrelló en la superficie ¿por qué había dejado todo de lado de un momento a otro? No, no era eso, había cambiado de opinión, proponiendo una alianza a Optimus para vencer al líder, mientras que en realidad sólo estaba ganando el tiempo para provocar la oportunidad necesaria para realizar el plan que estaba delimitado desde antes ¿Por qué le parecía a la vez que eso no tenía sentido, y que sí lo tenía?

—No…no es posible…yo soy…

Se detuvo un momento, necesitaba ordenar sus ideas.

— ¿Vas a caminar o no?
—Dije que no se distraigan —exclamó con firmeza—. Sé cuál es el camino, sigan avanzando mientras los alcanzo.

Dio un paso, dos.

—Por el Allspark…entonces es eso…Megatron me hizo lo mismo que a ellos…

2

Airazor volaba con total soltura, dejando que el viento hiciera el trabajo de trasladarla mientras miraba el horizonte; Tigreton parecía muy seguro de sí mismo, y al mismo tiempo respetuoso de ella, lo que resultaba reconfortante dadas las circunstancias. A numerosos clics de distancia percibió humo, y su instinto le dijo que se trataba de los otros habitantes de ese planeta, el resto de las bestias que estaban desperdigadas por todas partes; sí, era necesario imponer un orden, antes que esos desadaptados destruyeran el lugar ¿Cómo era posible que no pudieran mantener el equilibrio natural? A su alrededor, en las llanuras que estaba sobrevolando en esos momentos, otros seres, incluso algunos similares en forma, vivían y morían en un delicado equilibrio, aprendiendo a protegerse, conseguir alimento, cazar y morir de acuerdo a sus capacidades. Nadie intentaba destruir nada que no fuese necesario, ni controlar algo que no le perteneciera; excepto aquéllos con los que compartía la chispa, y que en esos instantes le parecían tan lejanos como los recuerdos de su paso por Cybertron antes de ser sometida al sueño falso de la vaina stasis: recordaba poco, ya que su ingreso en la vaina fue muy poco después de su salida del manantial, pero ahora que vivía en plenitud, le parecía inconcebible que una raza con tal nivel de avance tecnológico fuese al mismo tiempo tan retrógrada como lo era, con ese afán de destruir y de rechazar la convivencia. Tigreton había expresado su sentir con claridad y un tono correcto, y ella, ahora que veía las cosas con total claridad, estaba convencida de que era eso lo que había que hacer; se encontraban en un paraíso lleno de vida, se encargaría de forma personal de mantenerlo así.
Pero había algo que le faltaba.
De alguna forma, algo en su interior le decía que las cosas estaban de cierto modo, incompletas. Necesitaba algo adicional, algo que complementara su forma de actuar pero ¿De qué se trataría?
Tal vez necesitaba observar un poco más a las especies nativas, y comprender a través de ellas aquello que estaba haciendo falta en su existencia.

3

— ¿Qué fue eso?
—No te distraigas pajarraco.

Cheetah sintió que todos los circuitos se oprimían unos con otros. “Estás sólo” se dijo, no hay nadie más en este planeta a quien recurrir. Quién diría que precisamente yo me iba a convertir en la última esperanza de los maximales.
El sonido había sido lo suficientemente lejano como para confundirse con un trueno, y así se lo hizo saber a Terrorsaur.

— ¿Un trueno?
—Sí, son habituales en esta zona, pensé que Tarantula ya te lo habría dicho.

El otro continuó volando e hizo un gesto de indiferencia.

—Y dime ¿Qué se siente ser un predacon?

Ser veloz le daba la ventaja de poder asimilar las preguntas y replicar sin que se notara una demora que indicara duda. Tenía que deshacerse de él, pero con os comunicadores resultaba difícil.

—Se siente justo como que quisiera encontrarme con ese tigre fanfarrón y llevarlo en pedazos con Lord Megatron ¿No puedes ir más rápido?

Terrorsaur no contestó por un momento.

—Diablos, estoy perdiendo tiempo por tu culpa, a estas alturas ya podría estar de regreso con un informe.

“No, no vas a provocarme” pensaba Terrorsaur en esos momentos; tengo una provisión de energon que me hará el más rápido alrededor, pero no la usaré cuando alguien como tú podría dar informes desafortunados, y no traicionaré la orden de Megatron aunque quiera.

—Lord Megatron fue claro en las instrucciones, si me dejas atrás regresaré a la base y le diré que cometiste traición.
—Qué inteligente de tu parte. Ya falta menos, no te distraigas, terminemos pronto con esto.

Estaba aterrado ¿Cómo se suponía que iba a conseguir encontrar el resto de las vainas estando sólo? Rhinox era el único que quedaba, y a juzgar por sus planes, no había conseguido el antígeno, por lo que había decidido inmolarse junto con la base de Megatron; eso significaba que quedaba sólo Terrorsaur por ese lado, Dinobot junto a los dos nuevos predacons por otro, y el nuevo enemigo en un tercer punto. Resultaba imperativo eliminar a Terrorsaur sin que pareciera su culpa, y encontrar cuanto antes las otras vainas stasis, para tener a alguien a quien recurrir. Sentía que su muerte sólo era cuestión de algunos clics.

4

Para el momento en que Dinobot y los demás llegaron a su destino, la nave predacon era un enorme montón de chatarra espacial humeante y cubierta de cenizas; el olor a azufre y cables quemados inundaba el ambiente, mientras aún en distintos puntos saltaban chispas de energía producto de los incesantes cortocircuitos. Los tre se quedaron inmóviles, mirando sin poder creer lo que sus ópticos contemplaban.

—Por la gloria de Unicron —exclamó Rattrap— ¿Qué diablos pasó aquí?
—Los fugitivos pasaron —replicó Optimus de mal modo, fijando la mirada en la superficie de la nave hecha añicos—. Se nos adelantaron y consiguieron destruir la nave predacon, deben haber tenido este plan desde hace mucho.
— ¿Y qué es lo que se supone que sucedió? ¿Megatron está muerto?

Optimus no respondió, y en cambio activó los propulsores para dar un sobrevuelo; en esos momentos era imposible acercarse más a la nave, el fuego y la temperatura quemarían sus circuitos tan sólo con la cercanía pero ¿era posible que, en realidad, ese fuera el fin del líder predacon? En un vuelo rasante miró con atención la superficie, las hendiduras y los agujeros que las diversas explosiones habían provocado, comprobando que se trataba de un ataque desde dentro, muy probable que fuese a través de una bomba de gran poder. Descendió junto a los otros.

—No se ve nada desde arriba tampoco.
—No puedo creerlo —exclamó Rattrap—, esto es una desgracia, me pregunto si cuando baje la temperatura tendremos algo de los restos de Lord Megatron.
—Merece una ceremonia por todo lo alto —replicó Optimus—, pero de momento es más importante encontrar a os fugitivos y cobrar venganza.

Se hizo un nuevo silencio en el grupo, hasta que la rata notó el extenso silencio del saurio.

— ¿Y a ti qué te pasa, no piensas decir nada?

Dinobot no contestó durante unos segundos. Planes y contra planes se estaban desarrollando en esos momento pero p sería en realidad ese ataque obra de los dos que huyeron desde la nave autobot? ¿O era alguna de las maquinaciones enfermizas de megatron, para despistar, o quizás sólo para divertirse? No importaba lo que pasara, resultaba increíble, y casi imposible, que Megatron hubiese muerto así, sin más, víctima de una explosión, incluso si esta era sorpresiva. Los otros dos no podían saberlo, pero él sí lo conocía, lo conocía lo suficiente para saber que era demasiado hábil como para caer de esa manera, y demasiado ambicioso como para no tener un plan alternativo. O muchos de ellos.

—No iremos en busca de los fugitivos.
— ¿Qué? ¿Te volviste loco?
—No, estoy muy cuerdo —replicó con un tono de voz indescriptible, susurrante aunque no amenazador—. Mientras no se certifique la muerte de Megatron, él sigue siendo el líder de los predacons, y eso significa que no tomaremos decisiones por nuestra cuenta hasta que él nos autorice.
—Pero…
—Sus instrucciones fueron volver a la base, y eso es lo que hemos hecho. Dentro de algunos ciclos la temperatura ya habrá bajado lo suficiente, y podremos acercarnos a explorar la nave atacada; mientras tanto, esperaremos.

5

Cheetah se convirtió a modo robot y se acercó a un grupo de árboles, los que ya empezaban a espaciarse a medida que se aproximaban al territorio congelado en donde el tigre estaba recluido por voluntad propia, esperando atacar.

— ¿Qué es lo que te sucede?
—Estoy con mis reservas de energía un poco alteradas —replicó vagamente—. Necesito estirar los circuitos un instante.

Terrorsaur descendió, posándose sobre una roca, a prudente distancia.

—Hace un par de clics dijiste que tenías mucha prisa, y ahora estás muy cansado ¿No es eso contradictorio?

Ese era el medio para conseguir lo que se proponía. Meneó la cabeza en gesto de cansancio.

—Escucha, creo que ambos estamos sometidos a mucho estrés en estos momentos; tú mismo le dijiste a Lord Megatron que estabas herido por culpa de ese tigre, y mis reservas de energía han estado mejor, te lo aseguro.
— ¿Adónde quieres llegar?
—Creo que empezamos del modo incorrecto —comentó con liviandad, aunque sin sonreír—. Estamos del mismo lado, y aunque ambos queremos lo mismo para la causa, estoy seguro de que ninguno de los dos quiere tener sobre sus hombros un exceso de responsabilidad.

El otro no respondió durante unos segundos.

— ¿Crees que no me molestó lo que hizo ese mastodonte? —comentó con los ojos fijos en los del otro— Él se queda muy seguro en la nave mientras yo tengo que salir a investigar, sin siquiera poder poner algo de aceite en estos engranajes.
—Sí —replicó el reptil en voz baja—. A veces las cosas no son demasiado justas.
—Jamás lo son. Dime ¿Qué experimentos tan maravillosos harían si nosotros, los exploradores, no les lleváramos material, si no los mantuviéramos seguros?

Empezó a caminar hacia unas rocas.

—Nada, eso es lo que harían —se respondió a sí mismo—. Pero sabes, yo pienso que a la larga nosotros tenemos que…

Su voz se interrumpió de pronto, cuando tras sortear una roca, cayó al vacío. Terrorsaur elevó el vuelo de inmediato, a tiempo de verlo caer por un agujero en el suelo.

6

En el hielo eterno, sobre un gran montículo, Tigreton esperaba con paciencia el descenso de Airazor, a quien había percibido entre el celeste del cielo de esa tarde, planeando hacia él.

—Es un placer verte de nuevo, Airazor.
—Lo mismo digo, Tigreton.

Ella se posó con gran gracilidad frente a él, sobre un saliente escogido con habilidad desde antes de llegar al lugar. Ambos estaban a la misma altura, por lo que la relaciónseguía siendo equidistante entre ellos.

—Pensé que no volverías a dejarte ver por este sector hasta la siguiente jornada —comentó con cautela—. Y sin embargo aquí estás, antes que caiga la noche.

Airazor estaba tranquila, mucho más que cuando sobrevolaba las llanuras. Ahora tenía algo más en su poder, algo que quería compartir con él.

—Mi visita es por un motivo muy especial. He traído a quien es necesario para nuestro objetivo, para poder mantenerlos a todos bajo control.
—Creo que no comprendo.
—Lo comprendes, dentro de ti —replicó ella con astucia. Acércate.

Mientras hablaban, una figura se había acercado, con pasos sinuosos, silenciosos como la nieve al caer en copos que se desintegraban al tocar cualquier superficie. Tigreton no la había sentido acercarse.

—Es sorprendente.
—Tú gobiernas en el hielo, en las altas montañas y hacia los roqueríos —declaró Airazor, orgullosa—, mientras que yo gobierno con la mirada que todo lo ve, las llanuras y el desierto a lo lejos. Ahora, no nuestra súbdita, sino nuestra protegida, vigilará con su mirada múltiple el enrevesado entramado de los bosques, tejiendo su red de pistas y trampas para quien intente acercarse, camuflado en aquélla forma.

Blackaracnia hizo un solemne gesto de asentimiento, las delgadas y largas patas en los razos meciéndose mientras ella se presentaba ante ambos.

—Estoy aquí para ustedes —dijo con calma y respeto—. Seré los ojos y las redes que necesitan para controlar todo, y para permitir que la raza permanezca, y no se autodestruya; desde que desperté me sentí perdida, pero gracias a Airazor entiendo muchas cosas. Quiero ayudarlos en su empresa de proteger a este mundo de las amenazas, y a la raza de sí misma.

Tigreton estaba sombrado del excelente trabajo realizado por Airazor, pero acto seguido decidió que no debería sorprenderle confirmar un hecho concreto, que sólo por la mirada y la decisión de carácter ya se dejaba ver desde antes; la protegida de ambos se convirtió de regreso a su forma de viuda negra, manteniéndose entre ambos riscos, entre ellos que intercambiaban miradas determinadas.

—Está decidido entonces Blackaracnia, serás la tercera parte de esta entidad, que protegerá la unidad, y al paz de la naturaleza.
—Por la paz.
—Por la paz.



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Broken spark Capítulo 6: Desde las alturas



Rhinox fue el primero en reaccionar, y tan pronto como terminó de escuchar las amenazas del recién llegado, extrajo del interior de su coraza sus cañones rotores y disparó con furia.

— ¿Qué estás haciendo? —susurró Cheetah acercándose— Podría ser de los nuestros.
—Tú sólo dispara.

Cheetah decidió no poner más excusas y comenzó a disparar. El tigre blanco sin embargo, demostró una seguridad y agilidad tremendas, esquivando los tiros sin la menor dificultad; incluso cuando Megatron disparó, no pareció inquietarse. Después de frenéticos segundos, todos dejaron de disparar, quedando un silencio extraño, impregnado de poder y furia ahora controlada.

—Eres un transformer poderoso, y no pareces tener miedo de mí —dijo Megatron disfrutando de la escena—. No necesitas declarar nada, serás bien recibido bajo mi mando, como el predacon que eres.

Sin embargo el tigre despreció sus palabras con un gesto de la mano.

—Tal parece que no entiendes mis palabras; no soy seguidor de nadie, soy el rey de esta superficie, la especie dominante. No hago tratos con nadie, a menos que tú y tu pequeño destacamento quieran obedecer mis órdenes de inmediato.

El tiranosaurio ahogó un gruñido, desconcertado ante la falta de respeto.

—No sabes con quien estás hablando.
—Megatron —lo interrumpió el otro—. Usas el nombre de un antiguo tirano ya extinto para tomar de él algo de su esencia, pero es evidente que no eres él. Mi consejo para ti y los tuyos es que se presenten ante mí en las superficies nevadas en cinco clics, y presenten ofrenda, si no quieren ser eliminados.
—Cómo te atreves…

Antes que alguien más pudiera hacer algo, el felino se convirtió a modo bestia otra vez, y lanzó un poderoso láser ocular, que trazó una línea llameante en el suelo, como cerco entre ellos. De inmediato emitió un feroz rugido y emprendió camino de regreso al punto desde donde venía.

—Esto no estaba dentro de los planes —masculló Megatron, irritado por el desafío del que había sido víctima—. Tarántula, dime cuál es la razón por la que puede estar pasando algo como esto.
—Lo único que se me ocurre es —replicó el octópodo hablando muy lento— que la vaina haya caído en un sitio en donde las cantidades de energon hayan sido muy altas, esto podría haber influido en su funcionamiento tan extraño.
—Terrorsaur, ¿viste energon en grandes cantidades?
—No señor —contestó el otro, mintiendo con seguridad—. Cuando llegué, el lugar ya estaba dañado sin embargo, había fuego en distintos sitios y la vaina no se veía, tal vez ese maximal ya había destruido toda evidencia.

Rhinoz y Cheetah esperaban cautelosos la reacción de Megatron; estaban en un momento crítico, tal vez su intervención podría ser lo necesario para que las cosas decantaran en su favor. El líder predacon se acordó de ellos justo en ese momento.

—Díganme ustedes dos, quiero saber cuáles son sus ocupaciones.
—Científico e investigador —replicó Rhinox—, y mi compañero es un veloz explorador, puede ir en busca del enemigo que acaba de estar aquí y averiguar cómo es el terreno, para darnos la ventaja.
—Iré de inmediato si me autorizas, Lord.

Cheetah dijo estas palabras sin pensar en el significado. Megatron pareció satisfecho.

—Interesante —comentó más tranquilo—, ve tras él junto a Terrorsaur, exploren el terreno y traigan un informe de inmediato.
—Sí señor.

El pterodáctilo no parecía satisfecho.

—Pero señor, estoy herido, podría ser víctima de este maximal.
—No somos maximales —interrumpió Rhinox—, somos servidores de Lord Megatron.
—No por decirlo vas a serlo —espetó el volador—. Señor, estoy herido, seré n blanco fácil para estos dos.
—En ese caso te sugiero mantener el vuelo y disparar primero —recomendó el líder sin inmutarse—. Pero sólo si es necesario. Tarántula, el dispositivo.

Las ágiles patas de la araña depositaron en las del líder un par de dispositivos, los que arrojó a Cheetah y Terrorsaur.

—Quiero evitar problemas entre mis viejos y nuevos aliados; llevarán estos dispositivos de grabación con ustedes, así sabré toda la verdad de lo que suceda. Rhinox, acércate.

Cheetah dudó una milésima de segundo, pero de inmediato dio media vuelta y comenzó a seguir las huellas del tigre. “Por favor, que esto funcione” se dijo a sí mismo. Rhinoz en tanto, se mostraba tan tranquilo como al principio.

—A tus órdenes, amo.
—Acompaña a Tarántula, va a hacer unas pruebas y creo que tu habilidad científica podría sernos de utilidad.

“Me está arrojando a la telaraña, debo darme prisa en mi misión.”

—Como ordenes señor. Si me permites además, me gustaría disponer de las refacciones que puedan servirnos para futuras investigaciones.

El líder volvió a modo dinosaurio.

—Como tú quieras.

2

Tigreton estaba ya en su territorio, rodeado del infinito blanco y bajo un cielo que desplegaba de forma aleatoria una riquísima gama de colores traslúcidos.

—Este parece ser un buen lugar para establecer mi reino, definitivamente.

Los enemigos parecían poco organizados, indisciplinados y mal entrenados, pero bajo su mando, estaba seguro de poder controlar su desarrollo y convertirlos en soldados leales y fuertes. El que creía ser el líder era atrevido y poco pensante, sobre los demás, el que tenía mayor potencial era el rinoceronte, sagaz y que a todas luces ocultada un lado oculto a simple vista.

— ¿Qué es eso?

De pronto se percató de algo planeando en su dirección; el pterodáctilo que lo había acechado no podría volar de ese modo tan grácil, y ninguno de los otros tenía un modo alterno volador ¿de quién podría tratarse? Momentos después vio a una majestuosa águila parda, volando sin hacer el más mínimo esfuerzo, dueña del cielo, avistadora de grandes distancias; ella, utilizando su vista privilegiada, había avistado al tigre desde hacía cierta distancia, pero sólo en ese momento se percataba de que, tras la coraza felina, se escondía alguien de su misma especie. Se tomó un largo momento para realizar un majestuoso descenso en círculos, y se posó sobre un promontorio albino, a cierta distancia de él.

—Luces como una aparición bella visitante.

Ella lo escrutó durante unos segundos antes de responder.

—Tus palabras son aduladoras, pero pareces un ser de ese tipo.
—No, soy un rey.

Ella miró en derredor.

—Un rey sin súbditos.
—Los tendré.
—Espero que no pienses en que yo voy a ser uno de ellos —comentó ella con gracia, sin darse por aludida—, soy un espíritu libre, no puedo ser controlada.
—Eres de un tipo de ser muy especial, eso puedo verlo —replicó él de forma veloz—. No te considero una potencial sirviente, sino como a un igual, lo vi en tu forma de dominar el cielo con tu vuelo. Pero soy un rey, mi pueblo caerá a mis pies muy pronto, y tú podrías estar a mi lado, o sobre mí, disfrutando de las ventajas.

Ella se tomó un instante para contestar.

— ¿Cuál es tu propuesta entonces, tigre rey?
—En este planeta se está desarrollando un conflicto, y pretendo someter a todos, maximals y predacons bajo mi poder, para a partir de ahí crear un mundo de paz y armonía, a imagen y semejanza de la forma de vivir que tienen los animales en los que nos hemos basado para adquirir estas formas.

Airazor no contestó, nuevamente sumida en un silencio tranquilo y reflexivo. Un mundo en donde todos conviven, en equilibrio entre la caza y la necesidad, entre la vida y la muerte, unos arriba, otros abajo en la escala evolutiva. Parecía el epítome de la pirámide.

—Apruebo tus pensamientos. Soy Airazor, soy un ser de aire, pero también de fuerza. Estaré en el cielo, de momento, pero tendrás noticias de mí. Ahora sólo ten en cuenta esto: a ojo de un cazador como yo, el que piense ser victimario, será víctima.

3

Rhinox al fin consiguió entrar en la nave predacon, arrastrando tras de sí las partes del cuerpo de Scorponok; Tarántula se desplazaba a través de las paredes y el techo, resultando muy difícil de seguir en línea recta, mucho menos de tomar alguna acción.

—Y entonces dime ¿qué se siente estar al servicio de Lord Megatron?
—Eso tal vez deberías decirlo tú.

Se hizo un silencio entre ambos. El octópodo se situó en el techo, enfrentando con sus ojo ochos a Rhinox, que en modo robot casi tocaba la superficie; no se demostró intimidado, pero tampoco agresivo.

— ¿Sabes que Megatron no confía en ti?
—Para ser alguien que viene legando con una razón poco probable de unión a nuestro equipo, tienes muchas agallas —comentó el otro, la vista fija en él—. No debes hablar así de un oficial tan importante como yo, no sabes nada de nosotros.
—Claro que lo sé, Megatron te instaló un dispositivo de vigilancia, ha estado siguiendo tus pasos desde hace tiempo.

Tarántula no dijo nada durante unos segundos. Al final, la mirada serena de Rhinox consiguió hacerlo dudar.

—Es una mentira muy mala.
—No puedes verlo desde luego, se encuentra sobre ti, tras los ojos.

Con gran lentitud, el que estaba en el techo llevó una de sus patas a la parte indicada, momento que Rhinox aprovechó para abalanzarse sobre él; la lucha se volvió frenética durante unos segundos, hasta que la bomba cayó y rodó hacia un costado. La explosión envolvió a ambos.



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Broken spark Capítulo 5: Un felino poderoso



Zona nevada

Terrorsaur volaba solo sobre la gran extensión de tierra cubierta de nieve; a mucha distancia parecía no haber nada.

—Este sector es muy desolado —gruñó para sí—, malditos maximales, tenían que proteger sus valiosas vainas arrojándolas en todas direcciones. Ahora que Waspinator sigue desaparecido, lo más probable es que me encarguen todas las misiones de vuelo.

La ausencia de dos de sus camaradas no le preocupaba a nivel personal, pero era una molestia por la carga extra de trabajo que significaba para el resto del grupo ¿de verdad Megatron pensaba que era buena idea atraer a los maximales y convertirlos en sus aliados? De todos modos no tenía nada que hacer para oponerse, Megatron no aceptaba críticas, de modo que estaba obligado a seguir las instrucciones.
Estaba un poco desorientado, de modo que descendió sobre una roca alta y examinó los indicadores en el mapa electrónico que llevaba consigo; estaba ya en el sitio, ¿dónde diablos estaba la vaina? Escarbar en la nieve no haría nada bien a sus articulaciones.

— ¿Qué es eso?

Un destello entre la nieve, a unos cuantos metros de distancia, llamó su atención; se trataba de una especie de luz roja, pero no se asemejaba a los lectores del panel de una vaina. Pasó a modo robot y bajó a pie, hasta que encontró el origen de la luz, entre un nido de rocas.

—Esto es…

Tocó el objeto con la punta del dedo, y de inmediato ocurrió la reacción: una corriente de energía recorrió todo su cuerpo, y como si se tratara de un propulsor, lo arrojó disparado hacia arriba, a toda velocidad. Inundado de la magnífica energía que acababa de encontrar, el predacon apenas pudo controlar la dirección de su vuelo involuntario unos minutos después, cuando ya se encontraba muy arriba en el cielo, casi en la estratósfera.

—Energon puro —dijo lleno de júbilo—, y de un tipo muy extraño, más incluso que el que utilizamos para nutrirnos; con una mínima porción puedo ser el más veloz de todo el planeta, y siendo el único que lo sé, tengo una gran ventaja. La vaina tendrá que esperar.

Necesitaba transportar ese energon a un sitio seguro, antes que pudiera manipularlo con tranquilidad; sintió enormes deseos de absorber una gran cantidad y salir en busca del liderazgo predacon, pero desistió a tiempo: era mejor un triunfo poco espectacular pero sólido, que un intento de victoria inmediato.

—Un momento…

Las vainas stasis resistían enormes cantidades de energon, de ahí que los seres envueltos en ellas estuvieran seguros, pero además tenían propiedades configurativas, las mismas que alimentaban y daban forma al cuerpo luego del escaneo. ¿Y si pudiera cambiar la configuración de la vaina y depositar en ella el energon, para luego dosificarlo? Marcando la ubicación, se convirtió a pteranodon y elevó el vuelo, tenía un nuevo motivo para encontrar ese objeto lo más rápido posible.

2

Rhinox y Cheetah avanzaban a velocidad media, arrastrando aún partes del cuerpo de Scorponok tras ellos; después de que el más grande de ambos revelara su plan, ambos habían seguido el camino muy callados, hablando sólo a ratos. Después de un largo trecho, la nave predacon ya estaba a la vista.

 —Ya sabes el plan.

Cheetah no respondió por unos momentos, pero al cabo, expresó lo que lo inquietaba en esos instantes.

—Escucha ¿estás seguro de que esta es la única manera?
—Sí, lo estoy —respondió el otro con serenidad—, y debes concéntrate en lo que vamos a hacer; recuerda que los cazadores perciben el miedo o la inseguridad. Convéncete de que somos maximales convertidos en predacons, y no pienses en otra cosa.

Para el momento en que llegaron frente a la nave, Megatron y Tarántula ya estaban afuera, mirándolos con satisfacción.

—Megatron, te presentamos nuestros respetos, gran lord predacon.

La araña se acercó al líder para poder hablar sin que los escucharan.

—Traen el cuerpo de Scorponok consigo ¿vienen a hacer un trato, Dinobot falló?
—Tranquilo Tarántula, veremos qué es lo que traman estos visitantes. —y en voz más alta— ¿A qué se debe esta escena frente a mis dominios?

Rhinox se mostraba extrañamente apacible. Cheetah guardó silencio, incapaz de hablar mientras mantenía una expresión decidida en el rostro.

—Los maximales tenían bajo su control a nuestro compañero —explicó el rinoceronte—, Dinobot intentó ponernos a todos a salvo, pero las argucias de esa asquerosa rata maximal y el gorila pudieron más que él.

El discurso sonaba convincente y claro, pero aún no era tan esclarecedor como para tener una idea concreta al respecto.

—Explícate.
—Dinobot nos hizo ver lo equivocados que estábamos —explicó Rhinox—, y después de nosotros debía seguir el procedimiento con Optimus, pero la rata estaba espiando y desató una batalla al interior de la nave; Scorponok estaba malherido, pero en medio del enfrentamiento logró liberarse, sólo para morir a manos del gorila. La fortuna nos salvó porque Dinobot pudo crear una distracción, y nos ordenó que huyéramos antes de ser víctimas de los ingenios mecánicos internos de la base enemiga, que actuaba como un campo minado; activé el mecanismo de campo de energía alrededor de la nave, con lo que los dejé atrapados por unos minutos, que utilizamos para escapar. Por desgracia Scorponok estaba muerto, de modo que trajimos su cuerpo para utilizar sus partes como refacciones, y desde luego a advertir que es probable que vengan en camino a atacar.
— ¿Están heridos?
—Tenemos algunos daños superficiales —concedió Rhinox—, pero nada que deba atenderse con urgencia; sin embargo nuestros niveles de energon son muy bajos después del viaje por tierra.

Megatron  hizo una pausa, analizando cada palabra; luego decidió hacer otra pregunta.

—Dices que Dinobot creó una distracción para que pudieran huir. ¿Lo dejaron abandonado en la base junto a un sistema interno de defensa y dos enemigos?
—Si nos quedábamos, corríamos el riesgo de correr el mismo futuro que Scorponok, y si así fuera, no podríamos contribuir a la causa predacon, ni servirte, mi señor.

—Muy bien —el tiranosaurio ahogó una risa triunfal—, ahora, sólo una cosa más: Transfórmense.

Rhinox se dispuso a montar en ese mismo instante la farsa que le permitiera salir de ese escollo, pero antes que pudiera hacerlo, Terrorsaur apareció volando a duras penas, con notorias heridas en el torso y alas.

—Megatron ¡Estamos bajo ataque!

Con dificultad, e ignorando a los visitantes, se posó sobre a superficie de la nave.

— ¿Qué significa esto, de qué estás hablando?
—Estamos bajo ataque, el transformer salió de la vaina.

Hasta el propio líder predacon se olvidó de los visitantes, ante el mensaje que estaba escuchando.

— ¿Tratas de decir que el invento de Tarántula falló?
—No señor, es peor que eso, el maximal ya había salido. Pero no sé si es maximal, predacon, o algo peor.
— ¿Por qué dices eso?

No fue necesario que el otro respondiera; ante los ojos de todos, apareció un tigre blanco, con los ojos encendidos de rojo, como si fuera a echar fuego por ellos. Después de estudiarlos con altivez, el felino se transformó en robot sin un comando de voz, sólo con un atronador rugido.

— ¿Qué diablos es eso?
—No te descuides —dijo Rhinox mientras susurraba el comando maximal de transformación—, lo único que se me ocurre es que es el transformer de una de las vainas que arrojamos antes de salir.
—No luce como un maximal.

Megatron se transformó en robot para demostrar su imponente tamaño, pero el felino no pareció alterarse por esa demostración de poder; con sus ojos llameantes dio una vista rápida a cada uno de ellos, y luego habló: su voz era madura, ronca y poderosa, pero a la vez atemorizante.

—Veo que no soy el único en la superficie de este extraño planeta. No nos conocemos, pero harán bien en prestar atención a mi mensaje: Soy el nuevo rey de estos parajes, y quien se oponga a mí, caerá.



Próximo capítulo: Desde las alturas

Broken spark Capítulo 4: Un ejército considerable



—Cállate y sólo sigue disparando.
—Está bien, está bien, pero nuestras municiones no son infinitas.

Cheetah y Rhinox estaban parapetados tras un alerón en el techo de la nave, intentando repeler de la mejor manera posible el ataque de los demás, mientras las explosiones por causa de los proyectiles se multiplicaban alrededor.

—Esto es una locura —gritó Cheetah en medio del ruido ensordecedor de los disparos—, si es un sueño necesito que me despierten.

Rhinox se levantó y quedó expuesto durante unos instantes mientras disparaba con toda la potencia de sus cañones rotores; era imprescindible detener a los adversarios, o al menos mantenerlos a distancia. Si Optimus utilizaba su capacidad de volar estarían perdidos por completo.

—No es un sueño aunque lo parezca —afirmó unos momentos después—, tenemos que salir de aquí lo más pronto posible, no podemos lanzarnos por este lado, está demasiado alto.

Rhinox hizo una pausa. El virus con el que Dinobot había infectado a Optimus se transmitía al contacto, era por eso que en el instante en que el líder maximal estuvo sólo con el saurio se produjo el contagio; también había contagiado a Rattrap. Pero eso no se condecía con haber comenzado a atacarlos, siendo que habría tenido mejor oportunidad acercándose con alguna artimaña, de la misma manera en que el velocirraptor lo había hecho ¡Un momento! era por eso que aún no utilizaba los propulsores para sobrevolarlos, Optimus estaba infectado por el virus, pero desde el interior estaba oponiéndose a las instrucciones que este sin duda estaba indicándole, eso quería decir que estaban perdiendo un tiempo valioso y la única oportunidad de escapar.

—Escucha, no podemos quedarnos ni un instante más aquí, vamos a tener que salir abriéndonos fuego entre ellos.
— ¿Qué? Estás loco.
—Probablemente, pero es la única oportunidad que tenemos de salir con vida, ahora sígueme y cuando te diga, salta con todas tus fuerzas.

Cheetah no hizo ningún comentario; ambos guardaron momentáneamente sus armas y corrieron por un lateral de la nave, aprovechando el elemento sorpresa. Con los láser rozándolos, Rhinox tomó la delantera y arrancó al pasar un saliente metálico que utilizó como improvisado escudo, mientras los otros tres calculaban a toda velocidad la distancia y el punto de tiro; el corpulento maximal lanzó la única granada que tenía en su poder: el artefacto detonó y aunque la explosión no fue muy grande, sí le dio unos microciclos de oportunidad.

— ¡Ahora!

Ambos saltaron desde la superficie de la nave y cayeron a un costado de esta, aprovechando la reciente confusión; de inmediato corrieron hacia el puente.

—Date prisa. Tenemos que salir del perímetro.

El sonido de los láser disparándose desde el techo del vehículo volvieron a escucharse, al tiempo que ambos corrían sobre la estrecha franja de tierra.

— ¡Cheetah modo bestia!

El felino ganó distancia en modo bestia y pudo llegar hasta el otro extremo. Rhinox sin embargo fue derribado por un disparo.

—Escapa ¡No te preocupes por mí!

Cheetah dudó un instante, pero luego extrajo su arma y empezó a disparar furia.

—Vamos levántate, no te voy a dejar aquí y tampoco vas a abandonarme en medio de esta situación.

Rhinox logró ponerse de pie y llegar también hasta el otro extremo; una vez allí activó el mando a distancia y cerró el campo de energía que protegía la nave. Con esto los encerró de manera momentánea y además los puso a ambos a salvo; durante un instante el silencio fue casi tan aterrador como las ráfagas de disparos anteriores.

—Lograste encerrarlos.

Rhinox se convirtió en modo Bestia y comenzó a caminar alejándose del campo de energía.

—Eso sólo nos dará algunos minutos de ventaja, pueden desactivarlo desde el interior; tenemos que escondernos y hacer un plan.

Cheetah lo miró sorprendido.

— ¿A qué te refieres con hacer un plan? Estamos solos, Megatron encontró el plan perfecto para infiltrar nuestro equipo, Optimus y Rattrap lo están acompañando y no podemos acercarnos sin que nos contagie o nos mate en el intento, no tenemos donde recargar energía ni conseguir más armas: es el fin del juego, Megatron ganó.

La percepción que tenía Cheetah no era pesimista, de hecho Rhinox sabía que era por completo realista, pero no estaba dispuesto a rendirse sin luchar.

—Megatron sólo ganará en el momento en que no haya ningún maximal para enfrentarlo y pueda descifrar por completo la información alojada en el disco dorado.
— ¿Y qué podemos hacer nosotros?

Rhinox sabía que lo que iba a decir era aún más escalofriante, pero por lo demás era la verdad.

—Megatron va a iniciar una cacería; su principal objetivo es no tener componentes que pueden intervenir en su camino. Ese fue su plan desde el principio, por eso sacrificó a dinobot sin importarle nada.
—Fantástico —reclamó el otro— ¿sugieres que formemos una especie de resistencia cuándo habría dos grupos buscándonos al mismo tiempo?
—Te olvidas de algo —replicó Rhinox tratando de sonar más seguro de lo que en realidad se sentía—, nuestros sistemas de comunicación no tienen la capacidad de cubrir grandes distancias por causa del exceso de energon en el ambiente.
—No entiendo a dónde quieres llegar.

Se apartaron de la senda que habían recurrido inicialmente y caminaron hacia un bosque cercano, a cierta distancia de dónde habían visto el cuerpo destrozado de Scorponok.

—Megatron envió a uno de los suyos a infectarnos con un virus que nos vuelva a sus aliados, pero mientras Dinobot no vuelva con él, no sabe quiénes están contagiados y quiénes no.

Cheetah quiso cerrar sus sensores auditivos.

—No quiero escuchar esto.
—Iremos hasta su base con el cadáver de Scorponok en nuestras manos y le haremos creer que somos los únicos infectados que sobrevivimos después de la batalla, y cuando estemos a dentro de su nave ——continuó con fiereza—, los volaremos en mil pedazos.

2

Base predacon. Mientras tanto.

—Tarantula, verifica la información del radar.
—Entendido.

Megatron esperaba con paciencia el resultado de su plan secreto, al tiempo que se mantenía informado acerca de otro asunto; las vainas stasis que los maximals dejaron caer serían de mucha utilidad aumentando su ejército.

—Señor, tenemos una señal.
—Excelente, si, dime la ubicación.

Tarantula verificó algunos datos en la pantalla de la consola de rastreo, con la vista fija en los indicadores.

—Al norte en la zona nevada, a unos cien clics de distancia.
—Un sector cubierto de hielo —reflexionó el líder predacon—, me pregunto qué podemos obtener de ese sitio. Terrorsaur, ve de inmediato en esa dirección.

La araña intervino, acercándose al enviado con un chip sujeto entre sus tenazas.

—Poderoso líder, creo que es buen momento para probar un invento en el que he estado trabajando.
— ¿De qué se trata?
—Es un chip de codificación, su objetivo es corromper el mecanismo de la vaina stasis y cambiar la alineación del sujeto en su interior.

Megatron ladeó la cabeza en gesto de suspicacia.

—Ese cambio en la programación puede realizarse desde la misma vaina antes de hacer el procedimiento de escaneo de forma alterna ¿para qué querrías un chop adicional?
—Eso es —replicó Tarantula con tranquilidad—, porque ese sistema puede revertirse de manera posterior, mientras que mi invento… lo volverá un predacon, incluso en contra de su voluntad.
—Un aliado de fe ciega en mí, me gusta —murmuró saboreando las palabras—, Terrorsaur, lleva el dispositivo e insértalo en la vaina stasis. Date prisa.

3

Rhinox y Cheetah avanzaban con rapidez por el bosque, el primero de ellos arrastrando un bulto compuesto por partes del cuerpo de Scorponok.

— ¿Y crees que Megatron se trague el cuento así nada más?
—Megatron quiere el control de todo, no lo dejará pasar —replicó el otro con seguridad—. Si se ha tomado tantas molestias para aumentar su ejército, o va a matarnos porque sí, por lo menos querrá comprobar personalmente que de verdad estamos de su lado.

Cheetah miró con algo de angustia al hatillo de partes que arrastraban consigo.

—Algo me dice que no le bastará con esto como prueba.
—Sobre todo porque no traemos con nosotros a Dinobot, lo sé. Lo que me importa es provocar el suficiente impacto como para que decida bajar las defensas o hacernos entrar en la nave. Si piensa que ará realidad sus sueños de controlar el disco y revivir la guerra en Cybertron para su beneficio, pues lo volveré real ante sus ojos.

En ese momento, por primera vez el felino creyó comprender de qué se trataba todo eso.

—Espera un poco.
—No podemos, tenemos que ganar distancia mientras podamos.

Cheetah se detuvo, obligando al otro a detenerse.

—Es una misión suicida ¿Verdad?
—No por completo.
— ¿Sólo para ti, es eso? —lo enfrentó con decisión—. Tu sentido del honor ha llegado tan lejos que vas a infiltrarte a cara descubierta en su base y morir para destruir a los predacons?
—He leído historias Cheetah —reflexionó con menos dureza en la voz—, he memorizado muchos pasajes de la historia antigua en Cybertron; cuando Optimus dijo que Megatron quería traer de regreso la gran guerra, no lo dijo en broma, esa guerra hace decenios casi extinguió nuestra raza, y ahora mismo el propio Optimus me demostró cómo es que se lucha: estaba controlado por el virus de Dinobot, pero aún así resistió lo suficiente como para darnos una oportunidad de escapar, él nos atacó para evitar el contagio.
—Si morimos, de nada ayudaremos a la causa maximal.
—Tú sobrevivirás, eres el más rápido de nosotros, y con seguridad el más rápido entre ellos; me aseguraré de entrar en esa base y hacer el suficiente daño o encontrar el antígeno para el virus, y tú estarás listo para lo que suceda primero. Si daño su base, te irás con los datos de su escáner para poder ir tras las vainas stasis, y si encuentro el antígeno, lo llevarás ante Optimus para salvarlo.

El felino no dijo nada durante unos momentos. Estaba claro que sólo había una vía de acción.

—Me apegaré a tu plan; sólo promete que harás todo lo posible por sobrevivir, amigo.

4

—El rastreo ha terminado sin éxito.

La nave lucía varios daños provocados por la batalla desarrollada poco antes; en el techo aún se elevaban columnas de humo gris, y un trozo de metal colgaba como un péndulo de un lateral, como negándose a caer por fin; Rattrap volvió a modo bestia y se acercó a Optimus. Dinobot esperaba tranquilo a metros de la nave.

—Lograron escapar.
—No importa, los destruiremos pronto, no podrán ir muy lejos, no tienen municiones ni reservas grandes de energía. Además tendrán el impulso de trabajar en equipo, y el más grande retrasaá al otro, no tienen manera de escapar.

Dinobot se acercó a paso lento.

—Pudiste usar esos propulsores para alcanzarlos cuando estábamos en el techo.
—No fue sencillo manejarlos, al parecer han estado en desuso; pero es bueno saber que al menos uno de nosotros tres puede volar ciertas distancias, eso facilitará la búsqueda.
—Tal vez es buen momento para destruir esta nave.
—El saurio tiene razón —comentó Rattrap—, ellos ya se fueron y tendremos que ir por ellos. ¿Qué dices líder?
—No soy el líder —replicó Optimus severamente—. El líder es Lord Megatron. Y no destruiremos esta base, nos puede servir más adelante. Ahora salgamos de aquí, rastrearemos los alrededores en busca de los fugitivos, y se los llevaremos a nuestro líder predacon.



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