Por ti eternamente Capítulo 7: Noticias entre manos



-Muchas gracias, estamos a las afueras del Servicio Forense, hasta adonde ha llegado la familia de la joven fallecida recientemente y que es la noticia del momento en ésta mañana. Les recordamos que el día de ayer fué notificada la desaparición de un menor de solo cinco meses de vida. Me encuentro en compañía de la señora Ingrid, quien amablemente accedió a hablar unas palabras con nosotros. Señora Ingrid, cuéntenos un poco de lo que saben al respecto de éste extraño caso.

La cámara se trasladó del periodista a una mujer de aspecto saludable, de largo cabello oscuro, que con la mirada baja hablaba lentamente, intentando a medias controlar sus sollozos.

-Todo es tan extraño - comenzó con la voz temblorosa - estamos aquí para reclamar el cuerpo de mi sobrina.
-¿Tienen alguna noción de qué es lo que le causó la muerte a su hija?

La mujer hizo una pausa.

-Mi sobrina estaba enferma, pero aún no han salido los resultados de los exámenes. Lo que más nos preocupa ahora es que desapareció mi sobrino-nieto, el hijo de ella.
-Según la información que tenemos, su familia ha hecho una denuncia por presunto secuestro.

La mujer se mostró sorprendida.

-Mire...yo...yo no puedo hablar de ese asunto porque el abogado nos dijo que era un tema complicado.
-Es decir que si están realizando algunas acciones.
-La verdad es que lo que más nos importa es la seguridad del niño, el tiene solo cinco meses de vida, necesita cuidados y estar con su familia. Por eso es que necesitamos de toda la ayuda posible, que la gente nos ayude a encontrar al niño, que miren a todas partes, porque por ahí está la persona que lo tiene, y necesitamos que nos lo devuelva.

La cámara regresó al periodista.

-Los informes más recientes nos indican que hay una sospecha sobre una persona que podría tener relación con Magdalena de la Torre, la joven fallecida, y quien podría saber del paradero del bebé o inclusive tenerlo en su poder. Desde ya se le solicita a toda la audiencia que si tienen cualquier información, se comuniquen a los números de la policía o a través de nuestros servicios de comunicación en las redes sociales. Adelante estudios.


                                        2

Víctor abrió los ojos lentamente. Estaba aún en la sala de espera de la urgencia en donde había pasado la noche, aún sentado en la misma silla, con Ariel durmiendo tranquilamente en sus brazos. Había tratado de mantenerse lo más despierto posible, pero el sueño lo vencía a veces, haciendolo dormitar por momentos mientras a su alrededor el movimiento seguía incesantemente. En ese momento despertó el bebé, que por cierto había dormido espléndidamente para su edad, despertándose solo dos veces durante la noche; el pequeño comenzó a bostezar, y por primera vez, Víctor sintió que se olvidaba de todo lo que estaba sucediendo, y se dedicó a mirar al niño en sus brazos.

-Todo lo que está pasando es tan increíble...de pronto estoy aquí contigo y...No estoy seguro de nada de lo que estoy haciendo ni sé si las decisiones que estoy tomando son las correctas, pero en ese momento, cuando Magdalena habló conmigo, no pude...simplemente tenía que hacerlo, no podía dejar de cumplir la promesa que había hecho, pero ahora todo es un torbellino y no sé que es lo que va a pasar...Magdalena cuidó de ti, ella es tu madre, pero ahora...ahora tú me miras tanto, ¿será que me miras porque me tienes confianza? ¿o será que tienes miedo y no sabes como explicarlo? Sólo sé que estoy tratando de hacer lo correcto, y quisiera...

No pudo seguir hablando; un nudo en la garganta le quitaba la respiración, pero a la vez, al mismo tiempo que todo a su alrededor había cambiado para siempre, por primera vez experimentó una nueva sensación, una tibieza especial que solo surgía estando así, simplemente mirando al pequeño bostezar en su regazo.

-Tengo que darte tu leche - murmuró en voz baja - y luego voy a mudarte, todavía necesito saber que hacer.

Pasar la noche en la urgencia había sido mejor idea de lo que él mismo había supuesto, porque en medio del constante movimiento de la urgencia, y al ser ésta un servicio público, desde luego tenía más demanda de la que podía soportar, de modo que un hombre, aún siendo joven, con un bebé en los brazos, no era nada llamativo, más bien era de lo que menos podía interesarle al resto. Se desperezó lo mejor que pudo, mudó al bebé, y después de darle la leche, decidió salir. Ya daban las siete y media, y con la amenaza constante de las noticias de primera hora, no quiso arriesgarse a ver su propia cara en alguna de éstas, aunque tenía al mismo tiempo algún tipo de curiosidad por saber qué era lo que estaban hablando de él. Salió de la urgencia por una calle lateral, sin saber muy bien aún que hacer durante el día, pero lo que tenía totalmente claro es que no podía seguir sin información y sin teléfono, porque romper el chip con su número al que lo había llamado ese hombre amenazándolo podía ser una buena medida preventiva, pero el celular apagado en la mochila no le servía de nada; con él podía informarse de algunas cosas.

-Víctor.

Se quedó detenido ante la voz que lo llamó, sin saber que hacer. Un momento después siguió su camino a paso más rápido, intentando parecer normal en medio de esa calle desierta, pero una mano lo sujetó por el hombro.

-Espera.

Se soltó, y entonces la voz tomó cuerpo y figura. Se trataba de Eduardo, un antiguo conocido, un tipo de casi su estatura, corpulento y de rasgos duros.

-Entonces si eras tú, el que dijeron hace un rato en las noticias.

No solo era impactante que alguien a quien había conocido en algún momento le hablara con tal propiedad, también lo era el confirmar que su identidad ya estaba en conocimiento público.

-¿Qué es lo que quieres? 
-No tienes que ser hostil, recuerda que antes fuimos amigos.
-Y recuerdo muy bien porqué dejamos de serlo; tienes malas costumbres.
-Tal vez, pero a mi no me gustan los chiquillos.

Sonaba peor escucharlo de lo que creía. Pero decidió obviar esa parte, lo primordial era salir de allí inmediatamente.

-Cállate y déjame pasar.
-No lo creo - replicó comenzando a acorralarlo - ésta vez voy a ser bueno y voy a devolver a ese niño, su familia va a estar muy agradecida.

La recompensa! Víctor intentó alejarse, pero el otro tenía claramente más rango de movimiento y trató de acercarse al bebé.

-No te acerques.
-No me des problemas, es muy temprano para eso.

Víctor se dió vuelta para evitar al otro hombre, pero éste se le adelantó y le asestó un puñetazo en el costado.

-¡¡Aahh!!
-No lo hagas más difícil amigo...

Volvió a golpearlo, pero eso le dió una pequeña oportunidad; Víctor giró arriesgadamente y le hizo una zancadilla, haciéndolo caer estrepitosamente. Sin pensar en nada más, comenzó a correr.

-¡Espera!

Al hacer caer al otro, tuvo el tiempo suficiente para alejarse, tras lo cual llegó a toda carrera a una calle más transitada; tenía el corazón a mil, pero no podía detenerse, así que subió a un bus que estaba pasando, sin saber siquiera hacia adónde iba, pero teniendo un poco de distancia de lo que acababa de ocurrir. 

-Tranquilo - murmuró hacia el bebé - todo está bien, ahora vamos a ir hacia otra parte, no te preocupes por nada, no te preocupes por nada.

Poco después, cuando creyó estar lo suficientemente lejos de la urgencia donde había tenido el enfrentamiento con Eduardo, Víctor buscó un teléfono público y marcó en él un número.

-Arriendo de autos Gómez y Gómez, habla Daniel.

La voz del otro lado de la línea se escuchaba bastante más decente que el aviso que había visto en el diario, pero en realidad esa era la idea.

-Hola, necesito rentar un auto barato.
-¿Papeles al día?
-En realidad no.
-Eso le va a subir un treinta porciento el costo.

Podían ser indecentes, pero tenían sus prioridades, y eso era lo realmente importante.

-¿Puede ser para hoy?
-Si, podría ser un sedán del '94.
-Necesito algo más barato y menos vistoso.

La voz hizo una breve pausa.

-Tengo un huevito del '89, una camioneta blanca del año pasado y un furgón utilitario con algunos años.
-El furgón.
-¿Quiere ir a buscarlo o se lo voy a dejar?
-Lo necesito en la esquina de Miguel Antares y Guérnico lo más pronto posible.
-¿Lo quiere por el día o por el momento? 
-Por cuatro días.
-Perfecto, espere ahí y se lo voy a pasar a dejar.

La voz cortó y Víctor colgó el auricular. Aún se encontraba en un sector bastante céntrico de la ciudad, pero la dirección que había dado era más alejada, y confiaba en que fuera la mejor decisión: tenía que salir como fuera de la Capital.

Casi media hora después, Víctor se encontró en la calle acordada con un hombre de aspecto desaliñado que conducía el furgón de color gris desteñido que había solicitado. El vehículo no estaba tan mal tenido, si te fijabas en los detalles pequeños.

-Buenas - dijo el hombre - ¿usted es...?
-El que lo llamó - respondió Víctor - necesito llevármelo ahora.

El hombre parecía totalmente desinteresado en él, lo que era perfecto para sus planes.

-Claro. Tome - le pasó unas llaves - en la guantera está la tarjeta con mi número y "lo otro"
-¿Que otro?
-Usted dijo que no tenía documentos - explicó como si los estuvieran escuchando - ahora los tiene, solo que va a tener que ser inteligente para usarlos, no resisten mucho análisis. El estanque está lleno, y por el precio que le dije, lo dejé con algunos litros en la parte de atrás.
-Comprendo - replicó Víctor entregándole el dinero - gracias.
-No lo rasguñe ni lo choque, al término del plazo de cuatro días puede dejarlo en la dirección que aparece en la tarjeta o llamarme al número. Y por supuesto, si tiene algún problema, ni yo lo conozco ni usted me ha visto.
-Comprendo.

El hombre recontó el dinero.

-Seguro.

El hombre se guardó el dinero en el bolsillo, y dando media vuelta caminó lentamente. Víctor subió al vehículo, dejó los bolsos atrás y al bebé en el asiento de junto, mientras evaluaba el interior; claramente no les podía importar mucho el furgón, porque probablemente no valía mucho más del dinero que había pagado por el arriendo. Revisó la guantera, y encontró un portadocumentos con tarjetas, fotos y esas cosas, y además una licencia de conducir a nombre de un tal Orlando Ortiz, cuyo rostro precisamente era de esas caras que se parecen a cualquier persona. Comprobó su rostro en el reflejo del espejo retrovisor, y en ese momento agradeció no tener rasgos demasiado notorios, de modo que la imagen podía pasar por una suya, con algo de suerte. Respiró profundamente y comenzó el viaje.


                                        3


Álvaro se subió a la camioneta negra ocupando el volante, mientras Romina se sentaba en el asiento del copiloto con el bolso y varias cosas en las manos.

-Pensé que me ibas a venir a buscar más tarde, son las ocho y cuarto.
-La frase de: "El tiempo es oro" es tuya.

Iniciaron la marcha a velocidad moderada.

-¿Adonde vamos?
-A visitar a la familia del niño. ¿Has visto como se están moviendo todos? Ayer la noticia salía tímidamente en las noticias, y ahora ya está puesta la denuncia, se sabe la identidad del tipo y están haciendo los exámenes al cadáver de la madre. 

Romina se ataba el cabello mientras hacía conjeturas.

-Tenemos que apurarnos, éstos tipos de prensa ya deben estar organizándose.¿Que tienes?
-Ésto.

Le alcanzó una carpeta que ella comenzó a revisar.

-Déjame ver. Segovia, 24 años, soltero, no tiene ningún familiar vivo, sus padres murieron, trabaja - o trabajaba supongo - en una tienda de ropa en el centro comercial, no tiene antecedentes, no tiene deudas, bueno, una en un casa comercial pero es baja, no tiene hijos...es básicamente un tipo común y corriente, no hay mucho material que sacar de aquí. Ah, pero mira, podemos pasar a la casa de la familia, después al centro comercial y de ahí directamente a la casa de Segovia, a ver lo que conseguimos.

Poco después ambos estaban en la casa de Fernando de la Torre, sentados en el patio frente a él y a Sonia, su esposa, una mujer alta y de cabello rubio, quienes estaban sentados muy juntos y quietos.

-Muchas gracias por recibirnos señor De la Torre. 
-¿Ustedes son de la televisión?
-No. Somos periodistas, y estamos recopilando datos para hacer un reportaje que va a salir en la prensa escrita sobre lo que ha estado sucediendo, y por supuesto que estamos en conexión directa con la policía.

De la Torre frunció el ceño.

-Pero nosotros ya hablamos con la policía.

Romina reaccionó a la velocidad del rayo.

-Lo sabemos, pero en éstas circunstancias todo lo que podamos hacer es importante, además que la policía tiende a prestar atención solo a las pruebas o elementos concretos, mientras que nosotros estamos interesados en toda la historia.

De la Torre ya había hablado con su abogado, y él mismo le había recomendado dar alguna entrevista para sensibilizar a la gente y además para estar prevenido ante cualquier situación.

-Magdalena siempre fué una buena muchacha; tenía su carácter, pero nunca pensé que iba a salir con algo como eso. De pronto empezó a alejarse de la familia, no la veíamos mucho por acá, y ya sabe, siempre es por algo.
-Ella no es mi hija - comentó la mujer - pero siempre la quise como si lo fuera; cuando las cosas se pusieron complicadas quise hablar con ella, pero no quería hablar con nadie de la familia, era como si de pronto le diéramos alergia, y casi al mismo tiempo supimos que andaba con ese tal Víctor y luego quedó embarazada, pero ese solo fué el comienzo de los problemas reales, porque cuando se embarazó desapareció, dejó de venir a la casa y no contestaba el teléfono.

Alvaro tomaba notas mientras Romina seguía con las preguntas; el caso se ponía cada vez más interesante.

-¿Y que ocurrió entonces?
-Traté de dar con ella, de hacer que volviera o que por lo menos hablara conmigo - respondió De la Torre - pero no había forma. Magdalena quiso alejarse y desaparecer, no podía hacer nada, usted sabe que cuando las personas son adultas uno no las puede obligar. Al menos de vez en cuando contestaba al principio, pero después simplemente dejó de contestar. Y entonces empecé a preocuparme, a tratar de dar con ella, pero no había forma, al menos lo que parecía era que quería esconderse a propósito.

Romina aguzó la vista.

-Pero usted dijo que ella contestaba el celular al principio y depués no; ¿Que era lo que le decía?

El hombrón hizo una breve pausa, recordando.

-Reconozco que estaba enojado. Preocupado por ella, pero enojado, sentía que todo estaba mal, que una muchacha joven como ella, que siempre fué de su casa, no tenía porqué alejarse de su familia y de su vida así como así, sobre todo estando embarazada. Pero al final cuando no me quería escuchar si la regañaba, le pedía que volviera, siempre le dije que estábamos esperándola aquí, pero nunca me escuchó.
-¿Como supieron de la existencia de Víctor Segovia?
-Por ella. Un día, antes que quedara embarazada, empezó a decir que saldría con él, o la escuchabas hablando por teléfono, y parecía importante, o eso creo, usted sabe que las cosas entre los jóvenes no son como entre uno que es más adulto.
-¿Pero si no tienen la seguridad, como puede creer que ese hombre tiene al bebé?

De la Torre ya estaba preparado también para esa pregunta; Claudio lo había advertido bien.

-Porque llamé al número de ella, cuando me informaron que la habían encontrado;

Romina estaba tomando notas mentales adicionales a las que estaba tomando Álvaro; para armar lo que pretendía, necesitaba algunos datos más.

-Cuénteme un poco más de esa situación, es decir cuando supo de la muerte de su hija.

Sonia le dedicó una mirada de reprobación a la periodista e iba a decir algo, pero De la Torre se le adelantó calmándola.

-Está bien cariño, es normal que pregunten; mire, hace un tiempo decidí pedirle a algunos de mis trabajadores de confianza que me ayudaran a buscar a mi hija.
-Podría haber llamado a la policía.
-¿Para decirles que? ¿Que mi hija mayor de edad no quería hablar conmigo y se había ido de casa? No, eso era ridículo, pero si podía pedirle ayuda a la gente que tengo a mi alrededor, y le pedí a algunos de mis hombres de confianza que la buscaran, que recorrieran las calles tratando de encontrarla, mientras trataba de comunicarme con ella. Cuando me avisaron que la habían encontrado muerta, yo...no supe que hacer, sabía que estaba enferma pero no tan grave, y además pasó lo otro, mi nieto no estaba y no había ninguna razón para que no estuviera, y además en esa casa abandonada...De pronto me dijeron que su celular estaba allí, y había un número, el último que había marcado, así que mi asistente llamó y le contestaron, pero no hablaron.
-¿Que quiere decir?
-Que la persona, la voz de hombre, contestó, pero luego se quedó callado, y se escuchaba un llanto...después ya no pudimos volver a llamar.

Álvaro intervino con una pregunta que lo estaba asfixiando.

-Señor De la Torre, usted hizo una denuncia por presunto secuestro, pero ¿Que sabe de Segovia, el hombre al que frecuentaba su hija? ¿Tiene alguna información de su paradero?
-Parece que nadie en la ciudad sabe donde está.

Minutos después Romina y Álvaro ya estaban de vuelta en la camioneta rumbo al centro comercial en donde trabajaba su objetivo.

-Éste caso es demasiado interesante.
-Pero la familia sabe algo - comentó ella agudamente - estoy segura de eso. O conocen algo de Segovia que nadie más conoce y que no está en los informes, o la madre les dijo algo importante.

Álvaro meneó la cabeza, aún con algunas dudas.

-Si, concuerdo contigo, pero no es mucho como para avanzar; la madre del bebé está muerta, la familia claramente ya fué aconsejada sobre qué decir y qué no, y el tipo éste está desaparecido. ¿Y si solo fuera una coincidencia?
-¿Que euieres decir?
-Ya sabes, sólo han pasado algunas horas, no sabemos exactamente que ocurre, excepto que la familia tiene datos que nosotros no. Lo que sabemos es que a la fiscalía le parece plausible porque aceptaron la denuncia hoy en la mañana, pero todavía necesitamos algo más, no quiero descubrir que el tipo simplemente se fué de juerga y no tiene idea de nada.


                                        4


Víctor conducía el furgón a baja velocidad, comenzando a salir de la ciudad. El vehículo claramente resistía el viaje, pero igualmente tenía sus dudas.

-Debí haberte comprado una silla para bebé - comentó en voz baja, tratando de sonar natural - pero el menos te tengo bien ubicado aquí junto a mi; cielos, ahora entiendo porqué me rentaron el vehículo con tanta facilidad, porque probablemente no valga mucho más de lo que pagué por él por el arriendo. Cuatro días, realmente no creo que ésto resista cuatro días de viaje, pero ¿sabes que? no lo vamos a necesitar tanto tiempo, porque tengo un plan, y ahora lo vamos a necesitar solo dos días, para ese momento ya vamos a estar fuera de la ciudad y podremos tomar algún bus provincial, de esos que van para zonas menos pobladas. Tenemos dinero gracias al cielo, y por suerte hay buen tiempo, así que no hay que preocuparse.

Pero si estaba preocupado; aún sentía las palpitaciones de los golpes a los costados del cuerpo, resultado de su enfrentamiento con Eduardo. Había sido una increíble mala suerte encontrarse precisamente con él en esas circunstancias, pero al menos agradecía haberse librado, en gran parte por suerte. Miró el celular sobre el panel del vehículo; ahora estaba encendido y funcionando con la tarjeta de prepago que había comprado, pero tener celular nuevamente era al mismo tiempo bueno y malo, porque lo que había ideado para poder informarse de lo que ocurría mientras salía de la ciudad, por otro lado lo tentaba de contactar a sus amigos. ¿Que estaría pensando Arturo? Le había mentido, y por supuesto que una parte de si le decía que tenía que aclarar las cosas, pero estaba sometido a demasiadas amenazas como para arriesgarse, y la existencia de personas como Eduardo y la rapidez de esa denuncia por presunto secuestro que ya había confirmado por la radio lo hacían sentirse más desconfiado todavía. Lo mejor era esperar.



Por ti eternamente Capítulo 6: Mentiras piadosas



Tan pronto como dejó el cuarto en donde había vivido durante años, solo con una mochila con ropa y el bebé en brazos, Víctor se alejó del lugar para evitar los arrepentimientos, y fué directo a una farmacia, donde compró todo lo que necesitaba para el bebé, es decir pañales, ropa de cambio, accesorios, leche, vitaminas y preparados; agradeció los años de escuela en donde, para ganar dinero hacía de canguro, porque gracias a eso sabía como cuidar de él y también identificar sus comportamientos. Sabía que estaba seco, alimentado y en perfecto estado de salud, lo que explicaba su actitud, y además era claro que tenía costumbre de comer a horas específicas, ya que en las casi dos horas que lo tenía consigo  no había hecho ninguna seña en ese sentido. De primera la paranoia lo perseguía, pero por suerte logró mantener el temple suficiente para no llamar la atención, aunque por supuesto ir por la ciudad con un bebé a cuestas claramente le parecía muy llamativo. De primer momento no tenía muy claras las cosas, pero después decidió salir de la ciudad, al menos momentáneamente, mientras se le ocurría un plan mejor, de modo que tenía que ir al terminal de buses. En la Capital había dos, así que fué al que le quedaba más cerca, pero se topó con una sorpresa inesperada.

-Lo siento joven, pero los pasajes están todos agotados.
-Y eso porqué?
-Porque viene la festividad de la Virgen, en ésta época siempre se agotan.

No contaba con eso, pero aún le quedaba una oportunidad, así que salió de allí y llamó desde un teléfono público al otro terminal, donde después de mucho insistir logró reservar un pasaje al Sur par las nueve y media.

-Que pasa? Debes tener hambre, voy a darte algo de comer, no te preocupes.

El bebé estaba claramente inquieto, aunque no lloraba ni nada, pero si se movía bastante. Tuvo que devolverse al terminal y entrar a uno de los baños para padres, donde siguiendo las instrucciones del envase junto con lo que recordaba de su época de canguro preparó leche y se la dió, logrando calmarlo de inmediato.

-Tenías hambre, mira que manera de comer.

El pequeño estaba literalmente pegado a la mamadera, pero era bueno porque eso lo mantendría tranquilo, lo último que necesitaba era llamar la atención en donde fuera que estuviese. Sabía que tenía a Ariel hacía solo unas cuantas horas en sus brazos, pero desde ese momento toda su vida estaba vuelta de cabeza; no podía olvidar las palabras de ese educado hombre amenazándolo por teléfono, diciéndole que debía entregar al bebé en una iglesia para evitarse problemas. No podía, simplemente no podía, y no se trataba de la promesa a Magdalena únicamente, también tenía que ver con su propia responsabilidad, con que él se había criado por las suyas desde que sus padres murieron, y no podía dejar a un hijo suyo en las manos de alguien más, independientemente de todo lo demás.

-Vamos, tenemos que salir de viaje.

Faltaban un par de horas para que tuviera que viajar, pero mientras tanto, no le pareció buena idea deambular por todas partes cuando ya había una noticia relacionada con él en las radios, pero quedarse en un hotel era demasiado llamativo y las pensiones tendían a ser peligrosas por esas zonas; optó por ir directamente al otro terminal, y quedarse en las instalaciones, al final que sabía que al tener varios pisos en el edificio adjunto, tendría la posibilidad de pasar inadvertido durante más tiempo.

                                    2          

Más tarde, Víctor ya estaba en el Terminal de buses Santa Rosario, esperando a que diera la hora indicada para abordar el bus; ya había estado en el patio de comidas en el cuarto piso y se había estado moviendo por el segundo y tercero, y para su tranquilidad no llamaba en nada la atención, ya que por un sitio como ese deambulaban familias de todo tipo, extranjeros, y gente de todas edades y orígenes, así que a fin de cuentas él con un bebé en brazos perfectamente podía pasar por un joven esperando a alguien como muchos otros. Después de las siete de la tarde, Ariel despertó buscando ansioso su cara.

-Ya despertaste - comentó mirándolo - parece que no te caigo mal, y tú me caiste bien desde el principio, eres muy observador y tienes esos enormes ojos como los de tu madre.

Quedó en silencio durante algunos momentos, pero ante el recuerdo de esos momentos con Magdalena, se sintió flaquear, por lo que optó por desplazarse nuevamente; tomó el ascensor y bajó hasta el primer subterráneo, pero a los pocos pasos comprobó que había sido mala idea, porque ese piso estaba prácticamente vacío, solo era un largo pasillo que conectaba con los ascensores, los montacargas y las bodegas de los locatarios de los otros pisos, además de los accesos a algunos estacionamientos subterráneos.

-Creo que lo mejor es subir.

Llegó a una esquina que conducía a una de las entradas del estacionamiento, y se quedó muy quieto esperando, hasta que localizó un sonido a cierta distancia.

»Continuamos con la información que entregábamos anteriormente. Según las informaciones que se manejan, hay nerviosismo en la Fiscalía, porque ya se presentó una denuncia por la desaparición de un lactante de seis meses de vida, el que habría sido arrebatado de los brazos de su madre éste mismo mediodía; aún no hay información acerca de la identidad de la madre del lactante o de la persona que se lo llevó con paradero aún desconocido,  pero se comenta que el bebé sería parte de una importante y conocida familia con empresas bajo su manejo, lo que haría pensar en algún chantaje o algún tipo de venganza y algún tipo de recompensa por cualquier dato; nuestras fuentes indican que la policía ya fué contactada para coordinar la búsqueda inmediata del menor.«

Y la noticia seguía saliendo en las radios; era impresionante que en tan pocas horas ya se estuvieran filtrando detalles, se notaba que lo que decía Magdalena acerca de las influencias de su familia era totalmente cierto. Decidió devolverse y subir otra vez, así que comenzó a caminar lentamente, con el bebé en sus brazos.

-Creo que es mejor ponerte en el canguro que te compré - dijo en voz baja - así vas a estar más tranquilo y cómodo; que bueno que no te estás enterando de nada, porque ahora en las noticias están hablando de la familia de tu madre. No sé como puede ser que...

Iba a decir algo más, pero se quedó muy quieto, con una extraña sensación. El corazón de pronto le azotó el pecho, se sintió seguido, como si hubiera ojos muy fijos en él.

Y en ese momento vió a un hombre a un costado marcando un número en el celular, mirándolo fijo, con una inexplicable media sonrisa en los labios, entre disculpa y satisfacción.

-Lo siento, pero tengo una familia que mantener.

Víctor sintió una oleada de furia; el tipo lo había escuchado hablar, y había sacado conclusiones con increíble rapidez. Podía hacerse el loco, pero sabía que por su propia expresión ya se había delatado.

-Y yo tengo una familia que proteger.

Y antes que el otro hombre pudiera reaccionar, se subió al ascensor y cerró la puerta, que por fortuna cerró por completo antes que nadie lo impidiera. Mientras subía sabía que no solo había perdido el pasaje que ya tenía pagado, también el lugar en donde pudiera pasar la noche; tenía que desaparecer inmediatamente de ese sitio, y encontrar la forma de mantenerse oculto y lo más a salvo posible.

Sin muchas opciones y cada vez más nervioso, Víctor optó por alejarse del terminal de buses e ir directamente a un servicio de urgencia para refugiarse. Sabía que no era lo más recomendable, pero después de todo lo que había pasado en tan poco tiempo no tenía ninguna seguridad en la idea de estar en alguna clase de hostal o pensión, y por otro lado, en una urgencia se mueve tanta gente que no debería llamar demasiado la atención. Escogió la urgencia Central, ya que ahí había una enorme cantidad de flujo de personas, y se quedó en una de las salas de espera, sentado con el bebé reposando en el canguro tranquilamente, comenzando a dormirse por la hora que era, más de las diez de la noche.

-Es mejor que duermas - murmuró en voz baja - ahora tenemos que pasar la noche aquí mientras pienso en que es lo que voy a hacer. Ese hombre estaba llamando a la policía supongo, lo que quiere decir que seguramente nos están buscando ahora mismo; tengo que salir de la ciudad, pero no puedo volver al terminal de buses, no me atrevo, sería como ir a entregarme. Necesito pensar en algo.


                                     3

Álvaro Mendoza se sentó pesadamente y miró a Romina. Ella era una mujer de 28 años, alta, esbelta y de rasgos agudos, de cabello largo castaño oscuro que en ese momento llevaba atado en una cola, y de mirada reflexiva, sobre todo ante la información que estaba viendo en ese instante.

-Éste es el caso que estamos buscando.

La mujer levantó la mirada hacia Álvaro. Él era un hombre de 28 años, que había salido de la universidad ajunto a ella y desde entonces no se le había separado; ambos eran periodistas, aunque él solo en el último tiempo había experimentado un cambio físico; durante los años de estudio llevaba el cabello largo y un estilo un poco hippie, que abandonó junto con la licenciatura en periodismo para usar jeans y camisa y el cabello muy corto, casi rapado para evitarse los rizos rojizos. Tenía pecas en toda la cara, aunque extrañamente eso no suavizaba sus rasgos duros y la expresión habitualmente aguda. Ambos eran aves de presa, habían entrado en el mundo del periodismo para hacer cosas grandes, y al parecer había llegado su momento.

-¿Cómo te conseguiste ésto?
-Un amigo que tengo en la fiscalía me dijo, pero no sabe mucho más. Lo que está claro es que los primeros informes que han salido por la prensa no son solo especulaciones, realmente alguien secuestró a un menor de seis meses, y nadie sabe en donde está.

Romina se puso de pie.

-¿Sabes lo que me pasa con ésto? Que es del tipo de noticia que nos puede llevar a la cima, si lo hacemos lo suficientemente bien, podríamos incluso pensar en que nos incluyeran en la siguiente temporada de "Reportaje a fondo"
-Tienes razón - opinó él sonriendo lentamente - por eso te lo conté inmediatamente, porque es una noticias completamente interesante, hace mucho tiempo que no pasaba algo parecido, más precisamente de ese caso cuando estábamos en la universidad, acuérdate de como nos imaginábamos haciendo ese reportaje o el seguimiento.

La decisión entonces estaba tomada.

-Eso es lo que tenemos que hacer, un seguimiento. Es perfecto, perfecto, tenemos que ir un poco más atrás, encontrar a la familia del bebé, y reunir todos los datos posibles, ya sabes que ahora los reportajes con historia son los más pedidos. Luego lo presentamos ya editado y con eso podemos conseguir lo que tanto necesitamos.
-Llevamos ya bastante tiempo detrás de algo así - comentó él - pero tenemos que comenzar a trabajar ya mismo, antes que alguien se nos adelante.
-Entonces lo haremos - decidió ella - empezamos a trabajar en éste mismo momento, tenemos que encontrar a la persona que se llevó a ese bebé, y decirle al mundo qué es lo que pasó y quien lo hizo.


La traición de Adán en edición final


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Por ti eternamente Capítulo 5: De la mano de la ley



-Víctor, que te pasa?

Cuando su amigo Arturo lo removió, Víctor reaccionó y trató de poner la mayor expresión de tranquilidad.

-Lo siento, estaba distraído. Vamos.

Acompañaron al reducidor y al musculoso hasta el cuarto que ocupaba, y con la carpeta en sus manos el de cabello largo le echó una mirada al interior.

-Y entonces que es lo que se va?
-Todo.
-Como todo?
-Todo - explicó como si fuera lo más normal del mundo - necesito pagar unas deudas, así que es mi única salida.

Arturo hizo una mueca.

-Bueno, mientras tanto yo voy a ir al baño.
-No!

Víctor lo sujetó. Si.alguien se acercaba a esa parte estaba perdido.

-Que te pasa?
-No me dejes solo - le susurró para parecer convincente - quédate aquí.
-Está bien, si tampoco es urgente.

Unos minutos después el tipo musculoso salía con un armario al hombro como si no tuviera ningún peso; solo habían unos bolsos con ropa y pocas cosas más en el suelo.

-Bueno, bueno, aquí tienes lo que acordamos - le alcanzó un fajo de billetes - fué un placer hacer negocios contigo, si tienes cualquier necesidad solo tienes que buscarme.
-Gracias, eso haré.

El tipo musculoso cerró la puerta trasera del camión y se apeó, tras lo cual el vehículo se fué; Arturo dió un silbido.

-Que fuerte amigo, tienes una importante cantidad de dinero, pero estás en la calle.

No habían más sonidos alrededor, era un día extraño en el que por suerte no se había topado con nadie del barrio, ideal para pasar desapercibido por el momento, pero no podía confiar en la suerte para siempre; tenía que salir de ahí ya mismo.

-No importa, ya tendré cosas nuevas. Ahora sólo necesito pedirte una cosa más, y es que me prestes la cadenita que te dejé hace un tiempo.
-No tienes que pedirla, es tuya. Oye - lo miró fijamente - dime que está pasando, yo soy tu amigo, te prometo que no te voy a juzgar ni le voy a decir a nadie.

Víctor guardó silencio un momento; deseaba tanto hablar con alguien de lo que estaba pasando, soltar algo de toda esa energía que tenía en su interior, poder confiar en alguien que le diera un consejo o al menos lo escuchara, pero ya se sentía suficientemente paranoico como para agregar más tensión, así que respiró hondo y se forzó a mentener la calma.

-Arturo te prometo que te voy a decir la verdad, pero tienes que darme tiempo; ayúdame con lo de la cadena, yo voy a separar la ropa y a lo que vuelvas hablamos, en serio.

No podía seguir perdiendo el tiempo así, estaba estirando demasiado la cuerda, y era realmente un milagro que el bebé no hubiera hecho ningún ruido en todo ese tiempo, aunque por cierto llamaba la atención que Magdalena tuviera razón en decir que era muy tranquilo.

-Está bien, voy y vuelvo en un rato, pero no me puedes dar más largas, cuando llegue me cuentas todo.
-Te lo prometo.

Arturo se fué rápidamente, seguramente estaba decidido a saber toda la verdad, pero Víctor tenía que traicionar su amistad con los planes que tenía.
Tan pronto como su amigo se fué, entró en el cuarto, tratando de ignorar la enorme diferencia entre su cuarto antes y después de la visita del reducidor de especies, porque luego de su llegada había quedado solo con algo de ropa y pocas cosas más. De inmediato entró en el baño y se encontró con el bebé prácticamente en la misma posición en la que lo había dejado en el armarito, despierto y buscando su mirada con sus penetrantes ojos; era un milagro que no hubiera hecho el más mínimo ruido, pero aunque hasta ese momento había tenido suerte, no podía seguir así, tenía que moverse sin tardanza.

-De acuerdo, ahora vamos a tener que salir de aquí lo más rápido posible.

Después se lo pensó y llegó a la conclusión de que había dejado demasiada ropa en los bolsos, y que no tenía absolutamente nada para el bebé; pero tenía dinero resultado de haber vendido todas sus cosas, así que podía hacer algo, pero lo que no podía hacer de ninguna manera era quedarse ahí, porque mientras más se quedaba, más aumentaba su sensación de vacío, y por lo tanto su inseguridad. Y de alguna manera sabía que si salía, no iba a volver.

                             2              

Claudio había estado haciendo una serie de investigaciones antes de entrar nuevamente en la oficina de Fernando de la Torre.

-Permiso.
-Pasa.

De la Torre seguía bastante exaltado, pero se estaba forzando a mantener la calma mientras se llegaba a algún punto donde tuviera que decidir un.paso a seguir.

-Que noticias hay?
-Se están encargando de la señorita Magdalena para poder hacer el velorio correspondiente, pero vine porque tengo información nueva y me parece importante que usted lo sepa.

De la Torre sabía que su asistente se presentaba de esa manera porque había algo que debía saberse.

-Habla.
-Estuve hablando con un conocido en la compañía telefónica, y me entregó un reporte de los últimos movimientos de la línea y también los históricos.
-Eso quiere decir que ya sabes con quien se estuvo comunicando.

Claudio suspiró antes de continuar; había algo en eso, en las jugadas que estaban haciendo, que le decía que no era normal, que algo no terminaba de tener sentido.

-Aún me falta el nombre, que lo voy a tener dentro de poco, pero hay un número al que ella se contactó en último lugar, lo llamé y claramente se asustó, tengo serias razones para pensar que se trata del hombre que tiene a su nieto.
-Es decir que ya sabes que es un hombre.
-Si, pero lo que me llama la atención no es eso, sino que en el historial del número antiguo de la señorita Magdalena también aparece ese número, con muchas llamadas hace cierto tiempo, poco antes que ella quedara embarazada.

Eso fué como si a De la Torre le aplicaran corriente en la espalda; se puso de pie con los ojos muy abiertos.

-Que es lo que estás suponiendo Claudio?
-Que hay motivos para creer que ese hombre fuera el padre de la criatura.

De la Torre hizo una pausa; no era difícil imaginar que las cosas eran distintas si su asistente tenía razón, pero eso cambiaba la forma, no el fondo.

-Averigua lo más posible acerca de ese tipo, envía a tu gente a buscarlo y encuéntrenlo sin perder tiempo, pero ya te dije que no quiero que llamen la atención.
-Señor, si mis sospechas son ciertas y el niño estuviera en poder del padre...
-Magdalena hizo muchas cosas incorrectas - lo cortó De la Torre - alejarse de su familia, ponernos en riesgo, amenazarme y huir con mi nieto, pero no voy a permitir que por un capricho suyo mi nieto termine en cualquier parte. Mi nieto debe estar con los de su sangre, no con un extraño, así que vamos a seguir con lo que habíamos hablado; además, todo el mundo tiene su precio, y si no lo tiene, para algo le pago al abogado todo ese dinero, tiene que servir cuando lo necesito. Mi nieto va a vivir conmigo y con su familia, a cualquier costo.

El asistente aún tenía algunas dudas, seguía creyendo que necesitaban algo más, pero precisamente en ese instante recibió una llamada telefónica.

-Hola? Si, por supuesto...estupendo...si, luego hablamos.

Cortó y devolvió la mirada a su patrón, que lo contemplaba con cierta intriga.

-Que pasó ahora?
-Ya tengo la información que necesitaba señor - explicó lentamente - el tipo del teléfono que estuvo.en contacto con la señorita Magdalena se llama Víctor Segovia Hurtado, y me acaban de enviar todos sus datos; en unos minutos mi gente estará en su casa y en su trabajo, y recuperaremos a su nieto, creo que será mucho más rápido después de todo.

De la Torre suspiró.

-Hasta no ver no creer. Date prisa.

Mientras tanto, en la Fiscalía el fiscal Mendoza tomaba el auricular para llamar a un número directo.

-Hola? Artirreaga, que gusto hablar contigo...si, tenemos pendiente un juego de tenis para vengarme por la humillante derrota de la última vez...si, pero ahora te llamo porque necesito tu ayuda. Si, eres un viejo zorro, sigues teniendo el mismo olfato de siempre; asigna a alguien de tu departamento, sé que es apresurado, pero lo necesitamos, la desaparición de un menor siempre hace que la sociedad se sienta insegura y es un crimen grave. Por favor, sabes lo que pasó hace dos años...gracias, sabía que ibas a entender...no,no es necesario, hazlo tan pronto se confirmen las primeras investigaciones, me refiero a que cuando logremos tener una imagen clara y un sitio o un nombre, puedas llamar de inmediato a un oficial y asignarlo...exacto, no podemos dar pie a errores. Gracias.

Colgó y se quedó en su escritorio; siempre había un filtro, un montón de ojos y oídos que estaban pendientes, y avisaban de cualquier denuncia de determinadas características, con lo que la información se dirigía a los puntos indicados y antes incluso que terminaran ciertos procedimientos oficiales. La desaparición de un menor era un caso importante, y si efectivamente las cosas eran tan malas como pintaban, había que dar un golpe y encontrar al menor, para devolverlo con su familia lo más pronto posible.


Por ti eternamente Capítulo 4: Escándalo y escape



Fernando De la Torre estaba en su estudio totalmente fuera de si.

-Maldita sea!

Enfurecido, el hombre arrancó la pantalla de su ordenador y la arrojó con todas sus fuerzas. La pantalla fué a estrellarse contra un hermoso florero que estaba en un mueble esquinero, destruyéndolo en mil pedazos; De la Torre era un hombre de más de cincuenta años, de figura corpulenta e imponente, raleado cabello cano y rasgos endurecidos por sus años y por su fuerte carácter.

-Ésto es una locura Claudio, es una completa locura.

Claudio era un hombre de alrededor de treinta años, de figura atlética y rasgos agudos, que enfundado en un impecable traje azul ultramarino contemplaba la escena; el asistente estaba inmóvil a prudente distancia del escritorio de De la Torre, estratégicamente cerca de la puerta, pero impasible, con los brazos cruzados mirando con tranquilidad lo que ocurría.

-Tranquilícese señor, ese florero era de su tía Jazmín.
-No me vengas con mi árbol genealógico, mi hija está muerta.
-Usted ya sabía que eso iba a pasar - replicó el asistente con total calma - según recuerdo ese fué el pronóstico que hizo el doctor que había examinado a la Señorita Magdalena y al que usted interrogó.

De la Torre se dejó caer pesadamente en su silla.

-No puedo creer que haya ocurrido.
-Por desgracia era una posibilidad muy alta señor; además usted dijo que prefería verla muerta que deshonrando a la familia.
-No lo decía en el estricto sentido de la palabra. Magdalena era mi única hija.

-Su única hija que renegó de su familia más cercana y huyó con su salud y con su hijo en gestación.
-No hables de esa manera.
-Son sus palabras señor.

El hombrón tomó una grabadora portátil de su escritorio y se la arrojó, aunque sin puntería porque el artilugio fué a estrellarse contra el suelo.

-Tengo una grabadora, no estés repitiendo lo que digo!
-Cálmese señor.
-Nunca he podido comprender como es que una muchacha linda, joven e inteligente como ella pudo alejarse y renegar de todo; no solo dejó una vida cómoda, sino que abandonó a su familia, y la familia es lo más importante.
-Eso está bien, saque todos los sentimientos.

De la Torre se puso de pie.

-Y eso no es todo; ella se fué con su hijo, con mi nieto, y ahora ese niño simplemente no está. Dime donde está, dime que fué lo que pasó con mi nieto!

Claudio adoptó un tono más reflexivo.

-Es claro que la señorita Magdalena decidió desaparecer de la vida de ésta familia desde antes de haber concebido a ese bebé, pero si estaba tan enferma como para terminar tan trágicamente, usted puede estar seguro de que contó con la ayuda de alguien.
-De quien?
-De la persona que tiene a su nieto.

De la Torre tomó un abrecartas de empuñadura dorada y comenzó a gesticular con él. Su rabia no había disminuido un ápice.

-Es necesario encontrar a mi nieto.

Claudio ya estaba pensando en eso, como de costumbre.

-Ya tengo algunas personas encargadas de buscar por los alrededores, usted sabe que siempre hay alguien que ha visto algo.
-Pero eso es muy vago.
-Claro, pero mi plan principal es otro señor - sonrió mostrando su teléfono celular - ya me estoy encargando del celular de su hija, ahí seguramente encontraremos información muy importante.

El patrón parecía satisfecho aunque no sorprendido con la eficiencia de su asistente, pero aún no era suficiente para él.

-Un niño de tan pocos meses de vida no es sencillo de ocultar, pero tampoco es imposible.
-Siempre se pueden tomar medidas adicionales.
-A que te refieres?

Claudio respiró profundamente.

-En ésta sociedad lo que importa no es lo que sea, sino lo que se puede probar señor; sabemos muy bien que usted ha sido acusado varias veces de ilícitos, pero nunca se le ha probado nada, de modo que usted es un ciudadano honorable como cualquier otro. Y un abuelo angustiado por la desaparición de su nieto puede ser muy efectivo.

De la Torre presentía algún ardid, pero aún estaba demasiado irritado como para dilucidarlo por si mismo.

-Continúa.
-Lo que digo es que la policía puede sernos de ayuda para variar, sobretodo si previamente hay  una denuncia por posible secuestro. Tanto demos con el paradero del niño ahora mismo o no, esa información abrirá muchos ojos y oídos, usted me entiende.

El hombre se pasó una mano por su encanecido cabello.

-Entonces haremos eso. Pero dile a tus hombres que tengan mucho cuidado, no quiero que nadie los descubra en algo sospechoso.

                               2                            

Víctor estaba en su cuarto con Ariel en sus brazos cuando sonó su teléfono celular; estaba tratando de llegar a alguna decisión lógica, así que simplemente no prestó atención al número desconocido.

-Hola?
-Hola - dijo una voz muy educada desde el otro lado de la conexión - me preguntaba si el bebé está bien.

No dijo nada más, pero fué suficiente para que a Víctor se le congelara la sangre; quienquiera que fuera, lo había descubierto, pero como? Entonces lo supo, el celular de Magdalena, seguramente esos hombres lo habían registrado.

-Necesito que me escuches con mucha atención.

Estaba paralizado, y en vez de cortar, simplemente se quedó inmóvil escuchando la amable amenaza que se deslizaba por la línea telefónica.

-Ésto es lo que vas a hacer. Dejarás al bebé en una Iglesia ahora mismo, y todos nos olvidaremos del tema. Ya sabes que te encontré rápido por teléfono, lo que me pregunto es si te haces una idea de lo poco que me costará encontrarte en persona.

Cortó, y solo entonces Víctor reaccionó, aunque dejó el celular en la cama violentamente, como si el aparato pudiera hacerle algún daño.

-Dios mío...

Lo habían encontrado, y obviamente habían llamado al último número que marcó ella, el suyo. La amenaza era evidente, y concordaba a la perfección con lo que Magdalena le había advertido de su propia familia, pero haber recibido esa llamada no solo era preocupante, sino que además era peligroso, en extremo.

-Que es lo que voy a hacer?

Que en tan poco dieran con él podía ser igualmente una casualidad, pero lo concreto es que la persona estaba hablando en serio, y escucharlo decir que no le llevaría mucho encontrarlo lo hacía pensar lo peor. Dejar a Ariel en una Iglesia? Sonaba a tratos entre mafiosos.

-De acuerdo, tengo que tranquilizarme, tengo que tranquilizarme.

Pero no estaba tranquilo en realidad; tenía que tomar una decisión en ese momento, no podía continuar esperando a calmarse. Tomó el celular y marcó un número.

-Hola Víctor, donde estás, los demás estuvieron preguntando por ti.
-Arturo, necesito que me ayudes con algo.
-Claro, pero que te pasa?

Sintió que se le revolvía el estómago al hablar.

-Necesito que llames a ese conocido tuyo que es reducidor de especies, necesito dinero.

Arturo era uno de sus mejores amigos, pero incluso a él había algo que no podía decirle.

-Pero estás corto de dinero? Porque si es así yo te puedo prestar.
-No! No es eso, Arturo, necesito vender muchas cosas, no puedo darte más detalles por ahora. Ayúdame por favor.

Arturo hizo una breve pausa; obviamente estaba sospechando, pero decidió no decir nada.

-Mira, puedo llamarlo ahora y estar por allá en diez minutos.
-Genial, te espero.

Después de varios minutos de tensión, Víctor dejó al pequeño en el armarito del baño y dejó entreabierta la puerta, para que no fuera visible.

-Quédate aquí, enseguida vuelvo.

El bebé se limitó a mirarlo muy fijo, sin moverse.

-Si llora, estoy frito.

Salió del cuarto luchando por calmarse, y a poca distancia se encontró con su amigo, que era de su misma edad, muy delgado, de cabello rubio y piel blanca.

-Arturo, te demoraste.
-Vine apenas me dijiste, que te pasa, porqué estás así  tan extraño?

Víctor sintió que todo lo que conocía pasaba frente  a sus ojos; conocía a Arturo desde hacía muchos años, era parte de su grupo de amigos más cercano, y en particular era muy importante para él, parte de las personas más cercanas. Víctor no tenía familiares, sus padres habían muerto cuando era muy pequeño, y desde entonces se había dividido entre el deber de hacerse responsable y crear un círculo cercano, pero en ese momento sentía que tenía que mantener una cierta distancia aunque eso le resultara difícil.

-Mira, después te explico, ahora estoy realmente apurado. Trajiste al reducidor?
-Está ahí - indicó por encima del hombro - que vas a vender?

Víctor trató de sonar tranquilo, aunque sabía que eso era difícil en un momento como ese.

-Voy a vender todo lo que tengo.
-Que? Estás loco? Pero porqué, no lo entiendo Víctor...que hiciste?

El aludido respiró profundamente; era obvio después de todo, pero el nerviosismo y la presencia del bebé escondido en el baño lo mantenían en tensión total.

-Mira Arturo, no he hecho nada, solo necesito haced algunas cosas y necesito el dinero, además va a ser mucho más fácil trasladarme si solo llevo lo puesto.
-Puede ser - replicó el otro dudando - pero es tan sorpresivo que yo...

Víctor siguió un impulso y lo abrazó. De un momento a otro toda su vida parecía pender de un hilo y necesitaba a un amigo, pero la amenaza de la familia De la Torre era muy severa como para simplemente ignorarla.

-Oye, me gusta que me abraces pero...
-Mira, Arturo, tú eres mi mejor amigo, solo te pido que confíes en mi, en que estoy haciendo lo correcto.
-Está bien, está bien. No te voy a preguntar nada, por ahora, pero necesito que me cuentes todo después.
-Te lo prometo, después te diré todo. Ahora vamos a hablar con éste tipo.

Se acercaron a la entrada del pasaje, donde los esperaba un hombre alto de cabello muy largo, con una carpeta en las manos, junto a un hombrón de casi dos metros de altura, corpulento y musculoso enfundado en jeans y sudadera.

-Así que eres tú el que quiere vender - dijo a modo de presentación el de cabello largo mientras se acercaban al camión - y de qué cosas estaríamos hablando?
-Son varias cosas, muebles y otras cosas, la idea es que sea ahora mismo.
-Hola! Estás apurado. Bueno, mientras más pronto mejor, Hércules, prepárate.

El musculoso se acercó al camión y abrió la puerta para sacar unas llaves, y el sonido de la radio del vehículo inundó el ambiente.

-Apaga esa cosa, hoy se han dedicado a decir tragedias.

Pero antes que el grandote lo hiciera, la voz de un periodista se escuchó fuerte y clara.

»Ésta es una noticia en desarrollo, según nuestras fuentes hay una familia que acaba de realizar una denuncia por secuestro de un menor, un lactante de no más de seis meses de vida; hasta ahora no hay muchos datos más, pero al parecer el bebé fué sustraído del sitio en donde se encontraba sola la madre, quien aparentemente estaba gravemente enferma. Dentro de los próximos minutos estaremos ampliando la información«

El musculoso apagó la radio del vehículo, mientras Víctor sentía que su estómago se contraía luego de escuchar esa información.


Entrevista literaria

Tengo el agrado de comentar que he estado presente en una entretenida entrevista en el sitio Cuentos para soñadores. Aquí dejo el enlace para que puedan conocer la entrevista, y desde luego conocer el excelente trabajo que realiza Eliz Segoviano para todo su público
http://sognareprofundere.blogspot.mx/2013/09/entrevistas-conversando-con-milo-lopez.html