La otra matrix Capítulo 7: Un ladrón con suerte



Helios 4. Seis meses después

Los pasillos del asteroide mecanizado en donde se mantenía interno a los autobots que presentaban fallas mentales eran todos iguales, altos, sin ventanas, con luces ocultas, interruptores y de un color gris blanco inmaculado; todo el asteroide estaba construido en forma de capas concéntricas de modo que la recepción de los pacientes y el alta de éstos se realizaba en el borde exterior, y la segmentación de los internados aumentaba su complejidad conforme se avanzaba hacia el centro. Las armas estaban prohibidas en el lugar tanto para los internos como para los guardias como una medida de protección, los medicamentos a base de infusiones de energon y los aparatos de control de impulso se encontraban resguardados a fin de evitar conflictos; en todas partes se respiraba tranquilidad y control, y según las instrucciones del autobot en jefe en el asteroide debía haber un clima de sana convivencia a fin de permitir que los internados pudieran, en determinado momento, recuperar el control de sí mismos y volver a ser útiles a la sociedad. Asimismo a los internos que se encontraban en etapas avanzadas de tratamiento se les asignaba un puesto en la línea de ensamblaje de componentes electrónicos que luego eran enviados las distintas bases autobot.
Los turnos de seis horas continuas por jornada dejaban tiempo suficiente para que los internos pudieran asistir a las terapias que les correspondían e ir a reposar e interactuar con los otros, aunque esto último era tema constante de debate, ya que los internos no se comunicaban unos con otros en las zonas destinadas a esparcimiento; algunos terapeutas opinaban que era porque se sentían presionados a hacerlo y otros porque las condiciones no eran las mismas que en cybertron o alguna de las colonias de donde ellos provenían. De todos modos la forma en que se determinaba si un autobot se encontraba en condiciones de volver a la vida civil y militar que le correspondía era a través de una serie de exámenes que confirmaban sus niveles de ecualización sensorial y la reacción a distintos tipos de estímulos tanto visuales como físicos.
Heartfire llevaba seis meses internado en el Helios 4 y se había convertido en un paciente modelo; después de la primera semana de adaptación no opuso resistencia a los tratamientos, procuró aprender los horarios y protocolos correspondientes a su terapia y redactó constantemente una línea de los avances y procedimientos en él realizados, con lo que dio una importante ayuda a sus terapeutas; antes de un mes, Heartfire ya estaba trabajando en la línea de ensamblaje, cumplía con prolijidad cada uno de los horarios y turnos que le asignaban sin jamás poner algún tipo de queja, y lo único que podían destacar de él como punto negativo era que fuera de lo estrictamente necesario no hablaba con otros internos o con los terapeutas, por lo cual se estimaba que la parte social de su carácter sería la que tardaría más tiempo en recuperarse por completo. No había sido posible encontrar registros de su memoria anterior, pero al consultarle cuál sería, según su juicio, la ocupación en la que le gustaría desempeñarse a futuro, indicó que le gustaría quedarse en la línea de producción, ya que en ese lugar se sentía parte de un todo y podía aportar y sentirse apoyado al mismo tiempo.
Su terapeuta confiaba en que dos años después, si no experimentaba ninguna diferencia estaría en condiciones de ser dado de alta y postular a un puesto de trabajo en una línea de producción en un asteroide dedicado a ello.

Faltando minutos para terminar su turno en la línea de producción, Heartfire se encontraba solo en la sala de ensamblaje ya que tenía a su cargo la revisión correcta del inventario de partes ensambladas y los pendientes; una vez terminó de confirmar los datos de manera correcta salió de la sala, pero volvió unos momentos después recordando que debía dejar un apunte de realización del sistema.
Cuando cruzó el umbral de regreso se quedó inmóvil mirando hacia una esquina.

—Disculpa, pero creo que no tienes permiso para estar en este lugar.

Ninguna voz respondió a sus palabras, sin embargo el autobot caminó en dirección al punto al que miraba sin un asomo de duda en la voz.


—No quiero ser descortés, pero aunque te quedes inmóvil, de todos modos te encuentras en un lugar sin autorización, y si alguno de los guardias te ve, vas a meterte en problemas.

Sucedió un nuevo instante de silencio. Heartfire aparentemente sólo en la sala de suministros.

—Además al verte da la sensación de que estás armado, y los protocolos de Helios 4 indican que no se pueden portar armas.

De manera repentina se materializó ante él un autobot de más baja estatura, acorazado y que llevaba un cañón en la espalda. Su rostro parecía inexpresivo con las facciones cubiertas por una máscara plana y un visor, pero aún así se notaba sorprendido por la situación en la que estaba.

—Podías verme —dijo en un susurro— no estabas hablando solo como los locos de aquí.
—Mis sensores ópticos se encuentran en buenas condiciones ¿por qué no iba a poder verte? —respondió Heartfire perplejo.

El otro no respondió durante largos momentos; que alguien pudiera verlo cuando estaba usando el escudo invisible era algo en extremo extraño, más aún considerando quién era el fabricante de ese escudo.

—Es difícil de explicar, pero lo cierto es que tú no deberías poder verme.
—No eres un producto de mi imaginación —respondió Heartfire resueltamente— los terapeutas analizaron mi caso y no sufro de trastornos de percepción de imagen.

“Este tipo no está loco” Se dijo Heavythread. “No está desvariando como los otros, lo que hicieron fue lavarle el cerebro.”

—Estoy convencido de que tu salud está en perfectas condiciones —replicó Heavythread con tranquilidad— aunque sólo debo hacerte una pregunta de rigor ¿Vas a activar la alarma?

En esta ocasión fue Heartfire quien se quedó unos momentos en silencio, sin saber qué responder; en el fondo sabía que con quien estaba hablando era un intruso en esa sala de la línea de producción, y que debería dar aviso a la guardia del lugar, pero algo inexplicable se lo impedía: dar una alarma por intrusión no estaba en ninguno de los protocolos que le habían sido inculcados a lo largo de los últimos meses.

“Esto es extraño” Se dijo Heavythread “Hay dos cosas que me parecen extrañas y alarmantes, la primera de ellas es que este tipo no está loco como los otros que están encerrados en este lugar, y la segunda y la más peligrosa es que puede verme.”

Percibió que alguien se acercaba y volvió a concentrarse en el autobot que tenía frente a sus ojos.

—Escucha, alguien se acerca, así que trata de aparentar que estás solo en este lugar, porque quien sea que venga no podrá verme, y si te ven hablando solo pensarán que perdiste todos los tornillos.

En efecto, unos momentos después entró en la estancia un centinela que lo quedó mirando extrañado.

—Heartfire, estás aquí, pensé que se había quedado encendida la luz.

Durante unos segundos que a Heavythread le parecieron una eternidad, Heartfire no respondió. Después lo hizo con un tono de voz plano, desprovisto de emoción.

—Me retrasé en registrar mi salida y el reporte de provisiones.
— ¿Todo está bien?
—Sí, terminaré lo pendiente e iré a reposar.
—Entiendo, te dejo entonces, tengo que terminar mi ronda.
— ¿No descansas?
—Aún no —replicó el otro— me faltan varias horas, nos vemos,

La puerta se cerró, y Heartfire quedó nuevamente sólo, hasta que Heavythread se materializó ante él de nuevo.

—No puedo seguir mucho más tiempo aquí, y es demasiado peligroso que te deje así nada más. Cielos, Aldren va a matarme por hacer esto.
—Disculpa, no entiendo a qué te refieres.

El tanque lo contempló, pensativo.

—Lo entenderás muy pronto, amigo.

2

Cybertron. Tarn. Laboratorios subterráneos de Spektre.

—Te traicionó.
—Aún no lo hace.

Arciagan y Spektre habían procurado no tocar el tema durante los últimos meses, amén de la presión que Galvatron había realizado sobre toda la población decepticon a fin de poner en marcha el inicio de los preparativos para una guerra que, en teoría, terminaría con la tregua dentro de un tiempo indeterminado. Pero luego de la primera y tensa etapa, todo había regresado a la normalidad, al menos en apariencia.

—Estos últimos seis meses no has vuelto a tener noticias de Runflight, es obvio que ya no está en carrera por conseguir lo que le encargaste.

Spektre sabía que las cosas no habían salido como esperaba en un principio, pero aún tenía cosas sobre las que decidir.

—Reconozco que Runflight me decepcionó en ese sentido, pero si lo hizo, es porque está tras algo que le interesa más que el paquete de créditos que le ofrecí por encontrar el objeto que detectamos en el radar tiempo atrás; le ofrecí mucho dinero porque esperaba que se quedara con la riqueza, y me trajera el objeto que tenía un rango de energía idéntico a la Matrix de liderazgo que estaba en otro sitio.
—No lo hizo —apuntó ella sin emoción en la voz— pero sí siguió su ruta.
—Exacto. Tus drones espías verificaron que Ultramagnus y ese sujeto que según Runflight cargaban el objeto llegaron hasta las cercanías de Kyryon, lo que significa que fracasó en su misión de recuperarlo y traerlo; en condiciones normales pensaría que no quiere venir a rendirme cuentas y que da por perdida la paga, pero…

Arciagan continuó el hilo de sus palabras.

—Pero está desaparecido. Por eso insisto en que te traicionó, no está pensando en abandonar todo, descubrió que puede obtener un beneficio mayor y está tras de eso.
—No puede llegar hasta el objeto si éste ya está en poder de los autobots, no será tan ingenuo como para tratar de entrar en Kyryon.
—Pero igual sabes que trama algo.

Spektre sabía que una oportunidad como esa no se repetiría, quizás, en toda la eternidad. Lo que sea que fuera el objeto con esa frecuencia de energía, estaba separado de la matrix por algún motivo ¿Seguridad? ¿Duplicar la matrix? No importa de lo que se tratara, si existía, la posibilidad de que quedara en manos de Runflight era una ruina en potencia, tanto o peor que si se enteraba de ello el propio Galvatron.

— ¿Aún tienes ese contacto secreto entre los autobots?
—Sí, pero sabes que es un simple soplón de poca monta, dudo que pueda siquiera llegar a Kyryon.
—No importa, me basta con que averigue cuáles son las murmuraciones entre los pasillos; dile que necesitamos saber hasta los más ínfimos cotilleos.

Arciagan disfrutaba más la actividad que la quietud, de modo que se puso de buen humor; casi al mismo tiempo recibió un mensaje codificado.

—Tenemos noticias buenas dentro de todo.
— ¿Qué pasa?
—Hay un potencial yacimiento de cristales de amatista estelar a cierta distancia de aquí; podré continuar con mis proyectos.
—Felicidades querida.
—Gracias. Nos veremos más tarde, seré la dama de la amatista.

3

Heavythread utilizó un dispositivo de luz, el que apuntó directo a los ojos de Heartfire; un segundo después del cegador destello, el autobot pareció despertar de un sueño.

— ¿Qué es lo que pasa, que…?

Se interrumpió a sí mismo; de pronto se agolparon en su mente las imágenes y voces de los últimos seis meses, como si hubiera sido una cinta reproducida, pero en la que él participaba de manera constante.

—Estoy en Helios 4, me internaron aquí.
—Parece que estás volviendo en ti —comentó el otro con cautela—. Dicen que es confuso volver de los efectos de los tranquilizantes.
—Un poco. Espera ¿Quién eres tú?

Heavythread estaba pensando en que si estaba equivocado, muy bien ese sujeto podía matarlo sin vacilar, o a lo menos activar una alarma y con ello, causar muchos problemas. Pero como la perspectiva de los regaños de Aldren más tarde no lo hacía alegrar el día, no había diferencia significativa.

—Eso no importa ahora; escucha, yo no debería estar aquí, y tú no deberías estar aquí: te sedaron y no sabías ni quién eras, supongo que hiciste algo grave para que te medicaran de esa manera.

Escuchar eso revivió de golpe todo lo que había pasado antes de su arribo a ese asteroide; claro que había hecho algo terrible, confiar en que estaba haciendo lo correcto.

—Creo que sí, pero no viene al caso, supongo.

El otro estaba dudando de qué era conveniente decirle, pero si algo tenía claro era que no podía correr el riesgo de dejarlo ahí.

—No es bueno que estés aquí; soy del exterior, y quiero ayudarte, al menos a salir. Si aquí eres un criminal o hiciste alguna locura, entonces te entiendo y quiero ayudarte.

Aún no entendía lo que pasaba por su mente, o cuál era su posición en el espacio luego de todo lo que pasaba; aún había bruma frente a sus visores, pero tenía muy claro lo que pensaba al respecto.

—No eres de aquí ¿Verdad?
—Soy un extranjero de visita —respondió con evasivas—. No me digas que eres un nativo cybertroniano fiel a tu raza.

Siempre había sabido que existían desafiliados a las filas, cybertronianos que, hartos de la guerra, ignorantes de las razas o simplemente desinteresados de seguir órdenes, tomaban su propio rumbo, ya sea de manera independiente o formando colonias. La sensación de tristeza que a él lo embargaba en esos momentos era indescriptible.

— ¿Puedes salir de aquí?
—Sí.
—Entonces iré contigo —repuso en voz muy baja, casi hablando consigo mismo—. No dejo nada atrás, nada hay aquí para mí.

4

Asteroide Kyryon. Puente de mando. Mientras tanto.

La ceremonia iba a ser sencilla, no se trataba de hacer pompa en las circunstancias como las que actualmente pasaban a los autobots, pero Rodimus insistió en realizarla. Ultramagnus, los miembros de La muralla autobot y los principales centinelas estaban presentes.

—Viejo amigo, hago oficial tu reintegración a tu cargo de comandante de tropas, mi mano derecha, el cargo que nunca debiste dejar de ostentar y que te quité en un alarde de inseguridad.
—Rodimus…
—No —lo atajó con una sonrisa—. Es la verdad, soy yo el primero que debe reconocer y superar sus errores a fin de ayudar a otros a mejorar. Nos encontramos en tiempos difíciles, en medio de una tregua que no puede durar mucho, y que, en riesgo de ser rota por los decepticons en cualquier momento, nos exige unión, y el máximo de trabajo para estar prevenidos.

Se detuvo un momento, incapaz de hablar, pero disimulando su malestar adoptando una actitud reflexiva; unos momentos después pudo continuar.

—Este también es un momento de alegría para nosotros, ya que tenemos junto a nosotros a un amigo y poderoso guerrero que ha aceptado un cargo que le es merecido por su fuerza y capacidad. Acércate por favor.

Tau se acercó a él de entre las filas al líder autobot.

—Sé que no te gusta mucho la ceremonia, así que seré breve. Ante ustedes, mis generales a cargo de la pesada tarea de ser La muralla autobot, los comandantes de grupo y los centinelas, quiero nombrarte uno de ellos, y confío en ti para que hagas tu mejor esfuerzo en pos de la paz y la seguridad de toda la población autobot, y de toda aquélla que esté en riesgo o necesite de nuestra ayuda. Bienvenido, Sentinel Tau.

Se hizo un respetuoso silencio en el grupo; los hechos en torno a la suplantación de la identidad del guerrero estaban limitados a muy pocos autobots, y se consideraba un asunto confidencial, sin embargo de lo cual, era sabido por todos que su poder era requerido por el alto mando.

—Gracias por confiar en mí, es muy importante.
—Sé que harás lo mejor para aportar a la paz y la seguridad de todos.
—Lo haré.

Pero no sólo ese asunto ocupaba la mente de Sentinel Tau en esos momentos, también una promesa que permanecía pendiente: ahora que tenía el cargo de centinela, podría dejar de dilatar la investigación sobre la intervención de Runflight en su recuperación, y llamarlo a Kyryon para que se le reconociera el desinteresado acto que hiciera en su favor. Hasta el momento, el mercenario había cumplido su promesa de no cometer crímenes, lo que era un antecedente enorme a su favor, y si bien Sentinel Tau no esperaba que se uniera a los autobots, al menos confiaba en alejarlo de la senda del delito de manera definitiva; él había visto en aquél la bondad y la capacidad de sentir compasión cuando el peligro era insuperable, y eso no podía desperdiciarse. Haría lo posible por concertar una cita con el alto mando lo más pronto posible.



Próximo capítulo: Antigua enemistad

La traición de Adán capítulo 21: Siete días



Eva y Bernarda estaban en un bar en el que se reunían habitualmente durante la tarde cuando tenían algún asunto que tratar, y que contaba como punto de encuentro porque el sitio le pertenecía; en eso llego Adán, en una tenida semiformal en colores celestes que lo hacían lucir como un modelo publicitario. Bernarda ahogó un suspiro al verlo entrar al bar.

–Dime si no es un placer ver a ese hombre.
–Es cierto –coincidió Eva acostumbrada ya a ese tipo de comentarios de parte de la otra– es guapo.
–Guapo es demasiado poco para él; hola Adán, nuestra invitada está por llegar, supongo que se retrasó arreglándose.

Adán saludó a ambas y leyó fácilmente el mensaje visual que le transmitía Eva: debía estar muy atento.

–Puedo esperar –sonrió ocupando un lugar– además tenemos muy poco tiempo para afinar todos los detalles.

En ese momento entró Luna, y Adán supo de inmediato que ella era la mujer que le iban a presentar; se trataba de una chica realmente atractiva, de figura espléndida, voluptuosa y de movimientos sinuosos, como si estuviera danzando sugestivamente. Tenía hermosos y a la vez poco usuales rasgos, una mirada misteriosa, penetrante y al mismo tiempo joven y fresca, era la representación física de una amazona de las leyendas, la mezcla perfecta entre la frescura de la juventud y la fuerza de una fiera. Para ser una gerente de relaciones públicas era demasiado atractiva, pero para haber sido contratada por Bernarda y para ese tipo de labores parecía perfecta.

–Buenas tardes.
–Gracias por venir.  Te presento a Luna Arriaga, ella es la nueva gerente de relaciones públicas de Boulevard. Luna, él es Adán Valdovinos.
–Un placer –saludó la joven con los ojos brillantes y sonriendo– espero que trabajemos muy bien juntos, por lo pronto con Eva ya estoy interiorizándome de algunos aspectos, pero por lo que Bernarda me dijo, trabajaré directamente para ti.

Adán la invitó a sentarse como si fuera el anfitrión.

–Para mí también es un placer. Desde ahora te digo que puedes confiar en mi para lo que necesites, para mi es sumamente importante que este proyecto vaya sobre ruedas.

Bernarda sonrió al ver a su triunvirato.

–Es cierto muchachos, pero lo que tiene que ver con Boulevard ya está demasiado adelantado; gracias a la gestión impecable de Eva, estamos a muy poco de inaugurar, y tan pronto esté listo, tú Adán te harás cargo del manejo del proyecto y Luna, tú te ocuparás de lo tuyo, que por cierto incluye una gran campaña de publicidad. Además cuando comience, la idea central es que haya una nueva sorpresa cada día. Pero de eso se ocuparán principalmente ustedes, lo que ahora mismo me es mucho más importante es que hay un nuevo proyecto, del que ya te hablé Eva.
–Es  verdad.
–Se trata de un hotel de lujo junto al aeropuerto, estrenando en él un diseño totalmente innovador, y pretendo que ustedes tres se hagan cargo de absolutamente todo, Eva en la planificación de la obra, y Adán junto a Luna en la publicidad y el manejo; quiero que Boulevard sea la publicidad para el hotel.

Eva se asombró internamente, aunque no lo demostró; entonces esa era su forma de trabajar, tomaría cada cosa como un escalón hacia sus objetivos, que peligroso pero a la vez conveniente estar junto a ella. Aunque también significaba proyectar sus planes mucho más allá del futuro inmediato, para conseguir estar un paso adelante de Bernarda.

–Me dijiste que podía conservar a la parte importante del equipo en Hotel; para empezar contar con ellos es genial, y como te decía antes, mantener a  mi equipo cercano y a mi arquitecto e ingeniero es fundamental, sobre todo si quieres que me haga cargo de cada detalle.
–Planéalo como mejor sea Eva, sorpréndeme, has algo que ni a mí se me ocurriría y triunfaremos; como el tiempo apremia, la publicidad de Boulevard ya la definí y solo tendrás que integrarte Luna, pero para el hotel todo dependerá de ti, lo mismo digo Adán.

Adán estaba sacando cuentas; Boulevard era una buena plataforma, el hotel sería el piso de sus siguientes proyectos y todo se estaba dando a pedir de boca, con la única diferencia que aquí tenía que cuidarse de quienes lo rodeaban, ahora más que nunca.

–Aunque solo ahora lo sé, ya me estoy haciendo algunas ideas; tendremos que organizar el tiempo con cronómetro, porque preveo reuniones maratónicas afinando cada detalle.
–Así que se trata de eso –comentó Luna divertida– vas a hacernos una prueba de fuego con Boulevard, y lo fuerte vendrá después; pero si quieres una buena iniciativa, te advierto que estoy comenzando a idear un proyecto publicitario que va a dejar como unos infantes a todos los comerciales y carteles que has visto en este país.

Bernarda estaba disfrutando de las personas a las que había citado; cada uno de ellos era único en su tipo, y eso era exactamente lo que necesitaba con ella, personas fuera de lo común dispuestas a hacer cosas fuera de lo común: Adán era hermoso, inteligente, un imán para la gente tanto  como para el éxito, Eva era magnética, brillante, una joya de la planificación y Luna...Luna era su arma favorita, la segunda arma más importante con la que podía contar.

–Me fascina ver a personas jóvenes como ustedes estudiando un nuevo trabajo tan solo con la mente, además que son perfectos para lo que se proponen y funcionan de una manera muy parecida a mí; ahora quiero contarles lo que tiene que ver con la publicidad de Boulevard, porque quise innovar un poco y por primera vez en este país, no habrá comerciales, ni afiches de publicidad. Tengo organizadas visitas a diferentes sitios donde tú Luna, en persona y como gerente de relaciones públicas, regalarás sesiones completas de relajación en el Spa, con la única condición de enviar la invitación a unirse al sitio de la nueva Galería Cielo. Hay sitios confirmados en discotecas, bibliotecas, centros de estudios, instituciones financieras y cines, y para apoyar  todo esto contacté a una serie de rostros de la farándula para que les muestren a nuestros invitados los beneficios de lo que tendrán. Estarás en terreno con algún bailarín o una modelo y una sesión móvil de masajes y terapias, y mientras el público se admira con eso, tú ofrecerás invitaciones gratis, y lo único que el elegido tendrá que hacer es enviar la invitación de la galería y llamar a su amigo para que visite  el sitio en ese instante.

Adán ya tenía considerada la variable, por lo que no le fue difícil deducir que tenía amarrado un millonario contrato de publicidad por emplazamiento en la web, con lo que se aseguraba ingresos solo por cada visita, además de lo que tendría en su favor con las visitas pagadas o con descuento, sin contar el ahorro de millones al no hacer comerciales de ningún tipo.

–Es brillante, me encanta  –comentó Luna sonriendo ampliamente– es una estrategia que es muy poco común porque es arriesgada, pero tiene todos los ingredientes para ser un éxito, y por supuesto me tiene a mí, así que no te preocupes porque sé exactamente cómo tratar al público. ¿Cuando empezamos?
–Mañana a primera hora en mi oficina, voy a necesitar Eva, que me confirmes si estamos en condiciones de inaugurar la nueva Cielo este Sábado.
–Totalmente Bernarda, de hecho mis ojos están en terminar con lo demás para poder inaugurar una sorpresa cada vez como dijiste, solo me preocupa un poco la sala de teatro, pero si la desplazamos al tercer o cuarto lugar no habrá problemas.
–Con eso tengo, me importa únicamente que el spa este en segundo lugar, lo demás lo organizamos según el momento. Ahora que ya tenemos lista la  previa de Boulevard,  quiero darles un plazo: a partir del sábado, el resto de esa obra va a ser estrenado en siete días, inmediatamente después de eso quiero en mi escritorio la primera visualización del proyecto del hotel.

Adán sonrió.

–La tendrás Bernarda, y prometo que te vas a sorprender.
–Eso es exactamente lo que quiero. Ahora tengo que irme. Luna, acompáñame al taxi, necesito que me digas donde conseguiste los anillos que traes.

Ambas se pusieron de pie, Bernarda se despidió de los otros, y se alejaron conversando animadamente. Eva y Adán siguieron conversando con total naturalidad, sin demostrar que había algo más que los unía, aunque en sus voces se notaba la diferencia, el mensaje secreto.

–Ten ciudado con esa mujer.
–Ya había pensado que podía ser espía de Bernarda, solo hay que tener más ciudado si es posible.

Eva bebió un poco de agua.

–Quiere acostarse contigo.
–Pero yo no quiero acostarme con ella –sentenció Adán sin alterarse– jamás querría, y lo sabes.
–Ese  no es el punto, Bernarda y Luna son amigas porque son del mismo tipo de persona, están acostumbradas a conseguir lo que quieren, y no se detienen ante nada para lograrlo.

Adán estaba tan tranquilo como de costumbre; no estaban discutiendo ni algo parecido, simplemente estaban hablando de lo que era importante en esos momentos.

– ¿Se diferencian en algo de nosotros?
–Sí, ellas son personas solitarias.
–Y nosotros nos tenemos el uno al otro. Eso no va a cambiar, no hay nada que pueda alejar mi mente de ti.
–Eso no cambia lo que he dicho; Luna es una persona tanto o más peligrosa que Bernarda, y no nos libraremos de ella con facilidad.
–Lo sé. Sin embargo ninguna de ellas, ni ambas unidas pueden contra nosotros, tenemos en nuestras manos el inicio de todo.
–No cometeremos errores.
–Jamás. Es  necesario pasar sobre el Boulevard y más allá del hotel, solo así tendremos el control; aún no tengo claras las ideas, pero estoy en eso.
–Igual yo. Tengo algunas ideas, pero es mejor mantener todo como está por ahora.

Luna volvió y se integró a la conversación.

Pilar y Margarita se abrazaron eufóricas.

– ¡Ya está amiga, inauguramos el Viernes!
–Es increíble, estoy tan emocionada Margarita. Y tenemos reservas, ahora solo falta que la máquina funcione bien.

Estaban en la pequeña oficina al fondo de la edificación.

–Es el momento, la gente que contratamos está afuera esperándote: garzones, chefs, ayudantes, guardias, todos están ahí, así que tienes que darles la bienvenida y todo eso.
–Que nervios, no se me da mucho lo de hablar así en público, pero lo haré.

Respiró profundo y salió al salón, donde todo estaba listo menos el mobiliario; se dirigió a todos con una voz segura pero suave, que logró captar la atención de todos al instante.

–Buenas tardes. Mi nombre es Pilar, soy la dueña del restaurante y su jefa, les agradezco que  estén aquí. Para ustedes esto puede ser un trabajo más, pero para mí es un proyecto muy importante y estoy esforzándome al máximo en que funcione bien, así que les quiero pedir que pongan también todo su esfuerzo aquí; no soy del tipo de persona que tiene esclavos, sé que ustedes son seres humanos y por eso es que quiero que confíen en mí, que sepan que también estoy trabajando y que me importa que estén bien, porque si trabajan bien todos vamos a salir ganando. Mientras tanto esto es una apuesta, pero quiero que me ayuden a que se vuelva estable y confío en cada uno, por eso los elegí para trabajar aquí. También quiero que sepan que Margarita es mi asistente, si en algún momento no estoy pueden hablar con ella por cualquier cosa, así que háganse parte de todo esto, díganme qué funciona mal, qué funciona bien, y si tienen alguna idea o lo que nos pueda ayudar a mejorar, no se detengan, puedo escucharlos a todos. Gracias.

Se produjo en breve silencio, y un experimentado chef alzó la voz.

–Señorita.
–Dígame Manuel.
–Mire, yo he  trabajado mucho tiempo en éste rubro, ya no estoy para durar un mes en un trabajo, así que  si es por algún consejo o lo que sea, si es para que nos vaya bien, cuente conmigo, yo la voy a apoyar.
–Gracias Manuel, cuento con usted, y también con todos, no puedo hacer esto sola, así que les pido que trabajemos juntos y así creo que a todos nos irá mejor.

Algunos en el grupo lucían indiferentes, pero afortunadamente la mayoría se mostraban interesados, y ese era un excelente capital, contar con personas que estuvieran dispuestas a aportar; estaba convencida de que en esa empresa  solo tendrían éxito funcionando como un gran mecanismo. El Viernes estaba extremadamente cerca, de modo que ya sentía la emoción de la inauguración y eso se sentía muy bien.

Finalmente la campaña publicitaria de la inauguración de la nueva Galería Cielo y el adelanto del spa y centro de relajación fue un éxito rotundo, y permitió que Luna mostrara todas sus dotes como imán para la gente, cualidad en la que Bernarda no se había quedado corta en elogios; sus apariciones junto a figuras del ambiente del espectáculo en lugares estratégicos fueron llamativas en primer lugar, y al principio llegaron uno o dos medios de comunicación obviamente contratados, pero después ya no fue necesario hacer más. El enganche de los cuerpos tonificados de los modelos guiaba la vista hacia la hermosura de Luna, quien se las arregló para parecer al mismo tiempo una ejecutiva y una mujer cercana a cada persona; dirigía cada acto sin que se notara, y hacía que el público entrara en su dinámica, reaccionando eufórica cada vez que alguien conseguía un premio. Para la tercera o  cuarta presentación pública su existencia ya era conocida, y el público comenzó a esperarla en los sitios donde se rumoraba que estaría con nuevos premios. El día Sábado la galería Cielo ubicada  en el Boulevard se inauguró sin ceremonias, pero con una insólita asistencia de público y de medios de prensa, convirtiéndose en la noticia del día en las páginas sociales por la concurrencia de famosos y personas renombradas, en economía y negocios por la original propuesta publicitaria y en espectáculos por conseguir darle un segundo impulso a una muestra que ya había sido estrenada más de siete meses atrás. El domingo fue el turno del spa, al que se le registró todas las locaciones ocupadas gracias a la publicidad que había hecho Luna, sin contar que había también muchas reservas específicas por los regalos y el interés por acceder al servicio que se mostraba como accesible, conveniente y de excelente calidad. El Lunes fué el turno del Centro de terapias alternativas, el Martes siguió el cine y la sala de teatro, el Miércoles abrieron sus puertas tiendas exclusivas de ropa, joyas y exquisiteces, el Jueves fué el turno de las tiendas familiares de nombres desconocidos en el país, importados solo para el Boulevard y con productos y ofertas insólitas, el Viernes se puso en funcionamiento la cafetería, el bar, el restaurante familiar y la gelatería, para finalizar en la noche de esa misma jornada con la biblioteca internacional y un espectáculo de artistas circenses como celebración; gracias a la ingeniosa campaña y a la omnipresencia de Luna, que parecía no cansarse jamás de atraer al público, cada nuevo evento solo agrandaba el interés por los servicios del Boulevard, incrementando por supuesto los ingresos y la fama del nuevo juguete de Bernarda Solar. Tras el espectáculo el Viernes, la empresaria se reunió con Eva, Adán y Luna en el bar del Boulevard en un sector exclusivo.

– ¡Ésta ha sido una semana dura, pero ya tenemos todo inaugurado y es un éxito! Los felicito a los tres, aunque en éstos días tengo que decir que el mayor crédito se lo lleva Luna.

La morena sonrió satisfecha.

–No es para tanto, solo estoy haciendo mi trabajo, y estoy muy contenta de hacerlo.
–Eso puedo verlo; ahora quiero saber si cumplieron con lo que les pedí.

Eva sacó de su bolso una pequeña carpeta y se la entregó.

–Estaba lista ayer temprano pero no tuve oportunidad de entregártelo; esa es la primera idea por supuesto, pero también es la base para que funcione a la perfección.

Bernarda paseó la vista por los primeros bocetos y planificaciones, y tal como lo había supuesto, la idea inicial era mucho más sorprendente de lo que se esperaba.

–Me gusta, es un verdadero monstruo. De verdad que es un monstruo muchachos, así que tenemos otra razón para celebrar esta noche. La próxima semana y mientras este lugar  sigue rebosando de gente, comenzamos a construir el Hotel que le va a cambiar la vida a los pasajeros del Aeropuerto.




Próximo episodio: Pequeños triunfos.