La traición de Adán Capítulo 34: La sombra de Adán





Las lágrimas son innecesarias cuando la amenaza es más grande que tus expectativas.




Eva estaba sola en su habitación de Hotel, después de que Adán se marchara en la mitad de la noche; le había dicho que necesitaba ordenar algunos asuntos luego de cerrar los negocios que había hecho a espaldas de Bernarda Solar, lo que significaba que debía librarse de cualquier prueba al respecto. Bien. De pronto llegó un aviso a su teléfono celular de origen desconocido.

''Sé que quieres ver el video que acabo de enviarte. Con mucho cariño.”

Habitualmente no hacía caso de algún mensaje de ese tipo, pero por alguna razón, sintió la necesidad de verlo, como si supiera que era lo que se escondía tras el misterioso informante. Encendió el ordenador, y  en él confirmó que tenía un mensaje, también desde una casilla de correo desconocida.

Y al ver el video, todo cambió.

Cuando se bajó de su automóvil al amanecer, Adán no estaba pensando con claridad y por lo tanto no se fijó en el vehículo que estaba estacionado a poca distancia. Entró al edificio y subió a su departamento, pero se encontró con Eva esperándolo; se veía demacrada, y su mirada era fija y dura. No, no era posible.

– ¿Qué haces aquí?
–Ahora eres dueño de todo, ¿no es así?

Entró sin invitarla a pasar, aunque ella lo hizo igualmente; era un pésimo momento para hablar, pero estaba claro que manejaba demasiada información para una sola noche.

– ¿Qué quieres?
–Quiero que me lo digas mirando mis ojos, igual como me dijiste que me amas.

Adán la miró. Lo sabía, Eva lo sabía todo.

–Dime de qué hablas.

Pero ella le dio una bofetada con todas sus fuerzas, con tanta rabia que lo hizo tambalear, descargando junto con el golpe una corriente eléctrica que le decía sin palabras lo que estaba sintiendo.

– ¡Te lo dije! –gritó fuera de si– ¡te advertí que Luna era peligrosa, te dije que eras su objetivo Adán, te lo advertí porque sabía todo lo que  teníamos en juego, pero fue inútil porque de todos modos te acostaste con esa perra!

Adán dio un paso atrás; nunca había imaginado una situación así con Eva, porque su amor y su conexión parecían indestructibles. Pero no solo era eso, había mucho más.

– ¡Cállate! No eres mejor que yo, sé los cambios que hiciste en los contratos, sé que modificaste las clausulas para quedarte con todo. No fuiste lo suficientemente lista porque dejaste una huella, por eso es que sé lo que hiciste.

Eva apretó los puños. ¿En qué se habían convertido?

– ¡Sí, lo hice!   Lo hice al descubrir lo que hiciste.
–No me digas ahora que crees que se trata de algo importante.
– ¡No se trata de eso maldita sea! –rugió la mujer mirándolo con furia– se trata de lo que hiciste, porque siempre se trató de ella, siempre quisiste acostarte con ella y con eso le diste el arma  más poderosa que podías darle.

Adán hizo un movimiento brusco y arrojó la mesa de centro de una patada contra la pared. Eva no se movió un milímetro.

–Estás equivocada. Nada de lo que ocurrió con Luna tiene que ver contigo.
–No te atrevas a decir algo así. Todo lo que pasa a nuestro alrededor tiene que ver con ambos, por todo  lo que hemos vivido y por las cosas que hemos hecho.
– ¿Y crees que Luna está a ese nivel?
–No hablo de eso, no  me trates como si fuera una estúpida. No solo le entregaste tu cuerpo, sino que permitiste que entrara en tu área privada. Ahora dime cómo es que piensas escapar.

Adán se acercó más, enfurecido por el huracán que estaban viviendo, pero Eva no demostraba el menor temor.

–Aquí no hay escapes. ¿Por qué diablos crees que hice todo lo que he hecho hasta ahora? Todo lo que he hecho en mi vida ha sido para tener el control.
– ¿Y lo pierdes acostándote con ella?
– ¡Claro que no! Luna no es nadie, no puede tocarme, y todo estaría como siempre si no hubieras cometido la estupidez de meterte con los contratos.
–Es la única forma de protegerme. No voy a hundirme por confiarte algo que no puedes resguardar.
– ¡Y lo solucionas dándome una puñalada por la espalda! ¿Quién crees que eres para tomar esa decisión?

Los ojos de Eva llameaban por la rabia que sentía. Se podía percibir en el aire la energía desplegada por los dos, el enojo y la descarga que producían sus carácteres imponentes; estaban acorralados, habían tomado un camino de destrucción del que ninguno de los dos había podido hacer pronóstico, y del que ambos desconocían algún tipo de salida.

–Lo que hice fue lo más sensato Adán, me protegí mientras tú te olvidabas de todas las precauciones que siempre dijimos que tendríamos, reconoce al menos que ese fue tu primer gran error.
–No tienes idea de lo que estás hablando. He llegado más lejos que  nunca, maté junto a ti, solo porque sé que lo que tenemos es mucho más poderoso que cualquier otra cosa, y se suponía que tú sentías lo mismo, pero ahora veo que te escapas como una cobarde.
– ¡Si piensas eso es que eres un estúpido! Nada de esto habría pasado si hubieras seguido el plan. ¿O esperabas que me quedara tranquila esperando a ver cómo le entregabas a esa perra la oportunidad de arruinarnos?

Eva se había inmiscuido en los sistemas que antes el propio Adán había intervenido, y descubriendo la verdad de él y Luna, decidió poner a salvo una parte de las cuentas directamente bajo su control, dejando el resto menos productivo para él.

–Estás delirando.
–Claro que estoy delirando ¿No lo ves? No sé dónde estoy, no sé qué diablos es lo que estamos haciendo ahora, solo sé que no voy a dejar que lo arruines todo. ¿O cómo crees que me enteré de que estabas entrando en el hotel de Luna?
– ¿Qué dices?

Eva lo miró con desprecio.

–No te seguí si es eso en lo que estás pensando; alguien me envió la información, me enviaron un video extraído de las cámaras de seguridad del hotel donde fuiste, claramente se trata de algo orquestado.

Adán se quedó un momento en blanco, impactado por lo que acababa de oír; después de su encuentro sexual con Luna, el efecto del placer y la posterior sorpresa sobre lo que había hecho Eva, no le había dejado tiempo de hacer suposiciones acerca del modo en que lo había descubierto.

– ¿Te enviaron un video?
–Sí.
–No puede ser...

Pero no se refería a eso en particular, Por un momento se olvidó de Eva, y fue directo a su ordenador.

– ¿Que estás haciendo?

Adán no contestó.

Mientras tanto, Bernarda estaba despierta en su departamento; había sido una noche agitada, pero estaba bastante más tranquila que antes.

–Pasa.

Luna llegó sonriente a pesar de la hora.

–Es la última vez que hago una reunión contigo a las siete de la mañana, sabes que no sirvo para éstas cosas.
–Pero estuviste despierta toda la noche.

La joven fue directo al bar a servirse un trago.

–Eso es distinto Bernarda. ¿Ahora vas a explicarme qué es lo que ocurrió?

Bernarda se veía cansada, pero satisfecha.

–Tuve que llamarte de emergencia porque las cosas se complicaron; uno de mis informantes me alertó de que Adán y Eva estaban aprovechándose de mí, y después de eso las cosas se precipitaron.
–Explícate.
–Esos dos intervinieron mis cuentas, con el obvio propósito de quedarse con mi dinero, y contaban con ayuda experta, ya que se estaban entrometiendo en Biel Asís, una de mis empresas. Consiguieron apropiarse del capital casi completo de esa empresa, pero creo que después cometieron un error o se precipitaron, porque quisieron tomar mucho más que Biel Asís, y dejaron esas acciones, para apropiarse de otra empresa que les pareció mucho más prometedora, Masters.

Luna silbó.

–No me parece recordar ese nombre.
–Eso es lo primero que me hace pensar que cometieron un error de principiantes o que la ambición los cegó por completo, porque Masters es una empresa de papel.
– ¿Qué?
–Eso. No hay nada ahí, excepto deudas y procedimientos mal hechos, por eso es que hace un año y medio me liberé de esa empresa por completo, y legalmente no es mía.

Luna se puso de pie jugueteando con su copa; entonces se había acostado con Adán para proteger los intereses de Bernarda tal y como siempre había pensado que pasaría, que desilusión que no hubiera ningún tipo de sorpresa, pero por otro lado, era una de las desilusiones más exquisitas que había experimentado en su vida.

–Déjame ver si entiendo. La parejita tomó el riesgo de meterse en medio de tus negocios, y cuando tuvieron la oportunidad de quedarse con una buena tajada, decidieron que querían muchísimo más, y optaron por otra alternativa que sólo es una farsa.
–Exacto. Es una ironía del destino mi querida Luna, que después de tanto confiar en Eva y en Adán, tuviera que castigarlos de éste modo, ahora mis empresas quedarán sin su dirección.
–Eres temible Bernarda, eso es lo que más me gusta de ti.

Brindaron por el éxito que tenían en esos momentos.

Por otro lado, Adán seguía frente al ordenador, sin poder superar aún la sorpresa que había vivido.

–Maldición.
– ¿Que fue lo que pasó?
–Tenías razón Eva –contestó él con voz lúgubre– esto era una trampa, siempre fue una trampa.

Se puso de pie. Mientras hablaban, todo lo que se había propuesto y lo que hasta ese momento había conseguido, se estaba yendo al demonio.

–Pero hay algo más, lo veo en tus ojos.
–Claro que hay algo más –replicó ásperamente. Le parecía estar viendo a Samuel, riéndose en su cara, que estúpido, que idiota había sido al creer que  se había deshecho de él para siempre– esto es una trampa, pero no una en la que caí yo, sino que una en la que caímos ambos, porque tanto tú como yo somos responsables.
– ¿A qué te refieres?
–Los millonarios fondos traspasados a Masters no existen, básicamente porque esa empresa no existe, es todo una mascarada, una mentira que Bernarda encargó para protegerse. Al ingresar a los sistemas de esa empresa detoné una alerta que no pude detectar, lo que permitió que todo siguiera como de costumbre, amparando la mentira en los interminables sistemas digitales que soportan cualquier cosa. Y cuando hice los traspasos a nuestras cuentas, no traspasé nada de dinero porque no lo había, pero si hice que nuestros nombres quedaran ocupando el cargo que antes ostentaba una persona ficticia.

Eva ahogó una exclamación. ¿Acaso ese siempre había sido el plan de Bernarda, destruirlos a ambos para que finalmente nadie pudiera ser tan exitoso ni tan poderoso como ella?

–Si esa empresa es falsa, quiere decir que está involucrada en algún tipo  de fraude. Oh por Dios. Adán, ¿Cómo no lo notaste?
–Esa fue la trampa en la que caí; la mentira no es reciente, parece como si estuviera desde hace mucho tiempo ahí, esperando para hacer caer a alguien, y estuve tan seguro, tan idiotamente seguro de que estaba realizando las investigaciones correctas, que me confié en lo que veían mis ojos, sin pensar en que una empresa ficticia se sostiene precisamente por la firmeza de sus mentiras. Igual que nosotros.

Eva buscó uno de los sillones para sentarse; estaba mareada, no solo por todas las implicancias que tenían las palabras de Adán, sino que principalmente por las palabras que todavía no escuchaba.

–Dijiste que ambos habíamos caído en la trampa.
–Exacto. Estamos condenados mi amor, desde ahora somos dueños de una empresa maldita, de la que estoy seguro que con solo apretar un botón, Bernarda puede reflotar ante la ley, para poder hundirnos con ella.
– ¿Intentaste revertirlo?
–Todos los accesos están cifrados ahora, por eso es que sé que es lo que pasó, y aunque no he estado ahí, podría jurar que ya han destruido todos los sistemas que utilicé, para evitar que haga cualquier cosa al respecto. En estos momentos éste ordenador y todo lo que sabemos no vale nada.
–No tenemos nada de eso, pero aún tenemos lo que ya habíamos conseguido desde antes.
–Sé a lo que te refieres, pero eso implica que tendríamos que huir del país. Con la situación en que nos metimos, no hay ninguna otra opción, Bernarda debe estar llamando a abogados y fiscales mientras hablamos. Tendríamos que salir rápido, y desaparecer para siempre, olvidar quienes somos y lo que hemos hecho. Tendríamos una cantidad aceptable de dinero, pero seguiríamos sin tener identidad válida, lo que significa que tendríamos que empezar desde cero.

El panorama se ponía peor a cada instante; Adán había caído en una trampa muy bien orquestada,  quedándose con las manos vacías solo por dejarse llevar por la ambición, y ambos se habían dejado llevar además por emociones pasajeras, él por el deseo hacia Luna, y ella por la rabia de aquella revelación, dándole paso a sus enemigos de hacer lo que quisieran y perdiendo minutos vitales. Por nada.

–Estamos acabados. Qué ironía, nunca pensé que terminaría así Adán.
–Ni yo. Pero mírame Eva, aún no estamos acabados, lo único que tenemos que hacer es salir de aquí, podemos empezar de nuevo, recomenzar nuestro camino, tomar de nuevo en nuestras manos el destino y el curso de los acontecimientos.
–Después de todos estos años, después de todo lo que hemos hecho, comenzar desde cero llevará mucho tiempo, tú mismo dijiste que la única forma de escapar es desaparecer, y eso significa que no podremos usar nuestros nombres ni nuestra historia, ni las cosas que habíamos conseguido hasta el día de hoy.

Ya lo habían hecho una vez. Adán se acercó lentamente a Eva, y ésta vez, ella no lo rechazó, al contrario, lo estrechó entre sus brazos con ardor, y nuevamente entre ambos, sintieron la misma conexión sobrenatural que la primera vez que se habían tocado; nada había cambiado, solamente la apariencia, solo el entorno, porque lo que era fuerte entre ambos permanecía inamovible.

–Puedo soportar cualquier cosa mi amor, lo que no puedo soportar es que no estemos juntos. Vámonos de éste país que solo nos trajo problemas, dejemos atrás ésta parte del mundo antes que se nos venga encima, y empecemos de nuevo, a salvo de lo que hicimos y de lo que no logramos hacer bien.

Se miraron fijamente; a ninguno de los dos le importaba la traición del otro en esos momentos, lo que importaba era lo que habían sentido, la unión exacta entre ambos que les daba al mismo tiempo emoción y paz.

–Puedo superar esto si estamos juntos. Pero si las cosas son tan graves, tendremos que salir del país lo más pronto posible, y no podemos quedarnos quietos esperando.
–Es verdad. Pongámonos en marcha.

Pilar estaba recién levantándose cuando recibió una llamada.

–Hola.
–Hola Pilar.

Era la voz de su madre. En un principio le pareció aún estar soñando, pero luego reaccionó; su madre la estaba llamando por teléfono, luego de haber salido del país prácticamente escapando de la verdad que le había estallado en la cara cuando escuchó de labios de su propia hija que todo lo que creía sobre ella era mentira. Jamás había esperado alguna acción de disculpa en primer lugar, cuando habló con ella y le llevó la grabación en donde se demostraba tangiblemente que ella no había hecho el trato con Bernarda Solar para venderle la colección de arte Cielo, no lo hizo con ese objetivo, lo hizo por rabia, porque estaba cansada de que todos a su alrededor, incluyendo a su propia madre, se creyeran con el derecho no solo de juzgarla, sino que además de decidir cuál era la verdad en la que Pilar estaba viviendo. Por esto y por otros motivos es que la llamada era una total sorpresa.

– ¿Qué quieres?

La voz tardó algunos segundos en responder. Era la misma voz de Carmen Basaure de siempre, pero  aunque sonara increíble, no era petulante ni soberbia como de costumbre. Casi podía decirse que era humildemente sincera.

–Pilar, sé que no he sido una buena madre para ti, y jamás lo seré, pero después de lo que pasó... tengo que reconocer que me equivoqué contigo, te juzgué mal.
–Es un poco tarde para reconocerlo –para su sorpresa, Pilar no se sentía enojada. Ya no. Todo eso había quedado atrás, muy atrás, y ahora solo quería trabajar, cumplir sus proyectos, y quizás empezar una nueva vida– y también es el modo equivocado de hacerlo.
–No me has dado el beneficio de la duda.
–Quizás es porque no te lo mereces. Durante toda mi vida te demostré mi cariño y mi interés, y tú solo me trataste con desdén, en algún momento tenía que cansarme de ser la tonta de la historia, ¿no crees?

Carmen no dijo nada. Pilar estaba tranquila, impresionada de sí misma, pero tranquila, entera, y por primera vez en su vida hablando con su madre como una igual; ya no iba a atemorizarse por nada ni ante nadie, sabía que tendría que enfrentar muchas cosas más en el futuro, pero la Pilar que había instalado un restaurante, que había hecho lo posible por limpiar su nombre y por salir adelante, era otra. No necesariamente más fuerte, pero definitivamente más consciente de su lugar, y de lo que merecía, y lo que no.

–Te llamé porque quiero que sepas que lo lamento. Lamento haberte tratado de la manera en que lo hice, por la forma en que te expulsé de la vida que tenías.

A la joven en ese momento se le llenaron los ojos de lágrimas; era cierto que la habían expulsado, su madre, Micaela, Bernarda, su propia debilidad e ingenuidad, todo se había conjugado en su contra en una horrible secuencia que la había arrojado a un abismo de desesperación. Lo había perdido todo, pero aún le quedaba su nueva yo, y con esa nueva vida es que decidía a quien dejar entrar, o a quien dejar pasar.

–No te ofendas, pero creo que tus razones para llamarme también son las equivocadas; estás buscando algún tipo de calma, porque sabes que lo que hiciste está mal.
–Y lo estoy reconociendo.
–Me parece bien que lo hagas, pero tienes que notar que tú misma lo dijiste, lamentas haberme acusado de cosas que no hice, pero no lamentas haberme perdido, básicamente porque nunca me tuviste. Jamás serás una buena madre para mí porque nunca me quisiste, ahora lo sé, y estoy en paz con eso, pero no esperes de mí que olvide todo lo que pasó, porque no puedo, es demasiado lo que perdí, y mucho lo que tuve que trabajar para volver a levantarme, y gran parte de eso lo logré teniendo muy claro lo que pasó. Todo no es tu culpa, hay más personas involucradas en esa historia, y yo misma soy responsable por no haber tenido la fuerza que tengo ahora para darme mi lugar.

Carmen otra vez se quedó callada. Pilar no sentía rencor, pero todo lo que había pasado entre ellas la había hecho tomar las cosas de otro modo, y lo que le decía era cierto, ya no iba a echar pie atrás, estaba de pie nuevamente, y en ésta ocasión no estaba dispuesta a mentirse a sí misma, ni a  dejarse de lado por los demás, menos aún por una persona que le decía directamente una verdad disfrazada de disculpa.

–Pilar, me gustaría saber si hay algo que pueda hacer por ti.
–Nada, no puedes hacer nada. Solo quiero que sepas que no te guardo rencor por lo que pasó, porque como te dije, también tengo parte de responsabilidad en esa historia que ahora me parece tan antigua. Sigue con tus viajes, haz lo que mejor sabes hacer, y si quieres hacer algo por mí, no cometas nuevamente los mismos errores con las personas que te rodean, porque ser tú y quedarte sola sería un gran castigo. Cuídate.

No esperó respuesta, y cortó. Carmen estaba en un lujoso hotel en la costa Griega, rodeada de algunos de los paisajes más hermosos de todo el planeta, con el teléfono en la mano luego de que terminara la llamada. El suicidio de Bastián Donoso en frente del Regreso al paraíso le había abierto los ojos, entregándole la respuesta que había ansiado desde que supo de la existencia del segundo cuadro, y a la que se había negado a reconocer aun cuando en realidad siempre la tuvo a la vista: Bastián la había amado más de lo que ella había podido imaginar, y su amor había sido puro, nacido de los sentimientos más básicos de un ser humano, y que por lo mismo son los más potentes. Perderla en esas condiciones debe haber sido una tortura, pero el hombre fue bueno desde la semilla, y en honor a su amor, pudo reproducir el cuadro que ella con tanto detalle había descrito tiempo atrás, con el único objetivo de entregárselo como una ofrenda. Seguramente saber su real origen, descubrir que era una mujer mundana y no una aparición, le produjeron sentimientos encontrados, pero una vez más el amor que sentía hizo su parte, y por eso le regaló igualmente el cuadro, con el objetivo de desaparecer para siempre y conservar su recuerdo, pero un amor tan puro se vio finalmente corrompido por su propia y posiblemente irreal imagen de las cosas, lo que lo llevó a cometer locuras, que al cabo de poco tiempo la hicieron a ella cometer un grave error. La prueba viva de uno de sus más grandes errores había sido querer rehacer el cuadro regalado por Bastián, creyendo ilusamente que bastaba con pinceles y colores para recrearlo.
Que tonta.
Lo que logró fue plasmar en el lienzo sus sentimientos más oscuros, el dolor que sentía, la rabia y la ausencia, y el pobre hombre interpretó esa imagen como el reflejo de su alma, o bien como sus sentimientos hacia él, lo que terminó por enloquecerlo. Su muerte era la representación más fiel y tétrica de sus acciones equivocadas, y de lo ciertas de las palabras de Pilar. Había estado equivocada durante mucho tiempo, y al hablar con ella en un desesperado intento de remediar algo de lo que aún se podía, solo consiguió entender que la muerte no es lo único que separa a unas personas de otras.

Eva y Adán avanzaban a toda velocidad en el automóvil alquilado, con el equipaje en el maletero, decididos a dejar todo atrás, sin esperar más, sin dar tiempo a que todo lo que temían cayera sobre sus cabezas. Mientras su automóvil tomaba la carretera luego de un corto tramo desde la salida de la automotora, Sofía subió al vehículo de Miguel.

–Supongo que alcanzaste a verlos. Huyen como cobardes.
–Tuve que apresurarme mucho, pero los vi.
–Abróchate el cinturón mi amor, vamos a seguirlos.

Comenzaron también el viaje, aunque conservando distancia prudente. Miguel estaba destilando alegría por lo que habían conseguido a última hora, porque luego de la extraña muerte de su informante parecía que todo estaba perdido, pero haber contactado a esa persona había sido su tabla de salvación.

–Entrar en contacto con Bernarda Solar fue una excelente idea, solo me pregunto cómo es que habrán llegado a nosotros.

Sofía estaba disfrutando de su venganza, pero aún estaba tranquila, porque por su mente estaban pasando nuevas ideas.

–Deben haber llegado a través de mí, recuerda que tuvo una relación conmigo.
–Tienes razón.
– ¿Te imaginas Miguel? Mi padre habría muerto, y yo con él, de haber terminado envuelta en algo tan sucio como eso, fraudes económicos.

El hombre asintió, satisfecho.

–Es una suerte que no hayas estado involucrada, al menos no de ese lado. Ahora lo único que tenemos que hacer es llamar a la policía y denunciarlos antes que salgan del país.

Pero ella negó con la cabeza.

–No vamos a denunciarlos.
– ¿Qué? Por favor no me digas que te bajó la compasión por Adán Valdovinos.
–Por supuesto que no.
– ¿Y entonces?
–Tengo mejores planes para ellos dos –respondió ella con un sutil toque de maldad en los ojos– creo que si los van a perseguir las autoridades por haber cometido delitos económicos, puede ser sencillo escapar bastante bien librados. Pero si las cosas suceden como creo que van  a suceder, entonces al salir del país agregarán algunos otros delitos como falsificación de identidad y cosas por el estilo.
–Eso no lo había pensado.

Sofía sonrió.

–No te preocupes por nada Miguel. Ahora tú y yo tenemos mucho tiempo disponible, me parece una muy buena idea viajar un poco siguiendo pistas, y cuando ya estemos listos, será cosa de llamar al fiscal amigo de mi padre, y  podremos ver desde primera fila como las cosas se les ponen feas a esos dos. Después de eso, podemos viajar adonde tú quieras, el destino es lo de menos cuando se viaja contento y la compañía ya está.

Habían tenido poco tiempo para preparar algo, pero por lo pronto las cosas funcionaban bien. Adán estaba nervioso por lo que vendría, pero tener a su lado a Eva resultaba totalmente tranquilizador.

–Ahora solo tenemos que darnos prisa, mi contacto nos está esperando en la frontera para ayudarnos a pasar sin que nos identifiquen.
–Es una suerte haber encontrado un modo seguro.

Se tomaron la mano mientras el avance en el automóvil seguía a toda velocidad. El hombre frunció el ceño al ver a su pareja nuevamente revisando información en internet.

–Deja eso, ya no tiene sentido que sigas investigando. Además solo han pasado algunas horas, dudo que algún medio esté informado de lo que pasó con Masters.
–Eso no significa que no esté pasando nada. Y no solo estoy viendo eso, hay algo más de lo que quiero asegurarme.
– ¿De qué?
–De las acciones y ganancias que tienen las empresas de Bernarda Solar. Especialmente de una.

Adán recordó la información que tenían y sonrió.

–Biel Asís.
–Exacto mi amor. Bernarda puede habernos destruido, pero seguramente está demasiado ocupada con nosotros como para ver los otros problemas que tiene.
–Había aumentado su seguridad, y después de lo que pasó en el salón de la innovación y la construcción, dudo que no esté preparada.

Eva suspiró.

–No creo que esté tan preocupada. Mira esto, las acciones de Biel Asís están al alza, con el trabajo que esa empresa tendrá con el Hotel del aeropuerto, sus ganancias serán estratosféricas. Además Bernarda no solo debe estar preocupada por nosotros, también tiene entre sus manos el problema de conseguir a otros líderes que lleven adelante su proyecto, y con eso no tiene mucho de donde elegir, recuerda que ella misma se encargó de promocionar a sus ejecutivos en el salón y puede ser que muchos de ellos estén siendo tentados; el barco se le está quedando sin tripulantes.
–Pero estás consciente de que eso no la destruirá.
–Completamente, pero no aspiro a eso; objetivamente Bernarda no nos destruyó Adán, solo nos hizo daño, grande sí, pero daño al fin y al cabo, así que lo que menos puedo esperar a cambio, es que ella reciba algo parecido, y nuestro hilo conductor podría muy bien ser Vladimir Aruse y sus aliados que están dentro de la Biel Asís. Bernarda construirá, gracias a nosotros, un gigantesco y moderno hotel al lado del aeropuerto, invertirá muchas fichas importantes allí, en un proyecto nuevo, completamente innovador y revolucionario, pero tanto tú como yo sabemos que la nave central de ese Hotel puede ser la perdición de la señora Solar.

Adán recordó los planos, y por un momento se sintió dentro de ellos, como si de un recuerdo se tratase: una enorme estructura, una cúpula decorada con infinitos detalles, elevándose en la entrada del Hotel, mostrando su magnificencia con un cielo eterno pintado por los artistas más renombrados, y ayudado por la tecnología que lo haría volverse de día permanente, entregando luz natural y cálida, engañando a los sentidos, haciendo olvidar al pasajero que se encontraba bajo tierra, todo producto del exquisito arte como un lienzo gigante, y de la arquitectura como medio para transportar a un nivel de tranquilidad y paz nunca antes sentido en medio de la ciudad. Las mismas estructuras, el mismo techo convertido en cielo en cada habitación, en cada pasillo. ¿Qué podía ser más perfecto?

–Tienes razón Eva, tendremos que estar atentos: si las cosas salen como las esperamos, dentro de poco, el gigante de Bernarda Solar se convertirá en un asesino, y la flamante dueña, en la culpable.

Estrecharon nuevamente las manos, y siguieron raudos en su ruta hacia la frontera.

Unos días después, Esteban y Micaela estaban sentados en un banco en una solitaria plaza; el viento de la tarde había ahuyentado a las parejas amorosas, y por la hora, aún no salían las personas a disfrutar de las horas previas a alguna fiesta.

–Micaela.
–Dime.
–Te amo.

La joven miró sorprendida a Esteban.

– ¿Qué?
–Algún día tenía que decírtelo –repuso él sinceramente– me enamoré de ti hace bastante rato.
–Esteban –dijo ella nerviosamente, sin saber muy bien qué hacer o qué decir– lo que dices no tiene mucho sentido...
– ¿Por qué no? Soy libre de amar a quien quiera.
–Pero soy la persona equivocada, básicamente porque tú no eres mujer para empezar.

Pero él no parecía estar haciendo ninguna confesión amorosa, de hecho ni siquiera parecía incómodo.

–Para amar no existen las personas correctas o las equivocadas. Te amé y punto, no hay nada más que decir al respecto; pero eso pasó, o al menos ya no es lo que era antes.
–No te entiendo.
–No soy un tipo romántico, creo que eso ya lo habías notado. Así que como vi que había un enorme impedimento en amarte, decidí volcar mis sentimientos a nuestra amistad; podría decir que te amo como nunca he amado a ninguna amiga.

Micaela estaba perpleja, pero no sabía si era por la declaración o por la forma de decirla. Quizás en el fondo, en algún momento lo había sospechado, pero lo consideró absurdo viéndolo desde el punto de vista de que él sabía perfectamente que a ella no le atraían los hombres. Pero Esteban sí tenía razón en algo, y es que no existen los sentimientos equivocados, quienes se equivocan son las personas.

– ¿Estás tratando de decirme que me amas como amiga porque fue lo único que se te ocurrió al ver que no tenías oportunidad conmigo?
–Básicamente sí. Y sé que soy tan lindo que no dejarás de quererme como me quieres, y que estamos tan unidos que esto solo nos unirá más.
– ¡Eso quiere decir que lo dijiste ahora porque ya lo tenías pensado!
– ¡Por supuesto que sí! De tanto investigar y pensar en conspiraciones uno tiene que aprender algo, ¿o no?
–Eres muy extraño, y además eres un aprovechador, porque efectivamente te quiero demasiado como para que lo que acabas de decirme cambie mis sentimientos. Eres el mejor amigo que me pude encontrar, y no lo digo por las intrigas o nuestra faceta de detectives privados, lo digo porque de verdad siempre estás ahí para mí.

Se abrazaron fraternalmente.

–Y con respecto a lo de la faceta de investigadores, como puedes ver, todo terminó.
–Me parece increíble que hayamos ganado. Aunque esperaba algo un poco más espectacular, como en las películas, pero reconozco que lo que sea que hizo F, fue perfecto. La pareja perfecta desaparecida, el cuerpo de ejecutivos estrella de Bernarda haciendo agua al tener a dos de sus puestos más importantes vacantes, y los inversionistas dudando de lo que pueda pasar.
–Es cierto Micaela. Solo nos queda esperar a que comience la intervención de la empresa Biel Asís en la infraestructura del Hotel del aeropuerto, para delatar todo lo que se oculta ahí, y podremos decir que se habrá hecho justicia.

Micaela suspiró.

–La extrañas, ¿verdad?
–Todos los días.
– ¿Y porque no lo intentas? Tal vez aún hay una posibilidad para ustedes dos.

La joven suspiró.

–Me enteré que se ha estado viendo con una amiga de su colega del restaurante.
–Eso no responde mi pregunta.
–No lo sé Esteban. Han pasado tantas cosas, y además de eso, nunca he dejado de sentirme culpable ¿Cómo puedo querer acercarme de nuevo a Pilar si todavía no me perdono por como la traté?
–Puede ser que tengas razón, pero deberías tenerlo en cuenta; por ahora haz el proceso ese en primer lugar, pero no te olvides de Pilar. Mira lo que pasó antes, piensa que tal vez las cosas pueden volver a cambiar. Ahora olvidémonos de todas esas cosas malas que hemos pasado, dejemos atrás por lo menos por un rato las intrigas y los secretos. Te invito una pizza.
–Te la acepto. Pero que sea con cerveza.

                    Fin

La traición de Adán Capítulo 33: La traición




En ocasiones era difícil controlar los tiempos, de modo que Adán decidió trabajar en sus proyectos informáticos más cerca de la noche; tenía establecido un rudimentario pero efectivo laboratorio en un minúsculo departamento junto a una bodega de su propiedad, en la planta baja de un edificio en la periferia de la ciudad, mismo lugar en donde aún estaba escondida la van parte del fracasado plan de engaño contra Samuel; en ocasiones se sentía presionado por la necesidad de librarse de esa prueba en su contra, pero sabía que de momento, y mientras la investigación de la policía siguiera abierta, le convenía mucho más dejar todo tal como estaba.
Dentro del pequeño departamento tenía un bar y un computador, portátil y sumamente potente, a través del que había estado haciendo sus investigaciones en el último tiempo; las horas pasaban con rapidez, y necesitaba encontrar una salvaguarda, un método para sacar provecho de Bernarda y a la vez librarse de ella en caso de ser necesario, pero hasta el momento no había dado con el punto.

–Un momento...

Explorando en el infinito mundo virtual, descubrió algo interesante: la empresa Masters. Era propiedad de Bernarda a través de algunos subterfugios legales, eso ya lo sabía, lo que le pareció muy notorio fue la cantidad de dinero que había estado desviándose hacia sus cuentas últimamente. Eran cifras estratosféricas, y tratándose de Bernarda, no era por casualidad. Decidió investigar un poco más, guiado por un presentimiento; Masters era fabricante de maquinaria industrial de precisión, dedicaba su trabajo al rubro metal mecánico, y no estaba involucrado en Boulevard ni en Hotel porque no le daba el campo, aunque si tenía proyectos importantes con compañías mineras y fabricantes de componentes para vehículos. ¿Por qué Bernarda estaría desviando grandes sumas de dinero hacia esta empresa? Estaba en esas conjeturas cuando recibió una llamada de Eva a través de la línea alternativa que mantenían.

–Dime.
–Acabo de descubrir algo muy interesante –explicó ella saltándose los saludos– estuve viendo algunos videos de seguridad del Salón de la innovación, y lo que vi es sorprendente: un hombre se subió al escenario y gritó algo, aunque lamentablemente el Angulo es pésimo, pero se me ocurrió buscar referencias, y se trata de Vladimir Aruse, empresario que terminó arruinado después del escándalo en Londres hace dos años. Pero eso no es todo, busqué vínculos por todas partes, y resulta ser que hay colaboradores suyos dentro de Biel Asís.
–Entonces es por eso –concluyó Adán a su vez– lo que me dices tiene más sentido con lo que acabo de descubrir, Bernarda ha estado desviando grandes sumas de dinero hacia Masters, una empresa de maquinaria de precisión. Seguramente descubrió que Aruse está metido en una de sus empresas importantes y se está poniendo a salvo lo más rápido que puede.

Eva hizo una pausa.

–Necesitamos vernos.
–Desde luego, agendaré algunas cosas y voy para allá. Eva, puede ser que estemos a punto de lograr lo que queremos.

Mientras tanto, Micaela y Esteban estaban en un centro comercial, con el ordenador portátil que F les había pasado el día anterior.

–Mira, aquí está la respuesta Esteban, dame la memoria roja ahora.
–Toma. Al fin, tanto esperar, pero parece que está resultando.

Habían tenido una jornada muy intensa, mientras esperaban a que la información que habían enviado diera buenos frutos, pero al fin tenían una respuesta. Siguiendo las instrucciones de F, conectaron al ordenador la memoria externa de color rojo que les había entregado su desaparecido informante, lo que hizo que al momento el sistema lo reconociera, abriendo una ruta codificada a la red, a través de la que envió una serie de datos; ninguno de los dos sabía qué tipo de información específica era la que estaba siendo enviada, pero sabían que ese era el segundo de los pasos que tenían que seguir, y prácticamente el más importante.

–No puedo creerlo, parece que Valdovinos cayó en la trampa.
–Lo que me preocupa ahora –comentó Micaela– es cómo vamos a hacer para meternos en el departamento de ese tipo.

Esteban tomó un mapa impreso mientras en ordenador seguía haciendo su trabajo.

–Este es el lugar: es un edificio antiguo en una zona periférica de la ciudad, y es en el subterráneo junto a los estacionamientos.
–Debe ser hermoso.
–Según F, esta información hará que Adán caiga en lo que cree que es un gran negocio, así que tendremos que esperar hasta que la información se envíe en primer lugar, y después hasta recibir la otra respuesta, para infiltrarnos y borrar el ordenador. Yo iré.

Pero Micaela lo detuvo.

–No. Esto es mío, yo tengo que hacerlo.
–Pero es muy peligroso, si alguien te descubre pueden llamar a la policía y todos nuestros planes se arruinarían.
–Si a ti te descubren pasará lo mismo.
–No, porque soy menos importante que tú. Si a mí me atrapan, aún puedes seguir adelante con algún nuevo plan.

La joven frunció el ceño.

–No. Esteban, Adán es un hombre sumamente inteligente, no tendremos una nueva oportunidad como ésta. Éste es el momento preciso, y tengo que ser yo. Tú vas a vigilar a Valdovinos para asegurarnos que tenga el tiempo suficiente.

Más tarde, Eva recibió en su habitación de hotel a Adán. Al principio no hicieron falta las palabras, porque la tensión de los últimos acontecimientos hicieron aflorar toda la pasión, llevándolos a hacer el amor desesperadamente; en momentos como ese, cuando la conexión era absoluta, nada más importaba, a su alrededor se extendía una muralla intraspasable, dejándolos en un sitio en donde solo existían ellos dos, los seres perfectos, el amor perfecto.
Después, la pareja estaba ocupándose de los asuntos que los llevaban en esos momentos.

–Eva, tenemos algo muy importante. Accedí a las cuentas de la Constructora Del Mar y Alzarrieta, eso quiere decir que ahora podemos hacer lo que queramos.

Eva se recogió el cabello mientras él se acomodaba sobre la cama.

–Dadas las circunstancias, me parece que es la mejor medida, sobre todo por lo que le está pasando a Bernarda en éste preciso momento: Aruse es un peligro potencial, estoy segura de que viene dispuesto a destruir a Bernarda y nosotros dos estamos justo en el medio.
– ¿Has hablado con ella?
–No, está muy desaparecida, pero lo que supe es que ordenó una búsqueda exhaustiva de Aruse y que redobló su seguridad, así que está asustada. Adán, creo que nuestro futuro no está en éste país.

Adán ya había pensado en eso,

–Creo que tienes razón. Las cosas están complicándose, hay demasiadas implicancias, estamos metidos hasta el cuello con Solar y ella ahora es un barco que se hunde.
–Dijiste que podíamos hacer muchas cosas, pero aún estamos atados por contratos con Bernarda, y sabes qué clase de contratos firmamos, aún si escapamos con lo que tendremos, ella podría seguirnos no sólo por esa causa, sino que principalmente por el incumplimiento. Necesitamos ponernos a salvo de eso.

Se besaron.

–Lo sé, pero aunque estoy muy avanzado en mis investigaciones, todavía no encuentro los accesos necesarios para poder protegernos.

Eva lo miró fijamente.

–Pero entonces lo que me has dicho no sirve de nada. Mientras estemos atados a Bernarda Solar, apropiarnos de cualquier cuenta o propiedad suya nos afecta directamente, y una denuncia de ella tendrá como respaldo cada firma que hemos hecho.
–Concuerdo contigo en todo lo que has dicho mi amor. Somos prisioneros de ella, pero ya contamos con algo en nuestro favor, así que por ahora tendremos que seguir aparentando y continuar de su lado, hasta que consiga los accesos necesarios.
– ¿Y cómo vas con eso?
–En este mismo momento tengo un proceso en marcha –dijo Adán satisfecho– dentro de unos minutos ya tendré el trabajo terminado, y una de las cuentas importantes de Bernarda Solar seguirá, en apariencia a su nombre, pero en realidad en nuestro poder.

Por la noche, Micaela descendió del taxi, quedando sola en medio de una calle. El sector en el que estaba era realmente pobre, las calles lucían abandonadas y a maltraer, aunque sin embargo, lo más llamativo es que no parecía haber gente en las casas o en los edificios. Mejor.
La joven había memorizado el mapa y pasado ya una vez por ahí más temprano, así que caminó decidida hacia el edificio; por seguridad marcó el número de Esteban.

– ¿Está ahí?
–Sí, no se ha movido del Hotel. Micaela, no te confíes, date prisa.
–Sí. Y tú no dejes de vigilar.

En medio de la noche, la joven se escabulló por un costado del edificio, y no le costó mucho llegar hasta el subterráneo. Según la información que tenía, su destino era el apartado 31B, justo atravesando uno de los accesos.

–Vamos, éste es el momento.

Se acercó a la puerta, pero en ese momento su teléfono celular vibró, anunciando una llamada.

– ¿Qué pasa?
–Acaba de salir del hotel en su auto –susurró Esteban alarmado– tomó la misma vía por la que se vino para acá... creo que va para el edificio, tienes que salir de ahí.

Micaela sintió que el corazón se le oprimía.

–Espera. Aún tendría que tardarse como diez minutos, puedo hacerlo, estoy en la entrada del departamento.
–Es muy peligroso.
–Síguelo y avísame cuando esté cerca.

Cortó. Esteban, que ya se suponía algo así, oprimió en su auto el acelerador; no pretendía seguir a Valdovinos, más bien le interesaba adelantarse y estar a una distancia prudente del edificio para poder advertir a Micaela.

–Diablos.

Mientras tanto, la joven consiguió entrar al pequeño departamento en donde debía hacer su trabajo; no había resultado difícil forzar la entrada con una ganzúa, y ya dentro, lo que quedaba era lo más sencillo: el ordenador portátil de Adán Valdovinos estaba ahí, encendido, con el acceso a una ruta similar a las que habían visto en el ordenador que les entregó F, lo que significaba que las cosas habían resultado, y el confiado de Valdovinos dejó todo eso ahí porque estaba convencido de haber sellado el negocio. Sacó la memoria de color verde, y la conectó al ordenador.
No pasó nada.
El tiempo comenzaba a pasar, y se sintió más impaciente que antes por tener algo pendiente, la llegada de Adán como una amenaza constante, porque sabía que, de descubrirla, perdería todo el trabajo. Luego de unos estremecedores segundos, la memoria externa comenzó a hacer su trabajo, y desplegó una pantalla nueva, que arrojó un mensaje de alerta. F no les dijo nada de eso.
Presionada por el factor tiempo, Micaela decidió no hacer nada, lo que al final terminó siendo la mejor decisión, porque después de unos momentos apareció otro mensaje, que mostraba una cuenta regresiva: la burlesca forma del creador del virus para enseñar como destruía el sistema sin que eso se pudiera evitar.

–Ay no… ¿Siete minutos?

El tiempo de trabajo del programa era mucho más extenso del que se había imaginado, y Valdovinos venía en camino. Llamó a Esteban.

– ¿Dónde estás?
–Voy en camino –respondió él– por favor dime que ya saliste de ahí.
–Tengo un problema –replicó ella a su vez– estoy destruyendo el ordenador, pero todavía faltan seis minutos.
– ¿Qué? No puedes quedarte ahí, el camino es corto Micaela. Estoy adelantándome para llegar antes, pero si lo veo cerca de ti solo tendrás algunos momentos para salir.

El tiempo era en esos momentos su mayor enemigo. La joven apretó los puños.

–Apúrate.

Volvió a cortar y miró de nuevo la pantalla del ordenador. Seis minutos.

Esteban iba a toda velocidad en su automóvil. Había adelantado a Valdovinos esperando que el otro no sospechara nada, y enfiló a toda velocidad hacia su destino; en esos momentos no le importaba hacia donde iba ese tipo, solo le importaba evitar que Micaela se metiera en un grave problema, y si no llegaba a tiempo, lo haría, porque estaba seguro de eso, ella no se detendría ante nada. Finalmente, la ruta por la que avanzaba era sólo en línea recta, y el hombre miró por el retrovisor, no había señales de Valdovinos, lo que significaba que al menos le llevaba unos dos minutos de adelanto, suficiente para sacar a su amiga de donde estaba. Volvió a marcar.

– ¿Cuánto tiempo falta?
–Dos minutos –respondió ella nerviosamente– dime dónde estás.
–A una cuadra de donde está el edificio, en la siguiente calle. Sal de ahí y ve hacia el árbol con flores.

Dentro del edificio, Micaela estaba con la puerta del pequeño departamento entreabierta.

–No puedo salir de aquí aún, falta. ¿Lo ves?
–Maldición, su auto acaba de pasar Micaela. Llegará ahí en solo un momento.
–No puedo, todavía no termina.
– ¡Micaela!

Adán bajó de su auto y enfiló directamente hacia el edificio en donde tenía el departamento con las llaves en la mano; ya todo estaba terminado, la etapa más reciente de su plan para apoderarse de una de las cuentas más importantes de Bernarda Solar había concluido, ahora solo le quedaba eliminar las pruebas, es decir el ordenador con el que realizara el trabajo, ya tenía otro listo para la siguiente parte, es decir anular cualquier rastro legal de su unión con la Constructora. En eso sonó su teléfono celular. Era Luna.

–Hola Adán, necesito verte.

Directa y sincera, como siempre. Adán se detuvo antes de llegar al edificio.

–Es un poco tarde Luna.
–Por eso es que te necesito. Te acabo de enviar la dirección, te espero.

Y cortó. Adán se quedó unos momentos quieto, sopesando la situación. ¿Cuántas veces había recibido invitaciones de ese tipo? Pero no era cualquier mujer, era Luna, sabía exactamente qué era lo que podía conseguir de ella, y no podía mentirse más, no podía simplemente decir que no, o ignorarla. Se devolvió a su automóvil y emprendió viaje a toda velocidad.

Micaela se subió al auto de Esteban con el corazón en la mano.

– ¿Viste que pasó?
–No Esteban, estaba tratando de salir de ahí.
–Valdovinos estaba a pasos del edificio, pero de pronto se devolvió y se fue. Creo que lo llamaron por teléfono, debe haberle pasado algo, así que agradece que la suerte estuviera de nuestro lado. ¿Te fue bien?

La joven mostró triunfante la tarjeta de color verde.

–El ordenador de ese tipo está destruido, ahora solo tenemos que salir de éste lugar de una vez por todas y hacer desaparecer también el otro.

Emprendieron viaje a toda velocidad.

Ya había pasado la una de la mañana cuando Adán llegó a un lujoso hotel, directo a la habitación en donde estaba Luna. Verla fue más de lo que se esperaba, básicamente porque esperaba verla desnuda en la cama esperándolo, y la encontró completamente vestida, aunque con una apariencia exótica que combinaba perfectamente con su estilo.

–Qué bueno que viniste.
–Tú sabías que iba a venir de todas maneras.

Luna estaba descalza, con su cuerpo cubierto por un vestido muy ceñido hasta la cintura, que insinuaba sus pechos, y caía sensualmente por sus caderas hasta arriba de las rodillas, y con el cabello negro suelto cayendo libremente. Parecía una modelo de calendario barato, pero al mismo tiempo tenía algo que una imagen así jamás podría tener: estaba viva, sudaba pasión y deseo, y lo más impactante de todo, es que como ninguna mujer, Luna no lo deseaba a él con desesperación, sino que más bien lo quería, porque a través de él podía conocer una parte más del mundo, y deseaba tener su pasión y su cuerpo porque sabía que uniéndose, ambos llegarían a un nuevo nivel que hasta entonces les había estado prohibido.

–Sí. Sabía que ibas a venir, pero me preguntaba si tú lo tenías claro.
–Tú querías que esto pasara, lo quisiste desde un principio.

Adán se quedó de pie en la habitación, mientras la mujer caminaba a su alrededor, en círculos, desnudándolo con la mirada, contorneándose levemente, en una caminata que se veía como la danza de una figura mitológica, al acecho de su objetivo más preciado.

– ¿Por qué no? No hay nada que se interponga entre nosotros y lo sabes tan bien como yo, así que no veo el problema. Esto debió haber pasado hace mucho, no me gusta esperar.
–Imagino que no Luna, debes estar acostumbrada a conseguir siempre lo que quieres.

La joven rió alegremente, sin dejar de caminar a su alrededor.

–Lo mismo digo de ti. Un hombre como tú, siempre tiene lo que quiere, eso es a la vez interesante y angustiante. ¿Alguna vez vas a estar satisfecho?
– ¿Te preocupa realmente?
–Solo si eso interviene en lo que estoy buscando ahora, porque en todo éste tiempo te veo y te siento Adán, sé que lo deseas tanto como yo, pero al mismo tiempo siento que estás deteniéndote.

Adán estaba deleitándose con la escena, no sólo por la hermosura salvaje de Luna, sino también por sus movimientos, por esa danza silenciosa que aún lo mantenía a distancia, ofreciéndole todo lo que podía conseguir, pero al mismo tiempo negándoselo, esperando hasta el último momento para tomar la decisión final.

–Siempre hay muchas cosas involucradas, actualmente las decisiones no son sencillas.
–O tal vez quieres decir que hay personas involucradas.
–Eso también Luna, pero no solo se trata de eso. No somos adolescentes, no podemos simplemente tomar todo lo que queremos.
– ¿Y porque no? –la joven reía divertida con la sensación, pero sin dejar de mirarlo con la misma intensidad de antes – eres un hombre excepcional Adán Valdovinos, y lo sabes muy bien. Uno en un millón, el hombre más hermoso, inteligente, capaz, poderoso, tienes todo ante ti, el mundo se inclina ante tu presencia y siempre será así, pero escúchame bien... nunca serás tan joven y perfecto como ahora, éste es el momento preciso de hacer todo lo que siempre has querido, yo no soy alguien a quien podrás tener cualquier vez, pero ésta noche si, ésta noche quiero compartir contigo mi pasión, y quiero que descubras lo que sé y lo que puedo hacer. Ven Adán, haz lo que quieres sin pensar en nada más, y jamás te arrepientas.

Finalmente la joven se quedó quieta, mirándolo fijamente, y Adán no resistió más, y se entregó a lo que secretamente había deseado, a tomar entre sus brazos a Luna y sentir su calor, experimentar de su cuerpo la frenética emoción que sólo salía de ella, como un sueño prohibido e interminable, que solo podrás vivir una vez, ésta, la primera y la última. Comenzaron a besarse con ardor mientras se despojaban de la ropa.



Próximo episodio: La sombra de Adán

La traición de Adán Capítulo 32: Planes desesperados



– ¡Cómo es posible que nadie sepa nada!

Bernarda estaba en su oficina, completamente fuera de sí; el accidente en el Salón de la innovación no le había causado perjuicios físicos, pero si emocionales; ahora sabía que ahí afuera estaba ese loco tratando de matarla o al menos de arruinar su vida. En esos momentos, su apariencia vivaz y estilo sofisticado eran opacados por la furia, que esta vez como pocas, estaba llevada en gran parte por el miedo. En la oficina estaban sus ejecutivos más importantes y su jefe de seguridad.

–Ha entrado alguien a las instalaciones a sabotear una estructura gigante que pudo matarnos, y nadie tiene la menor idea de cómo sucedió.
–Tenemos a nuestro personal revisando los registros y buscando soluciones.
–Eso ya lo sé –replico ácidamente– lo que quiero saber es que clase de seguridad permite que un lunático me amenace de esta manera.
–También estamos exigiendo toda la información, tomaremos medidas de todo tipo.

Pero Bernarda parecía no escuchar nada salvo su propia voz.

– ¡Ese lunático podría estar en cualquier parte! Quiero que mi seguridad esté realmente  resguardada esta vez, y quiero ver a ese loco fuera de la línea de peligro; encárguense de que la noticia no sea relacionada conmigo ni con la constructora, amenacen, exijan, paguen si es necesario, pero quiero mi nombre y mi propiedad fuera de esto. Salgan de aquí, necesito pensar.

Pocos momentos después estaba sola en su oficina. No podía decir que sabía quién era el causante de todo eso, no con los antecedentes que había, era imperativo que se deshiciera de él lo más limpia y prontamente posible, y sin mezclar a ninguna de las tres personas que tenía como más necesarias; Eva, Adán y Luna estaban reservados para otros asuntos. Tenía que calmarse, y encontrar alguna fórmula efectiva, porque Aruse no estaba de regreso en su vida  para exigir nada, ya había pasado la etapa de las recriminaciones para pasar directamente a la acción, quería venganza, y no la había conseguido de forma inmediata solo por un azar del destino. Pero faltaba muy poco, estaba demasiado cerca de ella, por lo que tenía que encontrar la forma  de eliminarlo mientras aún no se hacía pública la relación entre ambos; momentáneamente no estaba efectivamente afectada, solo se trataba de una amenaza real, y contaba con muy poco tiempo en su favor para actuar antes que alguien descubriera algo y su nombre y su imperio comenzara a desmoronarse. Sabía que era responsable de haber subestimado a Aruse, pero había librado batallas mucho más grandes, no se dejaría intimidar por algo como eso. En ese momento le avisaron de una visita.

–Dile que pase.

Luna llegó con expresión preocupada.

–Supe la noticia y de inmediato recordé que me habías contado que irías a ese evento; espero que estés bien.
–Gracias –respondió Bernarda sentándose– estoy un poco nerviosa, pero bien. Lo lamento Luna, creí que llegarías mañana.
–Despreocúpate, decidí volver hoy, así que no hay ningún problema. ¿Por qué estás tan nerviosa?

Bernarda tenía la intención de adelantar su plan, pero decidió esperar un poco más.

–Porque todos los planes que tenía para el Salón de la innovación se fueron al diablo, esperaba poder adelantar algo de un nuevo proyecto en el Sur del país hablando con los empresarios ganaderos y era la mejor oportunidad de hacerlo.

Luna fue al mini bar y sirvió dos whiskies en las rocas.

–Estás  haciendo  una tormenta en un vaso de agua mujer. Esto es solo un percance, ya verás que dentro de poco habrá una nueva oportunidad.
–Tienes razón, estoy exagerando –comentó Bernarda para dejar cambiado el tema– mejor me olvidaré de todo esto por el momento. Cuéntame como te ha ido con Adán últimamente.
–Excelente por supuesto, aunque reconozco que el hombre sabe muy bien cómo poner límites; aún no se desespera, pero estoy en su mapa, así que te aseguro que solo faltan un par de pasos más.
–Genial, eso quiere decir que vas muy bien encaminada Luna. Ya está poniéndose nervioso, sabes que muy pronto tendrás que actuar.
–Por mi encantada.
–Te creo.

Mientras tanto, Micaela y Esteban seguían analizando los últimos hechos.

–Estoy de acuerdo en que puede haber algo más en todo esto, viniendo de Bernarda nada me parece extraño. Lo que no sabemos es quien o cómo está detrás de todo.

En ese momento los llamó F.

– ¿Tienes alguna noticia?
–Sí, y es endiabladamente sabrosa.
–Te escuchamos.
–Así no. Véanme en donde la última vez.

Media hora más tarde estaban en una cafetería muy concurrida; F parecía muy serio y controlado.

–Tienen que saber que aquí hay algunas cosas que les parecerán muy feas.
–A estas alturas me espero cualquier cosa.
–Pues aquí voy: el dueño de la empresa de estructuras que quebró en Inglaterra se llama Vladimir Aruse, y está en el país desde hace poco.

Micaela silbó sorprendida.

–Y viene a vengarse.
–Creo que algo un poco más extremo que eso; en este video de una cámara de seguridad del evento de construcción se ve, aunque no muy nítido, a Aruse subiendo al escenario y accionando alguna clase de dispositivo, parece un mando a distancia sencillo.
–Eso confirmaría que lo del Salón no fue accidental.
–Lo llamativo no es eso –comentó F– lo interesante es a quien está mirando.

Micaela y  Esteban se acercaron más a la pantalla portátil de F para ver nuevamente.

–Es Bernarda.
–Eso quiere decir que Aruse pretende matarla.

La joven se quedó sorprendida de que no le importara lo más mínimo que Bernarda estuviera en peligro; eso era fruto de la lejanía que siempre habían tenido, alimentada por las intrigas y traiciones de la que era su madre.

–No puedo decir que me sorprende la noticia F, Bernarda es del tipo de persona que se hace de enemigos al por mayor.
–Muchachos, creo que no están siguiendo mi lógica. Aruse era el dueño de la empresa que muy presumiblemente quebró por alguna intriga orquestada por Bernarda, y ahora volvió. ¿Por qué creen que se tardó dos largos años en regresar?

Ninguno de los dos tenía la respuesta, básicamente porque no se habían planteado la pregunta.

–No lo sé. Y por tu cara no creo que sea algo trivial.
–Por eso les dije que eran cosas feas. Estuve revisando los informes de personal y algunos históricos de las empresas, y descubrí que Aruse consiguió algo que nadie ha logrado antes: tiene infiltrados en la empresa Biel Asís en cuatro cargos.
–Es decir que se dedicó todo éste tiempo a eso –comentó Esteban asombrado– reconozco que su nivel de odio es importante.
–No es eso por Dios –exclamó el otro– lo importante no es el tiempo que usó o no, lo importante es lo que están haciendo sus aliados: todos los aliados que tiene fueron del grupo más antiguo y fiel de Aruse y seguramente por eso buscaron junto a él la forma de vengarse. Están en lugares estratégicos de Biel Asís, y  creo firmemente que lo del Salón fue sólo una distracción porque está preparando algo más.

Micaela ya no aguantaba el misterio.

–Dinos de una vez qué es lo que crees que está pasando.
–Lo que creo es que Aruse está distrayendo a todo el mundo haca él para que no se descubra su plan de sabotaje.
–El aeropuerto –comprendió Esteban al fin– ese es su objetivo, quiere destruir la principal obra de Bernarda, por eso su empresa está ahí haciéndose cargo.
–Van a hacer en el aeropuerto lo mismo que en el restaurante de Pilar –dijo Micaela a su vez– eso no fue a propósito, fue ensayo para ver cómo funcionaba.

Esteban estaba descolocado.

–No puedo creer que diré lo que voy a decir, pero tenemos que advertirle a Bernarda.

Micaela frunció el ceño.

–No, eso no serviría.
–No te lo tomes así. Sabemos lo que ha hecho, pero no podemos dejar que las peleas entre ellos dos causen más problemas. Si nuestras conjeturas son acertadas, algo intervenido en el Hotel podría provocar un caos.
–No lo entiendes Esteban; conozco a Bernarda, avisarle de algo así tal vez la pondría sobre aviso, pero su reacción sería la de atacar de vuelta, y si Aruse fue capaz de hacer algo como lo del Salón, está claro que si lo presionan podría cometer una locura.
–Ya pero entonces, ¿tú que propones?

Micaela se lo pensó unos momentos. Si, había algo que podían hacer.

–Propongo que usemos ésta información para resolver más de un asunto a la vez. Eva San Román es uno de los brazos derechos de Bernarda, y es un peligro igual que ella, que Luna y Adán Valdovinos; tanta gente como esa reunida no puede no tener algo oculto, y en éste tiempo ya hemos descubierto varios cabos sueltos, pero nos estamos tardando demasiado en ver si es que conseguimos algo sustantivo o no: dejemos que los monstruos se coman entre ellos.

Esteban la miró perplejo.

–A  veces  das miedo.
–No estoy diciendo nada fuera de lo normal; mira, lo único que necesitamos para ganar en ésta situación es hacer que se pongan en contra unos de otros, y creo que todo éste embrollo de Aruse puede sernos de utilidad.

F parecía estar disfrutando la escena.

–Al fin piensan del modo conspirativo en que funciona éste mundo. Continúa.
–Lo que pienso es algo así: hacemos que Bernarda crea que Eva y Adán tratan de quedarse con sus propiedades o algo, y dejamos que ellos piensen que la Biel Asís es lo más provechoso que pueden obtener; así, cuando todo se descubra, ambos lados tendrán culpa y arruinaremos sus planes.
–Suena encantador.
–Ya –dijo Esteban un poco alarmado, aunque tratando de calmarse– digamos que hacemos eso, que encontramos la forma de ponerlos unos contra otros. ¿Cómo hará eso que se evite una tragedia en el Hotel del aeropuerto?

Micaela sonrió.

–Porque faltan meses para que eso siquiera se inicie, y la idea es actuar de una vez por todas. Veamos ahora mismo que es lo que tenemos en su contra, las verdades que sabemos y que podemos hacer con todo eso.
–Aunque no me están pagando por esto en particular muchachos, quiero ayudarlos. Pero llevamos demasiado tiempo aquí, así que les propongo algo: ustedes hagan los planes que quieran, yo mientras tanto reuniré la información más relevante, y volveremos a hablar esta noche. No se pierdan.
–Tampoco tú.

Esa misma noche, los tres se reunieron en un departamento derruido en una zona perdida.

–No me digas que ahora te trasladas aquí.

F sonrió.

–En realidad tengo muchos contactos para este tipo de lugares, pero hoy en particular nos estamos viendo aquí porque voy a tener que desaparecer.
– ¿Qué?
–No se lo tomen a mal, pero descubrí aún más cosas que pueden ser preocupantes, y aunque no lo crean, en este momento yo soy el eslabón más débil de la cadena.

Esteban levantó las cejas mientras se sentaban ante una mesita de centro en donde había un ordenador portátil.

– ¿Qué ocurrió?
–Las cosas están complicadas por acá –señaló el ordenador– tanto por cosas que pasaron como por temas actuales; como recordarán, les dije que Samuel era un informático que estaba relacionado con Adán Valdovinos en sus planes, y con su muerte mis sospechas se fueron directo a él, básicamente porque creí que él era el responsable de lo que le pasó. Ahora bien, el otro hombre involucrado en ese accidente y que también murió, es un administrador agrícola que tiene una lejana y oculta relación con Eva San Román.
– ¿En serio?
–Así es. Resulta ser que ella fue algo así como adoptada por la ex–esposa de Cisternas, el muerto en cuestión, después de que la mujer lo abandonara en medio de un misterio. El tema es que la adoptó cuando era una adolescente, y  por lo que estuve investigando, Cisternas estuvo un corto tiempo en tratamiento mental en una institución privada, adonde solo asisten personas que tienen algún tipo de característica parafílica.

Micaela estaba aprendiendo a atar cabos muy rápido, pero le sonaba cada vez peor lo que veían.

– ¿Estás insinuando que él podría haber intentado abusar de ella cuando fue joven, y por eso la separación y posteriormente este hecho confuso?
–Sí, lo estoy insinuando, primero porque son demasiadas coincidencias, y segundo porque ya no lo podemos comprobar. La ex de Cisternas está muerta, él está muerto y San Román jamás hablaría de algo así.
–Tiene sentido lo de las coincidencias –comentó Esteban– mira que terminar muriendo en el mismo hecho dos enemigos de la pareja del momento, eso pasa solo en las películas.
– ¿Eva y Adán unos asesinos? Suena increíble, pero sobre todo peligroso.

F frunció el ceño.

–Si mal no recuerdo, lo de peligrosos ya se los advertí antes. Sin embargo muchachos, esta información no nos sirve de nada, porque son todo especulaciones, más bien se los digo porque creo que ha llegado el momento en que tienen que decidir qué es lo que van a hacer de ahora en adelante o si de verdad se arriesgarán a continuar con estos antecedentes.
–Hemos llegado hasta aquí, no me voy a rendir F; sé que Bernarda es un peligro público, si puedo hacer algo, no dejaré de intentarlo, al menos no me quedaré con las ganas de tratar de detenerla, a ella y a todos sus secuaces.

F suspiró.

–Bien. Entonces prepárense, porque ahora viene lo nuevo, la información más reciente. El propio Valdovinos está haciendo una serie de investigaciones y movimientos, el tipo ha dejado huellas, pero es endemoniadamente bueno y temo que pronto estará a mi nivel, de modo que dejaré de ser de utilidad y pasaré a ser un factor de riesgo. Les dejaré información importante, muchas pistas falsas y desapareceré, es la única forma de evitar que él llegue hasta adonde ustedes dos.

Esteban pensó en su amiga y en todo lo que había vivido. Sabía que estaba haciendo todo ese trabajo investigativo por amor a Pilar y por venganza en contra de Bernarda y Eva, pero también sabía que por su personalidad, no se detendría a tiempo. Él tendría que hacerlo.

–Está claro entonces, si es por tu seguridad, lo entendemos. Micaela y yo nos haremos cargo, tú solo dinos que hacer.
–Por el dinero que me han pagado me permití ayudarlos con algunos artilugios electrónicos; este ordenador portátil está armado de decenas de partes así que es muy difícil de rastrear, a través del harán todo lo que les diga: estas memorias externas contienen la información que usarán para tratar de engañar a Valdovinos, es importante que nunca conecten el ordenador a cables, y que se conecten solo en lugares públicos y sin dejar que las cámaras de seguridad enfoquen la pantalla, porque como les dije, este tipo está dando pasos de gigante y pronto ya sabrá como explorar los sistemas de seguridad si es que se siente amenazado.
–Está bien, lo tenemos todo claro pero ¿Cuál es el plan?
–Esta es la parte más importante, no hablen por teléfono ni a través de internet de esto, solo deben hablarlo en persona y tratando de usar algún código que solo ustedes entiendan; Adán está tratando de meterse en los sistemas de control de gastos de la Constructora Del Mar y Alzarrieta que como saben ahora es casi propiedad de Solar, obviamente para quedarse con todo lo que pueda. El plan es este, tomarán la memoria externa azul, y a esa hora exacta de mañana enviarán los datos a través del servidor que dejé activado en el ordenador; no tienen que entender nada, solo seguir la orden, y con eso le dejaremos al modelo un regalo, que si funciona, les dará turno al siguiente paso.
– ¿Y si falla?
–Entonces todo se habrá perdido. En caso de resultar, el servidor mandará una señal a este ordenador de manera automática, pero la conexión se perderá si lo apagan, lo lamento pero por seguridad tuve que hacerlo así. El tema es que cuando reciban ese mensaje de regreso, tienen que conectar la memoria externa de color rojo antes de un minuto, no puede estar conectada de antes; esa memoria enviará una serie de datos que harán que ese tipo caiga definitivamente cerrando un trato secreto que según él será maravilloso.
–De acuerdo. ¿Y la tercera tarjeta?
–Ésta solo la tienen que ocupar cuando los dos primeros pasos funcionen. En resumidas cuentas, cuando Adán caiga en la trampa y tome para si lo que él cree es el mejor negocio de su vida, ustedes tendrán que eliminar las pruebas. Esa tarjeta verde tiene un poderoso virus que elimina los datos de origen de cualquier equipo al que se conecte en muy poco tiempo, y tiene el beneficio que destruye las memorias del aparato, con lo que lo deja inútil. Por supuesto que deberán usarla en ese ordenador, pero hay algo más: tendrán que usar esa misma tarjeta en el ordenador a través del que Valdovinos haga sus tratos secretos.

Esteban ahogó una exclamación.

– ¿Qué? ¿Estás diciendo que tendremos que meternos en su territorio para borrar la memoria de su ordenador? ¿Por qué no hacerlo a distancia?
–Porque eso dejaría huellas –explicó F tranquilamente– en cambio, un ordenador destruido no las deja, porque ni siquiera yo puedo revertir el proceso del virus una vez que funcione.
–Pero el ordenador debe estar en su departamento o en su oficina.
–No lo está, sabe lo que hace. En este papel está la dirección, es una bodega en un edificio en los límites de la ciudad. Cómo lo harán para infiltrarse ahí, evitar que él los descubra y salir a salvo, eso es plan de ustedes.

Micaela sintió nauseas; sabía muy bien que era lo que estaba haciendo, estaba convirtiéndose en lo mismo que odiaba, solo esperaba que eso resultara en primer lugar, y que el camino que había emprendido no fuera sin retorno.

–Espera. ¿De qué manera todo esto nos ayuda en contra de Bernarda?
–Sencillo. Porque él quiere robarle a ella, y si cae en esta trampa, no solo le robará, sino que también la hará tambalear. Es mejor que no sepan más detalles, pero tengan esto en cuenta: la única forma en que saldrán adelante es que me hagan caso, y que cada paso funcione a la perfección; ahora me voy, salúdenme la próxima vez que nos veamos.



Próximo episodio: La traición

La traición de Adán Capítulo 31: Venganza de cristal




Adán estaba contento con sus nuevos descubrimientos: en el último tiempo y a propósito de los hechos que involucraban a Samuel, había concluido que no era recomendable confiar determinados asuntos a terceros, pero como de todos modos tenía que estar al pendiente de todo, optó por el camino más sencillo, es decir involucrarse personalmente; siempre había manejado los conceptos medios de la informática, pero desde que se le hizo necesario, estudió por su cuenta, y haciendo gala de su increíble capacidad de estudio, se convirtió en poco tiempo en un experto, lo que en primer lugar le sirvió para hacer más seguras sus cuentas personales y también para poder borrar los historiales que pudieran perjudicarlo, de modo que estaba mucho más a salvo que antes, y desde luego que la historia de su verdadero origen había muerto junto con Samuel.
Investigando los detalles de todo lo que estaba pasando en esos instantes, el hombre de 24 años terminó por descubrir información que podría serle sumamente útil en determinado momento: la verdad de lo que había ocurrido en Londres hacía dos años atrás, sacada de informes económicos, de prensa y de algunos comentarios, y esa verdad era sumamente llamativa.

–Qué interesante Bernarda... sigues sorprendiendo como siempre.

Dos años atrás la Administradora de Bernarda Solar estaba a cargo de un proyecto importante en Inglaterra, algo parecido a Boulevard pero más enfocado al comercio que a la familia. Todo parecía ir sobre ruedas, hasta que hubo un grave accidente puso todo de cabeza: se descubrió entonces una gravísima falla en los armados de la empresa fabricante e instaladora de estructuras, con lo que el consorcio dueño del proyecto amenazó con hacer válidas las pólizas de garantía, lo que habría destruido a Bernarda. Todo parecía perdido, hasta que apareció Luna Arriaga y comenzó a tratar directamente con los dueños, con excelentes resultados. Finalmente la empresa fabricante terminó siendo sindicada como la única responsable, y para evitarse una demanda millonaria, liquidó todos sus activos, dejando a su personal, desde el dueño, Vladimir Aruse, hasta el último trabajador en la calle. Inmediatamente después se contrató a otra empresa fabricante e instaladora, llamada Biel Asís, la que aceptó el proyecto a pesar del riesgo, y además lo hizo cobrando precios excesivamente bajos, con lo que se obtuvo como resultado que el proyecto fuese terminado.
Así que de ese modo lo había hecho.
Como él lo veía, las cosas estaban bastante claras, ya que Bernarda era en realidad la responsable de todo; seguramente habían tenido alguna especie de problema con Aruse, y viendo contratos de por medio, la empresaria optó por el medio más sencillo, que era nada menos que el sabotaje, y ahora tenía a una empresa suya pero que aparentaba no serlo a cargo de sus propios proyectos, ganaba por todos lados y como de costumbre, eliminaba del camino a sus enemigos.
No era muy distinto de como el mismo procedería en caso de ser necesario, pero si bien eso supuestamente debería alegrarlo por encontrarse en terreno conocido, la verdad es que le provocaba más preocupaciones que otra cosa.
Estaba amarrado con un contrato millonario a Boulevard y con otro al Hotel, a pesar de ni siquiera haber comenzado a trabajar allí, y aunque en ganancias estaba muy bien posicionado, eso también podía significar que estaba atrapado en esos proyectos. Bernarda Solar era una empresaria generosa con los que estaban de su lado, pero claramente se libraba de la peor manera de quienes estaban en su contra. ¿Qué pasaría entonces cuando él fuera un obstáculo en su camino a conseguir tenerlo todo? Tenía que armar un plan de contingencia, no solo proteger su dinero, sino que también idear un modo de escape, una fórmula para evitar que cuando llegara el momento, los designios de la señora Solar lo quitaran del camino igual que a otros. Y tenía muy poco tiempo para hacer.

Micaela estaba llegando a su casa después del trabajo esa misma tarde. Estaba cansada, pero más que todo ansiosa por tener resultados de las investigaciones que habían estado haciendo junto con F. Últimamente tenía la sensación de que cada vez que conocían algo nuevo, se le quitaba más todavía la sorpresa hacia lo que su querida madre pudiera hacer, pero aun así no avanzaban nada. Le parecía imposible que ella siempre consiguiera eliminar tan bien las pruebas de su culpabilidad.
Tomó el celular y llamó a Esteban, pensando en tomar algo juntos y tratar de escapar un poco de la extraña rutina de trabajo e investigación, pero se sorprendió al escucharlo hablar en voz muy baja y con apuro.

– ¿Interrumpo algo?
–No exactamente –comentó el aún en voz baja– pero es un mal momento para que hablemos, estoy en medio del Salón de la innovación y construcción, está a punto de empezar una reunión muy importante.

Micaela terminó de entrar y se sentó ante el computador.

–No entiendo nada de lo que dices.
–Míralo en internet, vine para conseguir hacer los contactos necesarios y volver al ruedo, no quiero seguir haciendo inventarios toda mi vida. Te llamo luego, va a empezar la reunión de las siete cuarenta, deséame suerte.

Pero no le dio tiempo a hacerlo y cortó. Micaela se quedó con la duda, así que encendió el computador y buscó la información; claro, el Salón de la Innovación, era un evento importante, en el que no solo las empresas buscaban hacerse un espacio, también los ejecutivos, que si hablaban con las personas correctas podían hacerse de algún contrato.
Por curiosidad revisó algunas fotos del lugar, estaba muy bien ambientado por supuesto, pero todo cambió cuando vio la lista de invitados, y brillando entre ellos a nada menos que a Bernarda Solar. Por supuesto, como se lo iba a perder. Sin prestar mucha atención a lo que hacía, se desplazó por los asistentes y expositores, y le llamó particularmente la atención una empresa llamada Biel Asís. ¿Por qué le sonaba conocido ese nombre? Se puso de pie y comenzó a caminar hacia el baño para darse una ducha, pensando que probablemente era una empresa de las que tenían trato con la constructora Del Mar en el tiempo que alcanzó a trabajar con ellos; estaba cansada, quería relajarse un poco.

–No es...

Algo llamó su atención, y volvió a la pantalla del ordenador. Ese nombre no era parte de ninguna nómina presente en su época en la Constructora.

–Oh por Dios...

Biel Asís.
El nombre de la empresa que había trabajado con Bernarda en Reino Unido. Y con Pilar en su restaurante estando a un paso de causar un grave accidente. Nada de eso tenía sentido. Volvió a revisar la galería de imágenes de la exposición, con la respiración agitada por un presentimiento, hasta que dio  con la foto que al mismo tiempo esperaba, y no quería ver.

–Cielo santo...

Seguía sin tener sentido, pero sabía a ciencia cierta que algo estaba horriblemente mal en ese lugar.
Y vio en la lista de invitados a Bernarda Solar. Esteban había dicho que empezaría una reunión. ¿Dónde diablos estaba el programa para ese día? Al fin, después de tensos segundos, lo encontró, la reunión de las siete cuarenta en la primera explanada interior. Bajo un gran armado parte de las muestras de las compañías expositoras. Tomó el celular y marcó el número de Esteban, pero no le contestó; sin esperar más le envió un mensaje urgente a su casilla directa, esperó algunos segundos y volvió a llamar.

– ¿Qué pasa? –preguntó el en voz baja– estoy labrando mi futuro.

Micaela fue directo al punto.

– ¿La reunión es en la primera explanada?
– ¿Qué?
–Contéstame.
–S–sí, ¿por qué quieres saberlo?

Sintió que el corazón le daba un vuelco.

–Esteban, tienes que salir de ahí de inmediato.

Su amigo se mostraba algo confundido por lo que escuchaba, pero su relajo era más desesperante todavía.

– ¿Que te ocurre? No me voy a salir, esta oportunidad es única para...
– ¡Cállate y escúchame! –gritó fuera de si– Esteban, ¿confías en mí?

Solo entonces él pareció entender que algo estaba fuera de orden.

– ¿Qué pasa?
–Contéstame.
–Sí. Eres mi amiga, claro que confío en ti.
–Entonces –siguió con la voz temblorosa, los ojos llenándose de lágrimas– por lo que más quieras, sal de ahí ahora mismo; no me hagas preguntas, solo sal de ahí... te lo suplico.

Del otro lado de la conexión, Esteban miró hacia donde estaban los asistentes a la charla, y entre ellos divisó a Bernarda Solar. Solo entonces los ruegos de Micaela cobraron algún tipo de sentido, y  aunque seguía sin comprender que ocurría, decidió entregarse a sus palabras y obedecer.

–Está bien. Escucha, voy caminando hacia la salida ahora mismo.
–Por favor apresúrate.

Mientras Esteban salía a toda prisa, Bernarda estaba cómodamente ubicada en primera fila junto a otros exitosos empresarios, lista a presenciar la exposición de expertos y visionarios en la innovación, de la que por supuesto ella era parte importante. Todo estaba en calma y orden, hasta que las cosas cambiaron bruscamente; sobre el escenario apareció un hombre con un control remoto en las manos.

– ¡Bernarda!!

Su grito hizo que todas las miradas se dividieran entre ella y el hombre; de primera se sintió sorprendida, pero luego reconoció con horror que se trataba de Vladimir Aruse.

–Oh no...

Se puso de pie, lívida, sin reaccionar hasta lo siguiente; Aruse accionó el mando a distancia, y aunque a primera vista no ocurría nada, el extranjero pareció satisfecho, y tras dedicarle una mirada de odio, desapareció tan abruptamente como había aparecido. Solo entonces las piezas parecieron encajar, cuando un ruido ahogado de trizaduras se dejó oír en la explanada, y la mujer miró hacia arriba, donde una enorme estructura parte de la exposición comenzó a tambalearse. La empresaria llamó a su guardia para que la ayudara a salir, mientras algunas voces en el lugar comenzaban a advertir del peligro. Segundos después todo fue caos.

Más tarde en su departamento, Micaela abrazó emocionada a Esteban, aliviada de verlo sano y salvo.

–Estás bien cielos. Estaba tan preocupada, la noticia ya está en todas partes.

Esteban aún se veía nervioso por la situación.

–Yo todavía no puedo creerlo, ¿cómo fue que descubriste que iba a pasar algo así?

Se sentaron mientras en las noticias informaban del accidente en el Salón de la innovación y construcción, de las decenas de heridos y los millonarios daños.

–Fue intuición femenina. Cuando revisé imágenes del Salón, porque no tenía idea de lo que me hablabas, por casualidad vi la lista de expositores, y reconocí a la empresa que casi destruye el restaurante de Pilar. No sé cómo explicarlo Esteban, pero en cuanto vi esa información, supe que iba a ocurrir alguna desgracia.
–Me salvaste la vida –se admiró él– pude haber terminado muy mal; cuando  venía para acá escuché que hay un par de heridos graves pero ningún muerto.

Ya estaban más tranquilos, así que se enfocaron en sus conjeturas.

–Eso es una suerte. Lo que me preocupa Esteban, es que nada de esto tiene ningún sentido, no comprendo en primer lugar porque Bernarda quiere adueñarse del restaurante que a la vez pretende sabotear, y en segundo, mucho menos comprendo por qué resulta destruida una estructura de una empresa de su propiedad, en un evento de tal magnitud, no veo cómo puede sacar algún beneficio de una desgracia como esta.

Esteban reflexionó unos momentos.

– ¿Sabes algo? Quizás estamos enfocando las cosas de la manera equivocada. ¿Por qué todo tiene que ser culpa de ella?

Micaela lo miró sorprendida.

–Porque habitualmente lo es. Ella tiene la tendencia de dejar damnificados a su paso.
–Concuerdo contigo, pero, ¿y si esta vez no fuera así?
–No te entiendo.
–Tú y yo hemos estado tratando de buscar algún método para denunciar a Bernarda Solar en algún ilícito, demostrarle al mundo quien es para detenerla y evitar que le haga mal a otros como ya nos lo hizo. ¿Qué tal si no somos los únicos?

La joven se quedó un momento en silencio, pero todo parecía concordar.

–No lo había pensado desde esa óptica. ¿Dices que alguien podría estar  saboteando a las empresas de ella para perjudicarla?
–Eso explicaría lo del restaurante.
–Quizás tengas razón. Pero si es así... espera un momento.
– ¿Qué?
–Claro –se sorprendió a si misma por no haber hecho antes la relación– por supuesto, siempre ha estado allí, creo que tienes razón. Esta es tercera vez que ocurre algo parecido, y hay factores que se repiten: Bernarda, la empresa fabricante de estructuras y las consecuencias inesperadas, solo que ahora los papeles se invierten. Esta vez alguien está atacándola a ella, y a gran escala.
–Tiene demasiado sentido, pero por otra parte, si tenemos razón, quiere decir que quien está tratando de vengarse de ella no tiene límites.
–Es cierto. Me pregunto si habrá llegado el momento de la caída de Bernarda Solar.



Próximo episodio: Planes desesperados

La traición de Adán Capítulo 30: Deseo en ausencia




–Está muerto.
–Lo sé, acaban de informarme.
– ¿Entonces es todo? Ayer murió Cisternas, esta tarde murió Samuel, quiere decir que todo terminó.
–Siempre tendremos que ser precavidos, pero el peligro más inmediato está eliminado. Salimos librados de esto.
–Es insólito. Pero está bien.
–Sí.

Eva y Adán estaban en uno de los restaurantes del Boulevard, ante una larga mesa, esperando a que comenzaran a llegar los invitados. La noticia había llegado en ese momento a oídos de ambos, así que rompiendo el trato, habían tenido que hablar, en voz baja y asegurándose de que no los oían. Los detalles los hablarían luego, pero de momento, tenían al menos la tranquilidad de que la amenaza inmediata de ser delatados o acusados se había extinguido. Precisamente en esos momentos Bernarda apareció vestida de rojo oscuro y completamente dichosa.

–Sabía que ustedes serían los primeros en llegar. Esta reunión con el equipo de trabajo es muy importante para dar energías a todos, ya tenemos una semana de trabajo y además tengo una noticia. Estamos cerca de la hora, seguro empiezan a llegar los ejecutivos.

Adán sabía que ese almuerzo era importante para estrechar puntos de vista y ganar tiempo, ya que llevaban avance en los tiempos y él personalmente creía que era lo más recomendable terminar cuanto antes el Hotel.

–Supongo que Luna también vendrá.
–No, ella está de viaje, le encargué algunas cosas –comentó Bernarda sonriendo enigmáticamente– y la extrañan, todos lo hacen, pero es entendible, yo también la echo de menos. Ahí llegan mis ejecutivos.

En pocos minutos llegaron a la mesa los gerentes y encargados de las distintas áreas, completando una treintena de personas, en una mesa encabezada por Bernarda y flanqueada por Eva y Adán. Durante el aperitivo, uno de los ingenieros dio una importante noticia.

–Debido al éxito de Boulevard y a las grandes expectativas que se están generando con Hotel, la constructora Del Mar está invitada al salón de la innovación y construcción que será inaugurado dentro de un mes, el 17 de Marzo en Espacio Infinito. En ese salón expondrán sus proyectos las compañías más importantes del continente.

Bernarda estaba muy complacida.

–Esta será una oportunidad de oro, tanto para la constructora como para nosotros, ya que por un lado podremos hacer tratos o acuerdos con marcas de diferentes países sin tener que ir por ellos, y además a ustedes les lloverán ofertas si muestran que son realmente los mejores, como espero que lo sean. Ahora que ya tenemos ese anuncio quiero que alguien me diga que es lo que vamos a exponer.

Intervino un ejecutivo.

–En materia de construcción pesada, contamos con la tecnología anti incendios y las innovaciones en aleaciones perdurables; en materia de estructuras y acabados, podemos contar con las más modernas estructuras y los terminados artesanales exclusivos. También hemos pensado en un apartado a la difusión del éxito de Boulevard, más que como negocio, como una nueva forma de acercar a la población a los placeres de la vida y de fomentar la amistad y la familia.
–Es perfecto, me encanta –Bernarda alzó su copa– este evento es lo que estaba esperando para mostrarle al mundo el grandioso equipo que tengo; ahora brindemos.

Poco después Bernarda, Eva y Adán estaban en la oficina de la primera.

–Se estarán preguntando porque no les informé de todo el asunto del Salón de la innovación.
–En realidad es un poco extraño.
–Tiene todo el sentido si lo miran desde mi óptica. Esto es sencillo, me interesa que mi Constructora sea exhibida, me conviene que mis ejecutivos sean reconocidos, pero no necesito que ustedes dos se vayan por el momento, así que por eso no están incluidos; de hecho no estarán presentes en ese Salón.

Los dos guardaron silencio un instante; cada uno sabía lo que estaba pensando el otro sin necesidad de mirarse.

–Creo que es halagador –comentó Eva livianamente– pero entiendo tu punto; ahora que si vamos a lo del Salón en particular, no vi ninguna idea especial.
–Eso me da lo mismo, me basta con que estemos ahí y tengamos la publicidad necesaria, para algo espectacular tenemos el hotel, además que de todos modos tengo pensado algo que sea bien notorio.
–Bernarda, hasta ahora solo sacamos cuentas alegres, supongo que estás contenta.
–Contenta si, satisfecha no, quiero ver terminado ese hotel lo más pronto posible, no veo la hora de que pasen esos ocho meses.

Adán sonrió.

–Tranquila. De pronto notarás que ya pasó el tiempo sin haberlo sentido.
–Eso espero.

Esa noche Adán estaba duchándose en su departamento cuando recibió una llamada. Un número desconocido.

–Hola.
–Hola Adán.

Era Luna.

–Que sorpresa, Bernarda me dijo que estabas de viaje.
–Si –replicó la sensual voz del otro lado de la línea– pero volveré pronto. Llamaba para preguntarte por el Salón de la innovación, supongo que Bernarda ya les habló de eso.

Adán sintió que se le subía la temperatura del cuerpo a pesar de haber estado bajo el agua fría.

–Sí, nos lo dijo hoy.
–Es tan raro. Me envió la información, pero al parecer no estoy incluida; acabo de llamarla pero tiene el teléfono apagado.
–Eso es porque no quiere que estés presente –se aventuró a decir– lo mismo pasó conmigo, dijo que no quiere exponer a los mejores a que alguna multinacional quiera llevárselos.
–Al menos eso habla bien de nosotros.

Se había creado una formula cómplice entre ambos aún con solo unos momentos de charla; Adán había omitido a Eva sin cuestionárselo, y Luna sonaba tan natural y melódica como siempre.

–Es verdad, nos tiene bien considerados.
–Así que tendremos que olvidarnos de los viajes por los continentes, aunque de todos modos podríamos hacerlo, en otro momento.
–Por supuesto siempre hay posibilidades.

Luna hizo una breve pausa, un suave suspiro que bien podía ser solo su respiración.

–Entonces eso es todo. Perdona por llamarte a esta hora.
–No te preocupes, no estaba durmiendo aún.
–Que bien. Nos vemos a mi regreso Adán.
–Nos vemos.

Luna cortó, y el hombre se quedó un momento inmóvil, mirando en la semi oscuridad su reflejo en el espejo que lo mostraba tal cual era, y por un instante la vio, a esa mujer misteriosa y atrayente, de pie junto a él, a un milímetro de tocarlo, mirándolo fijo con esos ojos negros que bien transmitían sus sentimientos, o simplemente no decían nada; unos segundos después la imagen en su mente se esfumó. Desde luego que había considerado el atractivo de Luna, pero una llamada como esa, y escuchar su voz, lo habían hecho imaginar todo tipo de cosas placenteras. Era tarde, así que no le dio más vueltas al asunto y decidió irse a dormir.

– ¿Lo llamaste?
–Sí, y todo funcionó como esperaba.

Luna y Bernarda estaban en el departamento de esta última esa noche, pero la jornada estaba aún lejos de finalizar para ellas.

–Luna, es muy importante que no cometas errores.
–Tranquilízate, no es primera vez que seduzco a un hombre.

Las dos rieron.

–Lo sé, pero este no es un hombre común; es demasiado bello, capaz e inteligente para ser común, además es intuitivo, no quiero que te descubra.
– ¿Por qué tanta urgencia de la noche a la mañana?
–Porque descubrí que él y Eva son amantes en secreto.

Luna meditó un momento las palabras antes de hablar. Pero qué gran papel habían representado los dos, actuando como si solo fueran ejecutivos en el mismo proyecto. Bernarda nunca lo había sospechado, lograron engañarla.

–Reconozco que me sorprendes, pero tampoco es tan importante.

Bernarda negó con la cabeza.

–Tanto Adán como Eva son personas poco comunes y eso lo sabes tan bien como yo; ya desde un principio tomé la precaución de darles poder pero no demasiado, pero si están juntos, ten por seguro que traman algo, seguro que quieren más de lo que les ofrezco.

La joven se revolvió el cabello. Por un lado tenía sentido, por otro sonaba improbable que ella lograra hacer demasiado al respecto; incluso con todo su dinero y astucia, Bernarda desconocía algo muy importante en las personas, y eso era la capacidad de llegar a hacer lo impensable guiándose por todo tipo de instintos más allá de la razón.

–No lo sé, supongo que tienes razón; de cualquier manera asumo que seguimos con lo mismo, aún no voy a dar un paso definitivo.
–Aún no. Pero quiero que cuando sea necesario, incluso nuestro precioso Adán esté en nuestras manos.

Eva estaba en su habitación sin poder dormir aún; en un momento había pensado en alquilar un departamento, pero los últimos hechos la habían convencido de permanecer allí, le otorgaba más seguridad y anonimato.
¿Por qué le molestaba la imagen de Adán preguntando por Luna? Resultaba increíble que en su relación pudieran haber celos ya que lo que sentían el uno por el otro era mucho más que simple amor, entonces, ¿qué sucedía? No era la belleza de Luna, tampoco que como mujer notara claramente que la morena deseaba a Adán, eso no era difícil de entender, era algo más. Le resultaba un poco difícil reconocerlo, pero en el fondo, sabía que la razón de inquietud no estaba en esa mujer, ni en ella misma. La razón de su preocupación era el mismo Adán, y lo tenía muy claro aunque fuera doloroso reconocerlo. Sabía que él la había mirado con otros ojos, que Luna tenía en su mente un lugar más grande que el que tienen las fantasías, lo que significaba que en ella había algo que encontrar, algo más allá del sexo.
Nada.
Eso era, en cierta forma, lo que Adán había visto en esa exótica mujer. Donde todos los hombres buscarían pasión salvaje, el buscaría un espacio vacío, un cuerpo, un juego de sensaciones que no significaran nada, ni para ella ni para él, lo opuesto a lo que tenía ahora, que era todo significados absolutos y respuestas concretas. En cierto modo la propia Eva también necesitaba algo así, una válvula de escape, algo que fuese intrascendente para recordar que no todo es de vital importancia, y para olvidar quizás, en lo que ambos se estaban convirtiendo.

Al mediodía del día 20 de Febrero, Pilar estaba en el restaurante junto a unos trabajadores; últimamente se sentía a ratos incómoda ahí, desde que por su mente había pasado la imagen de algún peligro oculto. Los expertos no habían detectado anomalías, lo que quería decir que todo estaba en regla con la construcción de su restaurante, pero con ese resultado no había conseguido un ápice de calma, como si la amenaza de Bernarda Solar siguiera ahí, incluso más presente que antes. En esos momentos estaban cambiando unas lámparas muy altas, de hierro forjado, de más de dos metros y medio de altura, de un lugar a otro de la instalación, aprovechando que el local estaba vacío por esos momentos.
Y en ese momento a los trabajadores se les soltó la pesada estructura.

– ¡Ciudado!

El grito de Pilar fue inútil, y finalmente ahogado por el estruendo; la alta estructura fue a estrellarse directo contra la muralla, y su parte más alta dio de lleno en el techo que ahí era más bajo; el techo en esa zona estaba cubierto por un decorado artístico, el que se destrozó en mil pedazos. Los trabajadores corrieron a ponerse a salvo, mientras los trozos de acrílico del recubrimiento caían en todas direcciones. Uno de los hombres se acercó a ella.

– ¿Está bien señorita Pilar?
–Si Gabriel, ¿ustedes están bien, hay heridos?
–No, alcanzamos a protegernos. Perdone, se nos fue de las manos.

Pilar negó con la cabeza.

–Fue un accidente, lo importante es que estamos todos bien.

El trabajador tomó un trozo de acrílico en sus manos.

–Mire, yo no soy experto, pero este acrílico debe ser bastante malo si se rompió con el golpe.
–Déjame verlo.

Tomó el afilado trozo en sus manos y lo miró de cerca; ese brillo, ese perfil tan agudo...y sintió que se le cortaba la respiración, por fin todo tenía sentido.

–No puede ser...

Dejó caer el trozo, tomó una copa de una de las mesas y la golpeó suavemente contra un pedazo más grande que también había caído.

–Dios Santo. Esto no es acrílico de alta resistencia. Es vidrio común.
–Pero no puede ser señorita, no podrían poner vidrio en un revestimiento en altura porque sería peligroso, a lo menos tendrían que instalar algo más resistente.

Pilar dejó la copa. Ahora lo entendía todo.

–Dejen todo tal como está y cierren. Pongan un letrero de cierre por hoy por remodelación. Vuelvo en seguida.

Corrió a su oficina dejando a sus trabajadores sin entender lo que había ocurrido, y de inmediato tomó el teléfono.

–Hola Pilar.
–Margarita, necesito que vengas ahora.
– ¿Qué pasó?
–No tengo tiempo para explicarte, te lo diré aquí. Llámame cuando estés llegando.
–Está bien.

Cortó y marcó otro número. La voz de Micaela se escuchaba sorprendida.

–Qué sorpresa Pilar.
–Tenías razón –dijo la joven saltándose los saludos– acabo de descubrirlo.
–Descubrir qué, no te entiendo.
–La empresa de estructuras –replicó con algo de urgencia– aquella de la que me advertiste; parte de los recubrimientos en altura que instalaron están defectuosos, no son de acrílico de alta densidad, son de vidrio común.

Micaela entendía del tema y se quedó helada al escuchar la descripción.

–No puedo creerlo, pero ¿tú estás bien?
–Estoy bien, lo importante es lo que descubrí. Seguramente tu madre planeó esto.
–Lamento decir que me parece muy posible, aunque por desgracia, legalmente esa empresa no tiene relación con ella, así que no puedo culparla. Pilar, has que quiten cada uno de esos revestimientos, o podría ocurrir un accidente grave, imagina lo que pasaría si hay un terremoto.
–Lo sé. Tengo que irme, gracias por la advertencia.

Cortó. Micaela se quedó pensando en lo que acababa de escuchar, ese era el tipo de trabajo que hacía o mandaba a hacer Bernarda Solar, encubierto, sin dejar sospechas previas, delatando la verdad solo en el momento preciso, cuando no hay más que hacer; pero era cierto, no podía hacer nada en su contra por mucho que supiera a quien pertenecía esa empresa de estructuras, e ir a encararla de nuevo era absurdo, incluso peligroso. El principal problema es que, más allá de los riesgos a los que estuvo expuesta Pilar, no veía cual era el beneficio que podía sacar Bernarda de todo eso. Tendría que analizarlo con más calma. Lo bueno que podía sacar de todo eso, además que Pilar saliera ilesa, es que al menos la había llamado, eso significaba que tenía su reconocimiento y era bastante más de lo que había esperado después de que se supiera toda la verdad.



Próximo episodio: Venganza de cristal