La última herida capítulo 40: Una visita desconocida




Ambos ya habían visto el video una vez, pero Rosario se había desvanecido al poco; aunque Benjamín insistió en que llamaran a un doctor, ella se opuso e insistió en ver el video completo. La tristeza estaba traspasándola, pero no iba a negarse a la realidad.
El punto de vista de la cámara era de la habitación de Matilde en el departamento anterior, lo que indicaba que venía planeando eso desde hacía tiempo. Por eso el silencio, por eso su cambio de actitud tan radical, no solo era tristeza.

"Mamá, papá."

Matilde lucía algo demacrada, como en la época luego de la ceremonia fúnebre. Parecía tanto tiempo y tan poco a la vez.

"Para comenzar, quiero decirles algo que saben, pero que probablemente ha quedado relegado a un segundo plano durante este tiempo. Los quiero. Los amo con todas las fuerzas de mi alma, a ustedes y a mi hermana, son todo lo que tengo y todo lo que necesito en la vida. Pero las cosas son mucho más complicadas de lo que han parecido hasta el momento, y saben cual es el origen de ello."

Se quedaba quieta, en silencio mirando a la cámara. Estaba siendo difícil para ella mantenerse entera.

"Tienen que comprender que hay cosas que están fuera de su control, y probablemente de su entendimiento. No estoy subestimando su capacidad, estoy diciendo que hay cosas que las personas comunes como nosotros no podemos controlar o siquiera comprender, y son esas cosas las que realmente son más peligrosas que lo que creemos que es el crimen o el delito en general. Por lo mismo, es que no puedo decir textualmente algunas cosas, y espero que entiendan que es por un motivo superior a mi: ustedes.
Los medios a través de los cuales llegué a contactar y acceder a los métodos de tratamiento para Patricia luego del accidente son algo que no voy a poder explicarles, y deben saber que es por su propia seguridad. Pero lo cierto es que nunca debí llegar hasta ese punto, ahora lo sé, pero por desgracia es demasiado tarde para hacer algo al respecto. Las personas que a lo largo del tiempo han llegado a maravillas como esas tienen contactos, redes de apoyo y poder suficiente como para hacerlo, porque hay métodos a través de los cuales se protegen ante cualquier eventualidad. En un principio, cuando mi hermana colapsó, pensé que lo peor del mundo era que ustedes no estuvieran conmigo para poder apoyarme, pero con el paso del tiempo he entendido que fue lo mejor, ya que su destino habría estado seriamente comprometido, y no sé si habrían podido soportarlo."

Una nueva pausa. Benjamín vio como su hija menor salía de la imagen, seguramente para enjugar sus lágrimas, o beber algo de agua ¿Cuántas veces habría practicado todo eso? La fortaleza que estaba demostrando era solo comparable con la madurez de sus palabras.

"Soy culpable de haber tomado malas decisiones. Sé que como padres siempre van a tratar de entender, de dar un punto en favor de sus hijas, pero la verdad en esto es, que siempre he tenido responsabilidad en las cosas que sucedieron después. La tuve al acceder sin pensarlo dos veces a quienes realizaban esos tratamientos, y la tuve al inmiscuirlos a todos ustedes en esto. Las consecuencias de esto estuvieron a la vista cuando mi hermana colapsó, y ese colapso se produjo por un tema demasiado horrendo como para decirlo. La seguridad de ustedes estaría en riesgo si supieran de qué se trata, pero basta que sepan que el crimen que se oculta tras la belleza garantizada por esas personas sin escrúpulos es tan atroz, que solo mencionarlo es un delito por sí mismo. No exagero ni un poco al decir esto."

Una nueva pausa, pero a diferencia, no se mueve, sino que su mirada se pierde por un momento. Está evaluando lo que puede decir y lo que no ¿Qué horror esconde tras sus palabras?

"El colapso de Patricia habría supuesto su muerte inmediata, pero un azar del destino quiso que no fuera así, lo que lejos de ser un motivo de alegría, significó el comienzo de un infierno que ustedes no pueden dimensionar. La gente detrás de aquellos tratamientos supo que quedaría expuesta aquella horrible metodología que utilizaban desde hacía tiempo, lo que los llevó a decidir eliminar las pruebas de ello. Eliminar a mi hermana."

Rosario no pudo evitar contener la respiración al escuchar a su propia hija hablar de esa manera. ¿Qué terribles sucesos les habían sido negados mientras ellos estaban en la Hacienda incomunicados por una casualidad provocada por el clima?

"Sé que se preguntarán  muchas cosas al respecto, entre ello, por qué no recurrí a las autoridades para que ayudaran a mi hermana en un momento tan angustiante. Otro error de mi parte fue precisamente hacer eso. Creí que podía recurrir a las autoridades para que fueran en mi auxilio, y con eso solo aumenté la magnitud de las consecuencias de los actos de aquellas personas. Cuando hay gente poderosa que quiere acceder a privilegios de salud, dinero o cualquier cosa, ellos también tienen formas de protegerse. Gente de adentro."

Eso último lo había dicho con un tono de voz glacial, frío como jamás la habían escuchado antes. Gente de adentro. ¿Policías, médicos, políticos? ¿Todos ellos? Rosario apretó los puños sobre el regazo, completamente impotente.

"Aunque parezca increíble, las personas a quienes recurrí en un intento de ayudar a mi hermana, se convirtieron en mis enemigos cuando nos volvimos una amenaza para ellos. Y sin saber que aquellos a los que pedía ayuda eran parte de sus redes, caminé junto a mi hermana moribunda, hacia una muerte segura. Pero a pesar de lo certero de sus actos, una serie de coincidencias, o actos desesperados si lo puedo llamar así, nos mantuvieron a ambas vivas. Mucha gente salió dañada en ese trayecto, y jamás podré perdonarme por eso. Pero finalmente lo que era su deseo, se convirtió en un hecho; jamás íbamos a escapar de gente tan poderosa y con tantos contactos."

Asesinada. Patricia había sido asesinada, no era solo una bala loca en medio de un operativo fallido de la policía. Benjamín sintió que se le revolvía el estómago, pero si había algo peor que saber esa verdad, era tener conciencia de su impotencia ante esa realidad. Su hija estaba advirtiendo de manera clara que en la policía había gente del lado de los criminales. Ya no podían confiar en nadie, finalmente el término del camino estaba frente a ellos, donde estaban absolutamente solos ante la verdad. Quiso llorar, pero ni de eso era capaz.

"Ellos solo querían eliminar a Patricia para callar con ella las pruebas del horror que causaban, y cuando eso estuvo hecho, se dieron por satisfechos. Pero yo..."

Sus palabras quedaron flotando un momento en la grabación. Rosario sabía lo que iba a oir, su corazón de madre ya lo sabía por anticipado, pero se negaba a aceptar que algo tan terrible sucediera a su hija. A su hijita.

"...yo no podía permitirlo. Para mi no había terminado, no podía simplemente terminar, no con esa gente saliendo indemne de todo lo que habían provocado. Tengo culpa en involucrar a otras personas en mi búsqueda de ayuda, pero quienes jalaron los gatillos fueron ellos, y era necesario hacer algo al respecto. Pero ¿qué haces cuando las autoridades en quienes debes confiar, están infestadas con el gen que provoca la enfermedad que contagia todo?"

Te haces cargo tú mismo, pesó Benjamín al instante. Esa era una frase de su padre, que él mismo había contado a sus hijas alguna vez cuando pequeñas. Recordar que su padre, en tiempos de juventud, había tenido que defender terrenos a punta de balazos le atravesó el corazón como un puñal.

"Hice lo que tenía que hacer. Tuve que tomar en mis manos la justicia que me había sido negada, la oportunidad que le había sido negada a mi hermana, a la más inocente de todos. El sufrimiento y el dolor por el que pasó Patricia es algo que nunca voy a poder reparar, y sé que llevaré a la tumba conmigo, pero necesitaba hacer esto. Necesito hacerlo. Ahora todo está más allá de mi."

No tenía que comprobarlo. Rosario sentía como las lágrimas corrían incesantes por su rostro, mientras el corazón azotaba violentamente su pecho; nunca podría volver a abrazar a su hija, ni acariciar su cabello o contemplar sus ojos. Estaba lejos, tan lejos que su amor de madre jamás podría alcanzarla; la había perdido para siempre, y supo en ese momento, mientras a la distancia Matilde le dedicaba aquellas palabras, que el destino estaba decidido desde antes, incluso mientras ellos compartían con ella los fines de semana intentando mantener algo de la vida que habían tenido. Su hija había hecho lo mismo que ella, en su dolor ante la tragedia de Patricia, había querido hacer en un principio: cobrar al destino o a quienes tuvieran la responsabilidad cada segundo de dolor y agonía. Pero aquella acción había tenido un costo tan horriblemente alto, que para pagarlo, ella había tenido que sacrificar todo. Absolutamente todo.

"Sé que como padres, no van a entender esto. Que aunque les cueste reconocerlo, en el fondo estarán, quizás mucho tiempo, culpándome por tomar esta decisión. Sé que probablemente será una lucha con ustedes mismos, porque sentirán que estoy haciéndoles más daño que bien. Que estoy siendo estúpida y egoísta al tomar en mis manos una venganza que tal vez no solo me correspondía a mi. Que estoy siendo enormemente egoísta al ponerlos en riesgo de perder a la hija que les queda. Es probable que tengan razón en esos sentimientos, pero en este momento debo decirles que lo que hago, lo que he hecho, no solo tiene que ver conmigo. Es verdad que siento culpa y rabia por haber cometido errores que solo dañaron a quienes me rodeaban y a las personas que me importan, pero lo que comencé a hacer no es solo por mi; es por lo que le hicieron a mi hermana en un momento en que no podía defenderse, por involucrarlos a ustedes, por perjudicar a quienes intentaron ayudarme, por envenenar la sangre de instituciones que deberían ejercer una labor como vigías de la paz."

Entonces la muchacha que estaba frente a la cámara se quebró, por primera vez desde que comenzara el video, o al menos por primera ante el lente; no lloró, pero sí guardó silencio durante unos momentos, en los que una solitaria lágrima escapó de uno de sus ojos. Benjamín sentía que el corazón iba a detenerse en cualquier momento ¿Cuánto más de lo que decía, habría sufrido su hija mientras ellos, ambos ignorantes, se esforzaban por acompañarla, pensando que lo correcto era respetar su silencio y cambio de actitud?

"Lo siento tanto. No saben cuánto siento todo esto, y cuánto daría por evitarles este dolor, y todo por lo que tuvieron que pasar desde ese día en que Patricia sufrió ese accidente. Desde entonces nada ha vuelto a ser igual, y sé que nunca lo será tampoco. Pero no viviré toda una vida sabiendo que los culpables están libres y haciendo daño a otras personas, no si puedo hacer algo al respecto; quiero que sepan que los amo con todas mis fuerzas, y que si consigo esto, será para preservar lo que más me importa, ustedes.
Les he dicho que las autoridades están infestadas del mismo germen maligno que nos dañó en un principio, y al decirlo no estoy exagerando ni un poco. Sé que como padres, van a pensar que lo correcto es recurrir a ellos, pero después de ver correr la sangre de personas valiosas a manos de ellos, es que puedo decirles con convicción, que hacer algo así solo generaría dolor, o lo que es peor, burla e incredulidad. Una vez que yo no esté, no habrá amenaza para ellos, por lo que cualquiera que trate de acusarlos de cualquier clase de crimen, solo quedará en ridículo, y eso podría ser peor que el daño que me hicieron a mi. Sé que no puedo detener a una organización de las dimensiones de aquella de la que no me atrevo a mencionar su nombre para no ponerlos en riesgo, pero lo que pretendo es, al menos, hacerles el daño suficiente como para que sepan que no son invulnerables. Si en el trayecto puedo además devolver algo del mal que ellos han hecho, entonces mi misión habrá tenido algo de sentido. No hagan ninguna tontería. No se expongan, no traten de creer en nadie como lo hice yo; esta vez es su hija la que les exige que obedezcan su voz, ya que en esto, la tragedia me ha enseñado de la peor manera que sería la peor decisión."

Al ponerse de pie, Rosario sintió que la habitación le daba vueltas. En la puerta estaba uno de los trabajadores de la Hacienda esperando a decirle algo.

– ¿Qué ocurre?

Su voz sonó ronca y áspera, pero no le importó. Todo lo que había hecho por ellas, toda la vida que les había entregado desde el vientre, se estaba desmoronando de manera irremediable en ese momento. No era más que una cáscara vacía a la que le habían quitado todo.

–Hay una persona afuera que está preguntado por usted.

No reaccionó durante unos eternos segundos. La percepción del tiempo y el espacio parecía haber cambiado para siempre, era como si a partir de las palabras que estaba escuchando, y de las horribles verdades que escuchaba, el universo a su alrededor hubiera cambiado irremediablemente, pasando a moverse a un ritmo que ella nunca podría asimilar como verdadero.

–Dile que espere.

Su voz tiene que haber sonado muy dura, ya que el hombre no dijo nada, y solo hizo un leve asentimiento antes de salir y cerrar la puerta. Volvió a sentarse ante la televisión, donde la cara de su hijita volvía a ocupar todo su campo visual. En ese momento recordó cuando nació, y como se dijo a sí misma que si había un momento en la vida que querría dejar intacto en su memoria para siempre, era ese, cuando estaba recostada con su pequeña hija en sus brazos, escuchando el latido de su corazón y sintiendo el calor de su piel; jamás lo había olvidado, y en ese momento en que todo se estaba destruyendo para siempre, necesitó desesperadamente volver a ese momento en que todo fue perfecto, y quedarse ahí definitivamente.

–Hay cosas que no puedo explicarles, y para su tranquilidad, lo mejor es que se queden así; por desgracia, he llegado a un punto en mi vida, en que no puedo simplemente dejar que las cosas se queden como están. Es demasiado el dolor, demasiada la injusticia y la maldad, y el egoísmo de mantener la propiedad a costa de las vidas de otros.
Quisiera estar ahí para abrazarlos y nunca más alejarme de ustedes, pero ahora que han pasado todas estas cosas, sé que la única opción que tengo es alejarlos mientras intento algo que a mi misma me parece imposible. Tengo que dejar de llorar y ser fuerte. Intentaré salvar algo para ustedes, no hagan preguntas, ni esperen nada, si pasa, solo dejen que suceda.

Benjamín se sentía igual que si lo hubieran amarrado de brazos y piernas, y amordazado su boca: no era capaz de reaccionar, ni de emitir sonido en esos momentos; todo había terminado ¿Por qué el destino se ensañaba con sus hijas, las que no habían cometido mayor error que ser ellas mismas? Su rabia y su dolor eran tan grandes que nunca podría dejar de sentirlos.

–Solo piensen que me he ido de viaje ¿está bien?

La grabación quedó una vez más en silencio, y el padre supo que se debía a algo muy antiguo, de cuando ellas eran niñas. Una vez viendo una película, Matilde dijo que alguna vez le gustaría hacer un largo viaje, igual como la protagonista, para recorrer el mundo alejada de todos. "Voy a hacer un viaje que es el comienzo de todo, mi corazón siempre será de ustedes" era lo que decía el personaje en el cine. Con los años esos recuerdos y fantasías quedaron en eso, pero ahora volvían como fantasmas para arrastrar a su hija más allá de donde él podía alcanzarla. Cómo quiso en ese momento estar junto con ellas, con ambas, sentadas junto a él, sin más preocupaciones que acostarse temprano y mandarlas a lavarse los dientes, en un tiempo en que él podía mantenerlas a salvo.

–Es mejor así. Piensen que he hecho un viaje, para conocer tanto del mundo como no conozco aún, y que cada noche estaré pensando en ustedes, con todo mi amor y mi fuerza; si piensan cada noche que estoy con ustedes, mirando el mismo cielo que miran sus ojos, entonces nunca estarán solos, y será como si esto jamás hubiera pasado, siempre habrá un mañana para tomar desayuno juntos y charlar de lo que queremos para el futuro.

Las siguientes palabras, Rosario las escuchó como en un sueño; no era una promesa ni un vaticinio, tan solo una idea en mente de su hija, una forma de decirles lo que había mantenido oculto hasta ese momento, una verdad tan difícil de creer como al mismo tiempo posible. Una posibilidad, remota por cierto, pero existente, de rescatar de ese dolor algo, aunque fuera solo algo, que los mantuviera enteros. Alguien había llamado a la puerta.



Próximo capítulo: Monstruo herido no muere, solo espera

No hay comentarios:

Publicar un comentario