La última herida Capítulo 16: Carrera contra la muerte




Cuando Romina escuchó a Matilde decir que habían tratado de matarla, de inmediato pensó que lo peor podía estar sucediendo realmente; si sus temores eran acertados, las cosas podían haberse salido de control.

- ¿Qué? –exclamó Soraya mucho más alto de lo que habría querido- ¿de qué estás hablando, por qué?
-No lo sé, no entiendo nada de lo que pasa –dijo Matilde- pero acaban de decirme que mi hermana nunca estuvo allí –señaló la urgencia con dedos temblorosos- creo que la mataron, Soraya,  es horrible…

Los peores miedos que pudiera haber tenido Soraya no eran nada en comparación con lo que estaba escuchando, pero antes que ella misma pudiera reaccionar de alguna manera, la doctora lo hizo.

-Tienen que ponerse a resguardo.
- ¿De qué habla?

No podía decirles lo que estaba suponiendo, en primer lugar porque aún no tenía la seguridad, y en segundo porque sería demasiado difícil de explicar con pocas palabras. Pero eran un problema a la hora de ir a resolver las dudas que tenía al respecto.

-Escuche Matilde, si su hermana está o estuvo allí yo puedo averiguar qué es lo que pasó, pero es preciso que se protejan; Matilde, si ese hombre del que habla realmente intentó matarla, no es bueno que estén afuera. Soraya, lleve a Matilde a mi auto y quédense ahí, yo voy a entrar en esa urgencia para descubrir que sucede.

Le pasó las llaves a Soraya y se fue a paso rápido hacia el interior; mientras tanto la mujer se llevó inmediatamente a su amiga al interior del auto de la profesional.

-Siéntate aquí y explícame eso de Antonio ¡Pero si tienes una herida en una pierna!

Matilde estaba tratando de contener las lágrimas, pero a cada segundo las cosas parecían peores; inspiró profundamente para intentar hablar con claridad.

-Es mucho peor de lo que parece, de lo que yo misma entiendo, yo…
-Espera, espera –la interrumpió Soraya- no entiendo nada de lo que dices ¿Por qué estabas con Antonio, qué tiene que ver Patricia?
-Escucha, no sé lo que está pasando, pero mi hermana… te mentí Soraya, no te dije la verdad del tratamiento.

Entonces si había una razón por la que no habían visto a Patricia, en eso estaba en lo cierto.

- ¿Qué pasó con el tratamiento, que hicieron?
-Patricia estaba asistiendo a un tratamiento en una clínica privada, y anoche tuvo un ataque muy extraño –hablaba sin detenerse, reviviendo dolorosamente cada uno de los acontecimientos mientras los relataba- y de pronto la gente de la clínica no estaba, todo había desaparecido… llamé a Antonio para que me ayudara, él me dijo que podía encontrar a una persona que me ayudara y quedamos de vernos hoy, pero cuando nos juntamos…

Su mirada, esos ojos fijos en ella, la mano empujando su pecho con fuerza, no era accidental, recién comenzaba a entender que las cosas no estaban sucediendo de manera accidental.

- ¿Qué hizo?
-Me empujó por el conducto de un ascensor, no sé cómo es que sobreviví, pero ahora creo que de alguna manera todo está relacionado, y aquí me dijeron que Patricia nunca estuvo, creo que él podría estar detrás de todo esto y es mi culpa, es mi culpa…
-No, no es tu culpa –la interrumpió su amiga con firmeza- no importa lo que pase, no es tu culpa, mira, vamos a hacer esto, vamos a esperar a que vuelva la doctora y mientras tanto me vas a contar todo lo que pasó con lujo de detalles.


2

La doctora Miranda entró en la urgencia a paso firme, luchando por controlar sus emociones; tenía una lista de nombres bastante corta en su mente, y de esos seis nombres sabía que dos estaban en el extranjero, lo que la dejaba con tres opciones ¿Podía ser que después de siete años aquel horrible tema volviera a surgir? La posibilidad de que Patricia estuviera muerta era bastante grande, pero no podía desesperarse, no aún. Lo primero era usar el delantal como un arma para que le hicieran las menos preguntas posibles, de modo que se acercó a la recepción.


- ¿Quién está como jefe de turno?

La recepcionista hizo una breve pausa, y decidió omitir las preguntas.

-La doctora Salvatierra.
-Debe estar en el casino.
-Sí, parece que la conoce.
-Somos compañeras de bastantes años, te lo agradezco.

Se retiró hacia el casino a paso rápido; conocía a esa mujer hacía años, pero no eran ni siquiera amigas, se trataba de una mujer déspota y fría, pero conocerla le serviría para poder hacer unas indagaciones. Se acercó a una enfermera.

-Buenos días, ¿Ha visto al doctor Medel?
-No está, se retiró –respondió la mujer- ¿para qué lo necesita?
-Vengo a una reunión con la doctora Salvatierra y con él, es por un caso muy complejo.
Mencionar a Salvatierra hizo el efecto deseado, la mujer frunció el ceño preocupada ante cualquier relación con ella.

- ¿Preguntó en recepción?
-No pude, había una emergencia, de hecho voy al casino, creo que la doctora está ahí.
-Sí, habitualmente toma una merienda a ésta hora.
- ¿Y sabes qué le pasó al doctor Medel? Es extraño que se haya retirado, es tan responsable.
-Estaba con una paciente complicada –dijo la mujer con tono confidencial- había sufrido un ataque o algo parecido, dijo que iba a hacerse cargo personalmente.
-Debe ser el mismo caso por el que me llamaron –replicó Romina seriamente- la señorita Andrade, estaba con un cuadro muy complejo por lo que me dijeron.
-Solo se hizo el ingreso –dijo la enfermera algo turbada- pero no sé qué pasó después, creo que la trasladaron antes que él se retirara, porque no estaba después.

Era suficiente información por el momento, pero aún tenía que investigar algo más.

-Entiendo.
-Doctora, disculpe, pero no quiero tener problemas…
-Ni lo menciones –la interrumpió sonriendo- esto no lo escuché, no sé nada. Voy a hablar con la doctora Salvatierra como si no hubiera escuchado nada, y tú harías muy bien en hacer lo mismo.

Dejó a la enfermera un poco más tranquila, contando con que el miedo a Salvatierra mantuviera esa conversación en secreto, al menos de momento. Siguió por un pasillo hacia las unidades reservadas, saludó a un par de técnicos con los que había trabajado anteriormente y siguió como si nada pasara alrededor. ¿Cómo podía haber creído siquiera por un momento que Medel no volvería a caer si ya había sucedido una vez antes? Contando con que Salvatierra no decidiera aparecer por los pasillos sorpresivamente, la mujer continuó recorriendo el lugar haciendo un mapa mental del sitio; los hospitales y las clínicas, por muy grandes que fueran, obedecían a un diseño básico muy similar, que se debía a que en todos esos sitios era necesario trasladar pacientes, guardar suministros y recibir ambulancias entre otras cosas. Después de unos minutos ya tenía claro donde estaba cada cosa, pero aún tenía que encontrar el acceso a la planta inferior; poco después se encontró con un cartel que indicaba que cierto pasillo estaba cerrado por trabajos, pero qué redundante el método para ocultarse en el mismo sitio. Con cuidado traspuso el umbral de una puerta, y a paso lento continuó caminando mientras trataba de mantenerse controlada ¿Qué se suponía que iba a decirle a Matilde?
En ese momento sintió ruido de pasos y se acercó a la puerta de un depósito de medicamentos.

-Roberto.

El hombre volteó sorprendido al verla; su rostro pasó de la sorpresa a la consternación y de allí a la confusión en tan solo una milésima de segundo.

-Romina ¿Qué haces aquí?
-Trato de averiguar qué hiciste con Patricia Andrade, y no me digas que no está aquí como dicen en recepción, te conozco lo suficiente como para saber que me mentirías.

Durante unos instantes estuvieron mirándose fijo, pero aunque él no se mostró agresivo, si había un tono de molestia en su voz.

- ¿Cómo sabes de ella?
-Fue mi paciente. Dime que no volviste a hacer lo mismo otra vez.
-Romina, no seas ridícula, todo eso quedó en el pasado.
-¿De verdad quedó en el pasado? -espetó ella con fuerza, fulminándolo con la mirada- ¿puedes decirme eso después que Patricia desapareció? Sé por lo que ha pasado y sé que no es casual.

El hombre se contuvo de decir algo, claramente no esperaba quedar en evidencia.

-Lo que estás diciendo no tiene sentido.
-Entonces dime dónde está Patricia.
-Está aquí, y está viva y completa si es eso lo que te estás preguntando. La escondí porque creo que corre peligro.

Eso concordaba con lo que le había dicho Matilde, pero si no se trataba de aquel hecho, realmente no sabía qué era.

-Debo verla.
-Ella está bien.
-No vas a pensar que creo en tu palabra por el amor de Dios. Llévame con ella ahora.

Después de un momento él accedió y la acompañó hacia un cuarto al fondo del subterráneo que se señalaba arriba que estaba en mantención.

- ¿Por qué la sacaste de arriba?
- ¿Qué es lo que sabes?
-Matilde me contó todo, está desesperada porque piensa que mataron a Patricia, y cuando supe que tú estabas en medio creí lo mismo.
-Nunca vas a dejar de condenarme, ya he pagado suficiente diablos.

Entraron en silencio al lugar; Romina esperaba encontrarse con todo un aparataje de máquinas en pleno funcionamiento, pero se quedó de una pieza al ver que la mujer estaba simplemente tendida sobre la camilla, completamente inmóvil con las manos cruzadas sobre el vientre.

- ¿Qué es esto, por qué la tienes así?
-Tienes que acercarte a verla -dijo él cuando ya estaba junto a la mujer- cuando la veas vas a entender por qué es que la oculté aquí.








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