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Las divas no van al infierno: Agradecimientos

Este proyecto fue un desafío personal para entrar en un área que no conocía; en la actualidad, todos sabemos que la industria del entretenimiento es manejada y manipulada desde todo punto de vista, por lo que quise probar qué tan lejos podía llegar creando y qué tanto de lo que he creado se asemeja al complejo mundo real.
Los personajes no son casuales; fueron diseñados para contar una historia individual y para relacionarse entre ellos. Trabajar el mundo de cinco mujeres por separado ha sido complejo, pero es una aventura en la que he aprendido mucho.
¿Parece que el tiempo de pronto avanza demasiado rápido? Sí. Eso es parte de la idea original, demostrar que la industria siempre sobrevive y siempre está primero; que al igual que los videos que acompañan los capítulos, el maquillaje, la luz y el brillo siempre oculta todo.
Este es el final de este libro, pero no de esta historia; pronto habrá novedades.
Gracias.

Me despido con la portada final.


Las divas no van al infierno Capítulo 24: Encontramos amor




Después de la competencia del día viernes, los siguientes días de clase para las ocho finalistas se convirtieron en jornadas de ensayo, supervisadas por los maestros; además, fueron un poco más breves para permitir que las chicas preparan su última presentación en solitario, pues se les informó que la última participación sería en una modalidad diferente.

Charlene salió a recibir a Harry el miércoles en la mañana; no lo había visto desde la semana anterior.

—Por fin te dignaste a aparecer —dijo a modo de saludo—, me dejaste abandonada o algo parecido.

Harry iba a decir algún sarcasmo acerca de la incapacidad de ella para ver que él estaba ojeroso y cansado; muerto de sueño, agotado y harto. Pero decidió no mencionarlo.

—Estaba juntando votos para ti, por supuesto; sobre todo porque dijiste algunas cosas mal como la cantidad de meses que llevas colaborando con ese hogar y tengo que hacer lo posible para subirte en las listas.

Entró y fue directo al refrigerador para sacar una cerveza.

—Una botella de champaña —comentó alzando las cejas.
—Por supuesto, habrá que celebrar cuando gane el programa el viernes, así que tomaremos una copa en algún momento para festejar que seas mi representante oficial. ¿No puedes vestirte un poco mejor?

Harry iba vestido de azul oscuro con cadenas doradas y plateadas al cuello, y anillos brillantes en la mano izquierda; hizo un giro con estilo artístico y remató con una pose exagerada, sonriendo.

—Vamos a hacer una cosa. Cuando tú aprendas a leer y escribir como una persona normal, yo me vestiré de otra manera.
—Muy gracioso.
—Por otro lado —continuó, tomando uno de los collares con un dedo—, éste atuendo y mi maravilloso actuar son lo que me han permitido conseguirte más y más votos, así que no puedes quejarte. Ah, en ese bolso está el vestido de flequillos que querías para hoy, fue un parto conseguirlo a un precio decente, pero lo logré.

Charlene abrió el discreto bolso negro y extrajo de él un vestido blanco cubierto de cientos de flequillos que resplandecían ante la luz; lo admiró un rato y comprobó en la etiqueta que fuera original como le había dicho a su asistente que debía ser.

—Perfecto, lo hiciste muy bien, con este vestido hoy voy a parecer una novia.
—Tendría que ser rojo en ese caso —comentó el con tono divertido—, y con unos grandes lunares verdes.
—Cállate, tu no entiendes de los colores que me vienen perfecto.
—Y tú no entiendes de ecuaciones diferenciales ¿Cuál es el punto?

Charlene hizo un breve baile, como un vals, moviendo el vestido de un lado al otro.

—Todo lo que he tenido que aguantar con esas chiquillas ruidosas ha servido muy bien hasta ahora, porque la gente entiende que soy una mujer completa y dedicada, y humilde.
—Sobre todo humilde.
—La idea es perfecta para hoy, estoy segura —Continuó ella, ignorándolo—, porque voy a hacer la presentación de la despedida, como si no me importara si gano o no.

Harry se sentó y la miró con los ojos entrecerrados.

—Y eso te dará mas votos.
—¡Claro! —replicó ella—, porque las otras estarán intentando figurar a costa de todo, menos la tonta de Nubia, y yo estaré ahí atrás, humilde y sencilla, para que todos vean que soy sincera y me elijan. Marcar la diferencia va a ser fundamental.

Harry decidió dejar que ella se quedara con su ilusión; Charlene no iba a ganar el programa, eso era algo seguro, pero no iba a tratar de convencerla cuando faltaban unas cuantas horas para el penúltimo programa, y la final recién sería el viernes. De momento, su trabajo estaba completo.

2


Alberto estaba terminando su sesión de trote matutino cuando recibió una llamada de Sandra. Siendo el penúltimo programa, no había muchas opciones acerca de lo que iba a decirle.

—¿Puedes hablar?
—Sí.
—Bien, escucha esto: las piezas deben moverse hoy.

Las piezas eran todo lo que los bailarines habían estado obteniendo de información durante esos meses de competencia; se trataba de una larga lista de fortalezas, debilidades y oportunidades que la producción podía usar para hacer caer o subir a una de las participantes.

—¿Cuáles piezas?
—Excepto la número cuatro y seis —Respondió la fría voz de ella—, todas.

Alberto cortó la llamada y se quedó de pie en la vereda, pensando. Entonces la gente del programa quería que una de dos ganara ¿Por qué no sabotear a todas las otras y dejar libre a una, para que llegara en mejores condiciones a la final?
Se dijo que era un movimiento extraño, pero que por otro lado a él no le afectaba quién ganara y quién perdiera en esa competencia; el dinero que a él y los demás les ofrecieron para infiltrarse, ganar su confianza y obtener información útil ya estaba pagado. Marcó un número en el móvil.

—Nigel —Pronunció tan pronto le contestaron—, llama a los demás, necesito una reunión en cuarenta minutos.
—¿Tan pronto? —contestó la voz del otro lado de la línea.
—Sí, es algo urgente, pero vamos a cambiar el lugar, por si acaso.
—¿Alguien sospecha?

Hasta el momento, los movimientos de tobos habían sido perfectos; constantemente aparentando ser simples trabajadores dentro de la gran maquinaria de la producción, y todo el tiempo insistiendo en mantener las amistades o coqueteos con las concursantes en un estricto secreto. Incluso, cuando uno de ellos recibió una oferta por un trabajo por dos meses en otro país, inventaron que había sido despedido por hacerse amigo de una de las participantes, asegurándose de que todas se enteraran de esto para reforzar la idea de una producción inflexible.

—No, pero es mejor que nada falle, mucho menos ahora. Además, tendremos que estor todos coordinados, esto no puede fallar.
—Está bien, mándame los datos para reunirnos.
—Prefiero que no queden pruebas —Replicó, con frialdad—, reúnanse en el sitio donde bailó Massimo y les daré instrucciones.

Terminó la llamada y volvió a correr, en ese momento más rápido. En esa jornada todo tenía que salir bien.

3


Harris había insistido tanto en que se reunieran, que finalmente Valeria aceptó; de todos modos, ella también quería verlo, y ese sentimiento era cada vez más fuerte, aunque se negara a aceptarlo.
Se reunieron en una cafetería en un barrio discreto; él lucía elegante con una tenida en colores claros, compuesta por camisa blanca y pantalones a juego. Le invitó un café y dijo que quería hablar con ella y felicitarla por su avance.

—Estoy tan contenta de estar en la final —Estaba diciendo ella—, ha sido todo tan intenso, es increíble que ya pasaron varios meses desde que empecé en todo esto.

Se sentía halagada por la forma en que él la miraba con tanta atención, pero más por ese respeto por sus decisiones. Ella se había encargado de sostener la versión pública sobre la soltería de su identidad falsa, y él no había vuelto a mencionar nada sobre un acercamiento entre los dos después que ella dijera que no era el momento.

—Qué bueno que todo esté bien —dijo él, sin dejar de mirarla con intensidad—, yo sólo quería felicitarte por todo lo que lograste en el programa.
—Gracias.

Harris se puso de pie y se acercó a ella; por algún motivo, Valeria había anticipado que él iba a abrazarla, y se puso de pie con cierta alarma por un gesto así en un lugar público.

—¿Qué sucede?
—No creo que sea el lugar.
—Solo es un abrazo —replicó él, con simpleza—.  Tómalo como un abrazo de amigo o de colega.

Estar tan cerca hizo que todas sus defensas se derrumbaran; dejó que él se acercara, que le diera un suave beso en los labios y que la abrazara con ternura.
Y mientras lo estaba abrazando, sintiendo su corazón junto a su pecho, abrió los ojos, y vio a Jorge a unos metros de ellos, mirando con el rostro pálido y desencajado.

—Disculpa, no tenía que haber hecho eso —murmuró el bailarín, sin soltarla.

No podía hablar ni moverse; era como si su corazón se hubiese congelado junto a todo su cuerpo ¡Cómo podía ser que, entre todos los sitios de la ciudad, Jorge entrara precisamente a ese!
Pero su mente reaccionó al instante y todas las ideas vinieron al mismo tiempo; Harris no estaba mirando en esa dirección, lo que significaba que no sabría lo que pasaba a menos que ella tuviera una reacción exagerada o Jorge hiciera un escándalo. Y si Harris se enteraba de algo, toda su mentira quedaría expuesta.
Pero Jorge no haría algo como eso; con una expresión terrible en el rostro, salió de la cafetería.

—¿Qué pasa? —preguntó Harris cuando se separó de ella.

No podía dejar que el bailarín sospechara algo, pero tampoco dejar que Jorge se fuera de ese modo. Quizás no había hecho un escándalo en ese momento, pero desconocía por completo lo que podía pasar después.

—No es nada —respondió, luchando por controlarse—, es mejor que me vaya.
—Pero…
—Hablemos en otro momento ¿De acuerdo?

Salió rápido del lugar y tomó un taxi, sabiendo que Jorge iría en primer lugar al departamento; lo alcanzó cuando el recién estaba entrando.

—Vete —exclamó él cuando la escuchó entrar—. Lo mejor puedes hacer es irte ahora.

Valeria no sabía qué hacer; jamás había pensado en algo como eso ¿Cómo enfrentarlo?

—Jorge, escúchame.

Él le estaba dando la espalda; apoyado sobre el mueble de la pared, sus brazos temblaban por la rabia.

—Qué estúpido. Estúpido, estúpido, y yo esperándote todo este tiempo, soportando todo esto…
—Jorge, escúchame, no es...

Él se volteó y la miró con una rabia que jamás imaginó ver en sus ojos; su mandíbula tensa por la emoción contenida daba a su rostro un aspecto salvaje.

—Ni siquiera te atrevas a decir que no era lo que parecía. No te atrevas a decir eso. —repitió—. Estuve todos estos meses esperando, soportando que hicieras esa doble vida para estar en ese maldito programa de televisión, te he sido fiel como un animal, y todo para esto.
—Jorge, por favor, las cosas no son así.
—¡Te estabas besando con ese bailarín! —rugió él, con los ojos desorbitados—.Yo ni siquiera miré a otra mujer durante todo este tiempo ¿Qué es lo que me vas a decir  ¿Que fue la primera vez, que te tomó por sorpresa? Es un tipo guapo, joven y fuerte ¿Qué tan estúpido crees que soy? ¡Contéstame!

Al gritar dio un manotazo, con el que golpeó sin darse cuenta el florero, que estalló en mil pedazos; no pareció darse cuenta del golpe, ni de los trozos de vidrio que hacían que sus dedos sangraran. Valeria no podía hablar.

—Vete, en serio. No puedo verte.

4


Márgara había decidido ir temprano al centro comercial para comprar unos esmaltes de uñas; debido a que Fernando estaba trabajando, llamó a Miguel, su nuevo amigo bailarín y le dijo que la acompañara. Él era parte del equipo del programa, pero ella realmente nunca le había prestado atención hasta que, pasado el primer mes de participación, se toparon a la salida y empezaron a hablar.
Para ella era obvio que Miguel estaba interesado de un modo romántico, pero no le correspondía hacerle cargo de los sentimientos de los demás, principalmente porque todos sabían que estaba feliz y comprometida. Pero Miguel era muy amable, educado y simpático, por lo que se dijo que no había problema en ir a un lugar público como un centro comercial o a tomar un helado en su compañía, ya que podía charlar sobre distintas cosas de un modo amigable.
Ya habían salido de otra tienda, y ella caminaba con las pequeñas y coloridas bolsas de papel de los esmaltes, contenta y relajada.

—Estás de muy buen humor hoy.
—Oh, claro —respondió ella—, las clases por fin terminaron y solo queda un programa más además de hoy, va a ser divino.
—¿Por qué dices que va a ser divino?

Ella ladeó la cabeza y sonrió, un poco burlona ante la pregunta del bailarín.

—Porque voy a ganar, por supuesto ¿Por qué más?
—No estás hablando en serio.
—Claro que sí, tonto —Soltó una risa alegre—; es sólo cosa de ver las redes sociales ¿No es así?

Miguel la hizo detenerse, parándose frente a ella. Lucía algo divertido.

—Ya, en serio, tú no vas a ganar el programa.
—¿Por qué me dices eso? —preguntó ella, confundida.

El hombre soltó una carcajada sarcástica que la descolocó; si se trataba de una broma, no estaba entendiendo hacia dónde iba.

—Márgara, no puede ser que no te hayas dado cuenta en todos estos meses que es imposible que ganes el programa.
—¿Por qué sería imposible? —la voz de ella había comenzado a temblar—; soy favorita, la gente me quiere y aprecia mi talento.
—No, tú eres bonita —replicó él, cruzando los brazos mientras la miraba con una inconfundible expresión de superioridad—. Márgara, tú estas en el programa porque eres bonita, esa es tu importancia ahí, pero ¿Ganar? Eso no.

Márgara sintió que se le llenaban los ojos de lágrimas. ¿Por qué le estaba diciendo esas cosas?

—Eso no es cierto.
—Sí, lo es —reafirmó él, con frialdad—. ¿No te has tomado el tiempo de ver a las otras finalistas? ¿Con qué piensas competir tú? Cada vez que sales al escenario haces un poco de improvisación sexy, mueves el cabello y levantas una pierna, no puedes creer realmente que con ese nivel tan básico puedes vencer a las demás.
Este programa lo va a ganar Joanna por su talento; Alma porque es perfecta, lo podría ganar Nubia porque es como la cenicienta, o Lisandra porque se hizo un espacio al pasar de tonta a zorra. Lo puede ganar Charlene por esa tontería de la labor humanitaria, Sussy porque es graciosa, hasta Valentina por ese aspecto medio exótico que tiene ¿Pero tú? Tú solo eres bonita, sirves para adornar la pantalla.

Márgara estaba temblando, impotente ante las frías palabras de él; necesitaba que se detuviera.

—No entiendo por qué me estás diciendo estas mentiras, pero…
—No son mentiras, te estoy ayudando —corrigió él, con perfecta calma—. Deberías agradecerme, la verdad. Y deberías estar agradecida también por la pantalla, porque te dejaron estar mucho más tiempo que a otras que lo merecen más. Lo mejor que puedes hacer es buscar algo como ser modelo, pero de catálogo. No te alcanza para más.
—¡Eso no es cierto! —estalló, gritando entre lágrimas—. Yo tengo talento, yo soy una triunfadora.
—No —negó él, con una sonrisa cargada de condescendencia—, sin alguien que te sostenga en alto, tú no eres nada. Y lo vas a comprobar cuando salgas última y a la semana, nadie hable de ti.

5


Nubia había tomado la decisión de formalizar un noviazgo con Nick en la final del programa; todo estaba saliendo tan bien, que se dijo que era el momento indicado para hacerlo.
Pero como no quería que fuera una sorpresa para él ni actuar por sí sola, se dijo que debería hablar con él en persona y tomar una decisión; hasta el momento no habían hablado de un noviazgo con palabras concretas, pero para ella resultaba obvio que estaban en el camino de concretar algo como eso. Esa mañana de miércoles estaba pensando en qué momento hablarle del tema, cuando él le envió un mensaje y le dijo que estaría por el gimnasio de la calle Nueva Extremadura, por si tenía tiempo al mediodía para verse.
Tan pronto como llegó al lugar y se encontró con él en la puerta, se dijo que algo no estaba bien.

—Gracias por venir —Dijo el a modo de saludo; no le dio un beso en la mejilla como era su costumbre—. Tenía algo que hablar contigo y es mejor que sea ahora.
—¿Qué ocurre? —Preguntó ella, confundida.
—Pasa que tengo que decirte que nuestra cercanía —Usó un tono especial para la palabra, que se le antojó muy extraño—, eso tiene que terminar.

Se sintió un poco tonta al quedarse en silencio, sin comprender. Su lado lógico le decía que lo que Nick estaba diciendo era bastante claro, pero los sentimientos en esa jornada estaban primero.

—¿De qué estás hablando?
—De que conocí una chica —Explicó él, con simpleza—, no ha sucedido nada, por supuesto; está en el gimnasio y bueno, estas cosas son así, hemos empezado a hablar mucho, ella es culta y tiene tanto mundo, no lo sé, supongo que solo se dieron las cosas.

Esa descripción fue abrumadora para Nubia. Nick nunca le hablado a ella misma de ese modo en esos meses.

—El punto es —Siguió el bailarín—, que siento que me gusta, y no puedo estar así. Me acordé de cuando dijiste que la sinceridad en una persona es muy importante, y tienes razón; si hay alguien que me está causando algo, lo lógico es que sea honesto.
—¿Y cuando la conociste? —Se arrepintió al instante de haber hecho la pregunta, porque su voz salió con un inconfundible tono de reproche—, quiero decir, esto es muy raro.

Él se encogió de hombros como inicio de su respuesta.

—Solo estoy siendo honesto contigo, es todo. Pero escucha esto, fue divertido, lo pasamos bien este tiempo ¿No es así?

Quería salir de ahí y dejar de exponerse a esa humillación, pero era como tener los pies clavados al piso.

—Entonces eso es todo.
—La sinceridad, ante todo, eso dijiste siempre —Sonrió de forma amistosa—. lo importante era decírtelo a la cara, y que supieras que nunca estuve jugando a dos bandas; ni siquiera sé si a ella le interesaré o no, pero lo primero era dejar las cosas en claro.
6


La noche del viernes, cuando la euforia por el programa había pasado y el escenario estaba a oscuras, Lisandra fue la última en salir de las instalaciones del canal; había medios de prensa de espectáculos en las afueras del canal, y al igual que con las anteriores, se acercaron a ella para conseguir algunas declaraciones.

—Lisandra, te estábamos esperando.
—Perdón por la tardanza —Sonrió con picardía—, tenía un nudo en el cabello y no podía dejarlo así.
—¿Nos podrías dar tus impresiones sobre la final del día de hoy?

Ella se encogió de hombros.

—Creo que todas ya hablamos mucho en el escenario; eso es algo que agradezco, que además de presentarnos tuvimos la oportunidad de comunicar. Ahora hay que dormir y descansar ¿Se dan cuenta que casi son las dos de la mañana?
Ah, y ahora de verdad me tengo que disculpar, mi novio está esperándome. ¡Benjamín! Ahora voy.

El chico hizo un tímido gesto a cierta distancia.

—Siempre bien acompañada —Observó otra periodista, intentando hacerla hablar—. Tu novio te acompaña mucho.
—Soy tan afortunada —dijo ella como respuesta—, el entiende mi trabajo, aunque no es mucho de cámaras. Ahora queremos celebrar esta etapa y ver lo que viene para el futuro.

Se despidió de la prensa y apuró el paso hasta donde Benjamín la esperaba, junto a un taxi particular.
El camino no fue largo hasta el departamento en donde ella estaba viviendo, y que había comenzado a arrendar un tiempo atrás. Subieron de inmediato, en silencio, y el cerró la puerta.

—Ahora ya estamos solos.

La chica se había sentado en el sofá; seguía callada al igual que durante todo el viaje.
Benjamín tampoco había tenido ganas de hablar; esa farsa de noviazgo lo tenía cansado, y todos los regalos que venían de auspiciadores de ella que constantemente recibía no cambiaban mucho las cosas. Tenía dinero en la cuenta, y cosas, pero estaba vacío.

—Bien, ya se terminó —dijo en voz baja; odiaba lo que iba a decir, pero no podía callarse —. Te peleaste con tus padres por tu cambio de actitud, te fuiste de tu casa, empezaste a arrendar este departamento en un barrio acomodado, me pediste que fingiera este noviazgo para ayudar con tu imagen, inventaste una nueva versión de ti que es una especie de mujer fatal, llegaste a la final, y el primer lugar se lo llevó Sussy.
El segundo, Alma, y el tercero, Joanna.
¿Sirvió todo lo que hiciste? ¿Sirvió cambiar hasta ser otra persona?

Lisandra no contestó; el llanto que había estado conteniendo todo ese tiempo no le permitió hablar.

Al mismo tiempo, Charlene estaba llegando al departamento; estaba cansada de todo y quería mandar el mundo al demonio, pero hasta no estar tras paredes seguras, sabía que no podía perder la actitud.

—Hasta que apareces.

Ni siquiera volteó al escuchar la voz de Harry, y se limitó a poner la llave en la cerradura y dejar la puerta abierta mientras dejaba el bolso de mano en el mueble.

—No sé por qué, pero me imaginé que no iba a volver a verte.
—Hola Harry ¿Cómo estuvo tu día? —la imitó él.

Charlene se sentó y lo miró, un poco sorprendida de verlo de tan buen humor.

—Supongo que esta es la parte donde me dices que tengo que pagarte por tu trabajo de asistente en estos meses —Dijo con cansancio—, pero como te darás cuenta, no hay nada.

Aún le dolía la pierna después de la caída en el escenario; era obvio que alguien había saboteado su parte, pero eso ya no importaba.

—No, rubia debilidad, no es esa parte. Nunca puse mis esperanzas en que ganaras.
—Oh pues muchas gracias —replicó ella, con acidez—, pudiste decirlo hace meses en vez de soltar toda esa palabrería sobre llevarme al estrellato.

Harry revoleó los ojos; por suerte su plan había funcionado.

— Charlene, nunca fue sobre este programa. Aparte de conseguirte votos y accesorios, lo que estuve haciendo durante este tiempo fue hablar muchas veces con empresarios que quisieran apoyarte. El lunes tienes una reunión con unos ejecutivos que quieren contratarte para que conduzcas un programa estilo “Conociendo la ciudad” para su canal de cable.

Charlene había entendido todo, pero se detuvo en otro punto al hablar.

—¿Por qué no me lo dijiste? Harry, estuve sufriendo como una bestia todo este rato.
—Pasando por alto que aún no me agradeces —replicó él con sorna—, es porque vendí el cuento de que eras casi como esas protagonistas pobres de telenovela, y si te lo decía, obviamente te ibas a relajar y todos nuestros planes se irían por la basura.

La rubia iba a rebatir, pero tuvo que reconocer que eso era verdad; dio un largo suspiro.

—Qué alivio, ya estaba pensando en meterme a un reality.
—¿Y mis felicitaciones? —Reclamó él, falsamente ofendido.
—Saca la champaña, hay que celebrar —Dijo ella, sonriendo—. Lo hiciste de verdad muy bien, Harry. Así que un programa de televisión, eso es un muy buen paso, pero hay que planear muy bien cómo seguir.

Harry descorchó la champaña y sacó dos copas; haber logrado eso era un gran paso para él también, y no estaba dispuesto a ocultar su satisfacción por eso.

—Ya estás tramando algo.
—Por supuesto, no hay que confiarse —Bebió un corto trago y sonrió ampliamente—, ah, yo cumplo lo que prometo, desde ahora serás mi manager oficial, y más vale que nos pongamos a trabajar, porque desde aquí, quiero alcanzar las estrellas.
—Esa es la actitud, leona. Pero ahora brindemos por este triunfo, y porque no tuviste que entrar a uno de esos programas donde todo está manipulado.


6


Un poco más temprano, Márgara había llegado al departamento, y se encontró con Fernando sentado en el sofá de la sala.

—¿Por qué no me contestas el teléfono? —exclamó, arrojando la cartera a un lado—, necesitaba que me fueras a buscar ¿No te importa que no haya ganado? Es obvio que alguien cambió las votaciones y por eso pasó todo esto ¿No me vas a decir nada?

El joven desvió la mirada por un momento a la pequeña caja en donde tenía cosas de su trabajo, y suspiró.

—Me despidieron.
—¿Qué? —exclamó ella, confundida.
—De mi trabajo, me despidieron. ¿Recuerdas todas esas veces que me llamaste el miércoles? ¿Recuerdas que al final te contesté, cuando me hablaste de esa discusión con tu compañero de trabajo?
—Oh, ese hombre horrible —Soltó ella, pasando por sobre sus palabras—, y hoy tuvo el descaro de estar ahí como si nada.

Fernando se tapó la cara con las manos; en ese momento estaba escuchando otra vez las difíciles palabras de la madre de ella, y al hacerlo quería gritar o romper algo. Quería gritarle que él tenía un problema y necesitaba su apoyo esa vez, no exigencias ni reclamos.

—Acabo de decirte que me despidieron ¿No vas a decir algo sobre eso?
—Bueno —Ella pareció incómoda con la pregunta—, si es un despido injustificado los demandas y eso es todo.
—No, no es eso —replicó poniéndose de pie—, me advirtieron el miércoles que no podía estar hablando por teléfono.
—¿Y no puedes decir que es una emergencia?

La pregunta en tono escéptico lo hizo callar por un segundo; se calló de nuevo todo lo que pensaba.

—Voy a salir.
—¿Adónde vas? —preguntó con voz chillona—. No puedes hacer eso ¿Vas a dejarme hablando sola? Tuve un día horrible con todo lo que pasó en la final.

El hombre estuvo demasiado cerca de decirle que ella ya estaba hablando sola, pero lo evitó; la seguía amando demasiado.

—Voy al bar de Henry. Me voy a tomar una cerveza. O dos, o diez, no importa. Y no te preocupes por enfadarte y echarme del cuarto, cuando regrese dormiré aquí en la sala. Buenas noches.



7


Valeria llegó al departamento con una sensación global de frustración y agotamiento.
¿De qué le había servido todo lo hecho hasta ese momento? Ni siquiera por las mentiras y la forma en que se mantuvo en el programa, sino por todas esas semanas de estar interviniendo en las presentaciones de las otras participantes, haciendo algo para perjudicarlas día a día según las instrucciones exactas de Sandra. Se dijo una y otra vez que eso era parte de los sacrificios que debía hacer para subsistir en ese mundo, pero lo cierto es que la culpa de saberse responsable de dañar los sueños de las otras empezó a afectarla.
Le dijo en más de una ocasión a la productora que necesitaba los resultados y ver que todo eso había servido para algo; le repitió que necesitaba ganar el programa o al menos quedar entre las mejores tres, y esa mujer le aseguró que podría hacerlo, que solo tenía que seguir las ordenes al pie de la letra.
Jorge la había visto con el bailarín en la peor situación posible, y después de eso, como si no fuera suficiente con ese estrés y angustia, la productora había cortado todo contacto con ella, y como si fuera una premonición, no consiguió posicionarse entre las tres mejores del programa. La dejaron sola.
Estaba sola, se sentía culpable por haber saboteado las presentaciones de sus compañeras las últimas semanas, y Jorge estaba tan furioso que ni siquiera le contestaba el teléfono.
Marcó el número de Harris, y se sorprendió al escuchar música fuerte de fondo.

—¿Hola?

La voz de él se escuchaba eufórica, y eso la descolocó.

—Harris, soy yo.
—Lo sé, tu nombre apareció en la pantalla —Replicó con una risa—. ¿Qué ocurre?
—Pensé que podríamos hablar —Respondió, sin saber muy bien por qué seguía hablando cuando claramente él estaba en una fiesta—. Como estuviste ensayando tanto ayer y no pudimos hablar.
—Valentina, estamos en la disco —Él sonaba muy alegre mientras hablaba—, acaba de terminar el programa, podemos divertirnos, por unos días no hay horarios ni exigencias ¡Hay que vivirlo! ¿O qué, eres una vieja de treinta que se queda en casa sacudiendo?

Esa expresión la desarmó por completo; nunca lo había visto hablar de esa forma, y aunque no podía saber si lo estaba diciendo a propósito o sólo como una frase, se sintió tonta al tratar de seguir hablando con él.

—Como sea —Estaba diciendo el bailarín—, estamos en una disco genial, si te animas dejé la localización en Pictagram.

Se escuchó su despedida un poco a lo lejos, mientras la música engullía todo antes de cortar la comunicación. Valeria se dio cuenta de que estaba completamente sola.

En tanto, Harris se guardó el móvil en el bolsillo de la camisa y se acercó a los demás bailarines, que estaban junto a una mesa en donde había alcohol y distintas cosas para comer.

—¿Cómo resultó? —Preguntó Alberto.
—Perfecto —Respondió, sonriendo—, se quedó muda cuando le dije lo que me aconsejaste ¿De verdad tiene casi treinta?
—Así es —Replicó el líder del grupo—, tiene algunos fantasmas ocultos.
—Vaya, eso sí que es raro.

Harris se unió al grupo, y Alberto fue hacia un costado, por donde venía regresando Nigel con unas copas.

—Gracias.
—El bar está a reventar, pero conseguí los tragos perfectos ¿Cómo va todo?
—Harris ya se deshizo de Valentina, así que oficialmente estamos todos libres de este trabajo y todo salió de acuerdo con el plan. Pero quiero preguntar algo —Siguió con una sonrisa—. Hoy cambiaste todo a última hora y dijiste que no era necesario hacer nada contra Charlene. ¿Tú dañaste el escenario?

El otro hombre se encogió de hombros, sonriendo ampliamente.

—Solo digamos que alguien tenía que bajarla de donde estaba.
—Pero se las va a arreglar para seguir en este mundo y habrá que verla, estoy seguro.

Nick también lo estaba, pero eso ya no era problema. Tarde o temprano lograría hacerle algo de daño.

Mientras los bailarines celebraban su finalización de trabajo, Kevin Aim descendió de su auto y le dijo al chofer que esperara con el motor en marcha; esa visita no tomaría mucho tiempo.
Había descubierto que Sandra estaba manipulando las cosas por su cuenta, para lograr que su elegida se convirtiera en la ganadora del certamen; estaba contando con la ayuda de una de las participantes, y estaba saboteando las participaciones de las otras para que sus errores se vieran en pantalla, y eso las perjudicara en el juicio que emitía el público a través de las redes sociales.
Que lo hiciera, que ganara.
Su plan no había sido descubierto, y en ese momento podía decir que el verdadero triunfo era solo suyo, porque el programa siempre fue una pantalla para sus verdaderas intenciones.

—Buenas noches —Saludó cuando abrieron la puerta.
—¿Usted?
—Sí, yo —Respondió con calma, saliendo que era lógico que ella estuviera confundida de verlo ahí—, lamento la hora ¿Podemos hablar?

Era una de las ocho finalistas del programa; después de ese día viernes de alto rating y muchos comentarios en las redes, después de las luces y las notas de prensa que inundarían los programas misceláneos durante los días siguientes, lo único que importaba era esa breve e informal reunión. El programa jamás había sido relevante.

—Estoy sorprendida, como el programa ya terminó.
—Sí, pero no es exactamente de eso de lo que vengo a hablar —Respondió mientras entraba—, vengo a hacerte una pregunta ¿Quieres seguir en el mundo del espectáculo?

La expresión confundida de ella pasó de inmediato a una de determinación; por supuesto, toda la exigencia en las clases, la forma en que se manipularon las redes para que ciertos comentarios, positivos o negativos, fueran más visibles, los meses de ensayos, los premios y regalos de los auspiciadores, todo había sido programado paso a paso para generar ese tipo de reacción; lo que había provocado era que un grupo de chicas que querían estar en ese mundo, se transformaran en personas que desearan más que cualquier otra cosa seguir ahí.

—Sí, por supuesto.
—Entonces podemos hablar de negocios.
—Pero el programa —replicó ella.
—Olvídate del programa —La interrumpió él—, eso es pasado. Tengo un contrato con unos auspiciadores que creen en tu talento y en mi capacitad creativa. Te propongo que firmes con ellos, y te convertiré en algo mucho más grande que una simple participante de programa de talento.

La chica estaba sorprendida, pero procesó rápido la información; en realidad, esa decisión ya estaba tomada.

—Claro que me interesa.
—Entonces es una cita. Te voy a convertir en algo mucho mejor.
—¿En qué? —preguntó ella.
—En una celebridad.


Fin









Las divas no van al infierno Capítulo 23: Mundo de mujeres


Conoce este capítulo al ritmo de: Womans world

Cuando la música terminó, todas las chicas se quitaron la peluca y los anteojos, revelando su identidad ante el público; Lisandra, Sussy Alma, Charlene, Márgara, Nubia, Valeria y Joanna eran las ocho finalistas del programa, y así lo anunció Aaron Love.

—Damas y caballeros, hemos visto esta poderosa presentación de las ocho finalistas del programa, las que ustedes eligieron para llegar hasta aquí; por favor demos un gran aplauso a todas, mientras se retiran para ir a la zona de trabajo para preparar su presentación del día de hoy. Como todos saben, solo quedan dos emisiones del programa después de hoy, y los ánimos están por los cielos ¡Un fuerte aplauso!

Mientras el público en el estudio aplaudía y vitoreaba, las ocho caminaron rápido hacia la zona de trabajo, en donde Jaim las esperaba sonriente y como siempre, muy elegante.

—Felicidades chicas, su presentación en conjunto estuvo muy bien.
—Gracias —comentó Alma—, estaba nerviosa, nunca habíamos bailado todas juntas.
—Lo hicieron bien —confirmó el maestro—, siguieron muy bien las instrucciones y cada una de ustedes tuvo la oportunidad de brillar sin pasar por sobre las otras.

Los camarógrafos las habían seguido durante todo el trayecto hasta esa zona, y en esos momentos estaban repartidos por el lugar para poder captar las mejores tomas, pero después de todo ese tiempo, nadie les prestaba atención; era como si los ojos del mundo estuvieran sobre ellas, pero ninguna pudiera darse cuenta.

—¿Cuál va a ser el desafío de hoy? —preguntó Susy, emocionada—. Nos dijeron hace dos horas que preparáramos maquillaje, vestidos y peinado pero todavía no nos dicen cuál es el concepto que hay que trabajar.
—Es cierto —comentó Alma—, ahora sólo nos queda una hora, es muy poco.

El maestro descubrió la pizarra en donde, como cada semana, se mostraba el concepto base sobre el que tendrían que trabajar; en esa ocasión la pizarra estaba en blanco.

—Como saben, en los últimos tres programas no habrá eliminación: van a acumular puntos de acuerdo con los votos por presentación para decidir quién ganará. Así que esta vez haremos una diferencia y les daremos libertad total: pueden preparar el espectáculo que ustedes quieran, solo hagan aquello con lo que se sienten más cómodas, y después be eso el escenario es suyo. Como anunciamos la semana pasada, estos últimos programas tendrán una duración de cuatro horas, de las cuales dos fueron la etapa previa habitual, y de las cuatro siguientes, una será dedicada para terminar los preparativos, y luego el tiempo destinado a verlas en escena. Por supuesto, todos esperamos sólo lo mejor.

La noticia fue bien recibida por todas; a medida que había pasado el tiempo y fueron eliminadas más participantes, los tocadores individuales fueron separados y se les asignó más espacio y mobiliario; en esos momentos cada una disponía de un tocador con espejo con luces, un mueble para dejar pertenencias, un aparador de pelucas, un display de zapatos y bases para colgar joyería. Con el tiempo, todas habían adquirido o ganado accesorios y complementos que llevaron al programa para contar con ellos como adicional a lo proporcionado por la producción del programa.
Todas eran tratadas como estrellas.

—Esta era la oportunidad que estaba esperando —exclamó Joanna con tono alegre—, por fin poder hacer lo que queramos, es maravilloso.

Ella y Charlene fueron de inmediato hacia el departamento de vestuario; poder cortar con libertad creativa era un gran punto a favor y nadie iba a desperdiciarlo.

—Esta vez estoy decidida a hacer algo espectacular —comentaba Sussy, mientras se soltaba el cabello—, esta es una muy buena idea ¿sabes?
—Es cierto, y si te fijas —dijo Charlene asintiendo—, cada una de nosotras tiene un estilo propio, es el momento perfecto para sacar lo mejor de cada una.
—¿Y ese anillo tan grande? —preguntó la otra chica —. Es muy llamativo.
—Sí, es una baratija —replicó la rubia, haciendo un exagerado gesto con la mano derecha, donde ostentaba un gran anillo de fantasía con una piedra roja—. Me lo regaló un amigo.

Sussy hizo un gesto de picardía, con la sonrisa pintada en el rostro.

—Así que un amigo ¿eh?

En ese momento habían entrado en el área de cambio de ropa, donde los camarógrafos y equipos de audio no tenían permitido entrar. La rubia soltó una risa ligera.

—¡No! No amigo en ese sentido, es gay.
—Ah, entonces no hay posibilidad.
—Ninguna ni en un millón de años —replicó Charlene—, pero no se puede tener todo en la vida.
—¿Y son muy amigos?
—Todo lo amigos que se puede ser con un gay; pero es tan divertido, me río con todas las tonterías que dice. De todos modos, no se puede pedir otra cosa, es como si los gays existieran para ser divertidos y saber de moda y cabello.
—Qué mala.
—No es de mala, cómo crees; pero no me puedo imaginar a un gay de otra forma ¿No lo crees? Vanos, hay que darse prisa y hacer lo mejor, estoy tan emocionada.

Después de cambiarse, ambas salieron del lugar, sin percatarse que en el interior siempre había estado alguien más. Nigel había esperado a que Charlene llegara a la final del programa y ya tenía pensado hablar con ella; le diría que lo enviaron en un principio a espiarla, al igual que a los otros bailarines a las demás, pero que con el pasar del tiempo había aprendido a valorarla como persona, hasta considerarla una amiga de verdad.
Pero para ella, él era solo una diversión, alguien de quien reírse y a quien preguntarle por moda. Alguien desechable.
Salió del lugar y chocó con alguien, pero lo ignoró y caminó por el pasillo hacia la parte de atrás, sintiendo que quería abandonar todo e irse de ahí.

—¡Nigel!

Alberto estaba intentando reunir a los bailarines para darles algunas instrucciones de último momento; intentó detenerlo, pero se vio obligado a seguirlo a toda prisa.

—Niguel.
—Ya voy, sólo dame momento ¿Quieres?

Alberto se dio cuenta de que en ese momento no estaba haciendo un espectáculo o algo parecido; estaba sentado en el suelo, con la cara cubierta por las manos.

—¿Qué pasa?

No podía decirle que estuvo a punto de traicionar el plan original por creer que Charlene lo valoraba como un amigo; pero en ese momento sólo se sentía muy desdichado, y solo.

—Me gustaría que alguien me valorara por quien soy; que no me juzgaran, pero más que todo, que alguien se preocupara de verdad por mí.

Ya habían hablado de eso con anterioridad, pero el bailarín supuso que se trataba de algo más, no solo de lo que había escuchado antes. Se puso de cuclillas frente a él y lo miró, auténticamente preocupado.

—¿Sucedió algo con una persona importante?
—Más o menos, no importa —quitó las manos de su rostro; en vez de lucir angustiado, se veía determinado—. Hice algunas tonterías, pero no es nada grave, así que no me regañes.
—No quiero regañarte, en serio —replicó el otro—, es sólo que me preocupa verte así, me gustaría ayudarte, o por lo menos escucharte; lo que dije sobre ser amigos era en serio, no fue hablar por hablar.

Al final, había tenido mal ordenadas todas sus prioridades desde el principio, pero no era tarde para volver a sus objetivos iniciales, y tal vez ganar un amigo.

—Por ahora no es necesario hablar, pero te lo agradezco, en serio; ahora dime cuáles son las nuevas instrucciones, porque estoy seguro que es por eso que habías venido.
—¿Seguro?
—Sí, seguro. Me va a hacer bien trabajar ahora, será como tener un objetivo fuerte y claro.

2


Nubia estaba feliz con todo lo que había pasado en los últimos meses; después de haber sido eliminada la primera semana, creyó que todo para ella estaría perdido, pero un azar del destino había abierto la puerta para que volviera, y descubrió que el cariño del público era suficiente para permitirle regresar.
Estar en el programa de regreso había sido una situación muy importante para ella, y la había hecho reconsiderar todo lo que pensaba con respecto al mundo de la televisión y el espectáculo; quería estar ahí, actuar, bailar y presentarse para todos con un producto de calidad, siempre entregando un material cuidado y el resultado de un trabajo minucioso, pero nunca olvidando el respeto por el público y también por sus compañeras, incluso si ellas no hacían lo mismo o tenían actitudes de diva.
Se dijo que era sencillo figurar en las redes por algún escándalo, o diciendo una frase pegajosa que fuera divertida, pero que, si esa frase era usada para burlarse de alguien, era algo que no quería para ella. Decidió que marcaría una diferencia sin decirlo, y que avanzaría en el programa usando sus mejores armas, sin discutir ni agredir.
En un principio no fue sencillo, ya que sintió algún rechazo de parte de varias de las otras chicas, pero, por otro lado, el cariño y reconocimiento de la gente a través de las redes sociales fue en aumento, y en la tercera semana desde su regreso ya era la más popular del día. Eso la hizo tomar confianza y creer que el horizonte que había planeado no era tan difícil de alcanzar; además su familia estaba siempre con ella, apoyándola.
También, por supuesto, estaba lo suyo con Nick.

«Espero que disfrutes el programa de hoy.»

La breve nota había sido dejada entre los materiales que estaban disponiendo para su presentación de ese día; Nick se las ingeniaba para acercarse durante la preparación, y le dejaba una nota, o un dulce de regalo, como una muestra de afecto que por supuesto era muy bienvenido. Ella intentó resistir el curso de los acontecimientos, pero Nick era tan amable y cariñoso, tan dedicado, que finalmente decidió dejar que las cosas pasaran; se había ido enamorando de él tan de a poco, que cuando lo hablaron y él le dijo que quería que fueran novios, simplemente aceptó.
De todos modos, se sentía culpable por tener que mantenerlo en secreto, ya que como bailarín del programa, él tenía prohibido mantener un nexo o favoritismo de cualquier tipo, y ella no quería ser la responsable de que lo despidieran.
Habían mantenido su relación en secreto, viéndose a escondidas e ignorándose mientras hubiera gente y cámaras alrededor, comportándose casi como dos delincuentes. Pero ahora que quedaban dos semanas para la final, no solo tenía la alegría de estar entre los ocho mejores, sino que además podría contarle al mundo de su relación con Nick.
Tenía casi todo lo que quería.

3


Valeria estaba pasando por un estado de nervios durante esa jornada, aunque no era algo especifico de ese día; el último mes había sido exigente y gratificante en el programa a partes iguales, y al mismo tiempo parecía que todo estaba de cabeza.
Su relación con Jorge pendía de un hilo, algo esperable ya que apenas podían verse; la última vez, dos semanas atrás, él se mostró tierno y comprensivo como siempre, pero también se veía muy cansado; ella lo entendía, porque en su paso por el programa era cada vez más popular, lo que requería su tiempo y extremar las medidas de seguridad para que nadie pudiera sospechar de su verdadera identidad.
Ansiaba el momento en que pudiera dejar de mentir, pero al mismo tiempo tenía miedo de que las cosas cambiaran, porque sus sentimientos hacia Harris habían ido creciendo hasta un punto en que no quería ver ni aceptar.
Él había estado constantemente presente en el teléfono y cuando era posible, en persona, y sin la presión de tener que escuchar réplicas o consejos con tono sobreprotector. Había ido confiando en él más y más; incluso él había tenido la deliciosa sinceridad de decirle que se moría por besarla, pero que no lo haría hasta que ella lo decidiera.
Y ella se mentía, todos los días, diciéndose que él era atento y amistoso, pero nada más, ignorando el auténtico sentimiento de emoción que sentía al recibir un mensaje de buenos días o simplemente por sentir que él se preocupaba por ella; además, la última semana no había recibido ninguna instrucción de Sandra para sabotear las presentaciones de las demás, lo que le había dado tranquilidad.

—Valentina.

Había estado distraída mientras arreglaba unos detalles en el atuendo; dio un respingo cuando escuchó a Gael, el asistente de Vicenta, hablarle.

—Perdona, me distraje.
—No es nada, no hay problema —replicó el chico con una amable sonrisa—, disculpa por interrumpir, pero las necesitan en el escenario a todas.
—¿Ahora? —preguntó, algo confundida—, pero falta media hora.
—Parece que hay un cambio, no me dijeron.

Le dio las gracias al chico y salió del lugar en donde estaba trabajando; en la zona de trabajo ya estaban todas, con un aspecto similar al suyo: parte de ropa de uso común, parte de traje, maquillaje incompleto y el cabello recogido con un lazo o con pinzas. Asimismo, todas parecían confundidas.

—Gracias por venir.

Vicenta estaba representando a la perfección su papel de maestra amable y cariñosa. Todas las cámaras estaban trasmitiendo en vivo a miles de hogares.

—Esta es la última vez que hablo con ustedes como su maestra —dijo con un tono de emoción—, este tiempo ha sido intenso, parece que fue ayer cuando llegaron aquí, con tantos sueños e ilusiones.

Si no fuera por las cámaras, Charlene habría puesto los ojos en blanco; en la última clase se encargó de humillarlas de todas las formas posibles, dejando en claro que aún con el tiempo y el trabajo duro, podía encontrar más y más errores en su desempeño.

—Ahora están aquí, ustedes son las ocho finalistas, y me siento muy orgullosa de haber contribuido a que estén en este lugar. Mi trabajo aquí está terminando, pero nos seguiremos viendo en algún escenario; no dejen de pulirse.

Tenía que terminar con un ataque, aunque fuera solapado, se dijo Lisandra; pero no le importaba, porque había conseguido llegar hasta la final y estaba segura de que ganaría el programa. Su nueva actitud triunfadora había conseguido eso y no estaba dispuesta a retroceder ni un centímetro.

—Ahora les voy a pedir que vayan al escenario, Aaron quiere hacerles algunas preguntas.

Las chicas obedecieron la instrucción y fueron al lugar indicado, que en ese momento estaba sin público y solo con una luz central.

—Gracias por estar aquí —comenzó él—, he pedido que vengan para una pequeña ronda de preguntas ¡El público en sus casas está muy emocionado!
—Pero vamos a tener que cobrarte estos minutos —comentó Charlene con tono alegre—, nos estás interrumpiendo.
—Estoy seguro de que todo se puede solucionar —replicó él con una sonrisa impecable—, y ya que estamos en esta dinámica, acércate por favor.

El hombre sonreía a la cámara, pero internamente se decía que era el momento exacto para cobrarse de ese intento de broma de ella.

—Eh, mucha gente comenta que es muy lindo que colabores con un un hogar de chicas en riesgo social, pero tú no has querido hablar mucho de eso; cuéntame ¿Hace cuánto tiempo que estás colaborando en este sitio?

En su departamento, Harry estaba mordiendo un pañuelo mientras veía el programa; tenía un mal presentimiento.

—Sal de ahí si no te acuerdas —masculló tirando del pañuelo con las manos.
—Cinco meses ¿O más? —estaba diciendo ella—, el tiempo es relativo como decía ese famoso químico, siento que llegué ayer y que no me alianza el tiempo para compartir con esos angelitos.

Harry se puso de pie y le lanzó el pañuelo a la pantalla, impotente.

—No. ¡No! Son once meses, te lo escribí en un papel, ya lo habías dicho antes ¡Estúpida! Estúpida, ay por qué es tan estúpida, ¿por qué no pude trabajar con Joanna, con Alma, por último con Márgara? Pero no, tenía que ser con la que no sabe contar los meses ¡Es la final ¡Es el momento de que logre que firmes un contrato con un auspiciador y ser tu mánager oficial ¿Por qué? ¡Todo el país te está viendo!

Se sentó, frustrado, mientras Love seguía entrevistando a otra y Charlene mantenía una sonrisa de princesa; dio un salto cuando su móvil anunció una llamaba.

—Catalina —saludó con tono alegre—. Es una gran sorpresa; de nada, esas flores solo eran un detalle y tú te lo mereces. Sí —hizo una atenta pausa—. ¿En serio?

Se quedó escuchando con suma atención a la mujer del otro lado de la conexión. Se trataba de una novedad muy relevante para él. Puso la televisión en silencio.

—Nada importante, soy todo oídos.
En tanto, Fernando estaba en el departamento, viendo otra vez el programa; como de costumbre, lo había dejado grabando, para que Márgara pudiera verlo después; suspiró mientras ella se acercaba a Aaron Love con su clásica sonrisa perfecta.

—¿Cuáles son tus planes para el próximo programa? —le preguntó él.
—Bueno, estuve viendo las opiniones del público en las redes sociales porque todos ellos son muy importantes para mí —replicó ella—, son la prioridad.
—Porque todo mi trabajo va dedicado a ellos.

Prácticamente podía anticipar sus diálogos, de tanto que ella los practicaba y repetía cuando estaba en el departamento.

-¿Cuál es el mensaje que quieres entregar?
-Pues, este es un mundo de mujeres -respondió, señalando alrededor-. Decirle a las mujeres que no importa si están desechas o humillabas, ustedes son lo suficientemente fuertes; este es el momento de ponerse de pie.

¿Cuánto más iba a resistir?
Su vida era trabajar y dedicarse a admirarla y escucharla quejarse o auto elogiarse, dependiendo del día; luego de hablar con su madre, intentó una y otra vez tomar cursos de acción distintos, pero era como chocar con una pared todo el tiempo; Márgara se comportaba ante el mundo como si su vida fuera perfecta, y paralelamente estaba quejándose con él de falta de atención o de tiempo, o ignorando cualquier otra cosa que no fuera su necesidad y su primer puesto en todo.
Estaba tan cansado, sintiéndose como un monigote al servicio de una mujer a quien conocía cada vez menos, y que parecía no entender cómo su actitud lo afectaba. Tenía ganas de ver terminar ese programa, pero al tener ese final tan cerca, descubrió que no se trataba del espacio de televisión ni la competencia, sino de ella.
Si ganaba, su ego subiría hasta las nubes, y si no, todo se convertiría en un drama sin precedentes.


Próximo capítulo: Encontramos amor

Las divas no van al infierno Capítulo 22: Fuerte

Conoce este capítulo al ritmo de: Stronger

Para Charlene, el programa del miércoles había pasado sin mucha trascendencia, ya que las votaciones más bajas fueron Darla, Karin y Carla, y la favorita del público fue Joanna, lo que dejaba a todas las otras en una zona intermedia, sin estar en la cima ni en el fondo.
Ese jueves iba llegando a clases con una gran disposición, pero de entrada Jaim las sorprendió a todas con una prueba por demás inesperada.

—Hoy van a poner a prueba su habilidad de una forma nueva, y estoy seguro de que les encantará; lo que están viendo es una pasarela suspendida por cables metálicos desde el techo, sobre la que tendrán que caminar por supuesto, ayudándose por las manillas que están a una altura apropiada. Como es lógico, tienen que hacerlo en tacones.
—Pero nos vamos a matar —exclamó Esmeralda, con cara de pánico.
—Cómo crees, es sólo cuestión de actitud —replicó él.

Valeria estaba pensando seriamente en decirle que si pensaba que era fácil hacerlo, que lo hiciera él, pero como si estuviera leyéndole la mente, el estilizado hombre se acercó a la pasarela de cinco metros de largo y que estaba suspendida a sesenta centímetros del suelo, y haciendo uso de gracia y estilo se subió en ella.
Se hizo el silencio en el lugar, mientras todas aguardaban aterradas lo que fuera a suceder; sin embargo, Jaim mostró su excepcional talento montado en tacones de doce centímetros, avanzando con una cadencia que hacía moverse la pasarela de forma similar a un puente colgante, mientras alternaba una mano y otra en las argollas. Lo que en alguien con menos talento habría parecido un avance simiesco, él lo convirtió en un desplazamiento elegante, que evocaba el movimiento de un avezado trapecista. Sobre el final, se sentó en el borde, enfrentando a todas con una amable sonrisa.

—Como pueden ver, esto es perfectamente posible. Quiero que salgan de su zona de comodidad y hagan esta prueba mostrando su talento, fuerza y determinación, porque cuando lo hagan van a comprender muchas cosas. Pero esto no es todo.

Nubia estaba feliz por volver, pero no pudo reprimir un ahogo por la prueba que estaba siendo planteada. Al escuchar que él decía que no era todo, no quiso seguir escuchando.

—Me han dicho que pronto habrá nuevos auspiciadores, y uno de ellos tiene un regalo —se bajó dando un elegante saltito—. la chica que lo haga mejor se llevará este hermoso par de zapatos de Christian Louboutin.

Enseñó una caja blanca que contenía un par de la exclusiva marca, que resplandecían con decenas de brillos en colores dorados y plateados.

—Oh por dios.

La increíble factura de los zapatos quedaba en evidencia; cada detalle había sido cuidado en su máximo, mostrando toda la elegancia y valor del cotizado modelo que remataba en una punta aguda con un pequeño listón cromado.

—Son un sueño.
—Así es, y será de la que mejor lo haga —observó el maestro, cerrando la caja—. Tienen media hora para practicar, ensayar y elongar, así que no pierdan tiempo.

2


Vicenta estaba en la reposadera, disfrutando de un descanso para ella muy merecido. Del otro lado de la piscina, Alberto subió al trampolín e hizo un perfecto clavado, para luego continuar nadando; el hombre sabía que su marcada y trabajada musculatura en bañador llamaban la atención, y enseñar sus aptitudes frente a todos siempre alimentaba su ego, haciéndolo sentir más poderoso y fuerte. Salió de la piscina impulsándose solo con los brazos y caminó hacia ella.

—El agua está fantástica, deberías venir.
—Ahora no, prefiero reposar —replicó ella mirándolo de arriba a abajo— ¿No crees que ese bañador es de una tela demasiado delgada? Se te marca todo.

El se miró a sí mismo con una fingida expresión de sorpresa.

—¿No te gusta lo que ves?
—Sí —contestó ella con gesto amable—, pero preferiría que no se rompa con alguna de tus flexiones y hagas un espectáculo.
—No te preocupes, sólo haré espectáculos para ti.

La mujer, que en ese momento llevaba un traje de baño negro que resaltaba su silueta, tomo el vaso largo con infusión Frutal bebió un poco; Alberto era un premio adicional a su trabajo y no iba a desperdiciarlo, pero tampoco podía desviarse de sus labores.

—Tengo que ir a dar clases en media hora. ¿Cómo van las cosas con los bailarines?
—Perfecto, de a poco las chicas están aceptando a varios como amigos o conquistes; la única difícil es Margara.
—Dile a uno disponible que tiene que ser servicial y sumiso hasta parecer idiota, y con eso lo conseguir: sin problemas.
—Vaya, tienes una imagen muy clara de ellas — observó él.
—De todas —replicó ella—, además no es naba difícil. Como sea, ya sabes qué decirle, ahora ponte algo encima y ve al gimnasio, seguro los otros estarán por ahí y necesitas recoger esos informes.

El se arrodilló junto a ella y la miró con expresión divertida.

—¿Qué?
—¿Nos vemos a la noche? —murmuró él, a un milímetro de tocarla—. Creo que tengo algunas buenas ideas.
—Pues habrá que ver si eres tan ingenioso como bueno para hacer ejercicio —replicó con tono cómplice—. Espero un buen rendimiento.
—Todo el que tú quieras.

El hombre se secó, y tras dejar la toalla en uno de los canastillos adecuados al costado de la piscina, fue a su casillero para tomar una remera de tirantes y cambiar el bañador por unos pantalones deportivos; estaba terminando de vestirse cuando una especie de sexto sentido le dijo que alguien estaba observando.

—Nigel —pronunció con voz sin emoción, mientras volteaba.
—Entonces te bronceas sin bañador, eso es muy europeo —observó el otro hombre, apoyado en el umbral.
—Sí, bueno, me gusta mi color de piel ¿Dónde están los demás?
—Repartidos entre el baño de vapor y las máquinas de pesas.

A Alberto no le molestaba en realidad la insistente presencia de Nigel; estaba seguro de sus gustos y de quién era, por lo que era absurdo sentirse presionado. Lo que le incomodaba era que eso pudiera perjudicar el trabajo de todos.

—¿Y no ejercitas?
—Tengo sueño, me acosté tarde anoche.

Bien, tendría que recurrir a otro método para asegurar que no hubiera problemas.

—Nigel, estás un poco desconcentrado en estos días, ¿No lo crees?

El otro hombre sabia que era así, y sabia que Charlene tenía que ver con eso. Más allá de sus objetivos reales, él disfrutaba de esa amistad y la forma honesta en que ella se comunicaba con él; después que simulara entregar datos sin darse cuenta para que ella pudiese copiar la idea de presentación de Lisandra, la rubia se comportaba como una amiga, y eso era algo que estaba afectando su concentración. Se estaba sintiendo culpable por haber descubierto que ella tenía una colaboración con un hogar de niños y filtrado esa información a la producción del programa.

—Sólo es un poco de sueño.
—Sabes que no hablo de eso —repuso Alberto, con seriedad—. Ayer llegaste al límite de la hora, en el último ensayo cometiste errores y lo sabes; que yo no esté bailando con ustedes no significa que no sepa lo que está pasando.
—Está bien, de acuerdo —hizo un gesto de paz con ambas manos, para detener las críticas—, es cierto que he estado un poco bajo, pero lo voy a solucionar.
—Recuerda que el acuerdo en todo esto es por una buena paga, pero hay que hacer todo bien o pueden descubrirnos. Tú mismo dijiste que tu primera prioridad era el dinero.

Nigel se dio un instante para ponerse sentimental; de nada servía y estaba consciente de ello, pero quería hacerlo.

—Me gustaría que esa preocupación por mí no fuera solo por el negocio en el que estamos.
—Nigel —Alberto se llevó las manos a la cara, pero se calmó—, escucha, tú eres el único que queda del grupo original. ¿Recuerdas cuando estábamos en la academia de danza? Nosotros somos los que quedamos, por supuesto que me importa lo que pase contigo; tal vez no sienta lo mismo que tú, pero podemos hacerlo, podemos ser amigos.

Nigel pensó en los débiles nexos entre los que se debatía, y asistió, sonriendo.

—Gracias.

3


Al principio pensó que él la estaba evitando, pero cuando fue el momento de almorzar, Nubia vio a Nick entrando al casino: estaba junto a los demás y llegaron en su dinámica habitual de tomar muchas cosas y salir rápido como era la instrucción que les habían dado.
Y bastó un microsegundo y una mirada para que se transmitiera el mensaje; momentos después recibió un mensaje con un texto breve pero muy poderoso.

«Qué bueno verte aquí.»

Eso bastó para que quedara claro; por supuesto, él tenía que actuar como siempre, como si cualquier eliminación diera igual, y de ningún modo se alegrara de que ella regresara.

—Nubia, hola.

Lisandra se aceró a ella con una botella de agua en las manos, la que movía con cierto nerviosismo en esos momentos.

—Hola.
—Hola —respondió con calma.
—Pues nada, solo quería decir que me alegra que estés de vuelta, hay que estar para grandes cosas.

No era solo un cambio de imagen; Nubia había supuesto que la Lisandra que conoció al principio había muerto, pero ahora que lo comprobaba se sentía muy decepcionada, porque ella era una de las pocas de quien esperaba algo dentro de las participantes. Al mirar hacia atrás, todo parecía un espectáculo bien montado.

—Yo voy a hacer mi mejor esfuerzo, se supone que de eso se trata.
—Sí, y es fabuloso como empiezan a llegar los premios —replicó Lisandra como si no percibiera el cambio en el tono de su interlocutora—, no veo la hora de que Jaim revise el video y diga quién ganó los zapatos, son un sueño hecho realidad.

¿Adonde quería llegar? Nubia casi sintió ganas de reírse, como si todo eso no fuera más que un teatro o algo armado por alguien más. Una puesta en escena preparada por alguien, que exhibía todo lo que pasaba ante espectadores anónimos.

—Espero que ganes tú, sinceramente.
—¿En serio? Gracias, eso es muy gentil de tu parte.
—Es un premio brillante —Nubia se encogió de hombros—, y estoy segura de que tenerlo te haría muy bien, porque eso es lo que quieres. Espero que consigas todo lo que quieres.


4


Valeria había estado aguardando el momento indicado para escabullirse entre los aparadores en donde se guardaban los elementos para las presentaciones; tenía muy poco tiempo, ya que debía volver a seguir preparando su presentación para ese viernes 23.
Había decidido desterrar de su mente los conceptos que tenía acerca de lo que estaba bien o mal; desde que optó por seguir en competencia, aceptó que debería seguir las instrucciones de Sandra sin protestar. Después de todo, si perjudicaba a las otras para que sufrieran accidentes ¿Acaso eso no la beneficiaba? A la larga, si esos tropiezos ajenos despejaban el camino, ella continuaría en competencia por más tiempo y tendría asegurado el triunfo que tanto ansiaba.
Encontró uno de los vestidos que Rebeca iba a utilizar en su presentación, y que sería perfecto para provocarle problemas ese día: estaba hecho de muchos trozos de tela que estaban adheridos con unos broches a presión; sacó de un bolsillo unas pequeñas pinzas y dañó el broche del torso, un poco por arriba de la cintura, y luego lo volvió a ajustar en su sitio.
A simple vista e incluso al moverlo, el broche permanecía en su lugar, pero Rebeca tenía la costumbre de moverse mucho y hacer contorsiones exageradas en sus presentaciones, de modo que cuando lo hiciera, el broche cedería, y con un poco de suerte, al intentar taparse arruinaría su presentación. Estaba guardando las pinzas cuando sintió voces y tuvo que ocultarse en un rincón.

—¿Supiste que se integra un auspiciador de lencería?
—No ¿Cómo te enteraste?

Eran Esmeralda y Mayre. Valeria se quedó en completo silencio para no ser descubierta.

—Escucha esto, no es oficial, pero me di cuenta que la cuenta del programa en Veeter sigue solo a los auspiciadores del programa; el punto es que ahora está siguiendo a Ectoria, y estoy segura que es porque la van a agregar ¿Te lo imaginas?
—Es divino, esos regalos serán maravillosos. Aquí está el pañuelo, vamos.

Así que un nuevo auspiciador. Se le ocurrió que como recompensa por su trabajo extra podría decirle a Sandra que le consiguiera uno o dos obsequios extra.

5


—Damas y caballeros, tengo que hablar con ustedes de un asunto muy importante.

Aaron Love estaba serio, aunque eufórico ante el público en esos momentos; por fin, después de meses al aire, el programa sufriría un cambio y la carnicería entre las participantes estaría garantizaba.

—Me han permitido este espacio antes de comenzar el programa de hoy para resolver una serie de dudas que todos ustedes han planteado en nuestras redes sociales a lo largo de estas emocionantes presentaciones en vivo.
Para comenzar, quiero reafirmar, a nombre del programa, el compromiso serio de todos los involucrados con la transparencia; planteamos ser pioneros en la televisión nacional en dejar que sea el público quien decida qué participante gana premios, quién es la favorita, y quién es la eliminada de la semana, funcionando este espacio como una vitrina para el talento y el carisma.
Lo primero que hicimos fue dejar en manos de las propias participantes su espectáculo: les decimos cuál es el desafío del día y ponemos a su disposición el vestuario, maquillaje, producción y personal para que sean ellas quienes elijan lo que funciona mejor. Pero esto siempre ha ido acompañado de clases continuas en donde nuestros maestros en distintas áreas les dan los mejores consejos para conseguir subir siempre el nivel.
Como segundo punto, mostramos a nuestro público una transmisión en línea del proceso creativo de las chicas antes de subir a escena; ustedes pueden verlas escoger su maquillaje y atuendo, decidir el fondo y preparación de escenario, conociendo su esfuerzo y sabiendo que todas están en igualdad de condiciones.
El tercer punto es no permitir que las chicas hagan publicidad o pidan votos en sus redes sociales. ¿Por qué? Porque la decisión acerca de quién sigue y quién no continúa debe ser por talento y no por peticiones de votos, y eso ustedes lo pueden ver.
El cuarto y último punto es el acceso total a las estadísticas de nuestro programa. Las votaciones en el estudio se hacen a través de un hashtag exclusivo, y las que ustedes hacen en sus casas a través de los que promocionamos en cada emisión; si bien todo eso es público, quisimos ir un paso más allá y disponer de un equipo de analistas de datos que actualizan las gráficas donde se reúnen estos datos, mostrando el número exacto de votos por cada participante y cargando todo esto en el sitio web oficial del programa. Cualquiera puede revisar estos datos y hacer las preguntas que quiera.

Kevin estaba en la sala de dirección, mirando el programa y la practicada declaración de principios del conductor, mientras en la tablet comprobaba que una vez más eran primera tendencia nacional en las redes sociales. En esos días el programa subía durante las tres horas previas al programa, y sin falla se mantenía primero cuando las luces se encendían. Todo seguía de acuerdo con el plan.

—Hemos sido los primeros en ser transparentes, y los primeros en dejar las decisiones en manos de quienes importan, que son ustedes.
Por supuesto, a veces hay contratiempos. A muy poco empezar descubrimos que comenzó a aparecer algo indeseable en los programas donde se utilizan las redes sociales: me refiero a los perfiles falsos; sería sencillo eliminar esos votos o reportar las cuentas para permitir que sean eliminadas, pero eso podría provocar que estos mismos usuarios denunciaran una supuesta manipulación de datos.

Aaron había ensayado esa parte, por lo que adoptó la expresión perfecta de molestia y consternación: lo que estaba diciendo representaba una afrenta para su programa tan querido, y no podía menos que mostrarse alterado.

—¿Cómo enfrentar algo como eso? No podíamos permitir que unos pocos con malas intenciones y demasiado tiempo libre decidieran por sobre la gente real, pero tampoco podíamos permitir que nuestro programa fuera acusado de eliminar votos o cuentas de usuario; así que la producción dispuso que el equipo de analistas de datos, que cada día filtran este tipo de información, tenga la tarea de estar quitándola del grueso de votos auténticos de ustedes, pero sin eliminarlas, para que todos puedan comprobar que esto sucede.
Renovamos día a día nuestro compromiso con la transparencia.

Hizo una nueva pausa, antes de ir con la parte final de su discurso: era el momento exacto en donde todo cambiaba para siempre.

—Ha pasado el tiempo; hemos visto a nuestras fabulosas chicas bailar, cantar, hacer piruetas, las hemos visto volar y brillar. Nos hemos emocionado con su esfuerzo y conmovido con su triunfo, así como hemos sufrido con cada una de las despedidos.
Pero hoy, tras semanas de ardua competencia, de de transmisión al aire y una cantidad muy superior de horas de transmisión a través de nuestras redes sociales. Estamos en la recta final de este programa, y quiero anunciar a las ocho finalistas de su programa siempre divas. Ellas han preparado una presentación especial en grupo, para deleitarlos con su talento y con todo lo que han aprendido durante este tiempo; esta presentación ha sido preparada en conjunto con la producción del programa, y tiene como objetivo demostrar el gran nivel de profesionalismo de estas ocho bellas chicas. Hoy viernes, es su viernes.

Después de esta presentación el público aplaudió, y el escenario se fue a negro de inmediato. Las ocho chicas aparecieron entonces, vestidas con pantalones negros, un top a juego y una peluca rubia con anteojos que impedían saber quién era quién. Cada una traía una silla, que dejó en la parte frontal del escenario, mientras daba una mirada en abanico hacia el público, con gesto desafiante.

—Calla, solo detente.

La que dijo estas palabras se sentó, dando la espalda al público y demostrando que la estrofa sería cantada a partes por todas.

—No hay nada que puedas decir —dijo la segunda.
—He tenido suficiente —agregó la tercera.
—No soy tu propiedad desde ahora —pronunció la cuarta.

Los movimientos eran secos y determinados, practicados con fuerza y estilo; el público aguardaba.

—Tú pensaste —agregó la quinta.
—Que yo no podría hacerlo sola —dijo la sexta.
—Pero ahora soy —anticipó la séptima.
—¡Fuerte! —gritó la octava.

Una vez que todas estuvieron sentadas, se pusieron de pie con determinación, y con la música de fondo silenciada, marcaron ocho pasos hacia el fondo, todas a un tiempo; tras voltear, hicieron algunos pasos de baile, y marcando una perfecta coordinación, avanzaron hasta el borde del escenario, en donde lanzaron la silla de un golpe con el tacón.

—Soy fuerte, y más que ayer. No me importa nada excepto mi propio camino; la soledad no va a matarme, nunca más, porque soy fuerte.

Sandra observaba el espectáculo desde un lugar apropiado al costado del escenario; había sido necesario que todos los maestros trabajaran en esa presentación y que Vicenta fuera especialmente dura con ellas para que todo saliera como estaba planeado.
Ninguna de las chicas se había dado cuenta de lo que importaba esa presentación para el programa: no era sobre mostrar un espectáculo, era sobre enviar un mensaje; ninguna de ellas era más valiosa que el programa, ninguna tenía una identidad por sobre el nombre del espacio, y ninguna habría llegado hasta ahí de no ser por ellos.
Eso era todo, el principio y el fin del asunto, por mucho que nadie lo notara; a fin de cuentas, durante estos meses habían sido moldeadas y entrenadas para obedecer a un estereotipo funcional a la industria: una para cada público, una para cada tipo de auspiciador.
Sin embargo, ella se sentía frustrada por no haber descubierto en todo ese tiempo quién era la elegida de Kevin; ella había usado sus artimañas para conseguir que su seleccionada avanzara hasta la final, pero seguía sin saber cuál de ellas era la escogida por él para llevarla al estrellato.
Pero cuando la canción terminó y todas se quitaron la peluca y los espejuelos, simplemente lo entendió. Nunca había sido acerca de triunfo y ascenso, era sobre otra cosa.
Ya sabía quién era ella.


Próximo capítulo: Mundo de mujeres

Las divas no van al infierno Capítulo 21: Tu cuerpo




Cuando comenzó el programa del miércoles, el ambiente estaba enrarecido en la zona de trabajo; como nunca, las chicas pusieron el máximo esfuerzo en todo el proceso de producción del espectáculo, y se pudo notar un afán de colaboración mutua, incluso entre las que habían tenido algún tipo de desencuentro anterior. Esto era porque al haber salido por lesión una de las competidoras, todas sabían que existía una enorme posibilidad de que integraran a una nueva, alguien quizás del proceso de selección inicial que estuvo a punto de ingresar y, por ende, una competidora fresca y que habría tenido tiempo de observarlas a todas.
Por supuesto, nadie dijo una palabra al respecto.
Cuando comenzó el programa, Aaron Love esperó a que pasara la intro del programa y en seguida entró en el escenario; después de su trabajada expresión de congoja por la salida de la anterior participante, ahora se mostraba chispeante y alegre.

—Y comenzamos con el programa de hoy amigas y amigos; como saben a través de la transmisión on line y nuestras redes sociales, sufrimos el abandono por lesión de una de nuestras queridas participantes.

Querida no era la palabra que Charlene tenía en mente; se dijo que ya que estaba adoptando el modo de heroína, tal vez podría ir a visitarla y llevarle uno de esos arreglos de flores o una canasta de panecillos para quedar como la competidora perfecta. Las redes harían el resto, y solo tendría que averiguar un poco de ella para hacer como que le interesaba.

—Sin embargo –estaba diciendo el conductor—, el programa debe seguir adelante y no podemos detenernos. La producción del programa pensó muy arduamente en todo esto, y llegaron a la conclusión de que sería muy inapropiado incorporar a una chica que viniera de fuera, porque tendría a su haber un factor de ventaja – desventaja sobre las otras, siempre hemos planteado que en este espacio son ustedes quienes deciden.

Valeria estaba tranquila esa jornada; durante la mañana había hablado con Jorge, y él dejó un poco de lado su mal humor, dándose tiempo a escucharla; aún cuando ella no le había dicho nada sobre el chantaje, de momento le causaba alegría saber que él no se había alejado del todo. Pero al escuchar la forma en que Love se expresaba, se inquietó un poco; sintió que él iba a anunciar algo, y que en realidad entraría una nueva competidora.

—Así que hemos revisado las estadísticas de nuestras redes sociales, porque como siempre, la decisión la tienen ustedes; de acuerdo con estas mediciones, hemos llegado a una conclusión, y quiero que vean por sí mismos el resultado de todo esto ¡Vamos a verlo!

Se retiró del escenario, y en seguida este se oscureció. Una luz azul bajó desde el techo, y una mujer cubierta por una capa y con antifaz y peluca de colores pastel caminó hasta el frente.

¿Ya la había llevado al programa? Márgara se dijo que eso estaba muy mal, porque si iba a haber una nueva, lo lógico era que llegara al final, no intentando robarse el protagonismo.

El público aplaudió; comenzó a sonar la música, y varios bailarines en bañador y con el cuerpo manchado de purpurina aparecieron haciendo complicadas piruetas, mientras ella permanecía en el centro, inmóvil e inalcanzable.

Lisandra apenas estaba poniendo atención; en ese momento estaba pensando en todos los métodos posibles para resaltar más, y mientras tomaba nota mental de cada cosa que se le ocurría, se dijo que esa semana de ninguna manera iba a estar cerca de la eliminación; su etapa de perdedora había terminado para siempre.

La voz sintetizada de la mujer no permitía identificar de quién se trataba, pero se escuchó fuerte y claro decir las palabras correctas mientras un bailarín adicional aparecía en el escenario.
El hombre llevaba un diminuto y ajustado bañador color piel, que creaba la ilusión de completa desnudez; se quedó al centro del escenario, simplemente de pie, en actitud relajada y de entrega mientras los otros formaban un semi círculo tras él, cada uno con un bote de purpurina de distintos colores.

—No necesito saber tu nombre ni dónde has estado –dijo ella con una voz sensual y determinada—, no necesitas hablar ni decirme nada, solo es importante estar aquí.

Los acordes rítmicos y los pulsos de estilo electrónico siguieron por todo el lugar, mientras ella caminaba hacia uno de los bailarines y tomaba un puñado de purpurina; ese era su día, su presentación, su todo.

—Todo lo que quiero hacer es amar tu cuerpo.

Sus palabras vinieron al son de la música, al tiempo que arrojaba la purpurina contra el torso de él; mientras le decía que esa noche sería su noche de suerte, tomó otro color, siguiendo poco a poco con ese espectáculo de polvo de color y luces vibrantes, convirtiéndolo a él en una estatua viviente, un cuerpo colorido sin facciones propias, solo un elemento superfluo y divertido.
Unos momentos después se quitó la capa, revelando un vestido ajustado, multicolor como la peluca, y junto a los otros bailarines hizo algunos pasos de baile, justo antes que todo terminara y el escenario se llenara de luz.

—Una presentación impactante, sugerente y llena de ritmo –dijo el conductor del programa mientras ingresaba al escenario y los bailarines salían_, estoy seguro de que todos en sus casas estarán ansiosos por saber quién se integra a la competencia.

La chica caminó hacia él, y mientras lo hacía se quitó la peluca y el antifaz. En la zona de trabajo, Charlene tuvo que hacer un gran esfuerzo para que no se notara lo sorprendida que estaba.

—Así es damas y caballeros –decía Love—. Tengo el agrado de informar que quien se reintegró al programa es Nubia.

La chica lucía radiante, con el cabello de un tono un poco más oscuro que antes, cercano al color miel con muchos reflejos, y un maquillaje colorido que destacaba sus ojos.

—Seguramente todos se están preguntando cómo es que pasó esto. Pues se los explicaré mientras en pantalla podrán ver el detalle de lo que les estoy contando; la producción revisó las estadísticas, vale decir la cantidad de veces que fueron mencionadas usando el hashtag correspondiente, las dos eliminadas del programa hasta ahora: Carol y tú, y concluyeron que la más solicitada eres tú, de modo que eso te ha dado la posibilidad de volver y ocupar el puesto que por desgracia ha tenido que dejar Ivonne. Por favor, un aplauso para nuestra bella Nubia.

El público aplaudió; en tanto, las chicas en la zona de trabajo estaban lo bastante sorprendidas como para dejar lo que estaban haciendo; se trataba de una situación que ninguna esperaba.

—Nubia, es un placer tenerte de vuelta –continuó el conductor_. Cuéntanos cómo te sientes.
—Muy contenta y agradecida –replicó ella—. Durante estos días recibí mucho cariño del público en las redes sociales y esta oportunidad la veo como un regalo de todos ustedes.
—Así es _concluyó él_, y para todos nosotros es una alegría también tenerte de vuelta. Un aplauso nuevamente y ve por favor a la zona de trabajo, para que te reúnas con tus compañeras y puedas prepararte, porque estás en igualdad de condiciones y eso significa que debes hacer una presentación hoy con la luz como concepto central al igual que las demás chicas. Pero antes, regálame un segundo para que el jurado nos ilumine con su punto de vista.

La luz enfocó a Jaim, quien asintió con elegancia.

—Jaim, como todos saben, eres el maestro de pasarela ¿Qué te parece la reincorporación de Nubia al programa?
—Es una gran oportunidad, sin duda –comentó él—, por supuesto, tiene un punto a favor porque ha tenido unos días para descansar, pero al mismo tiempo ha perdido el ritmo.
—¿Qué consejo le darías?
—Que use sus mejores tacones y camine con la frente en alto para enfrentar este desafío.

Aaron Love sabía que las otras debían estar echando chispas; por el audio le dijeron que hiciera una pregunta más.

—Muchas gracias Jaim. Vicenta ¿Qué consejo le darías a Nubia?

Que se cuidara del veneno de víbora, fue lo primero que pensó ella, pero no lo dijo.

—Le diría que tendrá que trabajar el doble o el triple para recuperar el terreno perdido, y que de seguro esta oportunidad no se repetirá.
—Así es, gracias Vicenta. Y ahora Nubia, el tiempo corre, y ustedes en sus casas, no pierdan detalle porque el programa de hoy será infartante.

En la sala de dirección, Sandra estaba viendo en la tablet esa parte del programa; la medida dispuesta de incorporar a Nubia al principio del programa había resultado en sintonía, lo que le daba a ella un gran punto a favor porque fue su idea hacerlo. Las estadísticas al momento indicaban que el regreso de esa chica y las caras de sorpresa de las otras vendían bastante, pero además reforzaba la idea del apoyo de la transmisión por la red antes del inicio del programa como una fuente de interés para el público seguidor. Desde ese momento en adelante no importaba mucho si la chica seguía en el programa o la volvían a sacar, porque su cometido ya era una realidad.

—Sigan menos a Nubia, enfócate en Alma y en Márgara.

Kevin había guardado silencio mientras el circo romano se llevaba a cabo; se trataba de un acto tan humano y básico que resultaba divertido que nadie en realidad sospechara. A fin de cuentas, lo que causaba las explosiones de rating y las discusiones en las redes era el morbo de ver cómo se sacaban el cabello a jalones con tal de ganar; era una arena de combate, y cada elemento estaba programado para enaltecer más al público.
Se había puesto de pie mientras Sandra daba instrucciones, y miró en el móvil un mensaje que le llegó y que nadie debía ver salvo él.

—Ya estoy en mi casa.
—Perfecto –escribió en respuesta–. Lo hiciste muy bien.
—Lo sé, pagaste muy bien por esta actuación.
—Sí, solo asegúrate de sostenerla; tienes que seguir fingiendo que todo es real.
—Tranquilo, nadie sabrá la verdad.

Guardó el móvil en el bolsillo; Ivonne había hecho una actuación perfecta, el resto era solo pagar médicos y exámenes para que esa farsa pudiera ser una realidad sólida. Se trataba de un secreto absoluto, algo que incluso Sandra no sospechaba ¿Por qué hacerlo? Porque podía.

2


Algunos minutos después, Sandra había trasladado algunos deberes para estar disponible en caso de algún informe sorpresa; la idea de reintegrar a Nubia había sido suya, y Kevin estuvo de acuerdo en ello gracias al respaldo de las redes sociales. En esos momentos era importante marcar un punto de inflexión para todas, porque hacía que se sintieran inseguras ante el futuro; una lesión era algo imprevisible, pero si en el futuro volvía a pasar, cada una de ellas sabría por anticipado que alguna de las eliminadas podría volver.
Descansada, recargada y dispuesta a vengarse, muy probablemente.
Nubia era una víctima y desde ahora, seguramente pasaría uno o dos programas en la cima de las votaciones, para luego empezar a caer por su falta de experiencia como artista en general y como persona en particular; tal como ella lo tenía previsto, Lisandra estaba convirtiéndose más rápido de lo que parecía en una loba, lo que de seguro pondría los ojos del público en ella y prendería todas las alertas en las otras.
La noticia de Nubia terminaría por ser una anécdota, y cuando volviera a ser eliminada, realmente a nadie le importaría.
Ya era el momento de empezar a utilizar a Valeria para cumplir sus planes; después de haber arreglado que recibiera los tratamientos de belleza que necesitaba para aparentar que era joven, sabía que estaba en su poder y que tendría que hacer todo lo que fuera necesario.
Era importante comenzar a sabotear las presentaciones de las otras, desde detalles muy pequeños, para poder influir en las opiniones del público real; si bien Kevin podía decidir en cualquier momento quién sería eliminada, él tendría que acatar las decisiones que fueran demasiado evidentes por parte del público o que reflejaran detalles reales de las presentaciones. No tenía un pelo de tonto, y no podía dejar que alguien sospechara de la manipulación de las votaciones.
En ese momento recibió una llamada; era el contacto que coordinaba la información que recibían los bailarines.

—¿Qué sucede? –preguntó con voz desprovista de emoción.
—La madre de Marina tiene que someterse a una cirugía mañana; ella no se lo ha dicho a nadie.

Un drama personal; la forma de manejarlo sería hacer que el conductor del programa citara algún comentario fraterno de las redes sociales para tocar esa fibra.

—¿Alguna novedad de ese caso especial?
—Un poco, está muy protegida _explicó el hombre del otro lado de la conexión—. Todo indica que está trabajando con alguien, pero todavía no lo dice.
—¿Y cuál es la noticia?
—Que está colaborando con un hogar de menores –apuntó él—, aparentemente lo tiene como una carta bajo la manga, pero no parece tener pensado usarlo todavía.

La productora se detuvo y tomó la tableta, para revisar en el apartado de videos algunos que había separado por ser curiosos. El momento en que Lisandra tuvo un ataque de histeria y atacó a Charlene era interesante, porque por el contrario de lo que parecía de forma común, ella no tuvo una reacción agresiva, sino que se las dio de mártir; en un momento en particular ella hacía como que iba a hablar de alguien o explicar esa ridícula presentación que parecía de día de los enamorados en versión pobre. Entonces se trataba de eso, ya tenía planeado mostrar en algún momento esa faceta de benefactora del pueblo para sensibilizar a la gente; para haber ingresado casi por accidente al programa, estaba muy bien preparada.
¿Un asistente?
Quizás el asunto de fondo era que no estaba sola en eso, y tenía a alguien entendido en televisión y espectáculo dando las ideas para mantenerse vigente. Pues bien, quizás ella podía ayudarla a subir tan solo un poco, y usarla como un arma para desequilibrar a las otras; si eso la ayudaba a llegar más lejos o no, no era realmente importante.

—Bien, dile a Nigel que haga todo lo posible por averiguar acerca de eso.
—Como digas —respondió Alberto del otro lado de la conexión—, lo que tú digas.
—Y una cosa más: ahora que Nubia volvió, dile a Nick que retome los planes. Eso es todo por ahora, sigan trabajando bien.

Alberto finalizó la llamada y dejó el móvil a un costado; en ese momento estaba en una sesión de masaje, disfrutando del aroma de los óleos y la excelente mano de su masajista de siempre.

—¿Cómo sientes la espalda? —preguntó el experimentado hombre.
—Como si fuera de algodón —replicó el joven, volteándose boca arriba—. deshiciste esos nudos sin dificultad, eres el mejor.

El fornido masajista continuó con el tren inferior, empezando por flectar su pierna izquierda.

—Ops, eso dolió.
—Parece que aumentaste el peso en el gimnasio ¿No es así? —comentó el otro—. Te he dicho que debes ir poco a poco.
—Lo sé, lo sé, es sólo que es como si fuera una droga, ya sabes, pero sin los efectos secundarios de inyectarse cosas; me veo en el espejo, comparo con los resultados del mes pasado, y es como si la adrenalina subiera por un cable hacia arriba. Además, hay alguien que aprecia mucho mi fuerza.
—Ah, claro, esa misteriosa mujer que te usa como un juguete—observó el otro, divertido.
—Ella.
—¿Y es tan secreto, eres una especie de amante infiel?
—Nada de infidelidad. Es solo un secreto, hay asuntos de trabajo, es solo eso.

3


Después de hacer su presentación al inicio del programa, Nubia fue de inmediato a la zona de trabajo, para preparar su presentación al igual que las demás; en principio, no se sorprendió de los saludos corteses, pero para nada amistosos de las otras chicas, ya que era lo primero que se esperaba al momento de llegar.
Desde el momento de ser eliminada del programa pasó por muchas emociones; primero, la sorpresa y decepción de no haber podido avanzar más, luego una terrible sensación de tristeza y vacío, y finalmente la resignación ante lo inevitable. Había decidido volver a ver el programa para quitarse de la cabeza la persistente idea de haber fracasado, y enfocarse en analizar todo desde un punto de vista objetivo, e intentando divertirse, como si no se tratara del mismo producto que tan poco tiempo antes había sido su sueño.
No había funcionado para ella como lo esperaba, pero estaba intentando hacerlo poco a poco, hasta que recibió la llamada de la producción un par de días atrás, preguntando si estaba disponible para regresar al programa para una etapa de repechaje, o en el caso de un alargue de la emisión. Lo primero que pensó fue decir que no, que había tenido suficiente con una decepción, pero en realidad su pensamiento de fondo era otro; haber conocido el mundo del espectáculo y la televisión era una de las mejores cosas que había vivido.
Dijo que estaba disponible, y le respondieron que debía estar atenta, ya que tan pronto como recibiera una llamada, el tiempo volvería a correr para ella.
Se trataba de una propuesta sin fecha y sin un concepto claro, pero que removió todos sus sentidos; la posibilidad de volver a pisar el escenario, de crear y construir una presentación con la presión del tiempo era algo casi sublime, pero escuchar el saludo y aplauso del público era definitivamente incomparable.
Nick había mantenido contacto con ella, y ahora que estaba de regreso, sabía que en algún momento, quizás ese mismo día, volverían a encontrarse entre los pasillos y las personas trabajando a toda máquina; ansiaba volver a verlo, ahí junto con ella o a tan sólo unos pasos, pero lo que más ansiaba era saber que volverían a encontrarse en secreto, y que sería un motivo de alegría por su regreso, no un modo de estar esperando un consuelo de su parte.
Buenas cosas esperaban para ella, estaba segura de eso.


Próximo capítulo: Fuerte

Las divas no van al infierno Capítulo 20: No puedo ser domada


Disfruta este capítulo al ritmo de esta canción: Cant be tamed

Charlene estaba llegando a su departamento en compañía de Nigel; los dos reían alegremente.

—Y entonces le dije ¿Qué podría salir mal?

Ella soltó una carcajada mientras abría la puerta de entrada; Nigel era muy divertido y con él las risas estaban aseguradas.

—No estoy tan cansada, nos trataron bien —dijo mientras dejaba la maleta a un costado—, así que estoy de muy buen humor y mañana tendré que darlo todo en el escenario.
—¿Quién crees que sea la eliminada esta semana?

Charlene se lo pensó un momento; después del ataque de histeria de Lisandra pensó que ella, pero tras la actitud de diva humilde de Márgara no había estado muy segura.

—No lo sé. Sería interesante que fuera Márgara ¿No lo crees?
—Pero a ella la llamaron antes que a cualquiera —apuntó él—, eso debe significar ene tiene peso o que marca.
—Sí, marca para abajo —comentó ella entre risas—. La hubieras visto el lunes cuando aparecieron a llamar a cuatro de nosotras para ir a un contacto con el matinal ¡Creí que la carne de la cara se le caería a pedazos! Estoy segura que mataría por ir en vez de a ese programa tonto del sábado.
—¡Oye! —reclamó él poniendo los brazos en jarras—, ellos piensan en todo tipo de publico, han hecho desfile de ropa interior o trajes de baño con mujeres, pero también con hombres.

Hizo un gesto de placer mientras ella dejaba el bolso y se sentaba; la chica sonrió.

—Eso es un punto bueno. Me sentí tan bien ayer, estar en el programa de la mañana fue casi como haber ganado una etapa importante del programa.

Se soltó el cabello y lo miró con expresión suplicante.

—Saca el jarro de jugo.

El musculoso revoleó los ojos, pero de todos modos fue hacia el refrigerador.

—Eres una explotadora ¿sabes? Linda, linda, y con esos ojos me manipulas. Ya, mejor dime quién crees que se va esta semana.
—Debería ser Lisandra —replicó ella mientras se miraba el esmalte de uñas—, va como tren sin conductor hacia abajo, y te aseguro que eso pasa la cuenta.
—¿Y qué es eso que te traes ente manos? —el hombre la miró con expresión cómplice—, a mí no me engañas, ibas a decir algo cuando ella te estaba atacando, pero cambiaste de opinión a ultimo momento.

Charlene se dio el tiempo de beber un poco del refrescarte jugo antes de hablar; la idea de Harry de llevarla como hada madrina de ese hogar de niñas pobres había funcionado a la perfección, y aunque tuvo que poner caras todo el tiempo, esas niñas ya la veían como toda una estrella, y la anciana que dirigía el lugar no solo estaba feliz con todo eso, sino que además se había creído todos los cuentos de Harry; de seguro si alguien le preguntaba, diría que ella estaba hace mucho tiempo visitando ese lugar.

—No hay nada que contar, no seas ridículo. Además, ella me atacó por una tontería, yo solo quería darle un toque distinto a esa canción para que no fuera tan triste.
—Bueno, será como tú digas entonces.

Nigel se devolvió al refrigerador para guardar en él el jarro con el jugo, pero se quedó con la puerta abierta y mirándola con las cejas levantadas.

—¿Qué es esto?
—¿Qué cosa? —preguntó ella, distraída.
—Estas cervezas baratas en la parte de abajo —replicó él con tono de incredulidad—, me habías dicho que tenias gustos más finos.

Harry. Ahora tendría que inventar algo; se dijo que lo mejor que podía pasar era que en el programa dejaran de restringirlas tanto y les permitieran tener un manager, de ese modo podría sacarlo de las sombras y trabajar con él de una forma más cómoda; por el momento debía seguir con el espectáculo.

—Cómo se te puede ocurrir que son mías ¿No ves que tengo que conservar este cuerpo maravilloso? Mira, te voy contar pero no puedes decirle a nadie, ni a tu madre.

El corrió y se sentó frente a ella, con la ilusión pintada en la cara.

—Soy un sarcófago cerrado —aseguró.
—Bien, el tema es este —pronunció con tono de confidencialidad—. Cuando me cambié, conocí a un chico, y bueno, no estábamos aquí y él dijo que quería cerveza, así que trajo y la dejó ahí.
—¿Estás saliendo con un hombre? —La voz de él se volvió más aguda—. Cuéntame todo, cómo es, cuándo, cuánto y dónde.

Charlene hizo como que se sonrojaba; perfecta mentira para salir del paso.

—¡No! No me estas dejando hablar. Te estaba diciendo que vino, y bueno, todo estaba bien, pero después nunca mas apareció, creo que se aprovechó de mi inocencia.
—¿Cuál?

Los dos rieron; internamente, ella se dijo que debía conseguir que Harry fuera su manager oficial lo antes posible, pero con mucha más urgencia, que se supiera que era un alma bondadosa para subir como la espuma en las redes.

2


Cuando Benjamín recibió la llamada de Lisandra, se sintió muy emocionado, ya que desde la jornada de la audición no se habían visto. Esperaba que ella le dijera que fuera a su casa esa mañana de miércoles, pero para su sorpresa, lo citó en una cafetería en una zona relativamente cercana al canal de televisión; la segunda sorpresa vino cuando la vio: estaba muy arreglada, con el cabello tomado en una cola alta, sombra de ojos y labial coloridos, y un vestido color calipso hasta las rodillas, que destacaba su figura y lucía muy bien sus piernas.

—Lisandra ¡Te ves preciosa! —comentó, con una gran sonrisa—. Vas muy bien arreglada.

Ella le devolvió la sonrisa y se sentó frente a él.

—Sí, decidí preocuparme más por mi aspecto —explicó con gentileza—, es una responsabilidad con el público que me ve. Benjamín, tengo algo que hablar contigo y creo que nos conviene a ambos.

—¿Convenir? Hacia prácticamente un mes que no se veían, y habían hablado muy poco por las redes sociales, por lo que él esperaba algo distinto a una frase como esa.

—Sí, pero espera, cuéntame un poco cómo va todo en el programa —inquirió con entusiasmo—, cómo han reaccionado tus padres.

Al momento de hacer la pregunta se arrepintió; claramente algo en esas palabras no era del agrado de ella.

—Benjamín, escucha, ahora estoy con mucho que hacer; quiero que conversemos más, pero este no es el momento —de pronto volvió a animarse—. Lo que tengo que decirte es muy interesante, es un negocio que podría sacarte de ese trabajo tan exigente que tienes.

¿Negocio? Por un momento, Benjamín estuvo a punto de reír, como si lo que hubiera escuchado fuese una broma, pero la expresión determinada de ella se lo impidió.

—Disculpa, creo que no entiendo lo que me estás diciendo.
—Tu trabajo —repitió ella como si fuera obvio—, tú tienes un trabajo muy estresante, te requiere mucho tiempo y es obvio que quieres algo mejor, todos queremos algo mejor para nuestras vidas ¿no es así?

El chico la miró levemente confundido, pero decidió continuar con la conversación.

—Sí, supongo que sí.
—Pues mira, este es el asunto, es muy importante que sea super secreto: si te haces pasar por mi novio, puedo lograr que mi fama aumente muy rápido, y eso va a atraer a los auspiciadores, muy pronto van a empezar a llegar los contactos y los contratos.

Benjamín se sentía como si acabara de estrellarse contra algo; estuvo a punto de mirar en todas direcciones, esperando encontrar una cámara oculta, pero la seriedad de ella al hablar le hizo entender que eso iba en serio.

—No estoy seguro de entender que es lo que quieres lograr con esa idea.
—Figurar en los medios, por supuesto —explicó ella—, escucha, estuve revisado las estadísticas de nuestra participación, m e refiero al programa, y está subiendo como la espuma; estoy segura que en dos o tres semanas van a cambiar las condiciones del contrato ¿Te conté los detalles de eso?
—Lisandra, casi no hemos hablado desde que entraste al programa.
—Sí, bueno, se trata de esto: podemos mantener nuestras redes sociales, pero no pedir votos ni hacer campaña o promoción de ningún tipo; no podemos comentar con los hashtag del programa, ni aparecer en las redes de nadie haciendo nada que sugiera que estamos pidiendo que voten por nosotras. Pero —levantó un dedo para ejemplificar la excepción—, estoy segura de que van a modificar esas reglas para que sean más flexibles.
—No entiendo qué tiene que ver eso con...
—Espera, ahora voy con eso —le hizo un gesto para que aguardara—, lo que estoy pensando es que van a hacer lo mismo que en algunos programas de talento, en donde siguen a los participantes en sus actividades diarias, y en ese punto es que un novio me viene de maravilla, porque la gente siempre quiere saber sobre estas cosas.

Benjamín la miró estupefacto.

—¿Quieres que la gente piense que tienes un noviazgo para que hablen de ti en los programas de espectáculo?
—Algo parecido, pero es más un plan a largo plazo; como no he hablado con nadie de esto, pensé que en unos días podría haber una reconciliación ¿Entiendes? Algo como reunirse en un café o un sitio bonito y no demasiado llamativo, la idea es que quede registrado, pero no por nosotros, porque claro que alguien lo va a ver y van a grabar, y desde entonces todo va a ser muy fácil.

Él intentó pensar en algo con lo que cuestionar las palabras de ella, pero estaba tan sorprendido que no se le ocurría nada.

—Lisandra, yo no sé qué decir.
—Di que me vas a ayudar —replicó ella—, eres mi amigo, dijiste que ibas a apoyarme en todo; además lo que estoy pensando es un beneficio para los dos ¿No te conté sobre los regalos?
—No.
—Pues va siendo cada vez mejor —explicó la chica—, por ejemplo, antes del último programa nos regalaron una tarjeta para comprar artículos decorativos para el hogar, y siempre, cuando a un programa como este le va bien en rating y se habla mucho de él, los auspiciadores llegan solos y hacen todo tipo de regalos. Esto te va a servir mucho.

Durante un segundo o dos él no dijo nada, hasta que al fin habló, con voz desprovista de emoción.

—¿Crees que funcione?
—Por supuesto ¿Cuento contigo?
—Por supuesto —replicó él, mirándola con ojos brillantes—, sabes que estoy para ayudarte en lo que necesites.

3


Valeria llegó a su casa después de ir al centro de estética de Tina, algo cansada, pero sintiéndose contenta con los resultados; si bien el tratamiento que estaba recibiendo era una vez al mes, debía asistir dos veces por semana para una inyección de vitaminas y unos retoques menores.
Desde que Sandra había descubierto su verdadera identidad, el cambio en la actitud de Tina era notorio, ya que dejó de hacer veladas amenazas y se limitó a decirle que estaba muy contenta con el aumento de público en su centro, lo que significaba que la productora se había encargado de “recomendar” el centro de estética a las personas indicadas, con lo que había resuelto el problema de Valeria para conseguirlas.
Acababa de dejar el bolso en el sillón cuando su móvil anunció una llamada de Harris.

—¡Hola! ¿Cómo va tu día?

La voz de él se escuchaba algo agitada, y supuso que estaría haciendo ejercicio, como le había dicho que hacía todas las mañanas.

—Bien, estaba retocando mis uñas ¿Qué haces?
—Estoy terminando la rutina de trote de hoy —respondió con voz energética—, después me meto a la ducha y estaré listo.
—Ten cuidado —observó ella—, no vayas a tropezarte por estar hablando conmigo.
—Voy con los audífonos inalámbricos, así que está todo en orden. Escucha, solo quería decirte que me gustaría poder estar en tu presentación de hoy.

Casi no se había percatado del tiempo, hablando con él la noche anterior; él había dicho que todo sería mucho más sencillo si no les prohibieran a ellos como bailarines interactuar con las chicas fuera de lo estrictamente profesional, pero que a la vez no le molestaba tener que disimular todo el día durante las clases o a lo largo de la emisión del programa, mientas pudieran hablar después.
Ella le había dicho que tenían que ser cuidadosos, porque no quería que él fuera perjudicado si alguien de la producción descubría que tenían esa amistad, pero a Harris eso no le importó.
Era impulsivo y arriesgado, y eso a ella le encantaba.

—A mí también me gustaría, pero sabes que no se puede notar que tenemos contacto.
—No te preocupes, sé disimular muy bien —comentó el con tono alegre—. Nos vemos más tarde. Un beso.

La última frase fue dicha justo un instante antes de cortar, por lo que la voz se escuchó un poco más lejos; fue la primera vez que decía algo como eso, y a Valeria se le hizo tierno y encantador.
Cuando fue a su cuarto a escoger la ropa que llevaría ese día, recordó que esa mañana se había dicho que iba a llamar a su novio Jorge, pero no se encontraba de ánimos para hacerlo ¿Cómo, si él no dejaba de criticarla? Había pensado contarle de la amenaza en la que estaba envuelta como una forma de hacerle ver que lo que ella estaba haciendo no era un lecho de rosas, pero tuvo que descartarla al comprender que él nunca lo entendería. De momento, lo mejor que podía hacer era seguir manteniendo la distancia y confiar en que él continuara administrando su parte en la historia de la mejor forma; cuando pudiera conseguir más poder de decisión y tuviera lo que quería, hablaría con él y solucionaría todo.

4


Cuando todas llegaron al canal y les presentaron el desafío de esa jornada, que incluía utilizar mucha luz, Charlene se dijo que era su momento para destacar sobre las otras; pero resultó ser que antes que pasara una hora de las tres que tenían a disposición para realizar la preparación del espectáculo, alguien decidió robar cámara: Ivonne se cayó de una tarima y empezó a llorar y gimotear, lo que hizo que todas las miradas se fueran hacia ella.

—Ojalá que no sea algo agrave.

Después de acercarse al sitio en donde los de enfermería la estaban atendiendo y decir las palabras de cortesía con la expresión adecuada, la rubia regresó a lo suyo; en ese momento se preguntó algo que antes no se le había pasado por la mente. Y si alguna de las chicas debía abandonar el programa por una enfermedad o lesión ¿Se contaría como la eliminaba de la semana?
Treinta minutos más tarde, Aaron Love estaba dando esa respuesta en una comunicación oficial.

—Muy buenas tardes, mis amigos seguidores del programa. Esta vez tengo que hablar con ustedes de algo muy importante y que es un motivo de un pesar dentro del gran equipo que hemos formado en el programa; hace muy poco, nuestra querida Ivonne ha tenido una caída durante un ensayo.

En ese momento, las luces del escenario estaban apagabas y solo un foco acompañaba al conductor, quien como nunca lucía serio y apesadumbrado.

—Por supuesto, contamos con personal calificado para poder atender todo tipo de emergencias, ya que sabemos que la exigencia del programa significa que las chicas podrían sufrir algún tipo de esguince o lesión.
Sin embargo, pronto fue evidente que Ivonne tenía algo más delicado, ya que el dolor no cedía; por esto, fue llevaba a centro de atención especializado, en donde nos han dado la mala noticia: Ivonne sufrió una lesión en los ligamentos del tobillo izquierdo, de grado dos, lo que significa que es un daño más que leve.

Hizo una nueva pausa; nunca lo había dicho, pero adoraba esos momentos dramáticos en los programas, porque permitían que él mostrara toda su capacidad; incluso en alguna entrevista habían mencionado su alto grado de compromiso con la gente y lo humano que era. Y él amaba esos elogios.

—Esta lesión que ha sufrido Ivonne requiere repuso absoluto de entre cinco y nueve semanas, además del uso de medicamentos apropiados para su caso. No podrá usar tacones ni bailar, lo que significa que no podrá seguir en competencia junto con las otras.

Mientras esto sucedía, Márgara se había sentada frente a la pantalla, mirando con atención al tiempo que peinaba la peluca color azul que usaría en su presentación; le parecía que todo eso era innecesario, que si esa chica estaba lesionada debía retirarse y ya, no estar llamando tanto la atención.

—Me avisan que hemos establecido un contacto en directo con nuestra amiga Ivonne. ¿Me escuchas?
—Hola Aaron.
—Gracias por atender; no quiero molestarte mucho tiempo, pero quería preguntar cómo estás sobrellevando esta situación.

La voz de la chica se escuchaba acongojada, pero en control.

—Tratando de tomarlo con calma —respondió hablando despacio—. No puedo hacer nada, así que tengo que resignarme a que mi camino en el programa terminó y concentrarme en recuperarme de la lesión que tengo.
—Por supuesto, la salud siempre es lo principal —comentó él—. Y estoy seguro de que en las redes sociales las personas que te siguen estarán dando sus muestras de cariño para alguien con tanto que entregar como tú.
—Gracias.
—No, gracias a ti por tanto. Antes de despedirme ¿Hay algo que quieras decirle a tu público o a las otras chicas?
—Las chicas saben lo que deben hacer; al público, darle las gracias por su apoyo, y decirles que agradezco todas sus muestras de cariño y apoyo, y el tiempo que se dedicaron para escribir y enviar mensajes de ánimo en las redes.
—Ahora tendrás muchos mensajes de aliento, te lo aseguro —la animó el—. la gente te quiere mucho, de verdad.
—Pues me daré el tiempo de ver esos mensajes —replicó ella un poco más animada—, trataré de leerlos todos.

El conductor se despidió de forma muy cariñosa, y tras hacer una inspiración siguió con sus palabras.

—Sucesos inesperados y pruebas son lo que nos topamos todos los días; así es como pasa en la vida, y por supuesto también en este programa. Por ahora me despido, y nos vemos más tarde.

Mientras la transmisión especial finalizaba, una persona en otro sitio estaba recibiendo una llamada.

—¿Estás lista?
—Por completo —replicó ella.
—Bien, entonces prepárate. Entras tú en reemplazo de Ivonne.
—De acuerdo.

Cortó la llamada y se quedó mirando la pantalla, en donde ahora se exhibían anuncios publicitarios.
Desde ese momento haría que todos los chicos se obsesionaran con ella, que pareciera que la estaban inspeccionando y obligando a sacar los dientes; haría que pensaran que no podían cambiarla, que cada día sería un día que no planeaba, y por sobre todo, que no se le podía domesticar.
Les haría creer que era un rompecabeza, pero en el fondo, lo que quería era volar, dirigirse adonde quisiera y llegar hasta sitios que no conociera, ¿Había error? No, no lo había, era sólo que las reglas habían cambiado para siempre.
No la podían cambiar, y si todo funcionaba de acuerdo con el plan, no la podrían derrotar.


Próximo capítulo: Tu cuerpo