Broken spark Capítulo 8: En las profundidades



Terrorsaur se asomó al agujero en la tierra por donde había caído Cheetah, y supo que ese era el único momento que tendría en su favor. A través de decenas de metros de túnel, más abajo, no se veía nada.

“Está bien, creo que es el momento preciso de hacer mi jugada.”

Sabía que Megatron le pediría informe de lo sucedido, luego de su súbito y absurdo interés por los nuevos aliados, de modo que se convirtió a robot y descendió flotando por el túnel por el que cayera momentos antes el maximal. No se escuchaba nada.

—Oye ¿estás bien?

Su voz retumbó en las paredes de piedra sólida del lugar. Bajó otros cincuenta metros, pero llegado a cierto punto, el túnel natural en la tierra se hacía muy estrecho y lleno de protuberancias de algún tipo de mineral muy resistente. No podría bajar por ahí sin hacerse graves heridas, que era lo que seguramente le estaría pasando a ese felino tras caer.

—Si puedes escucharme —gritó hacia abajo—, quédate tranquilo, traeré ayuda de Tarantulas apenas pueda, para que te saque de este foso. Rayos —gritó alarmado tras chocar con un saliente—, no puedo descender por aquí sin herirme, espera ahí y no te muevas.

Dicho eso salió del lugar, teniendo precaución de dejar caer el grabador que Megatron le había entregado; así podría volver por él más tarde y argumentar que había caído por accidente, tal como su propia voz evidenciaba de forma indirecta en la grabación. De vuelta en modo alterno, voló a toda velocidad hacia el punto en donde tenía escondido el energon rojo, y se quedó contemplando su belleza y gran poder con admiración por unos segundos. Era mucha la tentación de utilizarlo, podría derrocar a Megatron con unos cuantos golpes y apropiarse del mando predacon, pero si se confiaba, tendría problemas, sobre todo con el grupo de nuevos que andaban rondando por las instalaciones. De pronto se miró a sí mismo y descubrió con asombro que las lesiones que le habían sido inflingidas por Tigreton habían desaparecido ¿Qué misterioso arte lo había logrado?

—Claro, el energon…

No sabía que ese tipo de energon tuviera propiedades regenerativas, pero el hecho de que las tuviera significaba que tenía aún más en su poder para cumplir con sus objetivos.
Pero la vaina en la que pretendía guardar en energon para su protección estaba desaparecida, y con la amenaza de ese loco del tigre por ahí, no le convenía ir de un lado a otro con esa carga tan valiosa; al fin decidió usar un poco de esa misma fuente de energía para trasladarla a un sitio seguro

—Ya sé en qué lugar estará seguro…

2

El tiempo necesario para que la temperatura descendiera ya estaba llegando a su fin, y con ello la espera a la que los tres habían estado condenados. Hasta entonces se desplazaban de un lado a otro, tanto Optimus como Rattrap, mientras que Dinobot permanecía en un sorprendente silencio y quietud, de pie mirando sin ver el casco humeante de la nave que los tarjera hasta esa superficie.

—Creo que ya podemos entrar —dijo Rattrap—, pero no sé si quiero ver lo que nos vamos a encontrar más allá de la entrada.
—De nada vale preocuparse de más —replicó Optimus—, entremos de una vez.

Tan pronto como empezaron a caminar hacia la nave, Dinobot se puso en movimiento otra vez. En esos momentos resultaba más propicio entrar en los restos de la nave, ya que aunque la temperatura aún era elevada, sus corazas alternas les permitían aislar la temperatura de un modo similar a que lo hacían con el energon en ese planeta.
El interior de la nave era un auténtico desastre; entraron por un pasillo que antes era el que conducía al puente de mando, y que ahora estaba derruido en varias partes, dejando ver a través del techo los niveles superiores; el silencio que llenaba el lugar después del ataque era interrumpido cada tanto por algún circuito que echaba chispas en la pared, intentando sin éxito transportar la energía en un ambiente que se encontraba en penumbras y sin las habituales acciones automáticas a las que estaban acostumbrados. Cuando llegaron al puente vieron que este estaba por completo destrozado, la bóveda estaba aturada de partes metálicas provenientes del techo, que no había soportado la presión de los objetos en la planta superior.

—Qué extraño ¿qué hay arriba que pudo caer de esta manera?
—Arriba nada importante, pero en un nivel superior había una plataforma para respuestos. Lo más probable —observó Dinobot con tono distraído—, es que las vigas que soportan esa parte hayan cedido.

Rattrap no estaba tan seguro.

—Escucha, sé que no he estado antes en esta nave, pero el fuego se propaga hacia arriba cuando hay una explosión.
— ¿A qué te refieres?
—Sólo mira lo que hemos presenciado desde que entramos: se nota que algo explotó adentro, en el primer nivel ¿por qué se cae una planta que está dos niveles más arriba pero no lo que está sobre nuestras cabezas?

El laboratorio de Tarantula.

—Admito que tu razonamiento tiene lógica, pero no conoces la nave como yo; si esa sección se vino abajo, es por un motivo importante. Dinobot ¡Aterroriozar!

Cambió a modo robot sin dar más comentarios, y comenzó a caminar hacia un pasillo lateral. Optimus y Rattrap lo siguieron de inmediato.

— ¿Qué es lo que pasa?
—En esta dirección está una zona muy importante de la nave, si se vino abajo, es porque hay algo detrás de todo esto, y no se trata sólo de un ataque.

Los otros no estaban entendiendo, pero lo cierto es que Dinobot aún no tenía un plan para decir en esos momentos; no podía librarse de ellos, era imperativo llegar primero al laboratorio y diseñar una excusa plausible para que no sospecharan.

—Oye lagartija, vas demasiado rápido ¿no me vas a decir que crees que hay otra bomba en este lugar?

Eso le dio la idea. Tendría la posibilidad de buscar con calma en ese maldito laboratorio aún a ojos vistas de los demás.

—No es una bomba —exclamó mientras se mantenía más delante de los otros dos—, pero puede ser muy peligroso. Adónde vamos es parte importante, es una bodega de armas que está conectada con la zona de repuestos pesados que cayó por el techo de la bóveda central; si mis sospechas son ciertas, los maximales se nos adelantaron luego de escapar, y consiguieron infiltrarse de alguna manera, no para atacar, sino para conseguir armamento de alto poder.
— ¿Algo como qué?
—Como un arma de rayos de energon puro, diseñada por Tarantula. Este planeta, con su sobrecarga de energon, sería el lugar perfecto para probarla.

Durante un momento Optimus no dijo nada; Dinobot les llevaba distancia, era evidente que su alarma era genuina.

—Entonces crees que el agujero en el techo lo pudieron hacer con esa arma.

Estaba tratando de desbaratar su teoría; eso significaba que el simio estaba sospechando de su lealtad a la causa predacon. Era una ironía que el líder del bando enemigo pretendiera convertirse en el principal protector de los deseos de Megatron en su ausencia.

—Eso es ridículo —contestó sin disminuir el avance—, dentro de la nave jamás hubo tal cantidad de energon. Lo que creo que pasó es que utilizaron la bomba para hacer el mayor daño posible, y desviar la atención de Megatron, Terrorsaur y Tarantula a algo más urgente que el robo de tecnología. Pero algo salió mal, o quizás sólo trataron de aprovechar la oportunidad para hacer dos cosas a la vez.

Esa teoría se sostenía por la mínima, pero mientras no encontraran en el laboratorio alguna prueba de lo contrario, soportaría.

—Si usaron el explosivo para distraer, entonces nuestro líder puede estar vivo.
—Debe estarlo —aseguró Optimus a Rattrap—. Tiene que estarlo.

Pasaron algunos momentos de veloz caminata de ambos, siguiendo los pasos, casi carrera, de Dinobot; este, durante un momento pensó en derribar un muro, pero la distancia era demasiado corta y podría fallar por mucho. Pensando de forma ciega en conseguir lo único a lo que podía aferrarse en ese momento, el robot llegó hasta la puerta del laboratorio de Tarantula, y se abalanzó al interior, contando en su mente cada uno de los pasos que separaban a los otros dos de la puerta. Estarían ahí en tan sólo un instante. Utilizó sus sentidos al máximo, miró en todas direcciones, y cuando encontró lo que buscaba, se apresuró a abrir un gabinete en la pared de las dimensiones apropiadas, y depositó el arma que estaba en su interior en el contiguo, alcanzando a cerrarlo en silencio una milésima de segundo antes que los dos entraran.

—Mis sospechas eran ciertas —aseguró con el rostro fijo en los dos—, se llevaron un arma.

Optimus contempló el gabinete vacío durante un instante.

—Lo que había aquí era un arma grande ¿cómo sabes que se trata de eso que mencionaste?
—Porque la probé por órdenes de Megatron.
—Dijiste que no había energon suficiente en esta nave para usarla.

Dinobot hizo un ademán de desechar el comentario del gorila.

—Lo que dices es una tontería ¿acaso crees que probaríamos un arma así con su carga completa? Escucha, según e diseño de Tarantula, bastaba un poco de energon líquido, tan sólo algunas gotas, para poder hacer agujeros en las paredes.
—Esperen un momento —intervino Rattrap—, todo esto suena alarmante, pero aún no encotramos a Megatron.
—Está vivo, eso es seguro —comentó Dinobot—. Lo que creo que pasó es que se anticipó a la bomba y se puso a salvo.
— ¿Cómo?
—Yendo hacia abajo.

Arriesgando todo, caminó con decisión hacia la salida de ese laboratorio; para su tranquilidad, los otros dos lo siguieron. Ahora tenía un nuevo problema, y este era evitar encontrar a Megatron o escapar antes que apareciera, porque tan sólo al verlo, Optimus querría confirmar toda la información, y desde ese momento su vida se contaría en clics, no en ciclos.

3

Cheetah recuperó el movimiento unos momentos después de estrellarse contra el suelo; sin más opciones, había tomado la decisión de hacerse el herido dejándose caer en un socavón, pero subestimó la profundidad del sitio, y un instantes después estaba cayendo de forma inexorable, chocando con los salientes de los muros del estrecho túnel. Por un momento pensó que estaría cayendo de forma indefinida, impotente ante el descenso, luchando sin éxito por sujetarse de algo; de pronto la oscuridad total en la que estaba sumido dio paso al impacto contra el suelo, y la demostración empírica de que los felinos no siempre caen de pie.

 —Rayos.

Pasó a modo robot e iluminó sus ojos para tener alguna noción de en dónde estaba, pero sólo se encontró con que sobre su cabeza había un túnel lo suficientemente largo como para no ver la luz a nivel de suelo. En el fondo en el que se encontraba, de forma paradójica, no había salientes de ningún tipo y esa parte se ensanchaba en exceso, lo que hacía el ascenso muy difícil. A todos lados sólo pared, ni un túnel o acceso lateral. Clavó los dedos en la piedra y comenzó a subir en escalada, encajando pies y garras con todas sus fuerzas, pero conforme subía, la piedra se hacía más y más lisa, hasta que se encontró a alrededor de veinte metros de distancia de los primeros salientes, pero sin poder continuar por causa de la roca, que se había vuelto más dura y lisa, casi impenetrable. Volvió a bajar y evaluó por unos momentos hacer algunos disparos a baja potencia; era eso o morir ahí.
Sin embargo comprobó al instante que era muy mala idea. El disparo que hizo rebotó en la piedra, y comenzó una alarmante ruta de rebotes en las paredes cónicas del túnel, y la piedra lisa hacía efecto de espejo, por lo que el rayo silbaba con fuerza cada vez mayor, en un sentido y otro, por momentos ascendente, al siguiente en ángulo opuesto. Y en un instante, el disparo al fin se incrustó en la roca, dejando un débil rastro humeante que apenas era visible desde su posición.

—Demonios, eso no sirvió de nada.

No funcionaba, y aumentar la intensidad podía ser muy peligroso. ¿Qué iba a hacer? Estaba perdiendo un tiempo demasiado valioso, mientras Terrorsaur estaba afuera con carta libre para hacer lo que quisiera, incluso ir a decirle a Megatron cualquier cosa respecto de él, desbaratando su débil argucia de ser un predacon.

— ¿Qué es eso?

Un sonido ahogado lo hizo volver otra vez la vista arriba; aumentando el espectro lumínico de sus ojos, se esforzó por ver con más claridad, y lo que vio y escuchó lo dejó sin palabras. La piedra, en el punto donde finalmente había terminado el disparo, se estaba resquebrajando a muy alta velocidad, pero eso no concordaba con el nivel de fuerza desplegada, y la roca era en efecto muy resistente ¿Qué podía ejercer tan rápida acción? La respuesta vino un momento después, cuando los trozos de muro comenzaron a saltar en distintas direcciones, siendo empujados por la fuerza incontenible de un chorro de agua.

3

Dinobot continuaba avanzando a paso firme, algunos metros por delante de los otros dos, pero ya sin caminar con tanta vehemencia; necesitaba pensar en algo, pero en esos momentos su mente estaba poblada de muchas ideas que, según o que sabía, no eran necesariamente suyas.

— ¿Ya falta poco?

Sí, de hecho faltaba poco para llegar a las puertas inferiores de la nave, donde según él Megatron podría haberse ocultado del poder devastador de la bomba;  se acercó a una puerta esperando tener que accionarla de forma manual como las otras, pero para su sorpresa, y la de los otros, esta se deslizó de manera automática. Dio un paso al frente y la puerta se cerró, dejándolo apartado del resto.

—Oye maldito saurio, abre la puerta.
—El control está de tu lado, no del mío —exclamó con severidad—, seguramente está estropeado, deben abrir ahora.

Sin embargo esperaba que se tardaran un poco al menos. Extrajo el objeto que había tenido oculto hasta entonces, un dispositivo que escondía dos tipos de fusiones energéticas líquidas, una de color ámbar y la otra amarillo encendido. La primera de ellas estaba rotulada con un símbolo de peligro extremo, y bajo el apelativo de “veneno esclavo”

—Entonces se trataba de eso…

Megatron no había ordenado a Tarantula formular un método para convertir maximales en predacons, sino a cualquier robot en sirvientes ciegos a sus órdenes. Y de seguro que la codificación de aquella fórmula incluía algo más específico, como ideas preconcebidas sobre qué y de qué manera hacerlo. Por eso es que él había tomado esas decisiones, por eso es que a su llegada a la base maximal, después de ofrecerse en sacrificio, logró estar cerca de ellos lo suficiente como para aplicar el veneno dispuesto en un pequeño dardo.
—Todo este tiempo he estado bajo tus órdenes Megatron —murmuró en voz baja, tomando conciencia de lo que estaba sucediendo en realidad—, me has manipulado para que yo sea un sirviente más de ti, y de tus macabros juegos de poder y de codicia. Pero ya no más. Jamás volveré a servir a ningún amo.

Al fin la puerta se abrió, y las miradas de los dos sirvientes del líder predacon se encontraron con la de Dinobot.

4

Cheetah pensó que el torrente de agua iba a impulsarlo hacia la superficie, pero las cosas sucedieron justo de la forma contraria ¡Estaba en las puertas de un río subterráneo!
Sin poderlo evitar, fue arrastrado entre el oleaje, que lo llevaba dando tumbos contra las estrechas paredes de la desgarrada roca, repitiendo la acción anterior, pero con mucha más fuerza y sin darle oportunidad a contenerse de ninguna manera. Se aseguró de sujetar con todas sus fuerzas el arma, pero sin nada de qué agarrarse y el techo cayendo a pedazos a medida que la fuerza del agua lo destrozaba, sólo le quedó rogar a los ancestros no encontrarse con un muro de piedra lo bastante resistente como para aplastarlo de forma definitiva.
El agua era una fuerza imparable; al provenir de un río subterráneo, estaba sometida a mucha más presión que en la superficie, pero por desgracia no podía precisar si estaba ascendiendo o bajando más, el movimiento y los continuos golpes de un lado a otro le impedían tomar algún tipo de cálculo al respecto. Después de un tiempo que le pareció eterno, al fin desembocó en una especie de cueva subterránea, en donde el  cauce de agua tuvo espacio para perder fuerza y tomar ruta por un río que tenía paso por ese sitio. Cheetah salió despedido, pero tuvo tiempo de recuperar el control de sus movimientos, y se quedó a un lado para no ser arrastrado otra vez.

— ¿Qué rayos es esto?

La cueva era como una gran bóveda, muy alta, traspasada por un túnel de agua en donde la tercera abertura había conducido el agua. El silencio era sobrecogedor, y junto con la extraña luz negra que iluminaba de forma fantasmagórica las paredes, parecía dar vida propia al sitio. En el centro de la cueva con forma de cúpula, una serie de piedras con forma de bloques rectangulares estaban dispuestas en crómlech, rodeando el seno de lo que parecía un lago. Se acercó a mirar el centro en donde el agua formaba una laguna temporal antes de proseguir con su recorrido, y se quedó embobado con el sorprendente juego de colores que surgían de la nada.



Próximo capítulo: El fin de la guerra

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