La traición de Adán Capítulo 20: Dueños de todo




La remodelación del Boulevard del centro comercial Plaza estaba a punto de terminar a mediados de Noviembre, y Eva se sentía satisfecha con ese proyecto a pesar de los problemas iniciales; despedir a Esteban Méndez había sido la mejor decisión junto con remover a los trabajadores que podían ser conflictivos, ya que luego de eso todo marchaba sin problemas e incluso tenía adelantado ese proyecto un 5% en relación a las proyecciones. Con la inclusión de Bernarda Solar en la junta de accionistas se había tomado un ritmo mucho más enérgico y arriesgado, además de darle prioridad al Boulevard en primer término. Tocaron a la puerta de la oficina mientras Eva revisaba su correo.

–Pase.
–Permiso –entró la secretaria– hay un documento certificado para usted señorita.
–Gracias, ahora lo veo; María, por favor llama a la señora Solar, necesito reunirme con ella para afinar algunos detalles.
–De inmediato. Permiso.

La secretaria se retiró, y Eva tomó despreocupadamente el sobre en sus manos, lo abrió, y solo entonces se percató de lo que le habían enviado y quedó helada por la sorpresa: dentro del ordinario sobre había tan solo un mechón de cabello, atado con una cinta de género rosa bordada a mano.

–No puede ser...

La había encontrado; aun después de las precauciones que había tomado, ese maldito hombre la había encontrado ¿Que iba a hacer? No podía regresar a la misma situación, pero tampoco podía arriesgarse a delatar su preocupación, y ya las tres semanas pasadas desde el incómodo suceso del espionaje eran demasiado sin ocuparse en realidad del asunto. Tenía que localizar lo más pronto posible a quien estaba detrás de todo eso y ponerle punto final a esa situación.

Mientras, la obra gruesa en el restaurante de Pilar estaba terminada y el trabajo estaba enfocado en los detalles y la ambientación interior; la zona en donde estaban era un conjunto de edificios de más de veinte años, que en su momento fueron lanzados como un proyecto revolucionario en la ciudad. Se trataba de nueve edificios similares en estructura, y conectados entre ellos en la primera planta y zócalo por una compleja red de escaleras y puentes, además de micro plazas y sectores dedicados al esparcimiento, pero aunque arquitectónicamente era llamativo, la sociedad no estaba preparada y el conjunto se volvió algo oscuro y de mal nombre. En la actualidad, más de veinte años después, mejoras en la seguridad y en los accesos, varios institutos cercanos y nuevas formas de vida revitalizaron todo el conjunto, y precisamente en el zócalo de uno de esos edificios es en donde se estableció la instalación del restaurante, que Pilar nombró Morlacos, y que por recomendación de su amiga Margarita se ambientó con la temática del dinero, tanto por ostentosas joyas falsas como por detalles de todo el lugar. Para mediados de ese mes ya casi estaba todo listo y Pilar estaba cansada pero ansiosa.

–Casi no puedo creer que haya pasado todo ésto y que estemos a punto de inaugurar Margarita...
–Hemos tenido muchísimo trabajo amiga, pero está quedando de lujo, te anticipo que será un éxito.
–Eso espero.

Margarita abrió un cofre parte de la decoración y sacó varios vistosos collares.

–Y espero que pronto esto se convierta en joyas reales, porque de tanto ver las falsas ya se me antoja tener de las verdaderas.
–Estás exagerando, no creo que nos hagamos millonarias con esto, pero si nos va a dar independencia económica.
–Mi marido está sorprendido –comentó Margarita sonriendo– pero a la vez contento, ya sabes que me apoya en todo; incluso me dijo que le haga una reserva el primer día porque se va a traer a sus amigos del trabajo.

Pilar sonrió.

–Ese hombre es un premio, no sabes lo afortunada que eres.
– ¡Si lo sé mujer!  Por eso lo tengo marcado, es mío y de nadie más.

Rieron. Pilar estaba cada vez más convencida de que había tomado el camino correcto al embarcarse en ese negocio, porque desde ese  momento se había sentido más completa, siempre ocupada y con ganas de seguir el proyecto sin detenerse; en su caso el trabajo la estaba ayudando a continuar con su vida.

Eva se reunió con Bernarda en un café del barrio empresarial mientras aún rondaba por su mente todo el asunto del sobre que había recibido; la empresaria la esperaba con un café espumoso frente a ella.

–Que gusto Eva.
–Igual para mí. Bernarda, necesito hablar algunas cosas con usted.

La empresaria frunció el ceño.

–Es imposible hablar mientras me trates de usted, así que me tratas de tú ahora mismo.
–Está bien, lo siento. Te decía que quiero aclarar algunas cosas ahora que estamos a un par de días de inaugurar el Boulevard.
–Te escucho.
–Lo primero es la campaña de publicidad, falta una semana para estrenar la obra gruesa y aún no he sabido nada.
–Eso déjalo por mi cuenta –replicó Bernarda alegremente– siempre tengo un chiche en cada proyecto, algo que depende exclusivamente de mí, y en este caso será la publicidad y la forma de relacionarnos con los medios. Así que no te preocupes por nada porque lo tengo todo controlado.

Eva asintió; era poco común pero no demasiado, ya que como responsable de la obra nunca estaría directamente relacionada con los temas de publicidad, pero al menos ya tenía la información. Siguió con el segundo tema.

–Hay algo más. El gerente de Boulevard es Adán Valdovinos, pero según lo que he hablado con él, no hay un gerente o encargado de relaciones públicas, ¿Es parte de tu plan?
–Exacto, y es tan secreto que ni él lo sabe, de hecho serás la primera en saberlo. Ahora que estas aquí quiero felicitarte por tu trabajo, hiciste las labores y los cambios perfectos para que los trabajos terminaran más de una semana antes, estoy sorprendida pero feliz contigo.

Bernarda había tomado en sus manos la parte mayoritaria de las acciones de la Constructora Del Mar y Alzarrieta, con lo que había mandado de vacaciones a Céspedes padre e hijo, y actualmente se hacía cargo de todo con una naturalidad impresionante; desde el principio le había parecido una mujer acostumbrada al poder, pero ahora estaba convencida de que trabajando con ella conseguiría muchos avances en sus proyectos personales.

–Me alegro de que todo funcione bien, pero ahora mi trabajo casi está terminando. ¿Qué sigue?
–Me gustan esas ganas –comentó Bernarda– mira, la verdad es que estoy confundida, no sé si seguir con el hotel o con la remodelación del centro de eventos.
–Un hotel –intervino Eva– es un proyecto nuevo, me imagino.
–En ese caso sí, acabo de adquirir los derechos para construir un hotel en las cercanías del Aeropuerto.
–Pero los aeropuertos son zonas en donde no puedes construir un hotel –replicó la joven– a menos que tengas en mente algo fuera de lo común.

Bernarda sonrió astutamente; esa muchacha era indicada para trabajar con ella.

–Diste en el clavo, ya sabes cuál es tu siguiente proyecto: pondré un hotel de dos plantas y con un diseño completamente innovador; aun no tengo nada claro así que tendrás que definir tu equipo y las cosas como el diseño y demás tecnicismos, pero el paso más importante que es el de los permisos de construcción ya está en mis manos. Y ya que veo ese brillo en tus ojos, dime si es que ya se te ocurre algo.
–En realidad estoy pensando muchas cosas –respondió la joven– lo principal es que quisiera conservar a algunas de las personas que están trabajando en Boulevard en mi equipo, principalmente a Bastián Sánchez como ingeniero en jefe y a Adán Valdovinos como  gerente.
–Me parece totalmente probable, además que Adán es irresistible, es perfecto en todo lo que se proponga hacer igual que tú, así que tienes mi consentimiento para eso; de hecho creo que se podría armar un fantástico triunvirato, ahora sabrás quien es la tercera persona.

Eva bebió un trago de café. Un nuevo proyecto arrancando desde los cimientos era perfecto para ella, y con Adán cerca en la fase operativa, no había forma de que las cosas salieran mal. Se les acercó una mujer realmente hermosa, sensual y de rasgos exóticos, aunque del tipo de persona con algún tipo de mezcla de herencia genética, pues al verla no sabías exactamente de donde podía venir.

–Qué bueno que llegaste.
–Hola.
–Eva San Román, te presento a la gerente de Relaciones públicas de Boulevard, Luna Arriaga.

Eva se puso de pie. No era común ver mujeres tan bonitas como ella, y la otra lo sabía a la perfección, pero a la vez se comportaba como si no hubiera nada extraño o fuera de lo común en su aspecto; en tanto, Luna miró con detenimiento a la otra mujer: era realmente bonita de rasgos y de cuerpo, tenía estilo y elegancia, como en la medida justa entre una modelo de pasarela y una sex symbol, y se veía a distancia que era inteligente y decidida, la clase de mujer que sabe muy bien que hacer y cuando, y que conoce a la perfección sus cualidades. Estrecharon las manos profesionalmente.

–Siéntate Luna. Verás Eva, conozco a Luna hace tiempo, y es la persona perfecta para el cargo, porque además de ser una muñeca, tiene un magnetismo increíble con la gente; planeo que ella se encargue de dialogar y conectar tanto con futuros inversionistas como con el público en la campaña que comenzaremos mañana, y será también tu gerente en el próximo proyecto del Hotel del aeropuerto. Estoy segura de que tú, Luna y Adán serán insuperables juntos.

Luna sonrió espléndidamente.

–Bernarda siempre me halaga demasiado Eva. Te contaré, yo tengo una capacidad natural para conectar con las personas, pero no  me gusta el mundo de la televisión y esas cosas, así que encontré en este mundo algo en lo que soy buena y además me fascina; tengo que pedirte algo en todo caso, que me des información del proyecto, pero sobre todo de cómo está el país ahora mismo, eso es fundamental.
–Puedes contar conmigo para lo que necesites, aunque no vamos a trabajar directamente estoy dispuesta a ayudarte en lo que me digas.

Bernarda estaba en la cima de la alegría.

–Excelente, excelente, ya veo que se entienden. Eva, te voy a pedir que te encargues de interiorizar a Luna sobre los detalles de este proyecto y que la presentes a los ejecutivos, porque yo ahora mismo voy saliendo, tengo un viaje relámpago.
–No te preocupes, yo me encargo.
–Nos vemos luego.

Bernarda dejó pagada la cuenta y se fue rápidamente en un taxi, mientras las otras dos mujeres se miraban fijo.

– ¿Y de dónde conoces a Bernarda?
–Trabajé con ella en Londres hace un par de años y lo hicimos fantástico, así que como ahora estoy una temporada en el país me contactó y acepté encantada por supuesto; y dime un poco como está el tema del Boulevard.
–Lo inauguramos este Sábado con la Galería Cielo que es una muestra exquisita, y ya la próxima semana comenzamos con lo demás, aunque a mí Bernarda no me ha informado de la campaña de publicidad que harán y como hoy es Lunes no hay mucho tiempo disponible.
–Sobre eso no hay problema, yo tampoco lo sé –replicó Luna con toda tranquilidad– seguro que Bernarda nos contacta hoy en la noche con el plan ya hecho. Quiero pedirte algo más Eva.
– ¿De qué se trata?
–Quiero pedirte  que cuentes conmigo para lo que pueda ayudar, para mí es muy importante que este proyecto funcione porque le pertenece a Bernarda.

Eva frunció el ceño.

– ¿Por qué motivo?
–Porque Bernarda me dió la oportunidad de desarrollarme cuando trabajamos en Londres, y si alguien me da una oportunidad nunca lo olvido y siempre trataré de hacer todo lo  posible por retribuírselo; aunque hay una paga de por medio, la oportunidad y el hecho de creer en mí no tiene precio, por eso es que no dudé en venir a ayudar.
–Entiendo –asintió Eva– pues mira, éste proyecto y el siguiente son importantes para mi también, así que te aseguro que necesitaré de tu apoyo, podemos hacer un muy buen equipo.
–Me alegro.

Eva no sabía muy bien que pensar de Luna; estaba claro que sentía gratitud hacia Bernarda, pero no tenía antecedentes de ella y por lo tanto no sabía si sería o no una ejecutiva de calidad y tampoco se le había preguntado, así que solo podía confiar en que Bernarda, como de costumbre, aplicara su ojo clínico para escoger a los mejores para tenerlos con ella.

Adán estaba de paso en la galería de arte de Carmen Basaure, que ese día estaba cerrada por mantenimiento; las cuentas eran definitivamente espectaculares, y en las tres semanas que iban desde el estreno, el público seguía asistiendo en masa a ver El Regreso al paraíso, en un afán casi insano por conocer de cerca lo que tanto se comentaba; al final parecía que todo había resultado para mejor, pues este nuevo Regreso provocaba morbo en el público que según mostraba la tendencia, perseguía con más interés aquello que lo estremecía que lo que le causaba placer. Aun así seguía pensando que a fin de cuentas esa obra encontraría la forma de arruinar a Carmen. De todos modos solo se estaba encargando de comprobar que las cosas funcionaran bien y llevar las finanzas de cerca, porque por un lado la máquina que había armado se movía casi sola, y además él estaba mucho más ocupado en lo nuevo que en eso. Ya desde un principio tener a su cargo todo el paraíso terrenal ideado por Bernarda era excelente, y a eso se le había agregado que por coincidencia Eva era la responsable de la construcción, por lo que estaban trabajando unidos aunque no lo pareciera. Lo primero en inaugurar el próximo Sábado sería la nueva Galería Cielo, junto con un restaurante temático, para luego atacar al público con un nuevo servicio cada día; con respecto a la publicidad y relaciones públicas, Bernarda estaba empeñada en mantenerlo todo en secreto hasta último minuto, lo que si bien podía parecer preocupante, viniendo de ella significaba que tenía pensado algo de verdad grande. Recibió entonces una llamada de Eva.

–Hola.
–Buenas tardes Adán –saludó ella con perfecto tono profesional– necesito que agendemos una reunión para más tarde, estoy junto a la gerente de relaciones públicas de Boulevard, ella, Bernarda, tú y yo tenemos que ajustar los detalles de campaña publicitaria que comienza mañana, durante las siguientes horas tendré la confirmación exacta.
–De acuerdo, dejaré libre la tarde para la reunión, estaremos en contacto.
–Fantástico, te llamo más tarde.

Cortó. Eva  le había transmitido mucha información en la llamada, lo primero, que no podrían hablar hasta el momento de la reunión, así que tenían que estar atentos a todo, también le dijo sin palabras que la nueva gerente era una persona que requería atención, y que Bernarda efectivamente tenía en mente algo importante, ya fuera algo nuevo o lo que tuviese que ver con la llamada que le hizo, donde por cierto la otra persona estaba allí y seguramente muy atenta, lo que quería decir que era probablemente experimentada, o bonita, o ambas. Adán decidió esmerarse más que de costumbre esa jornada, dispuesto a anular a la nueva gerente con una apariencia simplemente deslumbrante, pues eso le daría en su favor el segundo golpe después del que seguramente estaba dando Eva al conocerla y descubrir qué clase de persona era la nueva colega de Boulevard.



Próximo episodio: Siete días

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